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Coordinador
Proceso ciqtil,
e ideologíe
Un prefacio, una sentencia, dos cartls
y qwnce ensaJos
Au!ores:
tront lo blllonch
Valencia, 2006
La imparcialidad judícial" y eL sistema ín
quísítiv o de juzgantíent o"
r. INTRODUCCIÓN
Hasn el año de 1983, y consciente de que nadie en Ladnoamérica
estaba conforme con su Justicia, apoyé decididamente sucesiva,s modifi-
caciones legislarivas que, a la posre, resultaron ser siempre 'fiús d¿ b
misrno: otorgar mayores poderes a los jueces e implicarlos espiritualmente
en la solución de todos los esuntos en los cuales intervendrfan, aumentar
las rareas que debfan cumplir en forma personal, resüingir cada vez más
la defensas di los derechos de los pardculares, rcducir a términos insos-
pechados los plazos procesales pan las partes litigantes, hacer más angus-
Congresc
¡iosa la labor abogadil, prohijar más y más creaciones procedimentales rali:ando
que terminaron por convertirse en verdaderas üampas para los litigantes, que así n
etcétera, etcéteral. intereses
A panir de 1983 retirado del Poder Judicial cuyas filas integré
-yay cinco años-.:- descubrí
durante exactos treinta desde el ejerció de la
profesión de abogado que la verdadera ¡azón de tanta recurrenre inefica- A) La iu:
cia no se enconraba en los operadores del derecho, ni en el siempre Empeza
escaso número de jueces, ni en los meand¡os procedimentales, sino en el que integr
sísana. nínw de mjuiciamimo¡ el in4ursfn'vo adoptado en todas partes aun
a riesgo de incongn:encia legislativa con el régimen constirucional. Más all,
Desde entonces defendí soluciones diferentes y antagónicas con las que sensación
había sostenido poco tiempo antes2 procurado la exisrencia de una rela- antaño cua
como suma
ción lógica y coherente entre el texto de la Constirución y el de la ley.
cualquier o
En ocrub¡e de 2002 imrmpió con enorrne ñrer¿a similar pensamienro pública se
Iibertario: Juan Monrero Aroca, desde España y accidentalmente en San hacer que,
José de Costa Ricar, propició valientemenre el alejamiento definitivo del viye.
sistema inquisitorial mediante la adopción de un claro sistema acusatorio
que asegurar¿l [a presencia de un juez imparcial que garanri:ara la igual. El legisla
solución alg
dad jurídica de los litigantes en un proceso cualquiera.
a hace¡ con
Creo que a parrir de ese día cambió e[ mundo del derecho procesal, que, en esen
y, luego, más importante, desde la insrauración de la polémica que se ha alguno que I
desanollado en lralia y en la que han in¡ervenido sucesivamenre los
prolesores Verde, Cipriani y Monteleone, con la posrerior réplica de Ami juic
diagnósrico :
Mon¡ero.
por ende, aú
También creo que ha llegado el momenro de intervenir en esa discu- de enconra¡
sión y de que lo haga, primero, aprovechando la ocasión del XXVI
Como for
muchos juec
rigor, del ord
Todo esto pucdc scr visro en mi libro ElJu¿7: ss dcbetu y lrculada (Ed. Depalma, griera en la
Bucnos Aircs, Argenrina, 1982) que hoy veo como un simple pccado dc cqr.rivo.
cación juvcnil.
hoy la existe
Asf lo hice tímidamente y cn complcra rcledad dcsde la cáredra y por medio de quier numen
divcrsas publicaciones que pucdcn ser consuledas en las más variadas Revistas de la ley y, n
Jurfdicas de la época. haber dado e
En lu lo¡ús dcl ln¡tirurolbe¡oame¡ica¡ro dc Dcrecho Proccsal celebc¿das c¡ sufrir sus efer
San José de Costa Rica a mediados del mcs dc octub¡c del año 2000.
LA t¡vrpARctAL¡DADJUDtcIAL y EL s¡srE\L\ INeutstr¡vo... ZLg
rcer más angus- Congreso Nacional Colombiano de Derecho procesal y, después, gene-
rocedimentales ralizando el debare y refiriéndolo a los países lberoamericanos, por cre€r
'a los litigantes, que así mi parricipación puede adecuarse mejor a mis ideas acruales e
intereses presentes-
Todo ello se realiza en pos de una difusa mera justiciera que quiere y acaEar-
lograrse al amparo de nuevas ideas filosóficas que pregonan la existencia Io acinen
de un postmodernümo judicial que aconseja superar a cualquier precio la la verdad
endémica ineficiencia deI proceso. primordia
De ahí que ciena docrrina actual propone con insistencia abandonar mantener
pan siempre el método de debate conocido como proc€so y suplannrlo decermin¿
con la mera sagacidad, sapiencia, dedicación y honestidad de la persona Para di
del juez, a quien cabe entregar toda la porestad de lograr autorimriamente que, Por c
esa justicia denro de los márgenes de su pura y absoluta subjetividad. sino, muy
Cual el Cadí. Con esta base, muchos jueces pregonan la necesidad de originar u:
resolver de inmediaro toda suerte de litigio, con abandono de la previa
y necesaria posibilidad de discusión.
