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PROYECTO DE VIDA - PROYECTO DE DIOS

Una de las afirmaciones que más me han causado emoción en la


vida, ha sido la de entender que mi vida es un proyecto de Dios. Y
quizá ha sido por que mi vida no la he llevado del todo como si
fuera proyectada por Dios, ni tampoco porque creo que siendo
proyecto de Dios, Él me tenga predestinado un plan para cumplir,
sino que creo que mi vida va cumpliendo un proyecto de Dios que
se confirma y reafirma con las opciones que he hecho.

LA VOLUNTAD DE DIOS ANTE TODO

Creer que mi vida es un proyecto de Dios, antepone la voluntad de


Dios sobre la mía. Y preguntarse sobre la voluntad de Dios, nos
lleva a pensar en el fin para el cual hemos sido creados. Dios, en su
infinito amor, ha pensado en cada uno de nosotros como una
opción para llevar a cabo su plan de salvación y para que este plan
de salvación alcance a todos los seres humanos.
Sin embargo, esta voluntad de Dios no se lleva a cabo de forma
abstracta, sino que se concretiza en las acciones prácticas que
cada uno de nosotros hacemos, para favorecer o desfavorecer la
salvación de los otros, y obviamente la nuestra.
“Dios tiene un proyecto para cada ser humano, tiene un proyecto personal para ti y para mí.”1 Somos Proyecto de Dios. Mejor
dicho, somos un proyecto personal de Dios. No somos solamente un proyecto socializado ni un producto social hecho en serie,
sino que este proyecto de Dios es único e irrepetible. Está hecho por Dios para mí, y la finalidad de este proyecto es que yo lo
lleve a cabo. Y este Proyecto, está hecho a imagen del Hijo.
Si partimos de esta afirmación, podemos mirar la Palabra de Dios desde otra perspectiva: mirar a cada persona de la Escritura
como un Proyecto Personal que me invita a asumir mi propio Proyecto Personal y a hacerlo realidad en mi vida. Esto lo digo
porque la Sagrada Escritura, me lleva a un encuentro personal con Jesucristo revelado a través del Evangelio y anunciado por
los profetas, y este Jesús, imagen de Dios, me invita a seguirlo de una forma muy particular: hacer vida el Proyecto de Dios en
mi vida.

¿CÓMO PUEDO DESCUBRIR ESTE PROYECTO?

A través del discernimiento de la Palabra de Dios. La Biblia nos invita no solamente a descubrir a Cristo, sino que al mismo
tiempo nos invita a conformar nuestra persona a la Persona de Jesús y desde esta perspectiva, nosotros descubrimos que cada
uno, al ser proyecto personal de Dios, nos encontramos unidos en una relación estrecha que se fundamenta en el mismo Dios
en quien encontramos la razón de nuestras vidas.
Por supuesto que asumir esta afirmación de que mi vida es un Proyecto de Dios y al descubrir que este Dios me llama a ser
protagonista no solamente de mi propia historia, sino de la Historia, entonces siento una gran responsabilidad: la de cooperar
con Dios en un Plan más grande que mi propio proyecto: su Plan de Salvación. Claro que podrían suceder muchas cosas si yo
no estuviera aquí, sin embargo, yo estoy aquí y soy parte de esta historia. Si yo no asumo este Proyecto de Dios, también es
cierto que muchas cosas no sucederán.

EL SILENCIO, PARTE DE ESTE PROYECTO

Cuando hablamos de que Dios nos habla, asumimos que para que exista un diálogo liberador, es necesaria, de parte nuestra, la
escucha. Sin embargo, hay que afirmar que vivimos, en un mundo esclavizado por el ruido. Y hacemos ruido porque el silencio
nos asusta. El silencio, que no es la ausencia de ruido sino Presencia de Alguien, nos asusta. Por otra parte, “Lo Sagrado
necesita un atrio y hay que pasarlo para poder llegar al santuario.”2 Este atrio es el silencio que podemos hacer como parte de
nuestra vida. El silencio no solamente de los labios, no solamente externo, sino un silencio de corazón, un silencio de mente en
el que hay que acallar todas las interrogantes para dar paso a la única Respuesta de nuestra vida.
Hay que estar muy atentos a otra “enfermedad” de nuestro tiempo: la impaciencia. Esta enfermedad moderna no nos deja
muchas veces escuchar a Dios atentamente en el silencio, sino que nos lleva a la búsqueda de soluciones rápidas, de
respuestas rápidas que no se conforman a la Voluntad de Dios. El Proyecto de Dios requiere que nos pongamos con un corazón
escuchante, y entonces como Salomón, podamos discernir entre lo bueno y lo malo. (1Re 3: 9) Y requiere también paciencia
para saber esperar el momento adecuado para escuchar a Dios.

RETIRARSE A UN LUGAR SOLITARIO

San Ignacio de Loyola recomendaba que fuera necesario retirarse de las actividades cotidianas para entrar en este Misterio de
Dios. Y en la actualidad, las palabras de San Ignacio encuentran bastante eco cuando queremos descubrir el Proyecto de Dios
para nuestra vida. Es necesario retirarnos a un lugar solitario para hablar con Dios.
Las cada vez más múltiples ocupaciones de cada día, los afanes, el teléfono celular, el Internet, la TV, las fiestas, los fines de
semana de diversión, son a veces una tentación difícil de vencer, y al mismo tiempo son ocasiones para llenar nuestra cabeza y
nuestro corazón con un “ruido” que nos impide escuchar la voz suave y firme de Dios. Estas “voces” se han convertido en los
nuevos areópagos de nuestra misión, y en los cuales debemos trabajar para motivar a los jóvenes a pasar un tiempo a solas con
Dios. Ellos y ellas sabrán que no están solos en esta búsqueda de Dios. Jesús mismo tomó muchos momentos de su vida para
pasarlos a “solas” con Dios. Él sabía retirarse a lugares solitarios para entrar en contacto con su Padre, y en los Evangelios
encontramos en muchas ocasiones que Jesús se retiraba. Y estos retiros que hacía eran tan profundos que muchas veces sus
discípulos no sabían donde estaba.
Cuando los discípulos regresan de una misión, Jesús los lleva a un lugar solitario, no solamente para descansar, sino para hacer
experiencia de Dios y en la soledad, descubrir el Misterio y la Presencia del único que daría sentido a sus vidas. Ciertamente, no
quiero reducir la presencia de Dios solamente a los lugares apartados, puesto que Dios en su Majestad puede manifestarse
donde quiere y cuando quiere; pero el retirarnos a un lugar solitario predispone nuestros corazones para el Encuentro con quien
nos ha llamado desde el principio.
DEJARNOS “TOCAR” POR DIOS

