Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Abajo a la derecha: Los generales José de San Martín (izquierda) y Bernardo O'Higgins cruzan
los Andes, 1817.
Lugar Hispanoamérica
Resultado
Victoria independentista.
Beligerantes
Realistas Independentistas
Comandantes
realistas[mostrar]
patriotas[mostrar]
Unidades militares
Fuerzas en combate
Bajas
Muertos
± 34 400 españoles5
La independencia de las colonias británicas de América del Norte en 1776 y las abdicaciones de
los reyes Borbones en 1808 ante la invasión francesa de España, constituyen dos hechos que
incentivaron el independentismo en la debilitada Monarquía española.
Como respuesta a la entronización del rey José Bonaparte en España, entre 1808 y 1810 se
instalaron juntas de gobierno que ejercieron la soberanía en nombre del abdicado rey
Fernando VII, tanto en la península ibérica, como en los territorios americanos. La resistencia
de las juntas americanas a someterse a todos los gobiernos formados en España, radicalizó las
posiciones y llevó a la lucha armada entre realistas y patriotas. A partir de 1810 diversos
movimientos americanos comenzaron a declararse autónomos del gobierno español, y más
tarde, estados nacionales independientes bajo regímenes republicanos, y formaron ejércitos
"patriotas" o "libertadores", entre los que destacaron los comandados por Hidalgo y Morelos
en México, y las del rioplatense José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar en América
del sur. La independencia de los nuevos estados de América se consolidó en la década de
1820, con el Trienio Liberal, derivando en la creación en México del Ejército Trigarante en 1821
y terminando en América del Sur con la destrucción del último ejército virreinal en la batalla de
Ayacucho en 1824.
Los últimos bastiones españoles resisten en el Castillo San Felipe en Puerto Cabello hasta 1823;
en San Juan de Ulúa, Veracruz hasta 1825. Por último, en enero de 1826, caen los reductos
españoles del Callao y Chiloé. Solo permanecen como últimos dominios españoles en América
Cuba y Puerto Rico. La última tentativa de reconquista en suelo continental desde España se
produjo sobre las antiguas posesiones mexicanas en 1829, cuando la expedición de Isidro
Barradas llegó a Tampico y fue derrotada por el Ejército Mexicano. Sin embargo los gobiernos
independientes enfrentaron las guerrillas realistas, por ejemplo entre 1823 y 1827 en
Venezuela; entre 1822 y 1826 en Pasto, Colombia; hasta 1832 en el sur de Chile, apoyados por
mapuches y pehuenches; y hasta la década de 1830, la guerrilla de Iquicha en Perú.
El primer país en reconocer las independencias fue el Reino Unido de Portugal y Brasil. Los
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia establecieron relaciones comerciales con los nuevos
gobiernos americanos y posteriormente reconocieron la soberanía de los nuevos estados a lo
largo de la década de 1820. Sin embargo España sólo abandonó los planes de reconquista
después de la muerte del rey Fernando VII, ocurrida en 1833. Las Cortes españolas renunciaron
a sus posesiones en América en 1836 y autorizaron al gobierno para realizar tratados de paz y
reconocimiento con todos los nuevos estados surgidos en el continente.9101112
Índice
1 Contexto
2.1 En Hispanoamérica
2.2 En España
2.3 Internacionales
3.1 En América
3.2 En España
3.3 Internacional
5.2 Participantes
5.2.1 Realistas
5.2.2 Independentistas
5.3 Territorios
5.3.1 Sudamérica
5.3.1.4 Paraguay
5.3.1.5 Uruguay
5.3.2 Norteamérica
5.3.2.2 México
6 Consecuencias
6.1 Mortalidad
7 Notas
8 Referencias
9 Bibliografía adicional
10 Enlaces externos
Contexto
Al acabar el siglo XVIII, gracias a su dilatado imperio, España figuraba aún entre las grandes
potencias internacionales. El imperio no sólo aportaba prestigio y peso diplomático; también
resultaba crucial para la economía española. En el último tercio del siglo el tráfico con los
territorios de ultramar representó cerca de la mitad del comercio exterior. Absorbía un 48% de
las exportaciones, integradas por productos españoles pero también por artículos europeos,
pues España en calidad de metrópoli ejercía el monopolio del comercio, y todos los países que
quisieran traficar con las Indias debían hacerlo a través de los puertos españoles. Los
territorios americanos también ofrecían un suministro constante de metales preciosos: entre
1784 y 1796 las minas de plata de México y el Alto Perú aportaron una media anual de 355
millones de pesos.
