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Los aspectos moralizantes de El desierto prodigioso y prodigio del desierto

Por Juan Camilo Urbina

ABSTRACT: La obra de Solís y Valenzuela, El desierto prodigioso, busca demostrar lo

pequeño que es el ser humano, lo grande que es la fe católica y cómo el primero puede

alcanzar una vida plena gracias a ella. Esto con el objetivo de motivar al lector a que, así

como varios personajes se transforman a una vida religiosa, él también adopte esta postura.

Para la construcción del aspecto moralizante de su obra, Solís y Valenzuela utiliza

elementos como la repetición de motivos e imágenes que hacen reflexionar al lector

sobre lo insignificante que es su existencia (la calavera y las reflexiones sobre la muerte);

el uso de distintas formas narrativas le otorga espacios de reflexión sobre los temas de

los que se han hablado y varios niveles narrativos que desembocan en el encuentro con

la vida religiosa. En este ensayo realizaré un análisis de cómo el autor presenta los elementos

narrativos que apoyan esta intención y de qué forma cumple su objetivo.

Consideraciones previas:

En este apartado voy a destacar algunos conceptos y aspectos necesarios para el estudio del

carácter moralizante de la obra. El primero es el uso del concepto de novela; el segundo, es

la construcción de la obra a partir de diversos géneros y el tercero es el carácter social de El

desierto y el contexto en el que se desarrolla. En primer lugar, es necesario destacar que los

conceptos para designar a cierto tipo de escritores y sus obras aun no eran utilizados en la

época. Lo que llamamos novelista, cuentista, o poeta se reúnen en el término escritor. Los

sujetos que entregaban su vida a las letras se consideraban a sí mismos como escritores. Por

eso llamar la obra de Solís y Valenzuela una novela no es apropiado, pues este término es
posterior a la escritura de El desierto. Por esta razón, en este ensayo utilizaré el término obra

para referirme al texto del escritor neogranadino.

En segundo lugar, hay que destacar el carácter misceláneo de la obra. Solís y Valenzuela

utiliza diversos géneros en su texto, lo que hace que este sea una mezcla de formas literarias

como la poesía, la novela, textos historiográficos y relatos breves similares a las historielas

de El carnero. Sin embargo, esta construcción disforme de la obra no resulta atípica para la

época. Ficher resalta la situación de la literatura española, en la que las formas tradicionales

habían perdido su fuerza original, como una de las razones principales para la forma en la

que se inscribe El desierto:

Es cierto que en el S. XVII obras misceláneas, fueran de carácter religioso o no, florecieron
tanto en España como en sus colonias, mientras las formas novelescas de los siglos anteriores
se estaban disolviendo. En este sentido El desierto prodigioso no sale de lo típico. A partir
del ideario barroco de engaño y desengaño, hace gala de su conciencia aguda de los problemas
de realidad y ficción, de escribir y vivir, de tradición literaria y experiencia religiosa, sin
aspirar a una integración completa de los materiales narrativos (486).

En este fragmento, Ficher, además de inscribir la obra en una escritura típica, resalta varios

de los aspectos que analizaré en este ensayo. Sumado a lo anterior afirma que no hay una

intención de uniformidad. Solís y Valenzuela no aspira a una obra perfecta, uniforme, sino

que, por medio de la unión de varias formas literarias, aspira a apoyarse en ellas para cumplir

su intención moralizante. Esta mezcla de géneros, siguiendo la idea de Ficher de que

responde a la época, es una de las características que Bakhtin le atribuye a la novela barroca.

Para él este tipo de escritura sintetiza toda la tradición literaria y la utiliza explotando su

máximo potencial:

El significado histórico de la novela barroca es enorme. Casi todas las categorías de la novela
moderna tienen su origen en uno u otro de sus aspectos. La novela barroca, heredera de todo
el desarrollo precedente de la novela, y utilizando esta herencia al máximo (la novela
sofistica, el Amadís, la novela pastoril), fue capaz de unificar dentro de si todos los siguientes
elementos: problemática, aventura, historia, sicología, lo social; elementos que luego
figurarían como categorías independientes de novela. La novela barroca llegó a ser en tiempos
posteriores una enciclopedia de información de motivos novelísticos para la novela moderna
[...] (Dialogic 388). 1

Para Bakhtin la introducción de diversas formas literarias y la mezcla de lenguajes son

características que en vez de deslegitimar la obra la enaltecen y enriquecen. Es gracias a ellos

que, en ella, el autor desarrolla aspectos primordialmente sociales. Por esto es necesario tener

en cuenta la época en la que Solís escribió la obra, pues el contexto se encuentra

profundamente ligado al desarrollo de la escritura. Por esto, la novela barroca se convierte

en una enciclopedia, pues a parte de dar cuenta de varias tradiciones literarias, también está

inscrita en el ámbito social. De ahí que la obra de Solís y Valenzuela tenga un carácter

primordialmente social con el objetivo de defender la iglesia católica y de motivar al lector

a transformarse a ella.

