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POSTURALES
PROGRAMA DE FONOAUDIOLOGIA
POPAYAN – CAUCA
2019
ASPECTOS IMPORTANTES EN EL RECIEN NACIDO
Sí, el RNP está en buenas condiciones hemodinámicas y respiratorias es suficiente con monitorizar
la temperatura axilar, la saturación de oxígeno y la presión arterial no invasiva, para favorecer la
estabilidad térmica, respiratoria y hemodinámica. Se deben evitar manipulaciones innecesarias, así
como el exceso de luz y ruidos, se deberá favorecer la posición de flexión en línea media. Quiroga
A, 2010
Se recomienda la vigilancia estrecha por parte del médico y el personal de enfermería con las
siguientes acciones: La vigilancia será en las primeras 2 horas de vida cada 30 minutos y
posteriormente cada 2 - 4 horas en el primer día de vida, en cada evaluación se deberá registrar o
Frecuencia cardiaca o Frecuencia respiratoria o Saturación de Oxigeno o Temperatura corporal o
Presión arterial. Hurtado-Suazo J, 2014
• Termómetro de mercurio. Gold Estándar para termometría, su medición precisa requiere de 3-4
min. La temperatura axilar es la recomendada por la AAP y la temperatura rectal queda restringida
exclusivamente para casos en los que se sospecha de hipotermia, la medición rectal conlleva a
riesgos como la perforación del recto y la capacidad de propagar contaminantes que se encuentran
en las heces (no forzar inserción, utilizar solo la ampolla). La temperatura timpánica no está indicada
en el RN.
• Sensores de temperatura. Tienen que estar bien adheridos a la piel, sobre una superficie lisa, no
ósea, procurando no cubrir el sensor con ropa o pañal y no recostar al RNP sobre el sensor. El retiro
accidental del sensor de la piel utilizado en servocontrol, puede originar sobrecalentamiento
accidental del RNP.
Supervisar la frecuencia respiratoria y el trabajo de la respiración con inspección visual del RNP
durante la primera hora después del nacimiento. En presencia de algún dato de dificultad
respiratoria se deberá medir la saturación de oxígeno con oxímetro de pulso.
Se recomienda vigilancia clínica continua del RNP, siempre que sea necesario usar oxÍmetro de pulso
para asegurar niveles de SO2 entre 90-95% y frecuencia respiratoria entre 40 y 60 por minuto.
En el RNP los rangos establecidos como normales para las frecuencias respiratoria y cardiaca son.
Presión arterial
En los recién nacidos es difícil definir los valores normales de la presión arterial, debido a los cambios
que ocurren durante las primeras semanas de vida, estos cambios en la presión arterial son más
significativos en los recién nacidos prematuros, en quienes la presión arterial depende de una
variedad de factores como la edad gestacional, el peso al nacer y las afecciones maternas.
En el RNP se considera que el rango de presión arterial normal es el que asegura una adecuada
perfusión a todos los órganos y sistemas, sin embargo, definir este rango no es fácil. El percentil 10
de la presión arterial media (PAM) en las primeras 72 horas de vida corresponde con la edad
gestacional; una cifra menor a esta denotaría hipotensión.
El rango establecido para la presión arterial media en el RN es: 60- 90 (presión sistolica) - 30-
62(presión diastólica).
Glucemia
La hipoglucemia es una de las condiciones que se deben evitar en el RNP debido a las secuelas
neurológicas graves que ocasiona en el RNP. Se considera hipoglucemia cuando se tienen valores <
47 mg/dl de glucosa en sangre, a cualquier edad extrauterina, aun sin presencia de síntomas. Las
manifestaciones de hipoglucemia pueden ser:
Bilirrubinas
Aproximadamente entre el 80 y 90% de los RNP desarrollan ictericia en la primera semana de vida
y el 10% de los bebés que reciben lactancia materna desarrollan ictericia prolongada al primer mes
de nacido, sin embargo, el deber como médico es saber si se trata de una ictericia fisiológica o
patológica.
La bilirrubina indirecta es potencialmente tóxica para el tejido cerebral ya que puede causar
alteraciones neurológicas a corto y a largo plazo. Las manifestaciones agudas incluyen letargia,
irritabilidad, postura y tono musculares anormales, apneas y convulsiones (Encefalopatía
hiperbilirrubinemica).
Se recomienda que a todos los RNP se realice una inspección visual durante al menos las primeras
48 horas de vida, en caso de observar ictericia se deben tomar niveles séricos de bilirrubinas.
REFLEJOS PRIMITIVOS Y POSTURALES
Los reflejos primitivos y posturales siguen una secuencia ordenada de aparición y desaparición,
iniciándose en el periodo fetal y extendiéndose hasta los primeros años de vida. Los reflejos se
controlan en el nivel subcortical. Primariamente fueron descritos por Rudoph Magnus (1873-1927),
quien recibió el premio nobel por sus esfuerzos. Estos pueden suministrar un método preciso para
determinar los grados de condición de prematuro de un infante o indicar disfunciones neurológicas.
Si no se registra un patrón reflejo normal o si un patrón reflejo persiste mas allá de la edad en que
normalmente desaparece, se considera que el recién nacido o infante corre riesgos al padecer de
lesión cerebral u otro problema neurológico. Algunos neurólogos pediatras afirman que las
anormalidades neurológicas en el nacimiento predicen una diagnosis de disfunción cerebral mínima
a producirse en edades posteriores pero otros investigadores han encontrado una asociación
limitada entre las anormalidades neonatales y los signos neurológicos subsecuentes
particularmente al años después. A pesar de las dudas acerca de la confiabilidad de predecir una
diagnosis de anormalidad neurológica mínima, la evaluación cuidadosa de los reflejos primitivos
iniciales y posteriormente el surgimiento de los reflejos posturales, ofrece una base para la diagnosis
y las terapias de funciones motoras alteradas. Pueden generalmente una prognosis locomotora que
sugiera en que momento y de qué forma podrá caminar un niño con parálisis cerebral el cuadro 12-
5 presenta un resumen de los reflejos primitivos y posturales registrados en el primer año. Si bien
el fonoaudiólogo puede estar más interesado en el estado neurológico de los reflejos orales y
faríngeos, es fundamental que conozca los reflejos primitivos y posturales para evaluar la madurez
neurológica del niño que posiblemente padece de lesión cerebral. Existen opiniones encontradas
en cuanto a la definición del estímulo y respuestas en las diversas pruebas de reflejos primitivos.
También ocurre lo mismo al determinar cómo varían las respuestas con el tiempo y el crecimiento.
Se analizan aquí seis reflejos. Comúnmente son evaluados por los neurólogos y los pediatras y son
típicos en el primer año de vida. Estos seis reflejos en el niño parecen ser anunciadores de funciones
motoras posteriores. De los muchos reflejos infantiles descritos por los neurólogos estos son los
más estudiados.
Reflejo Respuesta
Reflejo tónico asimétrico del cuello (RTAC) Extensión de las extremidades del lado del
mentón y flexión del lado occipucio al girar la
cabeza.
