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DEMASIADOS ABOGADOS

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BREVIARIOS DE DERECHO PIERO CALAMANDREI
Colección dirigida por 3 HD '. D '
Santiago Sentís Melendo
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DEMASIADOS
32
ABOGADOS

EDICIONES JURIDICAS EUROPA-AMERICA


BUENOS AIRES
El presente volumen constituye la traducción del libro
italiano Troppi avvocati!, publicado por Soc. An. Ed,
“La Voce”, Fircnzc, 1921.

ÍNDICE SUMARIO
Queda hecho el depósito
que exige la ley.
Palabras del editor ................................................................. 9
Prólogo ............................................................................. 15

Copyright by Introducción
Ediciones Jurídicas Europa-América
Balcarce 226 PREMISAS Y POSICIÓN DEL PROBLEMA
Buenos Aires
I. Carácter público de la función-de los abogados 21
1960 II. Los abogados y la opinión pública ............................... 29
III. La supresión de la abogacía........................................ 37
IV. La abogacía de Estado ............................................... 44
V. La abogacía libre............................................................ 49
VI. El problema fundamental de la abogacía libre 56
VII. El problema de la abogacía italiana........................... 61

Capítulo Primero

EL EXCESO DE PROFESIONALES DE LA
ABOGACÍA EN ITALIA Y SUS
CONSECUENCIAS

VIII. Un poco de estadística ........................................... 65


IX. ¡ Una primacía que los extranjeros no nos en-
IMPRESO EN LA ARGENTINA .vidian! ............................................................................. 74
8 DEMASIADOS ABOGADOS ÍNDICE SUMARIO 9

X. Algunas pruebas estadísticas del malestar econó­ XXXII. La psicología de las juntas directivas de
mico de abogados y procuradores .................................. 79 los colegios .................................................................... 218
XI. La consecuencia más evidente del malestar eco­ XXXIII. El Estado charlatán................................................ 226
nómico: la decadencia moral de la profesión . . 87
XII. “Finché la pende, la rende!” ...................................... 91
XIII. La decadencia intelectual de las profesiones
de abogado y procurador ................................................ 94 Capítulo III
XIV. Los abogados y los clientes...................................... 99
XV. El abogado, agente de negocios ............................. 106 REMEDIOS CONTRA EL EXCESO DE
XVI. Abogados y magistrados ....................................... 111 ABOGADOS Y PROCURADORES
XVII. Los abogados en el parlamento............................ 116
XVIII. Los abogados y las reformas judiciales . .. 125
XXXIV, Proyectos más recientes de reforma de la
XIX. Muchos abogados, pero poca justicia................. 134
ley de organización de las profesiones de abogado
y procurador de 8 de junio de 1874 .............................. 229
XXXV. La reforma de la organización de los es­
Capítulo II tudios universitarios ....................................................... 232
XXXVI. La unificación de las profesiones de abo­
LAS CAUSAS DEL NÚMERO EXCESIVO gado y procurador ......................................................... 255
XXXVII. La organización de la práctica profesional 261
DE ABOGADOS Y PROCURADORES XXXVIII. La reglamentación de los exámenes de
ingreso en el ejercicio profesional.................................. 272
XX. La causa fundamental hay que buscarla en la XXXIX. La limitación del número de abogados .. 279
organización de los estudios ....................................... 141 XL. Notas sobre el proyecto Fera....................................... 290
XXI. Datos estadísticos sobre la afluencia de estu­ XLI. Conclusiones .............................................................. 296
diantes en las facultades de derecho............................ 145
XXII. Causas de la afluencia de estudiantes a las
facultades de derecho ................................................... 151
XXIII. Los estudiantes......................................................... 160 ÍNDICES GENERALES
XXIV. Las lecciones .................................................... 164
XXV. Los exámenes ...................................................... 175 Indice alfabético de autores .............................................. 303
XXVI. Los profesores..................................................... 183 Indice alfabético de materias ............................................ 307
XXVII. Los efectos de la guerra en las universi­
dades ............................................................................. 192
XXVIII. La suerte de los licenciados en derecho .. 197
XXIX. El camino más corto para la abogacía ... 202
XXX. La innoble farsa del aprendizaje forense . . 206
XXXI. Los exámenes de admisión al ejercicio pro-
' fesional ......................................... ............................. 211
PALABRAS DEL EDITOR

Este libro, cuya nueva edición en castellano presentamos


hoy a los estudiosos de nuestra lengua, fue el primero de
los de Calamandrei que se tradujo, hace ya treinta y tres
años, en 1926; fruto probablemente (lo mismo que la
primera traducción del Elogio dei giudici) de una co­
rriente intelectual y de amistad personal entre autor y
traductor. Lo cierto es que muchos de los abogados de
España y de América supimos de la existencia de Cala­
mandrei por este pequeño libro más que por sus obras de
alta ciencia procesal como La cassazione civile o La
chiamata in garantía.
Agotada hace muchos años, me pareció que esta obrita,
llena de frescor, no podía dejar de acercarse a las nuevas
generaciones de abogados; y solicité la autorización de los
familiares del autor, del traductor v del editor de la pri­
mera edición en español, que todos me otorgaron. La
tardanza en obtener noticias del profesor Xirau me hizo
pensar en la necesidad de una nueva traducción; de
esa manera, toda la obra jurídica traducida del Maestro
de Florencia lo habría sido por mí; pero comoquiera que
precisamente toda mi labor de traductor venia después de
la inicial del profesor Xirau, consideré un imperativo el
conservar, el reproducir, aquel esfuerzo del profesor de
Barcelona.
Treinta y tres años desde que Xirau percibió la posibi­
lidad de que los abogados americanos y españoles saborea­
ran esta producción de Calamandrei; casi cuarenta desde
12 DEMASIADOS ABOGADOS

que el autor, en plena juventud, formó estos capítulos,


no les han hecho perder interés n actualidad.
Al realizar esta edición tengo la sensación de estar
llenando un vacío en las publicaciones jurídicas y de estar
cumpliendo un deber frente a la memoria de Calamandrei
y frente a Xirau.
S. S. M.

A la memoria de los abogados


y de los estudiantes italianos
de leyes muertos en la guerra
por servir al derecho
PRÓLOGO

Piero Calamandrei es uno de los más respeta­


dos juristas de Italia. Muy joven aún —nació en
1889—, se ha colocado ya en primer rango entre
los procesalistas. El gran maestro Scialoja me di­
jo, cuando le hablé de él: "Es una de nuestras
más bellas esperanzas”. Fue discípulo universitario
de Lessona y hoy figura como uno de los más
calificados secuaces del movimiento que inició y
orientó Chiovenda, y que ha tenido la virtud de
reunir en el campo procesal a hombres de distin­
tas procedencias y orientaciones, pero del más fino
temple de juristas, como Carnelutti, Redenti,
Galgano y el propio Calamandrei.
El Derecho Procesal civil es ahora en Italia una
de las ramas jurídicas más florecientes. Basta ci­
tar, para demostrarlo, la Rivista di Diritto Pro-
cessuale civile, única hoy en el mundo en la li­
teratura de la especialidad y cuyos números, muy
completos en su bipartición tdórico-práctica y den­
sos de doctrina, pueden compararse a los de las
mejores revistas de Derecho de cualquier país.
El maravilloso resurgimiento de la ciencia de la
16 DEMASIADOS ABOGADOS PRÓLOGO DEL TRADUCTOR 17

jurisprudencia en Italia es relativamente reciente. ducido el actual tipo de jurista, que al lado de la
Se puede medir con menos de medio siglo. La certera visión práctica de los franceses y sin la li­
ciencia jurídica italiana permaneció sumida en la mitación de alcance de éstos, posee las grandes
mayor postración mientras le faltó la libertad, que cualidades de los teóricos alemanes, sin caer en
tan necesaria es siempre a toda ciencia. El rena­ su, a veces, excesiva abstracción.
cimiento del Derecho vino con la libertad del Hubo unos años de absoluta sumisión del De­
pueblo. Y se puede ver en él una doble corriente. recho italiano a la ciencia alemana. La única sal­
De un lado, la dirección práctica marcada por los vación posible estaba en la asimilación de métodos
juristas franceses, comentaristas de la codificación extranjeros que vigorizasen el cuerpo decrépito de
napoleónica, que se manifiesta en Italia princi­ la ciencia patria. Una consecuencia inevitable de
palmente en el Derecho civil. De otro, la de los estas épocas de "recepción” es la imposibilidad de
romanistas, que, orientados inicialmente por Sera- depuración y de crítica profunda. Son momentos
fini y, con mucha más profundidad, por la es­
de debilidad en los que la salvación consiste pre­
pléndida labor de Hilario Alibrandi, van a bus­ cisamente en la sinceridad de reconocerse menor
car en los pandectistas alemanes el rigor metódico de edad y someterse a tutela.
y la capacidad para ponerse en contacto directo De esta tutela empezó a salir la ciencia del De­
con las fuentes, que eran precisos, en primer tér­ recho Procesal italiana con ei movimiento que ini­
mino, para todo intento de elaboración científi­ ció Ci-tiovenda y en el que figura, con cualidades
ca (jj. Y lo más extraordinario —a mi modo de propias y muy destacadas, Piero Calamandrei.
ver— de ese movimiento, es la armónica y de­ La primera publicación de este jurista sobre la
purada fusión de las dos tendencias, que ha pro- Chiamata in garantía, cuando todavía era un ado­
lescente, le muestra ya en posesión de grandes do­
(j) Sería interesante examinar de qué modo esa for­ tes. Su gran monografía sobre la Casación civil,
mación “romanística” de los juristas italianos actuales
(Scialoja —el maestro de todos— tiene entre sus discí­ de la que se espera un tercer volumen, es de la
pulos incluso a profesores de Derecho Público) ha influido mejor calidad y agota la materia. En el campo de
en la calidad de éstos y les ha permitido trabajar, en sus los problemas de la organización de la justicia,
respectivas disciplinas, con la sorprendente perfección y ha dado varios trabajos donde resalta siempre su
finura de pensamiento de un Bonfante; con la seguridad
y el ímpetu de un Arangio Ruiz o un De Francisci; con preparación cultural y su visión fina y penetrante
la solidez de un De Ruogiero, o con la eficacia cons­ de las cuestiones, id lado de una intención moral
tructiva y la fecundidad de resultados de un Chiovbnda. elevadísima. Como profesor trabaja con noble en­
18 DEMASIADOS ABOGADOS PRÓLOGO DEL TRADUCTOR 19

tusiasmo en la nueva Facultad de Jurisprudencia 1920, inmediatamente después de la guerra, cuan­


—en cuya particular e interesante organización de do todavía no se habían enfriado en Italia ro­
estudios ha colaborado muy directamente— y en mánticos entusiasmos ni extinguido nobles espe­
el Instituto de Ciencias Sociales de Florencia, don­ ranzas. De entonces acá las cosas han variado mu­
de, con un grupo joven de profesores entusiastas, cho. Pero he creido que la obra tenía que apa­
se esfuerza por obtener mejores resultados de la recer en España tal cómo se publicó en la lengua
enseñanza universitaria del Derecho, rompiendo original, para que no perdiera nada de su valor
con los viejos métodos y llevando a la clase una y significación, sin dejar por ello de acomodarla
eficaz agilidad de pensamiento y una flexibilidad al momento actual. De aquí que las adiciones y
de comprensión y de dirección extraordinarias. modificaciones que resultaban indispensables y que
En el presente volumen que ahora se publica en para la edición española hizo expresamente el au­
España, se reflejan constantemente sus cualidades tor no figuren —de acuerdo con éste— en el tex­
de jurista selecto, de hombre noble, imperiosamen­ to, sino en nota, señalada, para la buena orien­
te solicitado por todas las exigencias de la espi­ tación del lector, con la indicación (N. del A.,
ritualidad y de la justicia. 1925).
Como verá el. lector, los males que ataca son José R. Xirau
también nuestros. De ahí el indiscutible valor que Barcelona, 1926.
tiene el libro para nosotros. Pensé un momento en
adicionar el texto italiano con notas relativas a
nuestro país, en cada uno de los problemas plan­
teados. Pero el temor de agobiar con un peso in­
útil una obrita tan viva y de 'tanto ímpetu, de
una parte; y de otra el pensar que las coinci­
dencias que resultan de la lectura del libro, entre
España e Italia, respecto de los problemas jurí­
dicos y universitarios que en él se plantean, le ha­
cen ya suficientemente eficaz, motivaron que de­
sistiera del propósito.
El libro —dedicado a las juventudes escolares,
a los estudiantes de Derecho— fue publicado en
INTRODUCCIÓN

PREMISAS Y POSICIÓN DEL


PROBLEMA

I. CARACTER PÚBLICO DE LA FUNCIÓN


DE LOS ABOGADOS

Si se pregunta a cualquier persona de buen


sentido, profana en los misterios del arte forense,
cuál es, en la sociedad humana, la función de los
abogados, nos responderá —¡y hay que agradecer
a la suerte si la respuesta es tan benévola!— que
el oficio del abogado consiste en hacer triunfar
las pretensiones del cliente. Quien parta, realmen­
te, de la noción empírica de que el abogado tanto
más se suele llamar hábil cuando mejor logra, an­
te los jueces penales, vestir el delito con los ropa­
jes de la inocencia o embrollar las cosas ante los
jueces civiles, hasta que el picaro redomado con­
siga saquear al hombre de bien, no puede ni si­
quiera imaginar que la función del abogado, apan­
te el interés privado del cliente, pueda servir, y
juntamente con éste, al interés de la colectividad;
22 DEMASIADOS ABOCADOS LA FUNCIÓN DE LOS ABOGADOS 23

cree, por el contrario, que si los abogados no es­ combatientes luchaban con armas iguales, se des­
tán destinados a, otra cosa más que a engañar a interesaba del resultado de la contienda í1).
los jueces, el interés público de la justicia resulta La función del abogado aparece, por el con­
por ellos, mejor que servido, traicionado. Y, sin trario, profundamente cambiada y elevada, cuan­
embargo, si, fuera de algún caso de degeneración, do en el Estado constitucional, que reivindica pa­
demasiado evidente para no tener carácter epi­ ra sí la función jurisdiccional como complemento
sódico y transitorio, se quiere descubrir la sustan­ indispensable de la legislativa, se comienza a sen­
cia fundamental de nuestra profesión, se reconoce tir que el resultado del proceso no es extraño al
fácilmente que tiene su base, más que en la de­ interés público, ya que en todo proceso se en­
fensa de los intereses privados, en fines de pública cuentra en juego la aplicación de la ley, es decir,
utilidad, de los cuales debe siempre darse cuenta el respeto a la voluntad colectiva. Y esto no sólo
quien quiera serenamente razonar sobre el pre­ en el proceso penal, que se construye hoy total­
sente y el porvenir de la abogacía. mente sobre el derecho subjetivo de castigar, que
pertenece al Estado, sino también en el proceso
. Nadie puede negar que, históricamente, la abo­
civil, en el cual el interés individual de los liti­
gacía ha surgido en servicio del interés privado:
gantes aparece cada vez más como el instrumento
mientras el proceso fue concebido como un duelo
inconsciente del interés público, que se sirve de
legalizado entre dos intereses individuales, en me­
la iniciativa privada para reafirmar en los casos
dio de los cuales el Estado se colocaba como es­ controvertidos la voluntad concreta de la ley.
pectador pasivo, al modo que lo hace en un tor­ Cómo y por qué, a través de la concepción
neo el juez de campo, encargado solamente de publicista del proceso, la función de la abogacía
hacer respetar las reglas del juego, los defensores se ennoblece y se eleva, he querido mostrarlo en
de los dos adversarios entraban en liza como sol­ una Introducción a un curso universitario, cuyas
dados de ventura prontos a vender al mejor pos­ consideraciones estaría fuera de lugar repetir
tor las armas de su experiencia técnica y de su aquí (2). Pero al comienzo de un estudio como el
astucia. Así como en el combate verdadero vence
el más fuerte, así también en ese combate simu­ f1) Esta concepción, que se podría llamar. .. depor­
lado, que era el proceso, vencía el más astuto y tiva, del proceso, prevalece todavía en los Estados Uni­
dos de América, Cfr. Nerincx, L’organisation judiciaire
el más experto; y esto era lícito, porque el Es­ aux Stats-Unis (París, 1909), pág. 174.
tado, con tal de que quedase garantido que los (2 ) L’avvocatura e la riformá del processo civile, pu-
24 DEMASIADOS ABOGADOS ó LA
FUNCIÓN de los abogados
.¿y. J >
presente, que, lejos de proponerse fines teóricos, (jbuen funcionamiento de la justicia, pue
quiere ser, sobre todo, un análisis de las razones Estado de un cuerpo de profesionales letrfldosüíft?
prácticas por las que en Italia la abogacía no cientes de sus deberes. li* “5^8
responde hoy a su función, es necesario procla­ No es exagerado decir que en un sistá^aa'Judi­
mar de nuevo, enérgicamente, un principio, fun­ cial inevitablemente complicado, como lo'' ' ' “
damental para nuestro estudio: que el Estado con­ los Estados civilizados modernos, la justicia '
serva y regula la profesión de abogado porque dría funcionar si no existiesen los profesionales de
implica una función de carácter público. derecho ■. puesto que las dificultades de juzgar re­
Mientras en el proceso se veía sólo un conflicto sultarían enormemente acrecentadas, hasta consti­
entre dos intereses privados, fácilmente el aboga­ tuir obstáculos en la práctica insuperables si el
do, con tal de que su cliente triunfase, se trans­ juez, suprimidos abogados y procuradores, viniera
formaba en un picapleitos; pero hoy, cuando se a quedar en contacto directo con la impericia
piensa que el proceso sirve para reafirmar con la jurídica y con la mala fe de las partes litigantes.
sentencia la autoridad del Estado, la existencia de La intervención de los abogados sirve cabalmen­
los profesionales del Foro no se justifica sino cuan­ te para librar al juez de una lucha contra la ig­
do se les ve como colaboradores y no como bur­ norancia y contra la mala fe, que le quitaría toda
ladores del juez, y cuyo oficio no es tanto batirse la serenidad y toda la agilidad de juicio: puesto
por el cliente como por el derecho. Que la fun­ que la presencia del defensor, que representa o
ción de los abogados es una función pública, se asiste a la parte, es garantía de ciencia y de pro­
halla admitido hoy día de común acuerdo por los bidad. Que sea garantía de ciencia todo el mundo
estudiosos (8); pero la idea de esta utilidad pú­ lo admite: en la siempre creciente complicación
blica de su función no creo que se haya difun­ de la vida jurídica moderna; en las asperezas de
dido mucho entre los profanos. Y, sin embargo, es­ los formalismos procesales, que parecen a los pro­
ta convicción no debería faltar si se quiere valorar fanos misteriosas trampas, el abogado es un pre­
serenamente los preciosos beneficios que, para el cioso colaborador del juez, porque labora en su
lugar para recoger los materiales del litigio, tra­
blicado en Studi Senesi, vol. XXXV (1920). A las ideas duciendo en lenguaje técnico las fragmentarias y
expresadas en ella me refiero de continuo, aun sin la
desligadas afirmaciones de la parte, sacando de
correspondiente cita, en el curso del presente estudio.
(3) Cfr. por último: Zanobini, L’esercizio privato delle ellas la osamenta del caso jurídico para presen­
funzioni e dei servizi pubblici (Milán, 1920), número 56. tarlo al juez en forma clara y precisa y en los
26 DEMASIADOS ABOGADOS LA FUNCIÓN DE LOS ABOGADOS 27

modos procesalmente correctos; por dondé, gra­ do constituye una especie de sonda lanzada por
cias a ese abogado paciente, que en el recogi­ la organización judicial hacia la litigiosidad para
miento de su despacho desbasta, interpreta, esco­ comprobar la seriedad y la fundamentación de los
ge y ordena los elementos informes proporciona­ pleitos en preparación y para impedir que lle­
dos por el cliente, el juez llega a estar en condi­ guen hasta el tribunal los que están evidentemen­
ciones de ver de golpe, sin perder tiempo, el pun­ te promovidos por un deshonesto espíritu de te­
to vital de la controversia que está llamado a de­ meridad; y puesto que del consejo del abogado
cidir. depende casi siempre el que un conflicto de inte­
Pero sobre todo es preciso entender que la pre­ reses privados se resuelva en una transacción o se
sencia del abogado es, o debería ser, para el juez, envenene en un pleito, el abogado que sienta la
garantía de seriedad y de buena fe. Bien sé que importancia social de su misión podrá ser verda­
a este propósito es fácil la ironía; pero a pesar deramente como un centinela avanzado de los tri­
de ello estoy convencido de que entre todos los bunales contra los asaltos de los litigantes de ma­
remedios escogidos por las legislaciones procesales la fe.
para defender al juez de la mala fe judicial de Este segundo aspecto de la función de los abo­
los litigantes tergiversadores, temerarios y embus­ gados, según el cual éstos deberían aparecer co­
teros, la defensa más eficaz es la existencia de un mo un elemento purificador de la vida judicial,
cuerpo de abogados concienzudos que nieguen in­ no suele ponerse de manifiesto convenientemente
exorablemente su asistencia a los deshonestos que por los estudiosos, ni en Italia es profundamente
hacen del pleito una especulación y se resistan a sentido por la totalidad de los profesionales en
sostener ante los tribunales una causa sin tener el ejercicio. Y, sin embargo, debiera ser un orgullo
convencimiento de que es fundada. de los abogados reafirmar en toda ocasión, con ac­
Es indudable que si todos los abogados y pro­ tos más que con palabras, que el abogado, antes
curadores siguiesen fielmente esta norma de honor de ser defensor de la parte, quiere ser, en interés
profesional, la abogacía, en vez de instigadora de del derecho, su primer juez, según la antigua re­
la multiplicación de pleitos infudados, sería el más gla del foro francés, por la cual "¿Z jaut que les
eficaz contraveneno para el mal de la litigiosidad. avocats, avant d’en faire la fonction, fassent celle
Los pleitos temerarios serían indudablemente re­ de juge” (4).
primidos antes de nacer si todos los profesionales
(4) Cfr. Cresson, Usages et régles de la profession
dél derecho tuviesen conciencia de que el aboga­ d’avocat (París, 1888), vol. II, pág. 70. .',
demasiados abogados los abogados y la opinión pública 29
28

Por las razones antes apuntadas, la función del fica perfectamente, en cambio, cuando se piensa
abobado tiene, por tanto, carácter eminentemente que la intervención obligatoria de los abogados y
público. El abogado aparece así como un elemen­ las garantías de cultura y de probidad que la ley
to integrante de la organización judicial, como un les impone, tienden principalmente a facilitar la
órgano intermedio puesto entre el juez y la parte, obra del juez en interés del Estado (8).
en el cual el interés privado de alcanzar una sen­
tencia favorable y el interés público de alcanzar
n. LOS ABOGADOS Y LA OPINIÓN PÚBLICA
una sentencia justa se encuentran y se concilian.
Por eso su función es necesaria al Estado, como No obstante la evidente importancia de los ser­
la del juez, en cuanto el abogado, a la par que vicios que los profesionales del derecho prestan en
el juez, actúa como “servidor del derecho” (5 6). teoría al Estado, sería atrevido sostener que en la
El carácter público de la función de la aboga­ práctica la profesión de abogado esté rodeada de
cía es en otros Estados —por ejemplo, en Ingla­ una excesiva simpatía de la opinión pública.
terra— bastante más profundamente sentido y No deben a este propósito asustarnos demasiado
acentuado que entre nosotros; pero incluso en las concordes diatribas, en prosa y en verso, con
nuestra organización, el mencionado carácter está las que el arte de todos los tiempos y de todos
implícitamente reconocido a través de aquellas dis­ los países se ha recreado en acribillar la figura
posiciones que reservan el ejercicio de las pro­ del abogado, sacando sabrosos tipos de abogados
fesiones de abogado y procurador a quienes tengan embrolladores, entre los cuales es inmortal el doc­
especiales requisitos técnicos y morales controlados tor Azzeccagarbugli (7); ni esa actitud de mordaz
por el Estado o que prohíben a los ciudadanos re­ desconfianza que contra nuestra profesión ha to­
currir a la justicia si no es por el trámite de un mado siempre el espíritu popular, que ve en el
profesional dotado de los requisitos referidos. Esta abogado él genio maléfico del mundo judicial;
condición de monopolio en que se encuentran in­ y que todavía hoy, cuando quiere compadecer a
cluso en Italia los profesionales de la abogacía, alguno que está a punto de arruinarse en pleitos,
se explicaría mal si los abogados y procuradores dice simplemente que el pobrecito “ha acabado en
sirviesen únicamente al interés privado; se justi­
(8) Cfr. Zanobini, ob. cit., pág. 116. Todo este pá­
(5) Cfr. Gneist, Freie Advokatur. Die erste Forde- rrafo no es más que un resumen de los núms. 4-10 de
rung aller Justizreform in Preussen (Berlín, 1867), pá­ mi Prolusione arriba citada.
gina 56. (7) Personaje de I promessi sposi. (N.~del T?)
30 ■’ DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOGADOS Y LA OPINION PÚBLICA 31

manos de los abogados” con la misma entonación mismo desdén las acusaciones que a nuestra pro­
fúnebre con que hablaría de un náufrago caído fesión dirigen, por consideraciones sociales y eco­
prisionero de los antropófagos. No: para valorar nómicas, pensadores y estudiosos de las más va­
. el verdadero alcance de esta hostilidad literaria rias tendencias, con intento bien distinto del de
contra los abogados, es preciso no olvidar que nin­ hacer caricatura barata. Especialmente en estos
guna de las profesiones humanas, ni siquiera aque­ últimos tiempos, en la febril crisis de renovación
llas cuya utilidad es universalmente sentida, pue­ por que el mundo atraviesa, las protestas contra
de sustraerse a la sátira, que coge y pone en ri­ la parasitaria improductividad de los abogados han
dículo algunas de sus manifestaciones anormales, llegado a ser un lugar común. Sobre todo en Ita­
sin discutir, por otra parte, su razón normal de lia, donde por doquiera, unánimemente, se señala
ser, frente a la cual ésas constituyen la excep­ en el abogadismo el obstáculo más formidable
ción, podemos decir, patológica. Así como la lite­ que, juntamente con la burocracia, se opone a
ratura está llena de maestros miserablemente cal­ nuestro rápido renacimiento nacional.
zados y vestidos, o de médicos que son verdugos En el ataque a la abogacía figuran en primera
de las pobres víctimas confiadas a su cuidado, así línea los socialistas; los cuales, si bien continúan
la sátira ve en el abogado el artífice de sofismas, imperturbablemente mandando abogados al Par­
el burlador de jueces, la sanguijuela de los clien­ lamento, anuncian por otra parte como indiscu­
tes; pero precisamente desde el momento en que tiblemente próximo el advenimiento de una nue­
representa al abogado como la encarnación de to­ va organización social en la que no habrá cabida
das las cualidades antitéticas de la honradez, de para los abogados. Los teóricos del socialismo han
la sinceridad y del desinterés, viene tácitamente considerado siempre a los abogados y a los jueces
a reconocer que estas últimas virtudes deberían como instrumentos improductivos de la economía
ser el patrimonio más caro de los profesionales del capitalista (8), destinados a ser suprimidos el día
derecho y consiguientemente, a través de las dia­ en que sean abolidas las desigualdades económicas
tribas contra los abogados degenerados, reafirma del actual régimen social. Y hoy, por los que dicen
sin darse cuenta la nobleza de la abogacía. que la revolución comunista está llamando a la
Pero si esta indiscutible y antigua prevención puerta y está a punto de ser fundada la nueva so-
contra el profesional del derecho merece ser con­
siderada como un inocuo desahogo literario, no (8) Cfr. Loria, Le basi economiche delta costituzione
parece que los abogados, deban escuchar con el ¡ocíale, 4* ed., págs. 36 y 141.
32 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOCADOS Y LA OPINION PÚBLICA 33

ciedad, en la que las leyes serán tan pocas que todos sostenedores. Arditi (12) y abogados: he ahí los
los proletarios se deleitarán aprendiéndolas de me­ perros de presa de la burguesía. La violencia y
moria en las horas de ocio y en la que la abolición el fraude. El Griso (ls) y Azzeccagarbugli”. Si los
de la propiedad hará desaparecer, como por en­ abogados son tan maltratados por la prensa lla­
canto, los pleitos, y, por consiguiente, como todo mada proletaria, parece que debiéramos esperar
el mundo cree, los tribunales (®), la supresión de leer su panegírico en los periódicos, que represen­
los abogados, se da, desde luego, como cierta e tan los intereses de aquellas clases capitalistas de
inminente. “Se puede decir sin temor a exagerar las que los abogados se dice que son fidelísimos
■—escribe en una revista italiana (10) Reissner, esbirros. Por el contrario (¡oh negra ingratitud!),
profesor de la Universidad de Moscú— que en la precisamente en las páginas de una revista que es
sociedad burguesa la corporación de juristas es la el órgano más difundido de la plutocracia indus­
salvaguardia más fiel del capital”; y con estilo trial italiana, son sistemáticamente empleados, a
bastante más florido, un abogado de Turín que guisa de entrefiletes y para llamar la atención en­
quiere conservar el anónimo (u), se expresa así tre los diversos artículos, aforismos contra la casta
en otra hoja socialista, acerca de su profesión (y parasitaria de los abogados, acusados de no con­
puesto que él, como abogado que es, habla sin currir al incremento de la producción nacional:
duda con conocimiento de causa..., precisa creer­ “Abogacía y burocracia son a la producción co­
le) : “Los abogados, animales parásitos, portavo­ mo la cizaña al trigo”; “Productores italianos, ha­
ces de los burgueses, cómplices de todos los deli­ ced de vuestros hijos todo lo que queráis, menos
tos y de todas las infamias de la burguesía, fra­ abogados”; “Apenas los italianos del Mediodía
guadores de leyes que intencionadamente hacen comprendan que la abogacía es la más estéril y la
oscuras y retorcidas para poder especular con el
equívoco y hacerse indispensables; los abogados tie­ (12) Los grupos de arditi o de asalto fueron durante
la guerra formaciones escogidas de los Cuerpos comba­
nen una razón de ser en cuanto existe el privile­ tientes, que tenían durante el combate la misión de ir
gio burgués del que ellos son tenaces y rabiosos delante. Acabada la guerra, los que habían sido arditi
formaron entre los ex combatientes asociaciones especia­
les de veteranos, que fueron empleadas primero contra
(®) La legislazione comunista, en "L’Ordine Nuovo” los comunistas y que más tarde fueron uno de los más
Turín, 1’ de noviembre de 1919, pág. 185. valiosos factores a la formación del fascismo. (N. del T.)
(io) "Comunismo”, n. 4. (13) Personaje de I promessi sposi, tipo de matón y
(U) "L’Ordine Nuovo”, cit. picaro redomado. (N. del T.)
34 DEMASIADOS ABOCADOS LOS ABOGADOS Y LA OPINION PÚBLICA 35

más antipática de las funciones, Italia será el pri­ hechos, de apariencia sin sustancia, de astucia sin
mer país productor del mundo”, y así por este justicia. No sólo se piensa que los abogados son
estilo (14). la ruina de los clientes y la desventura de los jue­
Pero no basta todavía: que, si de clases opues­ ces, sino que se tiene la impresión de que aun
tas la abogacía es condenada por razones predo­ fuera del círculo forense, en la vida política del
minantemente económicas y políticas, cada vez se país, los abogados constituyen como clase un peso
va dibujando más en la parte sana de la burgue­ muerto, una rama seca, mejor aún: un elemento
sía intelectual un sentido de viva repugnancia con­ eminentemente disgregador y corruptor de nues­
tra las profesiones de abogado y procurador, ba­ tra contextura nacional. La misma burguesía me­
sado principalmente en razones de índole moral. dia cuando, frente a los ataques que le dirige el
Esa repugnancia es especialmente viva entre los proletariado, se defiende recordando que de sus
jóvenes que han hecho y sentido la guerra. To­ filas salen los trabajadores de la inteligencia, sin
dos aquellos que, con sed más ardiente, aspiran los cuales la sociedad humana no podría vivir, se
a una profunda renovación moral de nuestro país, apresura a enumerar entre aquéllos a los técnicos
y piensan que sólo podrá conseguirse a través de y a los médicos, a los maestros y a los hombres
un baño de sinceridad y de seriedad que coloque de ciencia, incluso a los artistas y a los poetas,
en sitio de honor el sentimiento del deber, el es­ pero se guarda bien de recordar que de su seno
píritu de sacrificio y de solidaridad humana y to­ salen también los abogados, como si éstos fueran
das aquellas virtudes menos vistosas pero más hu­ un producto espurio del que la burguesía tuviese
manamente constructivas, que ellos han aprendido no que vanagloriarse, sino que avergonzarse.
a venerar entre los duros sufrimientos de la trin­ En una revista de jóvenes que quieren purificar
chera, creen, más por instinto que por razona­ la vida del país de todas las viejas mentiras, me
miento, advertir en la abogacía la profesión que ha acontecido leer una frase que parece resumir
reúne y simboliza todos los defectos contrarios a el estado de ánimo de las generaciones crecidas
aquellas virtudes. Para ellos, decir abogacía quie­ con la guerra, respecto a la abogacía: “De ahora
re decir afán de negocios, parlamentarismo, intri­ en adelante, no más abogados... sino hombres de
ga; para ellos, abogacía es sinónimo de charlata­ pensamiento y de fe” (1B). ¿A un tan bajo nivel
nería, de retórica sin sinceridad, de verbosidad sin
(.16) “Volonta", 30 de octubre de 1919, en el artículo
(14) Cfr. “Le Industrie Italiane Illustrate”, 1920. de Russo: Scuola e política-, cfr. también Rota, Una
36 DEMASIADOS ABOGADOS LA SUPRESIÓN DE LA ABOGACIA 37

moral ha descendido, pues, la profesión de aboga­ Así, tras de los socialistas que odian en los abo­
do, que se puede considerar la actividad del que gados a los lansquenetes del capital, de los indus­
la ejerce como término antitético de la del que triales que reprochan a los abogados su parasita­
piensa y del que cree? ria improductividad y de los intelectuales que ven
A todos esos ataques podría algún abogado res­ en los abogados los campeones del arrivismo es­
ponder que la abogacía, aunque fuesen verdaderas céptico y superficial, el Estado interviene para dar
todas las culpas que por doquiera se le echan en a la abogacía el golpe de gracia reconociendo que
cara actualmente, encontraría hoy siempre su jus­ no es otra cosa sino un estorbo más en la com­
tificación en razones prácticas de técnica judicial; plicada máquina judicial.
si realmente sirven en los modos que ya se han
apuntado para facilitar la obra del juez, digamos,
m. LA SUPRESION DE LA ABOGACÍA
si se quiere, que la abogacía, es un mal, pero re­
conozcamos que, al menos por ahora, es un mal Frente a una demostración de desconfianza tan
necesario. unánime, tan, podríamos decir, plebiscitaria, no
Sólo que el legislador parece haberse tomado el hay otro remedio sino pensar que para esa tan
cuidado de destrozar hasta ese último argumento infamada abogacía, la única reforma sencilla y ra­
en manos de los abogados, cuando, estableciendo dical ha de ser, más pronto o más tarde, su total
jurisdicciones especiales encargadas de dirimir con abolición.
sencillez y celeridad las controversias nacidas del La palabra “abolición”, que hoy cualquier le­
contrato de trabajo, ha dado en ellas con la puer­ gislador improvisado esgrime a tontas y a locas en
ta en las narices a los abogados, reconociendo casi torno a sí, como un mandoble, llena la boca y sa­
oficialmente que la intervención de éstos serviría tisface la conciencia, se entiende sin excesivo es­
únicamente para dilatar los pleitos, para compli­ fuerzo de la mente y elimina a priori los proble­
car los procedimientos y para obstaculizar la jus­ mas de la transformación y de la reconstrucción;
ticia (10). todo el mundo tiene algo que abolir; y ya que
estamos en ello, podemos muy bien abolir tam­
pagina di storia contemporánea, en "Nuova Rivista sto- bién a los abogados.
rica”, 1919, pág. 323.
(16) Gfr. los autores citados en la nota 11 de mi los decretos del Lugarteniente del Reino que, estable­
Prolusiones y Stein, Zur Justizreform (Tubingen, 1907), ciendo nuevas jurisdicciones especiales, han excluido en
página 69. Incluso durante la guerra han sido numerosos ellas la intervención de los abogados.
LA SUPRESIÓN DE LA ABOGACÍA 39
38 DEMASIADOS ABOGADOS

Solamente que, si bien es cierto que en un pro­ los antiguos abogados, llamados de nuevo. Y a
grama electoral haría un excelente papel, entre través del corto experimento se comprendió que,
las varias aboliciones, esa "abolición de los aboga­ por el interés público, una función tan delicada e
dos”, escrita en gruesos caracteres, es útil detener­ importante como la de la defensa forense, no pue­
se un poco a considerar cuál haya sido y cuál es, de quedar abandonada y sin una rigurosa inspec­
en las reales intenciones de los reformadores, in­ ción del Estado (17).
cluso de los más audaces, el contenido práctico de Solamente en suprimir el nombre y las formas
aquella frase tan decisiva y tan neta en la apa­ actuales de la abogacía, sin abolir su función, pa­
riencia. rece que piensan hoy incluso los socialistas que no
Todos dicen que la Revolución Francesa abolió son unos visionarios o unos charlatanes. El socia­
la abogacía; pero, en realidad, si logró suprimir lista francés Desunieres, que hace unos quince
con un decreto los privilegios corporativos, la dis­ años publicó un proyecto completo de legislación
ciplina, la moda antigua de vestir y el nombre mis­ socialista bajo la forma de un Código (18), en tanto
mo de los abogados, no supo o no quiso desterrar que suprimía la clase de los abogados (artículo
su función de los Tribunales. 410), y entre las varias profesiones retribuidas por
Partiendo de la idea de que todo monopolio de el Estado nada decía absolutamente de la aboga­
los profesionales era una ofensa a la libertad del cía (arts. 174-184), admitía, sin embargo, que to­
individuo, la Revolución permitió a los litigantes do litigante, al comparecer personalmente ante los
comparecer por sí mismos ante los jueces y esco­ jueces, se hiciese asistir de un defenseur de su
ger como defensor a cualquier persona de su con­ confianza (art. 587) y establecía que ante el
fianza, aunque estuviera desprovista de ciencia ju­ Tribunal criminal, los acusados debían, bajo pena
rídica; pero de esta manera las Salas judiciales, de nulidad, ser asistidos por un conseil (art. 689).
libres de los antiguos abogados, que al menos da­ El nombre de auocat era, por tanto, severamente
ban garantía de ciencia y de corrección profesio­ excluido de la nueva organización social; pero, sus­
nal, se llenaron en breve de una horde avide et tancialmente, las cosas quedaban lo mismo. De
crapuleuse de soi-disant défenseurs, figuras de len­ otro lado, cuando los socialistas, pintando de color
gua fácil y de conciencia aún más fácil, los cua­
les se chargérent de demontrer la nécessité dn ré- (17) Cfr. mi Prolusione, nota 7, y Cresson, ob. cit.,
volumen I.
trablissement des regles antiques. Las reglas anti­ (1«) DesliniÉres, Projet de Code socialiste (París,
guas fueron, en efecto, restablecidas en breve, y 1908).
40 DEMASIADOS ABOGADOS LA SUPRESIÓN DE LA ABOGACÍA 41

de rosa la sociedad de mañana, imaginan que los nido es socialmente inicuo, no puede hacer más
abogados desaparecerán necesariamente a la vez que aplicarlas como son, lejos de toda simpatía
que el capitalismo, y más aún, que precisamente política. Si el gobierno del Estado pasase mañana,
con ellos desaparecerán los pleitos, parece que no como ha ocurrido en Rusia, de las clases llamadas
se dan cuenta de que, en cualquier forma de Es­ burguesas a las llamadas proletarias, los abogados
tado, existe el fenómeno jurídico y de la función, y los jueces, así como hoy cooperan por necesi­
no política, sino científica, que en toda organiza­ dad de su función a reafirmar unas leyes que son
ción estatal corresponde al jurista. emanación de la clase burguesa, cooperarían igual­
Aun por los no socialistas se oye repetir común­ mente en la realización del nuevo derecho ema­
mente contra los juristas —jueces y abogados— la nado de las clases proletarias; y alguien podría
acusación de que se dejan guiar por tendencias decir entonces que los juristas eran los más sóli­
conservadoras (19) y de que hacen deliberadamen­ dos puntales.. . de la dictadura del proletariado.
te una justicia de clase, favorable a las dominan­ Indudablemente, además, pecan de ingenuidad o
tes y hostil a las trabajadoras. Pero esta acusación de mala fe los que proclaman que la instauración
parece que olvida que la función específica y ca­ del régimen socialista haría desaparecer los liti­
racterística del jurista ■—especialmente de aquellos gios: los socialistas razonables se limitan a decir
juristas del caso particular que son los jueces y los que en el nuevo régimen los pleitos disminuirían,
abogados— es la de aceptar el interpretar el de­ pero que a pesar de todo, quedarían aún tantos
recho tal cual es hoy y no la de anticipar el de­ que harían necesaria una organización judicial no
recho que podrá y deberá ser mañana. muy distinta de la actual; si, en efecto, la abo­
Es posible que la función legislativa esté inspi­ lición de la propiedad privada y del régimen de
rada, aun en el Estado constitucional, en la de­ sucesión y aun el desconocimiento jurídico de to­
fensa de los intereses de la clase dominante, esto das las convenciones entre individuos harían des­
es, de la que está en el gobierno: y bien puede aparecer muchas de las relaciones de derecho pa­
hablarse en este sentido, de un derecho de clase; trimonial que hoy dan gran incentivo a la litigio-
pero una vez que las leyes se han desprendido del sidad, el régimen socialista, que reuniría bajo la
legislador, el jurista, aunque sienta que su conte- tutela del Estado una gran cantidad de actividades
humanas hoy sometidas solamente a la libre vo­
(18) Cfr. Visconti, Conservatorismo giuridico, etc., luntad del individuo, transformaría muchas de las
en “N. Riv. stor”, 1920, pág. 289. actuales relaciones entre particulares en relaciones
42 DEMASIADOS ABOGADOS LA SUPRESIÓN DE LA ABOGACÍA 43

jurídicas de derecho público entre ciudadanos y lucionarios se pudieron permitir el lujo de cerrar
Estado, a las cuales no podría ser negada una for­ los Tribunales y de transformar a los abogados en
ma cualquiera de tutela jurisdiccional. Pero cuan­ maestros elementales retribuidos con 3000 coronas
do después se oye predicar que en el Estado so­ al mes. Pero en Rusia, donde el régimen, para
cialista las leyes serán reducidas al mínimo y tan consolidarse, ha tenido que resolver los problemas
claras que cualquiera las aplicará por sí mismo, y no limitarse a ignorarlos, si en un primer mo­
decimos sinceramente que esos son cuentos, bue­ mento los antiguos abogados fueron considerados
nos para los tontos (20). Las colecciones de las como “personas sin profesión determinada”, y, por
complicadísimas leyes leninistas que han llegado tanto, obligados a labores rudas y nutridos con ra­
hasta nosotros son una muestra edificante de la ción reducida (21); y el derecho de presentarse co­
sencillez de la legislación comunista; y únicamen­ mo defensor en los tribunales fue concedido a
te unos picapleitos bastante más picaros que aque­ cualquier ciudadano que hubiese cumplido los die­
llos que se querría abolir, pueden con desfachatez ciocho años ( 22 * *), se han creado en un segundo mo­
afirmar que la litigiosidad deriva tan sólo de cau­ mento especiales “colegios de defensores” retribui­
sas económicas, o que el derecho en su actual for­ dos por el Estado, la institución de los cuales prue­
ma coactiva puede ser abolido repentinamente, sin ba que en vez de suprimir los abogados, se ha que­
sustituirlo con la disciplina que deriva de una pro­ rido dar reconocimiento a la utilidad social de su
funda conciencia del deber y de la solidaridad hu­ función, transformándolos de profesionales libres
mana, que no se crea de la noche a la mañana en empleados públicos (2S).
con una revolución.
A qué cosa se reduce, por lo demás, la aboli­ (21) Decreto de 8 y 10 de octubre de 1918 (en La-
ción de los abogados predicada por los socialistas, bry, Une législation communiste, París, 1920, págs. 58
se puede ver en la práctica en la actual organiza­ y 65).
ción de la República rusa. En Hungría, donde el (22) Sobre esta abolición de los abogados, cuyas vici­
situdes1 recuerdan singularmente las que se produjeron
régimen comunista duró pocas semanas, los revo­ en Francia en los primeros años de la Revolución, cfr.
Galin, Tribunali e pene nella Russia rivoluzionaria (Boc­
(20) “Aun en un régimen socialista la vida social ea, 1921, págs. 23-25).
continuará complicándose y no podrá volver a la senci­ (23) Decreto de 23 de noviembre de 1918 (Labry,
llez primitiva” (Ferri, Órganizzazione delta giustizia página 507).
nella Russia dei Soviet, en “Scuola positiva”, 1920, pág. [Desde 1921 hasta hoy se ha ido señalando en Rusia
37). un movimiento legislativo dirigido hacia el restablecí-
44 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACÍA DE ESTADO 45

realizada por el defensor, debe pagar una tasa


IV. LA ABOGACÍA DE ESTADO especial al Erario público a base de una tarifa fi­
jada por el comisario local de justicia (24).
En la Rusia leninista, si vera sunt relata, ya no
Esta transformación de la abogacía libre en
existen, como entre nosotros y como en todos los
función del Estado de la que la Rusia de los So­
pueblos civilizados contemporáneos, los abogados
viets nos da hoy un singular ejemplo, no es histó­
profesionales libres, entre los cuales el cliente esco­
ge el defensor de su confianza, que luego retribuye ricamente una novedad, ya que hace más de un
directamente en medida proporcional al trabajo siglo, en 1781, una reforma análoga fue realizada
por pocos años, en la Prusia autocrática, es decir,
prestado.
en un régimen que como la actual República rusa,
En la organización rusa el imputado en una
causa criminal que quiera tener un defensor o el aplastaba brutalmente toda libertad individual ba­
litigante en un pleito civil que, no pudiendo com­ jo la invasión de la burocracia omnipotente. La
parecer personalmente, quiera estar representado legislación federiciana, que intentó colocar el de­
ante los jueces, lo solicita del tribunal popular, el recho judicial sobre nuevas bases, dando al juez
cual lo trasmite al “colegio de defensores” local; los más amplios poderes para descubrir la verdad
y entre éstos es nombrado, de oficio, el defensor, y para superar los obstáculos interpuestos por la
que la parte no puede escoger según su preferen­ mala fe de los litigantes y de los curiales, consideró
cias y que no tiene derecho a retribución. La par­ que la primera condición para volver a llevar la
te, sin embargo, como compensación de la labor justicia a los tribunales era abolir las profesiones
de abogado y procurador. Para sustituirlas estable­
miento de la abogacía como profesión directamente re­ ció que, en toda controversia, el tribunal compe­
tribuida por los clientes, aunque bajo el continuo control tente nombrase de entre sus mismos miembros un
de la autoridad política. Un paso notable en este sentido consejero asistente (Assistenzrat) para cada una
ha sido dado especialmente a consecuencia de la nueva
política económica adoptada desde 1921, que ha impuesto de las partes, con la misión de hacer valer en jui­
el problema de la reorganización de los tribunales y de cio sus respectivos derechos. Pero los inconvenien­
la reconstitución de la abogacía. Para mayores noticias tes de esta “burocratización” de la abogacía fueron
véase la memoria de los abogados rusos Gerschun y tales, que pocos años después la Allgemeine Ge-
Fischmann en las págs. 100 y siguientes del interesante
volumen Die Rechtsanwaltschaft, publicado por la deuts.
Anwaltsverein (Berlín, 1925), con la colaboración de (24) Cfr. Labry, 1. c. y Galin, ob. cit., págs. 103-104
abogados de todos los países], (N. del A., 1925.) (Cfr. la nota precedente). (N. del A., 1925.)
46 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACÍA DE ESTADO 47

richts-Ordnung de 1793 suprimió los consejeros mental de la abogacía; mas a pesar de todo, no
existentes y permitió de nuevo a las partes que llego a convencerme de que el único camino para
escogieran un defensor de su confianza y por ellas superar esta dificultad sea extirpar de la abogacía
retribuido, entre los diversos Justizkommissare, todas sus buenas cualidades de agilidad, de inicia­
adscritos a cada tribunal, los cuales, no obstante tiva y de celo que la profesión libre lleva consigo,
su nombre nuevo, eran verdaderos profesionales sólo por gusto de sustituirlas con aquella mortífera
libres, que acumulaban a las funciones de aboga­ pasividad apática y despegada del burócrata, al
do las de procurador y las de notario (2S). El sis­ que la paga le corre con el calendario. Incluso
tema de la abogacía de Estado, tal cual fue en la dejando aparte las enseñanzas de la experiencia
Prusia de Federico el Grande y tal cual es hoy histórica —que, para el que siga las vicisitudes de
en la Rusia de Lenin, encontró entre nosotros, la reforma federiciana, tienen una gran elocuen­
hace más de treinta años, un serio y elocuente de­ cia-— parecen, por lo demás, bastante fuertes las
fensor en Héctor Cicotti, quien después de haber razones lógicas que nos inducen a considerar la
puesto despiadadamente al descubierto las sucieda­ función de la abogacía como inseparable de su
des con que en Italia se ha manchado la profesión actual forma de profesión libre. Ño me entre­
forense, sostenía que el único medio de purificar tendré en repetir los acostumbrados argumentos
la abogacía de aquella avidez de lucro que resulta que, sin embargo, tienen su valor, deducidos de
tan poco conciliable con el carácter público de aquella benéfica obra de selección que realiza au­
su función, era transformar a los abogados en em­ tomáticamente entre los profesionales el régimen
pleados del Estado, retribuidos con estipendio fijo de la libre concurrencia, y de las dificultades de
y, por consiguiente, no interesados en multiplicar obtener que la parte tenga plena confianza en su
o en dilatar un pleito para aumentar sus ganan­ defensor, cuando no sea libre de escoger uno a su
cias profesionales (26). completa satisfacción; ni me serviré del razona­
Creo yo también, como dentro de poco se dirá, miento de los que descubren en la profesión libre
que la dificultad de conciliar el deber del abogado la única garantía de independencia del abogado
con su interés profesional es el problema funda- respecto de cualquier intromisión gubernativa,
puesto que este argumento podría parecer hoy una
(2B) Cfr. para la historia de la abogacía en Prusia, ironía, cuando la experiencia cotidiana demuestra
Gneist, ob. cit., caps. I y II; Weissler, Geschichte der
Rechtsanwaltschaft (Leipzig, 1905), págs. 341-385. que la cualidad de empleado público no impide
(28) Cause ed effetti, 2* ed., Turín, 1889. llegar a la lucha abierta con el Estado.
DEMASIADOS ABOGADOS
LA ABOGACIA LIBRE 49
48