Esta última intención responde directamente a la contra reforma, hecho social que modifica

y determina la obra. Esta es escrita por un cura que hizo parte de la inquisición, por lo tanto,

ve en la escritura una herramienta para responder a la reforma y promulgar la fe católica. Sin

embargo, no está promoviendo una fe a la institución religiosa, sino a la religión en sí. Por

esta razón, el lector puede apreciar que varios personajes se exilian a si mismos para llevar

una vida de ermitaños, alejados de toda institución social. También está el caso de los que se

ordenan curas en un monasterio. No obstante, llegan a hacer esto gracias a las meditaciones

1
Utilizo la traducción de Rodríguez Arenas en la página 470 de su artículo.
que han tenido como individuos. Solís y Valenzuela defiende una religión fundada en la

relación más profunda entre el individuo y la fe.

Construcción del espacio y del tiempo:

La mayor parte de la obra se desarrolla en el desierto de La Candelaria. Lugar apartado de

todo, en el que el ermitaño Arsenio vive su exilio voluntario. En este lugar, los 4 jóvenes

protagonistas descubren la cueva de Arsenio y entablan con él varias divagaciones sobre la

vida y la religión, que desencadenan múltiples conversiones a la vida religiosa. En este

apartado voy a destacar algunos aspectos como la construcción de un Locus amoenus y la

división temporal de las mansiones, los cuales dan pista de las herramientas utilizadas por el

autor para convencer al lector de transformarse a la religión católica.

En primer lugar, llaman la atención las descripciones espaciales del narrador. De ellas las

más importantes son las que describen el amanecer al inicio de las mansiones. En ellas el

narrador construye un espacio propicio para las divagaciones que realizan el ermitaño y sus

discípulos. Basta con citar la descripción de la segunda mansión para ejemplificar la

importancia de la naturaleza y de un espacio propicio para tratar los asuntos más profundos

de la vida: “Lustrosamente apacible, con luces cariñosas, con afectuosos rayos, salió el

planeta más bienhechor de los astros y desembozándose de tinieblas, con su apresurado curso

dio cortesano las pascuas a las flores llorosas con su ausencia” (105). En esta descripción el

narrador enfatiza en la relación entre las flores y el sol, y cómo este ilumina al mundo

privándolo de las tinieblas. Este tipo de descripciones es común en la escritura de Solís y

Valenzuela. Como si fuera necesario un lugar ameno para que los asuntos más

trascendentales puedan entrar en las meditaciones de los personajes. La importancia de la

naturaleza para esto recuerda a la figura del Locus amoenus de la tradición medieval. En ella
el agua, los árboles, el prado, los animales y el sol cumplen un papel fundamental para el

placer del ser humano. En este lugar era que se encontraban los personajes enamorados de

los primeros poemas que inauguran la tradición española (jarchas, cantigas de amigo, etc.).

De forma que la naturaleza desarrolla una relación estrecha con el placer. En el caso de El

desierto, la naturaleza construye un lugar, ya no para encuentros amorosos y terrenales, sino

para diálogos, monólogos o lecturas sobre los asuntos trascendentales. Solís y Valenzuela

describe un nuevo Locus amoenus para entablar una nueva relación, por medio de las

divagaciones, con Dios.

En segundo lugar, resalta la construcción temporal de cada mansión. Su estructura básica

consiste en el comienzo del día, divagaciones y el descanso, en el que se invita a reposar y

meditar lo tratado en esa mansión para poder iniciar con la siguiente. Aunque no tienen la

misma extensión, las mansiones comparten esta estructura, dando fuerza al carácter

pedagógico de la obra. Esto último porque la narración adopta una forma de curso de

catequesis, dividido en varias sesiones, como si el lector estuviera asistiendo a una serie de

clases en las que adquiere un conocimiento determinado. Por eso la necesidad de un descanso

al final, pues el objetivo de Solís y Valenzuela no es desarrollar una trama que atrape al

lector, sino alternar la trama con lecciones que requieren ser digeridas. De esta forma, al

terminar el día también termina la lección y es hora de que el lector medite sobre lo aprendido.

