Sei sulla pagina 1di 2

La Mujer Judía B.Brecht.

Sí, me marcho ahora, Fritz. Tal vez haya esperado demasiado, tienes que
disculparme, pero...
Fritz, no debes retenerme, no puedes... no eres cobarde, no tienes miedo a la
policia, pero hay cosas peores. No te llevarán a un campo de concentración, pero
mañana o pasado mañana no te dejarán ir a la clínica, y tú no dirás nada pero te
enfermarás. No quiero verte sentado aquí, ojeando revistas, y si me voy es puro
egoísmo por mi parte, nada más. No digas nada...
¡No digas que no has cambiado, porque no es verdad! La semana pasada dijiste,
de forma totalmente objetiva, que el porcentaje de científicos judíos no es tan alto.
Siempre se empieza por la objetividad, y ¿por qué me dices ahora continuamente
que nunca he sido tan nacionalista judía como ahora? Claro que lo soy. El
nacionalismo se contagia. ¡Ay, Fritz, qué nos ha pasado!
No te he dicho que quería irme, que me quiero ir desde hace tiempo, porque no
puedo hablar cuando te miro, Fritz. Me parece entonces tan inútil hablar...Todo
está ya decidido. ¿Qué les ha pasado realmente? ¿Qué quieren realmente? ¿Qué
les he hecho? Nunca me he metido en política. Soy una de esas mujeres
burguesas que tienen sirvientes y, de pronto, resulta que solo pueden tenerlos las
mujeres rubias. En los últimos tiempos he pensado a menudo que hace años me
dijiste que había personas que valían y otras que valían menos, y unas tenían
derecho a la insulina si tenían diabetes y otras no. ¡Y yo estaba de acuerdo!
¡Estúpida! Ahora han hecho una clasificación de esas, y resulta que yo pertenezco
a las que no valen nada. Me lo merezco.
Fritz, yo lo acepto todo, salvo que en la última hora que nos queda no nos
miremos a la cara. No deben conseguir eso esos mentirosos que nos obligan a
todos a mentir. Hace diez años, cuando alguien me dijo que no se notaba que yo
fuera judía, tu dijiste enseguida: "claro que se ve". Y eso me alegró. Aquello era
evidente. Entonces, ¿por qué andarse con rodeos? Estoy haciendo el equipaje
porque, si no, te quitarán el puesto de jefe de sala. Y porque en la clínica te niegan
ya el saludo y porque por las noches no puedes dormir. No quiero que me digas
que no me vaya. Y me doy prisa porque no quiero oírte decir que me vaya. Es una
cuestión de tiempo.
¿Qué clase de hombres son ustedes? ¡Sí, también tú! Tu estas ahí, viendo como
tu mujer hace el equipaje, y no dices nada. Maldita sea.
En mi próximo país, las cosas tendrán que ser diferentes. El próximo hombre que
tenga, tendrá derecho a conservarme. Y no me digas que me mandarás dinero,
porque sabes que no puedes hacerlo. Y tampoco tienes que hacer como si solo se
tratase de cuatro semanas. Esto no durará solo cuatro semanas. Tú lo sabes y yo
también. Entonces no digas: "al fin y al cabo, solo son unas semanas", mientras
me das el abrigo de piel que no necesitaré hasta el invierno. Y no digas que es
una desgracia. Digamos que es una vergüenza. ¡Ay Fritz!

Potrebbero piacerti anche