Reflejo tónico simétrico del cuello (RTSC) Extensión de los brazos y flexión de las piernas
cuando hace extender la cabeza.
Reflejo positivo de apoyo (RPA) El infante soporta el peso cuando se estimula
las partes inferiores del antepié.
Reflejo tónico laberintico (RTL) Retracción de hombro y extensión de cuello y
tronco, flexión de cuello.
Rotación segmentaria (RS) Se hace girar la cabeza o las piernas para
buscar una rotación segmentaria del tronco y
la pelvis.
Reflejo de galant El cuerpo se arquea cuando se causa algún
estimulo en la espalda cerca de la columna
vertebral.
Reflejo de Moro Aducción y proyección de brazos hacia
adelante, seguido de flexión de brazos y
extensión y flexión de piernas
El Reflejo Tónico Asimétrico del Cuello se activa como resultado del giro de la cabeza a uno de los
lados. A medida que la cabeza se gira, se estirarán la pierna y el brazo del mismo lado, mientras que
se encojen las extremidades del lado opuesto. El reflejo debería estar inhibido a la edad de seis
meses en estado de vigilia.
Si el Reflejo Tónico Asimétrico del Cuello permanece activo en un niño de más edad, puede afectar
a:
Este reflejo es análogo al reflejo tónico asimétrico del cuello, pero la cabeza es colocada en
flexión y extensión en la línea media del cuerpo en lugar de girarla lateralmente. Las respuestas
resultantes son las diferencias que se producen en las extremidades superiores e inferiores, en
vez de producirse entre las extremidades derecho-izquierdas. El reflejo normal es una extensión
de los brazos la flexión de las piernas si se lleva la cabeza en extensión a la línea media. La
flexión de la cabeza provocara el efecto opuesto: los brazos se flexionaran y las piernas se
extenderán.
Magnus considero que la reacción positiva de apoyo era necesaria para el mantenimiento de la
postura erecta. Cando se estimula la parte inferior del antepié, de produce una contracción de
los grupos musculares opuestos para fijar las articulaciones de las extremidades inferiores de
modo que puedan soportar el peso.
Para probar el reflejo, se suspende al infante desde el tronco desde el tronco debajo de las
axilas, con la cabeza ubicada en la línea media del cuerpo. Se lo flexiona levemente. Se lo hace
saltar cinco veces sobre las partes inferiores del antepié. Se colocan los pies en contacto con el
suelo, y se evalúa el grado en el que el infante puede soportar su peso. Se observa el reflejo en
la vida fetal y se considera anormal si persiste más allá de los cuatro meses. Se ha asociado una
respuesta fuerte y resiste con la cuadriparesia espástica. No parece obtenerse reflejos orales o
faríngeos asociados.
Este reflejo está relacionado con los cambios en el tono asociado con diferentes posturas. La
posición de las extremidades cambiará con respecto a la de la cabeza. Se debe a la orientación
de los laberintos del oído interno. Se prueba el reflejo tanto en una posición supina como prona.
Para evaluarlo en la posición prona, se lo mantiene en dicha posición. La cabeza se extiende
aproximadamente a 45º debajo del plano horizontal. Se examinan los cambios de postura y tono
en las extremidades, prestando mayor atención al área del hombro. Cuando se flexiona la
cabeza, una respuesta normal produce protracción de los hombros y flexión de las extremidades
inferiores. Los cambios de tonos deberán presentarse en al menos una extremidad superior e
inferior para determinar que el reflejo se ha registrado.
Al probar el reflejo en posición supina, se centra el apoyo entre los hombros para que la cabeza
permanezca extendida a 45º. Se evalúan la posición y tono de los hombros. Se busca una flexión
activa de cuello y presión en la línea media del cuerpo. Si no se observan respuestas de flexión
y presión, se flexiona la cabeza sosteniendo la espalda y se busca nuevamente la presión hacia
la línea media del cuerpo.
Una respuesta laberíntica tónica anormal puede estar acompañada de una hipertonía
extensora, y una respuesta anormal y persistente puede impedir que el niño se balancee
normalmente. Una respuesta patológica puede hacer que las piernas estén tan rígidas que
cuando al niño se lo ubica en posición de sentado, no parará.
El reflejo no se siempre en niños normales; es más común en niños con estado patológico. De
todos los reflejos estudiados, es el único que se acostumbrado asociar con reflejos orales.
Estando la cabeza inclinada a 45º, el niño atacado con parálisis cerebral puede muy fácilmente
presentar reflejo lingual.
El recién nacido normal, cuando se lo hace girar, responde rodando como “rollizo de madera”
lo cual es un reflejo asociado con la actividad propia del girar. Esta respuesta giratoria temprana
se convierte en respuesta giratoria segmentaria en la cual, cuan se intenta hacerle girar la
cabeza, él bebe trata de revertir la rotación que se le impone, torciendo el cuerpo en la cintura
y, de este modo dejando un segmento del cuerpo gire por vez. Esta reacción tipo tirabuzón
permite al bebe girar sobre sí mínimo de esfuerzo por cuanto un segmento del cuerpo gira por
vez. La repuesta anormal consiste en insistir él bebe en girar de una sola pieza (tipo rollizo de
madera), movimiento en el cual la rotación de la cabeza produce girar simultaneo de las
extremidades superiores e inferiores, sin control segmentario. Se observa este tipo de respuesta
en niños con parálisis cerebral, cuta facultad motora está deteriorada.
Para testear la segunda respuesta, la de las piernas, se flexiona una de las piernas del bebe en
la cadera y en la rodilla. El medico sostiene la pierna flexionada debajo de la rodilla y se hace
girar a la criatura de modo de que la pelvis rote hacia la línea mediana. Se observan entonces
las pautas de rotación. Las respuestas rotatorias no han sido asociadas con los reflejos orales y
faríngeos.
EL REFLEJO DE GALANT
Es el modo que tiene el cuerpo del niño de arquearse cuando se le acaracia la piel de la espalda,
cerca de la columna. En general, el cuerpo se arquea hacia donde proviene el estimulo.
Arquearse en otra direccion indica que el niño tiende de evadir el estimulo. Las respuestas
pueden variar desde la ausencia total hasta una flexion exagerada de la cadera. En la mayoria
de los recien nacidos, la respuesta bilateral; se ha informado de respuestas unilaterales en casos
de paralisis cerebral atetoidea. Normalmente, la respuesta desaparece a los dos meses de edad
pero persiste en los niños afectaods de atetosis, mas alla de esa edad se piensa que la respuesta
tiene que ver con una domera en la estabilizacion del tronco y en el control de la cabeza, en ese
grupo. Se presume que la persistencia de esa repueta mas lla de los seis meses de edad puede
interferir con el equilibrio de la postura sentada. No se ha informado de asociacion con los
reflejos orales y faringeos.
