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Ley de Transporte Terrestre

En la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38.985, del 1º de agosto de


2008, fue publicada la Ley de Transporte Terrestre. El texto en comentarios sustituye
totalmente al Decreto-Ley de Tránsito y Transporte Terrestre, publicado en la Gaceta Oficial
de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.332 del 26 de noviembre de 2001, y regula,
en términos generales, al Sistema Nacional de Transporte Terrestre, conformado por el libre
tránsito de las personas por el territorio, la actividad económica del transporte y la
planificación, ejecución, gestión y control de la infraestructura vial, todo lo cual es de interés
social, público, económico y estratégico. Las competencias se distribuyen entre los tres
niveles del Poder Público (República, Estados y Municipios), y son destinatarios del Sistema
los peatones, pasajeros, conductores, usuarios y operadores del servicio de transporte
terrestre público y privado, sus actividades conexas y las personas de movilidad reducida con
las condiciones especiales que debe tener el Sistema para facilitar su desplazamiento.

El Sistema deberá llevar un Registro, que comprende a los vehículos, conductores,


infraestructura, servicios conexos de transporte terrestre, accidentes, infracciones y
sanciones, y será llevado por el Cuerpo Técnico de Vigilancia de Transporte Terrestre, con el
apoyo de los órganos respectivos de los Estados y Municipios. Administrativamente, las
autoridades competentes son el Ministerio del Poder Popular para la Infraestructura, el
Instituto Nacional de Transporte Terrestre y las autoridades respectivas de cada Estado y
Municipio. El órgano rector del Sistema es el Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio
en comentarios, y le corresponde “la elaboración de las políticas, estrategias, planes
nacionales, sectoriales y normas generales que regulan la actividad del Sistema”. Los
órganos de ejecución son: (i) el Cuerpo Técnico de Vigilancia del Transporte Terrestre; (ii) las
policías correspondientes a cada nivel político territorial, homologadas por el Instituto
Nacional del Transporte Terrestre; y (iii) excepcionalmente, la Fuerza Armada Nacional.

El Instituto Nacional de Transporte Terrestre es un ente adscrito al Ministerio del Poder


Popular para la Infraestructura, con personalidad jurídica, que goza de los privilegios y
prerrogativas de la República y que forma parte del Sistema Nacional de Protección Civil,
cuyas atribuciones son, en general, las de administración y rectoría del Sistema Nacional de
Transporte Terrestre, para lo cual deberá (i) llevar el Registro del Sistema; (ii) expedir,
renovar y controlar licencias y títulos profesionales para conducir vehículos a motor; (iii)
otorgamiento, registro y control de placas de identificación; (iv) registro y tarifas de los
servicios de transporte terrestre público y privado, de pasajeros y de carga; (v) coordinación
y homologación de las policías estadales y municipales dedicadas al control del transporte
terrestre; y (vi) aplicar las sanciones administrativas, en los casos previstos en la Ley, entre
varias otras. Su Directorio está integrado por un Presidente, un Vicepresidente, tres
directores y sus suplentes, de libre nombramiento y remoción por el Presidente de la
República, en el caso de los dos primeros, y por el Ministro de Infraestructura en el caso de
los tres restantes.

Por su parte, el Fondo de Apoyo a la Seguridad Vial será el administrador de los recursos
provenientes de las multas impuestas por el Cuerpo Técnico de Vigilancia del Transporte
Terrestre, y elaborará proyectos de inversión destinados al equipamiento y seguridad vial. Su
Junta Administradora está integrada por 3 miembros, de libre nombramiento y remoción por
el

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Ministerio de Infraestructura, el Instituto Nacional de Transporte Terrestre y el Cuerpo


Técnico de Vigilancia del Transporte Terrestre. Sus recursos se distribuirán de la siguiente
manera: (i) un 40% para el fortalecimiento y equipamiento del Cuerpo Técnico de Vigilancia
del Transporte Terrestre; y (ii) un 60% para el desarrollo e implantación de planes, programas
y proyectos de educación y seguridad vial, y la escuela del transporte.

