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De esta parte he entendido la importancia que se le debe dar al aspecto de las relaciones
objetales que nos pueden dar una guia en el momento determinado, para llegar a un
entendimiento mayor sobre el material inconsciente del sujeto en análisis. Ya que desde
este punto de vista mayormente Kleiniano es donde vamos a poder ubicar el conflicto
psíquico que surge dentro del relato del sujeto. Ya que de la manera en la que el mismo
haya internalizado sus objetos y de la ponderación que les haya otorgado será su actuar
posterior en la vida adulta en sus relaciones. He remarcado algunas notas que me fueron
relevantes durante mi revisión de la lectura mismas que me atrevo a citar textualmente para
poder discernirlas un poco de acuerdo a mi entendimiento:
- “ no hay otra vida psíquica que la que se funda en estas relaciones y, sin ellas, la
vida psíquica no existe y ni tampoc aun la somática”;
- “ el mundo interno de las relaciones objetales modula, de forma decisiva, el trato del
sujeto con los otros en el mundo externo”
En este par de líneas me parece que se encierra la parte medular del capítulo, sin dejar
fuera los otros puntos que se tocan como las ansiedades y la internalización como la
externalización, es en la manera en que estas relaciones objetales son percibidas o
vivenciadas por el sujeto las que determinan los comportamientos futuros en su manera de
involucrarse con el mundo externo.
En este capítulo se trató de diferenciar el enfoque de la p.p. con las otras terapias
denominadas de apoyo y menciona unas características particulares en la línea de trabajo
que de la misma hace uso. Coderch menciona que la p.p. se funda, tanto en su estructura
conceptual y teórica como en su metodología operativa. Partiendo del supuesto de
determinados conflictos intrapsíquicos que permanecen inconscientes para el paciente, la
p.p. pretende solucionar total o parcialmente dichos conflictos a través de la relación
interpersonal que se establece entre paciente-teraoeuta, basandose en las intervenciones
verbales como instrumento curativo para de esta forma lograr fortalecer el yo del paciente y
permitir así el manejo adecuado de los impulsos y emociones sobre los cuales ha fracasado
la capacidad de síntesis e integración que le es propia en un estado maduro. la p.p. es de
actitud esclarecedora y/o comprensiva; analiza las defensas como una forma de conseguir
que las fuerzas psíquicas en conflicto puedan ser puestas a disposición del yo. La diferencia
radica en los instrumentos en los que basa su comprensión y practica, mismos instrumentos
que se han utilizado de manera técnica en la relación psicoterapéutica. Dichos instrumentos
harto nombrados hartamente por diferentes autores como Greenson y Etchegoyen en sus
escritos sobre técnica, son: sugestión, abreacción, aconsejamiento, confrontación,
clarificación e interpretación; siendo los tres primeros pertenecientes a las terapias de
apoyo; el cuarto representa un punto de transición entre estas y la p.p. El quinto
corresponde más de lleno a la p.p. y el sexto es exclusivo de ella. Con estos puntos se trata
de aclarar de manera particular las cualidades que ofrece y en las que se basa la p.p. para
su aplicación clínica.
Durante estos puntos se revisa la importancia de las intervenciones y los tipos de las
mismas, sin las cuales el cambio en el paciente no tendría lugar alguno. Desde el inicio
existe relación entre paciente-terapeuta desde antes de la primera entrevista. Hay una
expectativa y una fantasía sobre la cual el paciente deposita su demanda hacia el futuro
analista. Desde el momento en que se confirma el trabajo analitico con el paciente e incluso
desde la llamada telefónica ya existe una communicacion inconsciente entre ambos.
Posterior a esto, Coderch menciona las diferentes intervenciones del terapeuta hacia el
material del paciente mismas que clasifica en verbales y no verbales. De las cuales se
mencionan algunas revisadas en el apartado anterior y el efecto que tienen sobre el
paciente en cuanto a la motivación al cambio dentro de su proceso terapéutico. Dichas
intervenciones verbales son la confrontación la cual se emplea para dirigir la atención del
paciente hacia aspectos de su comportamiento o de sus verbalizaciones de los que no se
ha percatado adecuadamente, pero que puede ser capaz de reconocer por sí mismo; la
clarificación constituye junto con la interpretación un instrumento fundamental en las
intervenciones del terapeuta, resume, sintetiza y subraya la comunicación del paciente,
tanto en sus aspectos explícitos como implícitos. Puede dividirse la clarificación en tres
modalidades o formas principales: síntesis o reiteración simple, retorno del sentimiento,
elucidación o clarificación propiamente dicha, o reconocimiento de los sentimientos.
La interpretación se trata de explicar al paciente el sentido inconsciente de sus
manifestaciones verbales y de su comportamiento se menciona que esta es de carácter
transferencial. También se habla del silencio del terapeuta en el cual, este debe capturar el
estímulo traumático, la respuesta adaptativa al mismo, el funcionamiento del yo, los
mecanismos de defensa, las fantasías inconscientes.
De los sueños menciona los mismos dentro de la p.p. que deberán ser entendidos por el
terapeuta desde la perspectiva psicoanalítica sin ser interpretados guardándose el terapeuta
para sí mismo esta comprensión con la finalidad de realizar la aplicación correspondiente a
las características propias de su técnica psicoterapéutica.
Por último se habla de las respuestas del paciente a las intervenciones del terapeuta y
cómo estas pueden ser de confirmación o rechazo, las cuales no deberán ser tomadas
literalmente y se deberá analizar desde la transferencia los aspectos de las mismas. Para
no perder de vista algún detalle que pudiera estar pasando desapercibido desde la atención
del psicoterapeuta en el material del paciente.