B) El ínít
A mi juicio, esta tesis --conocida en la sociología tibunalicia como
decisíonismo juliciala- ha hecho rerroceder a la civilidad varios siglos en Después
las conquistas consrirucionales. recience ac
sal
Para evitar esa disvalía, creo que lo que conesponde hacer es un -Doctc
americano
diagnóstico que remarque y apunte vez- que In raíz dzl problzna
se encuenlra
-oÍa
e7¡ el süEma mismo d¿ mjuicbmienm ----el inquisitivo- apli-
tanco tiem¡
razones..
cado por los jueces en su tarea de hacer justicia medianre el hallazgo de
.
la verdad real en cada caso concre¡o. Y, además, proclamar la necesidad Que est
de alejarse rápidamence de él y, con ello, evicar sus miasmas y calamida- resulta grat
des, que han azorado a América durante más de quinienros años. Es¡o es complacien
lo que está haciéndose en materia penal en importan- siempre los
-precisamen¡e-
te número de países que han adoptado el sis¡¿m¿ a.usatorío de enjuicía- Morales Mc
miento, de las posic
algrin día lr
Para ello, [o primero será adverri¡ que e[ proceso sólo es medio pacífico
dz d¿bace y que la función primordial de los jueces es proarar J aseguro'r
Ia pa7 socíal,lo que sólo puede conseguirse garanrizando la efecrividad de
los derechos subjetivos de todas las person¿rs.
La tarea no es sencilla. Hay que fijar nuevos paradigmas, cambiar el Si la ue¡
modo de peruar el derecho que exhiben jueces y abogados, privilegiar exclusiva
- ¿podrían
duda, de
prueba, e
de juzgar
r Gcner¿dora, por cjemplo, de la: cergas dfuimtas probatoñas, de las m¿didos lidad de
cuosadsfocriws, de la a¿rr.h on¡i,;ip¿d¿, ecc., c¡c. ción de t
l
LA tvrpARctAL¡DAoluDtc¡AL y EL stsrE\rA tNeursmvo... zTl
iciera que quiere y acalar- la Consrirución por sobre la ley procesal, entender que todo
la¡r la exisrencia lo arinenre a[ valor jrrscicr'a es de carácter relativo y que [a búsqueda de
ialquier precio la la verdad, --{ue tanco preocupa hoy a nuesros jueces- no es problema
primordial del Derechot, cuya misión básica y elemenral es lograr y
mantener [a paz de los hombres que conviven en un riempo y lugar
encia abandonar
decerminados.
zso y suplantarlo
ad de la persona Para dar un comienzo a tal propuesta es que presento esta Ponencia
aurorita¡iamente que, por cierto, no pretende afi¡mar una Verdad erema e incontroverrible
ura subjetividad. sino, muy modestamente, la uerda¿ de quien esto esc¡ibe y, con e a,
la necesidad de originar una discusión con todo quien esté in¡eresado en hace¡lo.
cno de la previa
tnto autoritarismo Surge de esro una noción primaria de obvia recurrencia en el plano
de la realidad social: cuando un individuo (coasociado) quiere para sí y
el de los que han con exclusividad un bien determinado, inrenta implícita o expresamence
xilio del silencio. someter a su propia voluntad una o varias volunaades ajenas (de ouo u
otros coasociados): a esto le asigno el nombre de pretmsión.
¡iano al Instituto
Si una pretensión es inicialmenre ,"r)rf..h. (porque frenre al reque-
rimienco "¡dame!" se recibe como respuese "te doy"), el esrado de
convivencia armónica y pacífica que debe imperar en la sociedad perma-
nece incólume. Y en este supuesro no se necesita el Derecho.
DE SER Pero si no se satisface (porque ftente al requerimiento "¡damel" la
respuesta es "no te doy") resulta que a la pretensión se le opone una
: imponen empe.
resisrencia, que puede consistir tanto en un drscum como en sÍ no oastar
;o y a su razón de
o, luego en e[ tiempo, en un no crtfiplir un nanAato vigaru.
El fenómeno de coexumlcia de una pretensión y dz una ¡esü¿encid acerca
de un mismo bien en e[ plano de la realidad social, recibe la denomina-
ción de conficco ínterubjetioto de incercses.
ligada referencia Hasra aquí he contemplado la idea de un pequeño e incipiente gn:po
e interaes. social, en el cual los problemas de convivencia parecen ser acotados.
Pero cuando el gn:po se agranda, cuando la sociedad se conviede en
rombre viviendo
nación, también se amplía notablemente- el campo conflictual, por
: ejemplo) -y
-no
ne al alcance de
razones que escapan a esta aplicación.
Por eso parece obvio que la fuena debe ser err¿dicada de modo
imprescindible para lograr la sobrevivencia de la sociedad misma como
C) Lo. raaór
tal, pues descano que el bíblico riunfo de David en su desigual lucha
contra Goliath es una mera anécdota muy difícil de reperir en la historia: Si la rd¿¿
la regla es siempre igual: el pez grande se come al chico. dad de organ
No creo que haya posibilidad histórica cierta de saber cómo hizo el menesrer ell<
que la enadic
débil para convencer al ñ:ene en e[ sentido de eliminar el uso de la
fuerza y suplanrarla por un medio no violenro: el uso d¿ h rczón. nimiento de
cia atribuyen
En oras palabras: cómo hizo para lograr que la /uer¡a d¿ h razdn garantizar a t
sustituyera a la ¡azón de la futna, reemplazando el brazo armado por la
palabra, que ostenta claramenre ---{omo medio de discusión- la inne-
gable venmja de igualar a los contendientes.
Pero es indudable que ello ocurrió en algún momento de los tiempos. Parece clar<
Y al aceptar todos los coasociados la posibilidad de díalogar, surgió como impo¡tan(e
natural consecuencia la probabilidad de autocomponer sus conflictos de h Ve¡d¿
comparto l<
pacÍficamente, sin uso de armas o de fuer¿a.