Por esta forma de proceder también podríamos pensar que el autor le da la oportunidad al

lector de tomar lo que quiera, de escoger en qué creer o no. Sin embargo, las lecciones son

supremamente concisas y claras (como veremos en el apartado sobre la muerte) y no permiten

la duda. Por esta razón, los descansos más que un espacio de reflexión y meditación, vienen

a ser momentos de digerir la información adquirida.


Por medio de estas descripciones y de la división temporal de las mansiones, el autor está

vendiendo la idea de que la relación con Dios puede ser sumamente hermosa y beneficiosa

para la vida. Pues, por un lado, es posible llegar a encontrar a Dios en los lugares más

hermosos y por el otro lado, Solís y Valenzuela, en cada mansión, realiza una o varias

enseñanzas que buscan afectar al lector, pero que no le permiten la duda. De esta forma

convence al lector de que existe una relación entre Dios y lo hermoso, y no le permite dudar

de lo que cada mansión dice.

El aspecto moralizante en las narraciones ajenas a la trama:

El aspecto moralizante es explícito en las pequeñas narraciones que introduce el autor a los

discursos de los personajes. En este apartado estudiaré la forma en que el autor presenta

algunas historias breves en la narración. Buscando en todas ellas, por medio de la

ejemplificación, motivar tanto al lector, como a los cuatro jóvenes a la conversión. Para esto

tomaré solo dos de esas historias por no gastar más espacio del necesario y porque resultan

lo suficientemente esclarecedoras respecto al tema. Las historias que estudiaré serán la del

ermitaño Arsenio y la de Pedro Porter.

La primer historia tiene en común varios elementos con algunas de las narraciones que utiliza

Solís y Valenzuela para llevar a cabo su objetivo moralizante. En primer lugar, el personaje

(Arsenio) es pecador (hurta a su prima Casimira) para luego vivir varios sucesos que lo hacen

apreciar lo corta que es la vida y lo próxima que esta la muerte. Luego se encuentra con la

religión (el primer ermitaño, también llamado Arsenio, y la lectura de las divagaciones de

Casimira) para finalmente introducirse en la vida religiosa. Este también es el caso de Andrés,

quien no piensa en la vida religiosa hasta que se encuentra con Arsenio. Esta estructura en
las historias son ejemplificaciones de lo que tanto el lector como los cuatro jóvenes deben

hacer. La religión es presentada en ellas como la cura a cualquier mal.

En la segunda historia, el labrador Pedro Porter viaja al infierno en busca del notario que no

había hecho entrega de un papel que saldaba su deuda. En el viaje él ve los castigos más

terribles que viven los pecadores y al regreso, además de saldar su deuda gracias al papel que

el difunto notario le ayudó a encontrar, se vuelve predicador del horror del infierno, invitando

a todo sujeto con el que se encontraba a que tuviese cuidado de pecar. En esta historia, por

medio de Pedro Porter, Arsenio da cuenta de lo que le espera al pecador. De forma que en el

primer tipo de historia predomina una visión esperanzadora en la fe católica, en la segunda

el carácter didáctico es supremamente directo y desesperanzador, infringiendo terror en los

oyentes. Todos los textos que se mezclan con la trama de El desierto cumplen con esta

función moralizante, sea por medio del terror o por medio de una visión que funda su

esperanza en Dios.

En ambas historias resulta importante la palabra escrita. En la primera es gracias a ella (las

meditaciones de Casimira) que el ermitaño decide transformarse. En la segunda, todo el

conflicto se desarrolla porque es necesario el papel que confirme que Pedro Porter saldó su

deuda. En el siguiente apartado hablaré de la importancia de la escritura en la obra de Solís

y Valenzuela, y del carácter moralizante que tiene esta.