El verdadero argumento capital, por el contra­ bastante más profunda que la que por sí sólo
podría realizar el juez. Del choque de esas tres
rio, a mi parecer, es éste: que la mentalidad del
fuerzas nace la verdad; pero si los abogados que­
abogado debe ser predominantemente crítica y
dasen reducidos a ser, como los jueces, funciona­
combativa, como no puede serlo de ordinario la
rios retribuidos por el Estado, para los cuales el
mentalidad de un empleado, para el cual la de­
resultado del pleito fuese cosa indiferente, conti­
fensa de las causas constituya, no una contienda
nuarían siendo tres, en apariencia, las personas del
en la que está en juego su reputación profesional,
proceso, pero sus tres fuerzas, en vez de converger
sino una monótona rutina de oficina. El Estado,
desde distintas direcciones y corregirse recíproca­
en vez de ganar, vendría, sin duda alguna, a per­
mente en el encuentro, se sobrepondrían en reali­
der si quisiese privar a la administración de jus­
dad y se dispersarán sin fruto en una sola direc­
ticia del potente propulsor de los órganos judicia­
ción. En lugar de dos vigilantes órganos de control
les que es la abogacía libre. Indudablemente, la
que ayudan al juez, pero que también lo critican y
sentencia justa se puede considerar como la re­
le impiden desviarse del recto camino, encontraría
sultante de tres fuerzas que obran en tres direccio­
aquél a su lado dos pálidas e inútiles copias de sí
nes distintas y con desigual intensidad; esto es, de
mismo: y el Estado habría hecho el buen negocio
tres inteligencias que examinan un mismo proble­ de transformar en empleado “de plantilla”, defen­
ma desde tres puntos de vista y con diverso inte­
sor celoso de los aumentos de su estipendio bas­
rés; a la obra del juez que en posición central
tante más que de los derechos de sus defendidos,
mira el litigio en su integridad y con espíritu que, a la figura típica, que todos los frecuentadores de
por ser desinteresado es imparcial y ecuánime, pero las salas de justicia conocen hoy, del abogado “de
también, a menudo, superficial y descuidado, se oficio” que sistemáticamente se somete “a la cle­
añade eficazmente la labor de los abogados com­ mencia de los excelentísimos jueces”.
petidores, cada uno de los cuales, si bien puede
carecer de serenidad objetiva, por la unilaterali-
dad del interés que lo mueve y por su tendencia V. LA ABOGACÍA LIBRE
a sacar a luz solamente los aspectos de la cuestión
que favorecen a su cliente, está, sin embargo, pre­ Si se dejan aparte los ejemplos antes recordados
cisamente por la pasión con que se entrega al de “abogacía de Estado”, los cuales por ahora
trabajo, en condiciones de realizar sobre algunos representan en la historia y en las legislaciones
elementos de la controversia una investigación comparadas, curiosidades interesantes pero aísla-
50 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACÍA LIBRE 51

das, los abogados se nos aparecen por doquier a los abogados y procuradores a su dependencia
como profesionales libres que ejercen sus funciones estable, se reserve el derecho de ejercitar sobre
en nombre propio y por un interés propio, elegi­ estas profesiones una inspección directa, sometién­
dos en régimen de concurrencia por el cliente y dolas a restricciones cuantitativas y cualitativas; y
retribuidos cada vez por éste. El carácter público esto sucedía, anteriormente a la ley alemana de
de la función ejercitada por los abogados no está 1’ de Julio de 1878, en Prusia, donde los abogados
en oposición con su condición económica de pro­ se encontraban frente al Estado aproximadamente
fesionales privados; la abogacía, cuando es ejerci­ en la misma condición jurídica en que se encuen­
da, como entre nosotros y como en todos los tran hoy nuestros notarios. Pero contra esta subor­
Estados del mundo, exceptuada Rusia, en forma dinación de la abogacía al Gobierno combatieron
de profesión libre, no es más que uno de los múl­ vivamente, en la segunda mitad del siglo pasado,
tiples ejemplos de aquel interesante fenómeno que los profesionales prusianos (28), hasta que también
la ciencia jurídica estudia con el nombre de ejer­ en Alemania prevaleció el sistema de la profesión
cicio privado de funciones públicas (27). libre de tipo francés.
II y a place pour tous au barreau; ésta es la El principio de la abogacía libre, tal como rige
tradicional máxima con que en Francia se expresa hoy incluso en Italia, no se debe entender en aquel
el principio de la abogada libre, no sólo en el sen­ sentido absoluto e ilimitado con que, como se ha
tido de que ésta no es una función de Estado que visto, lo entendió durante unos pocos años la Re­
transforme al abogado en empleado público, sino volución francesa (20).
también en el sentido de que el Estado renuncia Entre nosotros la profesión de aboga
a poner limitación alguna al número de profesio­ mismo la de procurador judicial en la
nales en ejercicio y a subordinar el ejercicio pro­ que la regula nuestra ley de 8 de Juni^3^»Í874j
fesional a cualquier forma de nombramiento o no está abierta a todo el que, con
concesión gubernativa. Entre el sistema de la abo­
« W.UttüyOGAUMOO *
gacía de Estado y el de la abogacía libre, -tal como (28) Especialmente Gneist, en la obra
está 'implantado en Francia y entre nosotros, es (29) [No faltan, sin embargo, aun hoy, p
posible imaginar toda una serie de sistemas inter­ cuales la abogacía es absolutamente libre, en
medios en los cuales el Estado, incluso sin someter de que el Estado no se ocupa ni siquiera de fij
mínimum de moralidad y de cultura para los que ejercen
esa profesión. La piedra de toque para distinguir los
(27) Cfr. la obra citada de Zanobini. buenos abogados de los malos está constituida en esos
LA ABOGACIA LIBRE 53
52 DEMASIADOS ABOOADOS
incluso a aquellos de los aspirantes que tengan los
descaro y un poco de soltura de lengua, se sienta requisitos mínimos exigidos por la ley (30).
capaz de decir reunidas cuatro vaciedades en una Los requisitos de.cultura jurídica que en Italia
sala de justicia; sino que lo está solamente para debe tener el ciudadano para ser admitido a ejer­
aquellos que tengan ciertos mínimos de cultura y cer las profesiones de abogado y procurador son
de moralidad exigidos por la ley. Quien tenga es­ de dos especies: requisitos de instrucción teórica
tos requisitos, tiene, sin más, el derecho de ser universitaria y requisitos de instrucción práctica
admitido a ejercer la profesión; y la admisión al conseguida mediante un aprendizaje profesional.
ejercicio profesional no está subordinada entre La instrucción teórica es suministrada y certifica­
nosotros al beneplácito de la corporación de los da directamente por el Estado mediante la ense­
abogados en ejercicio, la cual, con decisión discre­ ñanza universitaria. Para matricularse en el cole­
cional e inatacable, puede en otros Estados (por gio de abogados es necesaria la licenciatura en
ejemplo, en Inglaterra y en Francia, donde rige jurisprudencia (art. 8’, L. 1874); para ser inscrito
el principio de que l’ordre est maítre de son en el de procuradores basta haber seguido los cur­
tableau et de sa discipline) excluir de la profesión sos y sufrido los exámenes de algunas disciplinas
jurídicas de mayor importancia (art. 39 de la mis­
países por la clientela únicamente. Pero allí donde el ma ley). La instrucción práctica es, en cambio,
Estado no toma sobre sí la función de habilitar para la suministrada y certificada por cuenta de los pro­
profesión, se han formado espontáneamente entre los fesionales en ejercicio, los cuales en cada Corte de
abogados en ejercicio asociaciones profesionales con ca­ apelación y en cada “Tribunal” (31) son reunidos
rácter sindical, que tienden a elevar el nivel de la abo­
gacía excluyendo de ella a los que no tengan una prepa­ (30) para Inglaterra, Gerland, Englische Gerichtsver-
ración técnica adecuada ni den garantías suficientes de fassung, pág. 941; para Francia, Cresson, ob. cit., vol.
honorabilidad. Así ocurre, por ejemplo, en Suecia y en I, tít. IV, cap. II. Acerca del significado preciso del
Finlandia: confróntese la información de los abogados principio de la libertad de la abogacía, cfr. Friedlander,
Forssner y Sundstróm, en las páginas 89 y 112 del Empfehlen sich gesetzgeberische Massnahmen gegen eine
citado volumen Die Rechtsanw. Cfr. también para una Ueberfüllung des Anwaltstandesf (en Jur. Wochenschrift
interesante discusión sobre el modo de concebir la liber­ de 1911), págs. 10-11. (Cfr. ahora los escritos de
tad de la abogacía, mi nota L’ordinamento professionale Williams-Sutton y PrudjHon, en las págs. 52 y 60 del
dell’avvocatura nella Republica Argentina, en la “Riv. di citado volumen Die Rechstamualtschaft).
dir. proc.”, 1925, I, 172. Sobre el carácter inconciliable (31) Los Tribunali italianos corresponden a nuestros
de la libertad de la abogacía con cualquier forma de Juzgados de primera instancia y son colegiados. (N.
control político, cfr. la nota de 1925 inserta al final del del T.)
número 41]. (N. del A., 1925.)
54 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACIA LIBRE 55

en corporaciones (collegio), cuyos componentes aspirantes la instrucción jurídica universitaria,


están inscritos en un registro apropiado (albo); confía a las propias corporaciones profesionales la
el aspirante a las profesiones forenses que quiera vigilancia sobre aquellos requisitos que parecen
ser inscrito en el colegio de abogados o en el de esenciales para el ejercicio de la profesión, a saber:
procuradores, debe durante dos años sin interrup­ la capacidad práctica y la moralidad de los ejer­
ción atender a la práctica profesional en el des­ citantes, no se debe creer que el Estado intente
pacho de un abogado o de un procurador, y a la con ello desinteresarse de la existencia de un gre­
terminación de esa práctica sufrir un examen teó- mio de profesionales que dé serias garantías de
rico-práctico ante una Comisión compuesta de dos capacidad y de honradez. Si así fuese, deberíamos
magistrados y tres profesionales en ejercicio (abo­ decir que el legislador italiano, al dar a la aboga­
gados o procuradores, según que se trate de exa­ cía la ordenación que actualmente tiene, ha que­
men de admisión en la profesión de abogado o en rido negar rotundamente el carácter público de su
la de procurador; art. 8’, n. 4 y art. 39, n. 6, ley función. Pero no es así: puesto que nuestro legis­
susodicha) (3Z). lador, al dar a las profesiones jurídicas su orga­
A los colegios forenses, además de la inspección nización actual basada sobre el control corporativo,
sobre la preparación profesional de los que aspiran ha partido del supuesto de que ninguna inspec­
a ser inscritos en el registro del colegio, compete ción sobre la capacidad y sobre la corrección de
la vigilancia de la moralidad y de la corrección cada profesional podía resultar tan vigilante y tan
profesional de los ya matriculados; es más, la vi­ rigurosa como la ejercitada por el mismo colegio,
gilancia de la conducta de los profesionales y el directamente interesado, por el mantenimiento del
ejercicio del correspondiente poder disciplinario decoro de la clase, en excluir de la profesión a los
constituyen las funciones más importantes y más ineptos y a los indignos; así que entre nosotros el
características de esos colegios (3S). Pero al obser­ Estado ha renunciado a ejercer directamente, por
var que el Estado, después de haber dado a los medio de órganos propios, su inspección sobre las
profesiones de abogado y procurador, únicamente
(®2) [La reglamentación de los exámenes de habili­ porque ha creído que el autogobierno es para las
tación para las profesiones de abogado y procurador ha profesiones jurídicas la mejor garantía de severa
sido reformada por el Real decreto de 15 de enero de
1925, número 27. Cfr. la nota sobre la “reforma Genti- selección y de eficaz disciplina.
le” y el examen de Estado en el § 38]. (N. del A., 1925.) Veremos a continuación cómo este supuesto^
(3S) Cfr. Zanobini, ob. cit., n. 68. cuyo fundamento ha demostrado en otros pueblos
56 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACÍA LIBRE 57

una experiencia secular, no ha encontrado en Ita­ existan leyes y tribunales encargados de aplicarlas
lia aquella confirmación que nuestro legislador se y personas deshonestas dispuestas a violarlas.
prometía. Baste aquí haberlo recordado, como 2’ La función de la abogacía tiene carácter
aquello que constituye la basé racional de la abo­ público; pero su naturaleza es tal que todos los
gacía libre tal como está hoy regulada en la orga­ beneficios que el Estado espera de ella desapare­
nización italiana. cerían si los abogados quedasen colocados en la
condición de empleados públicos.
3’ La forma jurídica y económica más apta
VI. EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA para desenvolver en el abogado las cualidades por
ABOGACÍA LIBRE las que su función es útil al Estado, es, por tanto,
la profesión libre.
Las sumarias consideraciones preliminares ex­ Esta última afirmación sirve desde ahora para
puestas hasta ahora (que han tenido sobre todo el hacer comprender dentro de qué modesto círculo
propósito de establecer algunas nociones generales se deben buscar, en mi opinión, las causas de la
indispensables para la inteligencia del tema y des­ actual decadencia de la abogacía italiana y los
embarazar el campo de algunas objeciones preli­ remedios adecuados para realzar su prestigio.
minares que tienden a poner en duda la razón Aquella especie de levantamiento de la opinión
misma de ser de la abogacía o de la forma de pública contra los abogados, de la que hace poco
libre profesión, según la cual es ordenada hoy citaba las manifestaciones más características y
entre nosotros) nos permiten entretanto poner más recientes, no significa, a mi modo de ver, que
como puntos de partida en nuestro estudio las la abogacía esté tocando hoy día a su fin y ni si­
proposiciones siguientes: quiera que esté actualmente destinado a desapare­
1’ La supresión inmediata o próxima de la cer de los Estados civilizados, engullido por el bu­
abogacía (comprendiendo en esta palabra las di­ rocratismo despótico, el sistema de la abogacía
ferentes funciones de defensa, consulta y represen­ libre. El origen del descrédito en que ha caído hoy
tación en juicio, que entre nosotros están reparti­ en Italia la profesión de abogado estriba, en mi
das, como se dirá, entre el abogado y el procurador opinión, por el contrario, en las modalidades con­
judicial) es una utopía; se podrá, hoy o mañana, cretas con las que aquel sistema, preferible abs­
abolir su nombre o sus formas actuales; pero la tractamente a cualquier otro, ha sido implantado
función quedará bajo cualquier régimen, mientras entre nosotros; donde una organización inspirada
58 DEMASIADOS ABOGADOS LA ABOGACÍA LIBRE 59

nominalmente en la libertad de la profesión, ha mente la defensa de los pleitos fundados dé trabajo


tenido en la práctica su base en la negligencia y bastante para todos; y sobre todo si en la abogacía
en la mentira oficialmente reconocida. son admitidas únicamente personas moral e inte­
Precisa no olvidar que, si el sistema de la abo­ lectualmente escogidas, que, de una conciencia
gacía libre tiene, en comparación con la abogacía precisa de la importancia social de su función,
de Estado, todas las ventajas de que se ha hecho saquen fuerza para moderar toda excesiva sed de
mención, presenta, sin embargo, un gran peligro lucro; irremediable, por el contrario, aparece la
en la posibilidad de que el régimen de beneficiosa oposición allí donde faltan estas dos condiciones,
concurrencia entre profesionales libres se transfor­ y el agobio de los defensores sin trabajo y sin es­
me en una exasperada lucha por la existencia, si, crúpulos no encuentra otra salida que la de per­
aumentando el número de defensores en medida feccionarse en el arte de crear pleitos y dilatar los
desproporcionada al número de causas que defen­ procedimientos.
der, el trabajo profesional normal llega a escasear Resulta por tanto evidente que, para que el
para todos. Si la utilidad pública de la abogacía sistema de la abogacía libre pueda dar en la prác­
deriva principalmente de su aptitud para dificul­ tica buenos frutos, es necesario que en su actuación
tar la litigiosidad y disminuir el trabajo de los tri­ práctica esté acompañado de tales garantías que
bunales, puede parecer que el provecho profesional basten para eliminar aquella oposición. Esas garan­
del abogado que al estar retribuido a un tanto por tías, en sustancia, se reducen a una: impedir que
asunto, ve aumentar su ganancia a medida que se forme aquella excesiva muchedumbre de abo­
aumenta el número de pleitos que defiende, sea gados sin pleitos, los cuales, puestos en la dura
para él una continua instigación a faltar al deber necesidad de escoger entre el honor profesional y
social de su función y que por consiguiente, en la la ganancia, con frecuencia se encuentran obliga­
base de la abogacía libre haya una oposición irre­ dos a olvidarse del primero. Se puede imaginar
mediable entre el interés público de la profesión que en las profesiones distintas de la de abogado,
y el interés privado del profesional. Pero los resul­ la afluencia de muchos profesionales, incluso en
tados que la libre abogacía da en Inglaterra y en número notablemente superior a la necesidad so­
Francia demuestran que esa oposición no es, como cial, pueda ser un coeficiente de elevación profe­
pudiera parecer, irreductible, si el número de abo­ sional, cuando cada profesional, en la lucha por
gados en ejercicio resulta proporcionado al número la existencia, no tenga otra arma que la de superar
de causas que defender, de tal manera que sola­ en habilidad a los concurrentes; pero en la aboga-
60 DEMASIADOS ABOGADOS
LA ABOGACÍA ITALIANA 61
cía todo exceso de profesionales produce, como
inevitable consecuencia, la decadencia cualitativa VII. EL PROBLEMA DE LA ABOGACÍA ITALIANA
de la profesión; más aún, y precisamente la anu­
lación de su razón de ser. Los abogados pueden Con esto se ha herido en lo vivo aquella que es
ser verdaderamente cooperadores preciosos para hoy la enfermedad constitucional de la abogacía
la justicia cuando sean pocos y escogidos; cuando italiana.
se hagan demasiado numerosos y por eso decaigan, En Italia, hoy día, los profesionales de la abo­
toda su utilidad social viene automáticamente a gacía son en número enormemente superior a las
cesar y se transforman en cómplices de la mala fe necesidades sociales; esta elefantíasis patológica de
judicial, en daño de aquella misma justicia a la los gremios forenses lleva consigo, como natural
que debieran servir. Para que la abogacía no haga consecuencia, la desocupación y el malestar eco­
traición a sus fines públicos es necesario que el nómico de la grán mayoría de los profesionales y,
litigante de mala fe no encuentre ningún abogado por consiguiente, un progresivo rebajamiento in­
de mala fe dispuesto a patrocinar su pleito; si, telectual y moral de la profesión, del cual la opi­
entre unos pocos de conciencia, encuentra muchos nión pública, aunque sin comprender exactamente
prontos a fomentar con sofismas su espíritu plei­ las causas, se da cuenta con tanta severidad de
tista, la utilidad social de la abogacía resulta con juicio. En este librito, con la máxima sencillez y
esto solo extinguida. sin divagaciones doctrinales que lo harían antipá­
El excesivo número de abogados destruye, por tico para los profanos, me propongo analizar en
consiguiente, todas las ventajas de la abogacía li­ sus aspectos prácticos el fenómeno del exceso de
bre; y el problema fundamental de ésta consiste, abogados en Italia (Capítulo I); investigar sus
pues, en impedir, a través de una severa selección causas (Capítulo II), y mostrar la absoluta inuti­
intelectual y moral, que el número de profesionales lidad de cualquier reforma que, a través de reme­
de la abogacía salga fuera de los límites compati­ dios empíricos y desordenados, no busque una
bles con las finalidades públicas de la profesión. renovación moral de toda nuestra profesión (Ca­
Son necesarios pocos abogados y bien escogidos; pítulo III). Las páginas que siguen no se propo­
de otro modo la utilidad social de la abogacía es nen, pues, ni resumir la abundante y a menudo
una mentira y una ironía. apreciable literatura ya existente sobre las varias
cuestiones que tendré que tratar someramente, ni
añadir un estudio científico con pretensiones de
novedad a todo cuanto los competentes, especial­
DEMASIADOS ABOCADOS LA ABOGACÍA ITALIANA 63
62

mente en materia de reforma universitaria, han a través de las observaciones proporcionadas por
escrito antes y mejor que yo; se proponen sola­ mi experiencia personal de docente y de profesio­
mente llevar fuera del estrecho círculo forense, en nal, aquellas que, a mi modo de ver, son las cau­
forma inteligible para cualquier categoría de lec­ sas fundamentales de esa crisis moral: y me daría
tores que se interesen por todos los problemas de por satisfecho si estas páginas, llevando el conoci­
la vida italiana, un problema hasta ahora poco miento de nuestros problemas profesionales fuera
de los muros de las Universidades y de los Tribu­
conocido del gran público; y un mérito solo pre­
nales, hiciesen comprender a los profanos que la
tenden tener, especialmente para los jóvenes que
crisis de la abogacía no es más que un aspecto de
están para dedicarse a la abogacía: la sinceridad.
la crisis más general italiana, que se reduce a ser
Esta es la hora en que toda clase que no quiera
sobre todo un formidable problema de educación.
ser barrida del porvenir inminente, debe realizar
Al escribir este librito no olvido que soy aboga­
sin hipocresías su examen de conciencia y pregun­
do e hijo de abogado y modesto maestro de futuros
tarse sobre qué títulos de utilidad común podrá
abogados; pero si alguno me advirtiese que, para
fundar su derecho a existir mañana en una socie­
demostrar mi amor a la abogacía, habría hecho
dad mejor que ésta. Aun hoy día, entre los aboga­
mejor en no sacar en público “cose che tacere e
dos que la opinión pública considera injustamente
bello” (34), le respondería que amistad no quiere
en globo, como una casta de charlatanes escépticos decir complicidad.
y rapaces, viven hombres de conciencia severa, que Abogado, amigo de los abogados: sed magis
tienen fe en su profesión, que sienten la necesidad amico veritas.
social de ella y que, con profunda amargura, ad­
vierten cada vez más herida de pública desconfian­
za una forma de actividad que debería ser consi­
derada noble y eterna como la idea de justicia;
esos hombres de fe saben cuáles son las verdaderas
causas de la decadencia de nuestra profesión y
comprenden que la crisis de la abogacía italiana
es, sobre todo, una crisis moral, imputable no tanto
a las leyes envejecidas que la regulan como a los (34) “Cosas que más vale callar”. Dejo en italiano
hombres que la ejercen. ese hemistiquio de la Divina Comedia que Calamandrei
Me propongo exponer francamente, sobre todo cita aquí muy expresivamente. (N. del T.)
CAPITULO PRIMERO

EL EXCESO DE PROFESIONALES DE
LA ABOGACÍA EN ITALIA Y SUS
CONSECUENCIAS

Vin. UN POCO DE ESTADÍSTICA

La gravedad que ha alcanzado hoy en Italia el


fenómeno del exceso de profesionales de la aboga­
cía encuentra en las cifras estadísticas su índice
más elocuente; pero, como desgraciadamente no
existe entre nosotros una publicación oficial que
ofrezca anualmente el resumen de los abogados y
procuradores inscritos en los varios registros pro­
fesionales, los datos relativos al fenómeno deben
ser extraídos de varias fuentes con largos cálculos,
cuyos resultados no ofrecen siempre una seria ga­
rantía de exactitud.
Por ejemplo, según los dos últimos censos (10
de febrero de 1901 y 10 de junio de 1911) los abo­
gados y procuradores en ejercicio en toda Italia
eran, respectivamente, 24.196 y 28.325; pero estas
cifras recogen al lado de los abogados y procura-
66 demasiados abosados UN POCO DE ESTADÍSTICA 67

dores inscritos en los registros profesionales varios ellos aparecían matriculados a la vez en un colegio
millares de causídicos, denominación que compren­ de abogados y en otro de procuradores, los profe­
de a todos aquellos defensores de Pretura (1) sin sionales forenses alcanzaban en toda Italia la cifra
estudios profesionales oficiales, que son especial­ de 12.885 con una proporción aproximada de 48
mente numerosos en la Italia meridional. profesionales por cada 100.000 habitantes (2).
Cifras exactas se pueden obtener, en cambio, de Esta proporción ha crecido notablemente en los
la colección de registros profesionales, los cuales decenios siguientes a 1880. El resumen de los re­
anualmente (pero siempre con un retraso de dos gistros profesionales del año 1913, tales como están
o tres años) se encuentran insertos por entero en insertos en el Anuario del Ministerio de Justicia
el Anñuario del Ministero delta Giustizia-, pero, de 1914, da las siguientes cifras: matriculados en
para tener el número total de abogados y procu­ los colegios de abogados, 12.011; en los de procu­
radores en ejercicio en Italia, en un año determi­ radores, 17.978; en conjunto, teniendo en cuenta
nado, no basta hacer simplemente la suma de los que 8.501 resultan inscritos al mismo tiempo en los
profesionales matriculados en los colegios de abo­ dos colegios, el número de profesionales en ejerci­
gados con los inscritos en los de procuradores: cio es de 21.488, con una proporción de 59 pro­
estando admitido entre nosotros, como se dirá, que fesionales por cada 100.000 habitantes. La com­
una misma persona esté matriculada al mismo paración de los registros de 1880 y de 1913 de­
tiempo en un colegio de abogados y en otro de muestra que en este treintenio el número absoluto
procuradores, sólo se pueden obtener cifras exactas de matriculados ha aumentado en un 67 por 100,
a través de una cuenta nominal de los diversos en tanto que la población italiana masculina y
inscritos para no contar dos veces a los que ejer­ mayor de edad aumentó, en el mismo período, sólo
citan conjuntamente las dos profesiones. en un 13,5 por 100 (3).
A base de los datos proporcionados por los re­
gistros profesionales, en 1880 formaban parte de (2) . Statistica giud. civile e comm. per l’anno 1880,
los colegios de abogados 8.878 letrados en ejerci­ Relazione del ministro Zanardelli, pág. 122.
cio, y de los colegios de procuradores 8.998; en (3) Tomo los datos relativos a 1913 del escrito del
prof. Benini, Alcune notizie statistiche sugli avvocati e
conjunto, teniendo en cuenta que 4.991 de entre i procuratori in Italia nel 1880 e 1913 (publicado en
"Rendiconti della Reale Accademia dei Lincei”, Classe
(!) Análoga, sólo en parte, a nuestro Juzgado muni­ scienze morali, Serie V, vol. XXVII, pág. 89), advirtien­
cipal. ■ (N- del T.) ........... ¿........................................... do, sin embargo, que en los registros referidos en el Ann.
AÑO 1880 | AÑO 1913

Número de pro- Número de pro


DISTRITO DE LA CORTE lesiónales por DISTRITO DE LA CORTE fesionales por
DE APELACION DE 100.000 habi­ DE APELACION DE 100.000 habi­
tantes tantes

Roma .................................... 104 Roma..................................... 134,5


Nápoles y Potenza................ 81 Nápoles ................................ 108,4
Genova ................................. 61 Genova ................................. 87,9
Mesina................................... 61 Catania ................................. 82,5
Catania ................................. 61 Palermo ................................ 72,1

DEMASIADOS ABOGADOS
Gatanzaro ............................ 52 Trani ..................................... 63,4
48 Milán . ..... .............. .............. 62
Turín ..................................... 47 Turín ..................................... 59,7
T rani .................................... 46,3 Gatanzaro ............................ 54
Lúea .................. .................. 41 Mesina .................................. 51,1
Milán ..... ............................... 40 Lúea......................... •......... 45,6
Casale .................................. 39 Potenza ................................ 43,9
Florencia .............................. 37 Florencia ............................... 42,8
Parma y Módena ................. 35 Cagliari ................................. 40,1
Venecia ................................ 33,5 Macerata .............................. 39,4
33 Bolonia ................ 38
Cagliari ................................. 33 Aquila ................................... 37,6
Brescia ................................. 30 Gasale .................................. 36,6
Ancona, Perusa, Macerata 28,5 Módena ................................ 35,7
Aquila .... ................ .............. 28 Ancona ................................. 32,7
Perusa .................................. 30,26
Venecia ................................ 30,21
Parma ................................... 28,3
Brescia ................................. 26,3
UN POCO DE ESTADÍSTICA 69

El número de profesionales en ejercicio en rela­


ción con la población varía según las diversas re­
giones: y el aumento no ha sido en ellas propor­
cional desde 1880 a 1913, como aparece en el
cuadro anterior, en el que los varios distritos es­
tán ordenados en escala decreciente según la pro­
porción entre los abogados y procuradores y la
población.
Del anterior cuadro resulta que el aumento del
número de abogados y procuradores en relación
con el aumento de la población ha sido enorme
en algunos distritos pertenecientes en su mayor
parte a la Italia meridional, en tanto que en al­
gunos distritos de la Italia septentrional el número
de abogados y procuradores en relación con la po­
blación ha disminuido. En general, sin embargo,
tanto en 1880 como en 1913, se puede notar que
el número relativo de abogados va aumentando
regionalmente (salvo alguna excepción, notabilísi­
ma la de la Liguria) de Norte a Sur (4).

Min. Giust., 1914, si bien nominalmente figuran ser los


de 1913, en realidad son, como he comprobado mediante
confrontaciones directas, de 1910 y 1911. Ignorando el
escrito de Benini, había yo mismo, por mi cuenta, hecho
el resumen del Annuario de 1914, con los resultados que
se leen en la nota 73 del citado Discurso.
(4) Las relaciones numéricas del cuadro inserto están
sacadas para 1880 de la citada relazione Zanardelli, y
para 1913 han sido calculadas por mí sobre las cifras
dadas por Benini.
70 DEMASIADOS ABOBADOS
UN POCO DE. ESTADÍSTICA 71

Una investigación más analítica de los registros se refieren a .19.13,. atrasados en más de un decenio,
de 1913 (e) pone, de otra parte, en evidencia el tienen hoy día un valor meramente aproximado, y
fenómeno de la extraordinaria densificación de los en realidad los abogados son en Italia muchos
abogados y procuradores en las grandes ciudades; millares más que los que resultan de las referidas
se ha calculado que los profesionales inscritos en cifras. No se tienen aún datos completos para po­
total en los registros de las once ciudades más gran­ der reconstruir cuál ha sido durante la guerra el
des de Italia ascendían, en 1913, a 11.226 frente movimiento numérico de profesionales de la abo­
a los 17.099 profesionales inscritos en los colegios gacía; pero parece lícito considerar que, ya sea
de lo restante del territorio del Estado; así que en por el aumento de mortalidad de los abogados
las grandes ciudades se tiene una proporción me­ caídos en guerra, ya sea por la disminución, deri­
dia de 145 inscritos por cada 100.000 habitantes vada de consideraciones de oportunidad... mili­
o más aún, una proporción de 290 inscritos por tar, de los estudiantes matriculados en las facultar
cada 100.000 habitantes si se toma por término de des jurídicas, el movimiento ascendente debe haber
referencia, en lugar de la población total de los disminuido algo, especialmente en los primeros
respectivos distritos, solamente la población urbana años de guerra. Con todo, si se considera que en
de las once grandes ciudades (®). El fenómeno estos últimos, en virtud de las facilidades concedi­
de la densificación de los abogados en los grandes das a los estudiantes militares, las facultades de
centros, que en Italia es particularmente notable leyes han trabajado noche y día para conceder
en Roma y en Nápoles, se produce también en grados de licenciado con mayor generosidad de
otros Estados (7) y no es un fenómeno nuevo en la acostumbrada, se puede calcular que los efectos
la historia, porque ya en Nápoles en 1780 los abo­ de aquella disminución deben estar hoy día com­
gados y procuradores pasaban de 3.000, y en Ro­ pensados y que, por consiguiente, con relación a
ma, según lo que refiere Galganetti, el número de 1913, el número de abogados y procuradores debe
abogados era en 1600 “infinitas, ut plures nume- haber aumentado notablemente. Me confirman en
rentur advocati quam causae” (8). Los datos que esta opinión las noticias que me han sido amable­
mente proporcionadas por colegas profesionales de
(e) Cfr. Benini, pág. 97. algunas grandes ciudades; los datos que copio más
(e) Cfr. Benini, escrito cit. pág. 99.
(7) Cfr. Benedikt, Die Advokatur unserer Zeit (III sobre el número de jurisperitos y de notarios en algunas
ed., Viena, 1909), págs. 85-87. ciudades de Italia en el siglo. XIII, se encuentran en
(®) Cfr. la nota 73 de la citada Prolusione. Noticias Salvemiñi, M agriad e popolani, pág. 72, nota 1.
72 DEMASIADOS ABOGADOS UN POCO DE ESTADÍSTICA 73

abajo dan tan sólo el número aparente de profe­


sionales matriculados respectivamente en el cole­
gio de abogados y en el de procuradores, sin de­
ducir los que están matriculados a la vez en los
dos colegios; pero aún estos datos aparentes per­
miten advertir que ni siquiera después de 1913 la
elefantíasis de las clases forenses ha dejado de
agravarse.
Sobre estas cifras, que demuestran que el movi­
miento ascendente no se ha parado ni aun en estos
últimos años, se puede aproximadamente calcular
en qué medida el número total de 21.488 abogados
y procuradores, dado para 1913, es hoy día inferior
a la realidad. Aun teniendo en cuenta que las ci­
fras copiadas se refieren a los colegios de grandes
ciudades, en las cuales se ha visto que el aumento
es siempre más notable que en el resto del país,
no parece, sin embargo, aventurado afirmar que
actualmente en Italia el número total de abogados
y procuradores (aun dejando aparte las tierras
anexionadas) es superior a 25.000 (9).

(®) [El progresivo aumento de abogados y procurado­


res no ha tenido tregua en estos últimos años: tanto, que
considero que no me aparto mucho ,de la realidad si
calculo el número de abogados y procuradores en ejerci­
cio en Italia hoy, agosto de 1925, en cerca de 30.000].
(N. del A., 1925.)
7.4 j DEMASIADOS. ABOGADOS , PRIMACÍA NO ENVIDIABLE 75

en 17.119 f11), había subido así, en 1908, con unos


IX. ¡UNA PRIMACÍA QUE LOS EXTRANJEROS 44 millones de habitantes, a cerca de 28.000. Sin
NO NOS ENVIDIAN! embargo, estas cifras, que darían para Inglaterra
una proporción de 63 abogados y procuradores por
La extraordinaria afluencia a las profesiones
cada 100.000 habitantes, superior a la de la misma
jurídicas resulta en Italia aún más impresionante
Italia, tienen un significado bastante menos grave
cuando se la pone en comparación con las condi­
que entre nosotros.
ciones numéricas en que se encuentra nuestra pro­
En efecto, para valorar exactamente su alcance,
fesión en otros Estados.
es preciso considerar: l9, que los solicitors ingleses,
El país que más parece aproximarse á nuestra
si bien tienen en el proceso funciones análogas a
condición es Inglaterra, donde, según las cifras
estadísticas dadas por Gerland (10), los barristers, las de nuestros procuradores, tienen, sin embargo,
que corresponden a nuestros abogados, habían ya también funciones extraprocesales de notarios, de
en 1908 superado los 10.000, en tanto que los soli- agentes de negocios, de administradores de bienes,
citors, que lejanamente corresponden a nuestros que extienden considerablemente su campo de ac­
procuradores, habían alcanzado, en 1907, la respe­ ción ; 2’, que para gran parte de los barristers este
table cifra de 16.568. También en Inglaterra los título tiene solamente un valor honorífico, puestaw»»^.
abogaílgs y procuradores han crecido en propor- que los que efectivamente ejercen la profesj
en número bastante inferior a los que
éión miiy. superior al aumento de la población, de
los datos apuntados (!12).
lo que son índice elocuente las siguientes cifras,
qüé"s<j íefieren al número de barristers-. En Alemania, donde la profesión fort/fe JUDIO Al
“««IM»*
■:Áño 1817 ............ ................ 926 (M) Franqueville, Le systéme judiciaireyke la^Grdn-' ~g- /
de Bretagne (París, 1893), vol. I, pág. 478.
- „ 1837 ............ ............. 1.408
(12) Sin embargo, los escritores no están deS&
„ 1897 .......... ............. 9.030
al determinar la proporción entre los barristers im ___________
„ 1908 .......... ........... 10.310 y los en ejercicio; según Franqueville (o&. cit., I, pág.
329), en 1893, sobre cerca de 7.000 inscritos, los en ejer­
El número total de abogados y procuradores en cicio se reducían apenas a un millar; según Gerland,
en cambio (ob. cit., pág. 941), los que no ejercían eran
la Gran Bretaña, que ya en 1867 estaba calculado solamente cerca de una cuarta parte del número total;
según Stein, Zur Justizreform, los barristers practicantes
(i®) Engl. Gerichtsv., cit., págs. 908 y 941. son unos 3.000.
76 DEMASIADOS ABOGADOS PRIMACÍA NO ENVIDIABLE 77

ca (Rechtsanwaltschaft), el aumento de abogados y pico abogados alemanes de 1913 y la población


ha sido, de 1880 hasta hoy, rapidísimo y propor­ total de aquel año (cerca de 67 millones) era rela­
cionalmente bastante superior al de la población; tivamente pequeña.
así que se ha discutido, como entre nosotros, la En Francia, donde las profesiones de abogado y
oportunidad de limitarlo con la introducción del procurador son, como en Inglaterra, distintas y no
numerus clausus. Pero ese aumento excesivo, que acumulables, el censo de 5 de marzo de 1911 da
se aplica como creación contra el extremo en que la cifra de 8.399 avocats (comprendiendo en este
caía, antes de 1878, la organización de la aboga­ numero incluso a los agreés de los Tribunales de
cía prusiana (M), está bien lejos de alcanzar, no comercio); en tanto que la Estadística judicial de
obstante la tradicional litigiosidad alemana, la 1913 registra 2.256 plazas (offices) de avoué (pro­
medida que ha alcanzado en Italia. He aquí algu­ curador) ; una suma total, por consiguiente, de
nos datos sobre el número total de abogados ale­ 10.655 profesionales, los cuales puestos en relación
manes en varios años (14): con los 39.602.258 habitantes presentes según el
censo de 1911, dan una proporción aproximada­
1880 .......................... 4.112
mente de 26 profesionales por cada 100.000 ha­
1893 .......................... 5.564
bitantes. Es interesante advertir que en Francia,
1903 .......................... 7.262 en tanto que el aumento del número de abogados
1913 ......................... 12.324 es lento e inconstante, va gradualmente disminu­
La progresión, como se ve, ha sido más rápida yendo de año en año el número de avoués como
que en Italia; pero la proporción entre los 12.000 lo demuestran las cifras siguientes (ae):

(13) En Prusia antes de la unificación había sola­ Población total Avocats Avoués
mente 1.350 abogados frente a 16.300.000 habitantes.
1850 .. .. 35.783.170 7.057 3.419
Cfr. Gneist, ob. cit., cap. IV.
(14) Cfr. Deutsche Juristen-Zeitung, 1914, pág. 216. 1855 .. .. 36.039.764 6.185 3.373
Cfr. también las tablas de las págs. 6-8 de la citada me­ 1863 .. .. 37.386.313 5.851 3.276
moria de Friedlaender. 1913 .. .. 39.602.258 8.399 2.256
Sobre el fenómeno del excesivo aumento de abogados
en Alemania, véase ahora la información de Magnus en Aún más exiguo en relación con la población es
las págs. 8 y siguientes del volumen Die Rechtsanui., de el número de abogados en Austria, donde la pro-
la que resulta, pág. 10, que en diciembre de 1924 los
abogados alemanes eran 13.500. (1B) Cfr. Gneist, ob, cit., cap. VI,
78 DEMASIADOS ABOGADOS MALESTAR ECONÓMICO 79

fesión es única como en Alemania; he aquí algu­ ¡La primacía de los italianos es aquí, desgra­
nas cifras (ae): ciadamente, evidente!
1898 ......................... 4.009
1899 ......................... 4.095 X. ALGUNAS PRUEBAS ESTADÍSTICAS DEL
1900 ........................ 4.297 MALESTAR ECONÓMICO DE ABOGADOS
Y PROCURADORES
En los años inmediatamente anteriores a la
guerra el número aproximado de abogados en El enorme aumento de profesionales de la abo­
Austria (Cisleitania) había subido a cerca de gacía en Italia, del que se han visto poco antes
5.500, que, puestos en relación con la población, algunas cifras elocuentes, podría estar fisiológica­
de unos 28.500.000 de habitantes, dan una pro­ mente justificado, si en estos últimos decenios la
porción de 18 abogados por cada 100.000 habi­ cantidad de trabajo judicial hubiera aumentado
tantes. en la misma proporción, de tal modo que aquel
En conclusión, dejando aparte Inglaterra, cuya aumento no fuera más que una consecuencia de
organización judicial tiene caracteres tan pe­ la crecida demanda de trabajo profesional.
culiares que no es lícito establecer una confron­ Que el número de abogados está en relación
tación numérica entre la abogacía inglesa y la con el número de asuntos que defender, puede pa­
dé los países continentales, la relación que existía recer verosímil si se observa la distribución regio­
antes de la guerra entre el número de profesio­ nal de los profesionales jurídicos. En líneas gene­
nales forenses y el número total de la población, rales, en efecto, así como aumenta de Norte a
en los más importantes Estados de Europa, era, Sur la densidad de los abogados en relación con
comparativamente, por cada cien mil habitantes, la población, así van aumentando en el mismo
la siguiente: sentido la litigiosidad civil y la delincuencia pe­
Italia ............ . 59 profesionales
Francia . .. . 26 55
las profesiones ,de abogado y procurador. Los datos que
se obtengan han de carecer forzosamente de una exacti­
Alemania .. . 18 >9 tud rigurosa. Sin embargo, creo que se puede fundada­
Austria .... . 18 n mente calcular que el número total de abogados en ejer­
cicio se aproxima a 11.000 y que el de procuradores no
(16) Tomadas de Benedikt, ob. cit., pág. 85. pasa de 3.000, con. un total aproximado ,de unos 14.000
(17) En España no existe una estadística completa de abogados y procuradores. (N. del T.) ... ..
80 DEMASIADOS ABOGADOS MALESTAR ECONOMICO 81
as
nal ( ), y con ellas, por consiguiente, las ocasio­ este punto las observaciones estadísticas de Beni-
nes de trabajo para los letrados; pero se trata, es ni (20) son muy interesantes, puesto que, poniendo
preciso hacerlo notar, más de una tendencia al de relieve que desde 1880 a 1913 el número de
paralelismo que de un paralelismo verdaderamen­ juicios penales de mayor importancia ha perma­
te tal; si, efectivamente, se disponen los varios dis­ necido aproximadamente estacionario y que los
tritos de Corte de Apelación en sentido decrecien­ pleitos civiles no sólo no han aumentado cuanti­
te según la litigiosidad o la delincuencia en rela­ tativamente a la par que la población, sino que,
ción con las respectivas poblaciones, se tendrá una por el contrario, han ido disminuyendo gradual­
disposición un poco distinta de la obtenida (§ 8) mente en cifras absolutas, demuestran claramente
según el número de abogados (w). Por otra parte, que el trabajo judicial civil y penal ofrece hoy a
aunque este paralelismo existiese sin excepciones, los abogados y procuradores menores ocasiones de
podría cualquiera preguntarse si, en las regiones en ganancia de las q ue o frecía en 1 880 •, a sí q ue no se
que es más elevada la litigiosidad, la mayor densi­ puede, en verdad, afirmar que el aumento de abo­
dad de abogados puede considerarse como efecto gados sea una consecuencia normal del aumento
de aquélla y no más bien viceversa; si los abogados de pleitos.
actuasen siempre, respondiendo a su misión, como Un cálculo que puede dar una idea aproximada
médicos de la litigiosidad, a una mayor densidad de la condición económica media en que se en­
de abogados debiera, en breve plazo, seguir una cuentran en Italia los profesionales de la aboga­
disminución de trabajo judicial, ¡ pero, en reali­ cía, es el que tiende a determinar, estableciendo
dad, es de temer que ocurra lo contrario! una comparación entre el número de abogados eii
Más decisivo es el resultado que se obtiene po­ ejercicio en un año dado y el número de pleitos
niendo en comparación el movimiento numérico pendientes en el mismo año, cuántos asuntos, por
de las profesiones de abogado y procurador con el término medio, han sido defendidos por cada abo­
de las causas civiles y penales, considerado en el gado. Este cálculo se encuentra ya intentado en
tiempo más bien que en el espacio; también sobre una Memoria oficial (21), la cual, ádvirtiendo las
dificultades que impedían obtener resultado segu­
(18) Cfr. Ferroglio, Litigiositá e criminalitá (en la
"Riforma Sociale”, año III, vol. V, pág. 744).
ro y exacto y teniendo en cuenta solamente los
(I19) Cfr. Statistica giudiz. civ. e comm., 1913, pág. (20) Escrito citado, núm. 3.
VI; Statistica giudiz. penale per gli anni 1912-1913, (21) Relazione. Zanardelli alia Statistica giudiziaria
página XLII. civile e commerciale de 1880, pág, 122.
82 DEMASIADOS ABOSADOS MALESTAR ECONOMICO 83

pleitos civiles del Tribunal de primera instancia y vamente por los abogados locales (lo cual es con­
de Corte de Apelación, se limitó a declarar que trario a la realidad, porque entre nosotros no rige
en 1880 fueron defendidos por cada abogado 11,9 para los abogados el principio de la localización,
asuntos, por término medio, con un mínimo de aunque, sin embargo, esta inexactitud no puede
trabajo en Roma, Milán y Ñapóles, donde los variar grandemente los resultados, dada la reci­
asuntos fueron, respectivamente, 8,2, 8,3 y 9,1 por procidad) y las dividimos por el número total de
cada abogado. profesionales (abogados y procuradores) matricu­
A resultados siempre aproximados, pero de to­ lados en los colegios de Roma en aquel año, te­
dos modos un poco menos lejanos de la realidad; nemos para cada profesional los resultados si­
puede llevar un cálculo análogo, hecho, en vez de guientes :
para todo el Estado, para una circunscripción ju­
dicial restringida, ¡teniendo en cuenta solamente Causas de Pretura . . í Civiles .... 3,5
los pleitos de primera instancia, de los que las ul­ l Penales .... 74,4
teriores fases son una prosecución; y únicamente
las sentencias definitivas, que no pueden ser más Causas de “Tribunal” í Civiles .... 1,5
de una en cada fase. Tomemos, por ejemplo, el 1 Penales .... 2,9
territorio del Tribunal de Roma, en el que la den­
sidad de abogados llega al máximo; según la Es­ Estas cifras tienen necesidad de alguna explica­
tadística judicial de 1913 fueron pronunciadas en ción. Ante todo, es necesario recordar que, exis­
él, en aquel año, en juicios civiles, 8.014 senten­ tiendo en todo pleito civil al menos dos partes, se
cias de Pretura (de las cuales no más de 6.000 de­ debe presumir que cada pleito da, a la vez, tra­
finitivas) y 2.658 sentencias definitivas de “Tri­ bajo para dos abogados, mientras que algunas ve­
bunal”; en juicios penales, 125.783 sentencias de ces puede haber hasta más de dos, en el caso de
Pretura, 4.938 de “Tribunal” y 37 de Assise (S2). procesos con pluralidad de partes, o en el caso
Si, para mayor comodidad de cálculo, imaginamos en que las funciones de abogado y de procurador
que todas esas causas fueron defendidas exclusi- sean ejercitadas ante los Tribunales por dos pro­
fesionales distintos; aun en las causas penales exis­
(.22) La Corte de Assise equivale a nuestro Tribunal
del Jurado. (N. del T.) Cfr. Statistica giud. civ. e cOmm. te la posibilidad de intervención de más de un abo­
para 1913, págs. 28, 57 y 59. Statistica giud. penale para gado, porque se haya constituido en causa una par­
el mismo año, págs. 228, 247 y 252. te civil o porque haya más de un imputado o por­
84 DEMASIADOS ABOGADOS
MALESTAR ECONÓMICO 85

que un imputado tenga dos defensores (Z3). De causas de Conciliador (25); pero también es cier­
otra parte, en cambio, se debe advertir que la in­ to que el abogado que para vivir se valiese de ellas,
tervención de un profesional letrado no es exigida renunciaría a toda apariencia de decoro, sin evi­
para los asuntos civiles de Pretura, ni para los de tar por eso el hambre. Es verdad todavía que ga­
“Tribunal” en materia comercial, y que en las nancias decorosas e importantes pueden ser obte­
causas penales puede asumir la defensa ante la nidas con la defensa de causas ante las Cortes de
Pretñra un causídico no inscrito en el colegio; Assise, ante las de Apelación, ante la Casación y
en tanto que en los procesos civiles en rebeldía, ante ciertas jurisdicciones especiales; pero todo el
una de las partes no está ciertamente represen­ mundo sabe que de estos asuntos no se puede si­
tada en juicio. quiera intentar un reparto estadístico por indivi­
Esto sentado, es fácil darse cuenta de lo desa­ duo, porque cuanto más importantes y difíciles
lentador que resulta el significado económico de son las cuestiones a tratar, tanto más fácilmente
las cifras apuntadas: aquella abundancia de cau­ es confiada su defensa a aquellos pocos abogados
sas penales de Pretura que parece que interrumpe de nota que han logrado destacarse sobre la gran
con una nota de esplendidez la miseria de los otros mayoría de los desocupados y que trabajan, por
números, es, en realidad, una apariencia sin sus­ consiguiente, en régimen de monopolio.
tancia, porque está constituida en gran parte por No se debe olvidar que los procesos civiles y
los juicios de contravención (Z4) con defensores de penales no son la única fuente de ingreso para
oficio; los asuntos civiles de Pretura, si bien hay en los abogados: los juicios ejecutivos, los asuntos de
ellas abogados, dan cada uno un beneficio de po­ jurisdicción voluntaria, las diligencias administra­
cas decenas de liras; de tal modo que, en conclu­ tivas, las transacciones, la simple consulta, consti­
sión, los abogados, para vivir, deben poner sus tuyen a veces para el profesional fuentes no des­
esperanzas en aquellos cuatro o cinco pleitos de preciables de ganancia. Pero, con todo, el trabajo
“Tribunal” ¡ que la estadística generosa reserva a judicial debería constituir para los abogados la par­
cada uno de ellos! te más lucrativa —a la par que la más noble y la
Es verdad que existen también numerosísimas más ambicionada— de su profesión; en tanto que
la estadística (la cual, en las cifras transcritas, nos
(23) En la legislación italiana no hay límite al número
de defensores. (N. del T.) (25) Tienen parte de las funciones de nuestros jueces
municipales. (N. del T.)
(i23 24) Nuestros juicios de faltas. (N. del T.)
86 DEMASIADOS ABOGADOS DECADENGIA MORAL 87

da solamente una media, que si puede a menudo


ser superada, es, en la mayor parte de los casos, XI. LA CONSECUENCIA MAS EVIDENTE DEL
superior a la realidad'), nos demuestra que en las MALESTAR ECONÓMICO: LA DECADENCIA
condiciones actuales de la profesión, el “pleito” MORAL DE LA PROFESIÓN
representa para el abogado no ya la materia nor­ El efecto más evidente del exceso de abogados
mal de trabajo profesional, sino la rareza, la go­ en Italia y del malestar económico que ese exceso
losina exquisita, ¡ el premio de la lotería! (28). determina para la mayoría de ellos, es éste: que
Así, el desenfrenado aumento del número de entre nosotros la institución de la abogacía se ha
abogados los ha dividido, poco a poco, en dos cate­ transformado de benéfico freno en peligroso es­
gorías : arriba están aquellos pocos que han llegado tímulo de la litigiosidad y de la m¡ala fe judicial.
a ser famosos por su habilidad y por su doctrina, No parezca viciada. de ¡temeridad ni de exage­
los cuales trabajan mucho y ganan mucho; abajo ración esta afirmación tan rotunda, que viene a
están los muchísimos que no habiendo logrado sa­ decir en sustancia que la profesión de abogado sir­
lir de la mediocridad, se encuentran obligados a ve hoy en muchos casos para un fin perfectamente
afanarse por ganarse el pan día por día y a tra­ contrario de aquél para el que el Estado la es­
bajar a la desesperada, con uñas y dientes, para tableció; no creó, en verdad, que entre los mismos
acallar el hambre que no admite razones. abogados honrados haya uno solo dispuesto a sos­
La existencia de este proletariado forense, que tener seriamente que, en Italia, hoy, los abogados
cada año empeora al aumentar de número, como sirvan realmente para disminuir el número de plei­
un río en una crecida, que más se enturbia cuanto tos. Existen todavía, por fortuna de nuestra profe­
más se hincha, es la causa desventurada de todos sión, abogados escrupulosos que consideran un em­
los males de nuestra profesión (2T). peño de honor aceptar únicamente las causas fun­
dadas, que miran la abogacía como un severo ofi­
(26) Análogas consideraciones sobre la situación de los cio de honestidad y no como un juego de sofis­
abogados de Viena se encuentran en Benedikt, ob. cit.,
parte II, cap. I. En condiciones bien distintas se encuen­ mas y enredos; que rechazan al cliente temerario
tran, por el contrario, los abogados alemanes, los cuales
defienden por término medio varios centenares de pleitos cato Forense de Nápoles, se dice que “la mayor parte de
al año: cfr. las cifras de Friedlabnder, ob. cit., pág. 5, los abogados y procuradores vive entre nobles e ignora­
columna 12. dos sacrificios, cuando no sucumbe en la lucha, cuando
(27) En un Memoriale presentado el 30 de setiembre no se ve reducido a pedir limosna, cuando no acaba en
de 1920 al Ministro de Justicia por la Sección del Sindi- un hospital o en el suicidio”.
88 DEMASIADOS ABOGADOS DECADENCIA MORAL 89

aunque ofrezca copiosos honorarios al defensor dis­ de recoger a través dé mil indicios mínimos, pero
puesto a cerrar los ojos; pero esta corrección pue­ significativos, que, al que viva un poco en contacto
de ser, incluso en régimen de libre concurrencia, con las clases forenses, le demuestran de qué modo
una debilidad y una causa de descrédito profe­ en la gran masa de profesionales, especialmente
sional, si el cliente, repelido por la probidad del entre'los más jóvenes y económicamente más ne­
abogado escrupuloso, no debe hacer más que lla­ cesitados, se van atenuando, cada vez más, el sen­
mar a la puerta del abogado vecino, y encontrarlo timiento de los deberes que el abogado tiene para
pronto para defender su pleito y para convencerlo con el Estado y la conciencia clara de los víncu­
de que el otro es un inepto, que no sabe su oficio. los de carácter público que lo ligan a la organi­
También sobre este punto la estadística nos po­ zación judicial. Esto no ocurre, u ocurre en grado
dría dar preciosos informes, si el llegar en esta ma­ bastante menor —es preciso reconocerlo franca­
teria a recoger datos nada más que aproximados mente— en otros países; no yá en Inglaterra, don­
no fuese extremadamente difícil, y se podría, qui­ de el barrister (lo afirma un alemán y no hay, por
zá, demostrar que, especialmente en determinadas tanto, sospecha de parcialidad) (20) se deja guiar
regiones, el excesivo número de abogados sirve de más que por el interés del cliente por la tradi­
acicate para la multiplicación de pleitos injustos, cional moralidad de la clase; no en Francia, don­
sobre todo en ciertas materias (por ejemplo, en de las Juntas de los Colegios no vacilan en apli­
materia de accidentes de trabajo y en los relativos car sanciones disciplinarias al avocat que se haga
al transporte por ferrocarril), y cómo se remonta cómplice de la mala fe de las partes para enga­
al mismo origen el enorme abuso que se hace en­ ñar al juez (so); tampoco en Alemania, donde en
tre nosotros de ciertos medios de impugnación (28 *). el Congreso forense celebrado en Breslau en 1913,
Pero más que a t ravés de l as cifra s est adísticas, es­ se discutió ampliamente si el abogado tenía el de­
ta crisis moral de las profesiones jurídicas se pue­ ber de no decir en juicio cosas contrarias a la
verdad y de qué modo podía ese deber conciliarse
(28) cfr. Benini, escrito cit., pág. 100. Gfr. sobre la eventualmente con la obligación de tutelar el in­
actuación de la abogacía en materia de accidentes la terés del cliente y de mantener el secreto profe­
Memoria publicada en 1907 por el Dr. Magaldi sobre el sional, y se acordó en el sentido de que la mentira
servicio de seguros en Roma, por encargo del Consejo
Superior del Trabajo, y las observaciones que sobre la
misma hace F. Papafava en Dieci anni di vita italiana (29) Stein, Justizreform, cit., pág. 45.
(Bari, 1913), vol. II, págs. 608-615. (30) Cresson, ob. cit., vol. II, pág. 71.
90 DEMASIADOS ABOGADOS FINCHÉ LA PENDE, LA RENDE1. 91

judicial del defensor, aunque esté inspirada en el


celo por la parte defendida, constituye una grave XII. “FINCHÉ LA PENDE, LA RENDE!” (ss)
infracción del honor profesional, que puede dar
Bartolomé Cipolla (34), entre las ingeniosas
lugar, incluso, a correcciones disciplinarias contra
cautelas que enseñó a los defensores para burlar las
el abogado embustero (sl).
leyes, imaginó también una “cautela pro advocatis
El que entre nosotros propusiera a la discusión ad protrahendas causas ad longum”; pero hoy,
de un Congreso forense esa cuestión de la obliga­
sin necesidad de Cipolla, la estrechez económica
ción de decir la verdad, seria por lo menos... mi­
se encarga de sugerir a los defensores la táctica
rado con lástima.
dilatoria; la cual, sabido que con el absurdo sis­
A este propósito acude a mi memoria la histo­ tema de la retribución por arancel, cuanto más
rieta que cuenta Ricardo Schmidt (S2), de aquel
crece el número de las “actuaciones” tanto más
abogado que, habiéndose dado cuenta, en la prime­
aumenta la suma total de los honorarios, se com­
ra sesión informativa en que un cliente le exponía
place en asegurar larga vida a los pleitos mediante
sus razones para un pleito que quería entablar,
una copiosa producción de pretextos y argucias,
de que el cliente le refería los hechos en forma
con la misma solícita benevolencia con que el al­
totalmente distante de la verdad, le interrumpió,
deano lleva todos los días a pastar a su única
sinceramente indignado, con estas palabras: “¡Ca­
vaquilla con la esperanza de poderla ordeñar aún
ballero, hágame el favor, es preciso que cada uno
durante muchos años.
haga su papel: usted dígame la verdad, que de de­
cir las mentiras a los jueces ya me ocuparé yo!”.
(33) Modismo usado corrientemente en el lenguaje fo­
rense italiano cuya traducción literal es: “mientras dura,
produce”, y que el autor coloca con mucha gracia y
oportunidad. He preferido dejarlo en italiano ante la
vulgaridad de los equivalentes españoles que correspon­
den al mismo sentido, aunque en órdenes generales de la
vida, como, por ejemplo: “exprimir el limón”, “mien­
tras dura, vida y dulzura, etc.” (N. del T.)
(a4) Bartholomei Caepolla, docto jurista del siglo
(al) Cfr. mi Prolusione, nota 41. XVI que escribió diversas obras de jurisprudencia, entre
ellas un interesante estudio sobre la usucapión y el Trac-
(I82) En Deutsche Juristen-Zeitung, 1909, págs. 39 y tatus cautelarum a que se alude en el texto, incluido en
siguientes. Varii ac perutiles tractatus. Venetiis, 1586.. (N. del T.)
92 DEMASIADOS ABOGADOS
FINCHÉ LA PENDE, LA RENDe! 93

Así, que, mientras en otros Estados los pleitos cial; baste decir que solamente en Milán ¡muchos
tienen una duración brevísima, de tal suerte que, millares de pleitos atrasados esperan un magistra­
por ejemplo, en Austria, en 1908, de 100 asuntos do que los pueda decidir! Pero al lado de aque­
civiles de primera, instancia ante los Tribunales de llas dos razones veo una tercera que juzgo no es
circunscripción, 42 se fallaron dentro del mes, otros la menos formidable: la táctica entorpecedora de
35 en menos de tres meses, otros 15 en menos de ciertos abogados, los cuales, ya sea en los procesos
seis meses y los Otros en un período mayor, pero civiles, ya en ciertos debates ante el Tribunal pe­
rara vez superior a un año (3B), entre nosotros, en nal, se producen como forjados adrede para poner
1913, de 100 pleitos de Tribunal terminados en piedras bajo las chirriantes ruedas del carro de la
primera instancia, la duración fue: de un mes pa­ justicia, ya de por sí lento e inseguro. Demasiadas
ra el 13 por 100; de tres meses para el 18 por veces la táctica dilatoria, prohibida por las leyes
100; de seis meses para el 26 por 100; de un año procesales, encuentra alimento en la astucia sutil
para el 25 por 100; de dos años para el 10 por de un hábil procesalista, cuyas malas artes se apli­
100 y de más de dos años para el 4 por 100 (S6). can a enseñar a las partes argucias y tretas abo­
¿Cuáles son las causas de este vergonzoso estanca­ gadiles. ¡ Para reírse de aquellas prohibiciones!
miento judicial? Las leyes de procedimiento for­ Veamos, por ejemplo, lo que sucede en las sus­
mulistas, complicadas y envejecidas, os dirán al­ pensiones de las vistas civiles: una de las razones
gunos; el desorden, el malestar económico, la de­ por las que en Austria los procesos civiles se des­
ficiencia cuantitativa y cualitativa del personal juz­ pachan, como se ha visto, en un espacio de tiem­
gador, os dirán otros. Y ambas respuestas tendrán
po bastante más breve del que se necesita en Ita­
su parte de verdad. Nadie, que no sea abogado o
lia, la revela con exactitud el § 134 de la ley pro­
juez, puede formarse ni siquiera remotamente una
cesal austríaca, que prohibe toda suspensión de las
idea del asombroso estancamiento que sufre en los
vistas por simple consentimiento de las partes; en
centros italianos más populosos el servicio judi-
tanto que el artículo 6 de nuestra Ley del 31 de
marzo de 1901 sobre reforma del procedimiento
(35) Cfr. datos estadísticos para el proceso austríaco
en Chiovenda, Principa, pág. 713 y en Semeraro, II sumario, consiente, mediante el simple acuerdo de
processo austríaco e il suo funzionamento (en la Riv. dir. las partes, cinco sucesivas suspensiones. Nuestra
pubbl., 1914, I), págs. 536 y sigtes. Ley es mucho más amplia que la austríaca y deja
(33) Statistica giudiziaria civile e commerciale para mucho mayor campo a la iniciativa de parte; ¿pe­
1913, pág. LXII.
ro se puede, a pesar de todo, decir que la culpa
94 DEMASIADOS ABOGADOS DECADBNCIA INTELECTUAL 95

de las interminables lentitudes que afligen a nues­ fesionales. No quiere con esto decirse que falten
tro proceso civil deriva de ese artículo, demasiado hoy los abogados notables, los especialistas maestros
indulgente, de la Ley? Yo pienso que no: a la ex­ en cualquiera de las ramas de las ciencias jurídi­
cesiva generosidad de nuestra Ley es lícito real­ cas, los grandes oradores que noblemente siguen
mente imputar tan sólo las cinco primeras suspen­ las hermosas tradiciones del Foro italiano; pero se
siones acordadas por las partes, que el legislador van haciendo cada vez más raros; y el tipo tra­
habría hecho mucho mejor en no consentir; pero dicional del jurisconsulto clásico, jurista literato y
cuando en la Estadística judicial de 1913 veo, por orador, va hoy día desapareciendo. Los jóvenes,
ejemplo, que ante los Tribunales del distrito de como mejor se dirá más adelante, salen de las
Catanzaro fueron sentenciados en aquel año 266 Universidades casi siempre desprovistos hasta de
procesos, después de un número de suspensiones una orgánica y sintética orientación institucional
que oscila entre 11 y 20, y que 99 procesos fueron que les permita estudiar provechosamente por sí
decididos después de más de 20 ¡nada menos! sus­ mismos sin la guía del maestro; nadie piensa luego
pensiones, entonces me veo impulsado a pregun­ en darles un poco de instrucción práctica, aunque
tarme si la causa de esa lentitud judicial se debe oficialmente se afirme lo contrario; apenas licen­
propiamente buscar en la imperfección de las le­ ciados se lanzan atropelladamente a ejercer una
yes escritas o, más bien, en el modo como las apli­ profesión que nadie les ha enseñado, convencidos,
can en la práctica ciertos maestros de habilidades, por haberlo oído repetir ya mil veces, que el es­
que probablemente serían mañana igualmente du­ tudio de cien libros no vale lo que una pizca de
chos en sacar los mismos confortadores resultados astucia; armados sólo de su presuntuosa ignoran­
de nuevas leyes más rígidas y menos imperfectas cia y de un gran deseo de llegar pronto a ganar
que las actuales. dinero; y en medio de la decadencia de los estu­
dios fatigosos y austeros, que es característica de
XIII. LA DECADENCIA INTELECTUAL DE LAS
estos años, no hay que maravillarse si los nuevos
PROFESIONES DE ABOGADO Y PROCURADOR
abogados consideran tiempo perdido todas las ho­
ras dedicadas a aprender sin ganar dinero; ni_sL
Al enorme exceso numérico de las profesiones de aquellos pocos ilusos —¡ los de siempre
abogado y procurador corresponde, como es natu­ cuentan las bibliotecas, son obsequiados
ral también, un decaimiento de las cualidades téc­ mayoría con el epíteto, entre comps®Mjsy des-
nicas y culturales de la gran mayoría de los pro­ pectivo, de “teóricos”. -
U»°MIUTO CHUTO
96 DEMASIADOS ABOGADOS bEéÁDENÓíA intelectual 97