Empcro
Sin embargo, no pudo prescindirse definitivamen¡e del uso de la
-y
un ticmpo
fuerza, siendo menester aceptarla cuando su equivalente ---el proceso- susti(uto r¿
cxistcncia r
llegaría tarde para evitar la consumación de un mal cuya existencia no
dc la pura '
se desea. Tal ci¡cunsr
lares uriliza
El diálogo posibilitó la aumcomposíción y, con ella, las variadas formas
heiónoda V
imaginables para terminar un conflicto,
su posesión
a) se drsrielve por los propios interesados, directa o indirectamen¡e o proporcion:
Al mismo t
b) se ¡es¿¿lue por acto de autoridad, legal (jue:) o convencional csta cxplica
(árbitro). ada) ambi
actoc dc fi¡,
L{ ||!|P.{RC¡ALIDAD JUDTC¡AL y EL S¡STE¡V|A tNeUlStTlVO... ZZ5
licada de modo
ad misma como C) I-a ruzón de ser d.el Proceso
.r desigual lucha
Si la vincula histórica y lógicamente con la necesi-
íd€a de proceso se
:ir en la histo¡ia:
o. dad de organizar un método de debate dialogal y se recuerda por qué ñ-re
menesrer ello, surge claro que Ia razón de ser del yoceso no prude ser ona
er cómo hizo el que It. madícarión de Ia fueraa en el grupo social, para asegurar el mante-
rar el uso de la nimiento de la paz y el respeto de las normas que al regular la conviven'
e la ra7ón. cia acribuyen derechos a las personas, derechos que el Estado-juez debe
:ria de I¿ raión garantizar a rodos sus titulares6t.
r armado por la
rsión- la inne-
de los riempos. Parece claro que la misión de unlrer pocrjtcador, dador de paz rccial, es mucho más
imporunre que la de un juel invucigalor de la wtdad (en rigor, & ru ver&d y no
ar, surgió como de la VetM, imposible de alcan:ar por cualquier hombre)' Por erc es que no
: sus conflictos comparro lo que frecuentemente se dice de su objero o r¿¡ón de se¡,
Empero esto es obvio- la idea de fuerza no puede ser eliminada del rodo en
-y
un riempo y espacio decerminado, ya que hay casos en los que el Derecho, su
del uso de la sustituco racional, llegaría rarde para evita¡ la coruumación de un mal cuya
proceso- existencia no se desea: se permitiría así el avasallamienco del atacado y el rriunfo
¡-el
existencia no dc la pura y simple voluntad sin lógica.
Tal ci¡cunstancia hace posible que, en algunos casos, la ley pcrmita a los panicu'
lares urilizar cicno grado de fuena que, aunque ilcg(rima cn cl fondo, se halla
variadas formas legirirnada por el propio derecho. Por ejemplo, si alguicn intena dcpoiar a oro de
su posesión, puede éste oponer rechazat el dcspojo- una fucrua igual o
-para
proporcional a la que utiliza el agresor.
lirectamente o Ál misrno ticmpo, y esto e: imporanlc de comprender, el Estado (entendido en
csra explicación como cl todo de la congrcgación social ya jurfdicamcnre organi'
convencional co¡senso dc ¡u coa¡ociado:- para ejcrcer
rada) ambién se halla habilirado
sin ella no
-po¡
podría cumplir su fi¡alidad de manrener la par.
acros dc fuen¡, pues
226 ALVAI{A'. vEl'oso
^Douo
Asf concebido, debo ¡cmarcar que el proceso no es rtvlt a &Í.pht o 3. I
logrcr sino, en cambio, n¿a,do pma lhgar a una fett. De tal forma, se
presenta lógicamenre como un insm¿m¿¡¿o neuúo Pa:'a la consecución de
su objeto: la sentencia. D--
enciendr
Por eso es Ete el nejor inte¡a ü hocer lsticb un'r*ló ,o nu no
"n
pwdz vulnnar el rurcü mismo dc Ia discttsió¡. De así hace¡lo y, a raíz de
como n
¡omará t
ello, un juzgador privilegiare la obtención de la meta poi sobre la
par¡ida c
legitimidad del m¿todo, .r*í" d*do razón posreá a Maqüiat elo: elfn
llegar (er
justífica las med¡bs. En el proceso no todo vale.
Silo,
entre dc
D) El concepto dz proceso heteroco¡
lo implic
El método precedentemente señalado consiste en r¡na secuencia o serie
deben ser
inva¡iable de actos que se desenvuelven progresivanente y escín dirigidos a
rencia qur
obtener la resolución de un litigio mediante un acto de autoridad. L¡ más
imponante de recalcar acerca de la serie es que, con e a, el juez puede ígufur Así cor
ecriviza medianre la
rme o intente Probar
9 . La doct¡i¡¡a conlempo#nea accpta que so¡r': L) la ícuolW de lar panes litigantcs;
7l lz m4rrlc;ol¡M dcl ju:gadoc 3) b vasito¡i¿dod' de| proc¿so; 4) h efuuia dc la
para que haga o diga
seric proccdimcnul y 5) b twaüdad cn cl dcbatc
228 ADoLFo ALVAMD. vElloso
:::agisrrad<
La consecuencia narural de este principio es la regla de la bíLawaJiáad
:nparciali<
o connodkcií¡: cada parte tiene el irrestricto derecho de ser oída respecto
:-rón y sin
de lo afirmado y confirmado por la otra. En otr¿s palabras: igualdad de
ocasiones de insta¡rcias de las partes.
:e- que I
:nparciales
lJ Adelanrc
parte en
Insisto ¡ecu¡renlcmente en que el dcbarc procesal es lucfio, no un ¡aseo alegrc y propias d
despreocupado dc las panes romada¡ de la mano y caminando por el parque. Por ha de afi
tanco, los conrendicnrcs y antagonista- no están inccrcsados en h afirmado
-pro¡agoniste
bisquz¿4 ¿. h verdad. (que, genenlmcntc, conocen bien) ¡sino cn ganar en lo ro¡ e50
precendido o en lo rcsistido! propieda,
ll SI no sc acepta la imprescindiblc nccesidad quc ticncn ambas parrcs de discurir en el acusac
situación dc cxacta igualdad furídica y, por ran¡o, sc r¡an¡icne cn cl proccso la de lo civ
narucl doigualdad humana, ¿para qué hemos adoprado el procco como mérodo _ de proba
de debatel ¿No es cllo una sirnplc hipocresíal ¡No es mís fácil y honcs¡o conrinuar ') Los juec
la antigua tradición dcl uso dc Ia fucaal cialidad.
