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MUTILACIÓN GENITAL

Por mutilación genital femenina se entiende “todo procedimiento que suponga la


extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos, u otro tipo de lesión
a los órganos genitales femeninos por motivos no médicos”.

Pese a considerarse internacionalmente como una violación de los derechos


humanos, en la actualidad más de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido la
mutilación genital femenina. Esta práctica se lleva a cabo en 30 países de tres
continentes distintos, pero la mitad de los casos se concentran en Egipto, Etiopía e
Indonesia.

Cada año, más de 3 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de ser
mutiladas, y la mayoría de ellas sufren esta práctica antes de cumplir los 15 años.

Hay numerosos factores que contribuyen a que esta práctica esté tan extendida.
Sin embargo, sin importar en dónde se realice, la mutilación genital femenina es la
manifestación de una arraigada desigualdad de género.

Algunas comunidades la apoyan como un medio para controlar la sexualidad de


las niñas o de salvaguardar su castidad. Otras obligan a las niñas a someterse a la
mutilación como un requisito previo para el matrimonio o para disfrutar del derecho
de herencia. En los lugares donde esta práctica es más frecuente, las sociedades
suelen considerarla un rito de iniciación para las niñas. Ni el islam ni el
cristianismo respaldan la mutilación genital femenina, pero es habitual que se
utilicen discursos religiosos para justificarla.

Dado que la mutilación genital femenina es una práctica cultural, a los padres les
puede resultar difícil decidir que sus hijas no se sometan a ella por temor a que
sus familias se vean marginadas o que no se considere a sus hijas aptas para el
matrimonio.

Sin embargo, la mutilación genital femenina puede provocar graves


complicaciones de salud e incluso la muerte. Los riesgos inmediatos son:
hemorragias, shock, infección, retención de orina y dolor intenso. Las niñas
sometidas a mutilación genital femenina también tienen mayores probabilidades
de casarse antes de los 18 años y de abandonar la escuela, lo que pone en riesgo
su capacidad de construir un futuro mejor para sí mismas y para su comunidad.
Esto se ve confirmado por el hecho de que, entre los 30 países afectados por la
práctica, 22 se cuentan entre los menos desarrollados del mundo.

Una alarmante tendencia actual en algunos países es la medicalización de la


mutilación genital femenina, es decir, que el procedimiento es llevado a cabo por
personal sanitario. La medicalización no solo viola la ética médica, sino que
además entraña el riesgo de legitimar esta práctica y dar la impresión errónea de
que no tiene consecuencias negativas para la salud. No importa dónde se realice
o quién la practique: la mutilación genital femenina nunca está exenta de riesgos.

La solución
Diversas iniciativas a escala mundial están acelerando los progresos con vistas a
poner fin a la mutilación genital femenina. En la actualidad, la probabilidad de que
una niña sea mutilada se ha reducido aproximadamente en un tercio con respecto
a la cifra de hace 30 años.

No obstante, teniendo en cuenta el crecimiento de la población, mantener los


logros alcanzados plantea un desafío considerable. En 2030, más de una de cada
tres niñas en todo el mundo nacerá en uno de los 30 países donde la mutilación
genital femenina se practica con frecuencia, lo que significa que cerca de 68
millones de niñas menores de 15 años —algunas incluso menores de 1 año—
correrán el riesgo de ser mutiladas.

Si no se incrementan de manera significativa las iniciativas a escala mundial, en


2030, el número de niñas y mujeres sometidas a mutilación genital femenina será
superior al actual.

UNICEF favorece el desarrollo de políticas y leyes destinadas a poner fin e


ilegalizar la mutilación genital femenina, y trabaja para garantizar su aplicación y
cumplimiento. Nuestra labor se centra asimismo en facilitar el acceso de las niñas
en riesgo de sufrir la mutilación genital femenina, así como las que han
sobrevivido a esta práctica, a servicios de salud adecuados, al tiempo que se
moviliza a las comunidades a fin de transformar las normas sociales que sustentan
esta práctica.

Desde 2008, UNICEF ha colaborado con UNFPA en el marco del Programa


Conjunto sobre la Mutilación/Ablación Genital Femenina: Acelerar el Cambio.

Basándose en los antecedentes y en las mejores prácticas, el Programa Conjunto


parte de las resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas con el propósito de estimular el impulso mundial
destinado a eliminar la mutilación genital femenina en 2030.

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