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FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLOGICAS

Decana Prof. Dra. Amelia H. Imbriano

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

Desarrollos en Psicoanálisis II

Trabajo Práctico
Síntoma y Fantasma

Profesora: Lic. Silvia Maioli

Alumno:

Gustavo Medrano (Lg 201392)

Turno Mañana

Sede Piedras

Año lectivo 2018

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Síntoma y Fantasma.

Miller, siguiendo a Lacan retoma los conceptos de Síntoma y Fantasma desde la clínica

psicoanalítica, sitúa cuales son las diferencias entre ambos y en donde se articulan de

cierto modo en la neurosis.

Primeramente se empieza diferenciándolos de que ambos no están en el mismo lugar,

que tienen funciones diferentes en el sujeto, en donde podemos situar que el síntoma

está del lado del displacer, en donde en sujeto cuando acude a su análisis habla del

mismo, se queja, le provoca displacer. El sujeto en su comienzo de análisis se presenta

con sus síntomas, los cuales a lo largo de la terapia se irán trabajando para poder

encontrar una interpretación posible de su lado inconsciente. Por esta razón de habla

también de un cierto “levantamiento del síntoma” o ·desaparición del síntoma”.

Como bien sabemos el síntoma también se relaciona con una articulación significante, a

diferencia del Fantasma, en donde no hay ninguna articulación posible.

Cuando Lacan plantea el concepto de Fantasma, lo plantea desde el lugar en donde el

mismo se relaciona mas bien con un tipo de placer para el sujeto, lo consuela, lo

sostiene, no es algo que se pueda interpretar en análisis. Miller observo mediante la

experiencia clínica como sus pacientes neuróticos, de su Fantasma nada hablan, incluso

algunos llegan al fin de análisis sin haber incluso hablado del mismo. Por esta razón se

dice que el Fantasma del sujeto esta también relacionado en cierto modo con un

supuesto fin de análisis, se plantea que el Fantasma se construye en el mismo análisis

del sujeto, se habla de una “travesía del Fantasma”. Cuando se habla del Fantasma se

trata más bien de ir a ver lo que está por detrás, pero detrás en verdad no hay nada, una

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nada que en cierto modo puede asumir muchos rostros diferentes, en la travesía,

construcción del fantasma se trata de esto, de ir a recorrer esas “nadas”.

El paciente a través de su Fantasma obtiene placer, tanto Síntoma como Fantasma se

encuentran en dos vertientes diferentes, la del displacer para el Síntoma y la del placer

para el Fantasma. Por otro lado se puede decir también que el Fantasma esta relacionado

no solamente con el consuelo del sujeto, también es una forma que el sujeto “cubre” la

angustia que aparece ante el deseo del Otro, un deseo en donde el sujeto no sabe que

quiere ese Otro, el Fantasma viene en cierto modo a transformar ese displacer, ese goce

que puede aparecer desde el Otro, con una forma de placer, de consuelo, ante esa falta

significante en el campo del Otro, falta que al sujeto lo angustia.

El sujeto lo avergüenza hablar de su Fantasma, esto se debe porque se le presenta en

contradicción con sus valores morales. Toma del discurso de la perversión el contenido

de sus fantasmas, pero que el neurótico tenga fantasmas perversos no quiere decir que lo

sea. Otro punto a destacar, es donde Miller ubica al Fantasma en relación con el goce

del sujeto, el Fantasma es como una máquina para transformar el goce en placer, para

domar el goce, pues por su propio movimiento el goce no se dirige hacia el placer sino

hace el displacer. Como sabemos cuándo Freud habla del Mas allá del principio del

placer, habla específicamente de que hay una dimensión de un goce en ese mas allá, el

fantasma aparece como un medio para articularla con la correspondiente al principio del

placer. Se pone como ejemplo el “fort-da”, en donde es un emblema de cómo el

fantasma funciona como maquinación para obtener placer. En este sentido el Fantasma

tiene una función semejante a la del juego, y que es, a partir de una situación tanto de

goce como de angustia, la de producir placer.

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En esta maquinación podemos decir entonces que el fantasma, es una maquina que se

pone en juego cuando se manifiesta el deseo del Otro.

Por otro lado sabemos que con respecto al fantasma nunca se interpreta,

fundamentalmente la interpretación es de síntomas, se puede decir entonces que la

interpretación nunca es del fantasma fundamental. El fantasma fundamental no es un

objeto de interpretación por parte del analista, sino un objeto de construcción.

Por último podemos decir que de todas las dimensiones que tiene el fantasma, la

fundamental es su dimensión real. Decir que el fantasma es un real en la experiencia

analítica es como decir también que es un residuo que no puede modificarse, para Lacan

es un axioma que lo real es lo imposible, aquí por ejemplo se trata de lo imposible de

cambiar, por eso para Lacan el fin de análisis es el logro de una modificación de la

relación del sujeto con lo real del fantasma. Otra diferencia entre síntoma y fantasma es

que en relación al fantasma fundamental es que el desarrollo de la cura el fantasma se

reduce cada vez más a un instante esencial, al punto del instante, no tiene pues

verdaderamente una dimensión temporal. Por ende se puede decir que el fantasma no

tiene el mismo tipo de tiempo retroactivo característico del síntoma.

Por último se puede decir que tanto en la obsesión como en la histeria encontramos un

fantasma o posible fantasma a construir, en cambio en la fobia, Lacan plantea que no

hay fantasma, se la toma como algo anterior a una estructuración clínica determinada,

por esta razón también es considerada como una plataforma giratoria.

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Conclusiones:

Con esta relación de síntoma y fantasma, se concluye como están entrelazados los

mismos y qué función cumplen en la neurosis. Definitivamente mediante el análisis,

mas allá de trabajar los síntomas que lleva el paciente, se debe tratar de construir el

fantasma del sujeto, o al menos encontrarlo, ya que el mismo en cierto modo,

transforma, acota, algo del goce del sujeto. Como bien dice Lacan, habrá que trabajar

como el sujeto se posiciona ante esa relación con su fantasma, tratar de que el sujeto

cambie su relación en lo real con el mismo, para poder mediatizar mejor el goce del

Otro. Podemos afirmar que tanto el síntoma como el fantasma del sujeto, cumplen una

función bien definida en el psiquismo de la persona, mas allá que uno le trae displacer y

el otro placer, enlazan algo con el registro simbólico del sujeto.

En la actualidad, al encontrarnos con más pobreza en el registro simbólico de las

personas, la mayoría de sus síntomas no se dan a nivel de la esfera psíquica, si no mas

bien a nivel del soma del sujeto, sin simbolismo alguno. De esta manera la dimensión

fantasmatica también decae, provocando así un mayor goce en el sujeto, no se encuentra

articulación alguna entre síntoma y fantasma, y así casi al no haber síntoma en el orden

simbólico, tampoco da lugar a que se pueda construir algo del fantasma, o que el sujeto

entre en algún posible análisis.

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Referencia Bibliográfica

Miller, J. Alain (1984) Dos dimensiones clínicas: Síntoma y Fantasma. Bs. As.

Manantial. Capítulos I y II

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