Conciencia fonologica y psicogenetica

CONCIENCIA FONOLÓGICA Y PSICOGENÉTICA

ANÁLISIS Y DOCUMENTOS EDUCATIVOS
PABLO BENSAYA, bensaya@gmail.com, presencias@hotmail.com
INTERNET, presencias.net, R. ARGENTINA, NOV-2016
ORIGINAL

Conciencia fonológica y
psicogenética

Blanco o negro, una escuela o la otra. Polares

hasta la médula jugamos las fichas convencidos de
sentidos únicos solo posibles en el fino hilado de
la especulación. El aula, como zona de altísimo
rendimiento, necesita la máxima consideración y
apertura por parte del docente, allí no debe haber
divisiones escolásticas

Tomo una discusión de actualidad no por desarrollar las escuelas en

pugna sino para abordar la falta de amplitud de miras. Un conjunto de
reflexiones. Planteamos las cosas tan separadas y distantes que llegamos
a creerlo en niveles que terminan descalificándonos como educadores
deseosos de beneficiar a los niños. Los resultados son batallas estériles y
un retraso educativo, muchas veces de proporciones significativas.

Una guía firme para educar consiste en interrogar a la naturaleza a fin

de tomar decisiones acertadas. Por ejemplo, a qué edad debe comenzar a
escribir un niño. Y en rigor, es lo que hacemos. Las investigaciones bucean
los procesos naturales, no excluyentemente, para adquirir conocimientos
estructurales. Uno de los problemas con que nos enfrentamos es el de la
objetividad, hasta dónde estamos dispuestos a aceptar la voz que oímos y,
por otro lado, si la estamos escuchando debidamente. Eternos conflictos
de la ciencia.

Parece tan obvio el transitar por el sendero encontrado. Lejos de ello,

interponemos las mil y una excusas para recorrer el camino que deseamos
sin atender otros intereses que los beneficios aportados aquí y ahora.
Sabemos pero no aplicamos, para esquematizar la idea.

Claro que todo esto dando por sentado que obtuvimos respuestas y
que además las hemos entendido. Vaya pretensión. Pero aquí nos
contentamos con el principio, es suficiente para la indagación que
realizamos.

Últimamente reverdeció, de modo marcado, el interés por mejorar el

proceso lectoescritor. Ahora todos saben lo que hasta hace unos días
desconocían o tal vez combatían. Asistimos a unos discursos calificados
junto a otros poco menos que desopilantes. No habrán pasado dos meses
de una entrevista radial a una reconocida figura del ambiente educativo
que explicaba sobre la importancia de leer y escribir bien. Entre esto y que
el aire es vital, no hay un céntimo.

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Durante el reinado de una tendencia fuerte no se atiende ni se valida

otra cosa que no sea su propio tambor, el resto queda automáticamente en
zona de lo inoportuno y aun de lo ridículo. Que podría ser acertadísimo.
Pero podría no serlo. En la Argentina acaecieron radicales reformas
educativas que en su momento lo acapararon todo y hoy su descrédito
académico es tal que asombra el solo pensar cómo pudieron respaldarse
semejantes corrientes. Varias generaciones de cobayos. Y acaso vayamos
hacia otras tantas. No por un tema específico sino por tendencia a los
extremos. Es nuestro modo de observar la cosa y no tanto la cosa en sí,
que desde luego importa pero el paso de los años y la experiencia
permiten ver cuánto se ha perdido por no ampliar el horizonte de
conocimientos entendiendo que regularmente no es una cosa o la otra sino
su categórica complementación.

