Sei sulla pagina 1di 5

Universidad de Córdoba

Psicología de la Agresividad y Violencia Interpersonal

Rocío Zea

Tema 1. Naturaleza psicoevolutiva del patrón agresivo

1. Dificultades de Comunicación:

Un día en el aeropuerto de Bogotá, pude observar una situación bastante complicada


entre una usuaria de una compañía turística de aviación y dos trabajadoras de esta
compañía. La usuaria había estado de vacaciones durante varios días en otro país, y durante
esa semana algunos de los trabajadores de la compañía habían entrado en huelga por lo cual
habían cancelado varios vuelos. Ella, como consecuencia había tenido que permanecer
mucho más tiempo de lo programado en el país en el que se encontraba de visita. Luego de
varios días había logrado regresar a Colombia, sin embargo, al intentar recoger sus maletas
se dio cuenta que estas habían sido dejadas por la compañía en el país donde estaba de
vacaciones.

Ante esto la señora se molestó mucho e inició un reclamo a dos de las trabajadoras
de la compañía que cada vez se tornó más agresivo, empezó levantando la voz y
gritándolas, frente a lo cual ellas optaron por ignorarla, esto la alteró aún más y finalmente
empezó a lanzar objetos intentando agredirlas para llamar su atención.

2. La comunicación asertiva como respuesta alterna:

Pienso que la situación presentada es compleja debido a la cantidad de emociones


que estaban presentes por parte de las personas afectadas desde el inicio. En principio,
considero comprensible que la usuaria tuviera un alto grado de malestar frente a lo que
ocurría debido a la forma en la que lo esto había afectado sus planes y compromisos,
aunque también es importante resaltar que, aunque las trabajadoras representaran a la
compañía, no tenían ningún tipo de responsabilidad en la situación que ella había vivido.

Sin embargo, se puede analizar e identificar las conductas agresivas presentes en la


situación desde dos actores fundamentales presentes en el conflicto. En primer lugar, la
usuaria asumió ciertos comportamientos agresivos en contra de las trabajadoras incluso
desde antes de que ellas dieran una respuesta, lo que probablemente condicionó la
actuación de estas. Su actitud desde el inicio fue retadora, empezando a subir su tono de
voz cada vez más. Su lenguaje no verbal también transmitía agresividad y molestia en
contra de ellas, las miraba con enfado y movía sus manos de forma que parecía que las
quería atacar. Finalmente, y ante la respuesta de las trabajadoras, la usuaria lanzó algunos
objetos (su móvil y algunos papeles que estaban sobre la mesa), lo que representa una clara
agresión contra ellas.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta las conductas de las trabajadoras, quienes
con su respuesta contribuyeron a que la situación se convirtiera en un ciclo de agresividad
que fue en aumento. Ellas se mostraron indiferentes desde el inicio, con su lenguaje no
verbal transmitían apatía lo que la usuaria percibía como una agresión directa. Cuando la
situación se tornó peor, ambas trabajadoras hicieron un intento inicial de ignorarla y
continuar hablando entre ellas. Esta puede ser una conducta percibida como agresiva y
desafiante, aunque no la hayan atacado de una manera directa.

Es evidente que ambas partes pudieron desplegar otro tipo de conductas para evitar
que la situación escalara de la manera en que finalmente lo hizo. Ambas partes hubieran
podido ponerse en el lugar la otra persona a la hora de reaccionar, comprendiendo las
emociones que habían detrás de la respuesta que estaba emitiendo en ese momento cada
una de las personas involucradas.

Es probable que, debido a la huelga, las trabajadoras durante el día hubieran tenido
que enfrentar situaciones parecidas, lo cual puede haber hecho que estuvieran predispuestas
desde el inicio al reclamo. De esta manera podemos evidenciar la existencia de emociones
previas que inclinaban a un tipo particular de respuesta. Así es fundamental resaltar la
importancia de las emociones que ya había antes, las cuales activaron un ciclo que inicia
con el reclamo que hace la usuaria en tono agresivo y que continúa la respuesta de
indiferencia, las emociones aumentan en ambas partes, la usuaria se molesta mucho más y
empieza a lanzar objetos, lo que hace que la situación se salga de control. Para finalizar esta
situación otras personas tuvieron que intervenir, invitando a ambas partes a dialogar y
mantener la calma.
Probablemente el dialogo asertivo desde el inicio hubiera podido ser una conducta
alternativa que hubiera logrado resolver la situación de manera distinta. Inicialmente la
empatía hubiera posibilitado respuestas que disminuyeran la agresividad de la otra parte,
ayudando a disminuir el conflicto en lugar de aumentarlo. La usuaria hubiera podido hacer
su reclamo en un tono mucho menos agresivo y las trabajadoras hubieran podido mostrar
un interés genuino y una actitud más receptiva. Prestar una ayuda, aunque fuera solo en
forma de escucha, hubiera logrado que la situación tuviera un desarrollo distinto.

