No importan los motivos para emprender, esta pregunta es clave y debe
responderse de manera sincera, a conciencia y más allá de la mera intuición. Como empresario debes construir la decisión con razones y basado en la experiencia, el mercado, los clientes, la legislación y otros aspectos que sean importantes para tu contexto. Aunque las razones pueden variar de caso a caso, aquí te presentamos una serie de beneficios que pueden impactar en el desarrollo de tu negocio si decides el camino de la formalización empresarial:
Limitar la responsabilidad. La correcta elección del tipo de sociedad que
esté más acorde con la necesidad del negocio, permitirá que el empresario, los socios o accionistas según sea el caso, limiten su responsabilidad hasta por el monto de capital que representan sus aportes, sin que se vea afectado su patrimonio personal, dado que se crea una persona jurídica nueva con derechos y obligaciones propias. Proteger el patrimonio personal. En línea con la limitación de la responsabilidad de los socios, el patrimonio se verá diferenciado entre aquel que está a nivel personal y el que se aporta para la constitución de la sociedad y lo que ocurra con uno, no tendrá impacto en el otro. Construir patrimonios familiares. Será posible que a la par que crece el negocio, puedas implementar acciones para planificar el patrimonio de tu familia, sin recurrir a otras figuras más complejas. Obtener una mejor imagen profesional. No importa si tus clientes son otras empresas o consumidores finales, operar por medio de una empresa constituida legalmente, proyectará una imagen más sólida y de respaldo, que facilitará la gestión comercial y consecución de oportunidades de negocio. Si buscas ser proveedor de una gran empresa, sin duda presentarte así sumará puntos a tu favor -si es que de hecho no es excluyente-. Acceso a fuentes de financiación. Tener una sociedad constituida puede facilitar la obtención de créditos y otros servicios del sector financiero, o de otras entidades especializadas, así como abrir líneas de crédito con proveedores. Adicionalmente como persona natural o independiente, tienes acceso a una oferta de productos bancarios más restringida que no necesariamente se ajusta a las necesidades del negocio. Acceso a inversionistas. Recuerda que los beneficios están relacionados, así que si tienes una estructura detrás que te soporta, proyectas una imagen acorde con el negocio, será más viable que logres atraer nuevos inversionistas que apalanquen el crecimiento de la empresa. Presentación a licitaciones y concursos. En muchas ocasiones para participar en licitaciones y concursos púbicos, o también en concursos privados para obtener proyectos, es requisito indispensable estar constituido como empresa -o al menos dará mejor soporte a tu propuesta-. Adicionalmente cada vez es más frecuente que debas adquirir seguros de garantía para respaldar la ejecución del proyecto que hayas ganado, seguro como sociedad será más fácil que aprueben el análisis de riesgo que hace la compañía aseguradora. Beneficios tributarios. De acuerdo con el giro de negocio, el tipo de empresa y la legislación local, será factible que puedas obtener beneficios en la declaración de impuestos o recuperar el IVA pagado en la compra de materiales o servicios por parte de tu empresa. Para esto será necesario llevar tu contabilidad actualizada y realizar una buena planificación tributaria. Foco en el negocio. Definitivamente llegar a una decisión acertada y acorde con tu necesidad, facilitará concentrarte desarrollar el negocio y generar valor a tus clientes actuales y potenciales. En conclusión En general siempre será mejor constituir una sociedad para desarrollar un negocio, toda vez que permite construir una entidad diferente de los socios, con imagen y características propias alineadas con los clientes; separando a la vez el patrimonio personal del aquel destinado a la empresa.