EL REFLEJO DE MORO
El reflejo de Moro- junto con el reflejo asimetrico del tono del cuello- es uno de los reflejos
mejor conocidos y mas estudiados en neurologia pediatrica. Existe en casi todos los recien
nacidos con expecion de los prematuros muy pequeños. Al tirarles bruscamente de la cabeza,
hay una abdduccion rapida y simetrica de los brazos, que se levan. Las manos se abren y ocurre
una abduccion gradual y flexion de los brazos. Los miembros inferiores tambien presentan
extension y flexion. Se ha discutido si la respuesta de Moro y la repuesta de
sobresaltoconstituyen pautas continuas. Ambas respuestas existen en el recien nacido, de modo
que se considera que son discontinuas. Las respuesta de Moro alcanza su apice hacia los dos
meses de edad y disminuye hacia los cuatro. Las persistencia del reflejo ha sido asociada con la
paralisis cerebral y el retardo mental. Para probar el reflejo, se coloca al bebe en decubito
supino. Pueden usarse varios estimulos. Se puede levantar la cabeza a unos 3 centimetros de
una superficie acolchada y dejarla caer de repente. Otro tipo de estimulo consiste en pegarle al
alcochado a ambos lados del niño.
El aspecto mas significativo del estimulo reside en cuan repentinamente se produce el ruido o
se deja caer la cabeza. Se sabe que los reflejos posturales y primitivos refuerzan, a veces, reflejos
mas circunscriptos pero no hay prueba de que el reflejo primitivo de Moro tienda reforzar los
reflejos orales y faringeos en los niños atacados de paralisis cerebral. La persistencia del reflejo
de Moro tiene mucho menos valor para el neurologo, como señal de daño cerebral, que es
RTAC.
En los últimos 50 años el estudio de los reflejos corporales en el niño normal y su relación con las
enfermedades del encéfalo ha urgido a los especialistas en Fonoaudiología, así como a otros
especialistas interesados en el tratamiento de la parálisis cerebral, a considerar otro conjunto de
reflejos: los orales y los faríngeos. Algunos especialistas del habla presumen que los reflejos orales
y faríngeos anormales habrán de desempeñar un papel significativo en el desarrollo del habla en
aquel niño atacado con parálisis cerebral, que es disártrico o desarrolle posiblemente una disartria
cuando comience a hablar. Argumentan que la persistencia de los reflejos (o, para el caso, su
ausencia) predicen disartria.
Los neurólogos, a su vez, son más al parecer que, cuando los reflejos orales y faríngeos integran una
pauta espontánea de alimentación, se vuelven, diagnóstica y pronosticamente, más significativos
de enfermedad neurológica. De modo similar, los especialistas en patologías del habla y lenguaje
comienzan a preguntarse si los reflejos aislados, artificialmente provocados, en los primeros cinco
meses de vida tienen importancia, diagnóstica y pronosticamente, con respecto al desempeño del
habla como la que revisten los síntomas disgráficos que, comúnmente, se observan en niños
afectados de parálisis cerebral.
El tipo, la cantidad y el grado de confiabilidad de los reflejos orales y faríngeos anormales que se
detectan en los sujetos con parálisis cerebral varían según las investigaciones realizadas. Los datos
actuales ( Love, Hagerman y Tiami, 1980) hacen pensar que hay poca o ninguna correlación entre la
presencia y cantidad de reflejos orales y faríngeos anormales y la gravedad de la disartria en la
parálisis cerebral, medida en términos de aptitud para la articulación. En realidad, la cantidad de
Síntomas de disfagia- anormalidad en: morder, chupar y deglutir un bolo alimenticio duro y otro
blando- permiten diagnosticar mejor la aptitud para la articulación de los "automatismos" orales y
faríngeos neonatales provocados. Ahora bien, tampoco es muy concluyente la correlación entre el
deterioro del habla y síntomas de la disfagia. Esta relación limitada entre el habla y la disfagia implica
de modo muy determinante que el control motor del habla y los reflejos alimentarios pueden
intervenir en distintos niveles del sistema nervioso. Hay pruebas de que existe intervención de los
reflejos alimentarios a nivel del tallo encefálico y que el habla voluntaria está controlada a niveles
cortical, subcortical y cerebeloso, siendo las fibras corticobulbares los tractos voluntarios primarios
del habla. Aparentemente, los tallos reflejos del tallo encefálico atienden sólo las funciones reflejas
vegetativas, y permanecen inactivos durante la ejecución del habla normal. Por lo tanto, es probable
que las acciones motoras teligannad del habla no estén directamente en la infancia y la niñez, aun
cuando algunos refinamientos y coordinaciones en la adquisición del habla guarden analogía con
algunas acciones de morder y masticar en la alimentación.
Si bien la conducta alimentaria motora puede guardar sólo un limitado parecido con las verdaderas
pautas motoras del habla, se ha dado comienzo a programas de tratamiento para mejorar la función
muscular y la coordinación al comer, como posible medida profiláctica en contra de una futura
disartria. Estos programas asumen que toda mejora de consiga a favor de la actividad motora de la
musculatura oral, mediante terapia alimentaria, tienen muchas probabilidades de mejorar las
actividades del habla por cuanto las actividades paralelas de hablar y alimentarse comparten- hay
que recalcar- la misma musculatura. En última consecuencia- y aunque esté fuera el único resultado-
la terapia alimentaria, muy probablemente, ayudará a que el alimentarse resulte más fácil y rápido
lo cual, por supuesto, tiene mucha importancia dentro del tratamiento global del niño afectado por
parálisis cerebral; factor este que no debe ser desdeñado por los neurólogos ni por los especialistas
en Fonoaudiología porque, de hecho, la disfagia puede resultar tan perjudicial como la disartria, en
la parálisis cerebral. El directo entrenamiento motor de los músculos al hablar - más que el
entrenamiento alimentario- parece ser el método más efectivo para corregir la disartria, ya que, las
actividades del habla, donde interviene la corteza cerebral, llevan los músculos a un ritmo más
rápido y más coordinado que lo hacen las actividades alimentarias reflejas, comandadas por el
tronco encefálico.
Reflejo de búsqueda
Si se toca la región perioral, se producen dos respuestas combinadas que provocan el reflejo de
búsqueda. el reflejo de giro de cabeza de lado a lado se da normalmente golpeando suavemente los
ángulos de la boca o mejillas. La respuesta es un giro de cabeza alternativo hacia el estímulo y en
dirección correcta, y termina cuando los labios agarran el estímulo. a veces la respuesta se produce
sin la presencia del estímulo cuando el infante está enojado. Esta capacidad precede a toda
capacidad de mamar. La respuesta de giro de cabeza de lado a lado se registra en el bebé nacido a
término y en el infante prematuro. El reflejo desaparece al mes y es reemplazado por un giro de
cabeza directo, un movimiento simple de cabeza hacia al lado del estímulo. Los labios agarran el
estímulo, seguido de succión. Si el estímulo se aplica en los ángulos de la boca, el labio inferior y la
cabeza en conjunto con la lengua se orientan hacia el estímulo. La respuesta de la cabeza se define
al mes y desaparece al finalizar el sexto mes de vida. Su persistencia mucho más allá del primer año
puede indicar lesión central y la asimetría de la respuesta sugiere lesión en el lado del encéfalo. Los
nervios craneales que actúan en el reflejo son el V,VII,XI y puente, médula y médula espinal cervical
controlan el reflejo.