“Tanto amó Dios al mundo que envió a su Único Hijo.” (Jn 3: 16)Es a veces imposible entender este amor de Dios, sobre todo
cuando nos vemos en nuestras situaciones de pecado y de nuestras limitaciones. Sin embargo, ésta es la grandeza de Dios: es
un Dios cercano a nuestra vida y a nuestra historia. Para Dios no pasamos desapercibidos como un grano de arroz en medio de
una cazuela de paella. Desafortunadamente, a veces racionalizamos mucho este amor, sin dejarnos “tocar” por Dios y
simplemente corresponder a su llamado de amor con amor.
En el discernimiento espiritual, no hay otra salida que dejarnos “tocar” por Dios. Esta es la única forma de distinguir lo bueno de
lo malo. Es dejarnos conducir por Dios en el camino de la vida. Este Dios toca nuestras vidas no porque seamos mejores que
otros, ni siquiera porque tenemos más capacidades que otros. La diferencia radica en nuestra respuesta, en nuestra capacidad
para transformar nuestra vida a la Luz de Dios.
Cuando nos dejamos “tocar” por Dios, nuestra vida adquiere un nuevo sentido que se manifiesta en la forma de hacer el bien a
los demás, y de ser capaces de transformar la historia, nuestra historia. Hoy en día es necesario contarles a los jóvenes una
verdad trascendental: Estamos en el corazón de Dios, y lo único que hay que hacer es dejarnos amar por Él. Hay que abrirse al
amor de Dios y corresponder a su amor.

EL PROYECTO SE ENCARNA EN TERRENO CONCRETO

Toda persona y todo lugar tienen una particularidad muy especial: son los lugares concretos donde se aterriza el proyecto. La
escuela, la familia, la parroquia, la calle, el trabajo, entre otros muchos lugares, son terreno fértil donde se planta la semilla del
proyecto. Nuestros padres, los maestros, los matrimonios, los familiares, amigos, sacerdotes, religiosos, religiosas, compañeros
de escuela y trabajo, son entre muchos otros, personas concretas donde el proyecto de Dios se encarna y nos da luz para
entender nuestro propio Proyecto.
Ángel Moreno sugiere la figura de María en la Visitación a Santa Isabel, como un modelo de alguien que fue capaz de escuchar
la voz de Dios, asumir su Proyecto de Vida: ser la Madre de Dios, y “salir” de sí misma para hacer vida este proyecto. Cuando se
hace esto, se es capaz de transformar la historia, y Maria fue capaz de transformar, no solamente su historia, sino la historia
concreta. Y es que el proyecto de Dios se realiza en lo concreto del tiempo y el espacio, y en situaciones determinadas.
De esta forma Dios “entra” en nuestra historia. A lo largo de la Escritura podemos ver que Dios no irrumpe violentamente en la
historia de la humanidad como ocurrió con otros dioses de algunas mitologías que fueron capaces de “cambiar” la historia por
entrar en ella de forma abrupta. En la figura de María, Dios nos muestra que necesita de la mediación humana para que esta
historia humana sea transformada con la ayuda de Dios por personas concretas que dieron una respuesta concreta en un
momento de la historia concreto.
En la figura de Helí en su diálogo con Samuel, nos damos cuenta que también son necesarias las mediaciones humanas para
descubrir que es la Voz de Dios la que resuena en la noche de nuestras vidas. Por ello es necesario buscar quien puede
ayudarnos a clarificar el Proyecto de Dios en nuestra vida, pues de ello depende nuestra felicidad y realización.

(Footnotes)
1 Ángel Moreno de Buenafuente,
Eres Proyecto de Dios,
No. 10, Colección Buenafuente, (Madrid, España: Publicaciones Claretianas, 1998), 10.
2 Ángel Moreno,
Eres Proyecto… 12.
¿Cuál es tu sueño? Realizando nuestro proyecto de vida