Sabedores de verdades ocultas hay miles y lo peor es que arrastran

millones. Y no creamos que solo ocurre con las sectas, charlatanes y
exaltados se dan hasta en las disciplinas más serias nada más que las
formas cubren acabadamente el fondo. No voy a dar nombres porque el
dato se produjo en una presentación privada, pero un genetista de nota
dijo, señalando unos aparatos digitales, "No he encontrado a Dios por
acá", es de una ingenuidad e ignorancia tan pronunciada que solo admite
piedad. Se puede ser agnóstico o ateo, lo que no cuadra es juzgar una
causa mayor desde, eventualmente, una de sus componentes, al menos
científicamente. Siguiendo con la liviandad del criterio, Dios podría haber
contestado, "Yo estoy en la billonésima parte de lo que tú puedes
observar". Todo es tropiezo cuando tenemos un comienzo cerrado o
acotado tendenciosamente. Allí tenemos un camino trunco, si no lo
encontró es porque subyace la idea de hallarlo, y, claro, Dios no estaba en
danza pero se lo fuerza a entrar en juego. Afectamos importancia trayendo
al relato personajes que usamos a nuestro arbitrio y conveniencia. Como
aquel expositor que cita a un famoso con una frase absolutamente menor,
lo único que pretende es ser él y poco le importa el citado. Todos los
grandes dijeron alguna vez buen día.

Resulta paradójico porque si hay un perfil que la buena educación

deja de lado es el de los fanatismos. Es cuanto menos cuestionable que
una teoría cambie de respetable y aceptada a perimida y poco aconsejable
de la noche a la mañana. Pasan las horas y nos enteramos de cuántos
estaban en contra de la alfabetización psicogenética, poco menos que una
representación diabólica, un cáncer. Y, nuevamente, ahora que lo único
que cuenta es la conciencia fonológica todos son expertos en ella e
insisten en que ya lo habían dicho. Es más, siempre lo sostuvieron contra
viento y marea. Lamento informar que si hiciéramos el desarrollo numérico,
a nivel estadístico, que las mismas personas indican, el mundo debería
estar bastante mejor. Alguien miente o no dice toda la verdad o la dice
fuera de tiempo.

Hace muchos años en una pequeña comarca cuya economía giraba

en torno de las vacas lecheras ocurrió algo que mereció la preocupación
de todos. Las vacas estaban nerviosas y no daban buena calidad de leche.
Llegó un eminente veterinario y observando el problema decidió que
vacunarían a las vacas una vez por mes. Para la vacunación las vacas
eran llevadas a un sitio especial y allí se las hacía quedar unas horas. Al
cabo de un año las vacas seguían nerviosas salvo cuando eran
vacunadas. Verdadero galimatías que nadie pudo resolver hasta que un
sencillo granjero observó que la zona en que residían habitualmente las
vacas poseía un manto de espinillas que les molestaban sin herirlas.
Fueron trasladadas a un lugar conveniente y nunca más se registraron
dificultades. No era la vacuna, simplemente, en la zona de vacunación no
había espinillas.

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Difícilmente tengamos casos tan claros y polares como el de la

comarca lechera pero abundan en ese mismo sentido los éxitos indirectos
y no controlados tanto en educación como en la ciencia en general. Si un
error de estos fuera permanente podríamos estar siglos sin saberlo y
estudiando la eficacia temporal de la vacuna tratando de prolongar su
efecto. Hasta que llega alguien que interpreta acertadamente los hechos y
deslinda sus roles y alcances tras lo cual ocurre un verdadero crecimiento
y desarrollo del conocimiento. Vaya usted a hablar de estas cosas en pleno
enardecimiento, será tildado de falta de preparación y de tanto más, no lo
olvide: ellos lo saben todo y sus fundamentaciones son invariablemente
mejores que las suyas.

Nos excitan los conceptos nuevos, bien formulados y patológicamente

sencillos, como si ello los diera por ciertos. Es estar en paralelo con un
mundo lleno de brillos externos. Probablemente, dentro de dos décadas
objetemos buena parte de lo que hoy afirmamos apasionadamente aunque
diciendo que lo sustentamos objetivamente; los humanos confundimos la
seriedad de una persona con la seriedad intrínseca de lo que estudia y
cómo lo estudia. Hay astrólogos de una seriedad intachable aunque sus
objetos de estudio no lo sean. Las excelentes personas también se
equivocan, acierto y bonhomía no es cruza imprescindible para concretar
desarrollos de diverso tipo, quisiéramos que fuera así pero aun muchísimo
más importante que esto, que finalmente raya en lo exitista, es la grandeza
para admitir e incorporar activamente a nuestro trabajo otros modos de
pensar e investigar. Si las escuelas no tienen severos puntos en común es
para preguntarse qué criaturas pudieron concebir compartimientos
estancos dentro de un cerebro estructurado en la asociación. En serio que
resulta extraño. Y para avivar más el fuego, son escuelas que versan sobre
el mismo itinerario dentro de una disciplina.

