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EL PLANTEAMIENTO DE LA ONTOLOGIA EN SARTRE FEDERICO RIU 8 1, DOS PUNTOS PREVIOS SOBRE EL EXISTENCIALISMO 1) En general se habla del existencialismo como de una filosofia sobre la existencia. Aqui se va a hablar como de /a filosofia sobre la existencia. Estas dos definiciones no significan lo mismo. Una filosofia sobre la existencia —tenien- do en cuenta el sentido antropolégico del término— es justamente una reflexion antropoldgica. En cambio, la filosofia sobre la existencia puede significar el intento de fundamentar «la ciencia de los primeros principios y causas del ente en cuanto ente», es decir, Ja ontologia general, sobre Ja existencia. Ahora la preposicién sobre hace referencia al hombre, pero el objeto tematico no es cl hombre, sino e] ente en cuanto ente o el ente relativamente al set. Digamos por cl momento: ef existencialismo se halla ea la linea de lo que, desde Platon en adelante, se ha comprendido y desarrollado como teoria del ente en cuanto ente yen total. Tanto Ser y Tiempo, de Heidegger, como EI Ser y la Nada, de Sartre, son obras que intentan una nueva fundamentacion de la ontologia. 2) Cuando se agrupa a Heidegger y Sartre bajo la misma nibrica del existen- Cialismo, se hace uso de una denominacién establecida. Sin embargo, no debe- mos confundirlos. En su Carta sobre el Humanismo, Heidegger ha rechazado explicitamente para su Glosofia el calificativo de existencialista que Sartre adju- dica ala suya, Este rechazo es correcto. Lo que Heidegger entiende y hace fun- cionar en Ser y Tiempo como Existenz es distinto de lo que Sartre designa con el término Existente. En Heidegger la Existeng es el ser del Dasein, En Sartre es una caracteristica esencial de la conciencia, en el sentido de que ella «crea y sostiene su esencia», Con esto sdlo se quiere indicar que, si se conserva el titulo global de existencialismo para designar a las filosofias de Heidegger y Sartre, no es para confundirlas, sino, antes bien, para separarlas y delimitar en cada una de ellas la significacidn de] término existencia. Esta separacién no se explicita 0, por lo menos, no de una manera suficiente, si nos limitamos a distinguir tinicamente la forma en que Heidegger y Sartre definen y comprenden respectivamente el ente hombre. La verdadera separaciGn se pone de relieve cuando logramos distinguir Ja forma en que uno y otro comprenden y desarrollan lo que pretenden: una nueva fndamentacién de Ia ontologia, Tratemos de mostrarlo a continuacién. 2. DELIMITACION DEL OBJETO TEMATICO DE LA ONTOLOGIA, DE SARTRE, EN COMPARACION CON HEIDEGGER Inicicmos el desarrollo de esta cuestién presentando sendos textos de Heidegger y Sartre, respectivamente, 1) Heidegger: «Toda ontologia, por rico y bien remachado que est el sistema de categorias de que disponga, resulta en el fondo ciega y una desviacion de su mira mas peculiar, si antes no ha aclarado el sentido del ser, por no haberlo con- cebido como su problema mas fundamental.»! 2) Sartre: «Sin embargo, la conciencia puede siempre sobrepasar el existente, no hacia su ser, sino hacia el sentido de este ser. Es lo que hace que pueda Jamérsela dntico-ontolégica, puesto que una caracteristica fundamental de su trascendencia es trascender lo dntico hacia lo ontolégico. El sentido del ser del existente, en tanto se descubre al ser de la conciencia, es el fenémeno del ser.»? De acuerdo con estos dos textos, el objeto temAtico de las ontologias de Heidegger y Sartre es el «sentido del ser». Heidegger lo considera el problema fundamental, es decir, fundamentante de ia ontologia, Sartre por su parte, como puede verse al final de la Introduccién de El Ser y la Nada®, lo presenta como el tema de estudio de la obra. Sin embargo, esta coincidencia temitica es mera- mente nominal y esconde una diferencia radical y profunda en la respectiva com- prensién de los problemas de la ontologia. El concepto de «sentido del sero, la manera de comprenderlo y desarrollarlo como objeto tematico de la antologia, difiere notablemente cn Heidegger y Sartre. Para Heidegger la cuestidn det «sen- tido del ser» se plantea vinculada al problema originario de la «comprensién del ser». En base a este vinculo se entiende por sentido lo mismo que «horizonte de comprensiéna, aquello desde lo cual, algo —en este caso