William Gladstone dijo con gran percepción y sabiduría que “para entender la vida de un hombre, es preciso saber no solo
aquello que hace sino lo que a propósito deja de hacer. El trabajo que puede producir el cuerpo y el cerebro humanos tiene un
límite, y es sabio aquel que no desperdicia energías en las labores para las que no está capacitado; y más sabio aun es quien,
entre las cosas que sabe hacer bien, elige las mejores y las realiza con perseverancia”.
Este pensamiento adquiere toda su vigencia en el marco de nuestro encuentro personal con Cristo mediante la fe, experiencia
decisiva que conlleva una ruptura de nivel, un punto de quiebre que marca en nuestra vida un antes y un después. Una
conversión debe generar transformaciones visibles en las personas, de modo que nuestras diversas alternativas de vida ya no
pueden estar guiadas por los criterios del mundo, sino que deben ser seleccionadas de acuerdo a la Biblia, el manual de
instrucciones del fabricante divino. En ella encontramos los parámetros necesarios y puntos de partida para escoger buenas
opciones desde la perspectiva de la Palabra de Dios. He aquí el quid del asunto: tratar de elegir las mejores y más provechosas
opciones en la vida, como muy bien lo señala Gladstone en la reflexión que abre este artículo.
El problema es que, por lo general, no tenemos una clara conciencia de la diferencia que hay entre “lo bueno” y “lo mejor”,
distinción que debemos tener en cuenta a la hora de esmerarnos en tomar decisiones correctas pues, como es apenas obvio, los
resultados de nuestras acciones siempre dependerán de las elecciones que hagamos dentro de la gama de posibilidades que se
nos ofrece.
Escoger entre lo bueno y lo mejor
Al considerar nuestras opciones, debemos recordar que no es suficiente que algo sea bueno, ya que otras opciones pueden ser
aún mejores comparativamente hablando y otras, incluso, serán excelentes, es decir que serán, desde el punto de vista
superlativo, lo mejor que podemos escoger en el momento. Miremos cómo la Palabra de Dios nos ilustra muy bien en este
punto.
Jesucristo enseñó la distinción entre lo bueno y lo mejor en el hogar de Marta. Mientras ella… se preocupaba con muchos
quehaceres… (Lucas 10:40 RVR), su hermana, María,… sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. (v. 39). Cuando Marta
se quejó de que su hermana la había dejado servir sola, Jesús no le censuró a Marta lo que estaba haciendo (v. 41), pero le
enseñó que sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (v. 42). Era provechoso
que Marta estuviese afanada y turbada… con muchas cosas. (v. 41), pero lo más provechoso y necesario en el momento, es
decir lo mejor, era escuchar el evangelio de la boca misma del Maestro de maestros.
Pensemos en nuestra vida diaria. Permanecer en los tiempos libres “matando tiempo” navegando en las redes sociales de
internet o viendo televisión no es algo malo en sí, pues son actividades que nos pueden brindar sana entretención, pero
comparadas con otras, tal vez sean buenas, pero no son las mejores, a diferencia, por ejemplo, de la lectura, el ejercicio físico,
o el servicio social. Es importante tener en claro estos conceptos en la toma de decisiones en todos los frentes que manejamos.
A veces nos metemos en problemas por no tener la sabiduría para discernir lo mejor.
Dones y talentos
Otro factor a considerar en la toma de decisiones son los dones y talentos con los cuales fuimos dotados desde el nacimiento
y las habilidades adquiridas en el transcurso de nuestra vida gracias a la educación, la crianza y las vivencias que nos han
permitido desarrollar nuestro potencial innato. Estas habilidades son una gran ventaja que se nos brinda para que lo que
emprendamos no sólo sea bueno sino lo mejor.
En Romanos 12:6-8 se enumeran algunos de los más destacados dones o talentos para el servicio, de los cuales todos sin
excepción hemos sido dotados indistintamente (1 Pedro 4:10). Si los identificamos y tenemos en cuenta evitaríamos
involucrarnos en tareas para las que no estamos diseñados o preparados o que no son de nuestra competencia.
Después de todo, la realización en la vida cristiana no está determinada por la cantidad de proyectos que manejamos sino por
la calidad de uno solo o unos pocos de ellos. Debemos realizar las cosas con excelencia y atender muchos frentes simultáneos
nos puede llevar a la mediocridad.
No en vano se dice que el que mucho abarca poco aprieta. Debemos actuar con sabiduría para escoger lo mejor entre las
posibilidades a nuestra disposición, sean muchas o pocas, apelando siempre a la guía y el consejo de Dios a través de la Biblia.
La importancia de tener a Dios como nuestro guía procede del hecho de que nuestro proyecto de vida debe ser el más agradable
y útil al Señor y a su causa.
La mejor opción: el sueño que Dios nos revela
Finalmente debemos preguntarnos, ¿tengo un sueño? ¿En qué consiste? ¿Perseguir mi sueño honra a Dios de modo que sea
agradable y útil a los intereses de su reino? Porque donde quiera que estemos, haciendo lo que sea, ya sea trabajando o
estudiando o desempeñando cualquier otra actividad y en cualquiera que sea la circunstancia o situación en que nos
encontremos, debemos procurar actuar con la convicción de que lo que hacemos es la voluntad de Dios para nuestra vida y no
un pasajero lugar para escampar que se va convirtiendo en algo permanente, mientras esperamos que las cosas cambien lo
suficiente para que podamos emprender algo diferente.
Preguntémonos y respondámonos periódicamente con toda la honestidad del caso si nuestra vida es tan solo buena o es la
mejor que podríamos vivir. Pensemos si nuestro desempeño laboral es simplemente bueno o es excelente o si el hogar que
hemos construido es escasamente bueno o el mejor que podríamos haber logrado. Y traslademos la pregunta a todos los
aspectos de nuestro desempeño vital para tener un panorama realista de nuestra vida por venir y un balance veraz de nuestra
vida pasada y presente.
Ubiquemos y definamos, entonces, nuestro sueño. Al introducir esta palabra como criterio selectivo en un motor de búsqueda
de la web aparecen una amplia variedad de verbos tales como hacer, ejecutar, desarrollar, efectuar, elaborar, producir,
confeccionar, componer, proceder, concluir, cumplir, crear, todos los cuales nos pueden ayudar a definir el nuestro.
Porque el sueño del creyente no es necesariamente el que ha venido contemplando de manera previa a la conversión, sino el
que Dios le revela con posterioridad a la conversión.
Eso nos obliga a replantear, planificar y orar por esos sueños que tal vez están dentro del tintero o que emprendimos con
vacilación dejándolos luego inconclusos, solo para descubrir posteriormente que Dios los ratifica brindándonos su aval e
impulsándonos a emprenderlos una vez más con la resolución y la motivación correctas, para cerrar con satisfacción esos
círculos inconclusos que nos pesan en la conciencia, pero que aún no es tarde para retomar.