Bo cs, precisamente, lo quc ocu¡re cuando no se rraa de privilegiar la riquea o cuál es l
la noblez¿ dc sangre sino la pobreza, la minoridad, la índianidad, etc. Bto, quc queda v
ocu¡re habioalmente cn el sistcma ürq!¡¡ria'vo dc cnjuiciamienro, no exiite ni Anrc b
pucde cxistir en un sis¡cma oc,Lsaltrio puto, porquc lo quc intcrcsa es quc no sc se sicnt,
rompa jamás cl fiel dc la balanza. ¡Ni para un lado ni para cl oco! dereclw:
dede si
L{ IMPARC¡ALIDAD.'UDICIAL y EL S¡STL\|A INQU¡Smvo... 229
foceso el que
B) EL príncíPío de ímparcialidad del jttzga¿or
mundo con- De canta importancia comó el anterior es éste, que indica que el
rercero que actúa en calidad de auroridad pañr procesar y senre.,ii"r el
prohibiendo
litigio debe osrenrar cla¡amenre ese carácrer: para ello, no ha de esrar
ara desigual-
colocado en la posición de pane (im-pamalidaá)It yaque nadie puede ser
:bleza, fireros
acror o acusador y juez al mismo tiempot+; debe carecer de todo inrerés
r la desigual-
subjetivo en la solución del |ití".ío (imparcia]ida¿) y debe poder accuar sin
ie los medios
subordinación jerárquica respecto de las dos panes (índependencia) .
ireral2.
Esto que se presenta como obvio lo es- no lo es unco a poco que
)orl],ni¿a¿Ps 'J
el lector quiera estudiar
-y
el tema en las obras generales de la asignacura.
lad de una de
Verá en ellas que, al igual que lo que acaece con el concepto de debito
la ora, una proceso, la mayoría se maneja por afioirwrión y nadie lo define en
a¡ de dar un
!érminos positivos. En ¡ealidad, creo que todos los
-particularmente
magisrados judiciales- sobreentienden tácitamence el concepto de
la bíIamalilad. imparcialidad pero ----otra vez- nadie afirma en qué consiste con preci-
oída resPecto sión y sin dudas. Por eso es que se dice despreocupada erróneamen-
;: igualdad de
-y
re- que los jueces del sistema inquisitivo pueden ser y de hecho son
imparciales en los procesos en los cuales accúanrt.
Adelanco algo sobre lo cual iruistiré luego- Si el juez no puede asumir el papel de
parre en razón de su impanialidad, es obvio que oo puede ni debe hacer las cosas
propias de las panes procesales y que hacen a la esencia dc sus calidadcs. Y asf, no
rn ¡asco alegrc Y ha de aftrmar plelensiones, ni inc¡oducir hechos, ni probar los hechos que han
cr el parque. Por afi¡mado o¡ros...
inrcrcsados en l¿ l{ Po¡ eso e¡, precisamente, que en el sistema inquisirivo no se puede habla¡ con
r cn gcrur en lo propiedad de una irnparciolldad ¡ldrleal en razón de que el juez es, al mismo tiempo,
el acusador... Es dccic lez l parte. Idéntica ¡eflexión cabe hacet rcspecto del juez
¡cs de di¡cutir cn de lo civil dcnro del sistcma que le pcrmite subrogar a la pane proccsal cn la rarea
cn el proccso la dc probar.
rrc como mé¡odo Los jueccs dc América en general no ha¡ sido prcparados para actuar con impar.
oncstg continuaf cialidad. En rigor, una gr¿n mayoría ignor¿ en qué consiste csa cualidad, a:f como
cuál cs su vc¡dadera cscncia o l¡s va¡iadai sitüacionet cn les cuales cl concepro
cgiar la riquea o queda vulncrado y, coo é1, la garanth dcl d¿bído p'rr.cso,
rd, ctc. Esto, que Antes bien, la cukura parcmalista quc hal instaurado cn Amélica los jucce quc
rto, no cxistc ni se sienrcn atuorüld y no mc¡os lr¿cedsr¿s de hpa7 sxia! por h gowúa dc los
rcsa cs que no sc
dc bs ciudada'tos, nos ha impucsto los paémetros autoritarios quc rigen
&¡edps
¡trol desde sicmpre ea cs¡e suÉido sur dcl conrinente. Y cllo hace que lo: jueces en
üo ADOLFO ALVARADO VEU¡SO
gcneral cieno que con la mcjor bucna fe- vcan com¿ conecEs las actitudcs ?e:c ha
propias -!'or
quc cumplcn a diario para rratar dc igual,rr h daiguoUot n¿¡a¿l dc la¡
panes procesalcs cn homenajc "---otra vez- a una di6¡sa meta de Justicia quc bien
ie.,ies a l:
puedcn llcgar a lograr. Pcro ilcgfrimamentc. Jeíinir ia i
El problema surgc, a no duda¡, dcl doble papel protagónico dc.¡¡¿¿t f pe.tr que cl
sistema inquisit¡vo acucrda al ju:gdor.
re lig i
Asl ocur¡c hasra hoy cn la mayor pane de Amé¡ica con los jueccs labomles y los
jueces de mcnores, cncargados dcsdc siempre de obviar la desigualdad del trabaja- . inde!
dor frence al parón y la del menor en situación de abandono, cuyo inrerés supctior o ídos
deben privilegiar a todo rrancc.