ci ser—, resulta com- prendido, Para Sartre, en cambio, el problema del sentido del ser no esté referi- do al problema de la comprensién, sino al de Ia significacidn del ser del existente en su totalidad, que se descubre a la conciencia como «fenémeno del ser» Preguntcmos: {COmo se presenta, desde esta diferencia del concepto de «senti- do», la tematica de las ontolagias de Heidegger y Sartre, referidas ambas a la his- toria de la ontologia? Primero. No obstante la novedad que entrafia Ta ontologia de Sartre, contem= plada dentro del marco de ia historia de la ontologia se nos aparece como si- guiendo una linea de pensamiento tradicional —ain en plena vigencia— y como no modificando, desde el punto de vista formal, né la estructura nila tematica que asume la disciplina ontol6gica a partir de Descartes, En cambio, hay motivos L. Sor y Tempe, panigrate 3 2. Let et fe néant, p20. Calms Pais, 1959, 3. Petre et fe nea, 9. 38 FEDERICO RU 65 suficientes y suficientemente claros para considerar a la ontologia de Heidegger, dentro de la perspectiva histérica, como un intento radical de replantear la pro- blematica de la ontologia. La linea de pensamiento de Sartre incluye dos aspectos que se reflejan en su misma nocién de ontologia. «La ontologia —dice Sartre en El Ser y la Nada*— parece que puede definirse como la explicacién de Ja estructura de ser del exis- tente tomado como totalidad.» Los dos aspectos que refleja esta definicién son: a) Que la ontologia estudia el ser del ente; b) Que lo estudia desde el punto de vista de su totalidad. La primera de estas ideas vincula el pensamiento de Sartre con la tradicion de la metafisica occidental que se inicia en Plat6n. Lo carac- teristico de esta larga tadicién metafisica ha sido puesto de relieve por Heidegger, con las siguientes palabras: «La metafisica presenta al ente en su ser y piensa de este modo el ser del ente. Pero no piensa la diferencia entre ambos. La metafisica no pregunta por la verdad del ser mismo» (Carta sobre el Huma- nismo). En base a esta caracterizaciGn de la metafisica, puede afiadir Heidegger, en la obra citada, «Sartre formula asf el postulado fundamental del existencialis- mo: la cxistencia precede a la esencia. El entiende aqui existencia y esencia en el sentido de Ja metafisica que desde Platén dice: la esencia precede a la exi tencia, Pero la inversién de una frase metafisica sigue siendo una frase metafisi- ca, Como tal, contingia ella, con la metafisica en cl olvido de la verdad de} ser». El otro aspecto de la linea del pensamiento de Sartre, en su concepcién de la ontologia, retrocede a Descartes. Surge el problema cardinal de toda filosofia moderna que busca la totalidad del ser del ente a partir de una postulacién de regiones Onticas que se consideran radicalmente distintas, por lo menos, en el orden de las razones. Dicho de otro modo: a partir del problema cada vez mis angustioso y angustiante de buscar el «puesto del hombre en el cosmos». para decirlo con un titulo conocido. Quien conozca la obra de Sartre sabe hasta qué punto esta biisqucda constitnye uno de los motivos fundamentales de su filo- sofia. Fundamental, hasta tal punto, que en él resume la idea que desarrolla EY Ser y la Nada. Al final de la Introduccién, tras haber postulado como radical- mente distintas las regiones del «ser en si» y del «ser para sf», se propone Sartre la siguiente serie de cnestiones, un tanto al modo como Descartes, después de scparar la * Una primera anotacién sobre este texto se refiere a Ia indicacién con que ‘empieza: «Hemos escapado al ideatismo..o» Esta indicacion expresa la condicién sine qua non del planteamiento sartriano de la ontologia y, en general, puede decirse también, de toda ontologia. En efecto, la posibilidad de mostrar la relacién de dos regiones del ente como una relacién ontolégica fundamentante, una rela- cién de ser a ser, exige la superacién del idealismo gnoseolégico que reduce toda relaci6n a los limites de un vinculo cognoscitivo entre un sujeto cognascente y un objeto conocido y niega, por ende, la pretensién implicita de toda ontologia a ser ciencia del ente en cuanto tal. Esta superaci6n la Neva a cabo Sartre, como indica el texto, mostrando que Ja conciencia, en su dimensién auténtica e inmediata, la prerreflexiva, no se da a si misma como un objeto conocido