PROYECTO PERSONAL DE VIDA CRISTIANA

Para elaborar nuestro Proyecto Personal de Vida Cristiana os presentamos algunas pistas de cómo hacerlo y una
plantilla que aparece explicada más abajo. Es importante que en esta ocasión no queráis abordar y solucionarlo todo.
Esto es un proceso. Lo importante es tener un proyecto para caminar con conciencia y unificar nuestra vida. ¿Qué es el
Proyecto Personal de Vida Cristiana? El PPVC es un medio educativo para ayudarnos a crecer en el seguimiento de
Jesús. El PPVC se formula personalmente y después se contrasta con el grupo. Vamos a explicarlo palabra a palabra:
Es un PROYECTO, o sea un plan, que después de reflexionarlo y valorarlo, se escribe en un papel para hacerlo realidad
en la vida. Todos hemos visto alguna vez el plano de una casa, que todavía no existe, pero queremos hacerla y por ello
dibujamos el proyecto para luego construirla de acuerdo con él. El PPVC es una lámina en la que trazo lo que quiero
hacer de mi vida. PERSONAL, es decir, se refiere a mi persona, y por ello es original. No se puede copiar. ¿Alguien
tiene las huellas dactilares igual a otro? Pues tampoco puede haber dos Proyectos iguales. De VIDA. El Proyecto
Personal es de Vida, de toda nuestra vida. Somos personas que tenemos unas ilusiones y esperanzas, también tenemos
unas preocupaciones y problemas. Formamos parte de una familia, tenemos unos vecinos, trabajamos o estudiamos,
disponemos de un dinero, tenemos tiempo libre. Somos personas que queremos seguir a Jesús, participamos en la vida
de la comunidad parroquial, nos comprometemos en nuestro ambiente... todo esto y mucho más es nuestra vida. Ella
es el centro del PPVC. CRISTIANA. El PPVC es una ayuda para ir configurando nuestra vida al estilo de la vida de
Jesús, en el aquí y ahora de nuestro tiempo. El PPVC quiere ayudarnos a coger las riendas de nuestra vida y conducirla
por el camino del seguimiento de Jesús. La fe afecta a todos los aspectos de la vida del cristiano. Crea un nuevo estilo
de relaciones personales, una forma de entender y construir la vida familiar, una actitud en el trabajo y ante el dinero,
de servicio, de solidaridad... todo ello vivido con alegría y esperanza y de un modo visible para nuestros hermanos.
Sabemos que la fe es un don, que no se puede programar y que los frutos del trabajo del cristiano es Dios quien los da.
Pero es necesario que quitemos los obstáculos a la acción de Dios y pongamos de nuestra parte todo el esfuerzo
necesario. En resumen:
• El PPVC tiene un horizonte que es el ideal cristiano. Su objetivo fundamental es la unificación de toda la persona en
torno a Jesucristo.
• Ayuda a la superación progresiva de la dispersión y del divorcio entre la fe y la vida.
• La razón del PPVC no es otra que la voluntad de andar en la Verdad, la voluntad de vivir nuestra identidad de hijos
Dios y hermanos de nuestros hermanos.
• El PPVC nos posibilita revisar en un clima de confianza nuestras actitudes, valores, compromisos... es decir, confrontar
lo que estamos viviendo con lo que debemos vivir de acuerdo a la llamada de Dios.
• El PPVC nos ayuda a vivir despiertos, a convertirnos, a ir madurando, a crecer personal y comunitariamente.
PROYECTO PERSONAL DE VIDA CRISTIANA 2 / 6
• El PPVC quiere ser un instrumento que en nuestra vida ordinaria, nos permita colaborar en el proyecto de Jesús, el
Reino de Dios.
• El PPVC no es algo estático que se define de una vez para siempre porque la persona y su realidad va cambiando y
porque la vida en Cristo supone un continuo proceso de descubrimientos y maduración en la fe. ¿Cómo se elabora el
Proyecto Personal de Vida Cristiana? La reflexión personal. Lo más importante es el trabajo personal que cada uno
debe realizar. Es conveniente hacerlo con tranquilidad, pensando bien lo que queremos hacer de nuestra vida. El PPVC
nunca se debe hacer deprisa y corriendo, es necesario hacer este trabajo en clima de oración. En comunicación con el
grupo. Es muy importante este paso. El seguidor de Jesús no existe solo, a Jesús se le sigue en comunidad. El grupo
ayuda a unos y otros a ser mejores seguidores suyos. Al principio cuesta compartir el PPVC, es normal, pues supone
una gran implicación personal. Es necesario un mínimo de confianza. A veces, poner en común los proyectos ayuda a
crearla. En cualquier caso, la comunicación del proyecto de vida requiere en el grupo un clima adecuado de escucha,
de sinceridad, de libertad y de comprensión. Un clima de oración. Si no se cuida, perderemos una buena experiencia.
Los acompañantes haremos todo lo posible para que este momento se viva con paz y resulte gratificante para todos los
miembros del grupo. Cualquier valoración o sugerencia que se haga a cada persona debe realizarse con mucha
delicadeza y cariño. Se puede proceder de una de estas dos formas:
• Dimensión a dimensión. Empezaremos por la dimensión personal, cuando todos hayan comunicado su reflexión, se
tendrá un breve diálogo en torno a lo que acabamos de compartir. Una vez escuchadas las distintas valoraciones y
sugerencias expresadas en el diálogo cada persona puede perfilar y completar esta dimensión. A continuación
pasaremos a la dimensión comunitaria, y así hasta terminar.
• Persona a persona. Cuando en el grupo exista un clima de familiaridad se puede proceder de esta forma. Tras la
comunicación de todo el proyecto por parte de una persona, el resto de miembros del grupo intervienen solicitando
alguna aclaración, valorando algún aspecto, haciendo alguna sugerencia, etc.
A continuación la persona que ha compartido su proyecto responde a las aportaciones recibidas y se pasa a otra
persona. Todo ello como ya se ha dicho en un clima de respeto y de ayuda sincera. La celebración del PPVC. La
elaboración del PPVC es un hecho significativo en nuestra vida, por eso es un momento oportuno para vivirlo desde la
fe.
Pistas para la Reflexión Personal Prioridad o eje central del PPVC Identificar este eje es el punto vital del Proyecto
Personal, pues todo él atraviesa a todas las dimensiones, por lo que en él debemos centrar nuestros mejores esfuerzos.
Hay que leer toda la vida a la luz de ese eje y ver que de él depende el despliegue de todas tus dimensiones: personal,
comunitaria, social y espiritual. Prioridad significa que un determinado tema, problema o valor debe ser atendido con
mayor urgencia, porque las demás dimensiones de la vida dependen de él. Así, por ejemplo, mi relación con Dios y mis
relaciones con los hermanos pueden estar bloqueados por un problema de autoestima que ahora descubro que está en
la base de mis agresividades, de mis inseguridades y de mis refugios poco sanos en Dios. Si no afronto ese problema
de autoestima, todas mis relaciones con Dios y con mis hermanos y todos los propósitos que haga para mejorarlos
pueden ser inútiles. También podría ser la enfermedad de un familiar al que tengo que atender muchas horas o puede
suceder que el tema eje, o prioridad, sea la opción fundamental del seguimiento de Jesucristo de una manera clara y
definitiva. En forma breve, pero clara, convendría describirla, situándola aquí. Puede ser muy iluminador releer o
comparar los resultados que arrojan las demás dimensiones a la luz del tema eje o prioridad. Se puede constatar la
influencia de éste en las demás dimensiones. Análisis y concreciones MI SITUACIÓN: Aquí recogeremos el momento
actual de nuestra vida en cada una de las dimensión, lo que realmente somos y la realidad de nuestro pequeño mundo.
OBJETIVOS: Una vez hemos reconocido con sinceridad nuestra propia situación nos disponemos a plantearnos unos
objetivos para avanzar en nuestro seguimiento de Jesús en cada una de las dimensiones. Los objetivos deben ser
realistas y realizables, hay que evitar la tentación de ponerse demasiados objetivos.
MEDIOS: En esta columna anotaremos qué vamos a hacer para conseguir los objetivos que nos hemos propuesto. Se
trata de concretar los medios que nos van a ayudar a hacer realidad las metas que nos hemos trazado.
REVISIÓN: Al terminar cada bloque revisaremos cómo va calando en nosotros el proceso de formación. Éste es el
momento para volver la vista sobre nuestro PPVC y hacer los cambios oportunos, motivados siempre por la reflexión y
vivencias que estamos teniendo. Dimensiones del PPVC Son las áreas fundamentales que forman parte de nuestra
vida. En todas ellas queremos tener como referencia a Jesucristo para ir conformando nuestra vida a su manera. En un
primer contacto con el PPVC puede asustar tantos aspectos, pero ni en ese momento, ni cuando hayamos profundizado
más en esta herramienta, hace falta marcarnos medios y objetivos para cada uno de ellos. Seguramente, aunque
quisiéramos, no podríamos abarcarlos todos. Además, en algunos, trataremos “sólo” de cuidar los avances conseguidos.
• Desarrollo Personal: carácter, personalidad, actitudes, cualidades y dificultades, aceptación de uno mismo, estilo de
vida.
• Relaciones, Familia, Afectividad: amigos, padres, pareja, relaciones sociales...
PROYECTO PERSONAL DE VIDA CRISTIANA
• Ocupación: estudios, trabajo, paro, relaciones con los compañeros...
• Economía: recursos que dispongo y qué uso hago de ellos. Comunidad Cristiana de Bienes (compartir con la Iglesia y
con las personas).
• Aficiones: Ocio, tiempo libre, descanso, cultura...
DIMENSIÓN COMUNITARIA O ECLESIAL:
• Grupo: participación y corresposabilidad en la vida del grupo (asistencia, puntualidad, preparación, relación con las
personas del grupo...)
• Parroquia: participación en la parroquia, implicación pastoral, conocimiento de la vida parroquial, relación con otras
realidades del barrio/pueblo...
• Movimiento: participación, compromiso, asistencia a actividades, conocimiento de la realidad en otras parroquias o
diócesis, relación con los otros sectores... (para aquellos que formen parte de la ACG).
• Iglesia: participación en la Iglesia diocesana, conocimiento de la realidad, implicación en la delegación de juventud...
DIMENSIÓN SOCIAL:
• Conocimiento de la Realidad: conocimiento de las realidades sociales, políticas y culturales de mi barrio o pueblo, de
mi ciudad, de España, del mundo.
• Lectura Creyente de la Realidad: capacidad y tiempo dedicado a ver a Dios en la realidad y en el mundo, para ser
capaces de escuchar sus llamadas.
• Relación con el Entorno: lugares y situaciones en las que se desarrolla mi vida diaria y cómo son mis actitudes,
disponibilidad, espíritu crítico, relación con los más desfavorecidos.
• Compromiso Evangelizador: Analizamos nuestros compromisos concretos con la sociedad y nuestro testimonio
cristiano en nuestros ambientes y en nuestras relaciones sociales.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL:
• Síntesis Fe-Vida: coherencias e incoherencias entre lo que vivo en el día a día y lo que creo (mi fe). • Oración: oración
personal, oración comunitaria, Lectura Creyente de la Realidad en la oración, ambiente y tiempo de oración, escucha
de Dios, presencia de la Palabra.
• Celebración de los Sacramentos: participación en la Eucaristía y celebración del sacramento de la Reconciliación.
• Formación Cristiana: formación bíblica, teológica, catequética, Doctrina Social de la Iglesia... Cómo cuido esta
dimensión en el grupo y en otros encuentros, jornadas, cursillos...