Reflejo de succión
Si se coloca en la boca de un infante un dedo o un pezón, se producirá una succión alternada con
periodos de descanso. El reflejo de succión antecede el nacimiento pero a los dos o tres meses la
acción se torna más maduro y la actividad mandibular se incorpora al patrón. La succión involuntaria
puede desaparecer entre los seis y doce meses. La succión que persiste más del primer año sugiere
una lesión encefálica. Lo contrario, es un signo de lesión cerebral. Los nervios craneales que actúan
en la succión son V, VII, IX Y XII. El reflejo está dado por el puente y la médula.
Reflejo de deglución
El reflejo de deglución se genera después del reflejo de succión generando un patrón total de
alimentación. Cuando se produce el reflejo de deglución puede observarse el movimiento visible del
hueso hioides y el cartílago tiroides de la laringe. El movimiento ascendente del cartílago tiroides
de la laringe puede también percibirse mediante palpación durante la deglución. A veces resulta
difícil separar la succión de la deglución, ya que la deglución puede preceder a una succión o
aparecer después de una primera o segunda deglución. En el acto de la deglución actúan los
músculos de la lengua, el paladar y faringe, y este acto depende de un patrón coordinado. Los
nervios craneales V, VII, IX, X y X actúan en el acto de la deglución. Una deglución inmadura se
observa aproximadamente hasta los dieciocho meses. Después se registra una deglución madura.
El reflejo es controlado a nivel del tronco encefálico en la protuberancia reticular medular. Los
problemas en la deglución son manifestaciones consecuentes de defectos neurológicos en el infante
y son el signo más importante del trastorno neurológico entre los reflejos de alimentación.
Reflejo de lengua
Este reflejo puede considerarse como parte de una reacción de succión-deglución en el que la
lengua empuja entre los labios. si se toca los labios o la lengua predomina el nervio craneal XII. Son
anormales las protrusiones excesivas realizadas más allá de los dieciocho meses. El reflejo
controlado a nivel de la médula.
Reflejo de mordedura
Una presión moderada en las encías provoca un cierre mandibular y una puesta de mordedura. Este
reflejo está presente en el nacimiento y en el infante normal desaparece aproximadamente entre
el noveno y decimosegundo mes cuando es reemplazado por un patrón más maduro de la
masticación. El reflejo puede ser exagerado en el caso de un niño con lesiones encefálicas y puede
interferir en la alimentación y el cuidado dental. Su persistencia impide los movimientos
mandibulares laterales de masticación que se observan en el patrón de masticación espontánea. Se
registran respuestas débiles en el caso de lesiones en el tronco encefálico. Lesiones corticobulbares
exageran la respuesta. El V nervio craneal inerva el reflejo.
Reflejo de arco
Un estímulo aplicada a la parte posterior de la lengua del infante o en la pared posterior de la faringe
estimula un cierre rápido velofaringeo, esta acción va acompañada de la apertura de la boca,
extensión de cabeza, extensión del piso de la boca con una elevación de la laringe y el diafragma.
Este reflejo está presente desde el nacimiento y se registra de por vida. El arco sirve como
mecanismo protector para el esófago. Los niños que padecen de lesiones encefálicas
frecuentemente revelan un arco hiperactivo. En el niño severamente afectado en su parte motora,
será difícil buscar este reflejo. En el niño atáxico el arco a veces es hipoactivo. Los nervios craneales
IX y X lo inervan y se controla a través del puente y la médula.
Reflejo Respuesta
La primera se conoce como etapa preparatoria oral: en esta ocurre la masticación y formación del
bolo. Luego en la etapa oral tiene lugar la propulsión del bolo alimenticio.
En la etapa faríngea: ocurren los mecanismos de protección de la vía aérea, como el cierre del
esfínter velofaríngeo y la elevación de la laringe, mientras se inicia la peristalsis faríngea y se abre el
esfínter esofágico superior.
Finalmente, en la etapa esofágica: el bolo alimenticio pasa a través del esófago mediante los
movimiento peristálticos (Fernández, 2011; Napolitano, 2013). Durante los primeros meses de vida
todas las etapas de la deglución son reflejas, y más tarde las dos primeras se vuelven voluntarias.
Además, debido a que en el recién nacido su alimentación se constituye exclusivamente de líquidos,
no es posible distinguir la etapa preparatoria oral de la etapa oral (Fernández, 2011). Por otro lado,
en el neonato el velo palatino toca la epiglotis y el cartílago hioides y la laringe se elevan formando
un eficiente sistema de defensa de la vía aérea superior en la etapa faríngea (Villanueva, 2005). Es
posible observar tres patrones de deglución, según el momento en el cual se desarrollan: la
deglución infantil o visceral, la deglución en período de transición y la deglución adulta o somática
(Villanueva & Palominos, 2011). El patrón de deglución infantil se caracteriza por la interposición
lingual entre los rodetes alveolares y la contracción de la musculatura facial, lo que permite la
estabilización mandibular (Camargo, 2002). Este patrón se mantiene hasta entre el año y el año y
medio de edad, momento en el que erupcionan los primeros molares temporales superiores e
inferiores (Palomino & Villanueva, 2011).
En la deglución infantil, la mandíbula es estabilizada por los músculos inervados por el nervio facial
(VII par craneal), con ayuda de la musculatura suprahioidea y lingual, observándose contracción de
la musculatura perioral. En el patrón deglutorio adulto, la mandíbula es estabilizada por los
músculos masticatorios inervados por el nervio trigémino (V par craneal), sin actividad contráctil de
la musculatura perioral observable. En este momento la lengua se sitúa en el interior de los arcos
dentarios con su vértice en contacto con la parte anterior del paladar duro (Espina, Hoyos, Ramos,
Salcedo, Arango, Aguirre & Pérez, 2001). Por otro lado, Renault (2012) describe la deglución en
recién nacidos en tres etapas. La primera etapa es bucal y consiste en la acción combinada de los
músculos linguales la que permite comprimir el pezón contra la encía superior, generar un vacío en
la cavidad bucal y generar ondas de contracciones, las cuales permitirán llevar la leche hacia la parte
posterior de la faringe. En el neonato, la segunda etapa o etapa faríngea se desencadena de forma
refleja tras cada succión. En esta fase el velo se levanta, la base de la lengua proyecta la leche hacia
la hipofaringe y el esfínter esofágico superior se relaja. Al igual que en el patrón adulto de la
deglución, en esta etapa ocurren diferentes mecanismos para la protección de las vías aéreas.
Finalmente, tiene lugar la etapa esofágica la cual se presenta de igual forma que en el adulto.