El viejo truco de bajar al contrincante para lucir mejor las ideas propias
nunca pierde vigencia. La conciencia fonológica no necesita disminuir
ninguna escuela. Casi se auto fundamenta. La atención consciente de
sonidos emitidos como paso esencial a su graficación. ¡Y parece tan obvio!
¡Parece tan natural! Lo primero que debe recordarse es que vamos en
busca de un niño que pueda adquirir solventemente la lectoescritura. Es
francamente difícil, sino imposible, que una sola línea de trabajo realice
toda la tarea. Podemos aceptar, como principio, un criterio como nave
insignia pero nunca como flota. Estamos acostumbrados a cerrar o separar
los conceptos toda vez encontrada una ruta lo suficientemente razonable
que permita actuar con eficacia. Es esto o aquello, una letra o la otra, y
aunque esto semeje una infantil esquematización en la realidad así resulta,
puede apreciarse en congresos de cualquier especialidad. Desde el
vamos, nuestro modo de construir las ponencias, léase desarrollos
intelectuales de diversa naturaleza, está basado en diferenciarse del resto
y cuanto más, mejor. Puede ocurrir una diferencia, eso es evidente, pero
otra cosa es buscar ex profeso caminos diferenciados, regularmente a
expensas de la calidad general del material. No hace falta remarcar, el
lector entiende largamente.

Solo para abastecer la investigación y el sentido crítico, ¿la conciencia

de lo que fonamos, realmente favorece más que otras metodologías su
graficación y el proceso lectoescritor en general?

Nos parapetamos tan absurdamente en una posición que por

momentos parece cierto el cisma entre ambas escuelas. Pero no es así.
Los niños no son todos iguales ni los diversos grupos tienen las mismas
necesidades. Podemos dar generalidades pero son solo eso, guías para
conducir las acciones, interactivas, pero jamás vías inamovibles.

Faltan años luz para que tengamos certeza del mejor método
alfabetizador. Sí, asómbrese todo lo que quiera frente la afirmación. ¿Qué

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grado de incidencia tienen los dos primeros años de vida en la ulterior

asimilación del que creemos el mejor método actual? ¿qué rol real,
profundo, jugó la madre para que el niño captara mejor un método que
otro? Un método puede ser importante en sí mismo pero no hay dudas que
tiene un contracuerpo que regularmente no vemos. En rigor, deberíamos
declarar "método" al todo, allí estaríamos abarcando lo que en verdad
ocurre. En el más acá se impone que desde el embarazo actuemos
metodológicamente con los premétodos, criterios iniciales de los métodos
que luego seguiremos, y si por diversos motivos el niño no llega a ellos
tendrá una mejor base para las adquisiciones cognitivas necesarias.

No es la computadora o la tablet o el celular, es todo. Usamos la

herramienta más apropiada según el momento. El mundo moderno debe
renunciar al encasillamiento de una u otra escuela. Las estudiamos y
apreciamos por separado por razones de experiencia y comodidad pero
ello no debe confundir nuestros desarrollos prácticos que regularmente
requieren la múltiple participación de todas las corrientes.

El niño tiene derecho a educarse con lo mejor que tengamos y muy

difícilmente lo encontremos en una sola escuela. Un mundo como el que
deseamos busca estrechar vínculos entre las diversas ramas de estudio
evitando las tajantes divisiones que solo conducen a la negación de un
crecimiento sostenido.

Por más que nos esforcemos en encontrarla, no hay una única

escuela, pura, en lo que sea. Acaso posea más elementos genuinos que
otras pero la interacción y la dependencia con el resto no puede ser
soslayada. Mientras nos dedicamos concientemente a reconocer los
distintos sonidos de la lengua incorporamos naturalmente los estímulos
lectores del entorno; seguramente un método refuerza las percepciones
del otro. El punto está en nuestra ignorancia o no participación respecto de
ese proceso en particular.

De la reunión de los buenos logros, sin rechazar ninguna procedencia,

estaremos en la antesala de metodologías sólidas que nos conduzcan
francamente a la sociedad que honre los más caros ideales humanos.

Proyecto páginas educativas

Una producción de Presencias de Música, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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