PROYECTO DE VIDA
El proyecto es como un camino para alcanzar la meta: es el plan que una persona se traza a fin de conseguir
un objetivo. El proyecto da coherencia a la vida de una persona en sus diversas facetas y marca un
determinado estilo, en el obrar, en las relaciones, en el modo de verla vida...
El proyecto de vida es la dirección que el hombre se marca en su vida, a partir del conjunto de valores que
ha integrado y jerarquizado vivencialmente, a la luz de la cual se compromete en las múltiples situaciones de
su existencia, sobre todo en aquellas en que decide su futuro, como son el estado de vida y la profesión.
La dificultad mayor para trazar el proyecto de vida reside en tener que tomar una decisión, en tener que elegir
una dirección fundamental con exclusión de otra u otras direcciones fundamentales. Frecuentemente ante
este compromiso se adopta una actitud de huida que conduce a la persona a un estado de indecisión, es
decir, hacia un "conflicto existencial" que, al no ser resuelto, se convierte en crónico.
El miedo a la responsabilidad, la incapacidad de renunciar a alguna de las posibilidades presentadas, la
influencia del ambiente social contrario a los compromisos definitivos. ..son frecuentemente las causas de
este conflicto no resuelto.
Tener un proyecto de vida es fundamental. De lo contrario se vive sin rumbo, a la deriva; se vive sin sentido.
Este es el drama en el que vive hoy mucha gente. Muchos de tus compañeros viven sin saber para qué viven,
viven sin un sentido, sin un rumbo que encamine sus vidas. Viven a la deriva. Por eso mucha gente se estrella
con la vida.
El proyecto de vida es VOLUNTAD DE VERDAD: es tomar en serio la AVENTURA DE LA VIDA, es
AUTONOCIMIENTO y DISCERNIMIENTO en el espíritu.
En un Proyecto de Vida, deben darse algunas condiciones básicas en la persona:

a. AUTONOMÍA. Capacidad de tomar la vida en las propias manos, para vivir la aventura de la propia libertad.

b. AUTENTICIDAD. Capacidad de adentrarse serenamente en sí mismo, para avanzar en un proceso de conocimiento y aceptación.

 CONOCERSE, esto es, saber quién soy y cómo soy en mis cualidades y limitaciones y en mis fondos existenciales.

 RECONOCERSE, esto es, no defenderme ni ocultarme de mi mismo, sino poder decir con serena lucidez: “ESE SOY YO”.

 ACEPTARSE, es decir, quererme como soy, incluido mis limitaciones, que es como Dios me quiere.

c. DISCERNIMIENTO. Apertura al espíritu, único capaz de iluminar los fondos del corazón y de lograr el milagro de hacernos salir de
nuestro connatural egoísmo para confiar nuestras vidas a Dios.

El Plan o Proyecto de Vida, busca ordenar el CONJUNTO DE LA VIDA, trazando una estrategia de objetivos y medios, fijándose
unos tiempos para alcanzar aquellos nacidos a la luz de aquel discernimiento, que siempre será lo esencial.

Por lo tanto, el plan o proyecto de vida, como conjunto de objetivos y estrategias, ayuda a enraizar nuestros ideales en nuestro YO
REAL, a mantener vivo el ideal y a discernir lúcidamente el camino y los pasos del proceso que conviene ir dando aquí y ahora para
avanzar hacia la meta: (NO BASTA CON SABER A DÓNDE SE QUIERE LLEGAR, ES PRECISO CONOCER EL CAMINO)

Al elaborar el plan de vida, formulamos las preguntas y obtenemos las respuestas siguientes:

 ¿PARA QUÉ ESTAMOS AQUÍ? Declaración de la misma que asume un planteamiento general del tipo de persona, su propósito de
vida y sus valores. La misión guía la vida de cada persona.

 ¿QUÉ INTENTAMOS LOGRAR? Los objetivos que definen el impacto y los logros que la persona espera obtener de manera afectiva
y eficiente.

 ¿CÓMO LO VAMOS A LOGRAR? La estrategia es un planteamiento que describe cómo la persona logrará los objetivos generales
en forma factible y eficaz.

 ¿QUÉ VA A LOGRAR CADA ESTRATEGIA? Los objetivos específicos que son los resultados y beneficios cuantificables esperados
cuando se realiza una estrategia.

 ¿QUÉ ACTIVIDADES INCLUYE CADA ESTRATEGIA? Las actividades son la lista de intervenciones para lograr cada objetivo
específico.

 ¿CÓMO LO EVALUAMOS? Mediante un monitoreo o un seguimiento del plan o proyecto de vida.


Así mismo, reflexionamos nuestras DIMENSIONES DEL YO: PRIVADO O ÍNTIMO, FÍSICO, FAMILIAR, SOCIAL, LABORAL Y
ESPIRITUAL.

PARA ELBORAR EL PROYECTO DE VIDA SE DEBE TENER EN CUENTA LO SIGUIENTES ASPECTOS:

1. CONOCER LA PROPIA REALIDAD (PERSONALIDAD)

Las personas nos diferenciamos unas a otras no sólo por el aspecto físico o por lo que hacemos, también nos diferenciamos por cómo sentimos,
como pensamos o por una determinada forma de ser y actuar en la vida.
Al contemplarse desde afuera uno mismo, lo primero que aparece es su cuerpo, Mas adentro, está el mundo de los sentimientos, de la afectividad.
En un nivel más profundo se encuentra el mundo de las ideas, del pensamiento. Al final, en el nivel más, está todo aquello que configura y
estructura nuestro yo, nuestra personalidad.

El dibujo de círculos explica gráficamente estos cuatro niveles. Analizamos brevemente cada una de estas partes:
 El yo es lo que nos hace ser y sentir nos nosotros mismos; es lo que perdura. la conciencia del yo aparece en torno a los doce años y
marca la entrada a la pubertad.
 Nuestro cuerpo es nuestra parte más visible, por la que los demás primero nos conocen. Por él nos relacionamos con los otros. Con él
nos sentimos distintos y separados de los demás.
 Una vez que el yo ha tomado conciencia del cuerpo, penetra en el mundo misterioso de los sentimientos, de la afectividad. La relación de
amor y amistad se juega en este terreno. Aunque sea un mundo interior, se manifiesta a través del cuerpo, especialmente del rostro.
 Si avanzamos un paso más nos encontramos con el mundo del pensamiento. Tener un modo propio de pensar se considera uno de los
factores básicos de la personalidad; sin embargo, existen personas poco reflexivas y las hay que sólo dicen lo que opinan los demás.
 En el nivel más hondo está lo profundo del ser, es lo que la Biblia llama el corazón del ser humano. En nuestro lenguaje lo llamamos el
interior de la persona. Cuando el yo se instala en este nivel, encuentra la paz, la serenidad, el gozo. Desde este nivel se puede todos los demás,
equilibrarlos, compensarlos. Desde este nivel se seleccionan los valores y se toma la opción fundamental.