Respiración: La respiración es una función primordial y necesaria para la supervivencia del
organismo, la cual consiste en el intercambio de sustancias con el medio aéreo (Borrás & Rosell,
2011). En el neonato, la faringe cumple un rol de mayor relevancia que en niños y adultos durante
la respiración. En ellos, faringe y laringe actúan conjuntamente como una cámara superior,
alargándose durante la inspiración y contrayéndose en la espiración. Estos movimientos faríngeos
disminuyen durante la respiración cuando ocurre la maduración y estabilidad posicional del área
cervical y faríngea (Fernández, 2011). La respiración del recién nacido es rápida, abdominal,
superficial y nasal, iniciándose un patrón torácico de respiración durante 3 a 4 meses. La respiración
por vía nasal, permite aportarle al aire que ingresa calor, humedad, además de filtrar impurezas. Sin
embargo, durante la primera infancia es común encontrar un patrón mixto de respiración, es decir,
el aire ingresa por vía nasal y bucal (Camargo, 2002; Fernández, 2011).
Para Fernández (2011) esta función consta de tres etapas, las cuales, como ya se ha mencionado, se
relacionan directamente con la dentición. Estas son:
Fonoarticulación La fono articulación es una función mediante la cual los sonidos son producidos
por las cuerdas vocales y luego controlados, modulados y articulados a través de los órganos
fonoarticulatorios (OFA) para producir el habla. Dentro de los OFA se incluye la laringe, faringe, el
paladar blando y duro, la lengua, los dientes, las mejillas, los labios y las fosas nasales (Camargo,
2002). Los movimientos orales que se necesitarán para la producción del habla comienzan
alrededor de los seis meses. La articulación de los sonidos está vinculada con el desarrollo y
maduración del sistema miofuncional oral y las otras funciones orofaciales (Camargo, 2002). Para
efectos de esta investigación, no se ahondará en esta función, debido a que es una función que aún
no se encuentra desarrollada y no se corresponde con los objetivos del presente estudio.
Succión La succión es una de las primeras y más complejas habilidades integradas sensorio-motoras
del recién nacido (Costas, Santos, Godoy & Martell, 2006). Para Camargo (2002), en un comienzo,
la succión es un acto reflejo que comienza a partir del quinto mes de gestación y su desarrollo se
encuentra completo en la semana número 32 de vida intrauterina. Es hacia el cuarto mes de vida
cuando se vuelve un acto voluntario. Este proceso debe iniciarse con facilidad, ritmo, sustentación,
fuerza, frecuencia y debe estar presente desde el nacimiento. En recién nacidos pretérmino el
número de movimientos de succión aumenta de 55 por minuto a las 32 semanas de gestación a 65
por minuto a las 40 semanas. Esto se compara con el nivel que alcanza el recién nacido de término
al mes de edad. Lo anterior implica que durante los primeros días, después del nacimiento, la
succión no sigue la curva de maduración (GuidoCampuzano et al., 2012).
Hitos relevantes en el proceso de maduración de reflejo de succión (Fernández, 2011). Hito Semana
de gestación Inicio succión. Puede observarse succión digital. Capacidad de coordinar succión y
deglución. Capacidad de coordinación entre la respiración, succión y deglución. 36 22 La succión
tiene dos variantes en su forma de acuerdo a la presencia o ausencia de líquido; succión nutritiva y
succión no nutritiva respectivamente (Fernández, 2011).
Succión Nutritiva: Es coordinada de forma refleja con la deglución a partir de las 32 semanas de
gestación, madura progresivamente entre la semana 32 y la 40 de gestación, y es la que permite la
alimentación del lactante (La Orden, Salcedo, Cuadrado, Herráez & Cabanillas, 2012). Ocurre en
presencia de líquido y su patrón es generalmente una serie de succiones de aproximadamente una
por segundo. Durante esta la respiración está secuenciada rítmicamente (Fernández, 2011).
Probablemente es el evento más relevante durante la alimentación al pecho materno; mediante
ésta el niño lleva leche desde el pecho a la cavidad oral al mismo tiempo que desencadena una serie
de reflejos que regulan la síntesis y el flujo de leche (Costas et al., 2006).
Este proceso consta de tres fases estrechamente relacionadas entre sí: la expresión/ succión (E/S),
la deglución (D) y la respiración (R). Durante el proceso de la E/S-D-R la secuencia de los diferentes
componentes es 1:1 en la etapa neonatal; es decir, una succión por cada deglución y respiración.
Sin embargo, la relación puede llegar a ser de 2 o 3:1:1 a partir de la sexta semanas de vida (Rendón
& Serrano, 2011). Durante la E/S el lactante genera una presión de extracción de un fluido contenido
en un reservorio externo hacia su cavidad oral. Una vez formado el bolo, el líquido es dirigido hacia
la vía digestiva donde se produce la fase de la deglución sin pasar por las vías respiratorias. Las fases
de E/S y de deglución deben coordinarse con la respiración (Rendón & Serrano, 2011). Para Rendón
y Serrano (2011) la eficacia de la succión depende de una adecuada integración y sincronización de
las estructuras de los labios, mejillas, lengua y paladar para la formación del bolo y su propulsión
hacia la parte posterior de la cavidad oral para su deglución. En los recién nacidos de término sanos
este proceso necesita ser rítmico y continuo para asegurar una ingesta suficiente de alimento y
cubrir sus demandas metabólicas, lo que se logra con una adecuada coordinación con la respiración.
Succión No nutritiva: Está presente desde la 18-24 semana de gestación, no está implicada en la
alimentación, es descoordinada con la deglución, y ayuda al desarrollo de la succión nutritiva y a la
adquisición de las habilidades de alimentación (La Orden et al., 2012). Ocurre en ausencia de líquido
y se caracteriza por series de salvas de corta duración y pausas, donde las salvas son similares y
ocurren a una frecuencia rápida de dos succiones por segundo (Costas et al., 2006; Fernández,
2011). Su importancia radica en que calma y organiza a los niños muy inmaduros y enfermos, e
independiente de su costo energético, es segura y muy compensadora (Mena, Mülhausen, Novoa
& Vivanco, 2005).
Suckling y Sucking Al nacer, el bebé tiene una mandíbula pequeña y retruida, acúmulo de grasa en
las mejillas y una lengua que ocupa toda la cavidad oral. En esta fase los movimientos linguales son
anteroposteriores, debido a la falta de madurez neurológica, y a la falta de espacio en la cavidad
oral, lo que impide los movimientos laterales de la lengua. Estas características se mantienen hasta
los cuatro meses, momento en el cual el bebé apoya la cabeza y la mandíbula inicia su crecimiento
hacia abajo y hacia adelante. Además, los depósitos de grasa de las mejillas son reabsorbidos y la
cavidad oral crece verticalmente, por lo que la lengua goza de mayor espacio para moverse. Hasta
este momento la succión tiene solamente el objetivo de nutrición, lo que en inglés se conoce como
“suckling” (Villanueva, 2005).