Sin embargo, sostener el imperio no resultaba fácil. Si preservar el monopolio comercial y
eliminar el contrabando en tiempos de paz ya era de por sí complicado, más lo fue desde
finales del siglo XVIII, cuando la alianza de España con Francia obligó a mantener un estado
prácticamente permanente de guerra con Gran Bretaña. Las contiendas hispano-británicas
entorpecieron el comercio español con América, hasta el punto de interrumpirlo casi por
completo: en 1801 el promedio anual de exportaciones a las Indias había descendido un 93%;
las importaciones también cayeron radicalmente. Tras la destrucción de la flota española en la
batalla de Trafalgar, en 1805, Gran Bretaña se aventuró, incluso, al ataque directo a las costas
americanas. En 1806 y 1807 la armada británica trató de ocupar el puerto de Buenos Aires y las
autoridades virreinales rechazaron el ataque. Una acción que reveló la impotencia de España
para defender sus reinos ultramarinos y demostró a los criollos (descendientes de españoles
nacidos en América) la propia fuerza que tuvieron en el desarrollo y el triunfo frente a las
pretensiones inglesas.
Muchos años antes del comienzo del conflicto en 1808, se reconocen antecedentes al proceso
independentista en Hispanoamérica. Algunos se produjeron en la América española, otros en
la metrópoli española, y el último grupo fueron internacionales, de influencia mundial
reconocida, como la independencia de los Estados Unidos de América (1776) y la revolución
francesa (1789).
En Hispanoamérica
Las ideas liberales de la Ilustración que fueron difundidas en América y en toda Europa y que
llegaban a las universidades, las academias literarias y las sociedades económicas fomentaron
los ideales revolucionarios que eran contrarios a la actuación de la Monarquía española en su
Imperio. Entre estas nuevas ideas sobresalían el principio de soberanía nacional, el contrato
social de Rousseau, y los derechos individuales, opuestos al absolutismo real.
En España
Internacionales
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos realizada en 1776 por las trece
colonias americanas de Inglaterra, dio inicio a los procesos de independencia del colonialismo
europeo;
La Revolución Francesa en 1789 que proclamó la igualdad de todos los franceses y sus
derechos fundamentales; aunque excluía a los esclavos de sus colonias.
La revolución haitiana de 1805 realizada por los esclavos negros de esa colonia francesa, la
primera en abolir la esclavitud y la primera en lograr la independencia del colonialismo en
América Latina y el Caribe, aprovechando que el emperador Napoleón no evitaría la
independencia al estar involucrados en sus guerras por toda Europa.
Los fallidos intentos del Imperio británico para ocupar directamente nuevos territorios
continentales americanos, como el que había protagonizado contra Cuba y Cartagena de Indias
en la Guerra del Asiento (1741) o las dos Invasiones Inglesas en el Virreinato del Río de la Plata
en 1806 y 1807, que llevó a generar una conciencia hispanoamericana de las capacidades y
poderes propios y a la creación de varios cuerpos militares locales como el Regimiento de
Patricios.
El intento fallido de invadir y liberar Venezuela en 1806 por una expedición naval organizada
en los Estados Unidos, liderada por el general Francisco de Miranda.
En América
El concepto del derecho indiano, según el cual Hispanoamérica era un bien realengo
perteneciente a la corona española como patrimonio de la familia real, provocó que cuando el
rey Fernando VII junto con su padre Carlos IV fueron retenidos en Francia, las provincias
americanas no reconocieran a las cortes de Cádiz ni a la Junta Suprema Central sino que
formaran Juntas de Gobierno en cada país, con el objetivo inicial de gobernar y posteriormente
de sustituir al estado español.
Una parte de la aristocracia criolla no estaba de acuerdo con algunos aspectos fundamentales
de la constitución española de 1812, como el reparto de la tierra o la igualdad política entre
ellos y los indios. Este motivo fue determinante sólo en México, de modo que, cuando la
constitución española entró en vigor nuevamente en 1820, estos criollos, liderados por Agustín
de Iturbide, cambiaron de bando y pasaron de defender la unidad de la Monarquía Española a
luchar por la independencia.