puedi
Estoy convcncido de quc csa notable desigualdad real dcbc ser paliada. Pero no por el
jucz, cncargado firul de asegurar h igval¿ad idí¿i.a de las panes procesales. Antes . no id
bien, podrá ser cuidada por defensores od fioc, pot asercres en el lirigio que procedan
promi¡cuamcntc con lo rcpresenrantes de los menoro y de los rabajadores, por
. comp
muchos y variados funcionÁrios
-acepto
a todos los que imagine el lector- quiencs . yala
se dediqucn con exclusividad a ello. Pe¡o i¡r¡isto: nunca por el jucz pues, al de-snivelar
tivo,
la igualdad jurídica pan lograr una supuesta y nunc¿ alca¡uable igualdad real, logra
sólo desequilibrar el fiel de la balan¿a de laJusticia y hacer ilegítima su senrencia. Por
figum
¡'usta que sca cn los hechos... y para cl sentir dcl propio
juzgador. o Y tan
Tal vcz ¡oda esca exccrable acci¡ud paremalista provenga de mal copiar sin medi- meoll
tarlo la función de los jueces penales que p.ocesa¡r y juzgan en el sistema inqui-
sitivo, en el cual ¡icnen el deber de aplicar siempre la ley más benigna y de . y evit
introduci¡ oficiosamentc el conocimienro de hechos que configuran excepciones Ia fon
cuando el reo no las ha opuesto (por ejemplo, lo sobreseen por amnistía no
obsrante que el amnistiado no haya hccho valer la respecriva defeosa en el ¡uicio).
. a5í cor
Como cruel corolario final de ¡oda csta expasición, recucrdo que habisalmenre . Tamp,
soy interrogado por algunos jueces que, aceptando mis parámecros inaeq)rerativos
y académicos, afirman no companirlos eo el campo dc la Jusricia, pucs ese crirerio
do de
aséptico de la imparcialidad que pregono no sirve para prevenir la desigualdad de Si bien s,
la panc más débil que no pudo conrratar al abogado dc rcnombre que asisre a su
ser ímparcil.l
contrario y, por cso, deben a¡'udar ¡ara que el joven y poco preparado letrado
efectúe una defensá conccta y, llegado el caso, sr:plirlo (con lo cual Ia ayuda ya no
es para la panc débil sino pata el abogado ignonnte).
Btas ac¡i¡udes duelen al Derccho y, a poco que se las analice, rcpugnan a la
Lo que hr
legitimidad procesal.
de aboga,
Para empear, de nada vale ser bucn abopdo para cstos jueces justicieros quc, en
que pe¡tc
lo que creen su augusta misión, igualan hacia abajo. al h¡alo
Por csro mismo es que el ¡oven abogado no sc prepara adccuadamentc: no 5ólo no (por ejen
le sirvc así es como logra la ayuda del jucz- sino que, rr¿gicómicamcnre,
-pucs Argentin
cl ctudio conspira con¡r¿ sus prgpios intereses: cuendo sca un lccrado rcconocido
Si bicn lr
y capar dc abogar como Dios manda, cl juez toma.á pa(ido scgu¡o por el adversario
ghmcrwr
jovcn c incxpcno, ignor¿nre y chapucero...
wéptia e
¿Se adviene cómo y cuánto se iguala hacia abajo y, a la posae, sc perjudica a todo B la acri
cl sistcma de Jusricial que int€
solución
t.A f tvtpARctALlDAD luDtctAl y EL SISTA\|A rNQutsnlvo... 731
e, rcpugnan a la Lo que habría quc haccr cuando una panc cstá mal defendida cs ordenar cl cambio
de abogado quc c.to e¡ fuertc, aunque sc use habirualmcntc cn los pafscs
¡saicicros que, en -claro
que penenecen al cornrnon loru- o, más livianamcnte, ordcr¡¿¡ una oriste¡d¿l¿uola
alhr¡aÁo qt¿ h n¿ccsi¿¡. En estc scn¡ido hay norm:r cxprcsa eo muchas lcgirlaciones
rente: no sólo no (por cjcmplo, ver la Lcy Orgánica d.l Podcr Judicial de la Provincia dc Santa Fe,
agicómicamen(e. Argentina).
cr¿do reconociCo Si bicn la vca crpsü sigríficA alt rcia ü ¡rarai¿ ptducoo dz dzscon4sicidll. o de
Eht¡z¡vs qt ptud¿¡ Fduci iafcccitnw o enfenul&s, por cxtcniión sc dicc que
por cl advcrsario
ar¿pdco er quien ¡o rnuastrd nir.g6a errrr:iórl ni aprcs, scttthnirrr.rrlt.
pcrjudica a todo l7
Es la actiord o componamiento dcl quc no sc incliru por ninguna dc las dos pana
quc inrcrvicncn cn un cnfrcn¡¡mic¡to ni las bcncficia a¡rdando a forrar la
solución prctendida por una dc cll¡s.
232 ADoLFo ALVAMD. vELLoSo
que debe ser practicadá en rodo supuesto justiciable con ¡odas las cali- Porque
dades que el vocablo involucr¿rE. como Inqul
(opuesto a
conoce has
consisría.
4. LA IRRUPCIÓN DEL UÉTOOO INQUISITORIAL EN EL
CAMPO JURÍDICO El propi
quien segu
El diseño triangular del proceso que imaginó la civílidad auténtica vocablos ut
para lograr [a paz de los pueblos y que rigió desde que la razón d¿ Ia fiierza ción ¿
fue trocada por la fiicr7a de la razón, con un juez que aseguraba la igualdad -he r
(atención:
de los parciales con su propia imparcialidad, cambió por conringentes
razones políticas que no han sido superadas hasta hoy¡e.
