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Completa guía sobre el duelo: Qué es, fases, síntomas, tipos,

consejos…
septiembre 8, 2017
Cuando perdemos un ser querido nos pueden asaltar todo tipo de
sentimientos y emociones negativas. El duelo es un proceso normal ante la
pérdida de algo importante para nosotros. Pero hay momentos en los que
se puede complicar, haciéndonos difícil continuar con nuestra vida.
Descubre aquí una guía útil: Qué es, sus características, cuáles son
las etapas y fases del duelo, síntomas y manifestaciones, tipos,
diagnóstico del duelo patológico, consejos para superar o
sobrellevar el duelo.

Duelo una completa guía

¿Qué es el duelo?: Concepto de duelo


¿Qué es el duelo? El duelo puede definirse como “una reacción emocional
ante la pérdida de algo que es importante para nosotros”. Es una reacción
normal y necesaria, en la que la persona tiene que adaptarse a vivir sin eso
que ha perdido. Puede ser la muerte de un ser querido, la ruptura de una
relación, la pérdida de un trabajo… El duelo también puede surgir ante
cambios vitales importantes como una enfermedad crónica, o la pérdida de
alguna función biológica o física.
Cada persona afronta la pérdida de un ser querido de forma diferente. El
duelo es un proceso necesario ante cualquier pérdida. Si entiendes tus
emociones, tienes apoyo de quienes te quieren y cuidas de ti mismo, puedes
superarlo.
Características
 El duelo implica en un primer momento una negación emocional de
la pérdida. Se niega la irrecuperabilidad de la persona perdida.
 Aparecen expresiones de rabia, tristeza profunda y síntomas
depresivos.
 Aparece la necesidad de restablecer algún tipo de relación interna con
el fallecido.
 Se interrumpe la rutina, las costumbres y actividades habituales.
 Aparece la necesidad reestructurar las creencias y actitudes ante la
vida.
Descubre más acerca del proceso de duelo en el siguiente vídeo:
Etapas del duelo
Las siguientes etapas del duelo fueron propuestas por John Bowlby,
psicólogo y psiquiatra británico, mucho antes del conocido modelo de 5
etapas de Kubler-Ross. Bowlby fue conocido por su teoría del apego. Este
aplicó lo que sabía acerca del apego al duelo.
Fase 1: Desconcierto, aturdimiento, embotellamiento
Esta etapa del duelo suele ser breve (horas, días), y funciona como un
mecanismo de defensa. Implica un shock de irrealidad. Aparece la
sensación de no sentir, de no pensar. También aparece estrés físico durante
esta fase, que puede resultar en síntomas somáticos. Las verbalizaciones
más frecuentes son “Esto es imposible”, “Esto no puede estar pasando”,
“Seguro que es un error”. Se niega lo ocurrido como una forma de darnos
más tiempo para ir procesando la pérdida.
Si no progresamos hacia la siguiente fase nos va a costar mucho aceptar y
entender nuestras emociones, así como expresarlas. Vamos a “cerrarnos”
emocionalmente.
Fase 2. Tristeza profunda y anhelo-búsqueda
En esta fase ya somos conscientes del vacío que ha dejado la pérdida. El
futuro que nos imaginamos ya no es posible. En esta fase del duelo
buscamos el confort que solíamos tener con la persona que nos ha dejado, e
intentamos llenar ese vacío de su ausencia. Puede que sintamos
preocupación por la persona, y seguimos identificándonos con ella,
buscando recordatorios constantes y formas de estar más cerca de ella.