En España
El vacío de gobierno en España, causado sucesivamente por la guerra con Napoleón y por el
Trienio Liberal que ocupó la revolución del constitucionalismo español, abrió la oportunidad
para que la clase dominante hispanoamericana, formada por criollos europeos, dieran impulso
y sostuvieran el movimiento y la guerra por la independencia como medio definitivo de
conservar y mejorar su estatus, disminuido o en riesgo de perderse por el liberalismo. La
independencia de la Patria fue el carácter esencial del movimiento que finalmente predominó
en todos los lugares de América, por encima de otros movimientos independentistas que,
como el fallido de Hidalgo en México, se pretendían acompañar también de una verdadera
revolución social. En algunos países resultó una continuidad de las prácticas de castas
coloniales, donde esclavos, indígenas y criollos no ejercían los mismos derechos.
Internacional
La negativa de ningún apoyo de parte de Gran Bretaña y Francia a favor del rey Fernando VII
de España para recuperar sus reinos americanos, declarada en el Memorandum Polignac, y la
finalidad de dichos países de establecer un libre comercio con los países independientes
americanos.
La intención de Gran Bretaña, finalmente alcanzada, de la posición de potencia hegemónica
mundial en el tráfico internacional marítimo, a expensas de España.
El apoyo que Inglaterra dio en su territorio a la formación de las logias que apoyaron la
independencia de América y a sus jefes, que acabaron siendo posteriormente los líderes de la
independencia de América, como Simón Bolívar y José de San Martín.
Sin embargo, el pueblo español no estaba de acuerdo con la invasión francesa y poco a poco
iniciaron los levantamientos que enfrascaron a la mitad insurgente de España contra la otra
mitad josefina española apuntalada por las fuerzas de ocupación del Imperio francés en la
llamada Guerra de la Independencia Española (1808-1814). Los insurgentes españoles se
fueron organizando en juntas de gobierno en las diferentes partes integrantes de las corona
española, principalmente en la zona sur de la península. En América, conforme llegaban las
noticias desde Europa, se fueron conformando juntas de gobierno americanas para igualmente
conservar los derechos dinásticos del rey Fernando VII, desde entonces llamado el Deseado.
Pero las juntas americanas se enfrentaron a un dilema: debían de ser autónomas como sus
hermanas peninsulares o debían de depender de alguna junta europea; y en el caso de
depender de alguna peninsular, la duda sería de cuál de todas aquellas.
Los españoles peninsulares radicados en algún punto en América no concebían que fueran las
juntas autónomas bajo ninguna circunstancia, pero los españoles americanos, más conocidos
como criollos y mestizos, vieron la oportunidad de romper con las prohibiciones centenarias y
alcanzar de algún modo el gobierno de sus propias patrias, fueran estas autonomías o no
consecuencia de la ocupación de Napoleón. De esta forma, en América comenzaron una serie
de movimientos locales que desconocían los nombramientos elaborados por las juntas
peninsulares para el gobierno americano, aduciendo los mismos principios de aquellas de que
todo lo hacían por la defensa del rey legítimo Fernando VII y para detener la usurpación del
trono español por José I. Otro argumento que tuvieron los criollos y los mestizos fue que nada
garantizaba que las juntas europeas no cayeran en manos de José I o del mismo Napoleón y
por ende la América española se convirtiera en una América francesa; de esta manera la
autonomía le daba más oxígeno a la familia real española, abriéndose la posibilidad de que
escapasen de su prisión y que hicieran lo mismo que la familia real de Portugal, huyeran a
América y que reinaran desde estas sus otras tierras.
Melchor de Talamantes
José de Iturrigaray
Jaime de Zudáñez
1809 16 de julio Junta Tuitiva en La Paz Virreinato del Río de la Plata Flag of
Bolivia.svg Bolivia Pedro Murillo
1810 25 de mayo Primera Junta de Buenos Aires Virreinato del Río de la Plata
Bandera de Argentina Argentina Cornelio Saavedra
Mariano Moreno
Manuel Belgrano