o como mera unidad de la sintesis de pensamientos hechos, sino como un tipo de ser (un plenum de existencia, dira Sartre) que escapa a la dualidad del conocimiento. Esta constata- cién significa que el problema de Ia totalidad del ser, como relacién sintética de dos regiones de entes contrapuestas, no se agota en la relacién gnoseolégica entre un sujeto cognoscente y un objeto conocido. Hay una relacidn mas originaria cuyo planteamiento y explicitacion pertenecen a la ontologfa y que surge de la cuestién que interroga por el modo como la conciencia, en cuanto ser transfeno- menal, se relaciona con el ser transfenomenal de los fenémenos. No hay duda de que con esta mostracidn del ser wransfenomenal de la con- ciencia se escapa al idealismo gnoseolégico en la medida en que se establece y legitima, por parte del sujeto, la preeminencia del orden del ser sobre el orden del conocer. Escapar al idealismo significa, ex este sentido, anular el circulo gnoseo- légico entre «orden de la razén» y «orden del ser». El circulo que consiste en la necesidad de admitir que ef orden del conocimiento se funda en el orden del ser, yen tener que aceptar, concomitantemente, Ia imposibilidad de poder penetrar on este tiltimo. Pero esta superacién indispensable, sélo efectuada en uno de los tér- minos de la relacién (la conciencia), deja en pie el problema del idealismo en un plano mucho mis profundo. Cabe la doble posibilidad: o de que Ja relacién onto- Lidire et fe any, p24 _ ONTOLOGIA DEL SIGLO XX J6gica permanezca en una total oscuridad, como es el caso de Kant y Husserl, 0 de que se establezca en los términos caracteristicos del idealismo absoluto de un Fichte, como posici6n de la espontaneidad formal y material dei sujeto. Por esta raz6n, la verdadera superacién del idealismo no se aleanza, ni la alcanza tampoco Sartre, con el dato del ser transfenomenal de 1a conciencia. La superacién la plan- tea Sartre en sus justos términos en el capitulo V de la Introducci6n a Fl Ser y la Nada, titulado: «La prucba ontolégica», en donde presenta la tesis de que la «con- ciencia es un ser para el cual es en su ser cuestin de su ser en tanto que este ser implica un ser otto que él». Aqui establece Sartre un concepto ontolégico de tras- cendencia, en oposicién al husserliano, que impide la reduccién de la conciencia a.un dominio puro constituyente de la objetividad o a un suieto absoluto de esti- Jo fichteano, en la medida en que su ser presupone ya, constitutivamente, y antes de toda relacién cognoscitiva, una relacién con el ser en si de los fendmenos®, B) La superacién del realismo, La superacién del idealismo no desemboca en el replanteamiento de una posiciGn realista. Sartre, siguiendo una direcciGn pect- Jiar de 1a filosofia contempordnea, refuta también el realismo para sefialar la ter- cera via, més allé de una y otra de estas posiciones antagGnicas”. La refutacién sartriana de la posicién realista en el problema de la relacin de las regiones det ente se concreta en Jo esencial a los dos aspectos siguientes: a) El realismo postu- la Ia telacién como una relaci6n entre substancias independientes, lo cual signifi- ca empezar por un momento abstracto y, ademas, reducir la conciencia aun modo de ser que no le coresponde, de acuerdo a la preeminencia de la existencia sobre la esencia. b) Explica la relacién por medio de Ja influencia del «ser en sir sobre a conciencia, lo cual cs reducir la relacién a un esquema causal incomprensible. Preguntemos a modo de resumen: ;Qué se desprende de la critica sartriana al realismo y al idealismo? En primer lugar que la insnficiencia de las posiciones criticadas estriba en un punto de partida improcedente. Tanto una como otra de las posiciones tradicionales, en vez de partir de lo concreto, que es lo sintético, parten de Jo abstracto, es decir, empiezan por aislar y separar los términos de una relacién polar (conciencia-fenémeno, hombre-ente) y tratan después de restable- cer artificialmente su relaci6n. Frente a esta situaci6n la tesis de Sartte consiste en considerar que las regiones del ente, de derecho incomunicables, slo pueden ser articulaciones de una totalidad sintética, En segundo lugar, tanto el realismo como el idealismo coineiden tradicional- mente en considerar la relacién desde cl punto de vista ontolégico, como relacién productora