Una vez que nos hemos enfrentado a la realidad aparecen emociones
intensas, como pena, dolor, miedo, ira, culpa y resentimiento. Es natural
sentirse frustrado e irascible. Esa ira puede dirigirse hacia uno mismo,
hacia los demás, incluso hacia el ser querido por habernos abandonado.
Racionalmente sabemos que no podemos culparla pero emocionalmente
estamos enfadados. Y al mismo tiempo nos sentimos culpables por estar
enfadados.
También es posible que nos digamos “¿Qué habría pasado si…?” “Debería
haberlo hecho mejor…”, “No le cuidé lo suficiente”
Si nos estancamos en esta fase, según Bowlby, vamos a pasar nuestra vida
intentado llenar ese vacío de la pérdida y teniendo en nuestra mente de
forma constante a ese ser querido.
Fase 3. Desorganización-Desesperación
En esta fase del duelo se toma conciencia de la pérdida y aceptamos que
todo ha cambiado y no volverá a ser como era o como nosotros
imaginábamos, de lo que la pérdida implica en nuestra vida. Aparecen
síntomas depresivos como la apatía y desinterés, tristeza sostenida,
soledad, fragilidad física y falta de objetivos. Se siente como si la vida nunca
va a mejorar o va a volver a tener sentido sin la presencia del fallecido.
Puede que incluso alejemos a los demás de nosotros.
Si no superamos esta etapa continuaremos consumidos en la tristeza, la
depresión, y nuestra actitud ante la vida va a ser negativa y sin esperanza.
Fase 4. Reorganización-Recuperación
Esta es la última fase del duelo. Es cuando la fe en la vida comienza a
recuperarse. En ella se acepta la realidad de la pérdida, pero reaparece la
esperanza y la adaptación a la realidad, nuevos objetivos, nuevas relaciones.
Poco a poco te empiezas a reconstruir y te das cuenta de que la vida puede
ser positiva después de la pérdida. Se reestablece la confianza lentamente.
En esta fase el duelo no se ha ido del todo, pero la pérdida retrocede a una
parte escondida de la mente, donde continua influyéndonos pero no está en
la primera línea.
El problema de las etapas del duelo
Estas fases no son ni lineales ni universales. Cada persona lleva su propio
proceso de duelo, que puede ser diferente al de los demás. Además,
tampoco es lineal, puede que no pasemos por todas las fases o que
retrocedamos en alguna. Es cierto que las fases suelen ser comunes, pero en
ningún caso son “obligadas”.
Por ello todavía existen muchas dudas acerca de la existencia de unas fases
delimitadas del duelo. De hecho no hay evidencia alguna de que todos
pasemos por estas fases. Es posible que sí, pero también es posible que nos
las saltemos todas excepto una, o que las pasemos rápidamente y nos
quedemos en la aceptación. También puede que repitamos o creemos
etapas. De hecho, el duelo real se parece más a una montaña rusa de
emociones que a una lista de etapas ordenadas.
Además, muchas personas se sienten mal o incluso se castigan a sí mismas
por no estar siguiendo el proceso de etapas tal y como se enunció en el
modelo, creyendo que están llevando mal el duelo. Pero lo cierto es que no
hay una manera correcta o saludable de hacerlo.
Síntomas del duelo
Sintomas físicos
 Sensación de estómago vacío
 Falta de energía, agotamiento
 Llanto
 Alteraciones del sueño (insomnio o sueño excesivo)
 Inapetencia, pérdida de peso
 Opresión en el pecho
 Pérdida del deseo sexual