Por ciert
Sabido es que, a raíz de lo acruado en el Concilio de Lerún (1215), desanollo d
se inauguró una organización que se dedicó a la búsqueda de pecadores yobarh. Só
(la amada Inquísíción epísco@) y que luego se impuso la meta de la impuaci(
descubrir deliros eclesiales (la llamada In4uísíción papal o Inqukicíón imputación.
meüeual) para terminar investigando deliros seglares (mediante la cono-
cida como Inquisicíón upañola) .
Por obvi¿
en público-
Y con ello se generó un nuevo método de enjuiciamiento .
-por
supuesto, penal- muy alejado en su estructura de aquél que la pacifica-
el juic
ción de los pueblos supo conquistar y que ya presenré con uaa fígura . el juez
viangular que siguió practicándose para todo lo que no fuera delito2o. iniciab
(así su
porque
escond
Insis¡o vehemenremente en cs(o por cuan(o los jr-reces del sisrema inquisicivo
sostienen siempre que con absolun buena fe- quc actúan con una
. como €
-y creo
imparcialidad furaional que nada tiene quc ver coo la ímpcrcialidoÁ petsonol o no ten
cspirinral que, de eristir, no cmpañaría a aquél\a. Fr¡se. simi\ar sc lec en L¡s
niserdblas, dicha por el lnspecror Javen para jusrificer su tcnaz petsecución al
desgraciado Jcan Valjcan: cuando cl policía descubrc que no es así, sG suicida.
Y lo peor es quc no lo obemos, pucs nos ha sido ocult¿do dunnte siglos. Hoy, pleito misr
después del valicnre ¡cconocimien¡o hecho por S.S., Juan Pablo ll, en la Bula dcmandad<
l¡ca¡ado¡tk m&rerirm, dondc ¡efiere a la necesidad dc plrifccr h r'enoría, ya a quc se den
hora dc quc quienes somos católicoa asunEmos los ho¡rorcs del pasado y mo:tre- dcbc ofr ni
mos a las gcneracioncs vcnideras dc dónde viene el pélido mérodo dc cnjuicia. hombrc re¡
miento quc rige acrualmcnte cn casi rodos los pafto dc América latina. ' alirmación,
La idca niangular ya aparecc en la Ley X, Tí¡ulo lV, Parrida III de Alfonso el al mismo t
Sabio, dondc tcxtualmen¡e se lee "Cómo cl juzgador sc debe guardar dc oo oír su actuar corll
--l
L{ IIvIPARCIALIDAO JUDICIAL Y EL SISTE\IA lNeUtSfT¡vO.._ 233
r rodas las cali. Porque ese mérodo era pr¿cticado por una o¡ganización conocida
como Inqr¿irición, pasó a [a historia con el nombre de mdodo ín4uísitorío
(opuesto a añlsato'io) o in4uísitíro (opuesto a düposír¡'{,o). Y así se lo
conoce hasta hoy como sistema de enjuiciamienro. Veamos ahora en qué
consistía.
IIAL EN EL
El propio pretendiente, convertiao ahora en acrLsa¿or de alguien (a
quien seguiré llamando resistente para manEener la sinonimia de los
Lidad auréntica vocablos u¡ilizados) le imputaba la comisión de un delito. Y esa imputa-
zon dz Ia funTa ción aquí la perversa novedad del sistema- l¡ hacía ante éI misno
aba la igualdad -he no an!e un lercero) como encargado de juzgarla oportunamen-
(atención:
r contingentes
mente la prueba Con las mismas exacas caracterísdcas pasó a toda América latina,
que el resultado donde sobrevive en lo penal2{ y en lo civil.
ro de la realidad
'dol reol;
5. EL RETORNO AL MÉTODOTRADICIONAL DE DEBATE
:dio de la cdnfe-
POR SU ADOPCIÓN EN LAS CONSTITUCIONES DE TODA
las pruebas ([a
A}IÉRICA' EL ACUSATORIO
¡itución a la Gr¿n
lo de procesamien'
npcrador germano
Salvo va¡ios palses que ya han adoprado el único^métod! corutirucio¡al dc
o el CdÁgo que lc ¡*gmi"ntol cl *t tobrfu lpo, cicmplo, Nicaragua, Chilc' Provincia dc Buenos
lo como medio dc iii.s en Argentina, ctc.)
r Hirler (lrycs dc Dicc cn su pánc pcninentc quc no podcá 'rcmclcrsc a una
posona dos vcca, por
r ialiano dc 1940) J i¡.o ¿.f¡,o, pcligro Jc Pc¡dir la vida o suÉi¡ daños corporalcq ampoco
¡icas dc 1979), quc iuti"¡tt to "t ütiñ""t *ttt¡a tf rl¡'- en una car¡sa pcnal' no sc [c prtvará
""¿¿ " o la popiedad sin d dcbülo prceso iuilküI'"
á"ü"i¿. f. libc¡rad
236 AmL-Fo ALVAMD. vELLoSo
2ó Por canro:
"...nitrg,in Etado podá e¡npoco p.ivar a p€rsona alguna de la vida, la libcnad o
del litigio.
la propiedad, sin el dzbído yuedhníeato iurídia". con lo ve,
--l
LÁ tñtpARctALlDAD JUDtctAL y EL stsTEMA ¡Neursmvo... 237
o negando los . el impulso procesal sólo es dado por las partes' Nunca psr el juez;
rerial necesario
\rs. "Ñn\r'.'.s s-s'
. el juicio es ptiblico salvo casos excepcionales;
. existe paridad absoluta de derechos e igualdad de instancias entre
utamente libe¡ai
actor (o acusador) y demandado (o reo)
o del sistema. . y el juez es un tercero que, como tal, es ¡mparaal (no pane),
imparcía) (no inte¡esado personalmente en el resultado del litigio)
rte en el litigio
e At parlimre (no recibe órdenes) de cada uno de los contradictores'
ercos los hechos
:dios probatorios Por tanto, el juez es persona disrinu de la del acusador;
ente a lo que es
27 Por ra¡,o, si las paner aceptan de consumo un hccho y' a:l' ¡al hecho cstá fuc¡¿
dcl lirigio, et juez debe aceparlo aunquc no lc grste y le corute que no coincide
a vida, la libe¡¡ad o
lolerdai.--.nte acaecido en el plano dc la rcalidad social.