y en el fondo causal: 0 es et «en si» quien produce la conciencia como un fenémeno 0¢s, por el contrario, la conciencia como absoluto la que pone cl ser 9. La prueba ontolégica de que haba Saree esi tomada deta version eartesiana y no diretsmenté de le de Sat ‘Angolma y su finidiad no es slo ls refutacibn det dealisevo sine la refutacin de Fessee 19, Sane considera que Heidegger no logeatarpacn esta tercera via. Vid, dre et fe eure, p. 308. FEDERICO RIU_ trascendente como una mera construcci6n formal y material suya. La tesis de Sartre, frente a esta alternativa, consistiré en mostrar que la relacién originaria entre la conciencia y el ente, es decir, la relacién ontoldgica entre estos dos seres, no es una produccién, sino un surgimiento o brote (juillixement) primitivo que forma parte por igual de la estructura de las dos regiones del ente!?. ©) Sartre y Husserl. 1a formacién e inspiracién husserlianas de la filosofia de Sartre sc pone de manifiesto, sin necesidad de apelar a recursos especiales, en tex- tos ¥ pensamientos fundamentales de EY Ser y la Nada. Con todo, nada podria definir mejor esta obra que el calificativo de antihusserliana, tanto por lo que respecta a su contenido, como a sus resultados y proyecciones filos6ficas. Si ana- jizamos el subtitulo de «ontologia fenomenol6gica», con que Sartre caracteriza a El Ser y la Nada, a la luz de lo que Husser] entiende por semejante designacion, no puede constatarse una mayor y radical separacién de fa idea husserliana. Cier» es que en la obra de Sartre juega Ja descripcién un papel fundamental y que st riqueza y penetracién son en algunos puntos admirables; es igualmente notable el desco de fidelidad a los fendmenos, hasta el punto de no sacrificarlos sea cual sea la explicacién que ellos parecen sugerir, pero nada de eso es «fenomenologian, ciencia de los fenémenos en sentido de Husserl y mucho menos ontologia en el sentido de «ciencia eidética». Desde un punto de vista metodolégico, la separa- cin radical estriba ya en que Sartre entiende y desarrolla la ontologia como cexplicacién» de descripciones y no como intuicién eidética de fenémenos. Es facil advertir este doble estrato descriptivo y explicativo en Sartre, que significa, frente al ideal bussertiano de someterse tnicamente a las cosas mismas, la uti- lizacién, sin ambages, de un punto de vista abiertamente especulativo Sartre sigue a Husserl en el propésito de fundamentar la ontologia en una teoria intencional de la conciencia, Pero la teoria husserliana de Ja conciencia es tuna teorfa trascendental que describe 1a conciencia intencional pura en funcion de la objetividad que ella constituye. La el ente y no las que corresponden a un «ser subs- tancian 0 «ser cosa». b) El ser que soporta la relaci6n del tipo «ser cn», «ser cabe», etc, ¢s la «realidad humana». c) La dimensién de ser a la que pertenece todo «ser en», «ser caber, «ser con», ete., de un «ser en el mundo» —a diferen- cia de otras posibles formas énticas de relacién—, es la conciencia. La conciencia, definida como la dimensién de ser de la relacién de ia «reali- dad humana» con cl ente, desde el punto de vista del «ser en el mundo», se extiende a todas las formas posibles det «ser en». Todas las modalidades funda- mentales, podemos decir también, de la relacién del hombre con el ente. © mas precisamente todavia: todo «ser cabe», «scr consigo mismo», «ser con», Pero se extiende a cllas no como un conjunto heterogéneo de tr0z0s sueltos, sino como la unidad de una multiplicidad de momentos. Indiquemos que esta unidad se expre- 1s, Ligne et lenient. p. 358, LT, Lidar et le meant. p. TS. FEDERICO RIU 7s saen la idea de «accion», lo que equivale a decir que el hombre es «ser para si», aser para otto», «ser como presencia al ente», como un ente que se proyecta tela~ tivamente a fines y actiia, En la idea de accién se sintetizan todos los momentos de la conciencia como «ser en el mundo». Aceste planteamiento corresponde la estructura de El Ser y fa Nada como de- sarrollo de una «ontologia de la conciencia». Desde un punto de vista formal, ella abarca la explicacion sucesiva, pero en plan sintético, de la relacién del hombre consigo mismo, con el préjimo, con cl ente —en su doble forma cognoscitiva y practical’, unificados finalmente en el concepto de «hacer». Desde el punto de vista