Hoy los abogados que estudian a fondo los plei­ Y no se diga que hoy las disciplinas jurídicas se
tos que se les confían son una minoría cada vez han multiplicado y ampliado de tal manera, que
más exigua. Leyendo los discursos forenses de nues­ sería pretender demasiado de un joven que se ini­
tros predecesores de hace cincuenta años, queda­ cia en la profesión, el dominio perfecto de todo
mos estupefactos, no sólo por la profunda doctrina el derecho positivo en sus complicadísimas ramas.
que en ellos hay prodigada a manos llenas y por Cierto que nuestros predecesores encontraban más
el cuidado con que está adornadamente expues­ fácil que nosotros el camino para hacerse una bue-
1
ta, sino, sobre todo, por la serena y honrada di­ na cultura jurídica, cuando el Derecho romano
ligencia con que la cuestión aparece desentrañada constituía aún la mayor riqueza del patrimonio
en todos sus aspectos, por la concienzuda, casi profesional de un jurista; pero lo que hoy falta
amorosa, atención con la que son estudiadas las sin­ en los jóvenes no es tanto el conocimiento espe­
gularidades del caso jurídico; se siente, en una pa­ cializado de las ramas particulares del derecho,
labra, a través de aquellos escritos, al abogado que nadie les puede exigir, como la aptitud para
que defendía las causas no sólo por amor al lucro, colmar con métodos las inevitables lagunas de su
sino también por amor al arte; que se apasionaba cultura y la voluntad de trabajar con ahinco para
por su profesión incluso del lado científico o es­ lograrlo.
tético; que se entretenía en estudiar pacientemente De otra parte, aun la virtud menos sólida y esen­
los viejos textos por el gusto de enriquecer con un cial, pero más brillante, vistosa y tradicional en los
aforismo más su disertación florida. Hoy las galas abogados, esto es, la elocuencia, casi ha desapare­
literarias han sido desterradas, especialmente en lo cido hoy día especialmente entre los abogados ci­
civil, de los informes; y está bien, porque el juez vilistas. En los procesos civiles, sobre todo en las
no tiene tiempo que perder con la retórica; pero grandes ciudades, donde los jueces no son bastan­
también ha sido desterrado —¡ y esto sí que no es­ tes, el informe oral, menos en Casación, está vir­
tá bien!— el estudio jurídico concienzudo, el amor tualmente abolido: todos saben que los jueces (y
por la cuestión elegante y por la solución inge­ no sin razón en tanto que rige el actual procedi­
niosa. miento, en el que la información es un superfluo
Varias veces me ha ocurrido, hablando con ma­ duplicado de la escrita) consideran los informes de
gistrados de indiscutible ciencia, oirlos deplorar el los abogados como una pérdida de tiempo; y cuan­
progresivo descenso de preparación jurídica, que do los abogados insisten, a pesar de todo, en ce­
cada vez impresiona más en los jóvenes abogados. lebrar vista, parece que los jueces vean en esa in­
DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOGADOS Y LOS CLIENTES 99
98

sistencia una ofensa personal, y sus caras sombrías


XIV. LOS ABOGADOS Y LOS CLIENTES
dicen tácitamente: “Dejemos que estos charlatanes
hagan su papel y anoten algunos centenares de Si, en un régimen de penuria crónica, como
liras más en la cuenta”. aquel en que viven muchos abogados, el pleito re­
Y no de modo muy distinto van las cosas en los presenta una especie rara, se comprende que en
procesos penales; puesto que si la Corte de Assise razón directa del malestar económico se perfec­
queda aún como el último refugio de la elocuen­ cione entre las clases forenses el arte de cazar al
cia forense (¡los jurados tienen buen estómago!) cliente (37).
la defensa oral está hoy día desacreditada, hasta No se puede decir, si hemos de ser sinceros, que
en lo penal, ante los magistrados togados; los abo­
las cosas a este respecto vayan peor en Italia que
gados hablan porque los “sagrados derechos de la
en otros países; si entre nosotros no se llega a la
defensa” no deben ser formalmente burlados; pe­
extrema sensibilidad de ciertos Consejos de la or­
ro los jueces no los escuchan y deciden sin hacer
den franceses que han considerado contrario a la
caso: ¡jura novit Curia! ¿Qué prueba más sig­
seriedad y a la discreción profesional el uso, común
nificativa puede haber del caso omiso que los jue­
en Italia a todos los abogados, de servirse para la
ces togados hacen de los informes de los defen­
correspondencia de papel de escribir encabezado
sores que la de un episodio forense en el que se
con el nombre y apellido y la dirección del bufete
ocupó incluso la Prensa? En una de nuestras Cor­
impresos (38); tampoco se llega a la increíble des­
tes de Apelación, el defensor de una causa penal
preocupación de ciertos abogados de los Estados
fue, la víspera de la sesión oral, a consultar en
Unidos de América del Norte, quienes, para atraer
Secretaría los autos del proceso, para aguzar, con
a los clientes, no vacilan en poner a la puerta de
aquel último esfuerzo de la mente, las armas de su
sus despachos anuncios luminosos que pregonan su
defensa y hacer irresistible su informe. Pero, ¡oh
habilidad y lo módico de sus precios, o de inser­
amarga desilusión! Al hojear los autos, he aquí
tar en la cuarta página de los periódicos anuncios
que aparece ante su vista, en una hoja dejada allí
económicos mezclados con los de los dentistas, las
por olvido del relator, una hermosa sentencia con­
denatoria, preparada anticipadamente, para de­
mostrarle el profundo respeto que tenía el ponente (87) Cfr. Giuriati, Come si fa l’avvocato, págs. 86 y
a la fuerza persuasiva de su informe de defensa... siguientes.
(38) Cresson, ob. cit., vol. I, págs. 297 y sigtes.
LOS ABOGADOS Y LOS CLIENTES 101
100 DEMASIADOS ABOGADOS

simo el uso de recurrir a los servicios de los lla­


pitonisas y los específicos (8S). Pero tampoco son
mados “corredores de causas”, nobilísimos caba­
desconocidos entre nosotros las indecorosas manio­
lleros conocedores de todos los secretos de la mala
bras con las que los abogados escasos de pleitos
vida, que, a cambio de un modesto tanto por cien­
buscan apoderarse de los clientes. Incluso algún
to sobre las utilidades, se encargan de mantener al­
Congreso forense (40) ha tenido que deplorar el
ta en los bajos fondos la reputación profesional
innoble sistema, adoptado por algunos profesiona­
les poco escrupulosos, de ponerse de acuerdo con del abogado por ellos recomendado y de acudir
algún funcionario de las secretarías judiciales o con con prontitud a los lugares donde se ha cometido
algún empleado de prisiones para monopolizar los una fechoría para ofrecer amablemente al reo el
nombramientos de defensor de oficio (41). Y entre defensor que le conviene (42).
los abogados criminalistas que no tienen bastante Muchas veces, además, antes de estudiar los Có­
notoriedad o bastante decoro para hacerse supe­ digos y de consultar los autores, los jóvenes que
riores a esas miserias, está todavía hoy difundidí- entran en las lides profesionales aprenden a ejer­
citar las sutilísimas artes que son necesarias para
(S8) Detalles interesantes en Nerincx, cit., páginas “transformar en defensa de confianza la defensa
167-168. de oficio”; esta operación, que mencionada así pa­
(4°) Giuriati, ob. cit., pág. 87 (Congreso forense de rece algo de taumaturgia, es, en realidad, bastan­
1897 en Roma). te sencilla: puesto que a cada procesado se le nom­
(41) La citada memoria Magaldi sobre el servicio de bra por la autoridad judicial un defensor de ofi­
seguros en Roma refería en 1907 que ciertos abogados cio que no tiene derecho a retribución, la primera
“han organizado una especie de servicio de informacio­
nes, interesando a enfermeros de los hospitales, empleados cosa que el defensor hace, apenas conoce su nom­
y obreros de establecimientos y empresas y aun a emplea­ bramiento, es ir a visitar en la cárcel preventiva
dos de las entidades aseguradoras, en darles noticia de al detenido, para preguntarle si se propone nom­
los accidentes ocurridos y de los nombres y señas de los
brarle su abogado de confianza, con derecho a re­
obreros afectados por ellos. Y una entidad aseguradora
refiere que más de una vez tuvo ocasión de ver en la tribución; si el detenido acepta, pues muchas ve-
puerta de su domicilio a individuos que estaban de cen­
tinela, y apenas veían que alguno, con apariencia de f42) En el Giornale d’Italia del 14 de setiembre de
obrero, se dirigía a las oficinas de la compañía, lo para­ 1920 se leía el siguiente anuncio económico, que copio sin
ban, se informaban de su caso y acababan, naturalmente, comentarios: “Abogado penalista busca hábil ‘interme­
por aconsejarle e indicarle el nombre de un abogado diario, de causas, óptimas condiciones. Escribir a Manisse-
dispuesto a asumir la defensa de su causa y hacerle ob­ ro Rey, Albergo Cobianchi, piazza Lucina”.
tener una buena indemnización...”.
102 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOGADOS Y LOS CLIENTES 103

ces ha habido un colega más solícito que se ha rarios (44), no puede menos de juzgar desfavora­
hecho nombrar primero, la defensa será llevada blemente a la abogacía italiana al poner en com­
con celo; si, por el contrario, el detenido está en paración la aparentemente desinteresada nobleza
tales condiciones de miseria que no puede dar de esos profesionales extranjeros, con la en apa­
esa. . . prueba de confianza a su defensor, éste, riencia indecorosa venalidad de nuestros profesio­
el día del juicio, se presentará ante los jueces, y nales, que someten sus honorarios a tarifa y a ta­
como la taumatúrgica transformación no ha sido sación y que por no dejar escapar a los clientes
posible, se limitará a entregarse a su clemencia. morosos reclaman en su favor procedimientos ca­
¡Y así los sagrados derechos de la defensa que­ da vez más rápidos y expeditos.
darán a salvo! Mas, sin embargo, este juicio desfavorable, ba­
Sería injusto, no obstante, acusar a los abogados sado sobre las apariencias, no estaría plenamente
italianos de excesiva rapacidad en la liquidación justificado. Respecto de los abogados italianos es
de sus honorarios; antes bien, creo que uno de los cosa de decir que son. .. más infelices que culpa­
síntomas más característicos del decaimiento pro­ bles, puesto que el sistema de retribución profe­
fesional, producto del malestar económico, es pre­ sional usado por nosotros se da totalmente en des­
cisamente el exceso opuesto, a saber: la indeco­ ventaja suya y en ventaja de los clientes. El sis­
rosa modicidad de la retribución con que gran par­ tema adoptado tradicionalmente en Francia y, en
te de los abogados, menospreciando su propio tra­ parte, también en Inglaterra, además de aumentar
bajo, han de contentarse. En Italia el cliente gas­ enormemente en la opinión pública el prestigio
ta en los abogados bastante menos de lo que gas­ de los abogados, viene, en última instancia, a ser,
taría en Francia o en Inglaterra (43) ; y, no obs­ incluso económicamente, ventajoso para ellos; tam­
tante, el profano que se entere de que los avocáis bién allí los abogados, bien que bajo la apariencia
franceses o los biirristers ingleses no tienen tarifa, de desinteresados apóstoles del derecho, piensan en
y satisfechos con lo que el cliente les ofrece es­ ganar para vivir y trabajan para hacerse pagar;
pontáneamente como obsequio, consideran impro­ pero se hacen pagar a lo gran señor, sin aquella
pio del decoro profesional citar a juicio al clien­ desesperante pelea a que nuestros abogados deben
te o aun requerirlo para hacerse pagar los hono­ a menudo recurrir para arrancar a un cliente el

(43) Cfr. Franqueville, ob. cit., I, pág. 353, sobre el (44) Para los abogados franceses, Cresson, ob. cit.,
importe de los honorarios de los abogados ingleses; y vol. I, tít. VII; para los abogados ingleses, Gerland,
Stein, ob. cit., págs. 52-56. ob. cit., pág. 960; Stein, ob. cit., pág. 45.
104 DEMASIADOS ABOOADOS S ABCÍGA 105

pago de unas pocas decenas de liras; sin aquellas larga cuenta del tipo de las que mandan a fin de
mortificantes discusiones, a través de las cuales el año los farmacéuticos, en la que toda carta es­
cliente intente a su vez arrancar una reducción crita para el cliente, todo paso dado por él, se
sobre el arancel, como si el abogado fuese uno de encuentra diligentemente anotado con el precio al
esos turcos, vendedores ambulantes de quincalla lado. Así también en Alemania, donde por dos
por las esquinas, que piden ciento para contentarse veces el Reichsgericht ha debido decidir la graví­
luego con diez. sima cuestión de si un abogado puede liquidar un
En Francia y en Inglaterra se sabe ya, por una derecho de cinco Pfennig ¡ por la dirección escri­
larga tradición, que los abogados cuestan y su tra­ ta en el sobre de una carta! (45). Esa cuenta es
bajo precioso no se paga al peso: el que quiere rebajada, primero levemente, por la Junta del Co­
que el abogado trabaje para él, siente el deber de legio; luego, más aún, por los jueces, y después
anticiparle parte de los honorarios; en Inglaterra de todas estas rebajas, se encarga el cliente de re­
—más todavía—• el barrister no tiene relaciones bajarla del todo. En estos períodos de crisis eco­
directas con la parte y trata sólo con el solicitor; nómica, el proletariado forense tiene, en verdad,
el cual, si el cliente no cumple con su deber, es mucho que envidiar al proletariado de los campos
responsable del pago de los honorarios al barrister. o de los talleres; y se comprende así que la cues­
De esta manera, la abogacía está colocada en un tión que más interese a los Colegios forenses sea,
ambiente digno y señoril que entre nosotros parece ahora más que nunca, la eterna cuestión de los
desgraciadamente una utopía. Es más estimada y aranceles, de las tasaciones y de los procedimientos
produce más. para constreñir a los clientes a pagar; y que cuan­
Pero para que este sistema sea realizable, es do las nuevas Juntas de gobierno se dirigen cada
necesario, se entiende, que los profesionales sean año, inmediatamente después de la elección, a ren­
pocos; de tal modo que el cliente sea quien dé dir homenaje a los presidentes de los organismos
caza al abogado y no viceversa. Entre nosotros, por
el contrario, donde son pocos los clientes y dema­ (45) Cfr. Stein, ob. cit., pág. 71. Contra el sistema de
siados los abogados y procuradores, la retribución la tarifa, que junto con otros inconvenientes tiene el gra­
de éstos se ha debido sujetar a arancel obligatorio vísimo de constituir para los profesionales poco escrupu­
para los procuradores, y, hoy día, consuetudinario losos una verdadera instigación a prolongar los pleitos,
ha sido presentada en la última Asamblea forense una
también para los abogados; el abogado o procura­ oportunísima propuesta de reforma por iniciativa del abo­
dor, en el momento de hacerse pagar, extiende una gado Pecco, de Turín.
106 DEMASIADOS ABOGADOS ABOGADO, AGENTE DE NEGOCIOS 107

judiciales locales, la visita no acabe nunca sin que ejercitar, con tal de acrecentar sus ganancias, for­
los abogados hayan implorado para lo futuro un mas de actividad que, estrictamente consideradas,
poco de benignidad en la tasación de las minu­ resultan del todo extrañas a nuestro campo pro­
tas . .. fesional.
No, no; quien hable de la rapacidad de los abo­ El abogado, en el verdadero sentido de la pa­
gados italianos no conoce en realidad las condi­ labra, es, sobre todo, un consultor y un defensor
ciones económicas de la profesión de abogado en de causas: da consejos a fin de que los negocios
Italia, y no sabe que si los aranceles bastan para jurídicos que las partes quieren realizar nazcan
impedir que los letrados pretendan una retribu­ conformes a la ley y no lleven consigo gérmenes
ción superior a la establecida, no logran evitar de futuros pleitos. Lucha por el derecho cuando
que algunos abogados (¡ matriculados regularmen­ el pleito ha surgido ya. Pero la nobleza de su fun­
te en el Colegio y no defensores de Pretura!} se ción consiste, sobre todo, en la absoluta separa­
resignen a trabajar “a precios de liquidación”, ción entre su interés y el de la parte, en la des­
como lo es hacer una defensa penal por diez, por apasionada independencia de juicio que conserva
cinco, incluso por dos liras tal vez. Sé quién co­ incluso frente a su cliente, y que le permite ser,
noce a un abogado al que, después de una victo­ antes que su defensor, su juez. Esta austeridad,
riosa defensa penal en la Pretura, el cliente ab­ que debería ser inseparable del oficio de abogado,
suelto, que era miserable sin un céntimo en el bol­ va cada vez corrompiéndose más entre nosotros,
sillo, ofreció como único honorario una hoja en donde el letrado no sólo aconseja al cliente el
blanco de papel sellado de 1,20 liras, que le ha­ camino a seguir en los asuntos extrajudiciales, sino
bía quedado en la mano, inutilizada: el abogado, que incluso concierta los negocios por él, y de su
sin encolerizarse lo más mínimo, lo cogió, dicien­ consejero y defensor se transforma en su manda­
do filosóficamente: “Para alguna otra vez podrá tario, en su administrador, en su agente, en su
servir; ¡más vale esto que nada!” socio.
La razón inicial de esta degeneración debe des­
XV. EL ABOGADO, AGENTE DE NEGOCIOS cubrirse, a mi parecer, en la acumulación que
nuestra ley permite entre las funciones de aboga­
Otro signo verdaderamente característico del do y de procurador. En las organizaciones como la
malestar económico de los abogados es la tenden­ inglesa o la francesa, que levantan una barrera
cia cada vez más viva en la mayoría de ellos a entre las dos profesiones, el solicitor o el avoué ab­
108 DEMASIADOS ABOGADOS
ABOGADO, AGENTE DE NEGOCIOS 109
sorbe todas las atribuciones de orden práctico e
es jus receptum que el abogado faltaría a la co­
inferior que lo transforman en un verdadero agen­
rrección profesional si tomase parte en especula­
te de negocios, y el barrister o el avocat conserva
ciones, si jugase a la Bolsa o si se hiciese retri­
pura su función de jurista, que aconseja o de­
buir a sueldo fijo como consultor de una entidad
fiende a las partes, pero que no actúa por ellas;
cualquiera (47), entre nosotros todo el mundo co­
por el contrario, en las organizaciones como la
noce a abogados que toman parte en la constitu­
alemana y la austríaca, en las que las distintas
ción de sociedades mercantiles y quedan cointere­
funciones están acumuladas en un único profesio­
sados en ellas, y no se cree que el abogado re­
nal, es natural que éste deba descender de su pe­
nuncie a su independencia de juicio aceptando la
destal y, poco a poco, degenerar de jurista en hom­
gestión del patrimonio entero de un cliente o ha­
bre de negocios (4<l). Pero si la razón primera de
ciéndose retribuir a sueldo fijo por una persona
esta degeneración debe buscarse, como he dicho,
moral (48).
en el sistema adoptado por nuestra ley de organi­
La ley del 8 de junio de 1874 establece (ar­
zación de las profesiones de abogado y procura­
tículo 13) que la profesión de abogado es incom­
dor, lo cierto es que el fenómeno se ha difundido
patible con la de agente de negocios: y, sin em­
y agravado enormemente a consecuencia del ex­
bargo, los casos de abogados que se ocupan en
ceso numérico de abogados y procuradores, que,
adquirir y vender bienes por cuenta de los clien­
no encontrando causas que defender, tratan de
tes, lucrándose sobre el negocio realizado, con ho­
vivir haciendo cualquier otra cosa.
norarios que en sustancia son un premio de me­
Se han presenciado verdaderas “luchas de cla­
diación, no son raros: ¿quién no ha leído alguna
ses” entre notarios y abogados, para el reparto del
vez en la cuarta página de los periódicos alguna
trabajo contractual; o entre procuradores y peri­
oferta de muebles en venta, con la advertencia
tos mercantiles para la atribución de las adminis­
de que para las negociaciones los adquirentes ha­
traciones de las quiebras. Y mientras en Francia
bían de dirigirse al abogado Fulano de Tal? (48).
(4fl) Cfr. Benedikt, ob. cit., caps. XIV-XVII.
[Este carácter de independencia frente al cliente que (47) Cfr. Cresson, ob. cit., I, págs. 275 y sigtes.
el abogado debe conservar para no degenerar poco a poco [Cfr. sobre la abogacía belga la nota precedente]. (N.
en un agente de negocios, se encuentra elocuentemente del A., 1925.)
propugnado para la abogacía belga en la magnífica in­ (48) Giuriati, ob. cit., págs. 114-16.
formación del abogado Norden en el citado libro Die
Rechtsanw., págs. 72 y sigtes.J (N. del A., 1925.) (49) Decisión de 11 de mayo de 1830 referida por
Cresson, I, pág. 297: “El abogado no puede ser indi-
110 DEMASIADOS ABOGADOS ABOGADOS Y MAGISTRADOS 111

La misma ley, por otra parte, no prohíbe expresa­ XVI. ABOGADOS Y MAGISTRADOS
mente al abogado ejercer el comercio (60); así que
no son raros los ejemplos de abogados matricu­ El descenso de nivel moral e intelectual en las
lados en el Colegio, que, no encontrando, en la profesiones de abogado y procurador ha traido,
profesión jurídica solamente, lo necesario para vi­ como consecuencia inevitable, especialmente en los
vir, se encargan a la vez de la gestión de un bar, grandes centros donde el trabajo judicial es más
de un hotel o de otro cualquier negocio produc­ febril y donde el número de profesionales en ejer­
tivo. El verano pasado leí en un periódico que cicio hace bastante rara la comunicación personal
ensalzaba la belleza y la comodidad de un hotel entre abogados y jueces, una cierta frialdad, que
situado en una deliciosa estación climatológica ita­ a veces se agudiza en una abierta hostilidad entre
liana, esta frase: “El distinguido propietario, abo­ abogados y magistrados. Esto no ocurre en los
gado Fulano de Tal, tiene preparadas para su círculos judiciales superiores, donde la defensa se
clientela graciosas sorpresas... ”, y me quedé con ejerce por una eh'íe de profesionales universal­
la duda de si esta clientela para la que se pre­ mente estimados, de quienes la magistratura mis­
paraban las sorpresas graciosas era la del abogado ma admira la doctrina y aprecia los méritos; pero
o la del fondista... en los órganos judiciales de primera instancia, en
Así que, en conclusión, en muchos bufetes en donde encuentra salida la gran marea de profe­
cuyas puertas está escrito “Despacho de abogado”, sionales mediocres, los jueces, pecando un poco de
sería, desde luego, más sincero poner: “Agencia ingratitud para con la profesión que debería ser­
de negocios”. vir ante todo para facilitar las tareas de la jus­
ticia, han empezado a considerar a los abogados
como unos elementos que hacen todo lo posible
cado en los breves anuncios públicos entre el número de por retrasar el curso de los pleitos e impedir que
las personas que pueden dar informes sobre la venta de el juez conozca la verdad; de este modo, para mu­
inmuebles”. chos magistrados el abogado no es el colaborador
(50) Esta incompatibilidad se encuentra expresamente en quien confiamos, sino el adversario de quien nos
sancionada en el art. 55 del Proyecto de reforma, del que precavemos (61). Pienso con melancolía en aquella
se trata en el cap. III (art. 89 del Proyecto Fbra).
[La materia de incompatibilidades se encuentra regula­ corriente de afectuosa relación que liga en Ingla-
da con laudable rigor en el art. 3’ del Proyecto Rocco de
4 de abril de 1925, del que se ocupa la nota inserta al (61) Sobre el mismo fenómeno en Alemania, confrón-
final del § XL de este volumen]. (N. del A., 1925.) * tese Stbin, ob. cit., pág. 69.
112 demasiados abogados ABOGADOS Y MAGISTRADOS 113

térra a los magistrados con los abogados. Con la gada a tener, por los excesos de ciertos abogados,
conciencia de ser ramas de un mismo árbol, los de toda la abogacía en general. De otra parte,
jueces que ayer eran barristers y los barristers que nuestras clases forenses, todavía dominadas por la
serán jueces mañana, trabajan de perfecto acuer­ concepción privatista del proceso, no quieren com­
do y tanta confianza tienen los magistrados en la prender que aun en los juicios civiles el juez, que
respetabilidad de los defensores, que ni remota­ encarna el interés público de una pronta y justa
mente piensan en la posibilidad de ser engañados decisión del pleito, es el único dominus del de­
por ellos (®2). bate; si un presidente niega por sistema las sus­
Ahora bien, debemos preguntarnos sinceramen­ pensiones no justificadas rigurosamente; si después
te si entre nosotros podrían los jueces tener, en de un cierto número de suspensiones excluye la
todo caso, esa misma confianza, cuando en las pre­ causa de los señalamientos; si da disposiciones pa­
sentes condiciones de la abogacía la necesidad im­ ra garantizar la buena fe entre los defensores, en
pulsa muchas veces a los abogados a ser refinados vez de encontrar una acogida favorable en todo el
artífices de sofismas judiciales, y el legislador mis­ Colegio, encuentra contra él la sorda hostilidad de
mo, al excluir a los abogados de la defensa de muchos profesionales en ejercicio, que piensan que
causas ante las jurisdicciones en que es más ne­ el juez debe ser en todos los casos un instrumento
cesaria una decisión pronta, ha dado una patente inerte de la iniciativa de parte. Otra fuente de con­
oficial de desconfianza a las clases forenses; cier­ tinuo malhumor entre jueces y abogados es —¡ ay
tos recientes juicios penales ante el Tribunal del de mí!— la espinosa cuestión de la tasación de las
Jurado, en los que una larguísima serie de sesio­ minutas...
nes fue ocupada por una especie de lucha cuerpo Para restablecer entre abogados y magistrados
a cuerpo entre el presidente, que quería acabar aquella corriente de cordialidad y de recíproca con­
pronto, y un defensor, que con juvenil exuberan­ fianza, que es la primera condición para un buen
cia se ingeniaba en inventar recursos para obtener funcionamiento de la justicia, lo mismo que en
retrasos, dejan ver, por lo demás, con el ejemplo, Alemania algún autor ha sostenido ya la oportu­
más elocuente que cualquier razonamiento, cuál nidad de adoptar el sistema inglés de reclutamien­
debe ser la opinión que la magistratura se ve obli- to de los jueces entre los abogados (®3), así tam-

(52) cfr. Stein, ob. cit., pág. 46; Tiranti, íntroduzio- (BS) Contra el cual, cfr. Stein, ob. cit., págs. 72 y
ne alio studio delta giustizia in Inghilterra, n. 52. siguientes.
114 DEMASIADOS ABOGADOS
ABOGADOS Y MAGISTRADOS 115

bién entre nosotros el proyecto de ley Mortara renses, se ve forzado a confesar que de la aboga­
del 16 de diciembre de 1919, proponía hacer del cía, tal como hoy día es, no se puede esperar la
ejercicio profesional casi el primer peldaño de la regeneración de la magistratura italiana. Las Jun­
carrera judicial, adoptando el sistema de nombrar tas de los Colegios que hoy no tienen energía (lo
los jueces entre aquellos abogados que, después de veremos más adelante) para juzgar con conciencia
un cierto número de años de ejercicio profesional, severa la aptitud de los aspirantes a la abogacía,
solicitasen entrar en la judicatura y cuya idonei­ ¿cómo podrán juzgar mañana con el debido
dad para ejercer las funciones de juez fuese re­ rigor la idoneidad de los abogados para la magis­
conocida por la Junta del Colegio. El objeto que tratura? Y luego, en Italia, dado el estado actual
Mortara se proponía era excelente. Como que el de las profesiones forenses, esa nueva forma de re­
proyecto presentado por él es, probablemente, el clutamiento de los jueces llevaría probablemente
más orgánico y el más valiente de cuantos se han a una selección al revés: pedirían ser nombrados
presentado para la reforma judicial desde el tiem­ jueces todos los abogados mediocres que, después
po de la unidad italiana; pero de todo aquel pro­ de una decena de años de ejercicio, no hubiesen
yecto, la propuesta que ofrecía más dudas era, pre­ llegado a elevarse con sus dotes personales por en­
cisamente, la referente al nuevo sistema de reclu­ cima del gran proletariado forense. Desgraciada­
tamiento de los jueces. Mortara, que por su gran mente, el ejemplo de Inglaterra, donde hasta los
experiencia se encuentra más que cualquier otro más grandes barristers reputan sumo honor dejár,
en situación de conocer las deficiencias cualitati­ después de muchos años, la profesión libre y asu­
vas de la magistratura (C4), ha llegado, quizá sin mir funciones judiciales altamente retribuidas y
darse cuenta de ello, a tener, por el contrario, de­ más altamente consideradas, no se puede invocar
masiada confianza en la calidad de las clases fo­ entre nosotros, donde la dignidad social de los
renses, de las que él, desde el puesto preeminente magistrados es tan poco sentida y donde los es­
que ocupa, ve tan sólo los ejemplares más selec­ tipendios del personal judicial son inferiores a la
tos y más dignos; pero el que conoce por la prác­ décima parte de los que tienen los magistrados
tica el decaimiento actual de las profesiones fo- ingleses (®5).

(54) Cfr. Proyecto de ley de 16 de diciembre de 1919,


Actas de la Cámara de Diputados, Legislatura XXV.
Sess. 1919, n. 92, Relazione, pág. 13.
(6B) Franqueville, ob. cit., I, pág. 368.
los abogados en el parlamento 117
116 DEMASIADOS ABOGADOS

Desde 1865
XVII. LOS ABOGADOS EN EL PARLAMENTO
Leg. VIII . . . 188 Leg. XVII . . 211
El excesivo número de abogados hace sentir „ IX .... 170 55 XVIII . 220
también su infausta repercusión en la vida política „ X ................. 198 55 XIX . . . 205
del país: Italia, desde que alcanzó su unidad na­ „ XI .... 206 55 XX .... 220
cional, ha sido sin interrupción gobernada por abo­ „ XII ... 155 55 XXI . .. 239
gados. En todos los tiempos y en todos los países, „ XIII . . . 209 55 XXII . . 246
especialmente en los de régimen democrático, los „ XIV ... 203 55 XXIII . 255
príncipes del Foro, por una afinidad natural de „ XV ... . 201 55 XXIV . 250
sus estudios y aptitudes, han tenido también la „ XVI ... 208 55 XXV . . 201
primacía en el campo político (M); hasta en la
Revolución Francesa los abogados, expulsados del Estas cifras, aunque tienen un valor solamente
Foro, triunfaban en la Asamblea (67) ; Lenin mis­ aproximado (68), no necesitan comentarios, por-
mo, no obstante su posterior desprecio por los
“abogadetes burgueses”, fue hace veinticinco años (38) La absoluta exactitud de esas cifras no puede ser
el abogado Ulianoff, licenciado en derecho por la garantizada, porque en las fuentes de que me he servido
(Manuale dei deputati para las legislaturas más antiguas:
Universidad de Kazan. Los 508 diputados al Parlamento para las más recientes)
Pero en Italia el fenómeno tiene una intensi­ están indicados como diputados algunos abogados que en
dad bastante más grande que en otras partes; bas­ realidad no ejercen la profesión porque son magistrados o
ten para demostrarlo las siguientes cifras, relati­ empleados, y no lo están entre los abogados algunos, co­
vas a los abogados pertenecientes a la Cámara de mo muchos profesores universitarios, que ejercen también
la profesión. En las cifras dadas por mí están también
los Diputados, a través de las varias legislaturas: comprendidos, juntamente con los abogados, los que en
las estadísticas son indicados como legali, causidici, así
como los profesores universitarios que ejercen la abogacía;
están excluidos en cambio los simples doctores en leyes,
que en las últimas legislaturas son, por término medio,
unos treinta por legislatura.
(3C) Cfr. Zanardelli, I mertti dell’avvocatura, págs. [Incluso en la Cámara actual, cuyos componentes —ex­
49 y sigtes. cluida la minoría de opositores— han sido escogidos por
las supremas jerarquías del partido fascista con el sistema
(37) Salvemini, La Rivoluzione francese, Prefazione.
118 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOGADOS EN EL PARLAMENTO 119

que demuestran que entre todas las clases sociales dad, todo el mundo sabe que hoy día las leyes, en
la abogacía ha tenido siempre una grandísima pre­ su formulación técnica, son menos obra del Par­
ponderancia en la Cámara electiva, hasta el punto lamento qué de la burocracia; y, por otra parte,
de que en algunas legislaturas ha llegado a cons­ si se debe juzgar desde el punto de vista de la
tituir una mayoría absoluta. Ante esas cifras tan técnica legislativa, debemos decir que resulta in­
elocuentes, Cándido diría que, si la función del útil enviar al Parlamento tantos abogados, cuando
Parlamento es la de legislar, justo es que estén las leyes salen después tan imperfectas técnicamen­
ampliamente en él representados los juristas, que te, tan confusas, imprecisas y fragmentarias. No,
tienen competencia técnica específica para hacer no es su específica capacidad técnica lo que hace
a los abogados aptos para la vida política. Lo que
las leyes del mejor modo posible; pero, en reali-
sobre todo los lleva fatalmente al Parlamento es,
más que su capacidad profesional, su mentalidad,
de la lista o candidatura única nacional (el llamado lis­
su carácter.
tone'), los abogados se acercan a 200.
Sobre la participación de los abogados en la política El tipo medio de abogado posee en realidad
militante en los varios Estados, se encuentran datos inte­ una mente viva y flexible, pronta; si no profun­
resantes y observaciones agudas en casi todos los trabajos da, asimiladora; si no original, capaz de exponer
contenidos en el citado volumen Die Rechtsanw. En ge­ de un modo claro y brillante las ideas ajenas, a
neral, en este libro la actividad política de los abogados falta de ideas propias. El abogado es, por tanto,
es considerada beneficiosa para la Administración del
Estado. De una comparación entre los diversos estudios
el hombre que con una mínima fatiga logra disi­
que contiene la obra, se puede, en efecto, deducir que la mular su incompetencia bajo una rápida tintura
participación de los abogados en la vida pública es más de ideas tomadas de otros: justamente lo que se
intensa en aquellos países en los que el nivel intelectual requiere para hacer un buen papel en el Parla­
y moral de la abogacía es más alto (así en Inglaterra, mento, donde todos los diputados, por el solo he­
en Francia y especialmente en Bélgica; cfr. la información
de Norden en las págs. 81 y sigtes.) y que la condición
cho de poseer la medalla de tales, tienen la obli­
de la abogacía es socialmente más elevada en los países de gación de saber dar sobre una cuestión cualquie­
régimen liberal. El abogado Pollak, que habla de los ra una muestra de bello hablar. Una prueba más
abogados en Hungría (págs. 30 y sigtes.), y los abogados de la elasticidad enciclopédica de la mente aboga­
Gerschun y Fisghmann, que hablan de la abogacía rusa dil, la tenemos en la costumbre parlamentaria de
(págs. 100 y sigtes.), concuerdan en afirmar que donde
escoger los ministros, no a base de criterio de com­
faltan las libertades políticas elementales, la abogacía de­
cae rápidamente], (N. del A., 1925.) petencia personal, sino de cálculos de partido o
120 DEMASIADOS ABOCADOS LOS ABOCADOS EN EL PARLAMENTO 121

de región (6n); de esta costumbre se aprovechan solicitan una candidatura, principalmente porque
especialmente los abogados, tipos de ministro óm­ el acta es un instrumento eficacísimo de rédame
nibus, que con gran desenvoltura saltan de un mi­ profesional, que rápidamente aumenta la clien­
nisterio a otro: hoy a Justicia, mañana a Instruc­ tela y que permite también rápidamente elevar
ción, pasado mañana a Colonias; capaces siem­ los honorarios. Que el fenómeno existe es indu­
pre, cualquiera que sea la cuestión, de repetir con dable; pero queda uno un poco perplejo ante las
bella oratoria la leccioncita preparada por cual­ razones que pueden mover al cliente a depositar
quier “comendador” jefe de sección. más confianza en un abogado por el hecho de es­
De este modo la opinión pública, que pierde tar investido de un mandato político; ¿es quizá
cada día más la fe en la institución parlamenta­ que el ser diputado desarrolla milagrosamente el
ria, cuyas funciones parecen reducidas bastante a sentido jurídico y transforma en un abrir y ce­
menudo a una vacía y superficial reunión de afi­ rrar de ojos al abogado mediocre en un modelo
cionados incompetentes, encuentra en los abogados de probidad, de perspicacia y de diligencia pro­
el símbolo y el exponente de la actual degenera­ fesional? Parece que debería ocurrir, si acaso, lo
ción parlamentaria. “¿Qué puede esperar Italia contrario; porque el cargo de diputado, que pro­
—se pregunta el buen sentido del pueblo—- de una porciona al abogado nuevas e importantísimas ocu­
Cámara de abogados?”. Y no se detiene a pensar paciones, le disminuye el tiempo disponible para
que entre los varios centenares de abogados di­ la profesión, y, por consiguiente, la posibilidad de
putados hay muchas decenas de hombres de valía, un estudio diligente y concienzudo. Pero, a mi
que poseen conciencia y cerebro y que hablan tan modo de ver, la verdadera razón debe buscarse en
sólo cuando tienen que exponer alguna idea pro­ aquella opinión, difundida desgraciadamente en
pia, alguna convicción profundamente sentida. gran parte de nuestra burguesía, de que los ca­
Pero sobre los abogados diputados aún se pue­ minos tortuosos, la intriga política, la recomenda­
de discurrir también desde un punto de vista com­ ción de la persona “influyente” llevan a conse­
pletamente profesional, que entraría asimismo, de guir el objeto bastante más rápidamente que el
lleno, en el problema ya tratado de la caza al camino recto de la honestidad y la legalidad. Así
cliente. Algunos abogados, en efecto, aceptan y también en el mundo forense: al abogado honrado
y capaz, se prefiere el abogado intrigante, que no
(59) Cfr. Lolini, Burocrazia, págs. 37-39 y los autores conoce los Códigos, pero dice que conoce a los
allí citados. jueces. Y se cree que el abogado diputado ejerce
DEMASIADOS ABOGADOS LOS ABOGADOS EN EL PARLAMENTO 123
122

sobre el juzgador una seducción que el jurista, gumentos jurídicos hacer brillar hábilmente la es­
con toda su ciencia, no es capaz de ejercer. De peranza de un ascenso o de un traslado a cargo
este modo presenciamos el fenómeno de abogados más importante, dada nuestra organización judi­
que hasta ayer fueron menos que medianos, nom­ cial, en que es meramente teórica la independen­
brados de la noche a la mañana letrados con­ cia de los jueces y magistrados respecto del Go­
sultores de grandes compañías por el solo hecho bierno) pienso que muchas veces los clientes son
de su elección de diputados. Y en los pleitos ci­ unos ilusos; que esa especulación de ciertos abo­
viles de mucha importancia, si una de las partes gados diputados sobre la candidez de los clientes se
siente la necesidad de confiar la defensa a un resuelve a menudo en una vana y mal intenciona­
diputado, la otra en seguida llama en su ayuda da jactancia.
por lo menos, a un ex ministro, al objeto de que Por eso, no tanto para tutelar nuestras costum­
el equilibrio de las “influencias” políticas quede bres políticas como para hacer frente a esa forma
restablecido. larvada de ilícita concurrencia profesional, parece
¿Pero tienen, después de todo, mucho peso en que las clases forenses deberían sentir el deber y
la realidad esas “influencias”? De qué modo mu­ aun el interés de destruir de una vez esa ilusión
chos abogados se ingenian, en cuanto está en sus de los clientes y esa indecorosa especulación de al­
manos para hacerlas pesar en tal forma que, con­ gunos abogados, no todos, ¡entendámonos! Votos
tra esas tentativas, los magistrados de conciencia de Asambleas y de simples curias no han faltado
se vean obligados a menudo a sostener una dura en este sentido, antiguos y presentes; pero ahora
batalla, lo dice, con más autoridad y más expe­ más que nunca, desde que cada diputado está re­
riencia que yo, Ludovico Mortara (eo). Pero so­ tribuido con una indemnización no despreciable,
bre su resultado práctico (sin querer ocultar que no se comprende realmente por qué el Estado ha
alguna vez, y para un juez de temple no diaman­ de recompensar a ciertos abogados diputados por
tino precisamente, pueda valer, más que cien ar- el ejercicio de un mandato político que a ellos les
sirve principalmente para aumentar ipso facto sus
(*°) Intorno ai problemi dell’ord. giudiziario (en Giur. ingresos profesionales. Si a las curias preocupasen
it., 1917, IV, 58). Que la batalla es dura lo demuestra el más las reformas de carácter moral que las de
art. 10 de la Ley de 24 de julio de 1908, que sintió la carácter económico, la incompatibilidad entre el
necesidad de recordar a los magistrados que no es deco­
roso recurrir a recomendaciones para solicitar ventajas en cargo de diputado y el ejercicio de la abogacía
su carrera. debiera ser pedida por las clases forenses como
124 DEMASIADOS ABOGADOS
LAS REFORMAS JUDICIALES 125
una de las bases fundamentales de la nueva ley
profesional; el proyecto recientemente redactado XVIII. LOS ABOGADOS Y LAS REFORMAS
por los representantes de las curias se limita a pro­ JUDICIALES
poner (art. 57) que las funciones profesionales
sean prohibidas a los ministros y a los subsecreta­ Ahora que aquellas Curias que reclaman que en
rios; la intención era buena, pero la valentía de la próxima reforma profesional se establezca la in­
decir más, de proponer lo que verdaderamente compatibilidad entre el ejercicio de la abogacía
importaba, faltó cuando era más necesaria.. . (el). y el cargo de diputado, pecan de ingenuidad, por­
que olvidan que esa incompatibilidad debería ser
(ei) La Exposición que acompaña al proyecto (Pro­
aprobada por el Parlamento. Y, ¿cómo la iba a
posta di disegni di Legge sull’ordinamento delta professio- aprobar, si su mayoría está constituida precisa­
ne di avvocato e per la istituzione della cassa-pensioni mente por abogados, que tienen interés en lo con­
delVordine degli avvocati, presentada por la Comisión mi­ trario?
nisterial nombrada por el Excmo. Sr. Ministro de Justicia, Pero es el caso que siempre que esos doscien­
Prof. Ludo vico Mortara, con decreto de 21 de octubre
de 1919, n. 1.233, págs. 1 y sigtes.) se expresa así sobre tos abogados que de cincuenta años a esta parte
este punto: “Algún comisario quería suspender el ejercicio constituyen la base inmutable de nuestra Cámara,
de la profesión para los miembros de la Cámara de los han sido puestos por algún ministro, más audaz
Diputados pero esta cuestión —si bien la mayoría de la que los otros, frente a los problemas de la refor­
Comisión se pronunció en el sentido de la incompatibili­ ma judicial, se han dejado llevar más que de una
dad— se consideró que no podía ser resuelta en una ley
profesional, envolviendo más que otra cosa un concepto política nacional, de una política “de campana­
de orden político que parece salir de la órbita de las ta­ rio”, o, más concretamente, de una política de
reas propias de la Comisión (?)”. clase; así parece, y es triste tenerlo que confesar,
[Cfr. sobre la cuestión mi trabajo Gobierno y magistra­ que el gran número de abogados que se sientan
tura, publicado en el Annuario 1921-1922 de la Univer­
sidad de Siena. Desgraciadamente, la explotación de la
en el Parlamento ha sido hasta ahora el más for­
política para fines profesionales ha penetrado cada vez midable obstáculo para una reforma radical de
más en estos últimos años en las costumbres de los jóve­
nes abogados. Las rapidísimas fortunas profesionales de al­ can a ese partido. Parece que hace algunos años fue esta­
gunos hombres, ingresados hace poco tiempo en la políti­ blecida en Bulgaria la incompatibilidad entre el ejercicio
ca, no se explicarían si no se pensase que los clientes, en de la abogacía y el mandato parlamentario; pero de esta
un período en que la justicia no logra sustraerse a las disposición no queda huella alguna en la legislación ac­
presiones del partido dominante, se sienten naturalmente tual, ya que el abogado Ganeff, en su estudio sobre la
inclinados a confiar sus pleitos a abogados que pertenez- abogacía búlgara (en Die Rechtsanw., págs. 129 y sigtes.),
no habla de ello], (N. del A., 1925.)
LAS REFORMAS JUDICIALES 127
126 DEMASIADOS ABOGADOS

tos en mayor número. Esto que yo digo es aún


nuestra organización profesional y de nuestro de­
más evidente respecto de la reforma de la orga­
recho procesal.
Todo el mundo sabe que nuestro procedimiento nización judicial. Estudiosos desapasionados están
de acuerdo en afirmar que la administración de
civil es uno de los más atrasados de Europa, cau­
justicia italiana no podrá ser dignamente reorga­
sa ésta, y no la última, del descrédito en que ha
nizada hasta que no se afronte con valor el pro­
caído la justicia entre nosotros; y, no obstante, las
blema de las circunscripciones judiciales, al obje­
clases forenses de toda Italia, que más que nadie
to de suprimir todos aquellos órganos que hoy, por
deberían estar en condiciones de comprender los
falta de trabajo, son una carga para el país, me­
verdaderos defectos del mecanismo procesal, ¿han
jorando con las notables economías que de ese
emprendido alguna vez una acción enérgica, uná­
modo se podrían conseguir la situación de los jue­
nime y seria para obtener la reforma? ¿Cuándo
ces, hoy tan míseramente retribuidos. Pero con la
han demostrado preocuparse a fondo, fuera de los
reforma judicial se repite lo mismo que ocurre de
intereses de la clase y del aumento de los aran­
mucho tiempo acá con la reforma administrati­
celes, de restaurar la justicia, no tanto en pro­
va. Todo el mundo lanza imprecaciones contra
vecho de veinte mil abogados como de cuarenta
la peste burocrática, contra las oficinas super-
millones de italianos?
fluas, contra los excesivos empleados ociosos; pe­
La abogacía se agarra a sus viejas fórmulas —el
ro cuando se trata de suprimir una oficina, de
fenómeno es antiguo (62)— como la polilla o el
mandar a paseo a diez “comendadores”, de li­
gusano a la rama seca, nutriéndose de los defec­
cenciar a cien escribientillos temporeros, he aquí
tos de la legislación; y si las reformas se realizan
que los grandes hacen desde lo alto resistencia pa­
aún, más pronto o más tarde, se debe, no al im­
siva, los pequeños desde abajo votan un violento
pulso de los abogados que están en el Parlamento,
acuerdo amenazando con una huelga general de
sino a la constancia de estudiosos aislados que, por toda la clase, e inmediatamente la Prensa comu­
encima de las sordas hostilidades de los prácticos,
nica que la amenazadora supresión era una bro­
vencen al fin y hacen triunfar sus ideas: con lo ma, y la oficina inútil subsiste para la felicidad y
cual se consolida en el público la opinión de que prosperidad de Italia y de la burocracia. Algo
son los abogados los que hacen conscientemente semejante sucede cuando cualquier exaltado ha­
las leyes malas para que de ellas surjan los plei- bla de reducir el número de órganos judiciales;
porque aún hoy son verdaderas las melancólicas
(®2) Cfr. mi Prolusione, nota 16.
128 DEMASIADOS ABOGADOS LAS REFORMAS JUDICIALES 129

palabras de quien dijo, hace ya muchos decenios, nes ’; con lo cual la propuesta del ministro animo­
que en Italia, suprimiendo una Pretura, se puede sa naufraga antes de ser llevada a discusión, y
provocar una revolución. Véase si no lo que acon­ los intereses de aquellas “industriosas poblaciones”
tece con ciertos tribunales de partido, que, dado (entiéndase “abogados”) quedan a salvo para ma­
yor gloria y fortuna de nuestra querida Italia y
el número de causas que anualmente sentencian,
para confirmación de aquel saludable principio de
se podrían suprimir con gran ventaja para el
fisiología judicial, según el cual, puesto que el ór­
país (<i8) ; apenas un ministro decidido se propone
gano crea la función y no viceversa, los tribunales
en serio hacerlo, he aquí que aquellos cinco o
se establecen, no para hacer justicia a los clien­
diez o veinte, entre abogados y procuradores, que
tes, sino para dar trabajo a los abogados. Así que,
viven a duras penas en torno de aquel tribunal
mientras se trata de votar acuerdos, deplorando la
anémico, se reúnen solemnemente, protestan con­
vergonzosa situación económica en que se encuen­
tra el insensato que quiere suprimir un tribunal
tran los jueces, en Italia, las clases forenses están
“que tiene tan nobles tradiciones, etc.”, “con gra­
prontas para demostrar con palabras su solidari­
vísimo daño para la industriosa población, etc.”, dad con la magistratura; pero el día que se trata
y con sagrada indignación telegrafían al diputado- de recabar fondos, con una valiente reorganización
abogado; el cual, inmediatamente, en los pasillos de las circunscripciones judiciales para aliviar el
de la Cámara, se pone de acuerdo con todos los malestar económico de los magistrados, entonces
otros diputados abogados que han recibido otros los abogados se muestran dispuestos a dejar mo­
tantos telegramas de los abogados en ejercicio de rir de hambre a todos los jueces con tal de que
otros tantos tribunales, de distrito, anémicos, sí, queden en pie todos los órganos judiciales.
pero todos orgullosos de aquellas “nobles tradicio- Algo semejante ha ocurrido respecto de la uni­
ficación de la casación en lo civil, problema de­
(«3) Cfr. sobre esta cuestión la ya citada Relazione masiado complicado y debatido para poder re­
KÍortara; de la Statistica giudiziaria civile e commercia- sumirse aquí; pero más que ningún otro caracte­
Ic para el año 1913, pág. 31, resulta que en aquel año, de rístico para dar una idea de la vida parlamentaria
162 tribunales, 35 no pronunciaron más de 200 senten­
italiana. Hasta los profanos pueden comprender
cias civiles; 11, pronunciaron menos de 100, pero más de
75; 10, menos de 75, pero más de 50; 5, menos de 50 que todo nuestro sistema judicial está basado his­
(Bobbio, 24; Borgotaro, 38; Montepulciario, 45; Orvieto, tóricamente en el principio del doble grado de
35; Lanusei, 34). jurisdicción, por el que, de ordinario, toda causa
130 DEMASIADOS ABOGADOS 131
,-l—a_u_ l—J
civil o pénala debe poder pasar, como garantía ción pareció excusada por su índole de recurso po­
de justicia, a través del sucesivo examen de dos lítico provisional. Pues bien, después de setenta
órganos judiciales superpuestos: el juez de prime­ años de unidad nacional, ese estado provisional
ra instancia y el de apelación. Por encima de esta perdura, y perdura crónicamente, no porque ha­
jerarquía, nuestro legislador quiso poner, al ejem­ yan faltado en ese tiempo votos de estudiosos pi­
plo francés, un órgano supremo único en todo diendo la reforma, ni ministros dispuestos a rea­
el Estado: la Corte de Casación, a la cual se atri­ lizarla, sino porque cada vez que la propuesta ha
buyó una función absolutamente distinta de la de sido llevada a discusión a la Cámara, se ha re­
los jueces inferiores, puesto que debía ejercitar producido sobre más vastas proporciones aquel
una especie de tutela jurídica sobre los demás, con “pronunciamiento” de las clases forenses de que se
el intento de impedir que la unidad del derecho trató hace poco a propósito de los tribunales de
y la igualdad de todos los ciudadanos ante las le­ partido; y aquella coalición parlamentaria, supe­
yes resultasen de hecho frustradas por la existen­ rior a los partidos, de los diputados-abogados, no
cia de distintas interpretaciones dadas por tribu­ quería por nada del mundo poner... en la calle,
nales distintos a una misma norma jurídica. con la supresión de las Casaciones regionales, a
Es evidente que este intento, que resulta de la los abogados electores suyos. De este modo, ese
investigación histórica y de la actual estructura “fenómeno viviente” del mundo judicial, que es
procesal del recurso de casación, no puede ser la Casación múltiple; ese “hombre con cinco ca­
alcanzado sino con una Casación única para to­ bezas” que pone de buen humor a los juristas ex­
do el Estado. Ahora bien, como en el período de tranjeros, continúa deleitándonos, a pesar de que
la unificación cada uno de los pequeños Estados la evidencia del contrasentido en que se basa ha
en que hasta entonces había estado dividida Ita­ aumentado desde que, en 1888, el ministro Za-
lia, tenía su órgano judicial supremo, al cual es­ nardelli logró conducir a puerto seguro la uni­
taban ligados, juntamente con la tradición histó­ ficación de las Casaciones penales; el argumento
rica, los intereses creados, le pareció al legislador capital que esgrimen los partidarios de la Casa­
que era conveniente proceder por grados y con­ ción múltiple, es que la unificación de la jurispru­
servar provisionalmente esas Cortes de Casación, dencia es una utopía no realizable ni aun con la
para suprimirlas más tarde después de una agonía casación unificada; y no.se dan cuenta de que
de algunos años. Fue una contemporización iló­ este argumento, aunque fuese fundado, llevaría si
gica y miedosa; pero su fundamental contradic- acaso a la conclusión de que absolutamente to-
LAS REFORMAS JUDICIALES 133
132 DEMASIADOS ABOGADOS

das las Casaciones deben ser suprimidas en inte­ efecto constituido, magnífica expresión, no obstan­
rés económico del Estado, desde el momento en te la reforma electoral, de la política “de campa­
que el fin para el cual el legislador las estable­ nario” propia del colegio uninominal) como un
ció no puede ser alcanzado por medio de ellas (°4). triunfo propio.
La última víctima de esa guerra declarada por Este es, desgraciadamente, uno de los síntomas
las clases forenses a toda reforma judicial de la más desalentadores para quien examine la situa­
que se pueda temer una disminución de trabajo ción de la abogacía en Italia. En este período de
profesional, ha sido el proyecto de ley, presen­ exasperantes egoísmos en que las clases medias
tado en diciembre de 1919 por el ministro Mor- echan en cara a las trabajadoras su desenfrenada
tara, contra el cual la hostilidad de algunas Cu­ sed de mejoras económicas, y sus métodos sindi­
rias, que conocían el credo científico del insigne calistas en oposición con los intereses todos del
maestro, se manifestó en forma alborotada y has­ Estado, no es muy alentador ese ejemplo dado
ta con la huelga apenas fue llamado al Minis­ por los hombres de leyes que, contra un ministro
terio de Justicia. Contra este movimiento reaccio­ como Mortara, ponen la cuestión previa de su
naron, es verdad, algunos grupos de profesionales interés de clase: sin discutir la sustancia de las
jóvenes, para los que la elevación de Mortara al reformas por él propuestas, sin preguntarse si la
cargo de ministro de Justicia significaba la vic­ permanencia en aquel cargo de un hombre com­
toria del estudio sobre el diletantismo; de la cien­ petente, superior a los partidos, no hubiera bene­
cia sobre el parlamentarismo, y el fin del desas­ ficiado al país y en último análisis a las mismas
troso sistema de las pequeñas reformas empíricas clases forenses, bastante más que la de cualquier
sembradas, con fines electorales, por los ministros ministro-abogado, bueno para pronunciar discur­
a tout faire-, pero la mayoría vio en Mortara al sos y para dejar las cosas tal como están; pero,
eso sí, que no ha de tener nunca el feo vicio de
hombre que tenía ideas precisas y voluntad deci­
molestar a los hombres honrados con ideas de re­
dida de aplicarlas y saludó su caida (preparada
formas serias y radicales (6S).
por un “comité de agitación parlamentaria” al t '■
(e5) [El problema de las circunscripciones judiciales
(®4) Sobre esta cuestión cfr. mi obra La Cassazione ci- está hoy, por fortuna nuestra, resuelto en gran parte, y
vile (Torino, Bocea, 1920), vol. II, caps. XII y XIII; y el doloroso estado de cosas lamentado en el texto puede
especialmente Mortara, Delta necessitá urgente di restau­ considerarse —por lo que respecta al número de órganos
rare la Corte di Cassazione (en los Studi giuridici in judiciales— superado. Aparte la supresión de un número
onore di C. Fadda, I, 1906), pág. 204.
134 DEMASIADOS ABOGADOS MUCHOS ABOGADOS, PERO POCA JUSTICIA 135