Síntomas psicológicos
 Extrañeza ante el mundo habitual
 Incredulidad
 Irritabilidad
 Confusión
 Alucinaciones relacionadas con la pérdida
 Preocupación por lo que se ha perdido
 Pérdida de ilusión, desinterés
 Culpa y reproche (por los fallos con esa persona, por retomar la
alegría)
 Ansiedad
 Rabia hacia los médicos, Dios, familiares…
 Alivio, liberación
 Sentimiento de abandono
 Soledad ante fechas señaladas
Manifestaciones del duelo
Manifestaciones espirituales
 Conciencia de la propia limitación
 Pérdida de sensación de ser inmortales
 Búsqueda de Dios, en forma de resentimiento, indiferencia o
confianza.
 Búsqueda del sentido de la vida

Manifestaciones sociales
 Resentimiento hacia la realidad social (todo continúa alegremente)
 Sentimiento de aislamiento
 Se elabora una nueva identidad y se asumen nuevos roles sociales

¿Que puede influir en el proceso de duelo?


No todos los duelos son iguales. Hay diversos factores que pueden
determinar la gravedad del duelo y su complicación.
 La cercanía con la persona fallecida. Obviamente la tristeza
será mayor cuanto más cercana sea la persona a la que hemos
perdido.
 El tipo de relación con la persona fallecida. Hay más riesgo de
complicación si la relación es ambivalente o dependiente. Es decir,
que la relación sea cercana pero conflictiva. Esto puede disparar
sentimientos de culpa por no haber hecho determinadas cosas o no
haber mejorado la relación de alguna manera.
 Poco apoyo social. Una baja cohesión familiar o la imposibilidad
de expresar las emociones va a dificultar el proceso de duelo.
 Si ha habido preparación o no. En procesos de enfermedad
crónica las personas pueden ir preparándose ante la pérdida, de
forma que luego el duelo suele ser algo más llevadero. Mientras que si
la muerte es repentina, puede ser más difícil.
 Las creencias religiosas. La religiosidad, la creencia en Dios, en el
alma y en un lugar en el “más allá” puede ayudarnos a enfrentar la
muerte. La cultura también puede influir en cómo vemos la muerte.
 Problemas psicológicos previos. Tener ya problemas o
trastornos psicológicos en el momento de la pérdida puede suponer
un factor de riesgo para el duelo complicado.
Tipos de duelo
 Duelo retardado: Tiene las características de un duelo normal pero
aparece varios meses después del fallecimiento. Esto puede deberse a
que durante esos meses se han suprimido las reacciones emocionales
del duelo, por circunstancias como presiones familiares, laborales…
 Duelo ausente: No aparece ninguna reacción emocional, como si
no hubiera pasado nada. Esto sucede por un proceso de negación
debido a lo traumático de la pérdida.
 Duelo crónico: Es un duelo que se extiende mucho en el tiempo,
con síntomas ansiosos, depresivos, preocupación continua y obsesiva
por el fallecido. Si no se trata puede derivar en depresión, abuso de
sustancias, autolesiones o incluso suicidio.
 Duelo inhibido: Incapacidad para expresar claramente la tristeza y
la pena, debido a limitaciones personales o sociales. Estas emociones
es posible que se canalicen a través de manifestaciones físicas, como
dolores de cabeza, problemas digestivos, enfermedades…
 Duelo desautorizado: Ocurre cuando el entorno no legitima la
expresión de la tristeza. Puede que los demás minimicen la
importancia de la pérdida. Esto puede ocurrir con la muerte de
mascotas, de amigos, o de nuestra pareja (especialmente si la relación
con ella se había deteriorado o nos trataba mal).
 Duelo acumulativo: Esto sucede cuando se producen varias
pérdidas en periodo de tiempo corto. La persona no tiene tiempo de
procesar una muerte, y se sucede otra.
¿Qué es el duelo patológico?
Aunque va a depender mucho de la persona, un duelo normal suele durar
entre 3 y 6 meses. Sin embargo, puede haber personas que necesiten más
tiempo. El tiempo que necesites en “sanar” va a depender mucho de tus
características de personalidad, de tu red de apoyo, tu edad, tus creencias…
El duelo comienza a ser problemático cuando la persona que lo sufre se ha
estancado en el proceso de duelo y no consigue pasar a la siguiente fase.
Sigue sintiendo un profundo dolor emocional que no cesa. En estos casos es
posible que estemos ante un caso de duelo patológico.
Diagnóstico del duelo
No existe un diagnóstico consensuado de duelo patológico pero se han
propuesto una serie de criterios:
Criterio A
Estrés por la separación afectiva que conlleva la muerte. Para ello se han de
presentar cada día o de forma muy intensa 3 de los 4 síntomas siguientes:
1. Aparición de pensamientos intrusivos y repetitivos acerca del
fallecido
2. Añoranza (recordar su ausencia con enorme y profunda tristeza) del
fallecido
3. Búsqueda (aún sabiendo que ha muerto) del fallecido
4. Sentimientos de soledad debido al fallecimiento
Criterio B
Estrés por el trauma psicológico que supone la pérdida (4 de los 8
síntomas)
5. Ausencia de metas y/o tener la sensación de que todo es inútil
respecto al futuro
6. Sensación subjetiva de frialdad, indiferencia o ausencia de respuesta
emocional (bloqueo emocional)
7. Dificultad de aceptar la realidad de la muerte
8. Sentimientos de vacío y de que la vida carece de sentido
9. Sentir que una parte de si mismo ha muerto también
10. Asumir síntomas y conductas poco adecuadas del fallecido o
relacionadas con él
11. Excesiva irritabilidad, amargura, y/o enfado en relación con la
muerte
12. Alteraciones en la manera de ver e interpretar el mundo

Criterio C
Duración de los síntomas de al menos 6 meses
Criterio D
Deterioro en la vida social, laboral u otras áreas significativas…
Todo esto significa que para que se considere un duelo patológico o
complicado tienen que darse todos los criterios. Es decir, no hablaremos de
duelo complicado si no se produce un deterioro en la vida social, laboral…
Esas áreas deben estar afectadas. Si la persona puede seguir con su vida
razonablemente bien aunque siga teniendo pena, no se consideraría
complicado.
En cualquier caso va a depender mucho de la persona y la situación, por
ello es necesario hacer una buena evaluación primero, para no patologizar
innecesariamente el duelo, ya que es algo inevitable y natural en la vida de
las personas.
¿Cuándo buscamos ayuda?
Siempre es bueno contar con personas cercanas que nos ayuden a
sobrellevar el duelo, en las que podamos apoyarnos en momentos bajos. Y
la ayuda profesional la puedes solicitar en cualquier caso, será como un
bastón, una ayuda para llevar tu duelo más fácilmente. Pero es
especialmente recomendable buscar ayuda cuando sentimos que no
mejoramos, que la tristeza no nos abandona.
https://blog.cognifit.com/es/duelo/

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