material, nos presenta una interpretaciOn ontolégica del concepto de inten- cionalidad, que incluye una doble cuestiGn complementaria: a) {Qué debe ser el ente que ¢s mas allii de si mismo? b) ,Cudl es la forma de este ser més alla? Dentro de la intenciGn y alcance limitados del presente estudio, prescindire- mos de un desarrollo detallado de cada uno de los comportamientos fundamen- tales de la «realidad humanan. Nos concretaremos tnicamente a poner de relieve aquello que los caracteriza esencialmente a todos, desde el punto de vista ontol6gico, como formas de relacién entre dos regiones del ente, Preguntamos, entonces: ;Cual es el tipo de relaci6n originaria que Sartre establece entre el «ser para si y el «ser en sin, con vista a responder a la cuestién ontolégica funda- mental de Ia totalidad sintética del ente? 6. LA NADA COMO VINCULO ORIGINAL, DE LAS REGIONES DEL ENTE EI punto de partida de Sartre, acabado de sefalar, es una base importante para comprender y situar la pregunta que discutimos. Este punto de partida consiste, primero: en postular Ia relacién entre las dos regiones del ente como una relaci6n de hecho y en tematizarla mediante el concepto heideggeriano de «ser en el mun- do»; segundo: en la descripcién de las conductas humanas entendidas segin la mencionada estructura heideggeriana, pero tomando previamente como hilo con- ductor de la descripcidn el andlisis de la conducta interrogativa, Primero, Es evidente que este punto de partida sittia ya el problema de la relacién hombre-ente en una perspectiva filos6fica determinada. Podemos afir- mar: la rclacion cuyo fundamento se intenta esclarecer debe ser comprendida como una determinacién esencial del ser del hombre, en el nivel prerreflexivo y preteorético de la conducta cotidiana, no posicional, cabe el ente, No se trata, pues, de establecer Ia relacién entre dos substancias, ni es tampoco una relacién <émtica la que se busca (biolégica, psicolégica, etc.), En términos de Sarire, se trata 1a, [ete ot le nda, p. 220, 76, ONTOLOGIA DEL SIGLO Xx de una relacién intencional del tipo «conciencia prerreflexiva de ser». De este modo, la biisqueda del fundamento de la relacién entre el no puede ser tratada desde la perspectiva husserliana de una «on- ciencia pura» constituyente, Hemos visto anteriormente que ésta es justamente Ja posicién de Sartre frente a Husserl. En la medida en que tanto la conciencia como el fenémeno, en la relacién cogito-fendmeno, remiten respectivamente a un ser transfenomenal, el fundamento de la conciencia prerreflexiva de ser no puede establecerse en el plano trascendental husserliano, sino en el ontol6gico de la relacién originaria entre dos tipos de ser. Es decir: solo mostrando la relacién entre el «ser en si» y el «ser para sh» es posible determinar la «con- ciencia prerreflexiva de ser». Y en la medida en que, segtin advierte Sartre, es en el «ser para si» en donde descansa cl fundamento de la relacion consciente con el ente, el problema de esta relacién implica una doble dimensién: a) Descripcién y explicaci6n de su constituciGn a partir del ser del «ser para si» (a esta selacién la lama Sartre relacién ontolégicay; b) Planteamiento del proble- ma del surgimiento del «ser para si», a partir del «ser en si» (a esta relacion se la denomina «relacién metafisica»). Concluyamos este primer punto. La relacién hombre-mundo, entendida como «conciencia pretreflexiva de ser», se desarrolla en Sartre en plan ontolégi- co y no en plan fenomenolégico tascendental, dando de este modo un nuevo tratamiento al tema de la conciencia: la determinacién del ser de la conciencia a partir del ser del «cogitare», de sus actos y objetos, en plan intencional 0 re- pfesentativo, queda sustituida por una nueva determinacién ontolégica que busca su ser, a partir del ser del hombre. Segundo. F) que Sartre elija la conducta interrogativa como el compor- tamiento que debe suministrar el hilo conductor para el examen de las conduc- tas humanas cabe el ente, tiene una imporiancia decisiva si se tiene en cuenta que Sartre la incluye en un mismo grupo junto con ta duda, la epojé, el escepti- cismo, etc.; todas estas conductas, segtin Sartre, sefialan un desarraigo del mundo (arranchement du monde). La eleccién de ta conducta interrogativa tiene, segtin esto, la sefialada funcién metédica de