De lo cual se deriva que, aun habiendo muchos


XIX. MUCHOS ABOGADOS, PERO POCA JUSTICIA abogados y procuradores honrados y concienzudos,
Como conclusión de este rápido resumen de al­ hay también muchos que para vivir se ven obli­
gunos indicios de la decadencia intelectual y mo­ gados a no tener ni una ni otra de esas cuali­
ral de los abogados, acuden a mi memoria, con dades” (*6).
melancolía, las palabras de un inglés amigo de No podía describirse con mayor sobriedad y ver­
Italia, Bagot, quien hablando de las varias profe­ dad el estado actual de la abogacía italiana; y
siones ejercitadas por los italianos, se expresa de aunque es amargo oirselo decir a un extranjero,
este modo: “La más popular de las profesiones debemos sinceramente reconocer que la crítica es
civiles es la de abogado; e Italia está llena de justa; porque el reconocimiento de la verdad, aun­
abogados, de procuradores y de leyes. Pero, des­ que sea dolorosa, es la primera condición de todo
graciadamente, justicia hay muy poca. . . La pro­ renacimiento.
fesión de abogado, como tantas otras, se resiente Muchos abogados, pero poca justicia; no ya, en­
mucho del gran número de los que la ejercen. .. tendámonos, en el sentido de que en Italia la ma­
gistratura sea inferior a su misión, cuando, por el
notable de Preturas y de Tribunales, se ha llegado, con contrario, los jueces son, entre nosotros, en su gran
el Real decreto de 24 de marzo de 1923, n. 601 (una de mayoría, modestos héroes del deber, sino en el
las resoluciones más valientes y más laudables del Gobier­
no fascista), a la supresión de las Casaciones territoriales sentido de que falta en muchos abogados con­
civiles, logrando, por fin, también para la materia civil, ciencia de la gran importancia moral y social de
la Corte de Casación única, situada en Roma, compuesta su profesión, de la nobleza ideal —para usar la
de cuatro secciones: dos civiles y dos penales. Para la
realización de esta reforma, que lleva el nombre del Mi­
expresión de Ihering, Kampf ums Recht—■ de
nistro Oviglio, pero que en el fondo es la aplicación de esa gran lucha por la realización práctica de la
planes preparados por sus predecesores, especialmente por justicia que debiera ser la abogacía. El abogado
Mortara, el Gobierno ha visto facilitado su camino por que no sea inferior a su misión no sólo debe estar
los plenos poderes que le han permitido realizarla me­
diante decreto, sin necesidad de hacerla aceptar por el provisto de ciencia, sino que debe ser, sobre todo,
Parlamento. Sobre las consecuencias y sobre el éxito de la una conciencia, que en la interpretación del de­
unificación de la Casación, cfr. mis escritos Per il funzio- recho sepa poner una probidad, una rectitud, un
namento della Cassazione única, en la Riv. dir. pubblico,
1924, I, fase. VI; y Gegenwart und Zukunft der Kass.
in Italien, en la Rhein. Zeitsch, 1925, 204]. (N. del A., (06) Bagot, Gli italiani d’oggi, trac!. Palliccia, Barí,
1925. ) 1912, pág. 77.
136 DEMASIADOS ABOGADOS MUCHOS ABOCADOS, PERO POCA JUSTICIA 137
i
carácter superior a toda malicia, a todo interés hasta ahora de toda la vida italiana, mediante el
Í
meramente pecuniario; el derecho, evidentemente, cual el particular, encerrado en sus intereses egoís­
no está todo en las fórmulas de los Códigos, sino í tas, no se siente solidario de los grandes intereses
que su fuerza más pura brota de aquel austero superiores de la colectividad de que forma parte
sentimiento de lo justo que debería ser para el y ve en el Estado solamente el “gobierno ladrón”
abogado inseparable vademécum profesional. El del que precisa guardarse y contra el que es ne­
leguleyo que con una astuta cautela ayuda al pi­ cesario luchar, encuentra una de sus más típicas
caro a triunfar de la buena fe; que con un bien expresiones en la conciencia de ciertos abogados,
combinado artificio procesal corta el camino a la que para beneficiar al interés individual del clien­
justicia, será un perfecto picapleitos, pero no es te consideran la justicia como una cosa que no les
el abogado tal como lo concibe el que quiere ver afecta, porque afecta al Estado. Entre nosotros no
en él al artífice digno de manejar con manos pu­ sé si se encontrarían muchos abogados dispuestos,
ras aquella gran fuerza social que es el Derecho. para beneficiar al cliente, a hacer aquel preven­
Quien tenga un poco de práctica del mundo fo­ tivo trabajo de los testigos que los abogados ame­
rense, habrá oido decir alguna vez, incluso a pro­ ricanos, bastante menos escrupulosos que los nues-
fesionales estimados, que la cualidad esencial del -tros, llaman, con frase culinaria, concoct evidence
abogado es la astucia: de tal modo, que la ha­ for the jury, pero lo cierto es que no faltan abo­
bilidad máxima de un abogado que asesora a un gados que se alian con el cliente en la lucha con­
cliente en la conclusión de un contrato, consiste tra el Fisco, especializándose en el arte de dis­
en saber insertar en éste alguna cláusula aparen­ frazar las rentas o de ocultar las trasmisiones de
temente inofensiva; la cual, si llega algún día en propiedad.
que el cliente no tenga ya interés en cumplir hon­ “La lucha con el Fisco —ha sido advertido— (e7)
radamente el pacto acordado, pueda servir —an-
absorbe, desgraciadamente, gran parte del tiempo,
guis in herba— para hacerlo ineficaz y echar aba­
de la actividad y de las energías mentales de todo
jo, envuelto en una serie de sofismas curialescos,
hombre de negocios, mientras que, por otra parte,
todo el edificio jurídico. Para llegar a esto es ne­
da amplio y provechoso alimento a las profesi
cesaria, indudablemente, una gran habilidad, que 1
.aígimcL quizá quiera llamar ciencia, pero es ne-
(e7) L’imposta di recchezza mobile e i nosti
cfes'á’íia,'también, una absoluta falta de conciencia. tari (en la Riforma Sociale, vol. XXIII, fasdíySj^nero-
Al méxéjüino individualismo, tan característico febrero, 1912), pág. 5.
1
138 DEMASIADOS ABOGADOS MUCHOS ABOCADOS, PERO POCA JUSTICIA 139

forenses”; y sería interesante poder saber hoy cuán­ hombres honrados, pero que no por eso son menos
ta parte de los beneficios extraordinarios de gue­ claras y menos imperiosas. Hoy día, a un joven
rra ha logrado y logrará sustraerse a la amena­ que entre en la profesión con el propósito de con­
zadora confiscación, solamente por el hecho de que servarse fiel a esas leyes, le ocurrirá oir decir a
para encontrar el camino de esquivarla ha inter­ cualquier colega ya “llegado”: “¡Ingenuo, tú no
venido el sagaz consejo del abogado. harás carrera!”. Pero no importa; los jóvenes de­
Todo ese trabajo de sutil habilidad, encaminado ben estar seguros de que así como la abogacía, en
a “legalizar la mala fe”, que comienza en las el sentido noble de la palabra, tendrá un lugar
Preturas, donde el causídico se alía con el deudor honroso en la sociedad de mañana, así también de
moroso para facilitarle la manera de sustraerse al la sociedad de mañana serán expulsados inexora­
cumplimiento de su obligación y sube hasta el blemente los aventureros de la picardía y del en­
Parlamento, donde el abogado onorevole (68) gas­ gaño.
ta su influencia política en defraudar al Estado,
obteniendo (exempla docent!'} un ilícito permiso
de exportación a favor de la casa comercial de su
cliente, no es la profesión forense limpia y social­
mente útil tal como la entienden y la practican los
abogados honrados.
Si alguno objetase que de este modo se confunde
el derecho con la moral y que el abogado debe
obrar como jurisperito y no como confesor, basta­
ría responderle, sin teorizar demasiado, que mu­
chos abogados, y quizá bastantes más de los que
comúnmente se cree ejercen su profesión aplican­
do y haciendo aplicar, al lado de las leyes escritas
en los Códigos, aquellas leyes de la honestidad que
no están escritas más que en la conciencia de los

(68) Tratamiento que se da a los parlamentarios ita­


lianos. (N. del T.)
CAPÍTULO II

LAS CAUSAS DEL NÚMERO


EXCESIVO DE ABOGADOS Y
PROCURADORES
XX. LA CAUSA FUNDAMENTAL HAY QUE
BUSCARLA EN LA ORGANIZACIÓN DE
LOS ESTUDIOS

He tratado de demostrar en el capítulo prece­


dente los aspectos estadísticos más significativos y
las consecuencias más evidentes de la plétora de
abogados que existe en Italia. Ahora es necesario
que intente investigar las causas de este fenómeno.
El que ignorase cuál es actualmente la condición
económica de gran parte de los abogados y pro­
curadores italianos, podría pensar, dado el gran
número de jóvenes que continúan afluyendo a la
abogacía, que ésta es el Bengodi (1) de las profe­
siones y que la causa de aquella afluencia está en
la seguridad que ofrece a quien se dedica a ella
de una inmediata ganancia; pero, ¡ ay de mí!, des­
pués de lo que se ha dicho en las páginas que
preceden, esta razón no resulta convincente, y los
(i) Locución de Bocaccio, país de Bengodi (ben-godi)
o de cucagna; equivale a Jauja. (N. del T.)
142 DEMASIADOS ABOCADOS organización de los estudios 143

mismos competentes en estadística reconocen que una gran parte de aquéllos resulta —ya se ha vis­
el aumento de asuntos extrajudiciales verificado en to— inferior a su función por falta de las aptitudes
estos últimos decenios, la intensificación de los ne­ indispensables para ejercerla dignamente.
gocios, la extensión cada vez mayor de la tutela Mas bien que en un especial atractivo, derivado
jurisdiccional, a relaciones nuevas, no bastan, ni de las condiciones en que se encuentran, una vez
siquiera lejanamente, para explicar el aumento de terminados sus estudios teórico-prácticos los licen­
abogados (2), Por alguien más (3) ha sido adver­ ciados admitidos a ejercer la abogacía, me parece
tido que el pueblo italiano, como, en general, to­ que la verdadera causa del exceso de abogados se
dos los pueblos meridionales, tiene desarrolladas en debe buscar en un momento cronológicamente
alto grado aquellas cualidades de prontitud y agili­ anterior, es decir, en la especial seducción que en
dad de mente, de fácil y florida palabra, que son los jóvenes de la burguesía media ejercen las con­
la primera condición para el éxito en la abogacía; diciones en que se encuentran los aspirantes a la
de tal modo, que existe en los italianos una ver­ abogacía antes de haber conseguido la habilitación
dadera y marcadísima vocación para las profesio­ profesional. Realmente da la impresión de que la
nes forenses. En esta observación hay, indudable­ mayor parte de los que eligen la carrera de abo­
mente, cierta parte de verdad, y me recuerda las gado están seducidos, más que por la esperanza
palabras de un ilustre magistrado trentino, el cual de conseguir, una vez llegados, cuantiosas ganan­
me refería que había notado en el tribunal pro­ cias profesionales, por la insignificancia del dispen­
vincial de Innsbruck, al cual él había pertenecido dio de dinero y de esfuerzo que se requieren en
como consejero en la sección italiana, que la Sala, esta carrera para llegar, bien o mal, a la profesión,
ordinariamente vacía cuando los defensores eran y que más bien que una vocación por las nobles
alemanes, se llenaba de público cuando iban a de­ labores de la abogacía, existe en nuestros jóvenes
fender pleitos en el Trentino abogados italianos. una sobresaliente vocación por los nobilísimos ocios
Pero tampoco esta razón parece por sí sola su­ teórico-prácticos de los estudios de Jurisprudencia.
ficiente; si la vocación fuese para todos los abo­ Se ha hablado ya en la Introducción de que los
gados el único impulso que les induce a seguir el aspirantes a abogado, para llegar a la habilitación
camino de la profesión, no se comprendería cómo profesional, deben realizar una doble serie de prue­
bas: algunas, de carácter teórico qué culminan en
(2j Cfr. Benini, escrito cit., pág. 96; Ferraris, en la licenciatura universitaria; otras, de carácter
Riforma Sociale, 1903, pág. 891.
(3) Ferri, en la Scuola positiva, 1913, pág. 804.
práctico, que culminan en el examen de admisión
Aflubncia de estudiantes Í45
144 DEMASIADOS ABOGADOS

Soy de parecer, por las razones que expondré


ante los Colegios forenses. Función de esta serie
en las páginas siguientes, que la absoluta insufi­
de pruebas sucesivas debería ser separar poco a
ciencia de la selección profesional no es entera­
poco los aptos de los ineptos, eliminando a estos
mente imputable a las Universidades ni a las
últimos de la carrera, del mismo modo que en
Juntas de los Colegios, y que contribuyen a crear
ciertas máquinas agrícolas hechas para limpiar el
la presente plétora de profesionales, con análoga
grano, la selección se realiza a través de una serie
eficacia, los defectos de la ordenación universita­
de cribas en movimiento, cada una de las cuales
ria, de una parte, y de otra, los defectos de la
deja pasar el grano, pero retiene en cambio las
organización del aprendizaje práctico forense.
malas semillas. De las condiciones actuales de las
profesiones de abogado y procurador, en las que
hemos visto que logra pasar demasiada granza XXI. DATOS ESTADÍSTICOS SOBRE LA AFLUENCIA
junto con el grano puro, se puede deducir fácil­ DE ESTUDIANTES A LAS FACULTADES
mente que en aquella serie de pruebas que debe­ DE DERECHO
rían realizar la selección profesional de los aspi­
La estadística también aquí nos da cifras sufi­
rantes, debe haber —para continuar la metáfora—
cientes para apreciar cómo al excesivo número de
alguna criba que no funciona satisfactoriamente,
abogados y procuradores corresponde una excesiva
porque deja pasar gran parte de lo que tendría
que retener. Se trata ahora precisamente de ave­ afluencia de estudiantes a las Facultades de Ju­
riguar en qué parte del mecanismo, a través del risprudencia.
cual se forman los profesionales de la abogacía, se glaterra, en Francia y en la generalidad de los países, hay
encuentra el defecto, o sea, en otros términos, si la una clara separación entre el licenciado en Derecho y el
afluencia a la abogacía de una muchedumbre de abogado. El grado de licenciado se obtiene en la Univer­
profesionales inferiores intelectual y moralmente a sidad. En Italia, el período de “laurea” o de licenciatura
dura cuatro años.
su función, deriva de un imperfecto funciona­ La práctica forense profesional se hace ¡naturalmente!
miento de la selección que tendría que realizarse fuera de la Universidad, durante un período de dos años
durante la instrucción teórica universitaria, o de y bajo la inspección de la Junta de los Colegios de Abo­
aquella otra selección que debería realizarse pos­ gados, los cuales están encargados de examinar la capaci­
dad de los aspirantes a ejercer la profesión, al fin del
teriormente durante la instrucción práctica, con­ periodo de práctica. Estos conceptos están más detallada­
fiada a los mismos Colegios profesionales (4). mente desarrollados por el autor en los últimos capítulos
de esta obra. (N. del T.)
(4) En Italia, como en Alemania, en Austria, en In-
demasiados abogados AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 147
146
De las cifras apuntadas (6), que nos dan una
idea de conjunto de los estudiantes (comprendidas
DERECHO
<1
w INGENIERIA las mujeres) inscritos en estos últimos decenios en
g
CURSOS O las principales Facultades de las Universidades,
ACADE­ H4 p oficiales y libres, y en los Institutos superiores
MICOS Notario 1 « Primer Escuela
Licen­ y Pro­ g
bienio Api.
ciatura curador 9 italianos, resulta que hasta hace poco tiempo los
matriculados en la Facultad de Derecho han au­
16 8.806 2.618 3.754 4.243 mentado rapidísimamente de año en año, en pro­
1916-17 8.463
6.193 2.248 3.129 3.905
1915-16 8.421 29 porción superior no sólo al aumento de la pobla­
51 5.663 2.232 3.159 3.719
1914-15 8.958 ción, sino también al de los estudiantes de las
91 5.342 1.908 3.227 3.134
1913-14 9.289
9.307 370 5.021 2.401 2.390 3.456 otras Facultades. Según los diligentísimos resúme­
1912-13 2.234 3.132
1911-12 9.482 449 4.617 2.348 nes a través de los cuales el profesor Ferraris (7)
9.851 537 4.517 1.639 2.713 2.172
1910-11 1.957 ha seguido en los últimos veinte años las oscilacio­
9.897 529 4.341 1.607 2.572
1909-10 1.880 nes estadísticas de los estudiantes universitarios
9.693 598 4.568 1.529 2.342
1908-909
1907-908 9.969 364 4.442 1.571 1.982 1.706 italianos, resulta que en el período de 1900 a 1911
425 4.731 1.499 1.780 1.719
1906-907 9.424
8.543 378 4.734 1.342 1.767 1.525
1905-906 1.432 alumnos matriculados en las Facultades de Derecho y un
7.990 414 4.961 1.409 1.699 aumento en la de Medicina.
1904-905
7.386 552 5.706 1.457 1.464 1.432
1903-904 1.204 Curso de 1914-15, Derecho, 17.708; Medicina, 19.761.
5.177 792 5.872 1.543 1.461
1902-903 — 1921-22, — 14.197; — 24.824.
885 6.281 1.649 1.463 1.212
1901-902 7.321 Omito los datos de las Facultades de Ciencias y Le­
6.742 880 6.480 1.695 1.346 1.175
1900-901 1.116 tras, cuyos cursos preparatorios podrían dar lugar a con­
6.607 814 6.650 1.640 1.315
1899-900 fusión, ya que la mayor parte de los matriculados en
6.288 819 6.664 1.563 1.230 1.229
1898-99 ellos van luego a las Facultades de Derecho y Medicina.
6.513 843 6.878 1.620 1.240 1.321
1897-98 Adviértase que en el período de que se trata en los datos
6.399 728 6.919 1.592 1.098 1.351
1896-97 anteriores se crearon dos nuevas Facultades de Derecho,
5.996 718 6.787 1.601 1.358 1.352
1895-96 en Murcia y La Laguna, y una de Medicina en Sevilla.
5.886 647 6.781 1.517 1.563 1.312
1894-95 1.305 (5) (N. del T.)
5.690 571 5.521 1.325 1.513
1893-94 (6) Tomadas del Annuario statistico italiano.
(7 ) Cfr. Riforma Sociale de 1903, págs. 877, 965;
1906, págs. 337, 905; 1908, pág. 702; 1911, págs. 113,
(®) En España la comparación de los datos del Anua­ 725, y en los Annali di Statistica, serie V, vol. VI. (Min.
rio Estadístico nos da una disminución del número de Agrie. Ind. e Comm., Roma, 1913.)
148 DEMASIADOS ABOGADOS
AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 149

el tanto por ciento de estudiantes entre las prin­ Derecho fue especialmente impresionante desde
cipales Facultades fue el siguiente (s): 1902 a 1910. Al paso que en este período los ins­
critos en las Facultades de Medicina, de 6.281
POR CADA CIEN en el curso académico de 1901-02 bajaban a 4.341
MATRICULADOS en el curso 1909-910, los estudiantes de Derecho,
PRINCIPALES de 7.177 en el curso de 1902-903 subían en 1909-
FACULTADES Promedio en Promedio en
el período el período 910 a 9.877 (más 529 de los cursos para notarios
1900-901 1906-907
1905-906 1910-911 y procuradores), número máximo hasta entonces
alcanzado en Italia. Después de aquel año, sin
Derecho .......................... 39,6 45,8 embargo, que parece constituir el punto culminan­
Medicina.......................... 29,9 21,2 te del aumento, el número de estudiantes de De­
Ciencias (comprendien­ recho ha iniciado un lento pero constante movi­
do el primer bienio miento descendente; ya antes de la guerra, en el
de Ingeniería) ............. 15,5 16,6 curso académico 1913-914, los matriculados en las
Letras .............................. 8,0 7,4 Facultades Jurídicas habían bajado a 9.289: y la
Ingeniería ....................... 7,0 9,0 guerra contribuyó a favorecer este movimiento,
porque al propio tiempo que atrajo una gran can­
tidad de jóvenes a las Facultades desde las que era
Hubo incluso algún año en que el número ab­
más fácil el paso a Cuerpos militares técnicos (los
soluto de estudiantes matriculados en Derecho
estudiantes de Medicina se elevaron de pronto de
igualó casi el número de los inscritos en conjunto
5.000 a cerca de 9.000), despobló las Facultades
en Medicina, Letras e Ingeniería: por ejemplo,
de Derecho, de las que estaban destinados a salir
en los años académicos 1909-10 y 1908-09, en los
los oficiales de infantería. Y en el año académico
que al lado de 10.472 y 10.319 estudiantes de las
1916-17, el último de que hay publicados datos
otras Facultades, los de Derecho (comprendidos los
estadísticos, se pudo ver, por fin a los estudiantes
de los cursos especiales para notarios y procura­
de Medicina superar en número (8.806) a los es­
dores) fueron respectivamente 10.426 y 10.291. El
tudiantes de Derecho (8.479).
aumento de los matriculados en las Facultades de
El hecho es consolador, porque hace esperar que,
aun después de la guerra, cuando la elección de
(8) Cfr. Riforma Sociale, 1911, pág. 733.
150 DEMASIADOS ABOGADOS AFLUENCIA de estudiantes 151

la carrera ha cesado de estar supeditada a calcula que corresponde por término medio a más
cálculo de comodidad.. . militar, esa despoblación de una quinta parte de los matriculados (10), se
de las Facultades Jurídicas habrá continuado y aproxima a 2.000. A fin de que el equilibrio en­
continuará hasta colocar el número de matricula­ tre el número de licenciados en Derecho y las ne­
dos a un nivel que responda a las reales necesi­ cesidades nacionales anuales quedase restablecido,
dades profesionales. Pero de este nivel estamos aun sería preciso, pues, que los inscritos en las Fa­
cultades Jurídicas se redujesen a poco más de una
lejanísimos. En un estudio estadístico sobre la re­
cuarta parte de los que son actualmente.
lación entre el número de grados de licenciado y
de diplomas de doctor otorgados por las Univer­
sidades, y el número de plazas disponibles en al­ XXII. CAUSAS DE LA AFLUENCIA DE ESTUDIANTES
gunas carreras (®), se calcula, según los datos re­ A LAS FACULTADES DE DERECHO
cogidos hasta 1896, que, anualmente, para ocupar
las plazas vacantes entre los magistrados, los em­ ¿Por qué razón los jóvenes salidos de nuestros
pleados y los abogados profesionales por muerte, Liceos han demostrado hasta ahora una preferen­
jubilación o retirada de la profesión, habrían bas­ cia tan marcada por los estudios jurídicos? (u)
tado menos de 500 licenciados en Derecho; Cs de­ Se puede encontrar una primera razón en aque­
cir, menos de la mitad de los jóvenes que enton­ lla creencia, difundida entre nuestra burguesía, de
ces se licenciaban en Derecho cada año. Hoy día, que la licenciatura en Derecho es la llave mágica
sin embargo (si bien las posibilidades de coloca­ con la que se abren a los jóvenes todas las puer­
tas. Cuatro caminos se abren ante el doctor en
ción han aumentado un poco, a causa de la ele­
Jurisprudencia: la carrera científica para la ense­
fantíasis burocrática, para los, licenciados en leyes
ñanza universitaria o la media, la magistratura, las
que se dedican a los empleos públicos, no han au­
profesiones de abogado y procurador, los empleos
mentado, en verdad, para los que se dedican al
en la Administración pública o en las oficinas ju­
ejercicio de la profesión libre), la producción
rídicas de alguna empresa comercial. Y hay aún
anual de licenciados en Derecho, que Ferraris
(’10) Riforma Sociale, 1903, pág. 888.
(®) Anejo M. I. al proyecto de ley Baccelli sobre
reforma universitaria. Actas de la Cámara de los Dipu­ (U) Cfr. un resumen de las varias razones posibles en
tados, Legisl. XX, segunda sesión, 1898, doc. núm. 29 Riforma Sociale cit., 1903, págs. 891 y sigtes.; y en los
(318). Annali di Statis., 1913, cit., págs. XI-XII.
152 DEMASIADOS ABOCADOS AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 153
• ’^u\W\ \ VI
un quinto camino, que es el periodismo, y quizá Ferraris (12), quien ha podido comprobar que la
hasta un sexto, que no es el menos productivo: la proporción entre los estudiantes de Derecho, y la
diputación al Parlamento. población, variable de región a región, no está
Otra razón ha sido encontrada acertadamente siempre en relación con el número de Facultades
por Ferraris en el gran número de Facultades Jurídicas que se encuentran en las diferentes re­
de Derecho esparcidas por toda Italia, las cuales giones, como se puede ver en la siguiente tabla, en
“con su proximidad atraen a los habitantes hacia la que la gradación de las diversas regiones está
hecha en orden decreciente, según su número pro­
los estudios superiores”. Es sabido que en nuestra
porcional de estudiantes de Derecho en relación
organización universitaria las Facultades de De­
con su población:
recho son las más numerosas, porque ninguna de
Fac. de Der.
las veintiuna Universidades, entre oficiales y li­
1’ Italia central ................................ 11
bres, está desprovista de Facultad de Derecho. Y
2’ Sicilia ............................................. 3
se comprende que estas Facultades Jurídicas tan 3° Italia meridionalcontinental 1
numerosas, muchas de las cuales están situadas en 4’ Cerdeña ........................................ 2
pequeñas capitales de provincia, ejerzan una gran 5° Italia septentrional........................... 4 ( 13)
fascinación sobre los pequeños burgueses provin­
cianos que, abrigando la ambición de que el hijo (12) En los Annali di Statistica, 1913, cit., págs. XLI
y sigtes.
tenga una carrera, pero no poseyendo medios pa­ (13) Si el excesivo número de Facultades jurídicas no
ra enviarlo a estudiar lejos, le escogen la profesión basta por sí solo para dar la explicación del fenómeno
no según su vocación, sino según la Facultad uni­ en toda Italia, sirve, sin embargo, para dar la razón de
por qué la Italia central está, en aquella gradación, en
versitaria más próxima, y, por consiguiente, más el primer lugar. “La primacía de la Italia central entre
económica, que es, por lo común, una Facultad los estudiantes de Jurisprudencia se deja ver fácilmente:
de Derecho. Pero ni aun esta razón es por sí sola hay, entre otras cosas, la capital con su ejército de em­
pleados, que trasmiten a sus descendencias la nostalgia
decisiva, ya que realmente no explica por qué en del rond de cuir; y existen las Universidades libres que,
las Universidades en que existen todas las Facul­ juntamente con la oficial de Macerata, mantienen bajos
tades, la de Derecho es siempre más frecuentada los derechos de matrícula, cuando no rebajan incluso co­
que las otras; mientras que, por otra parte, no en­ sas no rebajables” (Memoria de la Comisión real para la
reorganización de los estudios superiores redactada por el
cuentran una confirmación absoluta en los resul­ Prof. Ceci, página 257).
tados de una investigación hecha por el mismo [La reforma universitaria realizada por el Ministro
154 DEMASIADOS ABOGADOS AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 155

La causa fundamental de la gran afluencia de de la vida italiana un fundamental problema de


estudiantes a los cursos de todas las Facultades de educación, sólo en estos últimos tiempos parece
Derecho, grandes o pequeñas, oficiales o libres, es, haber penetrado en la conciencia de los gober­
a mi parecer y sobre todo, una causa de orden nantes.
moral estrechamente ligada al profundo decaimien­ La instrucción media y superior, en las condi­
to de la instrucción media y superior, cuya grave­ ciones en que se encuentra hoy día entre noso­
dad, denunciada desde hace muchos años por aque­ tros, no sirve para dar al individuo una plena
llos que han visto siempre en todos los problemas autonomía moral, para crear en él la conciencia
de sus fines y de sus deberes, para renovar en una
Gentile por Real decreto de 30 de setiembre de 1923,
número 2.102, de la que se habla en la nota inserta al fi- obra continua de selección las clases directoras de
inal del § XXXV, ha producido el efecto inmediato, con­ la nación; la instrucción no se busca ni se desea
trario al que la reforma se proponía, de hacer aumentar el por el bien que da al espíritu; la buscan de prisa,
número de Facultades de Derecho. Según esa reforma, las
Universidades y los Institutos Superiores se dividen en tres
sin amor y sin fe, los que ven en ella el único
categorías: Universidades oficiales de tipo A, que se man­ medio para obtener del Estado aquel milagroso
tienen por entero a cargo del Estado; Universidades ofi­ carnet denominado, según los casos, título de ba­
ciales de tipo B, sostenidas en parte con la contribución chiller, de licenciado o de doctor, que da derecho
del Estado y en parte por contribuciones locales; Univer­
al que lo posee de comer pan por toda la vida.
sidades libres, sostenidas enteramente con recursos locales.
Las Facultades Jurídicas existentes actualmente en Italia De este modo, no siendo la instrucción fin, sino
después .de la aplicación de la reforma son: diez perte­ medio, y no siendo lo que más importa aprender,
necientes a Universidades oficiales de tipo A (Bolonia, sino apoderarse del documento en el que está ofi­
Cagliari, Génova, Ñápeles, Padua, Palermo, Pavía, Pisa,
Roma, Turín), otras diez pertenecientes a Universidades cialmente escrito que se ha aprendido, se compren­
oficiales de tipo B (Bari, Catania, Florencia, Macerata, de fácilmente que en la aplicación de la ley del
Mesina, Milán, Módena, Parma, Sassari, Siena) y cinco mínimo esfuerzo, los llamados estudios se hayan
pertenecientes a Universidades libres (Camerino, Ferrara, reducido a una serie de estratagemas encaminadas
Universidad católica de Milán, Perugia, Urbino)., El
número de Facultades Jurídicas ha aumentado así en a obtener sin fatiga el título, que es hoy lo que
cuatro: tres pertenecientes a Universidades de tipo B vale, despreciando la instrucción, que hoy ya no
(Florencia, Milán y Bari, que comenzará a funcionar en cuenta para nada.
el curso académico de 1925-26) y una que pertenece a En la burguesía media, la aspiración a la ca­
la Universidad libre católica de Milán. Ninguna de las
Facultades de Derecho existentes ha sido suprimida], (N. rrera, mejor dicho, a “una carrera”, el respeto al
del A., 1925). “título”, se ha convertido en una especie de re­
156 DEMASIADOS ABOGADOS AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 157

ligión, más aún, en una especie de manía: todo me”, al revés; y para “realizar” tan noble pro­
vastago, aunque la naturaleza le haya dotado de grama, el “maximalismo” estudiantil no ha vaci­
robustos brazos, aptos para manejar la azada, pero lado en acudir al arma extrema de la huelga, an­
no de cerebro sutil capaz de discurrir sobre los li­ te la cual los padres mismos de los huelguistas han
bros, debe tener carrera para hacer honor al ape­ aplaudido, contentos y orgullosos de que sus hi­
llido. Y así, puesto que tener carrera necesse est, jos estuvieran a la altura de los tiempos. Esta con­
pero instruirse non est necesse, padres e hijos, cepción, que podemos llamar “sindical”, de la ins­
maestros y discípulos, se han dedicado con gran trucción media, ha tenido también, naturalmente,
afán a despejar el camino que conduce al título su repercusión en la instrucción superior; porque
de todos los obstáculos que en un tiempo debían a medida que la escuela media se volvía cada vez
servir para echar atrás a la masa de los ineptos y menos adecuada a su función originaria de for­
a desmantelar con francos asaltos o a destruir por mación del carácter y de selección de valores in­
el engaño todos aquellos viejos métodos de rigor telectuales, las Universidades se veían invadidas
y de disciplina que tenían la ridicula pretensión por una muchedumbre cada vez mayor de jóve­
de obligar a los discípulos a trabajar en serio. Los nes que, siguiendo ya las tradiciones de los años
tontos que quieren tener a toda costa una hermosa precedentes, no buscaban la ciencia, sino el bille­
patente de doctor, han realizado su lucha de cla­ te de entrada en los empleos o en las profesio­
ses; los estudiantes han tenido desde el gimnasio nes; y la Universidad era considerada cada vez
sus “organizaciones sindicales”, prontas para pro­ más como un ingenioso mecanismo con sorpresa,
teger los sagrados intereses de los discípulos hol­ en el que si por una parte se echan algunos años
gazanes contra aquellos maestros, “patronos de la de diversión y algunas noches de trabajo febril,
escuela”, que pretendieron explotar las jóvenes antes de los exámenes, cae por la otra parte un
mentes conscientes y progresivas forzándolas a es­ magnífico pergamino de licenciado o de doctor,
tudiar; las sesiones extraordinarias de exámenes con sendas palmas dibujadas y su buen sello aca­
han sido pedidas en comicios tumultuosos, con démico (u).
acuerdos dinamiteros, caricaturas de los que en los
comicios obreros son votados para obtener un au­ (i4) Vittorio Scialoja, en una bellísima conferencia
mento de jornal; el aprobado sin examen ha sido dada el 18 de enero de 1914 en el Círculo Jurídico, de
la base fundamental de las reivindicaciones estu­ Roma (inserta en el Bollettino del Círculo, 1914, pág. 1),
decía: “La clase media, que es la que proporciona el
diantiles, una especie de “quien no trabaja no co­ mayor número de estudiantes universitarios, no ha encon-
158 DEMASIADOS ABOGADOS AFLUENCIA DE ESTUDIANTES 159

El malestar moral por que atraviesa la enseñan­ y subir al otro día hasta Montecitorio (1B) ; así,
za media y que ha hecho sentir, naturalmente, sus en virtud de esa opinión, las Facultades Jurídicas
perniciosos efectos sobre todos los institutos de han visto de año en año crecer desmesuradamen­
cultura superior, ha tenido su repercusión más vio­ te la muchedumbre de jóvenes atraídos por la an­
lenta en las Facultades de Derecho, en las que, con siada Jauja.
preferencia, la gran masa de abúlicos, salidos del Es verdaderamente doloroso verse precisado a
Liceo, sin disciplina y sin ideales, se ha desbor­ hablar de este modo; pero es necesario tener de
dado tumultuosamente, pareciéndole acaso que una vez el valor de decir la verdad por entero, si
no queremos continuar meciéndonos en las ilusio­
ninguna otra Facultad, como la de Derecho, es­
nes de que se pueden remediar las presentes con­
taba dispuesta a transigir con las malas tendencias
que los estudiantes llevaban consigo desde la en­ diciones de los estudios universitarios en general,
y, especialmente, de los de Derecho, con cualquier
señanza media. Los estudios de Jurisprudencia han
pequeña reforma de programas y de horarios, con
sido desgraciadamente considerados como los que
algún desdoblamiento de licenciaturas o con algún
daban asilo a cualquier mediocridad, a toda pi­
retoque de los reglamentos. No; el mal es más
gricia mental y que, sin pedir en cambio ninguna
profundo: el problema de la reforma universita­
rigurosa prueba de aptitud intelectual, abrían ge­
ria no es tanto un problema técnico como un pro­
nerosamente el camino a cualquier charlatán pre­
blema de disciplina moral; es necesario confesar
suntuoso, para presentarse el día de mañana a se­ con ruda franqueza que la excesiva afluencia a las
pultar bajo una avalancha de frases a los jurados Facultades de Derecho no es un fenómeno aislado,
al que se pueda hacer frente sin remontarse a sus
trado aún todas las salidas posibles para su actividad y causas profundas, sino que es uno de los aspectos
está por eso obligada a volcar sus hijos en las que llaman
profesiones libres o en los empleos públicos. De ahí el de toda la orientación de la vida nacional en estos
anhelo de esa multitud que llama a las puertas de las últimos cincuenta años, durante los cuales el pro­
profesiones libres o a las del Estado pidiéndole empleos. grama de gran parte de la burguesía ha sido go­
Y ¿qué sucede? Que hay, naturalmente, una masa inca­ zar a expensas del deber, aparentar en lugar de
paz, sin ideales, que tiene como punto de mira tan sólo
la conquista de aquella hoja de papel con la que se ser, la superficialidad palabrera, vacía y fatua, en
abren esas diversas puertas, y la conquista con el mínimo lugar del estudio silencioso y útil.
esfuerzo, con la menor fatiga posible, con el menor dis­
pendio. De aquí, naturalmente, la tendencia a bajar el (16) El palacio de la Cámara de Diputados italiana.
nivel de todo, el nivel de los estudios..., etc.”. (N. del T.)
160 DEMASIADOS ABOGADOS tos ÉSTüblANTÉá Í6i

Es hora de decir claramente a la juventud ita­ terno, ya acreditado, un camino abierto; otros po­
liana, que durante la guerra ha demostrado po­ cos jóvenes, naturalmente inclinados a la especu­
seer, aunque bajo su crónica indolencia, preciosas lación científica, sobre los que ejercen especial
reservas de voluntad y de fe, que bajo el sol no atracción los problemas de las disciplinas jurídicas
hay ya lugar para el que no trabaja en serio; cuan­ y económicas; algunos vástagos de familias pudien­
do los trabajadores manuales maldicen de la bur­ tes que, teniendo para vivir con sus rentas, quie­
guesía, o cuando en algunas ciudades universita­ ren adornar o disfrazar sus ocios con un título
rias el pueblo ignorante silba al paso de las co­ académico; y, finalmente, la gran masa de jóve­
mitivas estudiantiles, es necesario tener el valor de nes en busca del pan cotidiano que no tiene por
declarar que la culpa no es toda del pueblo, el los estudios jurídicos más predilección que la que
cual, aun sin darse cuenta cabal de ello, siente que deriva de la confianza ilimitada en su facilidad.
hasta ahora las llamadas clases “intelectuales”, que Las dos primeras categorías constituyen, por de­
desde medio siglo acá se forman anualmente en las cirlo así, la aristocracia intelectual de las Faculta­
Universidades italianas, han faltado, encerradas des Jurídicas. En tanto que los pertenecientes a
cada vez más en un mezquino utilitarismo, a su la primera se interesan especialmente por los as­
elevadísima función social. El día en que se des­ pectos prácticos de la enseñanza, y ya se entrevé
pierte la conciencia de esta función en las clases en ellos la madera de los futuros abogados, para
directoras, las Facultades de Derecho quedarán los cuales el ejemplo paterno es la mejor guía, de
automáticamente liberadas, sin necesidad de gran­ entre los pertenecientes a la segunda, que ya du­
des reformas, de aquella muchedumbre de holga­ rante los años universitarios estudian por su cuen­
zanes que desde hace cincuenta años la burguesía ta y muestran predilección por alguna rama espe­
italiana arroja sistemáticamente en ellas. cial de las ciencias jurídicas, saldrán mañana los
nuevos profesores universitarios, y quizá también
XXIII. LOS ESTUDIANTES de entre aquellos que no están en condiciones de
continuar, después de la licenciatura, los estudios
Hoy, entretanto, mientras perdura la actual para la carrera científica, los mejores elementos
afluencia, los jóvenes que frecuentan las Faculta­ de la magistratura. De la tercera categoría es in­
des de Derecho se pueden dividir en cuatro cate­ útil hablar; pues por su escaso número y por el
gorías: muchos hijos de abogados que se matri­ escaso brío mental de sus componentes, no se pue-
culan en Derecho porque tienen en el despacho pa­ de decir que deje huellas profundas de sí en los
nos ESTUDIANTES 163
DEMASIADOS ABOGADOS
162
que el médico, siempre a disposición de los en­
estudios. La última categoría, en cambio, que es
fermos, no puede dormir nunca un sueño tran­
por sí sola más numerosa y más entorpecedora que
quilo ; Letras, no, porque exige demasiada fanta­
las otras tres reunidas, es la que más contribuye a
sía y luego la terrible lengua griega de la que no
dar a la clase estudiantil de las Facultades Jurí­
se entiende palabra; Matemáticas, tampoco, por­
dicas una fisonomía especial de abandono y de in­
disciplina peculiares; no quiero decir, entendámo­ que con el álgebra hay para volverse neurasténico
en una semana; por lo tanto, y ya que es preciso
nos, que aun entre esta masa de jóvenes que han
elegido la de Derecho por razones totalmente dis­ tener una carrera, tomemos Derecho, ¡y no se
tintas de su natural vocación, falten del todo los piense más! No se crea que ésta sea uña carica­
inteligentes y los aplicados, que, puestos en con­ tura. Pedid, en confianza, a diez estudiantes de
tacto con profesores de valía, tomen poco a poco Derecho las razones de su elección, y cinco, por
cariño a los estudios emprendidos sin pasión y so­ lo menos, os contestarán con esa justificación ne­
bresalgan en breve, hoy en la Universidad, como gativa. De otra parte, el que haya hecho los es­
sobresaldrán mañana en la profesión; pero diga­ tudios de Jurisprudencia conoce aquel curioso fe­
mos también que esos ejemplos son raros, y que nómeno sobre el cual hay que lamentar la falta
en la mayor parte de los casos el programa de de datos estadísticos, que es el reflujo a mitad del
llegar sin estudiar, al que esos jóvenes en busca año en las Facultades de Derecho de estudiantes
de empleo prestan tanta fe, anuncia ya en ellos que en la apertura del curso se habían heroica­
a los nuevos reclutas de aquella burocracia que mente matriculado en otras Facultades: dándose
quiere “hacer carrera” a toda costa, o de aquel cuenta de haber equivocado el camino, esos hijos
“proletariado forense”, eternamente atormentado pródigos huyen de los estudios de Matemáticas, de
por una despiadada lucha por la existencia. Medicina o de Letras, y retornan al seno, al dulce
Quizá un reparto análogo por categorías se po­ amor de la fiel Jurisprudencia; y la razón que dan
dría intentar también entre los estudiantes de otras para explicar esa retirada suya a mitad de año, es
Facultades; pero yo creo que en ninguna como en siempre la misma: “Me he dado cuenta de que
la de Derecho son tan numerosos los estudiantes
era preciso trabajar demasiado...”. No creo que
de la cuarta categoría, que han escogido los estu­
la historia registre el caso, que sería en verdad ad­
dios de Jurisprudencia mediante un procedimien­
to mental de eliminación: Medicina, no, porque mirabilísimo, de estudiantes de Derecho que, asus­
las salas anatómicas no despiden buen olor, y por­ tados por el excesivo trabajo, se hayan decidido
LAS lecciones 165
164 DEMASIADOS ABOGADOS

ción orgánica por culpa de la cual los docentes se


a mitad de curso a matricularse en una Facultad
ven, contra su voluntad, obligados a convertirse
de Matemáticas (w).
en cómplices de la clase estudiantil, deseosa de po­
ca ciencia y de muchas vacaciones? Yo creo que
XXIV. LAS LECCIONES (W)
sí y creo que el defecto fundamental de la en­
Se ha visto que la gran concurrencia de es­ señanza jurídica universitaria es el tradicional mé­
tudiantes a la Facultad Jurídica deriva principal­ todo catedrático (18) (llamado por todo el mundo
mente de la opinión, difundida hoy día entre la método “charlatanesco”), según el cual las leccio­
burguesía, de que la licenciatura en Derecho es, nes consisten en una prédica que el profesor, ges­
entre todas las licenciaturas, la más fácil de con­ ticulando desde su “púlpito” inflige a una turba
seguir. ¿ Sobre qué datos experimentales se basa es­ de penitentes inmóviles y silenciosos (19).
ta opinión? ¿Existe verdaderamente en la organi­ Cuando yo era estudiante de Jurisprudencia en
zación de la Facultad Jurídica alguna imperfec- una Universidad donde, sin embargo, había mu­
chos profesores que me eran queridos y admirados,
(le) También en Alemania se lanzan a los estudios ju­ me ocurría a menudo preguntarme para qué ser-
rídicos los que no tienen una imperiosa vocación para
ninguna clase de estudios; cfr. Friedlaender, ob. cit.,
pág. 9. (18) Dejo la expresión método catedrático, que tiene
(i17) [Los defectos del método catedrático, y en gene­ el original italiano, porque Calamandrei lo emplea con
ral todos los inconvenientes de la organización didáctica una gracia inimitable con cualquiera de las equivalencias
y administrativa de la instrucción superior, tal como esta­ españolas que se me ocurren (explicación oral, conferen­
ba reglamentada en Italia antes de la reforma Gentile, cia, discurso) para sustituirla. La expresión es usada por
son estudiados desde un punto de vista no solamente crí­ el autor en un tono entre burlesco y despectivo, que sirve,
tico, sino también reconstructivo, en el libro L’Universitá a mi modo de ver, de un modo perfecto a su intento de
di domani, escrito por mí en colaboración con el insigne criticar la forma vacía e hinchada y solemne del profesor
filólogo Prof. Giorgio Pasquali, de la Universidad de Flo­ que habla “catedráticamente”, ridiculamente ex cathedra.
rencia (Foligno, edición Campitelli, 1923). Las indicacio­ (N. del T.)
nes de los diversos problemas universitarios que aquí, en (J9) Que éste es el defecto fundamental de nuestra
Troppi avvocati!, son recordados de soslayo para encua­ organización universitaria lo ha sostenido siempre el gran
drar el problema de la abogacía, están, en cambio, exa­ maestro Vittorio Scialoja: v. el Bollettino del Circolo
minados a fondo en L’Universitá di domani, adonde re­ giuridico di Roma, enero-febrero de 1941, página 7;
mito a los lectores que se interesen de un modo particu­ L’Universitá italiana, 1906, pág. 163, y el volumen I pro-
lar por la organización de la instrucción superior y por blemi dello Stato italiano dopo la guerra (Bologna, 1918),
los precedentes inmediatos de la reforma Gentile], (Ni pág. 237.
del A., 1925.)
166 DEMASIADOS ABOGADOS LAS LECCIONES 167

vían las lecciones de la cátedra, y me hacía la ciendo gala de una arcana terminología técnica de
ilusión de que a esta pregunta ingenua mis pro­ la que a menudo a nosotros se nos escapaba el
fesores habrían sabido contestar satisfactoriamente. significado, suponiendo en el auditorio un conjun­
Hoy, que ya no miro la clase desde los bancos del to de nociones propedéuticas que muchos oyentes
estudiante, sino desde la cátedra del profesor, él no tenían y sin las cuales era imposible escuchar
mismo problema se me presenta de nuevo, más con fruto la lección. Alguno trataba con toda su
vivo y más personal por el sentido de la respon­ buena voluntad de seguir el hilo del discurso que
sabilidad; pero la respuesta tampoco sé encontrar­ brotaba de la boca del profesor; pero bastaba una
la. Todavía hoy me doy cuenta, como profesor, de insignificancia, un instante de distracción, una pa­
que la prédica catedrática levanta verdaderamente labra difícil, una duda, sobre la cual no era per­
entre profesores y discípulos una invisible barrera mitido pedir una explicación en seguida, para
de frialdad y de indiferencia, a través de la cual perder irremisiblemente aquel hilo, que no se co­
los espíritus pueden comunicarse sólo con gran es­ gía ya más; y la hora pasaba así, igual a la que
fuerzo. De esta barrera ya me daba cuenta, más la había precedido y a la que tenía que seguirla.
por sentimiento que por razonamiento, desde los Cambiaban los profesores, pero el método no cam­
bancos de la clase. Pasado el demasiado breve biaba y se tenía la impresión de que nosotros, des­
‘‘cuarto de hora académico”, él profesor subía so­ de los bancos, y ellos desde la cátedra, estábamos
lemnemente a su cátedra, alta y lejana, e iniciaba tácitamente de acuerdo en mantener en clase aque­
desde allí arriba un discurso más o menos flori­ lla atmósfera de frialdad, aquel vacío espiritual
do, tomando el hilo de las ideas que había inte­ que permitía a los profesores y a los discípulos
rrumpido en su última lección. despachar con las menores fatigas posibles una fas­
Pocos de nosotros habíamos asistido a la últi­ tidiosa formalidad prescrita por los reglamentos:
ma lección; poquísimos, entre los que habían asis­ los unos haciendo como que aprendían para tener
tido, estaban en situación de comprender cómo la la “firma de frecuencia” (20), los otros fingiendo
nueva lección se relacionaba con la precedente; enseñar, para estampar sobre el registro la indi-
pero, sin preocuparse de esto, el profesor hablaba
por cuenta propia mirando a lo lejos, delante de (z0) En Italia, para ser admitidos a examen los estu­
diantes, deben acreditar un mínimo de asistencia a clase,
sí, totalmente absorto en seguir con el pensamien­ mediante un número determinado de “firmas de frecuen­
to ciertas concepciones suyas, muchas veces incom­ cia” que el profesor estampa en su cuaderno escolar.
prensibles para gran parte de los estudiantes, ha­ (N. del T.)
168 DEMASIADOS ABOGADOS LAS LECCIONES 169

cación de la lección explicada. ¿Quiero decir con la masa estudiantil asiste a ella extraña y aburri­
esto que faltasen los verdaderos “maestros” en el da, como el que oye recitar un discurso en lengua
sentido grande y humano de la palabra, los artí­ extranjera, cuando es un modesto resumen ele­
fices del carácter, los animadores del pensamiento mental para uso de la mayoría que carece de pul­
adormecido y de la fe vacilante, los hermanos ma­ mones para las alturas, los jóvenes mejores salen
yores que nos descubrían a nosotros mismos nues­ de allí descontentos y desilusionados. La explica­
tro camino? No, ciertamente; porque si dijera es­ ción oral, en la que el profesor habla para todos
to olvidaría toda la parte de mí, que es don pre­ y para nadie, en una forma para algunos dema­
cioso que me han hecho maestros venerados. Pero siado elevada y para otros demasiado modesta, im­
si no faltan en nuestras Universidades, por fortu­ pide al docente dirigirse a cada discípulo en el
na para Italia, apóstoles de la enseñanza, que en lenguaje más apropiado a su madurez intelectual;
vez de abrumar al discípulo con la metódica im­ le impide fijar su atención en cada individuo pa­
posición de su pensamiento, gastan las más nobles ra darse cuenta de sus aptitudes y de sus defi­
energías de sus espíritus en suscitar en él el sa­ ciencias. Pero aunque la explicación desde la cá­
grado fuego de un pensamiento dueño de sí, se tedra no tuviese el defecto irremediable de des­
debe reconocer que realizan esa nobilísima función contentar a una o a otra parte de la masa estu­
no tanto a través de la lección de la cátedra, a diantil, merecería ser desterrada de la escuela por
la que asiste una masa de estudiantes demasiado la absoluta pasividad intelectual a que condena a
heterogénea y demasiado distraída, como de las los estudiantes, obligados a aceptar, sin posibilidad
conversaciones amistosas o de aquellas laboriosas de crítica ni de refutación, los resultados del pen­
reuniones de seminario en las que en un estrecho samiento ajeno. Así la lección, en vez de una sa­
círculo de estudiantes que quieren trabajar en se­ ludable gimnasia del espíritu, se ha convertido en
rio, el profesor puede, finalmente, olvidarse de que úna cómoda escuela de holgazanería, y los alum­
es profesor para convertirse en maestro. nos, incluso los más estudiosos, después de haber
La explicación “oral”, tal como se suele hacer intentado en vano, las primeras veces, reaccionar
en nuestras Facultades Jurídicas, no interesa ni contra la tiranía de unos métodos que enseñan a
puede interesar a los estudiantes; cuando es una pensar con la cabeza de los demás, se dejan poco
elevada exposición de principios teóricos hecha en a poco vencer por la seducción de un sistema tan
forma rigurosamente científica, tan sólo unos po­ poco fatigoso para ellos, y si, no obstante, conti­
cos están en condiciones de entenderla, al paso que núan frecuentando materialmente las clases, per­
170 DEMASIADOS ABOGADOS LAS LECCIONES 171

manecen espiritualmente ausentes de ellas, sumi­ berá tomar de nuevo el curso entero para meterlo
dos, mientras el profesor habla, en una especie de en la memoria de cabo a rabo? Y luego, algunas
placidísimo sopor mental que, a menudo, en las veces, las lecciones no son más que la lectura, mal
tardes calurosas, se convierte en dulce sueño fí­ disimulada, que hace el profesor, de viejos apun­
sico. tes amarillentos que hace años andan en manos
Por otra parte, la gran mayoría de los alumnos, de los estudiantes, perpetuados en entregas litográ-
que considera el estudio universitario como una se­ ficas, o bien, el resumen de algún trabajo publi­
rie de preparaciones episódicas para los exámenes, cado por el mismo profesor que se indica a los
piensa que esta preparación no se hace asistiendo estudiantes como instrumento indispensable de
a las lecciones; es más, la clase es considerada, en preparación para el examen.
general, como un modo de perder el tiempo que ¿De qué sirve, por tanto, perder el tiempo en
impide preparar con calma la “materia” que hay esas anticipaciones orales de los textos escritos que
que presentar en los exámenes. A menudo los pro­ se deberán recorrer directamente unos meses des­
fesores, en la inminencia de cualquier sesión ex­ pués? Me contaron de un profesor universitario
traordinaria (21), ven que los estudiantes les piden que, habiendo confiado, de una vez para siemprej
que suspendan las lecciones “porque en estos días el jugo de su saber a unos apuntes litográficos,
hay que estudiar para los exámenes inminentes”. solía subir dignamente a la cátedra con un ejem­
Y no se puede decir, en verdad, que los estudian­ plar de ellos bien encuadernado, y abriéndolo en
tes no tengan nada de razón; toda lección, en efec­ el punto justo, invitaba a un estudiante que vo­
to, es para ellos tan sólo un capítulo más que es­ luntariamente quisiera hacerlo a leerlo en alta
tudiar para un examen que hay que sufrir dentro voz, y mientras el estudiante leía, entre la aten­
de algunos meses o dentro de algunos años, y pa­ ción conmovida de sus compañeros, el profesor per­
ra el cual se prepararán en el último momento con manecía en silencio en su “cátedra”, limitándose
aquella febril actividad de una semana que todos a acompañar aquella lectura desde lo alto con
los éstudiantes conocen. ¿De qué sirve ir hoy a es­ grandes gestos expresivos que significaban confir­
cuchar enseñanzas que una hora después ya no re­ mación y complacencia. No me consta que este
cuerdan, cuando dentro de algunos meses se de- método audaz haya encontrado imitadores; pero
no hay duda que ese profesor taciturno había ha­
■ (21) Exámenes extraordinarios. En Italia hay, normal­ llado de un modo genial el verdadero medio para
mente, tres convocatorias de examen al año. (N. del T.) obligar a los alumnos a trabajar en serio.
172 DEMASIADOS ABOGADOS
3