El suckling es un patrón de succión inmaduro, donde predomina el movimiento de retracción y
extensión de la lengua, la cual forma un surco central o canal durante la succión, generando una
presión positiva para la extracción del líquido. Esto ocurre antes de que la succión se vuelva un acto
voluntario (Fernández, 2011; Jacintha, 2002). Alrededor de los 6 meses, el bebé es capaz de sentarse
y pasa la mayor parte del día con la cabeza en posición vertical, lo que favorece la aparición de un
nuevo patrón de succión más maduro conocido como “sucking”, donde hay una mayor presión
intraoral y movimientos linguales de elevación y descenso (Jacintha, 2002; Villanueva, 2005). En este
patrón de succión hay presencia de presiones positivas y negativas, a través de las presiones
negativas ocurre la succión en sí y con las presiones positivas ocurre la extracción de líquido. Este
patrón requiere de un sellado eficiente y un acanalamiento lingual para ampliar el espacio intraoral
(Fernández, 2011).
La alternancia entre succión y deglución es funcional desde el nacimiento en los recién nacidos de
término y también en prematuros de 34 y 38 semanas. Por otro lado, la coordinación succión-
deglución junto con la respiración suele ser funcional en el nacimiento a término. En el cual durante
los primeros días, la deglución puede realizarse durante la espiración antes de estabilizarse justo
antes de la espiración (Renault, 2012). La coordinación normal de estos 3 procesos se alcanza
cuando el niño toma leche sin atragantarse, sin apnea, y bradicardia, con una relación de una o dos
secuencias de succión-deglución por cada respiración. En los prematuros se pueden observar
secuencias de succión-deglución apneicas que alternan con ciclos respiratorios sin succión (Renault,
2011) La nutrición oral del prematuro depende y se inicia con la coordinación de los reflejos de
succión-deglución-respiración. Hasta entonces, se necesita emplear sondas de nutrición enteral
para su alimentación. (La Orden et al., 2012). Esto los limita de la estimulación sensorial afectando
su desarrollo motor oral, por lo que probablemente se altere la alimentación por vía oral aún más
(Bauer, Haëffner, Keske-Soares, Prade & Weinmann, 2008).
1. Reflejo de Moro
Test de pie del reflejo de Moro para el reflejo de Moro activado vestibularmente (Clarke, Bennett y
Rowston).
El individuo está de pie con los pies juntos, los brazos doblados por los codos y los mantiene a 45
grados del cuerpo con las manos flexionadas en las muñecas.
La persona que hace el test está de pie detrás del niño y le pide que lleve la cabeza hacia atrás como
si mirara el techo con los ojos cerrados. Comprueba si mueve los brazos de alguna manera o si pierde
el equilibrio como resultado de llevar la cabeza a la extensión. Una vez haya estabilizado su posición
(llevando la cabeza a la posición erecta de nuevo), pídele que se mantenga rígido y que caiga hacia
atrás “como una tabla” cuando oiga un sonido previamente acordado. La persona que hace el test
debe estar preparada para aguantar todo el peso del niño.
Observa
Abduce los brazos al caer hacia atrás y/o toma aire o grita al perder su centro de equilibrio. Observa
si ¿se sonroja notablemente o palidece, tiembla y “retrae” después del test?
Resultados
0 El sujeto cae hacia atrás sin alterar la posición de los brazos.
1 La piel enrojece o hay un leve movimiento de los brazos o las manos hacia fuera pero que controla
rápidamente.
2 Incapaz de caerse hacia atrás, movimiento de las manos y los brazos hacia fuera, no le agrada el
procedimiento.
3 Movimiento de los brazos dejándolos “estáticos” momentáneamente en esa
posición, respira con dificultad, se sonroja o palidece.
4 Completa abducción de los brazos y las manos hacia fuera acompañado por
respiración difícil y un posible grito. Desagrado o angustia visible.
De pie, con los pies juntos, los brazos se mantienen rectos hacia delante a nivel de los hombros,
pero con las manos relajadas en las muñecas.
La persona que hace el test se pone de pie detrás del individuo y le da la pauta: “cuando gire tu
cabeza, quiero que mantengas los brazos rectos hacia delante, tal y como están ahora. Es decir,
quiero que los brazos permanezcan en la misma posición y que se mueva sólo tu cabeza”. La persona
que hace el test girará la cabeza del individuo hasta que la barbilla esté paralela con el hombro. Haz
una pausa durante 10 segundos. Vuelve la cabeza a la línea media. Haz una pausa otros 10 segundos.
Gira la cabeza hacia el otro lado y haz una pausa de 10 segundos. Repite este procedimiento hasta
4 veces.
Observa Cualquier movimiento de las manos o los brazos en el lado del cuerpo hacia el que
Resultado
0 No hay respuesta.
1 Leve movimiento de los brazos en la dirección hacia donde gira la cabeza.
2 Movimientos de los brazos en la dirección de la cabeza unos 45 grados.
3 Movimientos de los brazos hasta 60 grados o flexión del lado opuesto.
4 Rotaciones de los brazos hasta 90 grados y/o pérdida del equilibrio como resultado
de rotar la cabeza.
Utiliza un cepillo para frotar la espalda desde debajo de los hombros hasta la base de la zona lumbar
a una distancia de 1.5 cm. de la columna, primero un lado y luego el otro. Repite el procedimiento
hasta 3 veces (repetir más veces puede hacer que no haya reacción incluso cuando el reflejo esté
presente).
Observa
Movimientos de las caderas hacia fuera como respuesta a ese estímulo.
Resultado
0 No hay respuesta.
1 Ondulación o movimiento de las caderas hacia fuera unos 15 grados.
2 Ondulación o movimientos de las caderas hacia fuera unos 30 grados.
3 Ondulación o movimiento de las caderas hacia fuera unos 45 grados.
4 Movimientos hacia fuera más de 45 grados y esto puede afectar el equilibrio del
niño.
De pie con los pies juntos, los brazos relajados a ambos lados del cuerpo. Procedimiento del test
Despacio lleva la cabeza del sujeto hacia atrás, en posición de extensión, pídele que cierre los ojos.
(Colócate detrás en caso de que pierda el equilibrio). Al cabo de 10 segundos pídele que lleve la
cabeza despacio hacia delante como si quisiera mirarse los pies y que mantenga esa posición 10
segundos. Repite la secuencia 6 veces.
Observa
La pérdida o alteración del equilibrio como resultado de la posición de la cabeza o del movimiento
de la cabeza de arriba abajo. También observa si hay algún cambio compensatorio en el tono
muscular en la parte de atrás de las rodillas como resultado el movimiento de la cabeza, o si encoge
los dedos de los pies como intentando agarrar al suelo. Pregúntale al individuo si ha experimentado
alguna reacción inmediatamente después del test. Recuerda que cualquier comentario sobre mareo
o náuseas sugiere un mal funcionamiento vestibular y/o una presencia residual del reflejo tónico
laberíntico.
Resultado
0 No hay respuesta.
1 Leve alteración del equilibrio como resultado de la posición o el movimiento de la
cabeza.