introducir en el tema de la Nada y Ia negacién, Prescindiendo de detalles complementarios, podemos pre~ 19, Léire et fe mda, 9.38. FEDERICO RIU guntar: ;Cudl ¢s el papel que desempefia Ja Nada y el no-ser, en la elucidacién del fandamento de la «conciencia prerreflexiva de ser», entendida en su aspecto ontolégico como forma de relacion entre el «ser en si y el «ser para si»? Dicho de otro modo: si en la busqueda de la relacién ontolégica entre el «en si» y el ‘para si», como fundamento del «ser en el mundo», Sartre introduce el tema de la Nada: {Qué significa en este problema la presencia temética de la Nada? El mismo Sartre anticipa la respuesta con esta indicacién fondamental: «Asi la nihilizacién, como nihilizacién del ser, representa el vinculo original entre el “ser para si” y el “ser en sf”»20, Para poder entender esta respuesta son necesarias algu- nas reflexiones sobre la teoria sartriana de la Nada. 7. LA IDEA SARTRIANA DE LA NADA Nos referiremos a ciertas ideas centrales de la teoria sartriana de 1a Nada. Omiti- ‘mos deliberadamente algunos aspectos del problema que pueden registrarse sin dificultad en El Ser y la Nada; por ejemplo, el camino que va de la negacion al no-ser como fendmeno trascendente y de aqui al origen de la negacién, Omitimos igualmente la discusién critica de este camino, muy en especial en Io que con- ciemne a las descripciones de Sartre sobre las experiencias de la Nada que tienen. que ver directamente con ¢] problema més general de la posibilidad de la expe- tiencia metafisica. Son todos éstos, desde luego, puntos fundamentales sobre los cuales hay mucho que decir y discutir, sobre todo si tenemos en cuenta lo que pre- suponen, pero los dejamos de Jado para presentar de inmediato tres cuestiones preliminares sobre ta idea sartriana de Ja Nada. Primero. Resulta constatable sin dificultad que Ja concepcién sartriana de la Nada tiene como fuente de inspiracién el opasculo de Heidegger Qué es meta- {fisica, La idea heideggcriana de trascendencia, definida como un estar el Dasein mis alla del ente, sostenido en la Nada, condiciona en principio el punto de arranque de la ontologia de Sartre. Sin embargo, es preciso puntualizar que esta inspiraciGn evidente no excluye una notoria divergencia en los resultados. Parece centrarse ésta en los siguientes dos puntos: a) En el que concieme al origen de ta Nada; b) En el de la relacién y puesto de la Nada con respecto al hombre y al ente. Con referencia al primero de estos puntos, Sartre considera, en oposicién a Heidegger, la necesidad de concebir la Nada a partir del ser. En el segundo, con la misma intenci6n critica antiheideggeriana, rechaza Sartre la idea segiin Ta cual la Nada serfa como un medio aut6nomo entre el ente y el hombre”. En esta critica reiterada a la idea heideggeriana de la Nada, subyace un proble- - ONTOLOGIA DEL SIGLO xx ma de interpretacién que es necesario destacar para comprender la posicién de Sartre, Parece que Sartre no ha entendido el tratamiento heideggeriano de Ia idea de Nada y de alli los reproches que Je formula y sus exigencias contrapuestas, Notemos, en primer lugar que Sartre no vincula el Ser (Sein) —en el sentido de Heidegger—y la Nada, sino més exactamente, con respecto al planteamiento hei- deggeriano, las nociones de ente (Seinde) y Nada, Para Heidegger Ia relacién entre Nada y Ser no es Ia misma que la que prevalece entre ente (Seinde) y Nada. Respecto del ente, la Nada es Jo no-ente, lo otro del ente. Respecto del Ser —lo indica Heidegger en el cpilogo a Qué es metafisica—, la Nada impera o prevalece como el Ser. Todo el problema estriba en que la noctin de éire, tal como la entiende y maneja Sartre, tiene mucho mas que ver con el término ente (Seinde) que con el término ser (Sein) —ambos entendidos en sentido heideggeriano. Esto se evidencia ya en el mismo titulo de la obra L’étre et le néant, cuya traduccion exacta con relacién al titulo heideggeriano Sein und Zeit, deberia ser El ente y la Nada. Justo porque Sartre plantea la relacién entre ente y la Nada y no entre Ser y Nada, en el sentido de Heidegger, puede criticar a Heidegger una simultaneidad que éste no plantea insistir en la preeminencia del ente sobre la Naga y rechazar Ja idea de Nada como intermediario. Dejemos simplemente anotada esta cuestion hermenéutica. Segundo. Un segundo aspecto importante que cabe destacar es el dato consta- table sin dificultad de que la nocién de ser (étre), en Sartre, se predica en primer lugar del «ser en si», definido en miltiples lugares como «masa, «pleno», «lo compacto», «lo absolutamente idéntico», etc. Lo indica expresamemte el mismo Sartre con estas palabras: «La coincidencia de lo idéntico es la verdadera pleni- tud del ser.»