2. SABER CLARAMENTE LO QUE ES UN PROYECTO DE VIDA

Un proyecto es la idea que se tiene de algo que se piensa hacer, y de cómo hacerlo. Toda persona, antes de iniciar una acción, debe pararse a
pensar para saber qué hacer y cómo llevarla a cabo.
Diversas clases de proyecto:
 Proyecto a corto plazo: Son proyectos muy concretos y cercanos en el tiempo; por ejemplo, este fin de semana iré a la Misa.
 Proyecto a medio plazo: Son concretos, pero quedan abiertos a distintas posibilidades; por ejemplo, cuando termine los estudios buscaré
un trabajo.
 Proyecto a largo plazo: Son criterios generales que ayudan a encauzar todo lo que vaya ocurriendo en la vida; por ejemplo; ser honrado
conmigo y con los demás: en esta clase de proyecto lo que es un proyecto de vida.

Tener un proyecto de vida es saber lo que se quiere, darle sentido a la existencia. Cuando este ocurre, la persona orienta sus acciones en
la dirección y compromete su vida en la consecución de lo deseado.
Cuando la persona ha jerarquizado los valores y tiene una opción fundamental, se puede decir que tiene un proyecto de vida.

3. DEBE SER UN PROYECTO DE VIDA DESDE LA FE CRISTIANA

Las coordenadas que marcan el sentido de la vida desde la fe cristiana las podemos resumir así:
La vida es un don de Dios y está en sus manos.
La vida es un regalo de Dios. Él nos ha dado, no para que la desperdiciemos sino para que la desarrollemos. La persona no solo es cuerpo, tiene
otros niveles más profundos: la afectividad, el pensamiento y, sobre todo el interior del ser: Al igual que hizo Miguel Ángel con el bloque de mármol
del que salió el David, así la persona ha de trabajar para que lo más profundo de su interior se manifiesta y dirija todas sus opciones.
La vida es para darla
La vida se posee en la medida en que, renunciando a ella, se da: en el momento en que la persona deja de darse, deja de ser ella misma. Cuando
la persona siente el vacío de la soledad y pretende llenarlo rodeándose de mil objetos atractivos o huir de sí mismo buscando un activismo
desenfrenado, lo normal es que no desaparezca la soledad sino que se agigante. Sólo la entrega de uno mismo puede dar sentido a la vida. Dice
el apóstol que al final de la vida seremos examinados de lo que hayamos dado a los demás.
Seguir a Jesús.
El proyecto de vida de un cristiano, su opción fundamental, no puede ser otro que seguir a Jesús, identificarse con él, comprometerse con su
causa. El encuentro con Jesús es la experiencia central de la vida cristiana, se instala en lo profundo del ser.

4. CONSIDERANDO EL PROYECTO DE JESÚS, QUE CREE EN UNA UTOPÍA

(Hay ciertos pasajes de Isaías que probablemente usó Jesús para explicar su obra liberadora de los pobres y oprimidos (Lc 4, 16-21; 7, 22, par.;
Mt 10, 7-8). Lucas lo colocó al comienzo del ministerio de Jesús, como una especie de texto programático, tiene razón Lucas al conceder tanta
importancia a estos pasajes para entender la praxis de Jesús. Is (29, 18-19).(35, 5-6).(61, 1-2). El evangelio o buena noticia que Jesús trajo a los
pobres y oprimidos era una profecía. La profecía fundamental de Jesús se contiene en ese pasaje del Evangelio que llamamos «las
bienaventuranzas»: Bienaventurados los que sois pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que ahora padecéis hambre,
porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis (Lc 6, 20-21).

La utopía de Jesús de la que hablamos tiene un nombre, su proyecto de vida. Se llama Malkuta Yahvé, Reino, «Reinado de Dios» (RD). Como es
sabido, RD resulta ser una de las «mismísimas palabras de Jesús», una de las frecuencias más altas en el evangelio, lo que constituyó con toda
certeza el centro mismo de la predicación de Jesús. Fue, en efecto, «la Causa de la que Jesús habló, con la que Jesús soñó, por la que se expuso,
se arriesgó, lo persiguieron, lo capturaron, lo condenaron y lo ejecutaron...». Jesús es ante todo un servidor fervoroso del RD, un apasionado
luchador por la Causa. Sin la perspectiva del RD es imposible conocer realmente a Jesús.

Pero, ¿qué Reino?


La Sustancia de la Causa, la Utopía, la Misión por la que vivió y luchó Jesús.
La lucha de Jesús por el Reino no hizo de él un hombre «eclesiástico», beato, religiosista, encerrado en los estrechos límites de lo
convencionalmente religioso. Al contrario: el RD lo arrancó de las preocupaciones domésticas y familiares, lo sacó de Nazaret, de los
planteamientos religiosos tan legalistas de su tiempo, de las limitadas perspectivas judías... El RD lo condujo a la vida, a la profecía, a la plaza, a
las masas, al dolor humano, a la historia, al conflicto público, a la confrontación con el Imperio y el Templo.

Su reino: «no otro mundo, sino este mismo, pero totalmente otro».
Jesús no dio en ningún momento una lección magistral sobre el RD. Nunca lo explicó sistemáticamente. Pero en el conjunto de la vida de Jesús
está clara su predicación sobre el Sólo queremos resaltar ahora este rasgo: para Jesús, «el RD no es sin más otro mundo, sino este mismo mundo,
pero totalmente otro». Con esta formulación se subrayan claramente dos aspectos.
 la identidad del Reino esperado en continuidad con este mundo. La salvación es «homo salvación». El RD no puede ser un mundo (un
«cielo») enteramente distinto, «otra tierra».
 una radical novedad: el Reino, que habrá de ser este mismo mundo, lo será pero de una forma enteramente renovada. No será «otra tierra»,
sino una «tierra otra», nueva, enteramente renovada, retornada a su prístina y transcendida novedad original.