2 Alteraciones del equilibrio durante el test y/o alteración del tono muscular detrás de
las rodillas.
3 Casi pérdida del equilibrio, alteración del tono muscular y/o desorientación como
resultado del test.
4 Pérdida del equilibrio y/o gran alteración del tono muscular al intentar mantener el
equilibrio. Puede ir acompañado de mareo o náuseas, y en adultos, sensación de
pánico.
5. Reflejo de búsqueda
Posición del test
De pie.
Utiliza un cepillo pequeño. Acaricia suavemente de la base exterior de la nariz hacia abajo pasando
el extremo de la boca. Repítelo dos o tres veces en cada lado.
Observa
Si hay algún movimiento o temblor de la boca como respuesta al estímulo, o si se aparta. También
observa si hay algún movimiento de las manos (sugerente de la respuesta Babkin).
Resultado
0 No hay reacción.
1 Ligero movimiento de la nariz.
2 Movimiento claro de la boca o demuestra sensación desagradable.
3 Movimiento o apertura de la boca y/o se frota en el área estimulada.
4 Movimiento de la boca como si sonriera, abre la boca y gira la cabeza en la dirección del estímulo.
Antes de hablar de la evaluación clínica hay que considerar que siempre es fundamental realizar
una completa anamnesis para recabar los antecedentes relevantes del niño. Se debe realizar una
evaluación clínica que evalúe la alimentación según su eficacia y según la coordinación-seguridad
de la succión nutritiva. La primera tiene por objetivo que el consumo del alimento sea el necesario
para llenar los requerimientos metabólicos y de crecimiento del lactante, por lo que varios autores
han considerado como una succión anormal cuando el 26 volumen consumido por el lactante es
menor al 80% del indicado .La segunda se refiere al hecho de establecer que el proceso de la succión
nutritiva cumple con el objetivo de transferir el alimento de la cavidad oral hacia la vía digestiva, sin
causar daño a las vías respiratorias (Rendón & Serrano, 2011).
Gracias al conocimiento que se tiene del rendimiento de la succión nutritiva se pueden utilizar
terapias de rehabilitación orosensorial, así como de apoyo motor, las cuales tienen resultados
alentadores. Dada la importancia de la evaluación de la succión, se presentarán los parámetros más
relevantes que se utilizan para la evaluación de esta:
- Prensión: Se refiere a la compresión lograda por la contracción del músculo periorbicular de los
labios del niño junto a la mordida de sus encías por el movimiento de la mandíbula en sentido
antero-superior, la cual genera una presión positiva sobre el pezón (Rendón & Serrano, 2011).
- Movimiento lingual: Durante los primeros meses de vida, el lactante realiza movimientos linguales
en sentido antero-posterior durante la succión. Posteriormente, hacia los 4-6 meses, esto
evoluciona hacia movimientos en sentido vertical (Fernández, 2011).
- Movimiento mandibular: mayor movilidad en sentido antero-posterior y de elevación, hecho que
facilita la realización de movimientos ondulados en lugar de ser solamente verticales (Rendón &
Serrano, 2011).
- Acanalamiento lingual: Los bordes laterales de la lengua rodean al pezón y su movimiento hacia
atrás genera una cavidad intraoral formada, en su parte superior, por el paladar, a los lados por los
carrillos y hacia atrás por el paladar blando (Rendón & Serrano, 2011).
- Fuerza: Corresponde a la presión que ejerce la superficie de la lengua sobre el pezón o sobre el
dedo en caso de la succión no nutritiva (Woolridge, 1986).
- Número de succiones entre pausas: 10 y 30 succiones entre pausas indica una succión madura en
niños prematuros (Bleeckx 2004).
- Tiempo empleado en trenes de succiones: Aumenta significativamente con la edad hasta los 6
meses, contrario a lo que ocurre con el tiempo de pausas, que va disminuyendo hasta esta edad
(Costas et al., 2006)
Tratamiento de rehabilitación
Aunque el niño sea alimentado al seno materno, es importante orientar a la madre sobre la postura
adecuada para favorecer la alimentación segura del RNP, una vez que se ha logrado evitar las
complicaciones respiratorias.
Coordinación lingual: Como es bien sabido, el movimiento que hace el RNP al succionar es de abajo
arriba y de delante atrás. Este movimiento se ve alterado por la ante proyección o retroproyección
de la lengua, ocasionadas por el tiempo de intubación o colocación de sondas orogástricas y por
alteraciones en el tono muscular a nivel axial. Estas alteraciones se pueden trabajar realizando un
barrido con el dedo índice o meñique sobre la lengua del RNP, lo más atrás que se pueda sin
ocasionar reflejo nauseoso, y deslizar el dedo efectuando presión hasta la punta de la lengua.
Asimismo, al momento de ofrecer el biberón, ejercer presión contra el paladar con la tetina del
biberón para que se favorezca el bajar la lengua y se coloque en la posición adecuada para la succión.
Una vez que se consigue la posición adecuada de la lengua, es importante estimular el movimiento
mientras se da de comer al RNP con el biberón, y así seguir estableciendo una retroalimentación
sobre el movimiento adecuado de la lengua. Igualmente es importante trabajar las movilizaciones
lentas y sostenidas de los miembros superiores y disminuir el tono axial en caso de estar aumentado,
ya que también es un factor condicionante para la retropulsión de la lengua.
Cierre labial: El hecho de que, al succionar, el RNP tenga un adecuado cierre labial tiene como
objetivo que se fatigue menos durante el proceso de alimentación; esto facilitará la fuerza y la
posición con que la lengua realiza la compresión tanto del pezón como de la tetina al momento de
alimentarse. Al tener un adecuado cierre labial, habrá un menor derrame de leche al momento de
succionar. Por esto, es importante trabajar las técnicas acordes e ideales para que el cierre labial
sea el adecuado. El apoyo mandibular se realiza con los dedos medio y anular de la mano con que
se sostiene el biberón al momento de la alimentación. Mediante este soporte, se ayuda a que el
niño cierre mejor la boca al succionar y a que no tenga tanta entrada de aire o persista con la
mordida fásica. Este apoyo se aplica en niños con bajo tono muscular y con tono aumentado. Si es
necesario dar el soporte, se aplica el apoyo en las mejillas ligeramente por debajo de la comisura
labial, lo cual permite que la presión que realizan las bolsas de Bichat sea más efectiva para la
presión que requiere el niño junto con el movimiento lingual al succionar. En ciertos casos en que la
hipotonía es considerable se requiere soporte tanto de las mejillas como mandibular. Para ello, se
debe apoyar con la mano con que se sostiene la cabeza del RNP, y con el pulgar se presiona una de
las mejillas; con la mano que sostiene el biberón se realiza el soporte en la mandíbula y en la otra
mejilla cuando el RNP esté succionando. Esta técnica es de esencial apoyo para los niños con
síndrome de Down, prematuros que recién están iniciando su alimentación vía oral y que tienen
problemas respiratorios. Es importante que esta técnica se realice cuando el RNP es alimentado
principalmente con el biberón; una vez que se logre una adecuada succión, se podrá iniciar la
alimentación al seno materno. La rehabilitación de las alteraciones en la succión y deglución que el
soporte mandibular y el apoyo en las mejillas son mínimos.