3. Análisis de la situación:

La situación anterior evidencia de qué manera en un conflicto ambas partes son


importantes y cómo sus respuestas pueden aumentar la probabilidad de que ocurra un
determinado tipo de conducta. Autores como Anderson y Bushman, (2002) hablan sobre
esto mencionando la existencia de una agresión de tipo reactiva, la cual deriva
principalmente de la ira y tiene ciertas características como la impulsividad y la
inexistencia de una planificación previa, es decir el acto agresivo surge principalmente en
respuesta a la ira y a la percepción de una provocación, y ponen esto en contraposición con
la agresión instrumental, la que también es planteada por Pinker (2011) como un método
para conseguir un objetivo. Sin embargo, Anderson y Bushman, (2002) aclaran que la
agresión se puede presentar de tipo mixto, es decir que puede ser tanto reactiva como
instrumental, lo que indica que un tipo de agresividad no tiene por qué ser excluyente de la
otra.

En este sentido, la agresión de la usuaria tenía un carácter tanto reactivo dado que
estaba respondiendo a una situación que le producía ira, pero también instrumental, ya que
esperaba conseguir por medio de esta, la atención no solo de las trabajadoras, sino
particularmente de la compañía para que su problema pudiera ser resuelto con rapidez. Por
esto también es importante preguntarse por el papel adaptativo de la ira en algunas
circunstancias, ya que, aunque frecuentemente es catalogada como una reacción
socialmente negativa, en algunos momentos también nos ayuda a conseguir resolver
situaciones que se presentan.

Valzelli (1983, Citado por Alcazar y Ortega, 2016) afirma que la agresividad tiene
un componente adaptativo y tiene la función de satisfacer determinadas necesidades y
protegerse de posibles amenazas o daños contra la integridad personal. De esta manera es
importante resaltar que la agresividad no solo cumple una función de daño hacia el otro,
sino que inicialmente tiene una función de carácter adaptativo. Aunque en muchos casos la
agresión se cataloga como negativa, muchas veces es socialmente aceptada y catalogada
como respuesta esperada, en este caso por ejemplo muchas personas presentes apoyaban la
molestia de la usuaria.

Es importante también tener en cuenta las diferencias que existen entre la forma de
reaccionar de distintas personas, ya que frente a una misma situación no todos los seres
humanos tienen la misma respuesta. Alcázar y Ortega (2016) mencionan que la agresividad
es el resultado de la presencia de ciertos eventos que desencadenan en el individuo la
respuesta agresiva (Gronde, Kempes, van El, Rinne y Pieters, 2014, Citado por Alcázar y
Ortega, 2016), y subrayan el papel de las circunstancias, afirmando que la personalidad y
las experiencias tempranas no son totalmente predictoras de las conductas agresivas ya que
las condiciones situacionales son determinantes lo que enfatiza nuevamente la conducta
agresiva como una respuesta natural.

Así, es de suma importancia cuestionar las posturas tradicionales de la sociedad en


contra de la agresión, asumir esta conducta como parte de la naturaleza humana y centrarse
en maneras más adecuadas de gestionarla. Es evidente en la situación expuesta, se hubiera
podido desarrollar de manera distinta, y que una preocupación genuina por las emociones
de la otra parte y una respuesta más asertiva hubieran hecho des-escalar el conflicto y
solucionarlo con mayor rapidez. Es por esto que seguirse preguntando por la agresividad y
maneras de gestionarla, resulta muy importante para la sociedad en general, ya que puede
evitar la presencia de conflictos que terminen en situaciones realmente peligrosas y difíciles
de resolver.
Referencias:

Alcázar, M; y Ortega, J. (2016) Neurobiología de la agresión y la violencia. Anuario de


Psicología Jurídica, Vol. 26, 60-69. Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid,
Madrid, España.

Anderson, C; y Bushman, B. (2002). Human aggression. Annual Review of Psychology,


Vol. 53, 27-51.

Pinker, S (2011). Los Ángeles Que Llevamos Dentro. Paidós.

Potrebbero piacerti anche