Consecuencia directa e inmediata del método


oral ysmempris.ta/ hecho a propósito para conven­ que invadida por una horda é cien
cer a los estudiantes (¡ casi siempre muy dispues­ “condenados al estudio forzoso”. Y a fin de curso
tos a dejarse convencer!) de la inutilidad de asis­ están dispuestos a dar la “firma de frecuencia” a
tir a clase, es el fenómeno, enormemente lamen­ todo el que la pida, aunque la petición no la haga
tado también en las Universidades alemanas, de en persona el interesado, obligado a residir duran­
la sistemática deserción de los estudiantes de las te todo el año a cien kilómetros de una Univer­
aulas universitarias. Contra esta deserción en ma­ sidad, sino que la presente dignamente el provi­
sa, no frecuente en las pequeñas Universidades dencial bedel. Por lo demás, hasta entre los estu­
(donde el número exiguo de estudiantes matricu­ diantes que asisten asiduamente las lecciones, mu­
lados permite al profesor conocerlos uno por uno y chos van a clase para que los vea el profesor más
-aS njp Áoq orad ‘(ajuaÁnxm Á jifte uoxansiaAuoa que para seguir sus enseñanzas. Es principio tra­
eun ua upiaaaj opueurtojsueri ‘ojoap sapreuioj dicional, de buena táctica universitaria, que si no
neralizada en las Universidades grandes, en las que, importa mucho asistir a todas las lecciones es, en
poco más poco menos, la décima parte de los es­ cambio, muy útil exhibirse en los primeros ban­
tudiantes se turna en la asistencia a las clases, los cos, las pocas veces que se asista, a fin de que el
profesores podrían aplicar legalmente una sanción profesor “se acuerde de ello en el examen”. ¿ Quién
prevista en los reglamentos: la de negar, a fin de no conoce el tipo frecuentísimo del “estudiante co­
curso, a los estudiantes que no hubiesen asistido meta”, que no va a clase todos los días, pero que,
a las lecciones, el “certificado de frecuencia” ne­ sin embargo, aparece con una cierta regularidad
cesario para presentarse a examen. Pero este me­
cada dos o tres semanas, “a dejarse ver”, sin es­
dio, que, para ser eficaz, debería ser adoptado en
cuchar nada? Y todos los que han sido estudian­
todas las Universidades sin excepción y por todos
tes recuerdan la farsa que diariamente se hacía
los profesores, sólo serviría para llenar las aulas
en las clases de aquellos profesores que tenían la
de una muchedumbre inquieta y distraída, a la
costumbre de “pasar lista”. Así como al comienzo
que se podría obligar a asistir a una explicación
de la clase el aula estaba llena de bote en bote, al
que no le interesa, pero no a escucharla con aten­
acabar de pasar lista un silencioso desfile de gen­
ción. El estudiante fue acertadamente definido:
te, que agachada entre los bancos lograba ponerse
“animal quod non vult cogí sed. persuaderi”; por
en salvo por la puerta del fondo, reducía poco a
lo que todos los profesores prefieren ver el aula
poco misteriosamente el número de oyentes, hasta
174 DEMASIADOS ABOGADOS LOS EXAMENES 175

que quedaban solos los eternos “empollones”, que mar a los estudiantes a la disciplina, negándoles,
mientras sus compañeros desaparecían, permane­ pongamos por caso, una convocatoria extraordina­
cían impertérritos escuchando al profesor y hacien­ ria de exámenes, todas las Universidades, con una
do signos afirmativos con la cabeza, al final de unión que daría envidia a los tranviarios, se de­
cada párrafo. . . claran en huelga y las clases se cierran también
Pero el abandono de las aulas no es la única para los cuatro meses que quedaban.. .
consecuencia del método catedrático. Si por cada
lección de más que el profesor explica hay un ca­ XXV. LOS EXÁMENES
pítulo más que preparar para los exámenes, los
estudiantes, es claro, tienen interés en que se ex­ Contra el régimen de exámenes por asignaturas,
plique el menor número posible de lecciones. Y todavía en vigor en nuestras Universidades, se han
para lograr este objeto ponen en práctica, con ha­ dicho ya tantas cosas que todos estamos de acuer­
bilidad ya tradicional, una serie de estratagemas do en reconocer la urgencia de reformar profun­
destinadas a proteger a los alumnos contra aque­ damente un sistema absurdo y ridículo que, des­
llos profesores desconsiderados que tienen la absur­ menuzando los estudios en una serie de desligados
da pretensión de dar clase con arreglo al calenda­ acrobatismos mnemotécnicos, ha quitado a la ins­
rio oficial. Quince días antes de las vacaciones ofi­ trucción superior toda virtud de coordinación y
ciales, Navidad, Semana Santa, verano, el descon­ de síntesis (22).
siderado profesor, al acabar la clase, oye estallar Pero lo absurdo del sistema aparece, más que
en los bancos, insólitamente atestados, un aplauso en ninguna otra Facultad, en la de Derecho, en
frenético, que dura algunos minutos. Este aplauso la que el examen especial constituye el corona­
significa que los estudiantes “toman las vacacio­ miento de la prédica de la cátedra; al estudiante
que durante cincuenta clases ha estado condena­
nes”; y precisamente los más enardecidos aplausos
do a la más absoluta pasividad mental, es justo
son de los que no van nunca a clase y que, por
que a fin de curso no se le pida más que una
consiguiente, aunque las lecciones continuasen al­
repetición papagayesca de lo que se dijo en la
gunas semanas más, no les afectaría en lo más mí­
cátedra; pruebas de sentido crítico, de originali-
nimo. Así, a fuerza de vacaciones oficiales y abu­
sivas, en muchas Universidades se da clase du­ (22) Contra el sistema de los exámenes especiales cfr.
rante cuatro meses de los doce del año. Y si a las opiniones recogidas en la Relazione Ceci, páginas 809
cualquier ministro imprudente se le ocurre 11a­ y sigtes.
176 DEMASIADOS ABOGADOS eos EXAMENES 111

dad de pensamiento, de prontitud para resolver mente, en aquellos días se encuentra “a presión”
cuestiones nuevas no se pueden exigir a quien du­ para prepararse, pongamos por caso, para el exa­
rante todo el año ha estado habituado a aceptar men de Economía política; cuando sufre en julio
sin discusión las opiniones ajenas, a pensar sin el examen de Instituciones de Derecho civil, ig­
fatiga con la cabeza de los demás. nora absolutamente las Instituciones de Derecho
Cuando pienso en el camino sembrado de exá­ romano, porque este segundo examen lo ha reser­
menes especiales que el estudiante debe recorrer vado para octubre; cuando se examina de Dere­
antes de llegar a la licenciatura, no puedo menos cho mercantil ya no se acuerda del Derecho civil,
de recordar al esforzado caballero de la leyenda, del que se examinó un año antes y que ha sido,
que, para llegar hasta el castillo encantado donde naturalmente, olvidado. Y si en el examen algún
la princesa sufría entre cadenas, debía, al tiempo profesor, saliéndose apenas de las nocioncitas es­
que iba subiendo por áspera senda, matar uno a critas en los apuntes, intenta llamar la atención
uno a los más extraños monstruos que acechaban del estudiante sobre cualquier concepto institucio­
su paso; y cada vez que había acuchillado a uno, nal, le oye responder con ingenua naturalidad:
el caballero lanzaba un gran suspiro diciendo: “hace ya tres años que me examiné de ‘Institu­
“También éste está muerto. ¡Y no hay que pen­ ciones’, ¿cómo quiere usted que me acuerde des­
sar más en él!”. Lo mismo que con los exámenes: pués de tanto tiempo?”. Así, dado el sistema, el
cada examen no es sino un escalón hacia la li­ profesor está obligado a examinar al estudiante a
cenciatura. Aprobada en el examen aquella po­ través de una serie de preguntas sencillas, tipo
quita cosa que a toda prisa se había metido en catecismo, y a darse por satisfecho cuando el exa­
la memoria, no es ya sino el despojo inútil del minando repite, inmediatamente y con precisión
monstruo victoriosamente acuchillado; y el estu­ mecánica, las cuatro líneas que sobre la cuestión
diante tiene el derecho y el deber de olvidarla al hay escritas en los apuntes. Pobre del examinador
instante para ponerse a pensar en los otros mons­ incauto que quiera descubrir si el joven sabe razo­
truos que un poco más allá rechinan ya los dien­ nar por sí mismo, si tiene una idea exacta del sen­
tes. De este modo, el azote de los exámenes espe­ tido que liga entre sí a todas las disciplinas ju­
ciales quita, incluso a los estudiantes mejores, to­ rídicas, si es capaz de resolver ex tempore una
da posibilidad de estudiar en serio durante el cur­ cuestión práctica. Ese examinador verá inmedia­
so. El estudiante no puede frecuentar con calma tamente a su víctima turbarse, mirar en torno a
las lecciones de Derecho romano, porque, cabál­ sí como el que al borde del abismo siente que le
178 DEMASIADOS ABOGADOS LOS EXAMENES 179

falta el terreno bajo los pies, y le oirá murmurar poco de aquel buen natural italiano que desea, so­
acongojado: “¡Señor profesor, eso no está en los bre todo, vivir y dejar vivir: suspender a un exa­
apuntes!...” minando es siempre un acto de energía que cues­
Y, sin embargo, los estudiantes son aprobados ta un poco de esfuerzo e implica una responsa­
con gran facilidad, de tal modo, que la irrisoria bilidad moral; el aprobado, por el contrario, aun­
proporción de suspensos podría hacer creer, a quien que esté concedido con un mísero dieciocho (24),
no conociera las verdaderas condiciones de nues­ no cuesta fatiga ninguna y evita al profesor el ne­
tras Universidades, que casi todos los estudiantes gro remordimiento de haber dado un disgusto a
de Derecho están dotados de una sobresaliente ap­ un buen muchacho. Pero sobre todo la superlativa
titud para las disciplinas jurídicas (23). facilidad de los exámenes es una consecuencia de
¿Cuál es la causa de esta excepcional indul­ la organización entera de las Facultades Jurídi­
gencia, que rebaja aún más, si ello es posible, la cas; aquel modo mecánico y convencional de exa­
dignidad de los estudios de Derecho? Quizá esté minar mediante una serie de preguntas, para con­
difundido incluso entre los cuerpos académicos un testar a las cuales, cualquier estudiante menos que
mediano, si tiene un poco de memoria, puede pre­
f23) Un escritor francés, en un estudio sobre la Uni­ pararse en una semana, es la única forma de exa­
versidad de Turín (en la Revue internationale de l’enseig- men que puede ser lógicamente adoptada por pro­
nement, 1898, I, pág. 338, citada en la pág. 27 de la ya fesores cuya enseñanza consiste principalmente en
mencionada Relazione Fusinato sobre el proyecto de ley
Baccblli), se sorprendía de que en aquella Universidad la monótona exposición unilateral de nociones ya
el término medio de suspensos fuese solamente del 27 por preparadas para ser metidas en la cabeza de los
100, y observaba que “tales promedios deben extrañar a oyentes; a fin de que el profesor pudiese dar un
un francés y parecen denotar de parte de los profesores juicio seguro sobre la capacidad por estudiar, so­
una extremada indulgencia”. Ahora bien, de un cálculo
hecho por mí sobre la Statistica delle Universitá e degli bre lo orgánico del pensamiento y de la cultura
Istituti superiori para el curso 1914-15 (suplemento al de cada discípulo, sería preciso que la lección per­
Boíl. Min. Ist. Pubbl. de 23 de marzo de 1916), resulta mitiese verdaderamente al docente conocer uno a
que en aquel año académico, en las 21 Facultades de uno a sus estudiantes, y probar y encaminar a ca­
Derecho, el promedio de suspensos fue de 5,9 por cada
100 exámenes. Las Facultades en las que la proporción de da uno a través de una serie de ejercicios y de
suspensos se mantuvo más baja fueron en aquel año:
Messina, con 2,8; Pavía, con 2,4; Palermo, con 1,5; Pa- (24) Mínimo de puntuación para aprobar que pueden
dua, con 1,3; Sassari, con 0 (¡134 aprobados de 134 dar las Comisiones o Tribunales de examen italianos.
examinados!). (N. del T.)
180 DEMASIADOS ABOGADOS LOS EXÁMENES 181

discusiones. Cuando, por el contrario, especialmen­ tan sólo en ese trabajo el estudiante, después de
te en las grandes Universidades, los estudiantes que cuatro años de supina inercia mental, es, final­
se presentan al examen son, en su mayor parte, mente, invitado a intentar la coordinación de las
desconocidos para los examinadores, ¿cómo pre­ nociones heterogéneas hasta entonces almacenadas
tender que éstos puedan honradamente alejarse desordenadamente y a dar prueba de saber estudiar
del acostumbrado sistema de las preguntas esque­ por su cuenta una cuestión y exponer con claridad
máticas sobre un programa restringido, y arries­ las conclusiones de su estudio. Pero para que la
garse a dar en diez minutos un juicio más gene­ tesis de licenciatura resulte verdaderamente útil,
ral y más profundo sobre las aptitudes intelectua­ es necesario que los graduandos sean en cada con­
les de un desconocido? Y precisa no olvidar que vocatoria relativamente pocos, de tal modo, que ca­
en algunas Universidades, el profesor novel que se da profesor no tenga más de cuatro o cinco alum­
propusiese ser feroz en los exámenes se expondría nos que aconsejar y asistir. El trabajo para la “te­
a provocar algún tumulto estudiantil con la co­ sis” es bastantes veces el que decide la carrera de
rrespondiente rotura de cristales, y probablemente un joven; el que por último le da la ocasión y el
tendría que escuchar una llamada benigna de gusto de pensar con su cabeza y de medir por sí
atención por sus superiores académicos para “no mismo sus propias fuerzas; y el guiar a los estu­
disgustar a los jóvenes con una excesiva severi­ diantes en esa prueba final de sus estudios univer­
dad ..¡ como si las Universidades, para atraer sitarios, es, en mi opinión, la misión más preciosa
a mayor número de estudiantes, debieran hacerse y más delicada del profesor: la que le puede dar
la competencia, rivalizando en ofrecer no tantos las más puras alegrías y la más viva sensación de
profesores de valía a los estudiosos, como profe­ la nobleza de su oficio. Pero, ¿cómo es posible
sores indulgentes a los holgazanes! esa afectuosa colaboración del maestro con el dis­
Como remate de los exámenes especiales, el as­ cípulo en las grandes Universidades, donde en ca­
pirante a la licenciatura debe presentar una diser­ da convocatoria los graduados son varios cientos?
tación escrita sobre un tema por él elegido. Si En ellas, raras veces el joven tiene modo ni ganas
este trabajo estuviera hecho con seriedad y con ca­ de consultar al profesor de la materia antes de
riño, bajo la dirección inmediata del profesor de escoger la tesis. Si, a pesar de todo, se decide a
la materia, sería, indudablemente, incluso en la consultarlo en el último momento, a lo mejor dos
Facultad de Derecho, la parte más útil y más vi­ semanas antes de la lectura del tema, no puede
va de toda la enseñanza universitaria, puesto que pretender de él, con tanta aglomeración de gra-
LOS PROFESORES 183
182 DEMASIADOS ABOGADOS

duandos, más que algún consejo vago sin posibi­ XXVI. LOS PROFESORES
lidad de un interés más eficaz. Así que en la ma­
yor parte de los casos también la tesis se reduce “Los profesores universitarios no cumplen con
a una formalidad ridicula y engañosa; los jóve­ su deber”; éste es el lugar común más o menos
nes, en vez de buscar temas de estudio nuevos y explícitamente aceptado, incluso por alguna Me­
poco explotados, que ofrezcan campo para inves­ moria oficial, con el que se explican, en opinión
tigaciones originales en la materia del profesor que de los más, todas las desdichas de nuestra instruc­
mucho exige porque sabe mucho, recurren a los ción superior; los profesores universitarios, espe­
consabidos temas tradicionales que desde cincuen­ cialmente los de las Facultades de Derecho, no
ta años acá hacen las delicias de cualquier profe­ dan sus lecciones como debieran; guardan sólo pa­
sor cercano ya a la jubilación. Y así, de año en ra las lecciones los retazos del tiempo que les que­
año, vuelven a discusión, con una simple varia­ da libre, los restos de su inteligencia; en vez de
ción de la cubierta, las consabidas tesis traslaticiae, enseñar, hacen de abogados o de diputados C28).
ya pasadas por diversas pruebas del fuego, sagra­ Pero estas acusaciones, que indudablemente se
da herencia de solidaridad estudiantil con que des­ apoyan en algún fundamento de verdad, están vi­
de decenios atrás los graduados ayudan a los gra­ ciadas por un doble error. En primer lugar, es
duandos a engañar a los profesores, o, mejor di­ injusto, por el solo hecho de que una exigua mi­
cho, a engañarse a sí mismos; y no faltan para noría de profesores universitarios falte de un mo­
hacer más perfecta la combinación los servicios de do más o menos notorio a sus deberes, extender
nobilísimas casas editoriales que, a precios de ver­ la sombra de la sospecha sobre ¿oda una clase de
dadero favor y a menudo con la participación de estudiosos, para los cuales el amor a la investiga­
ción científica logra aún ser más fuerte —¡cuesta
los bedeles, se encargan de confeccionar una te­
sis nueva flamante para aquellos míseros graduan­
copio por entero porque está bien que los bienhechores
dos, perseguidos por el destino, a los que no ha de la Humanidad que sufre sean conocidos!
tocado la fortuna de heredar una tesis (25 * *). (2«) En este punto la aplicación de las consideraciones
del autor a nuestro país adquiere un especial relieve. Pro­
(25) Véase un ejemplo en el anuncio económico publi­ fesor ha habido —y en la Facultad de Derecho precisa­
cado en el Giornale d’Italia del 18 de agosto de 1920: mente— que ha estado ausente de su cátedra varios lus­
“Monografías, estudios, tesis, investigaciones, bibliotecas, tros, sin dejar por eso de desempeñarla oficialmente.
conferencias. Roma, Tre Cannelle, 7. Enciclopédica”. ¡Lo- (N. del T.)
184 DEMASIADOS ABOGADOS LOS PROFESORES 185

trabajo creerlo en esta edad de rápidas ganan­ de los profesores italianos se hacen vivas sobre to­
cias!— que el amor a la riqueza. En segundo lu­ do en relación con su actividad didáctica (28), cu­
gar, aunque muchos profesores no dediquen a la yos resultados, si se fija la atención en el grado
enseñanza todas las energías que la función re­ de preparación cada vez más bajo que los jóvenes
quiere, puede parecer una petición de principio llevan consigo al salir de las Universidades, pare­
considerar como causa del decaimiento universita­ cen cada vez más desconsoladores. Pero aquí se
rio aquello que, en todo caso, debería considerar­ trata precisamente de ver si en efecto, los profe­
se como su efecto. sores son los responsables de esa progresiva deca­
Todo el mundo sabe que la función de los pro­ dencia, o si más bien ellos mismos no son otra
fesores universitarios es doble: de una parte es cosa que las primeras víctimas de una organiza­
producción científica, de otra, divulgación didác­ ción que parece hecha a propósito para disuadir
tica. Que los profesores italianos están, en general, a maestros y a escolares de tomar las cosas de­
a la altura de su misión, por lo que se refiere a masiado en serio. Casi todos los profesores uni­
la función científica, nadie se atrevería seriamente versitarios son, por lo que respecta a la parte di­
a negarlo; basta, aun dentro del campo de la cien­ dáctica de su función, unos desengañados; des­
cia jurídica, comparar las actuales condiciones de pués de los primeros años de entusiasmo juvenil,
la alta cultura extranjera con la italiana, para po­ durante los cuales el profesor se esfuerza con ar­
der afirmar, sin jactancia, pero con sereno orgullo, dor de neófito en dar lecciones originales y lar­
que las Universidades italianas, no obstante que gamente meditadas, soñando con dedicar a la en­
el Estado haya hecho todo lo posible por depri­ señanza todas sus mejores energías y verse com­
mirlas y empobrecerlas, han sabido, en medio si­ prendido y recompensado por un numeroso gru­
glo de vida nacional, ser fieles a las grandes tra­ po de estudiantes inteligente y fiel, se da cuenta,
diciones del pensamiento italiano í27). poco a poco, de que la lección de la cátedra, tal
Las lamentaciones contra el escaso rendimiento como hoy la imponen los reglamentos, sirve sola­
mente para disgustar y alejar a los discípulos; de
(27) Entre nosotros no me parece que el Estado haya que mientras esté en vigor el actual sistema de
hecho nada por deprimir ni empobrecer unas Universi­ exámenes por asignaturas, es perfectamente inútil
dades que no existen como tales, sino que son sólo cen­
tros burocráticos, cuya vida misérrima no los deja pensar
en ninguna gran tradición, ni en más empresa que la de (28) Cfr. Pasoale, La crisi nelle Universita italiano
ir viviendo. (N. del T.) (Ñapóles, 1912), págs. 11-15.
186 DEMASIADOS ABOGADOS LOS PROFESORES 187

pedir a los jóvenes algo que no sea la preparación ción dada por la Facultad, que debería basar su
superficial y convencional, a lo papagayo, de un juicio principalmente sobre las pruebas didácticas
determinado número de paginillas: y de que el del nuevo profesor, todo el mundo sabe que las
reaccionar enérgicamente contra todas las indul­ Facultades son, sobre este punto, bastante fáciles
gencias y contra todas las pequeñas bajezas de de contentar... Una vez obtenida la promoción a
nuestra vida universitaria parecería, en medio de ordinario, el profesor tiene todavía menos interés
la indiferencia de tantos colegas más antiguos hoy que antes en ocuparse de la enseñanza: “en la
ya resignados, una estólida presunción. Y de ese enseñanza superior —se dijo hace ya más de vein­
modo también él se ablanda hasta considerar la te años (so)— conseguido el grado de profesor or­
lección como un pasatiempo y los exámenes como dinario, que puede ser alcanzado en edad aún ju­
una formalidad. venil, falta todo ulterior avance en la carrera. La
De otro lado se debe recordar que en nuestra cátedra, de este modo, deviene el lugar donde to­
organización universitaria el profesor no encuen­ da esperanza muere, y el único camino de me­
tra ningún estímulo para perfeccionarse ni para joramiento consiste en envejecer; una cualidad que
poner a prueba sus aptitudes didácticas, para ha­ no depende del mérito de los profesores. De donde
cer de la enseñanza la parte más cuidada y más se sigue que el científico ilustre y el didáctico ex­
significativa de su actividad. En los concursos pa­ celente son tratados de la misma manera que el
ra profesor extraordinario las publicaciones son el profesor ignorante e improductivo; y no hay nin­
elemento de juicio que prevalece en gran medida, gún otro estímulo de la laboriosidad, más que,
si no el único (28); la capacidad didáctica puede como dice Angelo Mosso, el ideal poético de la
servir, en algún caso, para completar el juicio; gloria; que afortunadamente puede mucho, sobre
pero, en definitiva, es siempre considerada como todo en los que se dedican a la ciencia, pero so­
un elemento de importancia secundaria. Para la bre el cual no es prudente apoyarse de un modo
promoción de extraordinario a ordinario, lo que exclusivo”. Las consecuencias de esta absurda or­
más cuenta son, por lo común, los nuevos traba­ ganización de la profesión universitaria, que pa­
jos científicos; y si en los tres años de extraordi- rece hecha a propósito para inocular en la sangre
rio es necesaria al fin de cada año una confirmá­ de los profesores la contemplativa apatía burocrá­
tica, se hace sentir más sobre la actividad didác-
is») Cfr. Pascale, ob. cit., pág. 13; Relazione Ceci,
página 176. (30) Relazione Fusinato, cit., pág. 10.
188 DEMASIADOS ABOGADOS LOS PROFESORES 189

tica que sobre la científica (31). La producción manera (3S). La retribución de un profesor uni­
científica, juntamente con la satisfacción que versitario es, por principio, siempre la misma, tan­
acompaña siempre a toda creación intelectual, to si da ochenta lecciones en un curso como si
puede dar al hombre de ciencia abundante pre­ da diez; lo mismo si para preparar la lección se
mio de celebridad y de honores; y aun dentro del consume en aquella oscura labor de asimilación y
círculo universitario el profesor que aspire a ser de esclarecimiento, que es el esfuerzo más ago­
llamado a puestos de mayor importancia no tiene tante y menos apreciado de los maestros concien­
otro camino para alcanzarlos (si por altivez de zudos, que si sube a la cátedra a leer solemne­
temperamento no sabe plegarse a aquellas sutilí­ mente sus apuntes de hace veinte años. .. Los pro­
simas artes de “cultivo” del ambiente sobre las que fesores universitarios no encuentran en su carrera
se fundan mucha parte de las “llamadas” (82) uni­ ningún estímulo para hacerse grandes maestros,
versitarias) que el de confirmar con nuevos traba­ de aquellos que atraen a los estudiantes y dan
jos su fama de estudioso. Pero de la actividad di­ fama y pueblan de alumnos la Facultad. Entre las
dáctica, ¿qué puede esperar en la organización vi­ Universidades italianas no hay ni puede haber una
gente el profesor? Desde luego, no, como ya he­ especie de noble rivalidad en disputarse los más
mos visto, grandes compensaciones espirituales de celebrados maestros ofreciéndoles retribuciones es­
parte de la despegada clase estudiantil, ni tampo­ peciales adecuadas a sus méritos. Es más: en estos
co recompensas de otra naturaleza de una orga­ tiempos, el ser llamado de una pequeña a una
nización basada sobre el principio bestial de que gran Universidad colocada en una capital donde
méritos distintos deben ser recompensados de igual la vida es bastante más cara que en provincias,
significa para el profesor universitario un desastre
(31) No creo que en España haya margen para esa económico; y se podría citar más de un nombre
consoladora distinción. Tan apática resulta la actividad de profesores que, llamados al honor de una gran
científica (| hay una inmensa mayoría de profesores iné­
Universidad, han tenido que volver, después de
ditos!) como la didáctica. (N. del T.)
(32 * *j) Los profesores universitarios son designados en
un año de prueba, a la modesta ciudad de donde
Italia previo concurso de méritos, publicaciones, etc. Co­ habían salido, para no morirse de hambre.
mo medio extraordinario existe la “llamada”, que una VU\■ \\ \ •. .',\ áw-aV m'á ■ '" ' '. .W",
Universidad puede hacer a un profesor o a otra persona (38) [Algún mejoramiento de este estado de cosas ha
eminente en una rama científica determinada, ofrecién­ introducido la reforma Gentile, sobre la cual véase la
dole una cátedra. (N. del T.) nota inserta al final del § XXXV]. (N. del A., 1925.)
DEMASIADOS ABOGADOS LOS PROFESORES 191
190

Esto explica también por qué muchísimos pro­ hay algo más: en la crisis económica que el mundo
fesores de las Facultades de Derecho se dedican al atraviesa, la retribución oficial de los profesores
ejercicio de la abogacía. Cierto que, examinando universitarios, en relación con el menguado poder
el problema desde un punto de vista objetivo, no de adquisición de la moneda, aparece tan extre­
parece deseable una neta separación entre los teó­ madamente irrisoria, que, en verdad, en la frase
ricos y los prácticos del derecho; puesto que la tradicional de “decorosa pobreza”, el adjetivo tie­
teoría debe servir a la práctica, nada es tan útil ne hoy ya, el amargo sabor del sarcasmo. En las
al estudioso, para mantenerlo lejos de absurdas condiciones actuales, el profesor universitario que
abstracciones metafísicas, como el diario contacto no tenga bienes de fortuna se encuentra de tal
con la realidad del derecho en acción. Pero de modo abrumado por la vehemente necesidad de
resolver día por día problemas prácticos de eco­
cualquier modo que se resuelva el problema de
principios, lo cierto es que dentro de las actuales nomía doméstica, que ya no le queda después la
condiciones de las Universidades italianas, el ejer­ serenidad de espíritu indispensable para dedicarse
cicio de la abogacía representa para los profesores a los problemas teóricos de su ciencia; la tiranía
de la vida material ha excluido toda posibilidad
de las Facultades Jurídicas no sólo el único cami­
de vida intelectual precisamente en aquellos que
no para buscar, fuera del ambiente académico que
debieran estar en condiciones de dar a las exigen­
oficialmente trata del mismo modo a los mediocres
cias del intelecto una más amplia satisfacción.
y a los mejores, un adecuado reconocimiento de
Hasta los libros, que son “los instrumentos de tra­
sus propios méritos individuales, sino también, hoy
bajo” del científico, han llegado a ser hoy, para la
día, el único camino para huir lo mejor posible
mayoría de los profesores, un tesoro muy superior
de la pobreza.
a sus posibilidades económicas; es más, en estos
Que el profesor universitario estaba condenado
tiempos cabalmente, se ha visto a hombres de
en Italia, madre de los estudios, a un estado cró­
ciencia que, para ir viviendo, han tenido que des­
nico de “decorosa pobreza”, era comúnmente sa­
hacerse de bibliotecas amorosamente reunidas en
bido. Lo había ya advertido, hace un siglo, Sa-
los años en que se hacían ilusiones de que en Ita­
viony, que veía en la mezquindad de la remune­
lia había un lugar al sol para el que quiere es­
ración la causa fundamental de la decadencia de
tudiar. ..
las Universidades italianas (34). Pero hoy, en rigor,
En un tal estado de cosas, me parece que no
hay necesidad de insistir sobre las razones por las
(34) Cfr. Relazione Fusinato, págs. 8-11.
DEMASIADOS ABOGADOS
LA guerra y las universidades 193
192

que muchos profesores de las Facultades de Dere­ aulas se continuaba dando clase ante tres o cuatro
cho se dedican al ejercicio de la abogacía; y no inútiles para el servicio, con la sensación de que
hay por qué asombrarse si su actividad docente se el alma del País no podía estar entre aquellos ban­
vuelve cada vez más débil y descorazonada. Cier­ cos desiertos y que mejor hubiera sido, como
tamente que los jóvenes mejores no serán, de prueba de seriedad nacional, cerrar las Universi­
ahora en adelante, tan tontos que se dediquen a dades hasta el día de la victoria. Pero como las
la carrera científica; pero respecto de los que ya Universidades no se cerraron, y, sobre todo, no se
están en ella, es injusto seguir repitiendo que “no suspendieron, durante la guerra, las convocatorias
cumplen con su deber”, cuando, por el contrario, de exámenes, pareció penetrar en los profesores
debiera ser señalada como ejemplo esa silenciosa que se habían quedado a enseñar la idea de que
perseverancia en el deber de los que en la misma el único medio con que la Universidad, como para
organización universitaria encuentran todos los limpiarse de la sospecha de germanofilia que sobre
ella había pesado durante el período de la neutra­
días una incitación oficial a faltar a él.
lidad, podía demostrar su gratitud a los jóvenes
combatientes, era aprobarlos a todos a ojos cerra­
XXVII. LOS EFECTOS DE LA GUERRA EN dos. Bastante más'sencillo hubiera sido, ya que se
LAS UNIVERSIDADES entraba en este orden de ideas, aprobarlos a todos
Todas las desventuras que desde hace tiempo sin examen por... decreto del Lugarteniente del
afligen a nuestra enseñanza superior se agravaron Reino; pero como esto habría parecido demasiado
durante el período bélico. Llamadas a las armas sincero, el Mando Supremo inventó, de acuerdo
las nueve décimas partes de la masa escolar y va­ con el Ministro de Instrucción pública, las llama­
cías muchísimas cátedras en las pequeñas Univer­ das “licencias para exámenes” en uso de las cuales
sidades, donde el claustro de profesores está predo­ los estudiantes militares podían, cada tres o cuatro
minantemente compuesto de jóvenes, las Universi­ meses, trasladarse por ocho días a su ciudad uni­
dades quedaron, sin embargo, abiertas, llevando versitaria y examinarse. Y aquellos jóvenes que
durante aquellos años una existencia todavía más en la trinchera, donde cada hora podía ser la
mísera, penosa e ilusoria que en la anteguerra. En última, de todo podían ocuparse menos de los
tanto que los estudiantes de las Universidades pro­ “apuntes” que aprender de memoria, suspiraban
porcionaban a las tropas combatientes, con inago­ por aquellas benditas licencias de exámenes, no
table prodigalidad, heroicos jefes de pelotón, en las por otra cosa sino para hacer un breve vu.elo por
194 DEMASIADOS ABOGADOS LA GUERRA Y LAS UNIVERSIDADES 195

el dulce mundo de los vivos; y ya que para justi­ períodos ordinarios, se agüdizó durante el período
ficar la licencia era preciso, después de todo, sufrir bélico. Para recompensar las nobles fatigas de la
los exámenes ante los tribunales examinadores que trinchera, los centros docentes regalaron a los
actuaban permanentemente, esos examinandos de combatientes certificados de aptitud científica que
broma, que ignoraban hasta cuál era la materia todo el mundo sabía que eran falsas; y esta indul­
del examen, se presentaban desprovistos de todo gente falacia, que podía tener una excepcional
otro título que no fuera su uniforme de combate, justificación psicológica respecto de los verdaderos
y los profesores los aprobaban... por méritos de combatientes, se convirtió en la regla extendida a
guerra. Así tenía que suceder, y de esa situación toda la clase estudiantil, por la imposibilidad de
transitoria no es lícito hacer cargos a los profeso­ distinguir los verdaderos soldados que volvían de la
res ni a los estudiantes; a éstos, porque, teniendo trinchera, de los emboscados que no tenían de
que hacer en aquellos años algo más que prepa­ combatientes más que el uniforme. De este modo,
rarse para los exámenes, pensaban que si las Uni­ por el camino abierto, pasaron en bandadas los
versidades continuaban aprobando a los embosca­ holgazanes que no tenían nada que ver con la
dos y a los inútiles que se aprovechaban de la guerra... Juntamente con los exámenes de la
guerra para aprobar sin que nadie se lo estorbara, época de guerra, ridicula formalidad, privada has­
tenían derecho a todas las facilidades ¡ ellos a quie­ ta de aquella pequeña apariencia de seriedad que
nes la guerra había llevado bruscamente a la trin­ quedaba en los exámenes del período normal,
chera, alejándolos de toda posibilidad de estudio! fueron introducidas, en lugar de los trabajos es­
Pero tampoco a los profesores se les puede repro­ critos, las disertaciones de licenciatura orales, que
char. Durante una licencia de invierno, yo también resultaron casi siempre charlas inconsistentes sobre
tomé parte en los exámenes de alguna convocato­ temas sacados de cualquier enciclopedia. Y la oca­
ria; y he sentido, como lo sentimos todos mis sión fue tan propicia, que muchos estudiantes ve­
colegas, cuán inhumano hubiera sido ocasionar ni teranos que antes de la guerra se habían quedado
siquiera la amargura de un suspenso a aquellos encallados en el pequeño escollo de la tesis escrita,
jóvenes que, viniendo con licencia de las trinche­ pudieron entrar a toda vela, con cuatro vaciedades
ras a la ciudad llena de gentes que se divertían, aprendidas de memoria, en el seguro puerto de la
bastantes indicios descubrían ya a su alrededor de licenciatura facilitada con motivo de la guerra...
indiferencia y de ingratitud. Y pase, si esta especie de liquidación universi­
De este modo, la indulgencia, crónica en los taria hubiera durado lo que la guerra; pero lo
196 DEMASIADOS ABOGADOS LOS LICENCIADOS EN DERECHO 197

malo fue que, cuando en la paz volvió a las aulas ciencia, pobre papel moneda desacreditado que no
la masa de estudiantes que, no habiendo podido o responde a su valor nominal.
no habiendo querido aprovecharse de todas las
facilidades concedidas durante la guerra en detri­ XXVin. LA SUERTE DE LOS LICENCIADOS
mento de su cultura, deseaban recuperar con re­ EN DERECHO
doblado fervor el tiempo perdido, en vez de lla­ Por todo lo que hemos expuesto hasta ahora, se
marlos, como merecían, a reconstruir con una re­ comprende que la cultura jurídica de aquellos casi
novada disciplina la seriedad de los estudios, se dos mil titulados doctores en Derecho que las
continuó acariciándoles con aquella “benevolen­ Universidades vierten anualmente en el mercado
cia de guerra” que a los mejores de entre ellos profesional italiano, no puede ser muy brillante;
hiere como una ofensa (35). y hasta tener presentes los desconsoladores resul­
Años después de la victoria, esta psicología de tados de los últimos concursos para la magistratura
los tiempos de la guerra continuó inspirando las y las quejas ya periódicamente repetidas por los
calificaciones de muchos tribunales de examen; y respectivos tribunales examinadores, para com­
para el que creyó un instante que la guerra pudo prender hasta qué punto llega la impreparación
ser un escudo de honradez nacional en todos los científica de una gran parte de nuestros gradua­
campos, era motivo de dolorosa sorpresa ver que dos en Jurisprudencia (36 * 38). Nadie, entendámonos,
como irónica recompensa de las pruebas de viril puede censurar a la Universidad por conceder con
seriedad que nuestros jóvenes dieron en las trin­ demasiada generosidad el grado a jóvenes que una
cheras, el Estado no sabía hacer más que distribuir vez doctorados, resultan faltos de aquellas nociones
entre ellos diplomas que no dicen la verdad, prácticas y específicas que son necesarias para
inundando el mercado profesional de doctores sin ejercer una profesión cualquiera; los estudios de
Jurisprudencia en nuestra ordenación universita-
(36) Gli esami per burla, observaciones de “un estu­
(|36) Cfr. últimamente la Relazione al proyecto Mor-
diante de Letras”, en Unitá, 1920, pág. 122 (n. 29 de 15
tara, pág. 13: “No debo callar la dura verdad de que
de julio de 1920). Desgraciadamente, no obstante, si bien el diploma de licenciado en Jurisprudencia no ofrece ga­
la parte más inteligente y más honesta de los estudiantes rantías de preparación científica por culpa de la facilidad
ve con náuseas esa relajación de toda disciplina que ha con que es concedido. Es éste un viejo problema, pero
invadido la Universidad durante la guerra, no faltan en­ por viejo no ha perdido su verdad; duele decirlo: es aún
tre los estudiantes los voceadores holgazanes que quisieran más verdadero hoy que veinte o treinta años atrás.
perpetuarla.
198 DEMASIADOS ABOGADOS LOS LICENCIADOS EN DERECHO 199

ría no persiguen un fin profesional, sino exclusiva­ licenciados en Derecho es, precisamente, su pobre­
mente científico, y sería una petición de principio za de ideas fundamentales,' su incapacidad para la
exigir a la Universidad, antes de la licenciatura, coordinación y para la síntesis. Se encuentran
aquella preparación práctica que, según la ley de jóvenes que, a lo mejor, tienen en la cabeza, por
organización de las profesiones de abogado y procu­ virtud de algún curso monográfico que han pre­
rador, debe ser proporcionada a los jóvenes ya licen­ parado, todos los artículos referentes a una cues­
ciados por otros órganos totalmente distintos (ST). tión especialísima, y que luego no saben decir en
qué consiste la diferencia entre Derecho subjetivo
Pero las lamentaciones sobre la incapacidad cada
y Derecho objetivo, o que si se les pregunta una
día mayor de los licenciados, se refieren, más que a
definición de los Derechos reales, son capaces de
otra cosa, cabalmente a las deficiencias de aquella
contestar, como fue contestado una vez en un
preparación científica general que debe ser la con­
examen (¡oh preciosa antología de contestaciones
secuencia característica de la enseñanza universita­
célebres!), que son “¡los que pertenecen al rey y
ria. Sería absurdo buscar en los graduados aquel
dominio específico de todas las ramas del Derecho la familia real!”.
Otra imperfección fundamental que se nota en
positivo que sólo una larga práctica, y quizá ni
la cultura jurídica de muchos licenciados, es su
aun ella, puede dar; pero en los que salen de la
incapacidad para descubrir bajo los artículos es­
Universidad envueltos, como en noble manto, en
critos en los Códigos el fenómeno social, para po­
su título solemne de doctores júris, parece racional
ner en contacto las fórmulas teóricas aprendidas
suponer al menos un modesto bagaje de ideas
en la Escuela con la realidad del Derecho vivo que
generales, que puedan servir de punto de partida
a nuestro alrededor se transforma y se renueva
a ulteriores estudios especiales, una conciencia cla­ perpetuamente.
ra del fenómeno jurídico y de su importancia so­ Entre esa turba tan numerosa de licenciados en
cial, y, sobre todo, una mente bien encuadrada
Derecho, cuya preparación jurídica es bastante a
y dueña de sí, capaz de darse cuenta de sus pro­ menudo, como se ha dicho, superficial y vaga, un
pias lagunas culturales y de colmarlas con método grupo numéricamente insignificante está constitui­
sin tener ya necesidad de guía. Pues bien; la de­ dor por aquellos jóvenes que, dotados de bienes de
ficiencia que más espanta en gran parte de los
fortuna, no quieren servirse de la licenciatura para
fines profesionales, y por aquellos otros que, una
(lar) Véase sobre este punto el ya varias veces citado vez obtenido el título, continúan por su cuenta los
discurso de Vittorio Scialoja.
200 DEMASIADOS ABOGADOS LOS LICENCIADOS EN DERECHO 201

estudios teóricos, con el intento de dedicarse a la hubiese modo de dar una razón plausible” (88) de
enseñanza; y son también en número relativamente la necesidad de todo ello.
exiguo los que entran en la carrera judicial, no En los últimos tiempos, muchos licenciados en
porque falten los licenciados que aspiren a ingre­ Derecho han buscado colocación, más que en las
sar en ella, sino porque dada la justa severidad de Administraciones públicas, en las de las grandes
los exámenes de ingreso, poquísimos son los que empresas privadas, especialmente bancarias; pero,
logran vencer en la prueba. La gran mayoría de después de los primeros experimentos, casi todos
licenciados en Derecho no tiene, pues, más que los Bancos se muestran ya reacios a aceptar entre
dos caminos abiertos ante sí: los empleos públicos sus empleados a licenciados en Derecho, porque
los reclutados hasta ahora se han mostrado, en
o el ejercicio de la abogacía.
Puesto que la licenciatura en Derecho es el general, menos preparados que los jóvenes salidos
de los Institutos superiores de comercio, o aun que
título académico que abre la entrada de casi todas
los simples peritos mercantiles.. .
las carreras de la administración general y aun de
Así, todos aquellos que, después de haber lla­
las locales, se puede afirmar sin exageración que
mado a cien puertas en busca del pan cotidiano, se
la burocracia, ese enorme pulpo de la actual vida
encuentran todavía desocupados, refluyen descon­
italiana, ha sacado hasta ahora de las Facultades soladamente en el mare magnum de las profesio­
Jurídicas fuerzas para agigantarse; y, sobre todo, nes de abogado y procurador. Pocos, como ya se
que las Facultades de Jurisprudencia han sido ha dicho, son los que se dedican a la abogacía
hasta ahora las verdaderas incubadoras del mal por libre determinación, sin vacilar y sin intentar
burocrático que hoy nos ahoga, ya que principal­ primero otros caminos, teniendo ya en el bufete
mente entre los licenciados en Derecho ha sido paterno o en la conciencia de su propio valor una
reclutado “ese desgraciado proletariado intelec­ segura garantía de triunfar en el ejercicio de la
tual. . . que. . . ha ejercido, durante casi medio profesión. Y éstos son los mejores. Los más son,
siglo, una presión silenciosa, subterránea, pero irre­ en cambio, mediocres desilusionados que vienen a
sistible, sobre los hombres políticos y sobre los la abogacía porque todos los demás caminos se
gobernantes, a fin de que se abriesen uno y otro han cerrado para ellos. Alguien podría pensar que
día nuevos concursos para los empleos públicos y aquella parte de licenciados en Derecho que se
se aumentase y se ampliase cada vez más el nú­
mero de oficinas, incluso en el caso de que no (¡3S) Lolini, Burocrazia (Roma, 1919), págs. 35 y 41.
202 DEMASIADOS ABOGADOS EL CAMINO MÁS CORTO 203

dedican al bufete son, entre todos, los menos ma­ procurador a la vez que como abogado, la línea
los, porque se sienten con fuerzas para afrontar el de separación entre las dos funciónes ha perdido
riesgo de las luchas por la concurrencia profesio­ poco a poco toda su nitidez, y muchas que, es­
nal (39); pero la realidad es, desgraciadamente, trictamente consideradas, deberían ser funciones
bien distinta, puesto que muchos de los que a la reservadas al abogado, se han convertido en la
postre van a refugiarse en la abogacía, llegan allí práctica en campo abierto también para los sim­
obligados por la necesidad, después de haber in­ ples procuradores; hasta aquella que parece fun­
tentado en vano huir precisamente de aquellas ción típicamente exclusiva de los abogados, la de­
luchas de la libre concurrencia para las que no fensa en los juicios penales ante el Tribunal del
se sentían con fuerzas suficientes. Jurado, ha sido permitida a los simples procura­
dores por la propia Ley profesional (40). Dada
esta confusión de funciones, consecuencia natural
XXIX. EL CAMINO MAS CORTO PARA LA ABOGACÍA
de la acumulabilidad de las dos profesiones en un
En Italia, para ejercer de hecho la abogacía no mismo individuo, se puede decir que entre nos­
es necesario ser abogado. Basta, en efecto, dentro otros, para llegar al ejercicio efectivo de la abo­
del sistema híbrido que rige entre nosotros las gacía, existen dos caminos: el camino más largo,
profesiones forenses, hacerse procurador para po­ que dura seis años, los necesarios para obtener la
der ejercer en la circunscripción judicial corres­ inscripción en el Colegio de abogados después de
pondiente casi todas las funciones que son propias haber realizado los cuatro años de estudios univer­
del abogado. Esto no ocurriría si las profesiones sitarios y el bienio de aprendizaje práctico; y el
de procurador y de abogado estuviesen entre nos­ más corto, que dura tres años, o aún menos, los
otros rígidamente separadas, como lo están en necesarios para obtener la inscripción en el Cole­
Francia y en Inglaterra, donde la prohibición de gio de procuradores. Para ser procurador es nece­
acumular el ejercicio de ambas en una misma sario, como ya se apuntó, una cierta instrucción
persona hace que las funciones propias de cada teórica y un aprendizaje práctico. La instrucción
una estén netamente definidas y distinguidas. teórica, para los que se matriculan desde un prin­
Entre nosotros, en cambio, como muchas veces cipio en el curso para procuradores, abierto en
una misma persona actúa en un proceso como todas las Facultades de Jurisprudencia, dura dos

(39) Gfr. Relacione Mortara, pág. 13. (■W) Ley de 8 de junio de 1874, art. 55.
204 DEMASIADOS ABOGADOS El camino más corto 205

años; pero al paso que los inscritos en ese curso mentó se cree autorizado para olvidarse de que
bienal, en otro tiempo numerosos, especialmente es solamente procurador y doctor en Derecho, y
en el mediodía de Italia, van hoy disminuyendo adoptar en el mercado profesional el título y la
cada vez más (41), se difunde cada vez más tam­ solemnidad de un abogado verdadero. Si a cual­
bién, entre los jóvenes matriculados en los cursos quier procurador licenciado en Derecho, que al
ordinarios de Jurisprudencia, la costumbre de día siguiente al de su licenciatura se hace pasar
presentarse al examen de ingreso en la profesión por ahogado, le hiciérais observar que este título
de procurador (42 43) al fin del tercer año, después pertenece solamente a los que, después de dos años
de haber sufrido los exámenes universitarios de las de aprendizaje, posterior a la licenciatura, hayan
disciplinas fundamentales y de haber realizado el sufrido un nuevo examen y hayan conseguido así
aprendizaje práctico con un procurador en ejerci­ la inscripción en el Colegio de abogados, se son­
cio, simultáneamente con los dos últimos años de reiría de vuestra miopía profesional y ni siquiera
estudio, tal como explícitamente lo consiente la sospecharía que, haciéndose llamar abogado, come­
Ley profesional (4S). te una verdadera usurpación de título, perseguible
De este modo, sólo con tres años de estudio, el criminalmente. Claro está que a esta confusión de
estudiante todavía no licenciado puede dedicarse ideas le encamina la propia Ley profesional, que
a ejercer la profesión de procurador que, de hecho, (art. 9’) permite matricularse en el Colegio de
como ya se ha dicho, no tiene un contenido muy
abogados incluso a los “procuradores licenciados
distinto de la de abogado. Pasado luego un año, en Jurisprudencia después de seis años de ejerci­
el joven leguleyo vuelve a estudiar algunas sema­
cio”. ¿Con qué objeto, por tanto, el procurador
nas y se gradúa triunfalmente; y desde este mo-
que se hace pasar por abogado, ha de malgastar
(41) Cfr. los datos estadísticos en las págs. 134-135, tiempo y trabajo en hacer un aprendizaje poste­
columna tercera de la tabla. rior, o en sufrir un nuevo examen cuando el
(42|) Cfr. Mortara, Commentario, II, nota 1 de 'a tiempo le asegura sin fatiga idéntico resultado?
página 738. De este modo, el camino más breve y más fácil
(43) Ley de 1874, art. 39, n. 5. para llegar a la abogacía se resume en las siguien­
[Al inconveniente lamentado en el texto se ha puesto
remedio con el Real decreto de 31 de diciembre de 1923
tes etapas: sufrir el examen de procurador al fin
sobre exámenes de Estado, que exige, a partir de 1926, del tercer curso de Derecho; tomar el título un
la licenciatura en Derecho, incluso para el que quiera su­ año después, para proclamarse abogado y para
frir el examen de procurador], (N. del A., 1925.) ejercer las funciones de tal, y esperar serenamente
DEMASIADOS ABOGADOS EL APRENDIZAJE FORENSE 207
206

que la inscripción en el Colegio de abogados ma­ cios, a explicarle con cuidadosa paciencia el sig­
dure por sí sola y caiga por fin, automáticamente, nificado de cada acto y a servirse de él como de
¡ por méritos de... antigüedad! un colaborador bajo su dirección. Nuestra ley, lo
mismo que para el beneficio de pobreza, para esta
instrucción de los pasantes ha confiado mucho en
XXX. LA INNOBLE FARSA DEL APRENDIZAJE el sentido de solidaridad profesional de los aboga­
FORENSE dos; no ha dispuesto, como en Inglaterra, que el
Cualquiera podría creer que como compensación pasante haya de pagar al profesional crecidos ho­
de la ya señalada deficiencia de preparación teó­ norarios a modo de compensación por la instruc­
rica, los aspirantes a las profesiones de abogado y ción que éste le proporciona; ni, como en Austria,
procurador tienen en cambio una seria y eficaz que el pasante haya de ser retribuido por el pro­
preparación práctica. Pero se equivocaría enorme­ fesional por el trabajo de colaboración que a su
mente, porque el aprendizaje práctico, la llamada principal presta. Entre nosotros todo está basado
“práctica forense”, constituye la más nauseabunda en el sentido del deber; por donde, como dema­
ficción de todo el mecanismo de oficiales engaños siado era de prever, pasantes y profesionales se han
a que se reduce la ordenación de las profesiones puesto tácitamente de acuerdo en hacer todo lo
contrario de lo que el deber imponía.
forenses en Italia.
Según el concepto del legislador, el perfecciona­ En la intención de la ley, el licenciado, apenas
miento práctico del licenciado en Derecho deberá salido de la Universidad, debería encontrar hospi­
realizarse mediante la asistencia asidua y continua­ talidad cordial en el despacho de un abogado,
da del pasante durante dos años al despacho de quien pusiese a su disposición un cuarto y una
un profesional en ejercicio. Basado sólidamente biblioteca y que lo acogiese no sólo como un dis­
sobre su preparación científica, el pasante debería cípulo a quien instruir, sino también como un
aprender a servirse ágilmente de la teoría asistien­ hombre laborioso que aprovechar. Por el contrario,
do durante dos años a aquel afluir desordenado e el abogado en ejercicio considera al pasante sólo
imprevisto de casos concretos y los más dispares, bajo el aspecto de uno que estorba y a quien pre­
que desfilan diariamente por el despacho de un cisa tener alejado todo lo posible; y para los me­
abogado. Y el abogado experto debería ser para el nesteres ordinarios del bufete, prefiere cien veces
pasante como un maestro diligente, dispuesto a servirse de cualquier viejo dependiente, medio
poner al discípulo al corriente de todos sus negó- analfabeto, pero que en cambio es práctico en las
208 DEMASIADOS ABOGADOS El AprEndízAjb forense 20S)

astucias del oficio, que recurrir a la ayuda del de usted, me perfecciono en los más recónditos
pasante, “un muchacho que sería capaz de desba­ secretos del arte forense...” — “Ah, recuerdo,
ratar un asunto”. Así es casi inútil hoy día que el recuerdo perfectamente. Usted es un excelente jo­
joven que sale de la Universidad vaya en busca ven, un perfecto temperamento de estudioso...
de un despacho para iniciarse en serie en la prác­ ¿Y qué le hace falta ahora? ¿Un certificado?
tica forense: si no tiene un pariente o un amigo ¿Ah, nada más que un certificado?... ¡¡¡Pues
que se tome interés por su suerte y consienta ad­ no faltaba más!!! ¿Tiene usted una hoja de papel
mitirlo en su estudio, a cuantas puertas vaya a lla­ sellado? Traiga usted aca... Yo, el infrascrito,
mar oirá decir que las plazas de pasante están declaro por mi honor que el doctor Fulano de
todas ocupadas, que el abogado no puede recibir, Tal ha realizado cerca de mi con asiduidad y
y a poco verá reírse en sus barbas a los depen­ provecho...” Y así hasta el final. Y no se crea
dientes y a los escribientes, ya acostumbrados a que esto es una caricatura: pregúntese a todos los
tales comedias... Y aun si, al fin, el pasante es abogados en ejercicio en qué despacho han hecho
aceptado en cualquier bufete más hospitalario que su práctica forense: ¡ apuesto a que ni siquiera la
los demás, el abogado, al estrecharle la mano con mitad recuerdan con precisión las señas!
aire de hombre que tiene prisa, le dirá bondado­ Pero las fatigas del pobre pasante no han aca­
samente: “Mire usted: usted vaya a hacer lo que bado ahí. Como si no tuviese bastante que hacer
le resulte más cómodo... No se moleste en venir con el abogado que ha tomado el encargo de ins­
todos los días al despacho, a perder el tiempo... truirlo, debe (L. 1874, art. 89, n. 3) asistir, du­
De todos modos, esté usted seguro de que dentro rante los d os años de práct icas, “a l as vista s, l o mis­
de dos años no le habré de negar el certificado mo civiles que a las de lo criminal en las Audien­
de asistencia...” cias y Juzgados”. Para justificar esta asistencia, hay
De esta manera, el pasante, si no es sordo, com­ en las secretarías de los Tribunales un registro en
prende al vuelo en qué consiste la práctica forense el que el pasante debe firmar por cada una de las
y se guarda muy bien de dejarse ver por el despa­ audiencias a que asiste: ahora que si alguien tu­
cho de su “principal” antes de que transcurran viese la curiosidad de ir a cualquier secretaría a
dos años. Al cumplirse éstos, he aquí que el abo­ consultar ese registro, se daría cuenta con asom­
gado ve aparecer ante él a un joven vivaracho y bro de que las firmas del pasante están escritas
sonriente. “¿Quién es usted?” —“Soy su pasante, una debajo de otra en columna, todas con la mis­
que desde hace dos años, bajo la sabia dirección ma tinta, con la misma pluma, con la misma ca-
demasiados abogados LOS EXÁMENES DE ADMISIÓN 211
210

ligrafía... ¡Qué hermoso ejemplo de orden y los aspirantes a la abogacía con aquellas nociones
precisión! Lástima que en todo ello haya un pe­ meramente formales que cualquier escribiente de
queño inconveniente: que estas firmas tan regula­ despacho posee, sirve para darles, a través del con­
tacto amistoso con los más respetables de la pro­
res han sido escritas todas de un golpe en diez
fesión, la conciencia de aquellos imperativos de
minutos, al finar los dos años, por el pasante que
decoro y de corrección, que no están escritos en
nunca ha asistido a ninguna audiencia o hasta,
ningún Código, pero que deberían inculcarse a los
para mayor comodidad, por un encargado suyo. . .
nuevos profesionales como la más celosa tradición
Esta es hoy la costumbre: todo el mundo lo sabe,
de la abogacía. Entre nosotros las primeras ense­
incluso las Juntas de los Colegios, incluso los secre­ ñanzas que el pasante recibe de la clase que está
tarios: hasta en el Senado habló de ello Vittorio
a punto de acogerlo entre sus componentes es
Scialoja hace muchos años (44 *); pero el Estado ésta: que las leyes han sido escritas para ser fal­
continúa, no obstante, ofreciendo a los pasantes seadas. ¡Y no hay que asombrarse si los nuevos
sus registros de secretaría, dispuestos para dar va­ reclutas de la abogacía cada vez están más a la
lidez oficial al engaño. altura de esta enseñanza!
En conclusión, tal como hoy es, la práctica fo­
rense no es más que una miserable farsa que
parece hecha a propósito para enseñar al neófito, XXXI. LOS EXÁMENES DE ADMISIÓN AL EJERCICIO
desde el umbral de la profesión, que en la aboga­ PROFESIONAL (45)
cía todo es trampa. Los efectos del engaño siste­
mático se dejan sentir no tanto sobre la prepara­ Cuando pienso en cómo tienen lugar ciertos
ción estrictamente técnica de los nuevos profesio­ exámenes de aptitud para la abogacía, vuelve a
nales, los cuales pueden en breve, después de los mi memoria una divertidísima descripción que
primeros pleitos perdidos, formarse por sí solos hace Francisco Virgilio Barbacovi de la gran
aquella experiencia práctica que el aprendizaje facilidad con que, hacia los últimos años del siglo
forense no les ha sabido dar, como sobre la mo­
(45) [Téngase presente que por efecto del Real decre­
ralidad profesional. En otros Estados el período «■ to de 15 de enero de 1925, n. 27, de que se trata en la
de práctica forense, más que para enriquecer a nota 2 de la pág. 276, los exámenes de habilitación pro­
fesional se realizan ahora con mayor seriedad y con mayor
(44) cfr. la citada conferencia de Vittorio Scialoja, rigor de lo que puede aparecer de la descripción conte­
nida en el texto], (N. del A., 1925.)
pág. 2.
212 DEMASIADOS ABOGADOS LOS EXAMENES'DE ADMISION 213

xviii podían los jóvenes graduarse en algunas Uni­ que me escrutaba gravemente desde detrás de su
versidades italianas: “.. .No sufren allí ya ningún mesa, la cantidad debida, con una sonrisa entre
examen ni deben dar ninguna prueba de su saber; compasiva y desdeñosa', me advirtió: “—Vea us­
sino que apenas llegados encuentran los llamados ted que olvida pagar, junto con las veinte liras de
puntos ya preparados, esto es, se les da una hoja tasa, las cinco liras de derecho fijo para los ujie­
que contiene algunas tesis que deben defender: e res”. Estuve a punto de pedir explicaciones sobre
inmediatamente después vienen los argumentos ese derecho fijo, cuya existencia me era hasta
con los que las tesis habrán de ser impugnadas; y entonces desconocida; pero como el hombre me
lo que es más agradable aún: detrás de los argu­ hablaba en un tono de tanta superioridad, no
mentos están prontas las respuestas con las que el quise rebajarme más en su consideración, y, silen­
candidato debe deshacerlos denodadamente. Pro­ ciosamente, pagué. Y entonces, como para recom­
cura aprender de memoria todo eso, si puede, y pensarme por mi mansedumbre, él, amigablemen­
llegado el día fijado para la cómica función, todos te, añadió: “¿Estiá usted fuerte en procedimiento
los actores recitan gravemente la parte de su papel civil? ¿Tiene usted necesidad de algún consejo
que tienen ante los ojos: y con tal que el candi­ práctico para el examen oral? ¡Oh, no hay que
dato sepa leer, es a continuación, por unanimidad impresionarse, entiende usted?: las preguntas, y
de votos, juzgado dignísimo del doctorado...” (48). nosotros los viejos ya lo sabemos, son poco más o
Y, sin embargo, este cuadrito barbacoviano tan menos siempre las mismas; y en una hora que esté
vivo, resulta superado en comicidad por la narra­ usted conmigo aprenderá mucho más para el exa­
ción de un colega, que me describió de este modo men de lo que haya aprendido en cuatro años
de Universidad. Por ejemplo, si le preguntan:
el examen de procurador por él sufrido hace una
—¿Cuántos son los medios de impugnación? Usted
decena de años. “Una vez llegado a la ciudad
debe responder en seco, sin vacilar: ¡cinco! Y de
donde el examen tenía que celebrarse al día si­
este modo, sale usted de apuros”. Mi compañero,
guiente —me decía mi colega— busqué la resi­
que era un joven bastante estudioso, no tuvo ne­
dencia del Colegio de procuradores, para pagar
cesidad, por lo que me contó, de aprovecharse de
allí los derechos de examen que sabía importaban
tan ilustre maestro; y al día siguiente, confiado
veinte liras; pero cuando le ofrecí al empleado,
en su preparación, se presentó al examen escrito
que precede al oral; y he aquí cómo me describió
(48) Progetto d’un nuovo Codice giudiziario (2* edi­
aquella jornada.
ción, Trento, 1786, vol. II, pág. 254).
214 DEMASIADOS ABOCADOS LOS EXÁMENES BE ADMISIÓN' 215

