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De los proyectos a nivel individual se pueden destacar varios casos en los que
las personas piensan en la educación como un propósito a corto, mediano o
largo plazo, bien sea con el comienzo de una carrera profesional, la
especialización o maestría para mejorar su proyección laboral; o incluso el
acceso a la educación de los hijos, quienes aun estando pequeños pueden
empezar a contar con fondos para su formación.
Cualquiera sea el caso, las personas deben contar con una proyección del
posible financiamiento, para lo cual los planes de ahorro tienen grandes
ventajas. Entre ellas, hay quienes acceden a sus reservas económicas, pero
también pueden considerar el dinero de sus cesantías que han venido
acumulando con el pasar de sus años laborales, para tener mejores
posibilidades de financiamiento a la mano.
La opción de usar las cesantías para cubrir gastos de educación propia, de los
hijos o del cónyuge, ha cobrado con los años cada vez mayor fuerza. Por
ejemplo, de enero a noviembre del 2019, el 9% de las personas que retiraron
sus cesantías en Protección, lo hicieron por motivo de financiamiento
educativo, cifra que reafirma las intenciones de enriquecer su experiencia para
la mejora de la calidad de vida en aspectos profesionales, personales y
familiares.
En el “Estudio Latam 360”, con datos del último año, se halló que el 16% de
las personas que ahorran en Colombia, lo hacen para asegurar su futuro, y
eso incluye la educación. En casos como Protección, por ejemplo, se busca
que este trámite sea sencillo y por eso los afiliados pueden acceder a sus
cesantías para fines educativos; basta con que adjunte la colilla de pago de la
institución educativa, con la que en la mayoría de los casos se tiene convenio
para transferencia directamente a la universidad.
Destacado:
En el “Estudio Latam 360”, con datos del último año, se halló que el 16% de
las personas que ahorran en Colombia, lo hace para asegurar su futuro, y eso
incluye la educación