®2 En contraposicién, el «ser para si» resulta definido repetidas veces como «degradacién del en si», «desengullimiento del ser», «decomprensién», «, que tra- Gucimos como «aihilizacién», se explican los comportamientos fundamentales det hombre: su relacién con el ente que es él mismo, su relacién con el ente que no es é] mismo, su relacién con el préjimo y la unién de los tres en el concepto de accion, Con la misma idea se explican también las variadas series de fend- menos que integran cada uno de estos comportamientos fundamentales (para si, potencialidad, facticidad, temporalidad, conocimiento, cualidad, cantidad, espa- cio, etc.), hasta el punto de que Sartre habla expresamente, en varios pasajes de su obra, de las distintas «dimensiones» de ia «neantisation». Ast, por ejemplo, en a pagina 182 de El Ser y la Nada se refiere concretamente a las dimensiones de a «reflexiém>, la «trascendencia», el «ser para otro». En la pagina 530 de la misma obra se refiere a la «temporalidady, a la «presencia a si», al «fin» como otros momentos fundamentales de la «neantisation» del «ser para six?4, EI sentido unitario de todas estas dimensiones descansa en dos ideas basicas. Primero: en la idea de libertad definida como la propiedad ontoldgica fundamen- tal de la «realidad humana» de estar situada fuera del ente, «liberada» de la masa de ser. Segundo: en Ia idea de «negacién interna», segtin la cual un ser se deter- mina esencialmente como negacién de otro?S, Todas las dimensiones de la «nihi- lizacién» son ia expresi6n ontol6gica de Ia libertad y de la negaci6n interna. En 24, Lis ead tumana es ltze nla enacie medida en que ella temde a ser su propia Nada Hsia Nadal heinos Visto, nde a sex bajo multiples dimersiones. En primer lugar emporalizandase, es decir, estando Siempre distancia de si anism. lo que impliea que eta my puede dejarse determinarjancis or su pasado, en tl cual acto en sequida surgiendo como conkiencla de alguna casa o (de) sf nuisma es deci, send presencia asi y no simplemente si o que implica que nada existe en Ia convicacia que uo sea conciencia de exis y gue. et ‘omnseevencia, nila exterior la concienca la puede movivar,en fin, siendo trascendencia, es decir no alguns cosa que seria. antes, ptt ponerse en srguida en relacién con alo eval Ln, sin al contraio, wa sc nalmente es proyects, as dacir. qua se define por Su fin.» em et fe nba, p. 330 25, Sarre distingue entre snegaeidin interna» y «epacitn externa Bn fs wnacidin extort deltipe el taza m0 cs 2] tnteron, se trata de una ign categoral © deal que se establece entre dos emes sin modificares, sin ‘empobrecerioso enrigueeetlos con la mis minima euatidad. La negacicn peenanece exiera. Ea eam ci negueiin interna, del :ipo «30 no soy Fico —aflade Sarre «Ella ne sigoifica solamente que uno se aicea ua Ciera cualdad, sino que la megan misma viene a influenciar en Su estructra interna el ser positive al {que uno la ha gad.» Y aftace Sartre unas lineas despues tc este texto: «Por negacidn interna entendemos ‘ura elacin de tal clase entre dns sees que aguel que s regal del ott Cusifica a eto, por su misma uso ia, on el corazon de st esencia, La negacion se comvierte entonces en un vinculo de ser esencial pues Ge, al memos, anc de Jos sores sora el que ella cecae as de tal modo que lv hai 1 feo, qu Mev a 20 m8 ‘corazon, como Una auserci> re et de tant, p22. 80 ONTOLOGIA DEL SIGLO XX todas ellas el «set para si», la «realidad humana», se determina a si mismo como. «no ser en si» —fuera, trans, el ser en si— pero lievandolo «en su corazén como una ausencia». 