“Nos reunimos, hacia las nueve de la mañana, viandas y negras y blancas botellas y hasta, de
los treinta que éramos, en una gran sala de la debajo de la mesa presidencial (¡Oh maravilla!),
Corte de apelación especialmente preparada para un panzudo frasco toscano.. . En grupos de tres
el examen; los sillones de los jueces continuaban o cuatro vi a los candidatos sentarse en círculo al­
en su sitio, allá en lo alto, perfilándose solemne­ rededor de las mesas aderezadas, poniendo en
mente sobre las verdes cortinas del fondo; pero, común, no ya las congojas de la inminente prueba,
abajo, en el hemiciclo, donde, en los días de au­ sino las viandas y las bebidas; y toda la Sala se­
diencia, están los abogados y el público, habían vera resonó con un alegre barullo de taberna, pro­
ducido por las botellas tintineantes, las mandíbulas
sido simétricamente colocadas varias mesitas a fin
que masticaban, los chistes de comensales que, con
de q ue a ca da una se sen tase u n exa minando a tra­
bajar por su cuenta. Tomamos asiento en silencio la boca llena, rivalizaban en alegría. El ágape duró
antéa las varias mesitas, pero como éstas eran en dos horas; y sobre las mesas se oia volar, como
número inferior al de los candidatos, alguno de susurrada por un espíritu invisible, una frase de
los jóvenes últimamente llegados hubo de subir esperanza: “al mediodía volverán los ujieres. .
valientemente, no sin risas de los compañeros, En efecto, al mediodía volvieron puntualmente los
hasta el sillón del presidente y sentarse allí solem­ ujieres, los del derecho jijo; y sobre cada mesa, ya
desalojada de los restos del banquete, colocaron
nemente esperando.
“Entonces compareció un venerable señor que con gravedad una hojita velografiada en la que
nos dictó dos temas para desarrollar: una citación oportunamente aparecía el desarrollo de los dos
y un requerimiento; una vez que acabó de dictar­ temas dictados aquella mañana por el venerable
los sonrió, tosió, nos deseó “buena suerte” y desa­ señor. . .” El amigo interrumpió en este punto su
pareció. Y entonces, cuando yo esperaba que todos narración presa de la nostálgica melancolía de los
los candidatos, preocupados por los temas a des­ recuerdos; y sólo después de algún silencio, aña­
arrollar, abriesen los Códigos y, silenciosamente, dió: “La verdad, yo creí advertir que uno de los
apoyasen en la mano la frente cargada de medi­ temas desarrollados que nos habían proporcionado
taciones, ¿qué es lo que vieron mis ojos incrédu­ los porteros estaba equivocado de arriba abajo;
los? Pues vieron que todos los examinandos, con pero esto no importaba; en el examen escrito
grandes gestos de júbilo y con un alegre y juvenil fuimos todos aprobados”.
alboroto, sacaban a la luz de debajo de los trajes No hay que creer, ¡ oh, no!, que todos los exá­
y de las mesas, grandes envoltorios de olorosas menes de ingreso en las profesiones de abogado y
216 DEMASIADOS ABOCADOS LOS EXÁMENES DE ADMISION 217

procurador se desenvuelvan todavía según el pro­ sentasen ante la entrada principal y que luego no
grama descrito por mi amigo; afortunadamente se diese cuenta de la gran desenvoltura con que
para las carreras forenses, se realizan casi siempre los rechazados penetraban tranquilamente por la
con criterios de mayor seriedad y de mayor hon­ puertecita de servicio. Y no hay por qué creer que
radez; pero la severidad es elemento extraño a por el portillo de servicio pase una minoría. He
ellos, aun cuando las cosas se hagan en serio. querido satisfacer la curiosidad de comprobar
Especialmente en los exámenes para la abogacía, cuántos de los últimos cien matriculados en el
a los que se presentan licenciados que hace dos o Colegio de abogados de una ciudad de la Italia
tres años ejercen ya de hecho la profesión, los central, habían sufrido el examen de ingreso en la
examinadores abogados consideran como un deber abogacía, y he visto que de 100, tan sólo habían
de compañerismo entornar o cerrar los ojos ante sido 17 los valientes; los otros 83 habían sido
las deficiencias de los examinandos. A lo mejor, matriculados ¡por antigüedad! Así acontece que
con alguno de éstos han tenido ya ocasión de en­ la llave maestra del Colegio de abogados está en
trar en relaciones profesionales, llevando asuntos manos de la Junta del Colegio de procuradores,
en contra o en colaboración; otras veces uno de que aprobando hoy a un candidato en el examen
los candidatos es hijo o pariente de cualquier abo­ de procurador, le firma al mismo tiempo una le­
gado colega de los examinadores... tra con vencimiento a seis años fecha para la ad­
De otra parte, la misma Ley profesional de misión al ejercicio de la abogacía. Se explica de
1874, que, como se ha visto (§ XXIX), da al pro­ este modo lo difundido que está en los tribunales
curador-licenciado el derecho de inscribirse en el de examen (de los que a lo mejor forman parte
Colegio de abogados después de seis años de ejer­ como examinadores abogados que en otro tiempo
cicio, sin necesidad de sufrir el examen dé ingreso no lograron aprobar como examinandos) la idea
en la abogacía, quita a priori a este examen todo de que el examen para la abogacía es una mera
carácter de necesidad y, por consiguiente de seve­ formalidad. . . “El verdadero examen —decían los
ridad, ¿Qué examen es éste facultativo, que deja viejos profesionales— lo hacen los clientes”. Esto
a los suspensos la puerta abierta para alcanzar sin podría ser exacto si la profesión de abogado de­
nuevo esfuerzo el mismo título del que los exami­ biese servir solamente al interés de los clientes;
nadores no los declararon aptos? Esto le hace a uno pero el mal está en que esa indulgencia habitual
pensar en el inútil celo de un portero que se arroja sobre el mercado profesional una cantidad
afanase por echar atrás a las gentes que se pre­ de ineptos, quienes, precisamente porque los clien­
218 DEMASIADOS ABOGADOS J UNTAS DIRECTIVAS DE LOS: COLEGIOS 219

\
tes, haciendo el examen por su cuenta, no van a ción: que si todos los años se desparraman en las
ir a buscarlos, se verán obligados a prostituir la profesiones forenses turbas de jóvenes no prepara­
profesióri y a ponerla al servicio de fines perfecta­ dos e inferiores a su misión, los primeros respon­
mente contrarios a aquellos que honradamente sables de esa aglomeración y de esa decadencia son
debiera servir. las mismas corporaciones profesionales, que de cin­
cuenta años a esta parte toleran que el aprendizaje
XXXII. LA PSICOLOGÍA DE LAS JUNTAS práctico se realice de aquel modo ridículo que todo
DIRECTIVAS DE LOS COLEGIOS el mundo conoce y que no saben servirse de los
exámenes de habilitación como de una barrera
El engaño, sistemáticamente tolerado, de la rigurosa para cerrar el camino a los indignos. La
“práctica forense”, y la generosidad con que en prueba más evidente de la ineptitud crónica de los
los exámenes de ingreso en las profesiones de abo­ Colegios de abogados para servirse de los exámenes
gado y procurador los examinadores abren la de ingreso al objeto de mantener alto el nivel de
puerta a cualquier “infeliz” que llame a ellas, ha­ la profesión, la da, por otra parte, la insistencia
cen dudar profundamente de si nuestro legislador con que la mayoría de los Colegios piden la clau­
no puso demasiada confianza en el sentimiento de sura de la matrícula (§ XXXIX), reconociendo
responsabilidad y en el espíritu de disciplina de los de este modo que hasta que los Colegios no estén
Colegios cuando creyó que el medio más eficaz cerrados por la ley, sus guardianes no se sentirán
para realizar entre los aspirantes a la abogacía una capaces de impedir la entrada a los ineptos. ¿Qué
rigurosa selección era confiar a los Colegios pro­ se diría de un centinela puesto a vigilar la entrada
fesionales un poder de inspección sobre sus pro­ de un cuartel, que confesase cándidamente a sus
pios componentes. superiores que el medio más seguro para evitar que
Bien sé que a muchos abogados les parecerá una se introdujeran los extraños era el de... tapiar la
herejía poner en cuestión el principio de que la puerta?
clase es: maitre de son, tablean et de sa discipline. La misma relajación tolerante, el mismo cómodo
Y, sin embargo, al que quiera examinar serena­ sistema de laissez faire, laissez passer se manifiesta
mente las cosas, sin dejarse intimidar por las fra­ en la manera cómo ciertas Juntas “velan por la
ses hechas y con la firme intención de reconocer conservación del decoro... del Colegio” (ley de
y decir a los demás la verdad, aunque sea cruda, 8 de junio de 1874, art. 24, n. 1), ejercitando una
no puede escapársele lo fundado de esta observa- vigilancia sobre la moralidad de sus componentes.
220 DEMASIADOS ABOGADOS JUNTAS DIRECTIVAS DE LOS COLEGIOS 221

No se puede decir, en verdad, que la ley de 1874 procuradores, es el de no haber incurrido en algu­
se haya preocupado excesivamente de cerrar la nas condenas penales de las más graves (arts. 8’ y
puerta de las profesiones forenses a las gentes de 39 de la ley). Demostrada, mediante certificado
mala fe, ni de dar a las Juntas profesionales armas de antecedentes penales, la no existencia de ellos,
muy eficaces para alejarlas. Mientras en Francia el peor bribón tiene derecho, si posee los requisi­
el período de la práctica forense, el stage, sirve a tos de cultura, a formar parte del Colegio; y los
los profesionales para someter al stagiaire a deta­ profesionales en ejercicio, aunque conozcan sus
lladas y rigurosas investigaciones sobre su vida pre­ “precedentes” morales, están obligados a acogerlo
sente y pasada, a fin de averiguar si posee todos y a llamarle colega (50).
aquellos requisitos de carácter y de delicadeza que Pero, a pesar de todo, aunque la ley de 1874
son indispensables en un abogado digno de este es por este lado defectuosísima, confía, no obstan­
nombre (47); mientras en Inglaterra la inscripción te, a las Juntas profesionales un poder disciplinario
en el Colegio pueden negarla discrecionalmente las sobre los individuos del Colegio, que si fuese ejer­
Juntas por el único motivo de que el aspirante no cido con energía podría remediar en cierto modo
ofrezca garantías suficientes de ser un perfecto los defectos de la ley; con él tendrían los Colegios
gentleman (48), y en Francia, incluso porque ha­
un arma bastante eficaz para reprimir, incluso de
bite en un hotel meublé, demostrando así que no oficio, todas aquellas indelicadezas de los profesio­
tiene la independencia económica que el ejercicio
nales indignos, que sin rozar el Código penal, le­
de la abogacía requiere (49); entre nosotros, por sionan, no obstante, profundamente, el decoro de
la ley de 8 de junio de 1874, el único requisito de
toda la clase.
moralidad que el aspirante debe demostrar para Lejos de ser así, el que ha intervenido un poco
matricularse en el Colegio de abogados o en el de
en la vida de las Juntas de Colegio, sabe que, por
una costumbre ya inveterada, buscan todas las ex­
(47) Crbsson, ob. cit., vol. I, pág. 35.
(Para Bélgica, cfr. Norden en Die Rechtsanw., páginas cusas y todas las escapatorias para sustraerse a la
72 y sigtes.). (N. del A., 1925.) responsabilidad de ejercer rigurosamente su poder
(48) cfr. Tiranti, Introduzione alio studio delta gius- disciplinario. Se guardan muy bien de investigar
tizia in Inghilterra, n. 35.
[Cfr. también 'Williams y Sutton en Die Rechtsanw.,
(50) (Disposiciones más rigurosas se encuentran en el
págs. 52 y sigtes.]. (N. del A., 1925.) Proyecto Rocco de 4 de abril de 1925; cfr. nota última
(49) Cresson, ibidem, págs. 57 y sigtes. del § XL). (N. del A., 1925.)
222 - Demasiados abogados JUNTAS DIRECTIVAS DE LOS

de. oficiojfósi.fíbusos de los individuos del Colegio; ses forenses ha resultado más ca
si úri profesional presenta una reclamación contra los intereses profesionales de sus co
'tnr cóíegáf tratan de arreglar las cosas en familia, de ejercer una inspección disciplinar
de no descontentar a nadie, en vez de exigir las mismos; y que las Juntas de gobierno, que el le­
responsabilidades donde quiera que se encuentren; gislador estableció sobre todo para mantener el de­
y demuestran así creer que el decoro de la clase coro y la probidad en el ejercicio profesional, tien­
frente a los extraños se protege mejor poniendo den cada vez más a actuar como órganos sindi­
sordina a los escándalos que haciendo valientemen­ cales de clase, destinados, sobre todo, a luchar
te luz sobre las irregularidades de cualquier cole­ por el mejoramiento económico de los asociados.
Parece que ni aun los Colegios forenses saben huir
ga. Así ocurre que, aun cuando en los círculos fo­
renses corran de boca en boca los nombres de de las turbulentas corrientes sindicalistas que agi­
tan hoy día a las grandes masas de trabajadores
aquellos, no muchos, profesionales notoriamente
manuales; también entre los abogados está ahora
“descalificados” por el poco escrúpulo con que in­
de moda hablar de “intereses de clase”, de “rei­
dignamente ejercer su carrera, las Juntas de los
vindicaciones económicas”, de “organizaciones”, de
Colegios, que deberían actuar enérgicamente para
“explotadores” y de “explotados”. “Entre aboga­
librar a los colegas de aquellas indignidades, se
dos y clientes, dicen, se establece un verdadero con­
guardan muy bien de dar un paso para expulsar a
trato de trabajo: por tanto, frente a los clientes
una exigua minoría de aventureros que basta pa­
explotadores, nosotros somos los trabajadores ex­
ra desacreditar ante el público a toda una mayo­
plotados que tienen en la organización de clase la
ría de profesionales honrados.
única arma para... romper las seculares cade­
Seguimos, pues, entusiasmándonos ante la idea
nas”. Durante muchos decenios las Juntas han sido
del Cuerpo “Señor de su registro y de su disci­
órganos atrofiados de los que la gran mayoría de
plina”; pero, ¿qué clase de señor es ése que no sa­
profesionales se desinteresaba, dejando que para
be poner a la puerta a los perturbadores y que
formarlas fuesen sistemáticamente reelegidos todos
acoge con reverencia a los rateros que van a des­
los años los titulares salientes. El espíritu renova­
valijar la casa? La verdad es que, como en Ale­
dor brotado de la guerra ha renovado también las
mania (01), la organización corporativa de las cla-
Juntas de los Colegios, llevando a ellas elementos
jóvenes; pero el programa con el que esos jóvenes
(51) Schmidt, Prozessrecht und Staatsrecht, pág. 66,
han sido elegidos fue, sobre todo, un programa de
nota 2.
224 DEMASIADOS ABOCADOS JUNTAS DIRECTIVAS DE LOS COLEGIOS 225

acción económica, encaminado no tanto a realzar sias nacidas entre abogados y clientes sobre pago
intelectual y moralmente el nivel de la profesión, . de los honorarios debidos por éstos, no serán juz­
como a obtener un mejoramiento en las condi­ gadas por la autoridad judicial ordinaria, como
ciones y en la retribución del trabajo profesional. ahora ocurre, sino precisamente por la Junta del
El espíritu sindicalista penetra ya hasta entre Colegio de abogados, que, naturalmente, dará
los abogados; hay quien ha propuesto poner en co­ siempre la razón a los... clientes. Todo comen­
mún las ganancias para repartirlas a fin de año tario sería inútil; ¡basta referir el ejemplo para
entre todos los matriculados en el Colegio (62); comprender cómo hasta los juristas pierden el sen­
el asalto a las cajas del Estado entra poco a poco tido de la legalidad cuando se dedican a “hacer”
en los programas de esos profesionales libres; ya lucha de clases! (BS).
en algunas ciudades se ha organizado entre los Autorizadamente se dijo que “no se estimaría
abogados una “oficina del trabajo” hasta con su adecuada a aquel decoro profesional, por el que
“secretario propagandista”, para distribuir los los juristas de los Colegios de abogados deben ve­
asuntos entre los parados, los cuales, de otro mo­ lar con arreglo a la ley, una actitud de lucha sin­
do, lo mismo que los braceros invaden las tierras, dical contra los clientes. La práctica, por lo de­
invadirían quizá, dentro de poco, las salas de los más, nos enseña que la frecuencia de esas actitu­
tribunales, reclamando del Gobierno pan y clien­ des de lucha está en razón inversa del valor de
tes ... Una sabrosa muestra de ese espíritu sindi­ la intelectual del trabajo” (64). Pero hoy ya no
cal se encuentra en el reciente proyecto de ley de vale observar que la función esencialmente públi­
organización de la profesión de abogado, prepa­ ca de los abogados y el carácter eminentemente in­
rado hace poco tiempo, a iniciativa del ministro dividualista de su trabajo no consienten actitudes
Mortara, por los representantes de las principales propias de otras clases de trabajadores totalmente
Curias italianas. En los artículos 91-93 dé ese pro­ distintas. Los métodos nuevos triunfan: y el día
yecto se dispone nada menos que: las controver- en que se amenaza con cerrar un Tribunal de Ca­
sación (¡ iba a decir una fábrica!), también los
(52) En la reciente Asamblea jurídico-forense de Flo­
rencia ha sido discutido el establecimiento de una “Caja (53Q El Proyecto Fera, de que se habla en el § XL,
de distrito forense”, en la que todos los profesionales en ha atenuado lo absurdo de esas disposiciones (art. 76,
ap. 1’).
ejercicio deberían dejar un tanto por ciento de sus hono­
rarios para garantizar a fin de año a todo matriculado (S4) Barassi, II contrato di lavoro nel diritto positivo
en el Colegio una congrua no inferior a 2.000 liras. italiano (Milán, 1917), vol. II, pág. 68.
226 DEMASIADOS ABOGADOS EL ESTADO CHARLATAN 227

“guardianes de los códigos” dejan éstos a un lado aquellas promesas, toda la rdfinada crueldad de
y proclaman la huelga a ultranza (6B). aquellas lisonjas. . . Gran parte de los jóvenes que
el Estado, con tan indulgente generosidad, acom­
paña hasta el umbral de la abogacía, no hallan
XXXIII. EL ESTADO CHARLATAN
después otro camino para vivir, cuando se encuen­
Las causas de la plétora que aflige y corrom­ tran sin guía y sin apoyo en la encarnizada lucha
pe las profesiones forenses en Italia aparecen, creo, profesional, rechazados por los colegas más anti­
bien claras después de lo que he dicho. Para una guos y desprovistos de medios para crearse un bu­
burguesía acostumbrada a considerar los estudios fete, que el de prescindir de escrúpulos; y el ver­
como un medio de conseguir el título, y el título dadero responsable de la decadencia moral e in­
como un medio para asegurarse sin gran trabajo telectual de la profesión es, sin duda alguna, el
una “posición”, la abogacía se presenta como la Estado charlatán, que como si el país tuviera gran
profesión ideal a la que conduce un ancho ca­ necesidad de abogados continúa gritando desde
mino sin asperezas y sin recodos, que las Faculta­ la puerta del barracón a la multitud que quiere
des de Derecho y las Juntas de los Colegios, en divertirse: “Adelante, adelante, ¿quién quiere ha­
competencia, allanan y siembran de flores en ho­ cerse abogado? ¡ Entren, señores, que el gasto es
nor de las joviales hileras de despreocupados que pequeño y el entretenimiento grande!”.
se aventuran por él cantando; pero cuando, al Un último ejemplo de esta charlatanería ha si­
término del viaje, aquéllos llegan alegres a la do el trato que el Decreto del Lugarteniente del
meta que el camino prometía tan amena, enton­ Reino del 13 de abril de 1919, n. 577, otorga a
ces y sólo entonces comprenden toda la falacia de los licenciados en leyes veteranos de guerra. Si en
favor de éstos, que volvían a las profesiones faltos
(55) Esa desviación de la actividad de las Juntas de incluso de aquel barniz teórico que dan los estu­
los Colegios ha hecho disminuir, como es fácil de com­ dios universitarios y absolutamente desprovistos de
prender, su dignidad; prueba de esa disminución es el toda práctica profesional, el Estado hubiera que­
sistema, hoy día corriente en la magistratura, de no
hacer casi nunca caso, en la tasación de las minutas, de rido hacer algo en serio, hubiese debido ponerles
los dictámenes de las Juntas de los Colegios que, según en condiciones de refrescar su cultura al abrigo
la ley, deben preceder a las tasaciones; casi se creería de las apremiantes necesidades económicas, y ayu­
que los magistrados temen que las Juntas de los Colegios
se hagan cómplices de las excesivas pretensiones de cual­
darlos a rehacerse con calma aquel bagaje de no­
quier colega. ciones profesionales, sin las cuales, en la lucha por
228 DEMASIADOS ABOGADOS

la existencia, habrán de ser inevitablemente ven­


cidos. Pero no; para gastar menos y contentar a
todos, el Estado no hizo más que aplicarles tam­
bién aquella amabilísima “benevolencia de gue­
rra”, de la que tan significativos ejemplos hemos
apreciado ya hablando de los exámenes universi­ CAPÍTULO III
tarios; en efecto, estableció que para los desmovi­
lizados de guerra el período de práctica, así de REMEDIOS CONTRA EL EXCESO DE
procurador como de abogado, fuera reducido de
ABOGADOS Y PROCURADORES
dos años a tres meses, y el período de ejercicio
profesional que es necesario a los abogados para
poder actuar en Casación, de cinco años a tres. XXXIV. PROYECTOS MAS RECIENTES DE REFORMA
De este modo, a aquellos jóvenes, que después de DE LA LEY DE ORGANIZACIÓN DE LAS PROFE­
cuatro años de guerra tenían, más que los otros, SIONES DE ABOGADO Y PROCURADOR DE
necesidad de volverse a poner a estudiar y dedi­ 8 DE JUNIO DE 1874
carse a la práctica en serio, les hizo el estupendo
servicio de abrirles de par en par las puertas de la La necesidad de reformar la ley actualmente en
profesión, enviándoles a gran velocidad a defen­ vigor, al objeto de hacer más seria la preparación
der causas con la cabeza todavía llena de circu­ de los nuevos abogados y poner freno a su pro­
lares sobre el empleo de la infantería o sobre el gresivo aumento, ha sido sentida por las mismas
uso de las armas de trinchera. Pero el colmo de clases forenses, que en los últimos Congresos na­
la ironía fue el artículo que autoriza a los des­ cionales se han planteado el problema y han dis­
movilizados para defender anticipadamente en Ca­ cutido los medios más oportunos para resolverlo;
sación; bajo su letra, que suena a gratitud por los dos proyectos concretos de reforma han nacido de
combatientes, parece leerse realmente el pensa­ este movimiento en el último decenio: uno de
miento oculto del legislador que murmura: “¡Dé­ enero de 1914, preparado por una Comisión de di­
mosles también esta pequeña satisfacción; después putados y altos empleados nombrada por el minis­
de todo, no se encontrará ni un solo cliente tan tro Finocchiaro Aprile, el 11 de marzo de 1913;
necio que confíe un recurso de Casación a estos el otro, del 1’ de marzo de 1920, preparado por
una Comisión de representantes de las principales
muchachos!”.
230 DEMASIADOS ABOGADOS ORGANIZACIÓN PROFESIONAL 231

Curias de Italia, nombrada por el Ministro Mor- siguientes a la licenciatura) del aprendizaje prác­
tara el 21 de octubre de 1919 (1). El primer pro­ tico.
yecto, en tanto que se ocupaba ampliamente de c) Mayor severidad en el examen de habilita­
reordenar los aranceles y las disposiciones relativas ción para la abogacía.
a la discusión de los honorarios, no se puede decir d) Creación del sistema de limitación del nú­
que hiciera propuestas muy audaces para estable­ mero de abogados.
cer sobre bases nuevas la organización profesional, Cada uno de estos cuatro puntos merece un exa­
porque se limitaba a exigir la licenciatura en De­ men especial; pero antes no creo fuera de lugar
recho inclusive para la profesión de procurador, alguna observación sobre las tendencias generales
y a introducir, solamente para los procuradores, el que parecen inspirar estos proyectos de reforma
sistema del número limitado de profesionales. Más preparados por los mismos abogados.
radical el segundo proyecto, a la vez que se ocupa Ante todo, parece que en ellos preocupa y do­
también con mucho cuidado de los intereses eco­ mina más que el intento de mejorar, en interés
nómicos de la clase (ya hemos visto un ejemplo del Estado, la abogacía del porvenir, el de favore­
de ello en aquella propuesta de dar a las Juntas cer, en interés de la clase, la condición económica
de los Colegios poderes jurisdiccionales ¡ sobre los de los abogados de hoy. Aquellas tendencias cla­
clientes!), y coordina los Colegios profesionales en ramente sindicalistas, que ya hemos advertido en
una gran jerarquía centralizada en Roma, desti­ el espíritu general de toda la clase, asoman muchas
nada a dar unidad nacional a las profesiones de veces la cabeza en esos proyectos de reforma; por
abogado y procurador; pero apta quizá para hacer donde, si alguien pudo ingeniosamente desear, da­
cada vez más perezosa y burocrática la vida, ya da la labor legislativa hasta ahora desplegada en
tan relajada, de las Corporaciones forenses, afron­ el Parlamento por los abogados, que las nuevas le­
ta el problema de la plétora y de la decadencia yes judiciales fueran hechas por los clientes, es de
profesional con cuatro propuestas: temer que los abogados no sean los mejores refor­
<z) Abolición de la profesión de procurador co­ madores de sí mismos, ya que la primera condi­
mo profesión separada de la de abogado. ción de una reforma eficaz es una despiadada con­
b) Mayor severidad y duración (cuatro años ciencia de los defectos que han de corregirse y no
siempre pueden ser puestos resueltamente en evi­
(1) Sobre el Proyecto Fera, presentado cuando este dencia por quienes en sustancia son sus más direc­
volumen estaba ya en prensa, cfr. el § XL. tos responsables. En segundo lugar, me parece ad­
232 DEMASIADOS ABOCADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 233

vertir otra fundamental deficiencia en aquellos pro­ guesía, el asalto al título, que en las Facultades
yectos: que consideran posible una reforma radi­ de Derecho tiene su manifestación más típica, se
cal de la abogacía desligada de una reforma tam­ podría atenuar eficazmente si se inyectase una nue­
bién radical de la organización universitaria; cuan­ va sangre de disciplina y de seriedad en la ense­
do, por el contrario, como se ha visto, todos los ñanza media, primer cómplice del relajamiento
males de nuestra profesión tienen su primer ori­ moral de la Italia de ahora. La reforma de la
gen en un vicio de preparación teórica y práctica. enseñanza media está hoy en la conciencia de la
Y todavía nace una última duda de la lectura parte más sana de la nación, que comprende cla­
de aquellas propuestas: la de si, por ventura, no ramente que sólo de la escuela es lícito esperar, de
se basan en la ilusión de que con cambiar el tex­ aquí a algunos decenios, aquella esclarecida y hon­
to de la ley todo habrá de resultar milagrosa­ rada clase directora que nuestro pueblo aguarda:
mente remediado, y que para acabar con los ma­ y en la solución de este gran problema central y
les, derivados principalmente de que no se cum­ absorbente de toda la vida italiana, la encontrará
plan hoy las leyes existentes, sea bastante sustituir ciertamente también y definitiva el problema par­
éstas con nuevas leyes más rigurosas, las cuales, por ticular de la abogacía (3).
ese mayor rigor, tanto menos se habrán de cum­
(3) [El ministro Gentile, por Decreto de 6 de mayo
plir mañana.. . (2)
de 1923, n. 1054, ha llevado a cabo una reforma funda­
mental de la enseñanza media, que tiende, entre sus
XXXV. LA REFORMA DE LA ORGANIZACIÓN varios propósitos, a realizar una selección de los estu­
diantes bastante más rigurosa que la actual, mediante la
DE LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS limitación del número de matriculados y la introducción
del examen de Estado. La reforma ha dado lugar a fuer­
La salvación de la abogacía del mañana está, an­ tes críticas y fue ya sometida a retoques parciales por obra
te todo, en la reforma de la enseñanza media: si de los ministros Casati y Fedele, que sucedieron a Gen-
la excesiva concurrencia de estudiantes en las Uni­ tile en el Ministerio de Instrucción pública. Pero yo
versidades italianas tiene su primer origen en la opino que si bien muchas de sus modalidades habrán de
ser modificadas, la idea que la informa, en cuanto tiende
condescendencia con que las escuelas secundarias a excluir de la prosecución de los estudios a los que no
halagan la superficialidad de los hijos de la bur­ muestren especiales aptitudes para ello, poniendo de este
modo un freno a la afluencia de jóvenes mediocres en las
(2) [Sobre los proyectos de reforma presentados desde Universidades, merece ser defendida. Por de pronto la
1921 hasta hoy, cfr. la última nota del § XLJ. (N. del reforma ha tenido como consecuencia, desde el primer
A., 1925.) año de su aplicación, la reducción a cerca de la mitad de
234 DEMASIADOS ABOCADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 235

Pero aun sin ir tan allá, creo haber demostrado cultades, es peligroso, en tanto que es bastante
en el capítulo precedente (§§ XXII-XXVII) cuá­ más racional y más concluyente tratar de resolver
les son las deficiencias específicas por las que las los problemas inherentes a la organización de una
Universidades, y de un modo especial las Facul­ Facultad considerada por sí sola, en relación con
tades de Derecho, resultan, hasta para el que las las especiales exigencias didácticas de una deter­
considere aisladas de todo el organismo de la ins­ minada rama de disciplinas científicas (4). Y, por
trucción media y primaria, inadecuadas a la fun­ otra parte, tampoco intento, aun limitando mis
ción de enseñanza teórica que en el pensamiento observaciones a los estudios en que soy menos in­
del legislador les debía estar reservada; y sobre competente, echar al mundo mi buen proyecto de
esas deficiencias, precisamente, que son las causas reforma, pronto para ser transformado en ley, so­
inmediatas de la decadencia de las profesiones ju­ bre la mejor organización posible de las Faculta­
rídicas, quisiera llamar una vez más la atención des de Derecho. Deseoso, más que de sugerir solu­
de los lectores, porque estoy convencido de que es ciones, de proponer problemas concretos a resol­
perfectamente inútil discutir cuestiones de detalle ver, me limito a afirmar, basándome en mi mo­
(como, por ejemplo, la del número de materias desta experiencia de estudiante, de profesor y de
obligatorias), mientras no se hayan acometido va­ abogado, que el número de los que se dedican a
lerosamente algunos puntos fundamentales que no
se refieren tanto a los programas de las materias (4) El problema de la reforma universitaria ha sido
que se han de estudiar como di modo de estudiar últimamente reelaborado y examinado de nuevo bajo to­
seriamente cualquier materia. dos sus aspectos, ya en los problemas comunes a todas las
Facultades, ya en los propios de cada rama de estudios,
No se crea que yo intento tratar aquí ex professo por la Comisión real para la reorganización de los estu­
la magna y compleja cuestión de la reforma uni­ dios superiores, la cual, después de cuatro años de trabajo,
versitaria. En mi modesta opinión, hablar sólo de publicó, en 1914, una Memoria general (redactada por
reforma universitaria en general, como si el pro­ el prof. Cegi), en la que es ampliamente citada y resu­
blema a resolver fuese el mismo para todas las Fa­ mida toda la legislación y toda la literatura precedentes
en la materia; y un volumen de Memorias y propuestas
especiales de las Subcomisiones de Facultad.
los alumnos matriculados en las escuelas de instrucción [Cfr. ahora, para un nuevo examen de todas estas cues­
media del Estado. Esto significa que en los años próximos tiones, el citado volumen L’Universitá di domani, en el
tendremos una disminución proporcionada de matricula­ que, después de una parte general, se examinan separa­
dos en las Facultades de Jurisprudencia], (N. del A., damente los problemas particulares de los estudios de
1925.) Letras y de Jurisprudencia]. (N. del A., 1925.)
236 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 237

los estudios jurídicos no se reducirá notablemente, de los Centros interesados)/no se ve claro que el
ni será verdaderamente eficaz para los estudiantes medio más apropiado para reavivar en el país la
de Derecho la enseñanza universitaria, sino des­ llama de la alta cultura sea precisamente comen­
pués de una reforma que tenga debidamente en zar por apagar aquellos hogares en los que, bien
cuenta los puntos siguientes. que vacilante, ha sido hasta ahora mantenida. Pe­
a) Si la gran concurrencia de alumnos a los ro esta consideración de carácter general, que pre­
estudios de Jurisprudencia está favorecida por el cisamente hace poco ha sido formulada por quien
hecho de que las veinticuatro Facultades de De­ podía examinar el problema de un modo desapa­
recho (diecinueve de Universidades oficiales y sionado (7), no logra convencerme tanto como una
cinco de Universidades libres), generosamente di­ consideración de carácter práctico: esto es, que si
seminadas por toda la Península, ofrecen a los jó­ la reducción de Universidades se hiciese de verdad,
venes que pretenden un título cualquiera, la satis­ como naturalmente nadie pensaría en suprimir las
facción de sus aspiraciones con el mínimo dispen­ grandes Universidades, en las que todos los defec­
dio de trabajo y de dinero, claro está que para li­ tos del régimen universitario actual aparecen agi­
mitar la plétora de estudiantes de Jurisprudencia gantados (8), las víctimas designadas por la refor­
es necesario comenzar por disminuir el número de ma serían únicamente las Universidades pequeñas,
Facultades de Derecho (5). Para obtener esta dis­ es decir, precisamente las que funcionan, como
minución, algunos consideran que el camino más reconoce un insigne maestro de la Universidad de
expedito sería reducir sin vacilar el número de Roma (9), menos mal que las otras.
Universidades; pero contra esta resolución heroi­
ca, en la que se piensa algunas veces como en el (T) Cfr. Lugaro, Nelle Universita, en Unitá, del 15 de
precedente necesario para la reforma de las Uni­ abril de 1919.
versidades (8), podría cualquiera objetar que en (8) Cfr. el artículo de Salvemini, Cocó all’Universita
di Napoli o la scuola della malavita (en la Voce de 3 de
verdad (aun prescindiendo de las dificultades prác­ enero de 1909, pág. 9).
ticas que una reducción así encontraría por parte (9) En el varias veces citado discurso de 18 de enero
de 1914, el profesor V. Scialoja decía: “Las grandes
(B) Cfr., por último, en este sentido, la excelente Me­ Universidades deben ser batidas en brecha... La gran
moria del profesor Fragnito, acerca de las propuestas de Universidad, tal como la tenemos en Italia, es la peor de
reforma universitaria (Asoc. Nación, de profesores univer­ las Universidades. He sido profesor en tres Universidades:
sitarios, Sección de Siena, 4 de marzo de.1919). en una microscópica, en una mediana y en una grande,
(fl) II Marzocco de 23 de octubre de 1910. que se hace cada vez más grande, la de Roma. Y yo pue-
233 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 239

Pero para reducir las Facultades excesivamente paracíones para ciertos profesores que, una vez que
numerosas, no hay necesidad de condenar a muer­ han llegado a numerarios, prefieren echarse a dor­
te a ninguna Universidad. De día en día va ganan­ mir mientras el mundo continúa marchando!), y
do terreno la idea de transformar algunas univer­ bibliotecas abundantemente provistas, y cursos es­
sidades, en las que la pluralidad de Facultades ha peciales que hoy, a la fuerza, quedan excluidos de
sido hasta ahora tenazmente mantenida sólo por los programas oficiales, y grupos variados de las
respeto a la tradición de la Universidad completa, disciplinas más aptas para satisfacer las vocacio­
en Institutos especializados, “cada uno de los cua­ nes individuales (u).
les sea, por su tendencia singular, único para toda ú) Una reducción, aunque fuera notable, del
Italia, o cuando menos, para una vastísima re­ número de Facultades de Derecho, no bastaría,
gión” (10). Esta transformación de algunas Uni­ por sí sola, para evitar la excesiva aglomeración
versidades permitiría suprimir en algunos puntos de estudiantes en las Facultades que se conserva­
la Facultad de Derecho y concentrar, en los que ran. En Austria, para evitar la extraordinaria con­
la enseñanza del mismo fuere conservada, los pro­ currencia de jóvenes a las Facultades de Jurispru­
fesores y los medios de estudio de las Facultades dencia, se propuso (12) iniciar en las escuelas me­
suprimidas; con grandísima ventaja de los estu­ dias una enérgica propaganda, a base de estadís-
diantes, que en esos Centros de cultura jurídica
encontrarían la posibilidad de juzgar y de esco­ (al.) Los mismos estudiantes de Derecho reclaman aho­
ger entre diversos profesores de la misma materia ra dos tipos de licenciatura: una jurídica y otra econó­
mico-social; v. la circular de los estudiantes de Derecho
(¡ gran estímulo, la emulación y el temor de com- de la Universidad de Padua, publicada en la Educazione
Nazionale de 15-31 de julio de 1920, página 28. Una
do asegurar que mi enseñanza ha ido empeorando y se ha división bipartita de los estudios jurídicos universitarios
ido haciendo más inútil a medida que la Universidad era después del primer bienio fue solicitada también por la
más grande. Mis alumnos de Camerino eran mis amigos, Comisión real para la reforma de las leyes penales, que
paseaban conmigo, discutiendo de cosas relacionadas con querría que la licenciatura en derecho penal fuese dis­
la enseñanza. En Siena los conocía uno por uno, leía en tinta de la de derecho privado; cfr. Ferri, La riforma
sus ojos; en Roma sería difícil mirarles a los ojos, porque della giustizia penale (Discurso académico de 9 de di­
mientras el profesor enseña, el estudiante está en... ciembre de 1919), pág. 30.
Catanzaro”. V. también la Memoria Ceci, págs. 17 y [Para las innovaciones introducidas sobre este punto por
sigtes. la reforma Gentile, cfr. la nota última del § XXXV].
(3<)) Lombardo Radice, Orden del día presentada en la (N. del A., 1925.)
Asamblea de renovación nacional, junio, 1910. . (12) Benedikt, ob. cit., págs. 128 y sigtes.
240 DEMASIADOS ABOGADOS Lós estudios Universitarios 241

ticas, para hacer comprender a los escolares que guroso examen de ingreso (16); y quizá, si esas
tienen que escoger aún carrera, que el país no ne­ medidas se considerasen aún demasiado blandas, el
cesita abogados, y para restablecer, a través de un numerus clausus universitario, según el cual en ca­
conocimiento más seguro de las condiciones del da Facultad los nuevos matriculados cada año no
mercado profesional, un mejor equilibrio entre la podrían ser en número superior al de plazas dis­
oferta y la demanda de profesionales. Pero más ponibles que se anunciarían a concurso de méri­
que estos métodos a base de persuasión, que pro­ tos entre los varios aspirantes; esta limitación ten­
bablemente tendrían poca eficacia sobre una masa dría, como se verá, bastantes menos inconvenien­
escolar que escoge su carrera más por fuerza de tes que la limitación del número de abogados, que
la inercia que por raciocinio, creemos que serviría hoy se piensa introducir entre nosotros (10).
para dcscongestionar las Facultades de Derecho un c) Estas medidas, encaminadas a alejar de la
sistema de medidas restrictivas encaminadas a ha­ Universidad a los malos estudiantes, deberían estar
cer menos fácil de lo que es hoy el ingreso en las acompañadas de otras, dirigidas a restaurar, en
Universidades. Esas medidas podrían ser la eleva­ provecho de los estudiantes dignos, la seriedad de
ción de los derechos de matrícula en proporción los estudios.
bastante mayor que la establecida recientemen­ Para obtener esto sería preciso, ante todo, trans­
te (13), compensada con la creación en cada Uni­ formar el actual sistema de retribución de los pro­
versidad de un número adecuado de plazas gra­ fesores universitarios, que hace, como se ha visto,
tuitas a distribuir por concurso entre los candida­ que el lado científico de su función prevalezca
tos pobres más merecedores de ellas (14); un ri- sobre el lado didáctico. Ningún sistema, pienso yo,
\ V. estimularía tanto al profesor a intensificar y a per­
(1®) Sobre la cuestión de los derechos académicos uni­
versitarios son todavía de gran actualidad las observacio­ feccionar su actividad didáctica, sin buscar ganan­
nes contenidas en la ya citada Memoria Fusinato, págs. cias fuera de la Universidad, como el adoptado en
27-30; y Memoria Ceci, págs. 264 y sigtes. V.
*V
(14j Los que en los aumentos de los derechos acadé­
micos ven una medida de carácter plutocrático, que per­ (15) Contra los exámenes de ingreso se pronunció la
judica sobre todo a los hijos de familias pobres, mediten Comisión real; cfr. Memoria Ceci, págs. 269 y sigtes.; y
para la Facultad de Derecho, v. la Propuesta de la Sub­
sobre las cifras recogidas en nota en la página 29 de la
Memoria Fusinato, de las cuales resulta que bastante comisión, n. 2 (Memorias especiales, pág. 12).
a menudo las becas de estudio sacadas a concurso entre (1®) [Para las innovaciones aportadas sobre este punto
los estudiantes pobres no pueden ser concedidas por falta por la reforma Gentile, cfr. la nota última del §
de concurrentes. XXXVI], (N. del A., 1925.)
242 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 243

Alemania de la retribución directa del profesor con dcncias: desde un romanista como Vittorio Scia-
los derechos pagados por los estudiantes inscritos loja, que dice que la “predicación” de materias
en su curso (17). Pero este sistema no podría dar científicas en las Universidades es “la cosa más
plenamente sus frutos sino acompañado de la au­ ridicula que se puede imaginar” (20), a un peda­
tonomía administrativa de las Universidades, que gogo como José Lombardo-Radice, que hace vo­
permitiera a éstas disputarse los maestros más afa­ tos por una nueva organización universitaria en la
mados, añadiendo a la retribución correspondiente que, entre muchos profesores de valer, “los jóve­
a cada profesor por los derechos de matrícula, com­ nes puedan subdividirse espontáneamente como
pensaciones individuales proporcionadas al distin­ colaboradores más bien que como pasivos re­
to mérito didáctico y científico de cada uno (1^). petidores, o mejor, rellenadores de temas de exa­
d) Pero el problema fundamental que haría fal­ men” (21), y hasta llegar a un autodidacta como
ta resolver, para llevar a la Universidad el estu­ Juan Papini, quien, parafraseando las palabras de
dio apasionado y fecundo, sería el de transformar Carlyle, de que las Universidades son institucio­
radicalmente el método actual de enseñanza, des­
nes medievales para las que todavía no se ha in­
terrando para siempre el solemne vacuo discurso
ventado el arte de la imprenta, observa que “el
catedrático, al objeto de acercar el profesor a los
uso de la lección oral, oratoria catedrática, era le­
discípulos en una ferviente colaboración fraternal
gítimo y necesario en las épocas en que los libros
que las actuales reglamentaciones de las Faculta­
eran rarísimos y muy caros y en que el maestro
des de Derecho confinan a los trabajos de semi­
las más de las veces era el creador original de teo­
nario (10). La necesidad de esta reforma es hoy
rías verdaderamente suyas. Pero después de la in­
ya tan universalmente sentida, que están de acuer­
vención de la imprenta... la lección universita­
do en pedirla hombres de las más apartadas ten-
ria ha perdido muchísimo de su primitiva impor­
(I7) Gfr. también en esto la Memoria Fu sin ato, pá­ tancia, y bien pronto aparecerá como una super­
ginas 8 y sigtes.; y la Memoria Cegi, págs. 191-204. vivencia de la época pregutemberguiana” (22). Es­
(;ls) [Para las innovaciones introducidas en este punto ta transformación del método didáctico requería
por la reforma Gentile, cfr. la nota de la pág. 252].
en el personal docente muy otra agilidad de in-
(N. del A., 1925.)
(M) También la Comisión real admite la necesidad de
renovar el método didáctico, pero no llega hasta propo­ (20) Discurso citado, pág. 7.
ner la abolición radical de la lección catedrática; v. la (21) Orden del día cit.
Memoria Ceci, págs. 229-252. (22) Chiudiamo le scuole, Florencia, 1920, pág. 46.
DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 245
244

teligencia y, sobre todo, un distinto fervor espi­ cípulos, en la que estos últimos no estén condena­
ritual del que es necesario hoy para aprender de dos a la pasividad de eternos oyentes, se confun­
memoria una charla de tres cuartos de hora. El diese otra propuesta, que alguien ha defendido, de
actual método “catedrático” parece hecho a pro­ quitar a la enseñanza universitaria su carácter pre-
pósito para hacer desaparecer de la escuela al ponderantemente teórico para darle un contenido
“maestro”. Hoy, basta que un joven, a fuerza de práctico de preparación profesional. En realidad,
devanarse los sesos sobre tres libros alemanes, ha­ se trata de dos cosas muy distintas, la segunda de
ya llegado a reunir un volumen de trescientas pá­ las cuales debe ser, en mi opinión, francamente
ginas, para que se crea con derecho a aspirar a rechazada; a la enseñanza universitaria, y espe­
una cátedra universitaria. Pero ése, aunque logre cialmente a la del Derecho, de la que salen los
llegar a ella, no será más que un atormentador y aspirantes a cinco o seis profesiones que exigen ca­
no un animador de sus alumnos; porque para en­ da una de por sí un aprendizaje práctico separa­
señar se necesita aquel divino fuego del alma que do, se le debe conservar la función, que actual­
no se reduce a fórmulas y que no se aprende en mente tiene, de proporcionar a los estudiantes,
las enciclopedias (2S). Y la reforma debe tender, más que un bagaje de nociones empíricas, un sis­
más que a ninguna otra cosa, a encender en la tema de principios abstractos, un método lógico de
escuela ese fuego que trasmite de maestro a dis­ investigación (24), del que más tarde se beneficia­
cípulo el afán por el estudio desinteresado. La Uni­ rán grandemente en la práctica los mismos profe­
versidad no educa ya entre nosotros; menos aún sionales (25) ; el problema de la práctica forense
debe, por tanto, ser resuelto fuera de las Univer­
educa la Facultad de Derecho, que debería dar
sidades; pero, aún dejando para la Universidad la
cabalmente a sus alumnos aquella conciencia de
lo justo que es el más noble patrimonio del ju­
(24) V. también aquí la conferencia de V. Scialoja,
rista; pero, ¿cómo pretender que se pueda educar págs. 3-4 y la Memoria Ceci, págs. 103 y sigtes. Es ins­
predicando desde un púlpito a treinta pacientes tructivo lo que Nerincx —ob. cit., cap. XII—- narra so­
que dormitan? bre la desastrosa situación de las Escuelas jurídicas ame­
ricanas, donde el derecho se enseña prácticamente con
No quisiera, sin embargo, que con la propuesta el método del Case-system..
de transformar la actual enseñanza “oratoria” en (25) Justamente observa Vivante, en el discurso in­
una colaboración más íntima entre maestros y dis- 23 serto en el Bol. del Círculo jurídico de Roma, 1914,
pág. 12, que “sólo con dar una pura enseñanza cientí­
fica, la Universidad realiza una gran función profesional”.
(23) y. Pascal, ob. cit., págs. 13-15.
246 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 247

tendencia puramente científica que tiene hoy, es trucción Pública, y llevado a la práctica para el
posible variar el actual método de enseñanza de curso académico de 1920-1921 por el Real decreto
la teoría, de modo que los estudiantes, en vez de del 8 de octubre de 1920, n. 1.546, que inclusive
encontrar cómodamente reunidos en los apuntes los estudiantes de Jurisprudencia deberán hacer se­
aquellos principios teóricos, que son a menudo el manalmente sobre temas o cuestiones señalados por
fruto de largas investigaciones, prueben también el profesor. Estos ejercicios prácticos son el primer
el afán y la satisfacción de trabajar en busca de paso hacia la supresión de la lección oral, susti­
la verdad, y lleguen de este modo a considerar las tuida por un método didáctico que permita a la
conclusiones teóricas, a que sus investigaciones les Universidad llenar mejor de lo que lo hace actual­
conduzcan, como una preciosa conquista de sus mente su función de enseñanza teórica: y no tie­
inteligencias. nen nada que ver, por tanto, con aquellas absur­
Por eso, como indicio de una tendencia, merece das cátedras de práctica forense, con las que hace
ser acogido con simpatía el establecimiento de ejer­ una veintena de años los Reglamentos Nasi in­
cicios prácticos obligatorios, propuesto de nuevo tentaron introducir en las Facultades de Derecho
últimamente (2B) por el Consejo Superior de Ins- no sé bien qué anticipaciones del aprendizaje pro­
fesional. Pero si el principio que informa el esta­
(l2®,) Dictamen del Consejo Sup. de I. P. sobre pro­ blecimiento de esos ejercicios prácticos es bueno,
puestas de reforma de la organización universitaria vigen­ no hace falta ser adivino para prever que su re­
te en el Bollettino Pubbl. Istruz., 24 de abril de 1919, sultado será, mientras dure la actual organización
pág. 460. Incluso la Comisión real (v. Parte II, Memo­ universitaria, menos que mezquino. En tanto que
rias y propuestas especiales, pág. 10) reconoció “la im­
portancia grandísima de los ejercicios prácticos... que sobre la actividad de cada estudiante continúe pro­
sirven admirablemente para vigorizar la simple lección yectándose la sombra mortífera de los exámenes
teórica”, y la Subcomisión para la Facultad de Derecho por asignatura, será inútil esperar que la masa es­
hizo en este sentido una explícita propuesta (ibidem, tudiantil se aficione de veras al estudio. Y luego,
pág. 13). En las Facultades de Derecho alemanas los
ejercicios prácticos han tomado en estos últimos años un en esos cursos de ejercicios prácticos obligatorios,
gran desarrollo; cfr. Ghiron, Studi sull’ordinamento della hay un vicio de origen: que so color de una me­
facolta giuridica (Roma, 1913), págs. 36 y sigtes. jora didáctica, han sido imaginados como un re­
[La gran importancia de los ejercicios prácticos y su curso para dar disimuladamente una limosna a los
superioridad sobre el tradicional método catedrático, son
especialmente demostrados en L’Universitá di domani]. profesores. .. Un Ministro de Instrucción Públi­
(N. del A., 1925.) ca, lleno, por lo demás de buenas intenciones, ha­
248 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 249

bló de este modo a una Comisión que le exponía menes de Estado, ante Qomisiones de nombra­
la tristísima situación económica de los profesores miento gubernativo, no se excluye con esto la uti­
universitarios: “Nadie más convencido que yo, se­ lidad de reservar para las Facultades universita­
ñores míos, de la necesidad de aumentar sus ha­ rias el derecho de asegurarse, mediante exámenes
beres a los profesores universitarios. Pero en estos de aptitud científica, de que los estudiantes ob­
momentos, si se puede muy bien pedir a la Cá­ tienen un cierto provecho de la enseñanza teó­
mara un aumento de sueldo para los ferroviarios, rica que se les da.
se desencadenaría, eñ cambio, una catástrofe si se Cuál haya de ser la forma más oportuna para
hiciese una petición semejante para los profesores poner a la Universidad en condiciones de medir y
universitarios. Por eso, al objeto de contentar a de atestiguar la aptitud científica de sus estudian­
todos, hemos pensado establecer por Decreto esos tes, no es fácil establecerla a priori- ¿examen úni­
ejercicios prácticos, que permitirán a los profesores co, sintético de toda la enseñanza universitaria, co­
cobrar cada año algunos centenares de liras más... locado al fin de los cuatro cursos, como ha pro­
Bien entendido que luego nadie se ocupará de com­ puesto recientemente para las Facultades de Le­
probar si esos ejercicios se hacen”. ¡Histórico! (2T). tras el profesor Pasquali? (27 28). ¿Exámenes por
e) Reducido el número de alumnos, devueltos grupos para cada rama de disciplinas afines? ¿Prue­
a la escuela los maestros e indicado a unos y a bas escritas sobre cada materia? ¿Simples juicios
otros el método adecuado para enseñar y para generales dados por el profesor sobre las aptitudes
aprender con satisfacción, sería preciso, para co­ demostradas por el estudiante en las clases prác­
ronar la reforma, renovar desde sus fundamentos ticas? ¿Abolición del examen de licenciatura o su
el actual sistema de exámenes. Algunos, partiendo
transformación con fines estrictamente científicos?
de la fórmula “la Universidad enseña y el Estado
No creo que antes de hacer la experiencia se pue­
examina”, piensan resueltamente en la supresión
da dar una respuesta definitiva; y creo que la so­
de todo examen “académico”; pero aun cuando se
lución más práctica sería la ya indicada en 1898
base la reforma universitaria en el principio de que
en la Relazione Fusinato, y confirmada en 1914
la habilitación profesional puede ser dada, sola­
por la Comisión real (29), de dejar a cada Facul-
mente, fuera de la Universidad y después de exá­