En lo relativo al llamado Registro Nacional de Vehículos y de Conductores y Conductoras, la


Ley establece la obligación para el vendedor de un vehículo de notificar al Registro Nacional
de Vehículos de la venta, dentro de los 30 días siguientes a la autenticación del documento
de venta, “con lo cual se liberará de toda responsabilidad civil y administrativa frente a
terceros, por hechos posteriores a la venta no imputables al vendedor o vendedora”. El
incumplimiento de esta obligación acarrea pena de multa. Por su parte, los centros de
compra y venta de componentes automotrices usados deben reportar mensualmente al
Instituto Nacional de Transporte Terrestre las adquisiciones que hagan en el período, con la
finalidad de desincorporarles del Registro Nacional de Vehículos. Las empresas de seguros
deben reportar mensualmente al Registro los vehículos calificados como pérdida total o no
recuperable.

Para la matriculación de vehículos a comercializar, es necesario que el solicitante cumpla


con los siguientes requisitos: (i) estar constituido en Venezuela; (ii) estar inscrito en el registro
de empresas fabricantes, ensambladoras, distribuidoras e importadoras llevado por el
Instituto Nacional del Transporte Terrestre; (iii) identificar los vehículos a comercializar
mediante la marca, modelo, tipo, capacidad, peso, tara, número de identificación del vehículo,
serial del motor, serial de carrocería, tipología y características técnicas, (iv) documentos de
nacionalización, en caso de vehículos importados; y (v) los demás requisitos y
procedimientos que determine el Reglamento. Se requerirá un certificado de homologación
de vehículos, a ser otorgado por el Instituto Nacional del Transporte Terrestre, y cuyas
características serán determinadas por el Reglamento de la Ley.

La Ley establece la revisión técnica de vehículos como un requisito obligatorio para la


permanencia de éstos en el Registro Nacional de Vehículos y para la circulación en vías de
uso público. La revisión tiene aspectos técnicos, mecánicos y físicos, a fin de verificar el
buen estado de funcionamiento y las características de las unidades del parque automotor
existente. Por su parte, cualquier transformación, modificación o cambio en las características
técnicas originales del vehículo que alteren su estructura, función o aspecto podrán realizarse
previa autorización del Instituto Nacional del Transporte Terrestre. Todo vehículo a motor
debe estar amparado por una póliza de seguro de responsabilidad civil, para responder
suficientemente por los daños que ocasione, inclusive para las motocicletas. Una póliza de
seguro de accidentes personales es necesaria, adicionalmente, para los vehículos
destinados al transporte terrestre público y privado de personas.

En lo atinente a las Licencias, el Ministerio del Poder Popular para la Salud expedirá
gratuitamente el Certificado Médico de Salud Integral, en el que se incluyen todos los
parámetros necesarios para conducir, en los términos establecidos en el Reglamento de la
Ley. Las licencias podrán ser revocadas, suspendidas o anuladas por el Instituto o el ente
jurisdiccional competente por las causas previstas en la Ley. La anulación se da cuando su
otorgamiento lo haya sido mediante actos viciados en razón de defectos de forma esenciales
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su validez, o por defectos de fondo. La revocatoria se da cuando sobrevenidamente surgen


impedimentos que incapaciten física, mental o legalmente al titular para conducir vehículos.

Los propietarios de vehículos tienen las siguientes obligaciones: (i) inscribir el vehículo en el
Registro Nacional de Vehículos dentro de los 30 días hábiles siguientes a su adquisición, (ii)
pagar los tributos que lo graven; (iii) notificar al Registro las modificaciones de las
características del vehículo, o cuando se haga inservible o sea declarado pérdida total; (iv)
mantener el vehículo en buenas condiciones de seguridad, funcionamiento, control de emisión
de gases contaminantes y ruidos; (v) proveer al vehículo de todos los elementos de
identificación exigidos por la Ley; (vi) efectuar la revisión técnica, mecánica y física del
vehículo; (vii) mantener en vigencia la póliza de responsabilidad civil; y (viii) las demás que
señale la ley. Los conductores, por su parte, deben portar la licencia vigente del grado
necesario para el vehículo que manejan, el Certificado Médico, de ser necesario el certificado
psicológico que exige el Reglamento de la Ley, conducir en óptimo estado de salud física y
mental, usar el cinturón de seguridad y asegurarse que los demás ocupantes cumplan con este
deber, no provocar ruidos contaminantes, asegurar que los niños menores de 10 años ocupen
los asientos traseros, y en los asientos especiales en caso de infantes, y cumplir las normas
para la seguridad del transporte terrestre.

