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CONECTIVIDAD E HIPERCONECTIVIDAD: INFORMACIÓN A UN CLIC

Desde el siglo XVIII e inicios de XIX se empezó a dar una mirada hacia lo que
hoy conocemos como el término “tecnología”, y desde entonces se avanzó
hacia la búsqueda de un determinante que le dé lugar a su uso y a su
relevancia en la humanidad. A partir de ahí, se crearon elementos tecnológicos
que buscaran facilitar la vida del ser humano en cuanto a su necesidad natural
de ser social que está en una constante conexión con el resto del mundo, y que
vive en razón de una síntesis de ideas sociales, hasta llegar al punto en el que
nos encontramos ahora, el cual demuestra cuán dependientes somos del
conocimiento de información y sucesos mundiales. En donde con presionar
una tecla, o abrir un link, podemos obtener datos ajenos a nosotros por medio
de programas y aplicaciones informáticas.

Publicamos fotos esperando que un público de cierto tipo las vea, y miramos
cuentas o perfiles de otros esperando ver o encontrar, tanto información
personal de aquel/la , como datos de “relevancia” para conocerle.
Vivimos en constancia de influir en la vida de alguien como si de un programa
televisivo se tratase, y ponemos en juego nuestros propios pensamientos al
difundir información externa y superficial. Ya que no todos exponen sus
novedades al mundo virtual, por un seguimiento a sus derechos a la privacidad,
y por la conciencia del peligro que conlleva permitir que tu información sea
pública.
La mayoría de nosotros depende de la existencia de asociaciones para la
hiperconectividad (Instagram, Facebook…), y nos sometemos a estas como
nuevos métodos de socialización, dejando en el pasado las formas
rudimentales de conocer, de experimentar, y de vivir.

En la filosofía moderna de Hobbes (siglo XVII) se usa un término que da lugar


al ser supremo que ejerce poder sobre un grupo de hombres con pensamientos
o ideologías destacables conocido como Leviatán; estos pudiendo ser
relacionados con la política, la economía o la cultura.
En la actualidad este concepto leviatán, se aferra a muchos subgrupos de
grupos aún mas grandes, creando así la existencia de diversos leviatanes
según el tema de estos conjuntos. Entre estos actualmente existen varios
como, los que se basan en la sexualidad, o en los gustos materiales o
sobrenaturales.
Cabe destacar que según la evolución, esta importancia de gustos o temas a
seguir han ido cambiando a unos modos superficiales de desempeñar la vida;
dándole lugar a la tecnología y las redes como conjunto superior que hace
depender a las personas de sí.

Hasta el punto en el que nuestros métodos de conectividad se vuelven nuestro


Leviatán, y de los cuales nos vemos forzados a estar dentro para la
satisfacción propia y ajena, buscando la protección de las comunidades; y
tratando de mantener un lazo invisible con quienes hacen parte de éste, y caer
en la aceptación de los otros.
Nuestra necesidad de vínculos sociales se termina convirtiendo en Estados
naturales de los cuales el hombre toma posesión y habitualidad; convirtiendo
necesidades o actitudes básicas como lo son el egoísmo o la amabilidad, en
acciones como lo son twittear, likear, o hacer clic.

En la filosofía se le conoce a la Alegoría de la caverna, como una metáfora


creada por Platón para explicar la forma de ver las cosas según la perspectiva
en la que nos encontramos, y el ambiente en que el propio hombre nos puede
llegar a someter.
Ésta metáfora puede aplicarse a los vínculos sociales de la actualidad, y cómo
por medio de demostraciones sociales, podemos llegar a creer en algo que no
es certero; como lo puede ser el uso de la tecnología como medio por el cual
podemos comunicarnos abiertamente con otros seres humanos, a comparación
de los siglos anteriores; sin llegar a revelar que en realidad estos métodos
tecnológicos, o redes virtuales tienen contradicciones vitales, como el hecho de
que en realidad una de sus únicas funciones es alejarnos relativamente del
entorno.

Aristóteles habló del nacimiento del hombre, como ser con características
sociales, que al pasar el tiempo llegaba a una seguridad inminente de
depender y vivir por el otro. Decía que necesitamos conexión con el hombre
para ser, y para poder desarrollar nuestra personalidad. Coexistir se convertiría
en nuestro acto primordial para una vida “humana”, ya que quien viviera sin
actos afables o sociables, no era más que alguien “mal humano”
De su frase célebre: “El hombre es un ser social por naturaleza”, se puede
explicar analógicamente la necesidad vital del hombre por pertenecer a
conjuntos de uniones entre sí, para un implemento necesario en su vida en
convivencia y trato con otros.

Y estamos aquí, en la actualidad; punto de la existencia en el que la calidad de


vida humana se ha degradado a puntos altamente significativos comparando a
la humanidad de hace unos siglos. Hemos involucionado a partir de una falsa
idea de evolución que nos tiene cegados a la mayoría.
Seremos entonces un contraste de idealismos, sucesos, guerras, historias y
vidas que le dieron lugar al ser pensante que no dependía de mecanismos
virtuales para valerse en el mundo, o para elaborar su personalidad como ser
que no se deja llevar por el sistema que nos rige y nos hace desvanecernos
tanto mental, como espiritualmente.
somos hojas con relatadas historias que vuelan por un cielo de caos, las cuales
son agarradas y difamadas por quienes están acostumbrados a estos
escenarios perturbantes, ya que nacieron en líos y morirán en ellos, a menos
que estas hojas sean ordenadas y privadas de un mundo imperfecto como el
nuestro.
las conexiones no se hacen a partir de dispositivos que desvaloran al ser
humano; se hacen a partir de intenciones sinceras y fisicas, que no buscan
degradar la vida ajena.

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