Regulación del flujo de leche: Otra de las situaciones que pueden ocasionar problemas al momento
de alimentar al bebé es el flujo de leche, esto es, la cantidad de leche que sale del biberón o del
seno materno. En el caso del biberón, si no se puede cambiar la tetina y esta presenta un orificio
bastante grande, debemos ayudar a la regulación del flujo manteniendo el biberón a 90° respecto a
la cara del niño. De esta manera, a pesar de la ingestión ligeramente aumentada de aire, se favorece
que el bebé realice las salvas con mayor fuerza y se evita la sensación de ahogamiento por exceso
de líquido. En el caso de que la mama produzca demasiada leche, se recomienda que la madre
alimente al bebé estando sentado frente al seno y tras extraer previamente un poco de leche.
Control de la velocidad: Muchos niños pueden presentar una velocidad bastante marcada al realizar
las salvas, lo cual ocasiona problemas como fatiga, atragantamiento y dificultad respiratoria. La
manera adecuada para ayudar al niño a controlar la velocidad, aparte de mejorar el tono muscular
y la fuerza, es jalar ligeramente el biberón hacia afuera al momento de alimentar, para que el niño
realice las salvas más profundas y pausadas. De esta forma se logra que el niño se alimente a un
mejor ritmo y se evitan el atragantamiento y las dificultades respiratorias.
Selección adecuada de la tetina para el biberón: Dentro de los factores a considerar al alimentar
al bebé se encuentra el tipo de tetina. Para esto, después de la valoración en cuanto a tipo de
succión, ritmo, fuerza y velocidad, debemos valorar si debe usarse una tetina convencional o una
de tipo ortodóncico o para RNP (más largas y suaves). En caso de que el bebé sea alimentado al seno
materno, si el pezón de la mamá no está bien formado para lograr una succión adecuada, se deberá
utilizar una pezonera o una tetina sobre el pezón, y cuidar de realizar los ejercicios que previamente
se le indicaron a la madre para favorecer la formación del mismo, ya que el niño tendrá menos
dificultad para ser alimentado al seno materno. Desafortunadamente, en México se cuenta con poca
variedad de tetinas para biberón, aunque es importante indicar que es indispensable que la tetina
sea lo más parecido en forma a un pezón. Por ello, no son recomendables los biberones que cuentan
con tetinas planas y muy largas, o de silicón muy duro, ya que representarán una mayor dificultad
para el niño, sea cual sea el padecimiento que le esté ocasionando problemas.
Intervención
Uno de ellos es conocido como Método de Castillo-Morales, que establece que, para reeducar el
sistema orofacial, se deben tener en cuenta los músculos que serán estimulados y que de acuerdo
a cómo se disponen en el cuerpo, reciben cierta denominación. La primera cadena muscular es de
los hioideos, compuesta tanto por los músculos suprahioideos como infrahioideos, le sigue la
cadena muscular de la lengua, en la cual participan tantos músculos intrínsecos como extrínsecos
de ésta, luego está la cadena muscular del velo del paladar, siguiendo con la cadena muscular del
buccinador, que se conforma por el músculo orbicular de los labios, buccinador y constrictor de la
faringe. Y finalmente la cadena de músculos faciales, es decir, de ojos, nariz, labios, lengua, etc. Es
importante mencionar, que Castillo-Morales considera el cuerpo como una unidad, llegando a la
conclusión de que un segmento corporal influye sobre otro a través de las cadenas musculares que
las unen. A causa de esto es que antes de comenzar una terapia orofacial, se deben modificar estos
segmentos corporales para así alinear y potenciar la respuesta del grupo muscular que se desea
intervenir. Además, se deben considerar aspectos neurofisiológicos del desarrollo intrauterino
motor, sensorial y del tono, para poder iniciar el plan terapéutico adecuado al lactante. Dentro de
los recursos técnicos que se utilizan en el plan de intervención se encuentra el contacto manual, el
deslizamiento, la tracción, la aproximación, la vibración, la elongación y la presión. Todos estos
recursos son percibidos por los diversos mecanorreceptores, que captan la información
desencadenada por la estimulación mecánica.
Preparación de los Músculos de la Mímica: Movilizar la galea aponeurótica. Luego se movilizan los
músculos temporal y masetero; pasamos a la musculatura alrededor de los ojos, los paranasales.
Nos dirigimos luego a los bordes nasales efectuamos deslizamientos hacia abajo y afuera; llegamos
al orbicular de los labios siguiendo una dirección de adentro hacia fuera; pasamos al área del
zigomático y canino, buccinador y sartorio, continuamos con el cuadrado del mentón y el triangular
de los labios y al final con el elevador de la borla.
1.- Preparación: Los recursos técnicos que se van a emplear son: el contacto manual,
deslizamientos, presión, tracción y vibración. Antes de iniciar la preparación en sí, es recomendable
realizar una calma motora; es importante llevar al paciente a la verticalidad empleando tracción con
aproximación.
2. Activación: Se estimula los puntos motores o las zonas de reacción para el complejo orofacial.
Zona nasal superior, nasal inferior, del ala de la nariz, orbicular de los párpados, supra mentoniano,
de los labios e infra mentoniano.
3.- Reeducación: Se debe basar en la evolución normal del complejo orofacial. La succión se inicia
como un reflejo en la vida intrauterina en el segundo periodo de vida intrauterina, está presente en
el momento del nacimiento y es evocado durante los primeros meses de vida; luego se pone bajo el
control de la voluntad. 4 primeros meses de vida.
El reflejo de mordida: es normal hasta aproximadamente hasta el séptimo a décimo mes de vida,
luego es reemplazado por la masticación. Secuencia normal de las características de los elementos:
- Líquidos: Recién nacido - Semilíquidos: 3-4 - Semisólidos: 4-5 - Sólidos: 5-6
De acuerdo al conocimiento que tienen las profesionales de fonoaudiología sobre las áreas
de su conocimiento, se asumen dentro de su quehacer el área de habla desde las funciones
estomatognáticas como lo son: succión, deglución y respiración, realizando actividades
estratégicas de evaluación, diagnóstico y tratamiento.
Dichas actividades y estrategias planteadas por el profesional de fonoaudiología no solo
tienen utilidad en las funciones de alimentación sino también ayuda en las funciones del
lenguaje que posteriormente realizara el neonato.
Al realizar la valoración a los neonatos se tienen en cuenta principalmente el área de habla
desde las funciones estomatognáticas (succión, deglución).
BIBLIOGRAFÍA
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● FERNANDEZ Maria. DESCRIPCIÓN DE REFLEJOS OROFACIALES, SUCCIÓN NUTRITIVA Y NO
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● GARCIA. Gloria. La Inhibición de los reflejos primitivos y su impacto en el éxito o fracaso en
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