"o.,
238 A"ou*' AL'AMD. vELLoSo
etcétera.
que debe I
A mi juicio, todo ello muestra en su máximo grado la garantía de la para bs bu
plena libertad civil para el demandado (o reo).
' La acept
entre ley y
-t
LA IMPARCIALIDAO IUDIC¡AL Y EL SISTEIIÁ |NeUIS¡TIVO... 239
-tan sólo- su
Y si se me conresta que pudo posiblz que
el método
perverso coadynrvara a tan atroz resultado, me daré por sadsfecho con la
demorada exposición hasta aquí realizada y me convenceré aún más de
que debe legislarse para la gavralidaÁ. dz lns posíblcs juzgalmes y no sólo
rantía de la para los bnenos que ho1 se clnntar pür montones.
.La aceptación que se haga respecto de la existencia de ese divorcio
enrre ley y Constitución llevará de [a mano a un corolario elemental
ICIÓN EN
a por sí solo por el Dr. Guido (rras de quien se escondían r¡arios Cenenles) (1962), por el
General Onganía (1966) y por el Genenl Videla (1976).
' En rigor de verdad, ello no ha sido posible en la Argentina desde [9J0 en adelante
y, panicularmence, dede 194J. Cabe recordar aquí quc las legislaciones de todos
los toralira¡ismos europeos fueron desmantcladas con la pédida de las tespectivas
guerr-as que sufrieron en dife¡entes épocas (por eiemplo, después de Nürcnberg, no
in ante el jue:
s, en absu¡da quedó una sola ley nari en Alemania). El roeliu¡i¡roo argentino no suÉió la
inte.pre(ación pirdida de una guerra de conquista o dé venganza, e¡r las 1al1 los vencedores s¿
, a declara¡ en pr.o"up"n por desanicular el sisrema lcal del venéido. Cual acaba de pasar cn
k¿k.
24A ADOUOALyNI DOVELI.OSO
a Ia doctrina Código Civil que "Los jueces no pueden dejar de juzgar bajo el pretexto
de silencio, oscuridad o insuficiencia de las leyes"' Ocro tanco ha ocur¡i-
do en casi todos los paíserde América latina.
Leros períodos
nagistrado No obstan¡e tal disposición, el problema se mantuvo idéntico hasta
-
rr probados- hoy, pues la norma !¡anscrira resolvió qué hacer en c:r,o de carmcí¿ d¿
ablecer allí a nqrmt perc dejó inesuelto el supuesto de carenaa de hechos o, mejor aún,
tjar Posíbílífud d.e carencía dz pnnba acerca de ¿sos h¿chos. Y ello porque la regla que
cada litigante
le tenerlo por
lr Niful h¿¿€re qad l\uu: no saca¡ nada en cla¡o.
242 ADOUI) ALVAMIO VELLOSO
Or su excesiva
zgativot3 ,
una regla dirigida al juez para que pueda juzgar. un caso cualquiera
cuando no exisre pn¡eba suficiente que le resulte convincente, De tal
codificador, la forma, y llegado el caso, habrá de preguntarse frenre a un hecho deter-
su.solución a minado: ¿quién debÍa probarlo y no lo hizo? Y ese perderá el pleitor{.
;e han susten.
Y así, con una compleja elaboración para determinar con p¡ecisión a
or los esrudio-
quién incumbe la carga de confirmar en el proceso, se ha llegado a
ocuparme en
establecer desde la propia ley un claro cricerio objetivo que indica al juez
qué hacer cuando ng hay elementos suficien¡es confirmatorios producto-
Ia la regla de ...-'/
res de convlcclon.
:ia de la carga
En efecto y reiterando la idea: si al momenro de sentenciar, un juez
as han sido
se encuenra con un caso en el que hay varias declaraciones testimonia-
nas veces un
les acordes entre sÍ, una buen pericia que responde al in¡erroga(orio
formulado al efecto y varios documentos que acredican los hechos litigiosos,
grado a partir el juez falla según la interpretación que haga de la suma de tales medios
. d.e las pmtes y, por supuesto, no se pregunta a quién le incumbía la carga de probar.
b es fauorable No le hace falta hacer esa indagación.
ayoría de \as
e comprende En cambio, si el juez carece de elementos probatorios suficiences para
que pueda formar su convicción en uno u ofto sen¡ido, como no puede
zar su aplica-
Inte para que ordenar por si mismo la producción de medio alguno de prueba (para no
specto de la
, inualidatiuo, un ejemplo respecto de r,n i¿clro impedrrilo, que es el que afirma codo
-Véase
el actor o el resisrence para liberarse de la responsabilidad imputada o evi¡a¡ la declaración del
:ada uno de derecho prerendido a basc del hecho conitirurivo, pues implica por si mismo la
inexistencia de cal responsabilidad o derecho. Por caso, el demaidado sos¡iene al
oponer excepciones en la etapa de negción que ha pagado la obtigación cuyo
1ue, en rigor cumplimienro le ¡eclama el actor o que la posesión alegada fue intemrmpida,
rncialmente, etcérera. Cuando es alcgado este tipo de hccho, debe scr ac¡cditado cxclu¡ivamen'
re por el propio excepcionanle, con lo cual se rcleva dc roda carga confirmatoria
al acror respecco del hecho corutiru¡ivo alcgado por é1. En otr¿¡ palabra.s: si el
excepcionante afirma habc¡ lagado el muruo alegado por cl actor, debc probar
ro pucdcn dicho pago. Y, nórese bien, en estc c:ro ruda dcbe probar el actor en cuanto al
ser
hecho corucicu¡ivo por él alegado, toda ver que no sc jtrdfica lógicamente la
¡ so&cro y ello
afirmación de un pago sin reconocer implíci¡amcnte la existencia del pr{stamo qué
nrrario, podá
rdo, scpacado)
ral pago extinguió. fuf, ¡oda la rarea probaroria pesará cn cl caso ¡ob¡e e[
excepcionanre que lo afirmó, quien ganará cl plcico en el sugucsto de lognr la
rche¡fa.