Palabra escrita:

En la obra de Solís y Valenzuela la palabra escrita adquiere un valor superior a la oral. En

ella se encuentra la verdad y el medio para la transformación católica. Ella inspira las

meditaciones de todos los personajes y ellos, por medio de esta, admiten su fe católica.
Andrés empieza a reflexionar sobre su vida religiosa en cuanto lee las inscripciones en la

cueva. La palabra escrita es la que recoge todo el conocimiento religioso y les permite a los

personajes introducirse en sus más profundas divagaciones. Sin embargo, en la época no

todos tienen acceso a la lectura y a la escritura. De forma que la palabra escrita no puede

alcanzar a todo el público:

La ideología subyacente de la voz autoral en El Desierto implica que aquellos que pueden leer y
escribir, están mejor preparados para alcanzar la salvación, que quienes son iletrados. Si la
escritura permite la creación de un mundo nuevo con mensajes que al ser interpretados ayudan al
logro de mejores niveles de vida, la lectura da acceso a información, a ideas, a la diversión,
estimula, produce controversia, como lo demuestran las tertulias que se producen en el mundo
narrativo de El desierto, a medida que se descifra el contenido de los cartapacios del ermitaño
Arsenio y de la lectura de los diferentes poemas que los participantes escriben e intercambian,
comentan y critican. (Rodríguez Arenas 473)

Rodríguez Arenas caracteriza el conocimiento, en El desierto, como el único medio por el

que el hombre puede alcanzar una relación plena consigo mismo y con Dios. Arsenio es

consciente del valor de la palabra escrita, por eso escribe todas sus meditaciones, que luego

comparte con sus discípulos. De la misma forma ellos también son conscientes de este valor

y por eso responden de forma escrita a las meditaciones del ermitaño. Solo las meditaciones

más profundas pueden ser llevadas a la escritura. Por eso podemos percibir que los sucesos,

los problemas individuales y el contexto social muchas veces es ignorado por los personajes.

Solís y Valenzuela le atribuye a la palabra escrita un carácter verídico y sagrado.

Es por medio de la interacción del sujeto con lo escrito que se puede llevar a cabo una

transformación. Es necesario un intérprete. Rodríguez Arenas ve en la construcción de la

cueva del ermitaño una intención moralizante, al afirmar que él piensa su lugar de meditación

como un papel en blanco listo para recibir sus pensamientos:


La cueva como representación de la palabra escrita: Escritura que necesita de un decodificador
que la interprete para que comience a ejercer la función para la cual se la creó: propagar la fe
religiosa, ganando adeptos para esa forma de vida. (472)

Este intérprete aporta su conocimiento social y cultural, lo que le permite relacionar lo leído

con su época. Por esta razón, al desarrollarse en la época de la contra reforma, los personajes

son conscientes de la situación en que se encuentran y por lo tanto pueden entender todo el

conocimiento que el ermitaño les transmite. Partiendo de esto podemos afirmar que los

personajes, el narrador y el autor, se valen del conocimiento que tienen sobre sus discípulos-

lectores, para utilizar la persuasión como herramienta de convencimiento.

Repetición de motivos: muerte, calaveras y crucifijos:

En la novela también se desarrolla un sistema de símbolos que apoyan la intención

moralizante del autor. Uno de ellos, el más tratado en la obra, es la imagen de la muerte

representada con una calavera y un crucifijo. En toda la obra son varios los momentos en que

se hace una mención de una calavera acompañada de un crucifijo. La calavera simboliza una

de las meditaciones que más afectan a los jóvenes: la muerte. En toda la obra se entablan

varias divagaciones sobre la brevedad de la vida terrenal y lo próxima que está la muerte, sin

embargo, siempre es recurrente que esté acompañada por un crucifijo: “porque vio [en la

cueva], aunque con ornato pobre, un aseado y curioso altar, en el cual, sobre el roto casco de

una calavera estaba pendiente de un madero la efigie hermosa del Crucificado Dios” (95). En

esta imagen doble, Solís y Valenzuela representa una de las divagaciones que más motivan

la transformación a la fe católica. Si bien la calavera representa la muerte, el crucifijo

representa la fe en una vida posterior. De nuevo encontramos la representación de la fe

católica como la salvación y consuelo de las desgracias humanas. El carácter laberíntico y

conceptista de la obra, que también se vale de alegorías como esta, entabla una estrecha
relación con la intención del autor, en este caso, representar la desgracia colectiva junto a la

esperanza de una vida después de la muerte:

Arsenio perseguía con la estructura y disposición de los signos y símbolos gráficos y pictóricos,
y con la serie de objetos contenidos en la cueva: el valor pasajero de la existencia mortal y la
eternidad de la vida después de la muerte. (Rodríguez Arenas 474)

De esta forma, estas imágenes y acertijos apoyan la intención moralizante del autor. Pues, en

primer lugar, causan terror al lector por la proximidad de la muerte y después le ofrece una

solución: la fe.