(27) [Para las innovaciones aportadas sobre este punto (,28) Contro gli esami nella facoltá di lettere, en Edu-
por la reforma Gentile, cfr. la nota de la página 252]. cazione Nazionale del 15 de enero de 1920, pág. 4.
(N. del A., 1925.) (®®) Cfr. Relazione Ceci, pág. 317.
250 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 251

tad dueña de adoptar el sistema de pruebas que que les falta a nuestros estudiantes no es libertad,
le pareciese responder mejor a las exigencias di­ sino disciplina; y yo pienso que ninguna reforma
dácticas de sus estudios. Pero dos puntos me pa­ universitaria, ni la más sabia y más audaz, sería
recen indiscutibles: primero, que es preciso barrer capaz, sin un sistema de medidas rigurosas contra
los papagayescos y embrutecedores exámenes ora­ los indignos, de llevar a las aulas la disciplina y
les que tenemos hoy; segundo, que aun cuando se la seriedad en el estudio. La tradición de la “Jau­
adopte el sistema del examen profesional de Es­ ja universitaria” ha penetrado de tal modo en ías
tado, precisa sustituir con algo los actuales exá­ convicciones de la burguesía, que en vano cabe
menes académicos, para dar medios a las Facul­ esperar poner fin a ella con. . . procedimientos
tades de que, desde los primeros años, puedan ce­ suaves. En el estado actual de los estudios supe­
rrar el camino de los estudios científicos a los riores la severidad de un profesor que pase lista y
ineptos y a los holgazanes. Confieso, aun a riesgo que en los exámenes llegue a suspender el 80 por
de parecer retrógrado, que tantas cuantas veces se ciento de los examinandos, puede parecer una es­
me habla de la necesidad de introducir en nues­ tupidez, cuando los mismos catedráticos reconocen
tras Universidades una mayor “libertad de estu­ que se pueden muy bien preparar los exámenes
dio”, me siento invadido por un santo e instintivo sin asistir a clase, y que en los exámenes, tal co­
terror. Sí; reconozco, efectivamente, que para te­ mo ahora están establecidos, hace mejor papel la
ner estudiantes de primer orden que se dediquen memoria que la inteligencia; pero si la organiza­
al trabajo con entusiasmo, es necesario limitar to­ ción de los estudios fuese racional, dando a cada
do lo que se pueda el actual sistema de cursos profesor la convicción de la utilidad de su trabajo,
obligatorios, al que hoy están rabiosamente afe­ los rigores contra los que presumiesen de realizar
rrados muchos profesores en decadencia, conscien­ los estudios universitarios como ahora se acostum­
tes de que si los alumnos pudiesen escoger a su bra, abandonando las aulas y preparando los exá­
gusto las materias de estudio, sus clases quedarían menes en veinticuatro horas, no serían nunca ex­
desiertas (so); pero digo que no se puede permitir cesivos. Será necesario de una vez, cuando se pien­
a un estudiante, que ha escogido según su voca­ se en serio en elevar la dignidad de la Escuela,
ción las materias de estudio, matricularse en ellas dar a los jóvenes la sensación precisa de que no
por burla, con el intento de no trabajar. No; lo se tolerará más el sistema hoy en boga de tener
cerradas las Universidades, a fuerza de vacaciones
(30l) Cfr. Relazione Ceci, págs. 277-308. abusivas, ocho meses de los doce del año, y que
252 DEMASIADOS ABOGADOS LOS ESTUDIOS UNIVERSITARIOS 253

tampoco se permitirá a los desocupados escoger los tendencia están llamadas, en mi opinión, a mayores des­
arrollos.
estudios de Jurisprudencia como deliciosa ocasión
Veamos, en relación con los inconvenientes señalados
para divertirse durante cuatro años. Y entonces, en el texto, qué mejoras ha introducido la reforma Gen-
en los profesores, enfermos hoy de indulgencia he­ tile: <z) Por lo que concierne a la disminución del nú­
reditaria, penetrará la convicción de que el cate­ mero de Facultades de Derecho he dicho ya, en la nota 13
de la pág. 153, que la reforma ha producido, por ahora,
drático que no libre despiadadamente a las Uni­
el efecto de aumentar su número, de 21 a 25. Gentilb,
versidades de los haraganes, comete un delito equi­ introduciendo con su reforma el sistema de la autonomía
parable al del que expende moneda falsa (81). didáctica y administrativa de las Universidades, no ha
creido necesario suprimir autoritariamente las Facultades
(31) [La nueva organización de la Enseñanza Superior, existentes, sino que pensó que las Universidades de tipo B,
llevada a cabo por el ministro Gbntile con Decreto de a las cuales, de ahora en adelante, el Estado dará sola­
30 de setiembre de 1923, núm. 2.102, y completada por mente recursos limitados, renunciarían espontáneamente,
por falta de medios y por la oportunidad de especiali­
el Reglamento general universitario de 6 de abril de 1924,
núm. 674, ha puesto adecuado remedio a muchos de los zarse en una determinada rama de estudios, a algunas
Facultades y sobre todo a las de Derecho, tan numerosas
inconvenientes denunciados en el texto, en gran parte de
en Italia. Pero ha ocurrido todo lo contrario: las Univer­
conformidad con lo propuesto en el libro L’Universitá di sidades de tipo B, apenas conseguida la autonomía, han
domani. Se ha dicho muy justamente que esa reforma comenzado a rivalizar entre sí por conservar todas las
tiene dos almas: una autoritaria y centralizadora, que Facultades existentes y aun por completarlas con otras
se manifiesta en aquellas disposiciones que quitan a las nuevas; y como las entidades locales han proporcionado
Facultades el poder de elegir los decanos y los rectores; los recursos necesarios, lo han logrado. El resultado de
que confieren al ministro el nombramiento del Consejo la reforma en este punto no debe, sin embargo, ser juzga­
Superior de Instrucción Pública; que introducen para los do a tan corto espacio de tiempo; yo creo que dentro de
nuevos profesores la obligación del juramento, y que, en algunos años la competencia entre las Universidades, que
general, extienden la ingerencia del Gobierno en la vida es la consecuencia natural de la autonomía, la disminución
de las Universidades; la otra, liberal y descentralizadora, del número de estudiantes como resultado de la reforma
que se manifiesta en aquellas disposiciones que dejan a de la enseñanza media y sobre todo la escasez de buenos
cada Universidad la posibilidad de organizarse según su profesores, producirá inevitablemente la muerte por ane­
propio programa de estudios y de gobernarse didáctica y mia de muchas Facultades de Derecho. Y de este modo
administrativamente con arreglo a un Estatuto propio. el objeto de la reforma se habrá conseguido. 6) Medidas
Las disposiciones correspondientes a la primera tendencia específicas para disminuir la afluencia de jóvenes a dichas
se consideran destinadas a caer en breve, por resultar in­ Facultades de Derecho, no están comprendidas, ni siquie­
conciliables con el espíritu fundamentalmente liberal de ra como poder entregado a las distintas Universidades,
la reforma (el actual ministro Fedele prepara ya la vuel­ en el Decreto de 30 de setiembre de 1923; pero a este
ta a la elegibilidad de los decanos y del Consejo Su­ mismo resultado ha conducido ya, como se ha dicho en
perior) ; en tanto que las que responden a la segunda la nota de la página 233, la reforma de la enseñanza
unificación de las profesiones 255
demasiados abogados
254

media, c) Respecto a la retribución de los profesores no XXXVI. LA UNIFICACIÓN DE LAS PROFESIONES


se puede decir que se han realizado mejoras notables; con
DE ABOGADO Y PROCURADOR («2)
los aumentos fijados antes de la reforma Gbntile, y
luego por la reforma general de la burocracia, la retri­
bución máxima a que puede llegar un profesor al término Después de haber visto los problemas que la re­
de su carrera, comprendidas las varias gratificaciones y el forma universitaria debería afrontar para hacer
importe del reparto de las matrículas, no supera las 40.000 que efectivamente, mediante los estudios de Dere­
liras por año: que equivalen, teniendo en cuenta la de­ cho, se realice una primera selección de los aspi­
preciación de la moneda, a los escasos sueldos de la
anteguerra. Una laudable innovación es la introducida rantes a las profesiones forenses, pasemos a exa mi­
por el artículo 33 del Decreto de 30 de setiembre de nar los problemas de reforma estrictamente pro­
1923, según el cual, puede ser atribuida a los profesores, fesional, según las propuestas contenidas en el pro­
por títulos especiales, una asignación personal a cargo
del presupuesto de la Universidad. Pero esta disposición,
que en Alemania es un eficaz estímulo de emulación en­ universitarios publicados durante 1924-25, los cuales, in­
tre los profesores, no ha sido acogida con mucha simpa­ clusive por lo que toca a la organización de los estudios
tía en nuestras Facultades. Sin embargo, las ventajas de de Derecho, ofrecen la más fecunda variedad de sistemas.
la autonomía administrativa empiezan a hacerse sentir El Estatuto de la Facultad Jurídica florentina, por ejem­
también en este punto, puesto que hay Universidades plo, ha podido inspirarse en las ideas por mí expuestas
fascistas de copiosos recursos económicos (por ej., la de en el texto y sobre todo en el libro L’Universita di do-
Milán), que para atraer a los mejores profesores dan a mani. e) En cuanto a los exámenes universitarios, la
todos un trato económico superior al de las otras Uni­ reforma Gentile, aunque dejando a los Estatutos el po­
versidades. d) Pero el beneficio máximo de la reforma ha der de regularlos del modo que se considere mejor, ha
sido, indudablemente, el de la autonomía didáctica, por prescrito que deben ser en todo caso exámenes “por
virtud de la cual cada Universidad plasma ahora a su grupos de materias”. En el Estatuto de la Facultad de
modo sus programas y sus métodos de enseñanza, con Derecho de. Florencia, se establece que los estudios jurí­
arreglo a especiales fines científicos y profesionales y se­ dicos queden divididos en dos bienios, el primero, con
gún las aptitudes personales de sus profesores. En un ré­ cursos de Instituciones obligatorios para todos; y el se­
gimen semejante de autonomía didáctica nada impedirá, gundo, con cursos monográficos a elección de cada estu­
de ahora en adelante, a una Facultad, cuyos componentes diante; y los exámenes por materias son mantenidos sola­
consideren que el método de ejercicios prácticos es mejor mente al fin del primer bienio; en el segundo, por el
que el de la lección oral, reducir, o incluso suprimir, la contrario, el candidato, antes del examen de reválida
enseñanza ex cathedra y transformar, hasta para los es­ —que consiste en la discusión de una disertación escrita—
tudios jurídicos, la Universidad en un laboratorio. Si la está obligado a desarrollar cuatro temas que se le señalan
reforma no da buenos frutos en este punto, no será pot un mes antes por la Facultad]. (N. del A., 1925.)
culpa de la ley, sino de los profesores. Prueba de la gran (®2) [Sobre los proyectos de ley posteriores a 1921,
elasticidad de movimientos que este sistema deja a las cfr. la nota última del § XL]. (N. del A., 1925.)
iniciativas de las diversas Facultades, son los Estatutos
256 DEMASIADOS ABOGADOS UNIFICACION DE LAS PROFESIONES 257

yecto presentado en 1920 al ministro Mortara (íznoué), es considerado por los franceses como la
por los representantes de las Curias italianas. defensa más eficaz contra la plétora de profesio­
Empecemos por el primer punto, esto es, por la nales que se produce en los países donde rige el
propuesta de unificar las dos profesiones de abo­ sistema de la unificación, o, como entre nosotros,
gado y procurador hasta ahora separadas, y pre­ un sistema intermedio ; y aun cuando en In­
guntémonos si esta unificación puede de alguna glaterra se manifiesta una cierta tendencia a uni­
manera contribuir, en las presentes condiciones de ficar las profesiones de ba.rrister y de solicitor (M),
la abogacía, a realzar su nivel intelectual y moral. no faltan en los países donde rige el sistema de
Tengo que confesar que de los tres sistemas ac­ la unificación quejas por el descenso del nivel in­
tualmente en vigor en las diversas legislaciones con­ telectual de la profesión que este sistema ha traí­
temporáneas (el de la separación absoluta, el de do consigo (as). La razón por la que, en teoría,
la unificación absoluta y el intermedio de la se­ creo preferible el sistema de la absoluta separación
paración con facultad en el profesional de acu­ a cualquier otro, es distinta de las que los factores
mular el ejercicio de ambas profesiones), quisiera de este sistema aducen por lo común y que pue­
ver francamente adoptado el primero, dado caso den ser fácilmente refutadas. No pienso, en efec­
de que en la nueva organización de las profe­ to, que la separación entre las dos profesiones es­
siones de abogado y procurador se pudiese pres­ té justificada por diversidades esenciales de las res­
cindir enteramente de lo que hasta ahora se ha pectivas funciones procesales, ni que en el sistema
hecho y comenzar de nuevo desde el principio. In­ de la unificación las preocupaciones de procedi­
dudablemente, si echamos una ojeada sobre las miento quiten irremediablemente al abogado la
condiciones de las profesiones forenses en los va rios posibilidad de dedicarse con calma al estudio de
Estados, no tenemos más remedio que reconocer las cuestiones científicas: puesto que el sistema de
que donde la abogacía es más estimada y respon­ la unificación no impide que el profesional antiguo
de mejor en la práctica, a sus fines de utilidad confíe a sus pasantes el despacho de las diligen-
pública, es precisamente en aquellos dos países en
que se aplica el sistema de la separación absolu­ (98) Cfr. Seligman, Le question des avocats (en la
ta: esto es, Francia e. Inglaterra. El sistema de la Revue pol. et parí., XII, 1897), págs. 315 y sigtes.
absoluta separación entre las funciones de aboga­ (34) Cfr. Gérland, ob. cit., II, pág. 46; Stein, ob.
do y las de procurador, con el correspondiente cit., pág. 70.
numerus clausus en las plazas de procurador (35) Cfr. Guttmann, Rhein. Zeitschr., V, pág. 147.
258 DEMASIADOS ABOGADOS 259

cias de orden formal (3e); pero pienso que el sis­ rrister consagrarse exclusivamente al servicio del
tema de la separación absoluta es el único que derecho y sentirse representante de aquel interés
asegura verdaderamente una neta distinción entre público que exige sea dictada una sentencia jus­
el abogado y el agente de negocios; entre el de­ ta (33).
fensor, que es el primer juez del cliente, y el man­ El sistema de la separación absoluta es, por tan­
datario, que es su servidor (cfr. § XV). to, en mi opinión, el que mejor sirve para man­
Aquellas reglas rigurosas de corrección profesio­ tener la integridad moral de la abogacía. Pero
nal que sirven en Francia para asegurar la abso­ aun este sistema tiene sus defectos. El principal de
luta independencia del abogado y para impedir todos es el de complicar los procesos y duplicar
que su actividad se confunda con la de un agente los gastos para el cliente: “no es cómodo —dicen
de negocios (37), no son aplicables en un país don­ los abogados americanos criticando el sistema in­
de la acumulación de las funciones de abogado glés— hacerse enjabonar en una barbería y afei­
con las de procurador hace imposible una neta tarse en otra”(38 39). Ahora bien; entre nosotros,
distinción entre el profesional que defiende al el sistema intermedio adoptado por la ley de 8
cliente y el profesional que lo representa en los ne­ de junio de 1874 ha tenido la virtud de acumu­
gocios; y según se ha advertido acertadamente, lar los defectos propios del sistema de la separación
sólo en un sistema como el inglés, en el que el absoluta, sin impedir, por otra parte, aquel de­
solicitor se ocupa por entero de atender a la parte caimiento moral de la abogacía que en el sistema
y de representar su interés privado, puede el ba- de la unificación deriva de la fusión de las dos
(38) Los argumentos en favor de la separación se en­ funciones. En la actualidad, como se ha visto, en­
cuentran resumidas en Norsa, Studio sull’esercizio della tre abogados y hombres de negocios no hay una
professione di avvocato e procuratore (en Atti del I Con- clara separación: y, en realidad, la unificación de
gresso giuridico italiano, Roma, 1872); contra las cuales, las dos profesiones se va efectuando cada vez más
últimamente, cfr. Chiovenda, La riforma del procedi­
miento civile, proposta dalla Comissione per il dopo guerra
(Nápoles, 1920), § 50 de la Relazione, página 33; y (33) Stein, ob. cit., pág. 70.
Mortara, Discurso pronunciado el 24 de noviembre de (33) Bryce, The American Commonwealth, parte VI,
1919, al inaugurar los trabajos de la Comisión para la cap. CI de la trad. alemana en la Rhein. Zeitschr., X,
reforma de la ley profesional. págs. I y sigtes., quien comparando el sistema inglés de
(37) Cfr. Cresson, ob. cit., vol. I, págs. 47 y sigtes. la separación con el americano de la unificación, en­
(V., para Bélgica, Norden en Die Rechtsanw., páginas cuentra que aquél es preferible para la moralidad de la
72 y sigtes.). (N. del A., 1925.) clase, éste para la comodidad de los clientes.
260 DEMASIADOS ABOGADOS la práctica profesional 261

en la práctica, porque las estadísticas demuestran


que cerca del 40 por 100 de los profesionales XXXVII. LA ORGANIZACIÓN, DE LA PRÁCTICA
forenses ejercen simultáneamente ambas profesio­ PROFESIONAL
nes, en tanto que la mayor parte de los matricu­
Es éste el problema fundamental de toda la re­
lados sólo como procuradores está constituida por
forma profesional. Veamos cómo lo ha resuelto el
jóvenes licenciados que aspiran a ser también abo­
proyecto redactado por los representantes de las
gados (40). Así las cosas, se impone la unificación
Curias italianas. En su artículo 40 establece que
de las dos profesiones, de la que en Italia sufri­
mos ya los inconvenientes sin gozar de las venta­ para' ser inscrito en el Colegio de abogados, es
jas, aun cuando el sistema de la separación abso­ necesario, entre otros requisitos, haber asistido du­
luta pueda parecer preferible teóricamente. Cierto rante cuatro años, asidua y provechosamente, a
que ningún mejoramiento de las condiciones mo­ la práctica en el despacho de un abogado y en
rales e intelectuales de la abogacía ha de derivar las Cortes, Tribunales y “Preturas”, y posiblemen­
de esa reforma; pero tampoco es de temer, cuan­ te en las oficinas jurídicas de entidades adminis­
do las cosas han llegado ya a este estado, que trativas y políticas y empresas bancarias e indus­
con ello se produzca un empeoramiento, y, cuando triales. La práctica debe iniciarse dentro de los
menos, la unificación obligará de ahora en ade­ primeros cuatro años consecutivos a la obtención
lante a los aspirantes a la abogacía a recorrer, del grado de licenciado. Debe comprender las ma­
todos sin excepción y sin poder tomar el atajo, terias civiles, mercantiles, penales y administrati­
el camino más largo (41). vas. Para los que aspiran a la defensa penal con
especial anotación en el registro del Colegio, ]la
práctica debe consistir también en ejercicios de
antropología, psicología y sociología criminales,
(4°) Cfr. Benini, escrito cit., y Chiovbnda, ob. cit.,
estadística y medicina legal.
Relazione, pág. 34. Está muy bien; excelentes ideas en general, so­
(41) También el proyecto Fera, art. 3’, propone la bre todo la de poner en contacto al aspirante con
unificación de las profesiones de abogado y procurador. el mundo industrial y bancario del que hoy mu­
[El Proyecto Rocco de 4 de abril de 1925, de que chos abogados no tienen ni siquiera un pálido co­
trata la nota última del § XL, mantiene por el contrario
el sistema actual: profesiones distintas, pero acumulables]. nocimiento y la de dar distinto contenido al apren­
(N. del A., 1925.) dizaje profesional, según que el pasante aspire a
262 DEMASIADOS ABOGADOS
LA PRACTICA PROFESIONAL 263
/, 2 niuíTia n gr
séK'abogadp civilista o criminalista (42 43) (no obs- vechosa, como de la negligencia con qu Was0£ÍI!OG41Wí0* ,
tante£-pa$í' esto último cabría preguntarse de qué forenses han tolerado que aquella ley mese^Tác- y
modo p’bcírán efectuarse los ejercicios de antropo- ticamente anulada.
logíaj'etc., fuera de los centros universitarios, don­ ¿Y quién asegura que si ayer no se
de no existen escuelas de aplicación jurídico-cri- sión ni voluntad para imponer a los aspirante?^
minal como la de Roma). Pero desgraciadamente realización seria de un aprendizaje bienal, consis­
no se trata más que de ideas; las cuales, como acer­ tente en frecuentar un bufete y en asistir a al­
tadamente hacía notar hace algunos años el pro­ gunas vistas, logremos, mañana, cambiando de re-
fesor Ascoli, criticando propuestas, en parte aná­ pente nuestras costumbres profesionales, imponer­
logas, formuladas por las Juntas forenses de Mi­ les un eficaz aprendizaje de cuatro años, mucho
lán (48), “pueden ser buenas sólo en cuanto sean más pesado por su duración y por su contenido?
concretadas de un modo práctico; en otro caso No hemos logrado en cincuenta años hacer cum­
amenazan resolverse en una fórmula vacía”. plir una ley que impone uno, ¿fingimos creer que
Ahora, si esa reforma de la práctica forense se mañana sabremos hacer cumplir la nueva ley que
ha de hacer en serio y no por el gusto corriente exige cinco? Porque, en suma, señores míos, ¿a
de añadir otra ley al infinito ejército de leyes que quién vamos a engañar?
los Gobiernos fabrican a máquina con la seguri­ Según el proyecto redactado por los represen­
dad de que nadie ha de cumplirlas, es preciso tantes de las Curias, la práctica debería durar cua­
empezar por preguntarse .qué garantías traerá con­ tro años, cuando menos, posteriores a la licencia­
sigo la nueva ley profesional para asegurar que las tura, en vez de dos, como actualmente dura; el
prácticas habrán de efectuarse, de ahora en ade­ período puede parecer excesivamente largo si se
lante, de un modo más serio y más provechoso de piensa que en otros países (excluida Austria, don­
lo que hasta ahora ha acontecido. Si el aprendi­ de el período de práctica posterior a la licencia­
zaje práctico ha perdido hoy todo carácter de se­ tura dura siete años) la práctica forense dura por
riedad, no es tanto por culpa de la ley de 1874, término medio no más de un trienio; pero la ex­
que con su artículo 89 ha creído imponer a los cesiva duración podría estar compensada con una
aspirantes a la abogacía una práctica seria y pro- mayor utilidad, si esos cuatro años fuesen emplea­
dos seria y metódicamente en perfeccionar la ins­
(42) Cfr. Ferri, Discurso cit., pág. 30. trucción profesional. ¿Pero quién nos asegura que
(43) En la Riv. di dir. civile, 1914, pág. 862. con sólo duplicar la duración de la práctica, se
264 DEMASIADOS ABOGADOS LA PRÁCTICA PROFESIONAL 265

dobla verdaderamente el período de la instruc­ instrucción, recorriendo, no sólo los organismos ju­
ción y no más bien el de perder el tiempo? Tam­ diciales, sino también las instituciones más intere­
bién según la nueva ley, la práctica debería rea­ santes de la administración pública y de la gran
lizarse en el despacho de un abogado; pero, ¿con industria, y en el interior de cada una se detenga
qué garantías y con qué control? ¿Deberemos se­ algunos meses para darse cuenta exacta de su fun­
guir tolerando esa especie de confabulación delic­ cionamiento y para probar en las más distintas ofi­
tiva entre el profesional y el pasante, por la que cinas sus propias aptitudes profesionales. Este sis­
el primero está dispuesto a dar al segundo cien tema, ya puesto en práctica después del decreto del
certificados de asistencia con tal que éste no le 3 de julio de 1912 en Alemania, donde las ofici­
moleste queriendo trabajar en serio? En el artícu­ nas y las entidades particulares han rivalizado en
lo 31 del proyecto (art. 24 Proy. Fera) se invita acoger con benevolencia a los aspirantes (44), pue­
a las Juntas de Colegio locales a inscribir en un de tener éxito tan sólo cuando esté regulado mi­
registro al efecto a los pasantes y a vigilar “la nuciosamente en todos sus detalles, y, sobre todo,
práctica, librando un certificado de su satisfactoria si está basado en la sincera cooperación de las ofi­
realización”; pero el que conoce un poco de cerca cinas públicas y privadas, en las que los pasantes
el funcionamiento de las Juntas actuales, puede han de ser admitidos. Pero entre nosotros, ¿se
en conciencia decir si cabrá nunca esperar de ellas puede abrigar confianza en ese espíritu de hospi­
que quieran y puedan ejercer una vigilancia ri­ talidad burocrática? Desgraciadamente, en nues­
gurosa y eficaz sobre cada aspirante. Aunque el tra burocracia hay, por lo regular, tanta congénita
artículo 31 estuviese en vigor, las Juntas deberían cortesía, tanto exquisito sentimiento del deber y
limitarse, naturalmente, a creer en la palabra del del interés colectivo, tanta suavidad de maneras
abogado con el que el pasante esté inscrito para para el público, ¡ que no es difícil imaginar la aco­
el aprendizaje. Y las aguas seguirían corriendo por gida que tendrían reservada en nuestras oficinas
su cauce, como ahora. públicas esos pobres peregrinos del aprendizaje!
Una objeción análoga sugiere la otra respuesta, “Con los certificados librados por esas oficinas pú­
en sí teóricamente muy seductora, de dar variedad blicas —decía César Vivante a los que defendían
y animación a la práctica profesional, establecien­
do que el aspirante, en vez de pasar los cuatro (44) cfr. Ghiron, Discurso en el Bollett. del Círc. jur.
de Roma, 1914, pág. 9; Studi sull’ordinamento delta fa-
años enteros en un bufete de abogado en ejerci­ coltá giuridica, págs. 64-69; Relaz. Ceci, págs. 165 y
cio, realice en ese período una especie de viaje de siguientes.
266 DEMASIADOS ABOCADOS LA PRÁCTICA PROFESIONAL 267

la imitación en Italia del ejemplo alemán (45 46) — sional que lo instruye, a cambio de las preciosas
sucederá lo que sucede hoy con los certificados co­ enseñanzas que éste le da; se perfecciona así en­
rrientes de asistencia. Las oficinas, para librarse tre el pasante y el maestro un verdadero contrato
de esas molestias, darán certificados falsos, y ha­ por el que el profesional queda obligado a dar la
bremos creado con las mejores intenciones una instrucción profesional, y el aspirante, que ha pa­
institución incómoda y engañosa”. gado para esto, tiene interés en sacar de la en­
Yo me pregunto (porque me doy cuenta de que señanza el mayor provecho.
donde falta el sentido del deber, el único resorte También en el sistema austríaco, aunque tan dis­
en que se puede confiar es el del interés pecu­ tinto del inglés, la retribución concurre a dar se­
niario), si no sería más práctico y más honrado riedad a la práctica: el licenciado, después de
dar a la práctica profesional un impulso y una haber estado durante un año en un Tribunal, ocu­
sanción de naturaleza económica que ahora le fal­ pado con las incidencias corrientes, pasa los otros
ta enteramente. Hoy, ya se ha dicho, tanto el pa­ seis años del aprendizaje en el despacho de un abo­
sante como el abogado con el que deberían reali­ gado, que lo retribuye, y que considerándolo, por
zarse las prácticas, tienen un interés paralelo en tanto, como a un pasante suyo, lo destina al des­
que el aprendizaje se reduzca a una vacua fic­ pacho de aquellas tareas menos importantes que
ción; el abogado considera al pasante como un im­ nuestros abogados confían a los dependientes. No
portuno abrumador que le hace perder tiempo y digo que el sistema austríaco sea el ideal; antes
no le hace ganar dinero; el pasante no desea más bien, ha sido criticado (4T), porque obligando al
que estar lejos de un despacho donde su trabajo pasante a permanecer sin moverse, desde la ma­
no es apreciado ni recompensado. ñana a la noche, en el estudio de su principal,
En otros países, en cambio, hay una utilidad eco­ sometido a una continua vigilancia, le cierra toda
nómica, que sirve de aguijón a maestros y a dis­ posibilidad de estudiar por su cuenta y de exten­
cípulos. En Inglaterra, donde la instrucción pro­ der a otros campos su esfera de actividad; pero
fesional de los solicitors es casi exclusivamente en suma, el sistema austríaco peca, si acaso, por
práctica, el pasante retribuye con una indemni­ excesiva disciplina, por excesiva seriedad, por ex­
zación de cerca de ocho mil liras (“) al profe­ cesiva vigilancia; esto es, por exceso de todas las
cualidades que faltan absolutamente en el nuestro.
(45) Discurso en el Bollett. citado, pág. 13.
(4<5) Franqueville, ob. cit., I, pág. 472. (4T) Benedikt, ob. cit., cap. XVIII.
268 DEMASIADOS ABOGADOS LA PRÁCTICA PROFESIONAL 269

Probablemente, la adopción de un sistema se­ ción del ejemplo de otras legislaciones— el período
mejante al austríaco, más semejante que el inglés de práctica forense no debería servir tanto para
a nuestras costumbres profesionales, podría dar dar al pasante un bagaje de nociones meramente
también entre nosotros buenos frutos. Si se lograse formales, que cualquier escribiente de un bufete
acostumbrar a los abogados a tener en su estudio le puede proporcionar, como para plasmar en él
un pasante retribuido, sirviéndose de él como sus­ la conciencia del valor moral de su profesión, me­
tituto o colaborador, en lugar de esos dependien­ diante el conocimiento de aquellos imperativos, no
tes cuya creciente actividad es hoy causa, y no escritos, de corrección y de decoro profesional, que
la última, de la decadencia de la abogacía, el los abogados antiguos debieran mostrarles como
problema de la práctica forense quedaría proba­ un tesoro más precioso que toda la ciencia jurídi­
blemente resuelto. Pero si no se puede llegar a ca. Más que una escuela de técnica profesional,
esto, más vale decir francamente que la ley re­ la práctica debiera ser, por tanto, una escuela de
nuncia a regular el aprendizaje, porque estima moral profesional, y aún más que una escuela:
que la mejor escuela práctica es la lucha por la una prueba. Porque de este ensayo debiera apro­
existencia en el ejercicio profesional, ¡y acabar vecharse la Junta de Colegio para descubrir en el
así de una vez de perder tiempo preparando re­ joven aspirante la existencia de aquellas cualida­
des morales sin las que el acceso al ejercicio pro­
formas en el papel! Esta es, en el fondo, la con­
fesional debería serle rigurosamente negado.
clusión a que llega, en la discusión suscitada en
Desde este punto de vista, el sistema que con­
el Círculo Jurídico de Roma en 1914, el profesor
Vivante (48). Y quizá, si se cree que el apren­ suetudinariamente se practica en Francia es, sin
dizaje profesional está únicamente destinado a duda, el más perfecto. El licencié en Droit que
quiere dedicarse a la abogacía, solicita ser admi­
dar aquellas nociones de carácter práctico que no
tido al stage; y si, después de una severa y minu­
se adquieren viendo actuar a los demás, sino ac­
ciosa investigación realizada por la Junta del Co­
tuando por sí, habrá de admitirse que el sentido
legio sobre su moralidad, es admitida la petición,
de la responsabilidad y la iniciativa personal son
adquiere ipso facto el título de avocat y puede
para el licenciado que aspire a ejercer la profe­
comenzar a ejercer la profesión bajo la vigilancia
sión los mejores maestros. Solamente que, en mi
y dirección de los colegas antiguos. El stage, que
opinión —formada también aquí por la observa­
debe durar por lo menos tres años es, además de
un período de instrucción, una especie de examen
os) Bollettino citado, pág. 13.
DEMASIADOS ABOCADOS LA PRACTICA PROFESIONAL 271
270

prolongado, durante el cual el stagiaire debe debe asistir durante tres años a cierto número de
probar a sus compañeros sus aptitudes para per­ banquetes celebrados en el domicilio de la corpo­
manecer en la abogacía. Antes de inscribirlo defi­ ración profesional (Inn of Court), que le dan oca­
nitivamente en el Colegio de abogados sus colegas sión de sacar enseñanzas de la conversación con
quieren ver si tiene aquellas dotes de honradez, de los barristers y a éstos de apreciar las condiciones
independencia, de formalidad y de amor propio y educación del candidato (49).
que son tradición de la clase. Durante esos tres Entre nosotros, desgraciadamente, la importan­
años el stagiaire está obligado a asistir a las vistas cia que la práctica debería tener como escuela de
y a tomar parte en las conferencias semanales en moral profesional, ha sido, a lo que parece, com­
las que los mismos pasantes discuten por turno pletamente olvidada; en la ley actual los pasantes
tesis jurídicas y a acudir a las reuniones de las ¡ no están siquiera sometidos al poder disciplinario
Colorines, en que los abogados antiguos explican y de la Junta del Colegio!
exponen a los jóvenes aquellas reglas de delicadeza ¿ Podrá remediarse el día de mañana ese
profesional que una copiosa jurisprudencia disci­ olvido, dando al aprendizaje esa nueva y nobilísi­
plinaria ha fijado gradualmente. La obligación de ma función? Bien a mi pesar, tampoco en este
frecuentar estas reuniones no está, como entre nos­ punto tengo demasiada fe, porque será vano in­
otros, solamente escrita en el papel; el que falta tentar cualquier reforma en ese sentido mientras
a ellas es censurado, y la negligencia habitual es las Juntas de los Colegios continúen siendo, más
uno de los motivos por los que puede ser obligado que celosos guardianes del honor profesional, re­
el stagiaire a prolongar por un año más el apren­ presentantes del interés de los profesionales (50).
dizaje, o puede incluso serle definitivamente ne­
gada la inscripción en el Colegio. En una palabra, (46) Cfr. Franqueville, I; Stein, ob. cit., pág. 45; en
contra, sin embargo, Gerland, ob. cit., I, pág. 398, quien
esos tres años de stage, en que el neófito inicia su afirma que en la actualidad esas comidas obligatorias
actividad profesional bajo la directa inspección de han perdido su primitivo significado.
toda la clase, no sirven tanto para completar los (50) Acertadamente en la Relaz. Ceci, pág. 166, se
conocimientos técnicos del candidato como para lamenta que mientras en Alemania las sociedades de
desarrollar en él el sentido del honor profesional abogados cooperan fervorosamente con los Poderes públi­
cos en preparar la reforma de la educación de los juris­
y comprobar si es moralmente digno de ser admi­ tas, entre nosotros las Juntas de los Colegios no muestran
tido entre los abogados. Con el mismo objeto en interesarse por cuestiones tan serias.
Inglaterra el candidato que aspira a ser barrister [Hoy, después de la lectura del libro Die Rechtsanw.,
272 DEMASIADOS ABOGADOS EXÁMENES DE ÍÑGRESO 273

XXXVIII. LA REGLAMENTACIÓN DE LOS EXAMENES


Pero como el sistema francés tiene su base en
DE INGRESO EN EL EJERCICIO PROFESIONAL tradiciones históricas que en Italia no existen, es
necesario conservar entre nosotros el examen de
Si se pudiera implantar en Italia una reglamen­ ingreso en la profesión para comprobar al menos,
tación semejante a la de la abogacía francesa, en en el candidato, un bagaje suficiente de nociones
la que sólo se concede al stagiaire la matrícula de­ teórico-prácticas.
finitiva en el Colegio si, después de tres años de ¿Pero se debe continuar dejando esos exámenes
prueba, los abogados antiguos están convencidos de ingreso en la abogacía en manos de las propias
de que es digno de ella, no habría necesidad de Juntas de los Colegios? Yo creo firmemente que
examen: cuando el aprendizaje constituye como no. El proyecto de ley redactado por las Curias
una prueba prolongada durante años, se puede mantiene casi intacto el sistema actual, de exáme­
prescindir de aquella prueba mecánica y a menudo nes de ingreso, estableciendo (art. 40, n. 8) que
falaz que es el examen de una hora, en el cual, el pasante, una vez realizado el cuatrienio de prác­
además es imposible aquilatar las cualidades que tica, será examinado por la Junta de distrito
más hay que tener en cuenta en el candidato, esto correspondiente, ante una comisión (art. 23)
es, las cualidades morales. “compuesta del decano dell Colegio, quien la presi­
dirá, de cuatro Vocales de aquélla y de dos ma­
me confirmo aún más en la opinión de que el alto nivel
intelectual y moral de la abogacía en Inglaterra, en gistrados de Corte de Apelación”; hay solamente
Francia y en Bélgica está en directa conexión con la alguna variación no esencial en la composición de
seriedad que en aquellos países tiene la práctica profe­ la Comisión examinadora (que según el art. 8,
sional (cfr. allí págs. 52, 61 y 74). Sin duda alguna,
entre nosotros el problema del aprendizaje profesional es
n. 4 de la ley de 1874 se compone de cinco miem­
el problema fundamental de la abogacía; y no se puede bros, de los que tres son abogados y dos magistra­
decir que hasta ahora se haya propuesto nada satisfac­ dos, uno de los cuales la preside) y en una cierta
torio para resolverlo. Un capítulo entero de L’Universitá ampliación de las materias de examen, que com­
di domani está dedicado a esa cuestión y a él me remito.
El Proyecto Rocco de 4 de abril de 1925, de que trata prenden también el Derecho administrativo no
la última nota del § XL, establece (art. 12, n. 5) que incluido por la vigente ley (v. art. 8 Proy. Fera).
la práctica forense debe durar cinco años consecutivos a Pero, en fin, ninguna disposición indica que se
contar desde la licenciatura; pero en cuanto a sus moda­ intenten cambiar los tradicionales métodos de in­
lidades concretas que son, después de todo, lo que inte­
resa, el proyecto nada deja traslucir, porque para ellas. .. dulgencia y nada asegura que aunque tal dispo­
¡remite al Reglamento!]. (N. del A., 1925.) sición existiera, las nuevas Juntas se mostraran
274 DEMASIADOS ABOGADOS ÉXÁMENES DE INGRESO 275

propicias a desempeñar la función de examinado­ Ahora está de moda hablar de exámenes de Es­
res con mayor rigor del empleado hasta ahora. tado, como si esta fórmula mágica fuese la pa­
Parece, por consecuencia, que el único remedio nacea de todos los males; pero, en realidad, si hay
para obtener que el examen de ingreso en la abo­ males que el examen de Estado está verdadera­
gacía sirva verdaderamente para eliminar de la mente en condiciones de curar, son cabalmente los
profesión a los ineptos, es el de transformarlo en defectos de que adolecen hoy los exámenes de in­
examen de Estado, como ya fue propuesto hace greso ante las Juntas de los Colegios. Ya sabemos
muchos años en el Proyecto Baccelli (81) y co­ cuáles son las causas por las que los exámenes de
mo más recientemente ha propuesto la Comisión ingreso en la abogacía no pueden dar, con el sis­
regia de reorganización de los estudios superio­ tema actual, garantías de severidad: se trata de
res (52). exámenes hechos en familia, casi estoy por decir
(51) Proyecto de ley modificado por la Comisión par­
primidos en parte. En armonía con el principio contenido
lamentaria y dictaminado en la sesión de 28 de enero de en el art. 5’ del Real decreto de 30 de setiembre de
1899, art. 7’: “Las Universidades... otorgarán el diplo­ 1923, n. 2.102, según el cual “la habilitación para el
ma de licenciado que da derecho al título de doctor; el ejercicio profesional se confiere después del examen de
Estado otorgará el diploma de libre ejercicio... Quedan Estado”, el Real decreto de 15 de enero de 1925, n. 27,
abolidos los actuales exámenes para el ejercicio de las ha reorganizado los exámenes de habilitación para las
profesiones de abogado, de procurador y de notario... profesiones de abogado, procurador y notario de un modo
Las Comisiones para los exámenes de Estado, nombradas bastante más satisfactorio que el adoptado hasta aquí;
cada año por el ministro de Instrucción Pública, estarán los exámenes, que se componen de pruebas escritas sobre
compuestas por catedráticos oficiales en su mayoría, pro­ temas enviados por el Ministerio en pliego sellado y de
fesores libres y profesionales. Los profesores, oficiales y pruebas orales, se celebran una vez al año en las Cortes
privados, deberán pertenecer a Centros distintos de aque­ de Apelación ante Comisiones compuestas de magistra­
llos en donde hayan de actuar las Comisiones de que for­ dos, profesores universitarios y profesionales en ejercicio,
man parte”. nombradas por el ministro de Justicia; y ofrecen induda­
(5a) Cfr. la Relazione Ceci, págs. 331 y sigtes., y las blemente garantías de seriedad superiores a las de los
propuestas generales en la pág. 420; para las modalidades exámenes tales como estaban organizados hasta ahora.
especiales del examen de Estado en las materias jurídicas, Si fuese aprobado el proyecto Rogco de 4 de abril de
cfr. Memoria de la Subcomisión, pág. 14; y sobre estas 1925, el examen de habilitación para la abogacía sería
últimas la crítica de Asgoli, II riordinamento degli studi nacional, como lo son hoy los de ingreso en la magistra­
superiori e l’abilitazione alie professioni, en la Riv. dir. tura. Sobre esta cuestión cfr. L’Universita di domani,
civ., 1914, págs. 699 y sigtes. págs. 313 y sigtes., y mi artículo Note sull’ordinamento
[También aquí, a consecuencia de la reforma Gentile, dell’avvocatura, en la Riv. dir. proc., 1925, I, págs. 161
los inconvenientes señalados en el texto han quedado su- y sigtes.]. (N. del A., 1925.)
276 DEMASIADOS ABOGADOS EXÁMENES DE INGRESO 277

patriarcalmente, por unos examinadores que con­ para eso de poner al examinando en las mismas
sideran a los examinandos como colegas a quienes condiciones en que en el día de mañana se verá
no es lícito desairar... obligado a trabajar en el ejercicio profesional, con­
De un modo totalmente distinto marcharían las sintiéndole, en las pruebas escritas, usar una bi­
cosas si se adoptase el examen de Estado: éste, pa­ blioteca y transformando la prueba oral, que aho­
ra no ser una inútil repetición de las pruebas de ra consiste en una serie de pequeñas preguntas ele­
capacidad científica dadas en la Universidad, de­ mentales, en una discusión sobre un tema señala­
bería practicarse, no inmediatamente al final de do previamente, en la que el candidato, incluso
los cursos universitarios, sino después del aprendi­ mediante trincas con otros examinandos, estuviese
zaje práctico, en el caso de que éste fuese conser­ obligado a dar prueba de aptitud para exponer
vado (53), o bien, si el aprendizaje práctico era con claridad y eficacia sus propias ideas.
oficialmente abolido, después de un período de dos Los temas de examen deberían consistir, más
o tres años, dejando a los candidatos que com­ que en la proporción de cuestiones técnicas, en el
pletaran, del modo que a cada uno le pareciera planteamiento ante el candidato de alguna de aque­
más provechoso, su cultura jurídica, según los pro­ llas dificultades prácticas que a diario se presentan
gramas fijados por el Estado para fines profesio­ al profesional en ejercicio: con una información
nales; transcurrido el período de preparación, el fragmentaria y desordenada, reconstruir el caso
examen debería hacerse ante una. Comisión de jurídico; interrogar con habilidad a un testigo, y
nombramiento gubernativo, única para todo el Es­ valorar con perspicacia sus respuestas; redactar, en
tado o para extensas circunscripciones, de modo relación con un fin preestablecido, un contrato o
que los examinadores, libres de todo influjo local un testamento (B4). El ideal sería, ya lo he dicho,
y de toda consideración personal, pudiesen ser ver­ servirse del período de aprendizaje como de una
daderamente jueces severos. Las modalidades prác­ prueba continuada y prescindir de este modo deí
ticas de este examen de Estado deberían estar di­ examen final de ingreso en la abogacía; pero ya
rigidas a comprobar en los candidatos, no tanto la que para hacer esto es necesario que las clases
rapidez de mecanismo de la memoria como aque­ forenses tengan cualidades que entre nosotros no
lla seguridad de orientación jurídica que es la pri­ tienen, no hay más remedio que contentarse con
mera cualidad del profesional: se debería tratar hacer ese examen de ingreso lo menos mecánico

(B3) Cfr. Ascoli, escrito cit., pág. 703. (®4) Cfr. Friedlaendbr, ob. cit., pág. 23.
278 DEMASIADOS ABOCADOS LIMITACIÓN DEL NÚMERO 279

posible y del modo que responda mejor a sus ten­ examen ante un Tribunal de Estado y un examen
dencias profesionales. ante la Junta del Colegio...
No creo oportuno establecer, como se ha prac­
ticado en Alemania, un examen de Estado único XXXIX. LA LIMITACION DEL NÚMERO DE
para el ingreso en la magistratura y para la ha­ ABOGADOS
bilitación profesional. Pero, en fin, los exámenes de
Estado para el ingreso en la carrera judicial, tal Y henos aquí ante la gran reforma, la reforma
como se han hecho entre nosotros en los últimos radical y definitiva, la reforma milagrosa, en la
concursos, bastan para hacer prever los resultados que los ilustres redactores del Proyecto de ley pa­
que el sistema del examen de Estado podría dar rece que creen con fe ciega de convencidos. Ya
si se llegase a aplicar a la abogacía. En los úl­ que hasta ahora el portero ha dejado pasar, sin
timos concursos para auditores judiciales (BB), en­ distinguir los buenos de los malos, esa muchedum­
tre los varios centenares de concurrentes, las Co­ bre heterogénea de profesionales que se apretujan
misiones examinadoras no encontraron siquiera nú­ y se disputan el aire, no hay más que un remedio:
mero suficiente de aspirantes capaces para cubrir encerrarnos por dentro los que ya hemos entrado,
las cien plazas anunciadas a concurso; ahora bien, y para los demás que todavía quisieran entrar, un
hermoso letrero sobre la puerta cerrada: Numerus
si alguno sintiera curiosidad por averiguar cuál
clausus: ¡lock-out!
fue, después de aquella prueba fallida, la suerte
Hay varios modos de realizar prácticamente el
profesional de los varios centenares de concurren­
sistema del número limitado: el cupo de aboga­
tes reprobados, encontraría, sin duda, que la ma­
dos en ejercicio puede ser fijado de un modo glo­
yor parte de ellos son hoy abogados en ejercicio:
bal para todo el Estado, o, separadamente, para
y comprendería por sí solo, sin necesidad de ul­
cada circunscripción territorial judicial; puede ser
teriores explicaciones, qué diferencia hay entre un
establecido de una vez para siempre por la ley o
(55) En Italia se inicia la carrera judicial con la ca­
cada año por los mismos Colegios profesionales, y
tegoría de uditorgj por la cual ingresan los opositores las plazas vacantes pueden ser asignadas a los va­
aprobados. El auditor debe sufrir, después de un mínimo rios aspirantes por orden de méritos o por priori­
de práctica de un año, un examen para poder ser nom­ dad de solicitudes. Según el reciente proyecto de
brado pretor o adjunto judicial. Los adjuntos judiciales reforma (art. 43), habrá un número limitado de
son agregados a los Tribunales (de primera instancia,
colegiados) o al Ministerio público. (N. del T.) abogados en cada Colegio. En el mes de noviem­
280 DEMASIADOS ABOGADOS LIMITACIÓN DEL NUMERO 281

bre de cada año, acordarán las Juntas locales su sistema del “cierre” de los Colegios, “excesivamen­
dictamen, que elevaran a las Juntas de distrito, y te duro y antiliberal y en contradicción con la
aprobado por el Consejo Superior (!), se fijará costumbre hasta ahora extendida entre nosotros”,
el número de los que puedan ser admitidos en el acepta, en cambio, el sistema del Colegio “limi­
año siguiente. Este número se determinará en re­ tado”, que según la Memoria representa algo esen­
lación con el de los matriculados, teniendo en cuen­ cialmente distinto y bastante menos rígido; pero
ta la población y el total tramitado de asuntos ju­ no se ocupa luego de poner de manifiesto las ra­
diciales. La provisión de las mencionadas plazas se zones por las que esa llamada limitación (la cual,
hará por méritos, y con preferencia, a igualdad de en realidad, si atendemos a los hechos más que a
títulos, de los candidatos descendientes de aboga­ las palabras, no es sino una entre las diversas for­
dos matriculados en el Colegio y fallecidos duran­ mas como puede ser llevado a la práctica el cie­
te el bienio... (5e). rre de los Colegios) haya realmente de servir pa­
La Memoria que acompaña al Proyecto se li­ ra resolver la crisis actual de la abogacía, ni de
mita a advertir que ese artículo, al rechazar el fefutar los argumentos que se han hecho contra
la aplicación de este sistema dondequiera que se
(®°) [El Proyecto Rocco de 4 de abril de 1925, que le ha discutido con profundo conocimiento de cau­
como se dice en la nota final del § XL ha vuelto a
sa. Si hemos de ser sinceros, es forzoso confesar
proponer la limitación de los colegiados, tiene a este
respecto la siguiente disposición (art. 13): “El número que el proyecto da la impresión de que la pro­
de abogados será limitado. En el mes de octubre de cada puesta de cerrar los Colegios no ha estado pre­
año las Juntas de gobierno de los distintos Colegios, te­ cedida, entre nosotros, de aquel estudio desapa­
niendo en cuenta el número de matriculados y el con­
sionado de la cuestión, que era indispensable pa­
junto de asuntos judiciales, indicarán, en informe mo­
tivado, al ministro de Justicia, el número de los que ra afrontar un problema de tanta gravedad. En el
podrían ser admitidos a formar parte del Colegio en el Congreso de abogados alemanes que se celebró en
año próximo. El ministro de Justicia, oido el Consejo Su­ Würzburg en 1911, la cuestión fue tratada ex pro-
perior forense, fijará, dentro del mes de diciembre siguien­
te, el número máximo total de los nuevos abogados que
fesso de modo bien diferente por la seriedad de
podrán ser inscritos en el año siguiente en los Colegios las deliberaciones: dos abogados recibieron con an­
del reino globalmente y su reparto para cada Colegio. telación el encargo de preparar dictámenes, que
En la misma resolución se fijarán los días en que haya habían de imprimirse, en favor y en contra del
de realizarse la oposición, que será única para todo el
reino y que se verificará en Roma, etc.”]. (N. del A., cierre de los Colegios (tarea encomendada, res­
1925.) pectivamente, a los señores Kassler, de Halle y
282 DEMASIADOS ABOCADOS LIMITACIÓN DEL NUMERO 283

Friedlaender, de Munich); y después de una lar­ En la reciente Asamblea jurídico-forense reuni­


ga discusión, la propuesta de cerrar los Colegios da en Florencia en noviembre de 1920 frente a
fue rechazada por 619 votos contra 244 (®7). Se­ los que se declararon contrarios al cierre de los Co­
ría sumamente útil que se repartiera profusamen­ legios (y entre ellos estaban el profesor Chioven-
te entre los abogados italianos un resumen del dic­ da y el representante de la Cámara de abogados
tamen que obtuvo los votos de la mayoría. Así de Trieste, donde las excelencias del Colegio ce­
aprenderían la delicadeza y complejidad de la rrado fueron un tiempo experimentadas. . .), la
cuestión, y que el gran favor que hoy ha obtenido gran mayoría de los reunidos, favorables a la clau­
entre las clases forenses la idea de limitar el Co­ sura, no supo oponer en sustancia más argumento
legio, es consecuencia de una especie de engrei­ que éste: que se imponía la reforma porque hoy
miento colectivo, semejante al de los ignorantes día la quiere la mayoría de los abogados; y vice­
de las leyes económicas, qué se hacen la ilusión de versa, la mayoría de los abogados la quiere por­
poder restablecer la baratura de los precios a fuer­ que hoy está demostrado que esa reforma se im­
za de tasas. pone . . .
Se oye repetir a todo el mundo que el cierre
(®7) El abogado Friedlaender, en su ya citada Me­
de los Colegios es un mal; pero un mal necesario
moria, después de haber examinado las varias formas de
“cierre” del Colegio propuestas en Alemania por los di­ para conseguir un sensible mejoramiento de las
versos partidarios de esta reforma (comprendida la forma condiciones económicas de las profesiones forenses.
del número “limitado” tal como ahora se quiere intro­ Pues bien, yo estoy seguro de que si la cuestión
ducir en Italia), expone los siguientes argumentos contra hubiese sido mejor meditada, aun los más vehe­
la viabilidad práctica del sistema: 1’, la imposibilidad de
calcular con precisión cuál sea el número máximo de abo­ mentes partidarios del Colegio cerrado se hubiesen
gado, necesarios en un distrito, dado que todos los abo­ persuadido de que la reforma serviría indudable­
gados no son iguales y que los pleitos son solamente una mente para deprimir todavía más el nivel intelec­
mínima parte de las fuentes de ingreso de los abogados; tual y moral de los nuevos abogados; pero en ma­
2’, el decaimiento moral e intelectual de la clase, que
resultaría de una limitación establecida en daño de los nera alguna produciría aquella considerable dis­
mejores y en beneficio exclusivo de los mediocres; 3’, el minución de su número que hoy reclama los vo­
alejamiento de la abogacía de los elementos jóvenes; 4', tos de cuantos ejercen la abogacía.
el carácter plutocrático de la reforma que se daría en Para llegar en Italia a una disminución del nú­
. daño de los humildes; 5’, la facilidad con que se llegaría
del cierre de los Colegios a la supresión de la libertad mero de abogados en ejercicio que haga sentir so­
de la abogacía (págs. 10-18). bre toda la clase una benéfica repercusión econó­
284 DEMASIADOS ABOGADOS LIMITACIÓN DEL NUMERO 285

mica, o, en otras palabras, para restablecer el equi­ ilusión de que quede vacante alguna que otra pla­
librio entre los abogados y los pleitos a defender, za, anualmente saldrán a concurso (imagínese la
sería necesario, por lo menos, reducir los 25.000 presión de los aspirantes sobre las complacientes
abogados que aproximadamente tenemos ahora, a Juntas), cuando menos, las plazas de los abogados
menos de la mitad: a 10.000, por ejemplo. Hasta fallecidos o retirados de la profesión: y así no se
que no hayan descendido a este número, el ma­ aumentará el número, pero se perpetuará la ac­
lestar económico de muchos profesionales perdu­ tual plétora. . . De modo que cuando se oye decir
rará necesariamente; de modo que si cerrásemos a alguno que el cierre de los Colegios es una me­
por tiempo indefinido los Colegios y decidiésemos dida antipática, pero necesaria, porque resolverá
que en Italia no se admitiera en lo sucesivo ni en poco tiempo la cuestión económica, es necesa­
un solo abogado mientras los profesionales en ejer­ rio advertirle que, en realidad, tal solución, aun
cicio no se hayan reducido a menos de 10.000, fá­ bajo el aspecto económico, no resuelve nada. ¡ El
cil es prever, calculando una mortalidad anual de numerus clausus es una medida que puede servir
un 20 por 1.000, que el equilibrio tardaría en res­ para mantener una situación de statu quo, pero no
tablecerse veinte años (58). Sería una medida ab­ para descongestionar; de tal suerte, que el entu­
surda, que nos llevaría a tener dentro de veinte siasmo con que los 25.000 abogados italianos piden
años una abogacía compuesta de viejos; pero, bien que se cierren herméticamente los Colegios, a fin
o mal, sería una medida que llevaría a la reduc­ de que no entren otros concurrentes a aumentar
ción querida. En cambio, la admisión de nuevos su malestar económico, trae a la mente la extraña
abogados no queda del todo excluida, según el pro­ imagen de un Conde Ugolino con sus hijos, que
yecto de reforma, sino que todos los años las Jun­ para escapar al hambre se afana en atrancar cui­
tas de los Colegios deben fijar el número de pla­ dadosamente por la parte de adentro la puerta de
zas que hay que sacar a concurso. Claro está que su prisión!
si las Juntas quisieran ser lógicas, durante algunos Pero más que por su ineficacia para lograr una
decenios deberían acordar sistemáticamente que disminución cuantitativa, la reforma propuesta se­
no hay una sola plaza disponible; pero como no ría peligrosa porque consumaría la decadencia cua­
se pueden frustrar así las esperanzas de los jóve­ litativa de la clase, realizando, entre los aspiran­
nes, que continuarán estudiando Derecho con la tes a la abogacía, una diligentísima selección al
revés y permitiendo el ingreso en la profesión a los
(58) Cfr. Benedikt, ob. cit., págs. 116-118. jóvenes que más se distinguiesen por su falta de
286 DEMASIADOS ABOGADOS LIMITACIÓN DEL NUMERO 287

capacidad y de espíritu de iniciativa. El proyecto fértiles de su vida, no hayan logrado ni siquiera


de reforma redactado por los representantes de las montar una betunería... Con lo que a los pa­
Curias, parece que dice a los jóvenes que van en dres menos afortunados les oiremos repetir en tono
busca de una carrera: “No os preocupéis: de aquí de resignada melancolía: “¡Vaya, por Dios, mi hi­
én adelante los estudios de Jurisprudencia conti­ jo es un perfecto cretino; no ha tenido más re­
nuarán siendo tanto o más que antes, un camino medio que dedicarse a abogado!... (B9).
de flores, y la licenciatura in utroque jure será Y a la verdad, si éste debe ser el resultado de
concedida, tal como exige la buena usanza, a todo la reforma —y no podrá ser otro— ¡ se habrá
el que la pida. El aprendizaje práctico será, como hecho un buen servicio a la abogacía italiana!
siempre, una ficción y una manera de perder el No; contra este ciego y mecánico sistema del cie­
tiempo; mejor aún: para perderlo todavía más, su rre de los Colegios, que, con la ilusión de proteger
duración se doblará. Al final del aprendizaje se los intereses económicos de los abogados actuales,
colocará, como una mera formalidad, el acostum­ prepara, sin advertirlo, la ruina de la abogacía de
brado examen “a la violeta”; y una vez aprobado mañana; contra esa persecución sistemática de la
éste, después de una nueva y resignada espera de inteligencia y de la juventud, deben protestar to­
dos o tres años, o de diez, no podrá faltar el pre­ dos los que, deseando de veras una abogacía mejor
mio de una plaza. Nosotros no exigimos de ti, ¡ oh que la de hoy, sueñan con una organización que
aspirante a abogado!, ni inteligencia, ni cultura, en vez de tratar de la misma manera a los bue­
ni actividad, sino, ante todo, una ilimitada pacien­ nos y a los malos, condenándoles a todos a la de­
cia. No estudies en la Universidad, pero espera; sesperante espera de un decenio, ofrezca a los me­
no trabajes durante el aprendizaje, pero espera; no jores el camino para llegar con rapidez y borre in­
te molestes en prepararte para el examen, pero mediatamente, desde los primeros años, toda es­
espera; espera, espera siempre, ¡ oh paciente Uli- peranza de triunfar a los ineptos. La divisa del
ses forense!, y más pronto o más tarde, a los que quiera curar radicalmente la abogacía italia­
treinta o a los cuarenta años, cuando un colega na de sus males actuales, no debe ser “malos, pero
complaciente se vaya, también tú tendrás un pues- pocos”, que en sustancia es el lema de los parti-
tecito”. Es fácil comprender la respuesta que ha­
brán de dar a esta alocución los jóvenes más in­ (59) También los alemanes dicen bromeando jocosa­
teligentes y laboriosos. Y en la abogacía se que­ mente: Mein Sohn ist ein Dummkopf, ich lasse ihn
darán solamente los que, en los diez años más ¡ludieren!; cfr. Friedlaender, ob. cit., pág. 23.
288 DEMASIADOS ABOGADOS LIMITACIÓN DEL NUMERO 289

darios de la limitación del número, sino “pocos, vacantes, teniendo en cuenta los nacimientos y el
con tal de que sean buenos”. La abogacía no sa­ total de asuntos. ¡ Imagínese la seriedad con que
nará con tal remedio, que cura los síntomas y no cada año las Juntas habrían de absorberse en el
las causas de la enfermedad: si las nuevas gene­ estudio de los Registros civiles y de las estadísticas
raciones no llegan a sentir espontáneamente y por judiciales, para sentenciar después gravemente que
sí solas una decidida repugnancia por ese asalto al “habiendo nacido en el año anterior 300 varones
título que hoy domina en las Universidades, y no más que en el año precedente y habiendo sido tra­
encuentran otros caminos más fecundos para sus mitados en las Preturas 15 asuntos más de lo acos­
energías (recordemos que ya en los años que pre­ tumbrado, la admisión de tres nuevos abogados re­
cedieron a la guerra se notaba alguna disminución sultaba indispensable para el género humano!”
en el número de matriculados en las Facultades Otro gravísimo inconveniente me parece aquella
de Derecho y que la guerra ha abierto nuevos ho­ especie de concurso de méritos que los aspirantes
rizontes a las iniciativas de los jóvenes), el verda­ a la matrícula en el Colegio deberán llenar, des­
dero medio para disminuir el número de abogados, pués de haber sufrido el examen de ingreso en la
sin deprimir, antes bien, elevando su ciencia y su abogacía. Si la primera condición de seriedad pa­
moralidad, será el de vigorizar la seriedad y seve­ ra todo concurso es que el órgano juzgador sea
ridad de los estudios, a fin de obtener una rigu­ uno solo y que la prueba sea igual para todos los
rosa selección de las inteligencias mejores; será el concursantes, me pregunto yo cómo sería posible
de excluir de la profesión (para cuyo ingreso se establecer una gradación que no fuese una burla o
requiere hoy solamente ¡no haber tenido cuentas una arbitrariedad, entre concurrentes provistos de
con la Policía!) a todos los aventureros de la títulos heterogéneos y habilitados para la profesión
toga, a fin de obtener una selección, aún más ri­ por Comisiones examinadoras diversas. Si realmen­
gurosa, de las conciencias mejores. te (jquod dii avertant!) la desventura del cierre
A las razones que se pueden aducir en general de los Colegios es inevitable, téngase, por lo me­
contra cualquier forma de cierre del Colegio, se nos, el cuidado, para seriedad y justicia de la re­
deben añadir otras no menos importantes contra forma, de combinarlo con el sistema del examen
esa infelicísima forma del Colegio limitado que el de Estado, de tal modo que, para fijar el orden
proyecto propone. Sobre todo me parece criticable de prelación entre los diversos candidatos sirva
la disposición que confía a las Juntas de gobierno únicamente la puntuación obtenida en el examen
la misión de fijar anualmente el número de plazas de Estado ante un tribunal único.
290 DEMASIADOS ABOGADOS EL PROYECTO FERA ádi