resoectiva convicqión en el ¡uez y Io perdcrá en cl ca¡o conrr¿rio (y, asf, grLará
.l aa,o. nada haya hecho en c[ campo probatorio)-
"urrqu"
244 ADoLFo ALVAMDo vElroso
perder su c¿lidad de ímpnúal) y como tampoco puede hacer valer su puede coru
conocimiento penonal del asunto a fallar, recién ahí se inierroga acerca Pero que st
de quién debía cortfirmar determinado hecho y no lo hizo. por serle i
inversión c
Y la respuesta a ese interrogante sella definitivamente la suerte del
ni aun con
lirigio: quien debió probar su afirrnaciín y no Io hizo, pierde el pleito aunque
ni culpable
su conrrapane no haya hecho nada al respecto. Así de fácil.
en que rec
Comprenderá ahora el lector la enorrne. imporencia del tema en
Como e,
estudio: se trata, simplemente, de facilicar la labor del jue al momento
la glosa de-
de fallar, otorgándole hen-amientas que le imposibiliten tanto el pronun-
bles en un
ciamiento non tíquec como su propia actuación confirmatoria, empece a
involucrándose con ello indebida y personalmente en el resultado del
confirmato
juicio.
actúa comc
Hasta aqul me he ocupado del tema desde una óptica propia de la en erradica
pretensión civil. Veamos aho¡a si los conceptos ya expuestos pueden o antagónica
no aplicarse al campo de [o penal.
Por supr
Afirma la doctrina generali:ada ---computo aquí a la mayoría de los por si misn
autores que imponen acrualmente opinión jurisprudencial en los diferen- para produc
res países de nuestro continente- que el concepto de carga probatoría ha imputado.
fracasado a[ ser transportado al proceso penal, donde que de
-antes
cargas- cabe hablar de deberes funcionales alminis¡¡a¡ivos del Ministerio
Finalmer
la cláusula
Fiscal (pues no cabe afirma¡ jurídicamence que el fiscal sea tirular de un
interés intemo en antagonismo con el del impurado. Por ello es que
nunca puede decirse que el órgano de la acusación resulta vencido
cuando no prueba la imputación pues el interés de la sociedad está en el l5 Po. supu
castigo del culpable y en Ia represión del delito en tanto exista, precisa' a(gufnen
mente, un culpable) y de deberes jurisdicciorclcs del juez en los sistemas Duranre
inquisitivos consagrados legalmente en casi toda América latina' el cansar
proceso P
En esta tónica, rales autores se manejan exclusivamente con el sintagma En efectr
in dubto pro reo y exigen ingenuamente la colaboración del propio impu- del su¡ta
.tado, a quien sí hacen soportar una especie de mínícarga probacozc que le Quien a<
condena
permita ayudarse a salir con bien del proceso. El tema entnña notable
siempre
gravedad.
Claro est
En la Relación (Exposicíón de Motivos) del Proyecto de Código para En el ac
para deci
kalia de 1930 se dijo; "Sagrado e inviolable es, sin duda, el derecho de
alguno e
defensa. Cieno e indiscutible el principio de que al impurado no se le Simplem
LA IIVIPARCIALIOAD JUDICI.\L Y EL 5¡STÉ\IA INQUISITIVO...
de conft¡mación (a la que se aplican las rcglas del onus protordi) sino 5)A c
todo [o con¡ra¡i* cuando hay suficientes elementos de confirmación - conr
que, no obstanre, no logran forjar la convicción de culpabilidad en la ccfgr
mente del iuez. Ello es lo que genera la d,fu y al duda es la que lleva inv<
a la absolunón. darl
8. COROLARIO
Este rabajo es una Ponencú¿ presentada a un Congreso de Derecho
Procesal, de donde se colige que cabe hacer afirmaciones coheren¡es con
todo lo expuesto precedentemenrc:
i) Jurídicamente, el proceso es sólo un mérodo de debace que, para su
eficaz desarrollo con miras a obtener resulndos constitucionalmen-
te legítimos, debe sujetarse durante todo su cunio a la presencia de
dos principios de vigencia inestricta: a) la íguallad, dz los patciales
y b) la ímparcialid¿t del fia¿ador.
5) A consecuencia de ello de
-y en ci¡so carencia
de prueba
ndi) sino
onfirmación
- convictiv+ e[ jue¿ debe 6llar conforme [o indican las refu dela
cergo Drobdcoríd, de aplicación objetiva, y sin necesidad de
¡ilidad cn la
involucrarse en el problema por justa quc le parezca la solución a
la que lleva
darle.
de Derccho
herentes con
que' Para su
ucionalmen-
presencia de
t bs Parciales
s parámetros
cada uno de
ley sin Poder
:ros.
,.tÁ^A ü bs
lida como la
no s€r parte
esulado del
s panes Y de
|.
u4odrr.hace
ra las tareas
hos lidgrosos'
cfu ofciosa'
nprobada no
:l juez tenga