Hacia tal RD no se puede avanzar sino por el sendero de la transformación histórica. «La tierra es el único camino que tenemos para ir al cielo».
No podemos hacer Reino sino en la historia. Salirnos o despreocuparnos de ella en nombre de un supuesto cielo transhistórico que nada tuviera
que ver con la historia, sólo sería un espejismo. No podemos construir un cielo nuevo sino haciendo nueva la vieja tierra. Transformando la historia
configuramos el cielo futuro.

Como ejemplo: Las curaciones


Es muy probable que los relatos de los milagros que han llegado a nosotros en los Evangelios contengan algunos retoques y exageraciones y
que, además, incluyan ciertos relatos de acontecimientos que no fueron originariamente milagros o prodigios extraordinarios (como, por ejemplo,
el caminar sobre las aguas, la multiplicación de los panes, la maldición de la higuera y la transformación del agua en vino). Un estudio crítico de
los textos tiende a confirmarlo.
Sin embargo, y una vez tenido esto en cuenta, parece un hecho histórico indudable que Jesús realizó milagros, que realmente exorcizó y curó a
la gente de un modo absolutamente extraordinario. Pero lo que resulta aún más extraordinario es que, a pesar de su interés por descubrir lo
milagroso siempre que fuera posible, los evangelistas recogieron fielmente la extrema repugnancia de Jesús a realizar milagros.

Quien piense que el motivo de Jesús para realizar milagros de curación lo constituía el deseo de demostrar algo, de demostrar que él era el Mesías
o el Hijo de Dios, no ha entendido a Jesús en absoluto. Su único motivo para curar a la gente era la compasión. Su único deseo era el de liberar
a la gente de su sufrimiento y de su resignación fatalista a dicho sufrimiento. Jesús estaba profundamente convencido de que esto podía hacerse,
y el éxito milagroso de sus esfuerzos hay que atribuirlo al poder de su propia fe. Tampoco es que pensara que él poseía el monopolio de la
compasión, la fe o las curaciones milagrosas. Lo que deseaba por encima de todo era despertar esa misma compasión y esa misma fe en las
personas que le rodeaban. Sólo esto haría posible que el poder de Dios resultara operativo y eficaz en medio de ellos.

Consiguientemente, aunque Jesús no pretendía probar nada, su éxito milagroso mostraba verdaderamente que era Dios quien actuaba, liberando
a su pueblo gracias a la fe que Jesús había engendrado en ellos.

Otro ejemplo: El perdón


Para explicarlo, Jesús contó tres parábolas a los Fariseos: las de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo (Lc 15-1-32). El sentido de
cada una de estas parábolas consiste en que el hallazgo o la recuperación de lo que se ha perdido (perdón) constituye una razón suficientemente
lógica como para regocijarse y celebrar.

Jesús les hacía sentirse libres y seguros. No había necesidad de temer a los malos espíritus, a los hombres depravados o a las tormentas del
lago. No había que preocuparse por el vestido, por la comida o por la posible enfermedad. Resultaba llamativo con qué frecuencia se afirma que
Jesús les alentaba y les daba ánimo con palabras como: «No temáis», «No os preocupéis», o «¡Animo!» (Mc 5, 36; 6, 50; Mt 6, 25, 27, 28, 31, 34;
9, 22; 10, 19, 26, 28, 31; 14, 27; Lc 12, 32; Jn 16, 33, y todos los textos paralelos; véase también Mc 4, 19, 40; 10 49; Lc 10, 41). Jesús no sólo
les curaba y les perdonaba, sino que además disipaba sus temores y les aliviaba de sus ansias. Su misma presencia ya les había liberado.

Hacer un proyecto de vida es pensar en una meta y en unos medios para llegar hasta ella. Un proyecto de
vida desde la fe cristiana tiene que aceptar que la vida es para darla, no nos pertenece, es un regalo de Dios.

Elabora Tu Proyecto de Vida, siguiendo los siguientes pasos:

1. Finalidad: Es necesario tener información suficiente acerca de lo que deseo hacer. Es el sentido general que le va a dar a su proyecto de vida
¿qué valores y actitudes quiero que rijan mi vida?

2. Áreas: Aquí se encuentra los objetivos y medios que van a ser luego DECISIONES que cada uno va tomando diariamente.
- Familia Objetivos (qué quiero lograr) y medios para lograr el objetivo u objetivos planteados. Lo más concreto posible.
- Estudios Objetivos (qué quiero lograr) y medios para lograr el objetivo u objetivos planteados. Lo más concreto posible.
- Trabajo Objetivos (qué quiero lograr) y medios para lograr el objetivo u objetivos planteados. Lo más concreto posible. Amigos Objetivos (qué
quiero lograr) y medios para lograr el objetivo u objetivos planteados. Lo más concreto posible.

3. Evaluación: Aquí se encuentra ya la VOLUNTAD de actuar de acuerdo a la decisión que he tomado, a partir de ello evaluar las consecuencias
de ese actuar y será LA CONCIENCIA que dicte si está bien o mal la decisión que se ha tomado y cuál es la responsabilidad frente a todo esto.

Evaluar las consecuencias de mis decisiones y actos y si realmente he logrado los objetivos propuestos, si los medios propuestos han sido los
adecuados y qué grado de responsabilidad he tenido en todo esto. (Todo se hace con el fin de ir mejorando nuestro proyecto de vida).
Un buen proyecto de vida realizada a conciencia te lleva a una plena realización personal. De ahí como
consecuencia provienen los éxitos personales en ciertos aspectos de tu vida, sin perder de vista al ente
supremo que está presente en tu Yo profundo, que es Dios.

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