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Trastornos alimenticios: anorexia y bulimia.

Antes de comenzar debemos tener en cuenta que es un trastorno alimenticio, bien


pues un trastorno hace referencia a un conjunto de síntomas, conductas de riesgo
y signos que puede presentarse en diferentes entidades clínicas y con distintos
niveles de severidad; no se refiere a un síntoma aislado ni a una entidad específica
claramente establecida. Los trastornos alimenticios se presentan cuando una
persona no recibe la ingesta calórica que su cuerpo requiere para funcionar de
acuerdo con su edad, estatura, ritmo de vida, etcétera. Los principales trastornos
alimenticios son la anorexia, la bulimia y la compulsión para comer, de la cual no se
hablara aquí.

Y bien ¿qué es la anorexia y la bulimia?, pues la anorexia se caracteriza por una


gran reducción de la ingesta de alimentos indicada para el individuo. Esta
disminución no responde a una falta de apetito, sino a una resistencia a comer, la
anorexia está motivada por la preocupación excesiva por no subir de peso o
reducirlo. En cambio en la bulimia el consumo de alimento se hace en forma de
atracón, durante el cual se ingiere una gran cantidad de alimento con la sensación
de pérdida de control. Son episodios de voracidad que van seguidos de un fuerte
sentimiento de culpa, por lo que se recurre a medidas compensatorias inadecuadas
como la autoinducción del vómito, el consumo abusivo de laxantes, diuréticos o
enemas, el ejercicio excesivo y el ayuno prolongado. Pero como la ingesta de
comida se hace de atracón algunas de las personas afectadas pueden llegar a
padecer de obesidad.

Es cierto que la anorexia y la bulimia se conocen desde hace algún tiempo; estos
trastornos habían sido descritos como cuadros clínicos desde finales del siglo XIX
y aparecen casos documentados desde el siglo XVII, esto ha sido actualmente un
gran problema para la humanidad, ya que los afectados por estos trastornos son
millones pero sobre todo adolescentes. Estos trastornos pueden causar
desnutrición, afecciones cardiacas e incluso la muerte, la anorexia y la bulimia han
abarcado un gran territorio en todo el mundo y su relación con rasgos de la cultura
actual permiten caracterizarlos como patologías propias de la sociedad urbana.
Son muy difíciles de tratar y permanecen ocultas hasta para las amistades y
familiares. Aunque estos trastornos se padecen individualmente y tienen causas
psicológicas, el entorno cultural y familiar marcan su aparición y los orígenes de
estos trastornos alimenticios; por lo tanto son multicausales. Además, su expansión
social los ubica como un problema de salud pública que requiere ser estudiado y
atendido de manera específica con urgencia cada vez mayor. La prevalencia de la
anorexia entre la población general varía de 0.5 a 1.5%, mientras que la bulimia
alcanza 3%. Y como ya se había mencionado la población más vulnerable son las
mujeres adolescentes.

Si bien es cierto que los trastornos alimenticios han sido llamados en “abundancia”
y aparecen mayoritariamente en países desarrollados y en zonas urbanas, no son
exclusivos de ellos y la tendencia parece mostrar su expansión hacia otros países,
regiones y sectores sociales. En este sentido, pueden constituir una vía de
desnutrición cualitativamente diferente a la tradicional, está relacionada con la
pobreza y la pobreza extrema. Algunos datos del incremento de consulta por
trastornos alimenticios y de su distribución por sexo, son indicativos de su expansión
en nuestro país.

Los efectos de los trastornos alimenticios no se limitan a una sola esfera de la vida
de la persona que los padece y no sólo ella se ve afectada, sino que su entorno
familiar resiente también las consecuencias.

El tratamiento de estos trastornos debe hacerse desde diversos puntos; las


respuestas que exigen los problemas que plantean los trastornos alimenticios sólo
pueden ser tan complejas como el trastorno mismo. Sin embargo para poder
comenzar con uno de los tratamientos primero la persona afectada debe aceptar
que está padeciendo un trastorno alimenticio.

Por un lado, las múltiples causas de los trastornos alimenticios implica que la
prevención, para ser útil, tendría que hacerse en más de un ámbito y en niveles muy
profundos: modificar patrones culturales, estructuras familiares anquilosadas y
demás. Por el otro, la ventaja de estos trastornos en edades tempranas puede
conducir a la implantación de algunos programas educativos en el ámbito escolar
que pudieran resultar efectivos; en ellos el objetivo estaría encaminado al
fortalecimiento del carácter de las y los jóvenes para que puedan hacer frente al
impacto de influencias nocivas externas; sin embargo, las mayores dificultades
están en la posibilidad de enfrentar a los conflictos internos, las influencias que,
desde dentro de cada persona, derivan en un trastorno alimenticio. En este sentido,
la difusión de información adecuada y confiable no es suficiente, así como su
tratamiento, debe ubicarse en un nivel de trabajo más afectivo como el hogar.

Hay ciertas señales para identificar los trastornos en el caso de la anorexia es la


continua y prolongada reducción de peso, que puede conducir a la delgadez
extrema y a la desnutrición; ésta se refleja en la piel reseca y con color grisáceo o
amarillento, las uñas quebradizas, el debilitamiento o la caída del cabello, la
intolerancia al frío y la persistencia de bajas temperaturas en pies y manos, que
adquieren un color morado. En cambio la bulimia es más difícil de detectar porque
los atracones y las compensaciones se hacen en secreto y no derivan
necesariamente en una continua pérdida de peso. En el caso de quienes vomitan
es necesario buscar signos físicos como lesiones o pérdida del esmalte dentario y
desgaste en las articulaciones de aquellos dedos utilizados para provocar el vómito.

Personalmente estos trastornos alimenticios son muy graves en la sociedad actual


en la que vivimos, ya que si no son detectados a tiempo esto puede llevar a
consecuencias muy graves tanto para la persona afectada como para las amistades
y familiares, también porque de cada mil personas o pacientes afectados por estos
trastornos son 10 los que mueren al año a causa de esto, algo que se puede hacer
para evitar estos trastornos es cuidar a la persona afectada hasta su tratamiento y
observar bien cuáles son los síntomas que tiene y así averiguar qué tipo de trastorno
padece. También si ya se sabe que la persona sufre de algún trastorno, es
convencerla a que acepte que padece de algún trastorno alimenticio para que así
su tratamiento sea más rápido y fácil.

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