8. NIHILIZACION, INTENCIONALIDAD E IDENTIDAD Sartre inicia el analisis ontolégico de la conciencia con el examen de la concien- cia no posicional de sf. Este punto de partida se justifica, segtin Sartre, en Ja medi- da en que toda conciencia posicional (de si, como conciencia refleja 0 de otro ser como conciencia trascendente) presupone en su base, como condicién de posibili- dad, una conciencia no posicional de si misma o, como indica Sarire, un «cogito premreflexivor. El examen ontolégico-de la conciencia no posicional de sf, del cogito prerre- flexivo, se desarrolla en dos niveles: descriptivo-fenomenolgico y explicativo-es- peculativo. El primero lo orienta Sartre, desde el comienzo, por una consideracién critica de Ja nocién de vivencia, que excluye dos de los aspectos fundamentales mantenidos por Husserl: el polo del «yo» y Jos contenidos hyléticos como ingredientes materiales. Esta exclusi6n tiene una importancia de primer orden porque explica la posibilidad de que Sartre fije el ser de la conciencia como un ser vuelto, sin el intermediario del yo, sobre si mismo. Con otras palabras: hace de Ja conciencia un sujeto absoluto, sin retroferir este papel al «yo» y la hace, al mismo tiempo, objeto de si misma (conciencia de conciencia). Por esto, Ia inten- cionalidad, como veremos en seguida, pasa a ser la estructura ontoldgica de la conciencia, considerada como un existente y no la de las vivencias como actos de un yo. La conciencia no posicional de sf (la conciencia de conciencia) es, en efecto, conciencia intencional, pero su intencionalidad se distingue de la que corresponde a las vivencias de direcciGn trascendente, en donde el correlato intencional es dis- tinto de la conciencia, En la conciencia no posicional, el correlato no es un «per- cipi», sino la conciencia misma como «conciencia (de) conciencia». Asi como la intencionalidad de 3a vivencia trascendente establece una relacién entre dos re- giones de! ente, la intencionalidad de la vivencia inmanente establece una relacién de ser en el interior de un mismo y tinico ser. Sartre describe con claridad esta forma intencional de la conciencia no posicional en ta pagina 134 de Kl Ser y la Nada. E1 ser que la conciencia es, en cuanto no posicional —observa Sartre—, no es ningtin ser relativo a la conciencia, ningtin ser puesto por ella como chjeto Pues —afiade Sartre— no es la conciencia la que confiere el sentido a este ser, si- no a la inversa, «Sin este ser que la conciencia es bajo la forma de no serlo, ella 26. Sarre, La Trascendanee de Mego. Rechorahis plilesopbignes. ¥. VB, 1936. FEDERICO RIU 81 no seria conciencia.» Este ser surge al mismo tiempo que fa conciencia, surge, a la vez, en su mismo interior y como algo trascendente. La conciencia se mantiene relativamente a este ser que ella es hajo la forma de «ser este ser». Se trata, como puede observarse, de una intencionalidad que no corresponde al plano noético, sino al ontolégico; ademés, de una conciencia fijada como exis- tente y no como atributo de un existente, Bl andlisis ontol6gico de la conciencia se centra, como hemos repetido varias veces, en la explicacion de la estructura de ser que presupone la intencionalidad. Distingamos, en plan sartriano, entre entes de estructura 6ntica de identidad y entes de estructura Gntica de intencionalidad, El concepto de ser funciona en Sartre desde cl horizonte de estos dos modos estructurales, aunque se predique propiamente del primero de ellos, Los entes del primer tipo son entes compactos, comprimidos, son una masa de ser plegada sobre si misma. Los entes del segun- do tipo, en cambio, son entes que existen a distancia de si mismos, relajados, en la forma de una duatidad inconsistente, en la que cada uno de los términos remite a] ofro (a dfada fantasma como Ia califiea Sartre). El concepto de intencionalidad comporta, desde el punto de vista ontolégico —es decir, como estructura de ser—, estos tres momentos: a) Ser si mismo; b) Como ser fuera de sf; c) Pero vuelto rela- tivamente a si mismo, Decir, pues, que la conciencia es intencional y tomar esta peculiaridad en plan ontolégico, equivate a definir 1a conciencia como un ser escindido, sin coincidencia o identidad entitativa. La intencionalidad implica amismidad» que hay que distinguir de la identidad como coincidencia absoluta de un ser consigo mismo, Sartre califica esta escisin © dualidad de la conciencia como una «presencia a si», Lo acabado de indicar pertenece al plano de la descripcién de] fenémeno de 1a conciencia no posicional, EI plano de Ja explicacién incluye dos aspectos: a) Ex- plicacién de la estructura intencional mediante el

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