XL. NOTAS SOBRE EL PROYECTO FERA


Fera constituye un progreso, o por mejor decir,
una rectificación oportuna contra una amenazado­
Voy a hacer algunas observaciones sobre el Pro­ ra regresión, no se puede decir que proponga, en
yecto de ley de organización de la profesión de lugar del malhadado cierre de Colegios, algún me­
abogado que el ministro Fera presentó el 1’ de dio más racional y más eficaz para resolver un
diciembre de 1920 a lá Cámara de Diputados (80), problema que, después de todo, es necesario resol­
el cual proyecto me apresuro a declararlo con gran ver de algún modo.
satisfacción, señala respecto del elaborado por los Como he tratado de demostrar, las dos medidas
representantes de las Curias (del que en muchas ante las cuales no puede vacilar quien quiera en
partes es reproducción fiel) un mejoramiento no­ serio regenerar las condiciones presentes de la abo­
table principalmente porque rechaza el sistema, en gacía, son la reforma del aprendizaje y la de los
mi opinión pernicioso, del Colegio cerrado o siquie­ exámenes de ingreso en el ejercicio profesional;
ra limitdo (ver § XXXIX). pero el Proyecto Fera no se pronuncia respecto de
Agradezcamos al ministro Fera que haya sabi­ estos dos puntos fundamentales, puesto que fija
do resistir la tentación de acabar de arruinar a la la duración de la práctica en dos años, tal como
abogacía por dar gusto a los abogados: el hecho está ahora (en tanto que, como hemos visto, el
de que un ministro abogado, al decidirse a refor­ proyecto de las Curias lo prolonga hasta cuatro),
mar la organización de las profesiones de abogado y deja los exámenes de ingreso en manos de las
y procurador, tenga el valor de oponerse a la co­ Juntas, sin variar gran cosa el sistema seguido ac­
rriente que prevalece entre sus colegas y corra el tualmente (art. 8’, números 7 y 8). ¿Pero enton­
riesgo, sólo por el gusto de pensar con indepen­ ces, qué? Huir del cierre de los Colegios está bien;
dencia, de atraer sobre sí las protestas y quizá la pero la plétora profesional persiste y es forzoso,
huelga de todas las Curias italianas, es fenómeno por tanto, encontrar un remedio para disminuirla
tan raro en nuestras costumbres parlamentarias que gradualmente. No basta que una reforma se limité
merece ser señalado albo lapillo. a no empeorar las cosas; es necesario que procure
Pero si desde este punto de vista el Proyecto mejorarlas haciendo desaparecer los inconvenien­
tes notados hasta el momento.
(SO) Disegno di legge sull’Ordinamento delta profei-
sione di avvocato (Actas de la Cámara de diputados,
Hay, indudablemente, en el Proyecto Fera una
Legisl. XXV, Ses. 1919-920, Doc., n. 1.042) precedido disposición que, con menos rigidez que el verdade­
de una Relazione del ministro Fera. ro y propio cierre de los Colegios, parecería des-
292 DEMASIADOS ABOGADOS
EL PROYECTO FERA 293

muy visibles? Supongamos que, puesta en vigor


tinada a producir una progresiva disminución en
la afluencia de nuevos profesionales: la disposi­ esta disposición, la Junta del Colegio de un gran
ción (art. 11) por la que la Junta local puede Centro en el que cada año, por término medio,
también limitar las inscripciones, aplazando, por postulan unos cincuenta candidatos a la abogacía,
considera oportuno limitar la inscripción de nue­
término máximo de dos años, la inclusión en el Co­
vos profesionales al número de diez por año; el
legio de aquel número de aspirantes. .. que se es­
primer año, diez tan sólo de los aspirantes serán
time oportuno en relación con el total de los ya
inscritos, la población local y el conjunto de los matriculados y los cuarenta restantes quedarán es­
asuntos judiciales. En este caso, para la inscrip­ perando; el segundo año, otros diez de estos cua­
ción deberán ser preferidos los que hayan obteni­ renta en expectativa serán admitidos, mientras que
do mejor calificación en el examen profesional... al mismo tiempo cincuenta candidatos nuevos se
Transcurrido el mencionado término de aplaza­ sumarán a los treinta que quedaron fuera; pero
miento, aquellos cuya inscripción fue suspendida, el tercer año esos treinta deberán ser inscritos to­
dos, porque la espera no puede pasar para nin­
tendrán derecho a ser inscritos con preferencia a
los nuevos aspirantes... (61) guno de dos años. Y el cuarto año deberán, por
Este artículo concede, por consiguiente, a las la misma razón, ser inscritos los cincuenta aspiran­
tes aplazados en el segundo año, y así sucesiva­
Juntas locales, en vez de la facultad de dar bru­
mente. Lo que demuestra, a mi parecer, que la
talmente a los aspirantes con la puerta en las na­
medida propuesta en el Proyecto Fera, si bien po­
rices, la de invitarles finamente a esperar en la an­
tecámara: ¿Pero cabe realmente creer que esta dría en cierto modo contener la muchedumbre de
candidatos durante los dos primeros años, volvería
espera bienal en la antecámara pueda dar frutos
luego las cosas al mismo estado en que se encuen­
(61) La exposición aneja al proyecto justifica así, con tran ahora...
mucho optimismo, esta disposición: “Se trata, en sustan­ Quizá no hubiera sido inútil en esta cuestión
cia, de una suspensión de la inscripción, que tiende a haber tenido presente las razones por las que en
poner un dique a la excesiva afluencia, sin constituir, Alemania ha sido siempre rechazada una propues­
empero, una compresión de aptitudes y de tendencias
contraria a la libertad; y yo confío en que esta medida, ta análoga a ésta del Proyecto Fera, de interponer
coordinada con un mayor rigor (?) de los requisitos de entre el examen de habilitación para la profesión
admisión, servirá para elevar a la clase forense de sus y la efectiva admisión al ejercicio profesional un
actuales condiciones de depresión moral y material” período más o menos largo de expectativa obliga­
(pág. 7).
294 DEMASIADOS ABOGADOS EL PROYECTO FERA 295

toria (Karenzzeit) (€2); incluso allí se ha llegado siguiente, Rodino, hizo suyo aquel proyecto con algunas
modificaciones, y sobre el texto así enmendado informó
a la conclusión, que es a la que se debe llegar entre favorablemente el diputado Meda en la sesión de 21 de
nosotros, de que el verdadero camino para alige­ junio de 1922. Pero luego aquel proyecto fracasó. El
rar a la abogacía de la plétora de candidatos poco actual ministro Alfredo Rocco ha presentado otro nue­
vo (núm. 508), en la sesión de 4 de abril de 1925, que
deseables no consiste en imponer a los aspirantes
se aparta en algunos extremos de los precedentes, ¿os
esa especie de madurez, como se hace con la ma­ puntos capitales de este proyecto, que deberá ser puesto
dera, que cuanto más envejece más endurece, sino a discusión en las Cámaras al reanudarse las sesiones, son
únicamente hacer más severa y efectiva la selec­ dos: mantenimiento de la distinción entre las dos profe­
ción moral e intelectual de los mismos, mediante siones de abogado y procurador con facultad de acumu­
lar su ejercicio; limitación de los Colegios mediante exa­
pruebas que no sean ilusorias formalidades. men de concurso, nacional para los abogados (art. 13)
El ministro Fera, que contra la aparente unani­ y por distritos para los procuradores (art. 25). En el
midad de las Curias, ha tenido el valor dé recha­ proyecto Rocco merecen ser señaladas con elogio aque­
llas disposiciones que (colmando una gran laguna de la
zar la propuesta del cierre de los Colegios, se hará ley actual, que no deja a las Juntas profesionales nin­
verdaderamente benemérito del renacimiento de guna libertad de apreciación de los requisitos morales de
nuestra profesión si tiene también el valor de quienes aspiran a matricularse en el Colegio) exigen,
transformar el examen de habilitación para la abo­ para la inscripción en cualquier Colegio de abogados o
de procuradores, la condición de una conducta bajo to­
gacía en examen de Estado, única reforma ver­ dos aspectos ejemplarísima e intachable. No me parece
daderamente racional y provechosa (e3). en cambio aceptable el sistema, adoptado en este proyec­
to, de remitir al Reglamento la solución del vitalísimo
(°2) Cfr. Friedlaender, escrito cit., págs. 18-21. problema de la práctica; también creo que hay que re­
(<®) [Este voto que yo formulaba a fines de 1920 se chazar aquellas disposiciones que, directa o indirectamen­
ha cumplido en parte, por lo que respecta a la trans te, tienden a someter a los abogados al control guberna­
formación del examen de habilitación profesional en exa­ tivo (el art. 41, según el cual las Juntas de gobierno
men de Estado. Pero, desgraciadamente, en tanto que el pueden ser disueltas mediante Real decreto y sustituidas
proyecto Fera de 1’ de diciembre de 1920 no fue ni provisionalmente por un “comisario extraordinario”, nom­
siquiera puesto a discusión a causa de las vicisitudes brado en el mismo decreto de disolución; el art. 44, que
parlamentarias de aquel período, se ha vuelto en estos pone a las Juntas locales bajo la vigilancia del Consejo
últimos meses a la amenaza del cierre de los Colegios, Superior forense, con residencia en Roma, compuesto de
reforma que yo continúo considerando, por las razones 30 abogados, de los cuales 15 son nombrados por Real
expuestas en el texto, perniciosísima para el porvenir de decreto a propuesta del Ministro de Justicia, etc.); tales
la abogacía. El proyecto Fera de 1’ de diciembre de disposiciones, si bien están en armonía con las tendencias
1920, a causa de la terminación de la legislatura, fue antiliberales hoy predominantes en Italia, amenazarán,
presentado de nuevo el 20 de junio de 1921; el ministro sin embargo, con someter la abogacía italiana a la política
296 DEMASIADOS ABOGADOS CONCLUSIONES 297

aparte del general decaimiento de la enseñanza


XLI. CONCLUSIONES
media, en la excesiva facilidad con que los jóve­
Como conclusión de este capítulo y, en general, nes salidos de las escuelas secundarias logran licen­
de todo el libro, voy a resumir aquí algunas ideas ciarse en Derecho y luego ingresar en el ejercicio
fundamentales, que me parece haber demostrado profesional: esto es, en una falta de seriedad y de
en el curso de este trabajo. disciplina inherentes, primero, a la organización de
P La decadencia intelectual y moral de la los estudios jurídicos universitarios, y después, a la
abogacía italiana está en íntima relación con el del aprendizaje profesional.
excesivo número de profesionales en ejercicio. “La 4“ Para llevar a los estudios universitarios
plétora que aflige a la Curia italiana hace dege­ aquella seriedad y aquella disciplina de que hoy
nerar fatalmente la noble profesión forense en una carecen, es necesario no sólo disminuir el número
forma de actividad social parasitaria, en la que de Facultades de Derecho y hacer más difícil el
pululan los desplazados y los menesterosos, y a acceso a ellas, sino, sobre todo, llevar a las aulas
veces hasta los indignos” (84). el fervor por el estudio, haciendo eficaz la función
2’ La morbosa afluencia de hijos de la bur­ didáctica de los profesores, desterrando el actual
guesía a las profesiones de abogado y procurador método de enseñanza memorista y oratorio y de
tiene, como la hipertrofia burocrática, su primer exámenes por asignaturas, y cuidando de acabar
origen en la desorientación moral de que dan con la tradicional “Jauja universitaria”, que en las
pruebas, desde hace algunos decenios, las clases Facultades de Derecho ha tenido hasta ahora su
directoras italianas: con lo cual el problema de la asiento favorito.
abogacía viene a ser, por tanto, un problema de 5* Para dar seriedad y eficacia al aprendizaje
educación, que ha de ser atendido principalmente profesional, es necesario estudiar una organización
en la escuela. del mismo que garantice el abandono definitivo del
3* Las causas inmediatas de la actual decaden­ actual sistema de mentiras oficialmente toleradas;
cia de la abogacía italiana hay que buscarlas, en otro caso, si no se puede conseguir que la prác­
tica forense sea ante todo una escuela de morali­
y con destruir aquel espíritu de independencia que es dad profesional, es mejor suprimirla.
su virtud más preciosa], (N. del A., 1925.) 6’ El examen de habilitación para la abogacía
(®4) Mortara, discurso pronunciado el 24 de noviem­
bre de 1919 en la sesión inaugural de los trabajos de la no debe quedar en manos de las Juntas de los Co­
Comisión forense. legios, examinadores sistemáticamente indulgentes.
298 DEMASIADOS ABOGADOS . CONCLUSIONES 299

sino que debe transformarse en un severo examen problemas preliminares o accesorios de la abogacía pueden
de Estado, apto para excluir de la abogacía a to­ en este momento considerarse resueltos o en vías de solu­
dos los incapaces, y dispuesto de tal modo que sea, ción, el problema central y específico, que es el de la
reforma de la ley profesional, está todavía en el mismo
más que un ejercicio de memoria, uña prueba punto que en 1921. Los defectos del aprendizaje, que
ponderada de aptitud profesional. tan grande importancia tiene para la formación de los
7'-' 'Deben ser aumentadas las garantías de mo­ nuevos profesionales, persisten en toda su gravedad; y
ralidad de los aspirantes a la abogacía y de los por las razones ya apuntadas se puede fundadamente
dudar de que la limitación de los Colegios y la subordi­
abogados en ejercicio, recordando que “l’ordre nación de la clase al control gubernativo, con arreglo a
des avocats est une. institut'ion ou la vertu devrait las propuestas contenidas en el proyecto Rocco, sean los
trouver son dernier refuge, si elle était bannie du medios más eficaces para realzar, en el porvenir, el nivel
reste de la Société” (°5). moral de la abogacía italiana. Cuando los abogados que­
den reducidos, a fuerza de restricciones y de subordina­
ción, a un rebaño disciplinado de mediocres burócratas,
(6S) Cfr. Cresson, ob. cit., II, pág. 88 (palabras es­ el nombre de la abogacía quedará en la ley, pero su
critas por el procurador general Bellart el 9 de setiem­ alma se habrá evaporado irremisiblemente. P. C. Floren­
bre de 1822). cia, Universidad, agosto de 1925].
[Por las notas insertas en el curso de esta traducción,
el lector podrá haberse dado cuenta de que muchos de
los problemas planteados por este libro en 1921, se en­
cuentran hoy, en 1925, resueltos en gran parte de con­
formidad con las ideas en él sostenidas. La reforma de
la división territorial judicial, y, especialmente, la unifi­
cación de la Casación; la reforma de la enseñanza media
en cuanto ha hecho más rigurosa la selección de los jó­
venes que aspiran a proseguir sus estudios; la de la
instrucción superior, en la parte en que ha introducido
en las Universidades italianas el sistema de la autonomía
didáctica y administrativa, y, consiguientemente, el de la
competencia entre las varias Universidades; el estableci­
miento del examen de Estado en la habilitación para las
profesiones de abogado y procurador, representan induda­
blemente, en comparación con las condiciones de 1921,
un progreso indiscutible de nuestra legislación, o, por lo
menos, la introducción en ella de instituciones funda­
mentalmente útiles, aunque susceptibles de mejot amiento
en su aplicación concreta. Con todo, si muchos de los
ÍNDICES GENERALES

o® sinimra judicial gr
i * ^Df, IODO GALLARDO *

^¿JlVADOSiíX
ÍNDICE DE AUTORES

A Galamandrei: 15, 17, 63,


165.
Alibrandi, Hilario: 16. Carlyle: 243.
Aranoio Ruiz: 16. Carnelutti: 15.
Ascoli: 274, 276. Casati: 233.
Geci: 153, 175, 186, 235,
B 238, 240, 241, 242,
249, 250, 265, 271,
Baccelli: 150, 178, 274. 274.
Baoot: 135.
Cicotti, Héctor: 46.
Barassi: 225.
Cipolla, Bartolomé: 91.
Barbacovi, Francisco Vir­
Cresson: 27, 39, 53, 89,
gilio: 211.
Benedikt: 70, 78, 86, 108, 99, 103, 109, 220, 258,
298.
239, 267, 284.
Benini: 67, 69, 70, 88,
142, 260. CH
Bocaccio: 141.
Bonfante: 16. Chiovenda: 15, 16, 17, 92,
Bryge: 259. 258, 260, 283.

C D
Gaepolla, Bartholomei: De Francisi: 16.
91. De Halle: 281.
304 DEMASIADOS ABOCADOS INDICE DE AUTORES 305

De Rucoiero: 16. Gneist: 28, 46, 51, 76, 77. Norden: 108, 118, 220, Scialoja, V.: 15, 16, 157,
Desunieres: 39. Guttmann: 257. 258. 165, 198, 210, 237,
Norsa: 258. 943 245
F H Schmidt: 90,' 222.
O Selioman: 257.
Halle, De: 281. Semeraro: 92.
Fadda, G.: 132. Oviglio: 134.
Fedele: 233, 252. Stein: 36, 75, 89, 102,
Fera: 110, 225, 230, 260, I 103, 105, 111, 112,
P 113, 257, 259, 271.
264, 273, 290, 291, Ihering: 135.
293, 294. Palliccia: 135. Sundstróm: 52.
Ferraris: 142, 150, 153. Papafava, F.: 88. Sutton-Williams: 53,
K 220.
Ferri: 42, 142, 239, 262. Papini, Juan: 243.
Ferroclio: 80. Kassler: 281. Pascale: 244.
T
Fischmann: 44, 118. Pasquali, Giorgio: 164,
Forssner: 52. L 249. Tiranti: 112, 220.
Fraonito: 236. Pecco: 105.
Francisi, De: 16. Labry: 43, 45. Pollak: 118. V
Franqueville : 75, 102, Lessona: 15. Prud’Hon: 53. Visconti: 40.
115, 266, 271. Lolini: 120, 201. Vivante: 245, 265, 268.
Friedlander: 53, 76, 86, Lombardo-Radice, José: R
277, 282, 287, 294. 238, 243.
Redenti: 15. W
Fusinato: 178, 187, 240, Loria: 31.
242, 249. Lucaro: 237. Reissner: 32. Williams-Sutton: 53,
Rodino: 295. 220.
Rocco: 221, 260, 275, 280, Weissler: 46.
G M
295, 299.
Galoanetti: 70. Maoaldi: 88, 100. Rota: 35. X
Galcano: 15. Magnus: 76. Rucciero, De: 16.
Russo: 35. Xirau: 9, 10.
Galin: 43, 45. Meda: 295.
Ganbff: 125. Mortara: 114, 122, 124, Z
Gentile: 164, 189, 233, 128, 132, 133, 134, S
239, 241, 242, 248, 197, 202, 204, 224, Zanobini: 24, 29, 50, 54.
252, 254, 255, 274. 230, 256, 258, 296. Salvemini: 71, 116, 237. Zanardelli: 67, 69, 81,
Gerland: 53, 75, 103, 257, Mosso, Angelo: 187. Savicny: 190.
271.
Gerschun: 44, 118.
Ghiron: 246, 265.
N
Giuriati: 99, 100, 109. Nerincx: 23, 100, 245.
ÍNDICE DE MATERIAS

A — Función de la.. .
Abogacía tiene carácter pú­
— Abolición de la... blico ........................ 57
37, 38, 56 ...... 230 — Independencia
-— Afán de negocios, económica del
p a rl amentarismo, ejercicio de la... 220
intriga....................... 34 — Incompatibilidad
-—■ se agarra a sus entre el cargo de
viejas fórmulas .. 126 diputado y el ejer­
— belga...................... 108 cicio de la..............123
— búlgara ................. 125 — italiana. Enferme­
-—• y burocracia 33 . 45 dad constitucional
— Camino más corto de la. ...................... 61
para la.-.. ..... 202 -------- Problema de
— Decadencia de la....................... 61
la... 57, 87 ... 296 — libre 49, 56, .... 58
— de Estado 44, 49 58 — un mal necesario 36
— Examen de habili­ — Monopolio de los
tación para la... profesionales de
143, 211, 215, la... ..... .................... 28
216, 218, 231, — Moralidad de los
272, 277 ............... 297 aspirantes a la... 298
-------- — en Alema­ -— Nobleza de la... 30
nia 278 .. 293 — Número excesivo
308 DEMASIADOS ABOGADOS ÍNDICE DE MATERIAS 309

de profesionales desprecio por la figura del... — Hostilidad litera­


65, 69, 72, 94, los.......................... 116 ria contra los... 30
141, 151, 229, — Cámara de.............. 120 — que ejerce el co­ -—■ ingleses .............. 103
231 ........................ 279 — Carácter público mercio ................... 110 — Ineptitud crónica
— del porvenir 231 232 de la función de — elemento purifica- de los Colegios
— Profesores: ejercí- los.......................... 21 dor de la vida ju­ de... ..................... 219
ció de la................. 190 — casta de charlata- dicial ....................... 27 — Inscripción en el
-— Revolución Fran- nes, escépticos y — escrupuloso. Colegio de.............203
38 62 Cliente repelido — Intervención de
— Socialistas: ata- — y clientes ................ 99 por la probidad los............................ 25
que a la.................. 31 — El cliente debe del............................ 88 — italianos. Defen­
— Supresión de la... decirle la verdad; — Exámenes de in­ sores alemanes
37, 38, 56 ............. 230 y él cuidar de de- greso en las pro­ y............................. 142
— ha surgido en ser- cir mentiras a los fesiones de... y -------- Rapacidad de
vicio del interés jueces ............. 90 procurador 143, los... 102 .. 106
privado .................. 22 — C1 i ente repelido 211, 215, 216, — Jueces y. .. Ten­
Abogadismo, obstáculo por la probidad 218, 231, 272, dencias conserva­
del renacimiento del......................... 88 277 ....................... 297 doras ...................... 40
nacional ................ 31 — Colegio de... ------------- -en la pro­ — Justicia no podría
Abogado: Véase Avo- Véase Colegio de fesión en funcionar si no
cat, Doctor en De- abogados. Alema nia existiesen los pro­
recho. Licenciado — competidores . .. 48 278 ........... 293 fesionales del de­
en Derecho, Pro- — cómplices de to- -— experto: para el recho ...................... 25
curador. dos los delitos y pasante un maes­ — Lansquenetes del
— Abolición de los... de todas las infa- tro diligente .... 206 capital .................... 37
37, 38, 56 ..... 230 mías ...................... 32 — franceses ....... 103 — Luchas de clases
— agente de negó- — Cualidad esencial — Función típica­ entre notarios
cios 106,................ 110 del... es la astu- mente exclusiva y..., para el re­
— en Alemania 76 . 86 cia.......................... 136 de los...; defen­ parto del trabajo
— artífice de sofis- — Decadencia inte- sa en los juicios contractual ........... 108
mas. Sátira............ 30 lectual y moral de penales ................. 203 ■— maestro de habili­
— Austeridad del las profesiones — genio maléfico del dades .................... 94
oficio de................. 107 de... y procura- mundo judicial . 29 — y magistrados. Re­
— buenos. Piedra de dor 87 ................... 94 — hábil .......... 21 lación que los liga
toque para distin- — desaparecerán a la — que habita en un en Inglaterra ... 111
guir los.. . de los vez que el capita- Hotel meublé ... 220 — malo: Véase Abo­
malos .................... 51 lismo ..................... 40 — y hombre de nego­ gado bueno.
— burgueses. Lenín, — Diatribas contra cios ........... 259 — Mentalidad del... 48
310 DEMASIADOS ABOCADOS INDICE DE MATERIAS 311

— por méritos de -— primer juez de la — de Viena. Situa­ -— retribución direc­


antigüedad ........... 206 parte ....................... 27 ción de los... . 86 ta del profesor . 242
— ministro ................. 133 ■—- Probidad del.... 88 Accidentes de tra- — Situación de los
— Morbosa afluen­ ■— y procurador. bajo. Multiplica- abogados en ... 86
cia de hijos de la Unificación o se­ ción de pleitos in- Alumnos. Concurren-
burguesía a las paración de profe­ justos en materia cia de .. . a los es-
profesiones de. .. siones 151, 230, de.......................... 88 tudios de jurispru-
y procurador ... 296 255, 256 .............. 260 Actividad dencia 145, 151,
— Muchos..., pero — Profesión parasi­ — científica.................. 188 233, 236 ............... 296
poca justicia .... 134 taria 31.................... 32 — didáctica .... ............ 188 Véase Discípulo
— Número excesivo — Profesores hacen Adjuntos judiciales . 278 Estudiante.
de. . . o de dipu­ Administración pú- Allgemeine Gerichts
de...; causas y
remedios 65, 69, tados ................... 183 blica. Empleos en Ordnung de 1793 45
— propietario de un la.. . o en las ofi- Ambiente digno y se-
72, 94, 141, 151,
hotel ..................... 110 ciñas jurídicas de horil ...................... 104
229, 231 ............... 279
— Proyectos más re­ alguna empresa América. Estados Uni-
— Oficio del...
cientes de reforma comercial .............. 151 dos de .............23 99
consiste en hacer de la ley de orga­ Agitación parí amen- Amistad no quiere de-
triunfar las pre- nización de las taria. Comité de... 132 cir complicidad , 63
tensiones del profesiones de... Acregés de los Tribu- Amor al arte ................. 96
cliente................ 21 y procuradores .. 229 bunales de comer- Antropófagos. Náu-
— y la opinión pú­ — y las reformas ju­ CÍO ............................... 77 frago prisionero de
blica .......... 29 diciales .. .............. 125 Albo los ......................... 30
— Organización en­ •— Separación entre — lapillo ...................... 290 Aplazados. Véase Sus-
tre los.. . de una el licenciado de
oficina de trabajo. — Registro (...) . . 54 pensos.
Derecho y el... . 145 Alemania 51, 75, 78, Apóstoles de la en-
Secretario propa­ — servidor del dere­ 89, 105, 144 .... 164 señanza ........ 168
gandista ................ 224 cho ......................... 28 Véase Frusta. Aprendizaje
— en el Parlamento 116 — Situación econó­ 206
■— Aumento de abo- — forense. Farsa del
— perros de presa mica 79, 81, 106 gados en ....... 76 — práctico. Mayor
de la burguesía . 33 141 ........... 220 — benevolencia a los severidad y dura-
— Pleito para el..., — Táctica entorpe-
aspirantes ............. del ....... ¿áu
premio de la lote­ cedora de cier­
—■ examen de habili­ ional. Serie-
ría ................... ...... 86 tos.......................... 93
tación 278 ... eficacia del 297
— Presencia del... • — Ulianoff. Lenin,
— reforma de la e 171, 178, 193
es garantía dfe se­ nin. .., ................... 116
cación de losj atorio . 104
riedad y 'ae buena — usurpación de tí­ 33
fe.............................. 26 tulo ....................... 205 ristas
312 DEMASIADOS ABOGADOS INDICE DE MATERIAS 313

Argucias y tretas abo­ B Burocracia. Abogacía Catanzaro ................... 94


gadiles 93 y ............................ 33 CÁTEDRA
Aristocracia intelec­ Baggelli. Proyecto .. 274 Burocratismo despó- — absurdas de prác-
tual de las Facul­ Barreau. II y a place tico ........................ 57 tica forense .... 247
tades Jurídicas . . 161 pour tous au ... 50 — Lecciones de la...
Arte. Amor al 96 Barrister: 74, 89, 102, 166 .............. 185, 254
Artículos escritos en 104, 108,112,257 258 C — Profesor ausente
los Códigos. Des­ — Inglaterra: can- de su.. . sin dejar
cubrir bajo los. .. didato que aspira Calendario oficial . . 174 por eso de desem-
el fenómeno social 199 a ser...................... 270 CÁMARA peñaría oficial-
Asistencia. Certifica­ Becas de estudio ... -— de abogados ... mente ...................
240 120 183
do de172, 208 Bedel: 173 ................... — de Diputados ita- -------- que habí» ri-
182
Véase Frecuencia.
Bélgica ........................ 118 liana. Palacio de dículamente
Asociaciones profesio­ la................... ..
Benevolencia 159 ex.............. 165
nales 52
Aspirantes. Alema­ — a los aspirantes. Campanario. Política Causas de conciliadoi’ 85
Alemania .............. 265 de ......................... 133 — Corredores de . . . 101
nia : benevolencia
— de guerra . 196, 228 Cándido .................... 118 — de Pretura............... 83
a los ...................... 265
Bengodi ........................ 141 Capacidad práctica . 55 — de Tribunal .... 83
Assise
-— Corte de... refu­ Bibliotecas. Deshacer- Capital. Abogados, Certificado de asis-
gio de la elocuen­ ce de..................... 191 lansquenetes del . 37 tencia o de fre-
cia forense 98 Breslau. Congreso fo- Capitalismo. Aboga- cuencia 167, 172,
rensc celebrado dos desaparecerán 175 ....................... 208
— Sentencias de , .. 82
Assistenzrat 45 en. .. en 1913 . . 89 a la vez qué el . 40 Ciencia
Astucias del abogado Buena fe. Presencia Carrera — alemana. Sumisión
83, 136.................. .. 207 del abogado es ga- — Aspiración a la . 155 del Derecho ita-
Aulas universitarias. rantía de seriedad -—• científica para la liano a la................ 17
Deserción de los y de.................. . 26 enseñanza ............ 151 — de la Jurispruden-
estudiantes de las 172 Bulgaria ...................... 125 — judicial. Italia . . 278 cia en Italia. Re-
Austria: 77, 92, 93, Burguesía Casación surgimiento de la 15
144, 207, 239 .. 263 — Abogados, perros — civil. Monografía — Libertad, que tan
Avocat: 77, 89, 102, de presa de la... 33 de Calamandrei necesaria es siem-
108 269 — italiana ................... 160 sobre la ................ 17 pre a toda.............. 16
Véase Abogado. — Morbosa afluencia — Recurso de.............. 130 -— Problemas teóri-
Avoué: 77, 107 257 de los hijos de Casas editoriales que eos de la .............. 191
Véase Procurador. la... a las profe- se encargan de — Sociales. Instituto
Azzeccagarbugli. Doc­ i siones de abogado confeccionar una de. .. de Floren-
tor 29 33 1 y procurador ... 296 tesis nueva ..... 182 cia.......................... 18
314 DEMASIADOS ABOGADOS ÍNDICE DE MATERIAS 315

Circunscripciones — Actividad de las Concurso Cuestión elegante.


judiciales. Proble­ Juntas de los... . 226 — para la magistra­ Amor por la... y
ma de las............... 133 --- mene uc iv». . . tura ....................... 197 por la solución in­
Clase 281 ....................... 291 — para profesor ex­ geniosa ................... 96
— intelectuales .... 160 — Decano del..............273 traordinario .... 186 Cultura
— Interés de.............. 223 — de defensores 43, 44 Conde Ugolino. Ima­ — extranjera. Com­
— Justicia de............. 40 — Inglaterra, ins­ gen de un... con parar la... con la
— Lucha de................ 156 cripción en el... 220 sus hijos................ 285 italiana .................. 184
Cliente — de procuradores. Conferencia................. 165 — jurídica de los
— Abogados y........... 99 Inscripción en el 203 Confianza doctores en Dere­
— Debe decir la — Psicología de las — en su defensor . 47 cho ....................... 197
verdad al abogado juntas directivas — Transformar en -------- Requisitos de 53
y éste cuidará de de los.................... 218 defensa de... la Cursos preparatorios 147
decir mentiras a ---- Tribunali italianos defensa de oficio 101 Charlatanes escépti­
los jueces.............. 90 son.......................... 53 Congreso forense ce­ cos. Abogados:
— Maniobras para Collegio. Corporacio­ lebrado en Breslau casta de. .. y ra­
apoderarse de los 100 nes ......................... 54 en 1913 .................. 89 paces ...................... 62
— Oficio del aboga­ Colonnes. Reunión de Conseil ........................... 39 Chiamata in garantía 17
do consiste en ha­ las............. ............ 27 0 Consejero asistente . 45 Chiovenda. Movimien­
cer triunfar las Comercio. Abogado Contrato de trabajo. to que inició... . 17
pretensiones del... 21 que ejerce el... 110 Controversias na­
— repelido por la Comité de agitación cidas del.................. 36
probidad del abo­ parlamentaria ... 132 D
Controversias naci­
gado escrupuloso 88 Compañías grandes, das del contrato Decanos ....................... 252
Clientela ........................ 52 Letrados consulto­ de trabajo ............... 36 — del Colegio .... 273
Códigos. Descubrir ba­ res de.................... 122 Corporaciones {colle­ Véase Colegio.
jo los artículos es­ Complicidad. Amistad gio) '......................... 54 Decoro profesional . 102
critos en los. .. el no quiere decir... 63 Corrección profesio­ Defensa de oficio.
fenómeno social . 199 Comunismo. Véase nal. Moralidad y 54 Transformar en
Colaboración del Legislación comu­ Corredores de causas 101 defensa de con­
maestro con el dis­ nista, Rusia. Corte de Assise refu­ fianza la................ 101
cípulo ................... 181 Conciencia. Examen gio de la elocuen­ Defenseur ....................... 39
Colegio de... ........................ 62 cia forense .............. 98 Defensores
— de abogados 144, 205 Conciliador. Causas Cose che tac ere e bello 63 — alemanes y aboga­
Ineptitud cró­ de............................ 85 Costumbres políticas 123 dos italianos ... 142
nica de los . . . 219 Conclusiones ............... 296 Cuarto de hora aca­ — Colegio de... 43, 44
— — Inscripción en Concoct evidence for démico .................. 166 — Confianza en su
el..................... 203 the jury ....... 137 Cucagna ..................... 141 — .. .... ....................... 47
316 DEMASIADOS ABOCADOS INDICE DE MATERIAS 317

— de Pretura............... 66 cia entre. .. y De­ Droit. Licencié en. .. 269 Época pregutember-
Delitos. Abogados, recho objetivo .. 199 Duelo. Proceso conce- guiana.................... 243
cómplices de to­ Diatribas contra la fi­ bido como un... 22 Escuela
dos. .. y de todas gura del abogado — de moral profesio-
las infamias .... 32 29 .......................... 30 nal. Práctica.. . . 269
Diputación al Parla­ E — de técnica profe-
Dentistas .... .................. 99
Dependiente práctico mento ................... 152 Economía sional. Práctica... 269
en las astucias del Diputado — capitalista, Abo- España 18, 19, 78 . . 146
oficio...................... 207 — Incompatibilidad gados y los jueces Específicos................... 100
entre el cargo de... como instrumen- Espíritu
Depreciación de la
y el ejercicio de tos improductivos — deshonesto de te-
moneda.................. 254
la abogacía........... 123 de la....................... 31 meridad ............ .... 27
Derecho — doméstica. Proble-
— Profesores que ha­ — renovador brotado
— Abogado, servidor mas prácticos de...
cen de abogados o 191 de la guerra .... 223
del........... ................ 28 de...........................183 Elite de profesionales 111 Estadística 65. Véase
— académicos uni­ Diritto processuale ci- Elocuencia forense. Zanardelli.
versitarios ............. 240 vile. Rivista di... 15 Corte de Assise Estado
— objetivo. Diferen­ Discípulo. Colabora­ refugio de la. . . . 98 — Abogacía libre y
cia entre Dere­ ción del maestro Empleado. Mentali- abogacía de. ..
cho subjetivo y... 199 con el.................... 181 dad de un.............. 48 44, 49 ................... 58
— fijo para los ujie­ Véase Alumno, Empleos públicos . .. 158 — Alemania: exa-
res ................. 213, 215 Estudiante. Empollones 174. men de. . . único 278
— italiano. Sumisión Discurso ..................... 165 Véase Estudiantes. — charlatán ................ 226
del... a la cien­ •—- catedrático vacuo 242 Empresa comercial. Estados Unidos de
cia alemana .... 17 — forenses de nues­ Empleos en la América 23 .... 99
— de matrícula ... 153 tros predecesores Administración Estudiantes 160.
— Procesal civil en de hace cincuen­ pública o en las Véase Alumnos,
Italia......................... 15 ta años ................... 96 oficinas jurídicas Discípulos, Empo-
— reales. Definición Doctor de alguna.............. 151 llones.
de los.................... 199 -— Azzeccagarbugli . 29 Encaño. Aventureros — Afluencia de. .. a
— romano, riqueza — en Derecho. Cul­ de la picardía y las Facultades de
del patrimonio tura jurídica de el........... ................ 139 Derecho 145, 149,
profesional de un los......................... 197 Enseñanza 151, 233, 236 .. 296
jurista ...................... 97 — en Derecho. Pro­ — Apóstoles de la... 168 —- cometa .................. 173
—• Separación entre curador y................205 — Carrera científica — definido "animal
los teóricos y los — juris. Título so­ para la................... 151 quod non vult
prácticos del.. . . 190 lemne de................198 — ex cathedra ..... 254 cogí sed persua-
-— subjetivo, Diferen­ — en leyes. Simples... 117 — oratoria ................... 244 deri” .......... 172
318 DEMASIADOS ABOGADOS ÍNDICE DE MATERIAS 319

— de derecho son en 216, 218, 231, Fe. Véase Buena fe, — Período de prácti­
menor número 272, 277 . ............. 297 Mala fe. ca forense............. 220
que los de medi- -— de licenciatura. Federico el Grande. — Profesión libre de
ciña........................ 149 Abolición del... 249 Prusia de.. ............... 46 tipo francés .... 51
— Deserción de los... — Régimen de... . 175 Fenómeno social. Des­ Frecuencia. Certifica­
de las aulas uní- -— Rellenadores de cubrir bajo los ar­ do de... 167,
versitarias.............. 172 temas de................243 tículos escritos en 172, 173, 208.
— Organizaciones — a la violeta............. 286 los Códigos el... 199 Véase Asistencia.
sindicales de. .. . 156 Ex cathedra. Profesor Fera. Proyecto... 273 290 Fuentes. Contacto di­
Estudio que habla “cate- Ferrocarril. Multipli­ recto con las... . 16
— Becas de................. 240 dráticamente”, ri­ cación de pleitos Función legislativa . 40
— forzoso. Condena- diculamente. .. . 165 injustos relativos
dos al..................... 173 Explicación oral 165 168 al transporte por... 88
— de Jurisprudencia. Finché la pende, la G
Concurrencia de rende .......... 91
alumnos a los... F Finlandia ........................ 52 Galas literarias .... 96
143 ....................... 236 Firma de frecuencia Gbntile. Reforma. ..
— Libertad de.. . . 250 Facultades 167, 172, 173 .. 208 54, 164, 189, 233,
— de Derecho. Fisco. Lucha contra
— Organización de 239 ...................... 248
los.......................... 141 Afluencia de estu­ el............................ 137 Gentleman ................... 220
— universitarios ... 297 diantes a las... Florencia. Instituto Germanofilia. Sospe­
-------- Reforma de la 145 ...................... 151 de Ciencias So­ cha de................... 193
organización — de Derecho alema­ ciales de.................. 18 Gobierno
de los.............. 232 nas ...................... 246 Formación romanisti- — Ingerencia del. ..
Europa. Nuestro pro- -------- en Murcia y ca de los juristas en la vida de las
cedimiento civil es La Laguna .. 147 italianos .................. 16 Universidades ... 252
uno de los más — Jurídicas. Aristo­ Formalismos procesa­ — ladrón ................... 137
atrasados de. .. . 126 cracia intelectual les. Asperezas de Grado de licenciado . 145
Exámenes ..................... 175 de las.................... 161 los.......................... 25 Gran Bretaña 74.
— académico............... 248 -------- Excesivo nú­ Fórmulas viejas. Abo­ Véase Inglaterra.
— de conciencia . .. 62 mero de........... 153 gacía se agarra a Griso .............................. 33
— Convocatoria ex- — •—- existentes ac­ sus......................... 126 Guerra
traordinaria de... 175 tualmente en Franceses. Visión — Benevolencia de...
— de habilitación. Italia................ 154 práctica de los... 17 196 ....................... 228
Alemania.. . 278 293 — de Medicina en Francia 50, 52, 53, — Efecto de la.. .
— profesional Sevilla................... 147 58, 77, 89, 102, en las Universida­
143, 170, 176, Faltas. Juicios de... 84 103, 118, 145, des 192, 194, 195,
193, 211, 215, Fascismo ...................... 33 202, 220, 256 .. 269 196 ....................... 228
320 DEMASIADOS ABOGADOS

— Espíritu renovador — Afectuosa relación Italia 18, 51, 55, 61, — en contacto direc- \
brotado de la... 223 que liga en... a 65, 75, 99, 102, to con la imperi­ \
los magistrados 116, 126, 144, cia jurídica y con
H con los abogados 111 202 ............... 260 la mala fe de las
— Candidato que as­ •— Carrera judicial . 278
Habilidades. Aboga­ — Derecho procesal partes litigantes . 25
pira a ser barrister 270 — El cliente debe
dos, maestros de... 94 — inscripción en el civil en 15
Hijos de la burguesía. — Facultades Jurídi­ decirle la verdad
Colegio 220 abogado; y éste
Morbosa afluencia — instrucción profe­ cas existentes ac­
de. .. a las profe­ tualmente en... 154 cuidará de decir
sional de los soli- las mentiras a
siones de abogado — meridional 69
citors ......... 266 los........................ 90
y procurador . .. 296 — Resurgimiento de
Inn of Court 271 — municipales .... 85
Hombres de negocios. la ciencia de la
Abogados y259 Innsbruck. Tribunal Juicios
Jurisprudencia
provincial de... 142 — de faltas.................. 84
Honorarios. Rapaci­ en........................... 15
dad en la liquida­ Institución parla­ — penales. Función
— septentrional ... 69
ción de sus..... 102 mentaria. Opinión típicamente exclu­
Italianos. Vocación
Hungría 42 pública, pierde la por las profesio­ siva de los aboga-
fe en la 120 nes forenses .... dos, defensa en
142
I Instituto los.......................... 203
— de Ciencias Socia­ Jurados tienen buen
II y a place pour tous les de Florencia . 18 J estómago .............
au barreau .... 50 98
— superiores 147 Jauja universitaria Jura novit curia .... 98
IirfPERiaiA jurídica. Instrucción 141 251 Jurisconsulto clási­
Juez en contacto — media. Concep­ Joven co. Tipo tradi-
directo con la... ción sindical de
y con la mala fe — leguleyo 204 cional del............... 95
la 157 — mediocres. Afluen­ Jurisprudencia
de las partes liti­ — práctica 53
gantes 25 cia de... en las — Concurrencia de
— superior. Decai­ Universidades ... 233 alumnos a los es-
Impugnación. Medios miento de la ins­
de 88 Jueces tudios de............... 236
trucción media y — Abogados y los... — Estudios de. .. . 143
Influencias políticas 122
de la 154 como instrumen­ — Resurgimiento de
Informe oral 97
— teórica 53 tos improductivos la ciencia de la...
Inglaterra 52, 58,
74, 77, 89, 102, Interés de la economía en Italia.................. 15
103, 118, 144, — de clase 223 capitalista 31 Jurista
202, 207, 256, — privado. Abogacía — y abogados: ten­ — Actual tipo de... 17
ha surgido e n ser­ dencias conserva­ — Derecho romano,
257. Véase Gran
vicio del 22 doras 40 riqueza del patri-
Bretaña.
322 DEMASIADOS ABOCADOS
indice de materias 323

monio profesional L
tes de reforma de — in utroque jure . 286
de un....................... 97 la... . ..7.7.. 7. 229
Laissez faire, laissez Licencié en Droit ... 269
— franceses. Direc­ Libertad
passer .................. 219 Liguria............................. 69
ción práctica mar­ ■— de estudio............. 250
La Laguna. Faculta­ Limón. Exprimir el. .. 91
cada por los.... 16 — que tan necesaria
des de Derecho en Liquidación
— italianos. Forma­ es siempre a toda
ción romanística Murcia y................ 147 — de honorarios.
ciencia .................... 16 Rapacidad en la... 102
de los....................... 16 Lansquenetes del ca­
pital. Abogados... 37 Libre concurrencia. •— universitaria ... 195
— literato y orador . 95 Obra de selección Lista. Pasar................... 173
— Reforma de la Laurea o licenciatura.
Período de........... 145 que realiza auto­ Litigiosidad. Mal de
educación de los...
Lecciones .................... 164 máticamente entre la... 26..................... 87
én Alemania ... 271
— de la cátedra 166, los profesionales Lock-out .......... 279
Justicia
185 ....................... 242 el régimen de la... 47 Lotería. Pleito, para
— Buen funciona­
— Preparar la...........189 Libros, instrumentos el abogado, pre­
miento de la... . 25
Legislación comunis­ de trabajo ............. 191 mio de la.................. 86
— de clase .................. 40
ta. Sencillez de Licencias para exá­ Lucro. Amor al... . 96
— Descrédito en que menes ................... 193 Lucha
ha caído la... en­ la... ........................ 42
Leguleyo' .................... 136 Licenciado — de clases................. 156
tre nosotros .... 126 — en Derecho. Equi­
— joven ...................... 204 ---------entre notarios
— Muchos abogados, librio entre el nú­ y abogados,
Lenin
pero poca...............134 mero de... y las para el repar­
— abogado Ulianoff 116
— Organización de — desprecio por los necesidades nacio­ to del traba­
la... ............. ... 17 abogados burgue­ jo contractual 108
nales .................... 151
— no podría funcio­ ses ........................ 116 -------- entre procura­
— de Derecho y el
nar si no existie­ — Rusia de..................... 46 abogado. Separa­ dores y peritos
sen los profesiona­ Lentitud judicial .. 94 mercantiles pa­
ción entre el... . 145
les del derecho . 25 Letrados consultores •— en derecho. Suerte ra la atribu­
Justizkommissare .... 46 de grandes com­ de los......................197 ción de la ad-
Juventud pañías .. ................ 122 — Grado de... 143 145 ministración
— escolar..................... 18 Ley Licenciatura de las quiebras 108
— italiana .................. 160 — leninistas compli­ — Abolición del exa­ — contra el Fisco . . 137
Juzgado municipal .. 66 cadísimas ............... 42 men de................... 249
— de organización — facilitada con mo­
de las profesiones tivo de la guerra 195
de abogados y LL
K •— Periodo de “láu­
procuradores. Pro­ rea” o de................145
yectos más recien- Llamada universitaria 188
Karenzzeit .................... 294 — Tesis de................. 181 Llamado. Profesor. . . 189
324 DEMASIADOS ABOGADOS índice de materias 325

M Medicina. Estudiantes Montecitorio................ 159 — Abogado, agente


de... superan en Moral profesional. de... 106
Maestro
— de habilidades. número a los estu­ Práctica: escuela de... 269 — Agencia de..............110
Abogado.................. 94 diantes de Dere­ Moralidad....................... 55 Neófito. Profesor con
cho ....................... 149 — de los aspirantes ardor de................. 185
— Colaboración del...
Médicos que son ver­ a la abogacía. Ga­ Nostalgia del rond de
con el discípulo . 131
dugos ..................... 30 rantías de............... 298 cuir ........... 153
— miserablemente
Medios de impugna­ — y corrección pro­ Notarios ........................ 51
calzados y vestidos 30
ción ......................... 38 fesional ................. 54 — Luchas de clase
— Verdadero... .. 163 Mortara
Magistrado Mente. Prontitud y entre... y aboga­
agilidad de.............142 — ministro de justi­ dos, para el repar­
— Abogados y............111
Mentiras. El cliente cia ......................... 132 to del trabajo con­
— Afectuosa relación
debe decir la ver­ — Proyecto...................197 tractual ................. 108
que liga en Ingla­
terra a los... con dad al abogado y Moscú. Universidad Numerus clausus 76,
los abogados ... 111 éste se ocupará de de............................ 32 241, 256, 279 ... 285
— Hostilidad entre decir... a los Muebles. Oferta de...
abogados y............111 jueces ..................... 90 en venta................ 109
Mundo judicial. Abo­ O
Magistratura .............. 151 Méritos de guerra.
— Concursos para Aprobados por... 194 gado, genio malé­
fico del..................... 29 Oficina de trabajo.
la............................ 197 Método Organización en­
— catedrático 164, Murcia. Facultades de
Mala fe judicial. Es­ tre los abogados
165, 174 ............... 244 Derecho en... y
timulo de la liti- una......................... 224
— charlatanesco ... 165 La Laguna............. 147
giosidad y de la... 87 Oficio. Transformar
-— — de las partes — oral y memorista 172
en defensa de con­
litigantes. Juez Milán 82.......................... 93 N
Ministro fianza la defensa
en contacto di­ de.......................... 101
recto con la — abogado ............... 133 Nápoles 70 .................... 82
— ómnibus ............... 120 ■— Sindicato Forense Opinión
impericia jurí­ — pública. Abogados
dica y con la... 25 Minutas. Benignidad de............................ 87
en la tasación de Náufrago prisionero y la.............. ............ 29
Malestar económico. - -------pierde la fe en
C onsecuencias las.......................... 106 de los antropófa­
Modificaciones. Adi­ gos .......................... 30 la institución
del............................ 87 parlamentaria 120
Matrícula. Derechos ciones y................. 19 Negocios
Moneda — Abogacía afán Oratoria catedrática 243
de........................... 153
Matriculados ¡por — Depreciación de de..., parlamen­
antigüedad! .... 217 la.............................254 tarismo, intriga . 34 P
Maximalismo estu­ — Poder de adquisi­ — Abogados y hom­
diantil ................... 157 ción de la...............191 bres de................... 259 Palabra fácil y florida 142
326 DEMASIADOS ABOGADOS índice de materias 327

Palacio de la Cámara Picardía. Aventureros -------- Francia, el pe­ •— Concepción de­


de diputados ita­ de la... y el en­ ríodo de la... 220 portiva del.............. 23
liana ...................... 159 gaño ....................... 139 Precedentes morales 221 -------- privatista del... 113
Pandectistas alema­ Picapleitos .................... 24 Premio de la lotería. -------- publicista del... 23
nes; rigor metó­ Pitonistas...................... 100 Pleito, para el abo­ Procurador: 51. Véa­
dico ......................... 16 Pleito : Véase Pica­ gado........................ 86 se Abogado,
Parásitos. Abogados pleitos. Preparación jurídica. Avoué.
31 ........................... 32 — Para el abogado, Descenso de... 54 96 — Avoué 77, 107 .. 257
Parlamentarismo. de la lotería .... 86 Pretensiones del — italianos. Condi­
Abogacía: afán — injustos en mate­ cliente. Oficio del ción económica de
de negocios. .., ria de accidentes abogado consiste gran parte de los
intriga....................... 34 de trabajo ............... 88 en hacer triunfar abogados y... 79 141
Parlamento -------- r elativos al las...................... . 21 — Decadencia inte­
— Abogados en el... transporte por Pretura lectual de las pro­
116 ....................... 152 f e r rocarril. •— Causas de........ 83 fesiones de aboga­
— Opinión pública Mulplicación — Defensores de. .. 66 do y. .. 87 ... . 94
pierde su fe en la de...................... 88 •— Sentencias de. .. 82 — y doctor en De­
institución del... 120 — temerarios............. 26 Prisionero de los an­ recho .................... 205
Parte Pobreza decorosa 190 191 tropófagos. Náu­ — Exámenes de in­
•— Abogado, primer Poder de adquisición frago........................ 30 greso a la profe­
juez de la............... 27 de la moneda ... 191 Problemas sión de abogado y
— litigantes. Juez en Política — prácticos de eco­ de... 215, 218.
contacto directo — de campanario . . 133 nomía doméstica 191 Véase Exámenes.
con la impericia — Explotación de — teóricos de la — Inscripción en el
jurídica y con la la... para fines ciencia .................. 191 Colegio de.............203
mala fe de las. .. 25 profesionales .... 124 Procedimiento — Luchas de clases
Pasante ....................... 206 Prácticos del derecho. — civil. Nuestro... entre... y peritos
— Abogado experto Separación entre es uno de los más mercantiles para
para el..., un los teóricos y los... 190 abrasados de Eu­ 4
la atribución de la
maestro diligente 206 Práctica ropa ...................... 126 administración de
Periodismo ................... 152- — debe ser una es­ — sumario. Reforma las quiebras .... 108
Peritos mercantiles. cuela de moral del.......................... 93 J
— Número excesivo
Lucha de clases profesional ............ 269 Procesalista hábil. de abogados y
entre procurado­ — escuela de técnica Astucia sutil de de... 69, 72, 94,
res y..., para la profesional ........... 269 un........................... 93 , 141, 229 ..... . . 296
atribución de las •— forense 145, 206, Proceso — y abogado. Unifi­
administraciones 210, 218, 245, 247 261 — concebido como cación o separa­
de las quiebras . 108 -------- Austria...............263 un duelo ............... 22 ción de profesio-
328 DEMASIADOS ABOGADOS INDICE DE MATERIAS 329

nes 151, 229, 230, — extraordinario. — de Federico el Régimen de la libre


255, 256 ....... 260 Concurso para... 186 Grande ................... 46 co nc ur rencia.
Profesión -------- Promoción Pueblo Obra de selección
— forenses. Italianos, de... a ordi­ — italiano .................. 142 que realiza auto­
vocación por las... 142 nario ............... 186 — meridionales .... 142 máticamente entre
-------- Selección de — que habla “cate- Puertecita de servicio 217 los profesionales
los aspirantes dráticamente”, ri­ el.............................. 47
a las..................255 diculamente ex Registro (albo) .... 54
— jurídicas. Autogo­ cathedra ............... 165 Q
Reichsgericht ............... 105
bierno de las.. . 55 — indulgente ............ 180 Reivindicaciones eco­
Quiebras. Lucha de
— libres: .................... 158 — inédito .................. 188 nómicas ............... 223
clases entre procu­
-------- de tipo francés51 — llamado................. 189 Remuneración. Mez­
radores y peritos
Profesionales -— novel ..................... 180 quindad de la...,
mercantiles para
— Elite de........... 111 — ordinario. Promo­ la causa funda­
la atribución de
— notoriamente des­ ción de extraordi­ mental de la de­
las administracio­
calificados ............ 222 nario a....................186 cadencia de las
nes de las..............108
— Obra de selección — universitarios: es­ Universidades ita­
que realiza auto­ tímulo ................... 189 lianas .................... 190
máticamente en­ -------- Retribución de R Renacimiento nacio­
tre los. .. el régi­ un... 189 .. 241 nal. Abogadismo,
— de valía ................ 180 Rapacidad en la liqui­ obstáculo del... 31
men de la libre
Proletariado forense dación de honora­ República rusa 42.
concurrencia ... 47/
86, 105, 162 ... 200 rios ....................... 102 Véase Rusia.
Profesores ................ 183)
Proyecto Recepción ...................... 17 Retribución de un
— que hacen de abo­
— Baggelli ................ 274 Recurso de casación profesor universi­
gados o de dipu­ — Fera 273 .............. 290 130. Véase Casa­ tario 189, 241 .. 242
tados .................... 181 — Mortara ................... 197 ción. Revolución
— Alemania: retri- — más recientes de Rectores ..................... 252 — comunista.............. 31
bución directa reforma de la ley Rechtranwaltschaft . . 76 — francesa 51........... 11 6
del........................ 2421 de organización Reforma -------- abolió la abo­
— con ardor de neó­ de las profesiones — federiciana ............. 47 gacía ...................... 38
fito ....................... 185? de abogados y — Gentile 54, 164, Reuniones de las Co-
— ausente de su cá­ procuradores ... 229 189, 233, 239 .. 248 lonnes ......... 270
tedra sin dejar por — Rocco 221, 260, — judiciales. Aboga- Rivista di Diritto Pro-
eso de desempe­ 275, 280 ............... 299 dos y las................ 125 cessuale civile .. 15
ñarla oficialmente 18X Prusia 51, 76. Véase — universitaria. Pro- Rocco. Proyecto...
— ejercicio de la Alemania. blema de la. . . 221, 260, 275,
abogacía............... 190 — autocrática ............. 45 235 ....................... 159 280 ....................... 299
330 DEMASIADOS ABOGADOS
INDICE DE MATERIAS 331

Roma 70 ......................... 82 Servicio tión elegante y


— judicial. Estanca­ cargan de confec­
— Servicio de segu­ por........................... 96 cionar una............. 182
ros en...................... 100 miento del.............. 92 Sopor mental .............. 170
•— de seguros en Ro­ •— traslaticiae ............ 182
Romanistas .................... 16 Stage .............. 269 Testigos. Preventivo
Rond de cuir. Nostal­ ma ........................ 100 Stagiaire 220 ............. 270
Severidad excesiva . 180 trabajo de los... 137
gia del..................... 153 Suecia ............................ 52 Título
Rusia 41, 43, 50. Véa­ Sevilla. Facultad de Suspensos. Promedio — Abogado, usurpa­
se Legislación co­ Medicina en... . 147 de......................... 178 ción de................... 205
munista, Repúbli­ Sindicato forense de ■— de avocat.............. 269
ca Rusa. Nápoles................... 87 T — Respeto al...............155
— de Lenin 44 ... . 45 Sistema — solemne de docto­
— francés tiene su Táctica dilatoria ... 93 res juris ................ 198
base en tradicio­ Tarifa. Sistema de Trabajadores manua­
S nes históricas ... 273 la.............................105 les ......................... 160
— judicial inevita­ Tasación de las mi­ Trabajo
Sátira. Abogado artífi­ blemente cum­ nutas. Benignidad — contractual. Lu­
ce de sofismas .. 30 plido ........................ 25 en la...................... 106 chas de clases en­
Sed magis amico veri- •— de la tarifa .... 105 Técnica profesional. tre notarios y abo­
tas .......................... 63 Socialismo. Teóricos Práctica: escuela gados, para el re­
Seguros. Servicio de... del........................... 31 de........................... 269 parto del................. 108
en Roma................ 100 Socialistas Temas de examen. Re­ — Controversias na­
Selección — Ataque a la abo­ llenadores de... 243 cidas del contrato
— Obra de... que gacía ...................... 31 Temeridad. Deshonesto de... ......... 36
realiza automáti­ — razonables............. 41 espíritu de.............. 27 — judicial civil y pe­
camente entre los Sofismas. Sátira: abo­ Tendencias conserva­ nal .......................... 81
profesionales el ré­ gado, artífice de... 30 doras. Jueces y — Libros, instru­
gimen de la libre Sol. No hay lugar ba­ abogados................. 40 mentos de..............191
concurrencia .... 47 jo el... para el Teórico — Multiplicación de
— profesional. Insu­ que no trabaja en •— alemanes............... 17 pleitos injustos en
ficiencia de la... 145 serio .................... 160 — y prácticos del de­ materia de acci­
Sentencia Solicitar 74, 104, 107, recho. Separación dentes de................ 88
257 ...................... 258 entre los................ 190 — preventivo de los
— de Assise ................ 82
— del socialismo ... 31 testigos ................ 137
— condenatoria pre­ —- Inglaterra: ins­
trucción profesio­ Terminología técnica 167 — en serio. No hay
parada anticipa­ Tesis
nal de los............... 266 lugar bajo el sol
damente ................. 98 — de licenciatura . . 181
Solución ingeniosa. para el que no
— de Pretura............. 82 — nueva. Casas edi­
Amor por la cues- cumple un............. 160
•— de Tribunal .... 82 toriales que se en­ Tradiciones históri-
Este libro se terminó de imprimir en la
Imprenta BALMES, Rauch 1847, Bs. As.
el día 24 de Marzo de 1960

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