En lo propio de la circulación, llama la atención que el artículo 74 de la Ley establece que


“por ningún motivo podrá impedirse el libre tránsito de vehículos o peatones en una vía
pública. Los ciudadanos y las ciudadanas, previa obtención de la autorización emanada de la
autoridad competente, tienen derecho a manifestar, sin afectar, obstruir o impedir el libre
tránsito de personas y vehículos”, cuestión que, en principio, contradice la regulación que
sobre este respecto tiene la Ley de Partidos Políticos y Manifestaciones.

Las sanciones, especialmente numerosas en el texto de la Ley, están divididas en (i) muy
graves, castigadas con multa de 100 unidades tributarias; (ii) graves, castigadas con multa de
10 unidades tributarias; (iii) menos graves, castigadas con multa de 5 unidades tributarias; y
(iv) leves, castigadas con multa de 3 unidades tributarias; todas sin perjuicio de las demás
sanciones que correspondan. Existen también sanciones aplicables a las personas jurídicas
prestatarias del servicio del transporte de personas y de carga que permitan a su personal
incurrir en exceso de velocidad, con multa de 200 unidades tributarias y la suspensión del
permiso por 6 meses, en caso de acumular 6 multas en un período de 6 meses, así como con
50 unidades tributarias en el caso de exceso de altura, longitud y ancho no autorizado en el
servicio de transporte terrestre de carga. Por su parte, el exceso de carga se sanciona con
multas de 10 a 100 unidades tributarias por cada tonelada o fracción excedida, según una
relación tabulada por peso. En caso de reincidencia se duplicará el monto de la sanción.

La suspensión de la licencia de conducir es aplicable por términos de 3, 6, 12, 36, 60 y 120


meses. En el caso de la instalación de vallas publicitarias en contravención de lo previsto en
la Ley, se castigará al infractor con multas entre 500 y 1.000 unidades tributarias, además de
la remoción y traslado del medio publicitario que contravenga las disposiciones de la ley y
rescindirá el permiso respectivo, a costa del infractor. Otro tanto ocurrirá con la instalación de
avisos publicitarios en vehículos destinados al servicio de transporte terrestre público o
privado de personas y de carga que no cumplan con las normas respectivas.

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Todas las infracciones y sanciones prescriben por el término de 5 años, contados a partir de
la comisión de la infracción, en el primer caso, y de la notificación de la pena impuesta al
infractor, en el segundo. Las multas deben pagarse en el término de 30 días hábiles siguientes
contados a partir de la notificación, vencido el cual se causarán intereses de mora sin
necesidad de requerimiento previo de las autoridades administrativas del transporte terrestre,
desde la fecha de su exigibilidad hasta la fecha de extinción total de la deuda, quedando
además la posibilidad de que la Administración inicie el juicio ejecutivo, siguiéndose para ello el
procedimiento especial de la vía ejecutiva previsto en el Código de Procedimiento Civil.

En las Disposiciones Transitorias, se establece que el Sistema Nacional de Registro del


Transporte Terrestre entrará en vigencia en un máximo de 24 meses; los controles de
velocidad –para los legalmente obligados a ello- deben instalarse en 180 días, contados a partir
de la norma que determine sus características, que deberá dictarse en el plazo máximo de 30
días contados a partir de la entrada en vigencia de la Ley; la prestación del servicio de
transporte terrestre debe adecuarse a los mandatos de la Ley en 180 días; el Ministerio del
Poder Popular para la Salud será el órgano que expedirá el Certificado Médico, y deberá
asumir totalmente la competencia en un máximo de 2 años, lapso en el cual podrán seguir
expidiéndolo los Colegios de Médicos de cada jurisdicción.

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