Proximidad entre el lector y el narrador:

Por último, voy a destacar un aspecto de la narración que termina de convencer al lector. Lo

cercana que resulta la narración y el uso de palabras cotidianas. Estos dos aspectos hacen que

el lector sienta confianza hacia el narrador, ocasionando que sea más fácil convencer al

discípulo de lo que se está enseñando. Rodríguez Arenas, después de hacer una lista de los

conceptos que se repiten en la obra y que eran de uso cotidiano afirma:

Las estructuras de la oralidad que se hacen presentes con este tipo de conceptos situacionales
sirven para traducir las ideas a términos más cercanos a lo cotidiano. Un elemento propio de la
naturaleza se convierte en dos peculiaridades de lo humano: "monte" = "berruga", "lunar", etc.
Este tipo de ordenación discursiva proporciona más dramatismo a lo descrito, para hacer el
mensaje más perceptible y por tanto más fácil de grabar en la memoria. (480)

En este punto, Rodríguez Arenas también destaca la importancia de la persuasión y cómo el

narrador busca aproximarse al lector para poder abordarlo de forma sencilla. Otro ejemplo

de la búsqueda de proximidad por parte del narrador es la referencia al propio lector, lo que

en cine llamaríamos el rompimiento de la cuarta pared: “Pactado esto, se fueron al descanso

de los lechos y, tú, lector, le puedes tener también hasta que la Segunda Mansión, ojalá que,
con provecho y gusto, te despierte” (104) Al final de cada mansión el narrador se dirige al

lector y le invita a descansar. En este punto el narrador entabla una relación con el lector,

haciéndolo parte de la obra. Esto causa en el lector la impresión de que puede confiar en el

narrador y lo vuelve dócil, de forma que resulta fácil convencerlo.

Conclusiones:
A pesar de no haber mencionado todos los aspectos que soportan la intención moralizante de

El desierto prodigioso, por medio de unas pocas ejemplificaciones, he podido estudiar a

fondo algunas de las herramientas de las que se vale Solís y Valenzuela para convencer al

lector de transformarse a la fe católica. Entre ellos estudié, en primer lugar, la construcción

espacio temporal, en la cual vi cómo el autor conecta la idea de Dios con lo hermoso y cómo

hace sentir al lector que está asistiendo a una clase, en la que debe digerir todo lo que se le

enseña. En segundo lugar, la labor moralizante que cumplen las historias inmersas en la

narración, pues todas terminan con una transformación, gracias a la cual todo termina bien.

En tercer lugar, me aproximé a la importancia de la palabra escrita, y cómo es gracias a ella

que los personajes deciden entablar una relación más profunda con Dios. En cuarto lugar,

estudié una de muchas imágenes que se repiten a lo largo de la obra y que, por medio de una

construcción alegórica, representa una de las divagaciones más importantes. Y por último vi

cómo el narrador busca aproximarse al lector para crear un ambiente de confidencia en el que

le resulté sencillo convencerlo. El desierto prodigioso y prodigio del desierto tiene un

carácter moralizante claro, sin embargo, hay varios aspectos ocultos que apoyan esta

intención. En este ensayo he intentado estudiar a fondo algunos de ellos.

BIBLIOGRAFÍA PRIMARIA
Solís y Valenzuela, Pedro de, and Héctor H Orjuela. El Desierto Prodigioso Y Prodigio Del
Desierto. Instituto Caro Y Cuervo, 1984.
BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA
Bakhtin, M.M. Dialogic Imagination. Austin: University of Texas Press, 1981.
Bechara, Zamir. "El otro mundo en El desierto prodigioso y prodigio del desierto de Pedro
de Solís y Valenzuela: procedencia de la leyenda de Pedro Porter". Hispanic Review, vol. 65,
no. 1, 1997.
Cárdenas Baracaldo, Alejandro Nicolás. "«El desierto prodigioso y el prodigio del desierto:
criollismo y subversión discursiva en el proyecto institucional de un letrado santafereño».
una mirada desde el barroco neogranadino". Pontificia Universidad Javeriana, 2009.
Fischer, Sibylle María. “El desierto prodigioso y el prodigio del desierto (1650) del
neogranadino Pedro de Solís y Valenzuela: los espacios en la literatura”. Revista
Iberoamericana, vol. LXI, no. 172-173, Julio- diciembre 1995.
Rodríguez Arenas, Flor María. “Escritura y oralidad en El desierto prodigioso y el prodigio
del desierto (Circa 1650), novela de Solís y Valenzuela”. Revista Iberoamericana, Vol. LXI,
no. 172-1173, Julio-diciembre 1995.

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