E l compositor c a t a l á n J o s é Soler nace en el a ñ o 1935. Es discípulo de
Jaime P a d r ó s y del maestro Cristóbal Taltabull. Especialmente a t r a í d o por la m ú s i c a de los siglos ix al x i v , por las obras de Claude Debussy y por aquellas adscritas a la escuela de Viena, su pro- ducción, en su mayor parte, tiene una t e m á t i c a religiosa. H a escrito varias obras para ó r g a n o , como la Cantata para tenor, órgano y cinta magnetofó- nica y O Lux Beata Trinitas, y p á g i n a s orquestales, como la Sinfonía de San Francisco (premio Ciudad de Barcelona), un Concertó para piano y orquesta ( t o d a v í a sin terminar), el «ballet» Danae, etc. E n 1960 escribió una ó p e r a , Agamemnon (premio de la Opera de Montecarlo), inspirada en la tragedia de Séneca. Sus primeras composiciones muestran la influencia de un Olivier Mes- saien, pero en el transcurso de su natural evolución ha buscado su lenguaje propio en la técnica dodecafónica, l i b e r á n d o s e , m á s tarde, de las estructuras seriales en pos de una pantonalidad que agrupe el conjunto de f e n ó m e n o s tonales y a l ó n a l e s . Sus ú l t i m a s obras son: un 7"río de cuerda y otro Trio para piano, violín y violoncello; en ellas emplea, nuevamente y de rigurosa manera, la técnica dodecafónica. E l Caníicum ad Honorem Sanciae Mariae, oratorio para dos tenores, coro, orquesta y ó r g a n o , de J o s é Soler, fue presentado al I Concurso de Compo- sición convocado por las « S e m a n a s de Música Religiosa», de Cuenca. E l jurado quiso distinguir esta c o m p o s i c i ó n , recomendando su inclusión en los programas de estas manifestaciones musicales-religiosas, c o m p l a c i é n d o n o s en realizarlo así en esta o c a s i ó n .
CANTICUM AD H O N O R E M SANCTAE M A R I A E
Este oratorio para dos tenores, coro, orquesta y ó r g a n o es una triple
meditación sobre la vida de María. E n el primer tiempo, el coro —tratado con voluntaria simplicidad, pri- mero a c o m p a ñ a d o de p e q u e ñ a orquesta, m á s tarde junto con el ó r g a n o — expresa el dolor de María en la muerte del H i j o ; en un « t e m p o » solemne y lento canta tres responsorios de la liturgia de Semana Santa: «Ved c ó m o muere el J u s t o . . . » , «Mis ojos se han oscurecido a causa del llanto...» y «Le- v á n t a t e , J e r u s a l é n , no cesen tus ojos de llorar porque ha muerto el Salvador de Israel». E l segundo tiempo celebra el nacimiento del Salvador. Es un « O r g a n u m t r i p l u m » , forma musical medieval, en el que dos voces solistas se combinan con otra tercera, confiada a los bajos. E s t á escrito siguiendo el estilo de la «Escuela de N ó t r e Dame», cuyo repertorio es objeto de la particular aten- ción de J o s é Soler. E l lexto es confiado a los bajos, en tanto los tenores vocalizan, ornamentando la austera m e l o d í a del canto llano. Los melismas de los tenores forman, entre ellos, un canon al u n í s o n o . Todo este tiempo es de una extraordinaria desolación, sin alguna concesión a lo externo. L a apoteosis de la Virgen concluye la obra. E n este tercer tiempo inter- viene la orquesta completa por vez primera, p o d r í a decirse que en una apa- riencia barroca. E l coro celebra la belleza de la Virgen con palabras de S a l o m ó n : «¿Quién es esta que avanza como la aurora, hermosa como la luna?». L a visión de San Juan en el Apocalipsis: «Una gran señal a p a r e c i ó en los cielos: una mujer semejante al sol, la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas», es descrita triunfal y p o é t i c a m e n t e . E l breve oratorio está escrito en un lenguaje libremente atonal; el coro, tratado de manera simple y arcaica, a veces se opone a la mayor comple- jidad orquestal, aunque sin abandonar la forma antifonal querida por el autor para la obra. Con este Cántico, J o s é Soler nos brinda una obra de sencilla textura, en la que ha dejado a un lado problemas de tipo intelectual, tan caros al vanguardismo musical. Como en otras composiciones suyas, ha pretendido un lirismo, que en él es paralelo de una gran contención; .su i n t r o s p e c c i ó n es tal, que parece haber escogido el silencio, en algunos mo- mentos, como esencia de su m ú s i c a .
TEXTOS
\. Planctus Mariae. II. Veni Redemptor.
Ecce quomodo moritur justus, et Veni Redemptor gentium, ostendc nemo percipit corde: et viri justi to- partum Virginis, miretur omne secu- lluntur, et nemo considerat; a facie iniquitatis sublatus est justus. Caliga- verunt oculi mei a fleta meo: quia III. Triunfo de la Virgen. elongatus est a me, qui consolabatur me: Videte, omnes populi, si est dolor Quae est ista, quae progreditur quasi similis sicut dolor meus. O vos omnes, qui transitis per viam, attendite et acies ordinata? Assumpta est María in videte. Si est dolor similis sicut dolor caclum: gaudent Angelí, laudantes be- meus. Jcrusalem, surge, et e.xuc te ves- nedicunt Dominum. Et signum mag- tibus jucunditatis: induere ciñere et num apparuit incaelo: mulier amida cilicio. Quia in te occisus est Salvator solé et luna sub pedibus ejus et in Israel. Deduc quasi torrentem lacrimas capite eyus coronam stellarum duode- per diem et noctem, et non taceal pu- cim. Assumpta est Maria in caelum: pilla oculi tui. Quia in te occisus est gaudent Angeli laudantes benedicunl Salvator Israel. Dominum.