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Juev lvfoxreno Anocr

Coordinador

Proceso ciqtil,
e ideologíe
Un prefacio, una sentencia, dos cartls
y qwnce ensaJos
Au!ores:

ADoLFo ALVARADo VELLoso FEDERTCo G. DorriNGUEz


Euc¡..u Anr¡¡¡o D¡Ho LuÍs Connn¡, oe lvfrnooxq.r
JosÉ C. B,rnaosa Monuna G¡no¡..r.rro Mo¡"-r¡uol¡¿
Fn¡..lco Cpnr¡r¡ Juax Mowrrno Anocr
IcNAclo DÍEz.PlcAzo JoAN Plcó r JuNoy
G¡ov¡¡¡¡¡t V¡noe

tront lo blllonch
Valencia, 2006
La imparcialidad judícial" y eL sistema ín
quísítiv o de juzgantíent o"

Anorro Arvenqpo Vslr-oso


fuofesor de Tanla Ga:crll d¿I Prcr.eso,
Rosvio (A¡gcnd.na)

SuM.{R¡o: L lnroducción¡ A) La jusricia iberoamericana; B) El inicio dc nuevos


tiempos-- Z. El proccor su c:rttla y su r¿zón de se¡: mérodo de debatq A) La causa del
proceso: el conflicto; B) La po:ible solución del conflicto; C) La ra¡ón de ser del
proceso; D) El conccpto dc procoo.- 3. Los principios quc gobieman y dcftnen al
ptoceso cotrw mérodo: A) El principio de igualdad de las pancs; B) El principio dc
imparcialidad del juzgador..4. La imrpción del mérodo inquisitorial.- 5. El ¡c¡omo al
méodo radicional por su adopclón en las coniriruciones de rcda Amé¡iqa.' 6. El
divorcio de [a lcy y dc ta coruticución en mareria proccsal.. 7. La imparcialidad judicial
y la actividad probatoria del iucz- 8. Co¡olario.

r. INTRODUCCIÓN
Hasn el año de 1983, y consciente de que nadie en Ladnoamérica
estaba conforme con su Justicia, apoyé decididamente sucesiva,s modifi-
caciones legislarivas que, a la posre, resultaron ser siempre 'fiús d¿ b
misrno: otorgar mayores poderes a los jueces e implicarlos espiritualmente
en la solución de todos los esuntos en los cuales intervendrfan, aumentar
las rareas que debfan cumplir en forma personal, resüingir cada vez más
la defensas di los derechos de los pardculares, rcducir a términos insos-

' Tcxro besc dc l¡ poncncia prercnoda al ?A(VI Cargrrso N¿cntd e'olortthilrr,o dc


Ddcho Proccsal (Bog9ú' ¡qpticmbrc dc 2005)'
218 ADoLio ALVAMD. vElloso

pechados los plazos procesales pan las partes litigantes, hacer más angus-
Congresc
¡iosa la labor abogadil, prohijar más y más creaciones procedimentales rali:ando
que terminaron por convertirse en verdaderas üampas para los litigantes, que así n
etcétera, etcéteral. intereses
A panir de 1983 retirado del Poder Judicial cuyas filas integré
-yay cinco años-.:- descubrí
durante exactos treinta desde el ejerció de la
profesión de abogado que la verdadera ¡azón de tanta recurrenre inefica- A) La iu:
cia no se enconraba en los operadores del derecho, ni en el siempre Empeza
escaso número de jueces, ni en los meand¡os procedimentales, sino en el que integr
sísana. nínw de mjuiciamimo¡ el in4ursfn'vo adoptado en todas partes aun
a riesgo de incongn:encia legislativa con el régimen constirucional. Más all,
Desde entonces defendí soluciones diferentes y antagónicas con las que sensación
había sostenido poco tiempo antes2 procurado la exisrencia de una rela- antaño cua
como suma
ción lógica y coherente entre el texto de la Constirución y el de la ley.
cualquier o
En ocrub¡e de 2002 imrmpió con enorrne ñrer¿a similar pensamienro pública se
Iibertario: Juan Monrero Aroca, desde España y accidentalmente en San hacer que,
José de Costa Ricar, propició valientemenre el alejamiento definitivo del viye.
sistema inquisitorial mediante la adopción de un claro sistema acusatorio
que asegurar¿l [a presencia de un juez imparcial que garanri:ara la igual. El legisla
solución alg
dad jurídica de los litigantes en un proceso cualquiera.
a hace¡ con
Creo que a parrir de ese día cambió e[ mundo del derecho procesal, que, en esen
y, luego, más importante, desde la insrauración de la polémica que se ha alguno que I
desanollado en lralia y en la que han in¡ervenido sucesivamenre los
prolesores Verde, Cipriani y Monteleone, con la posrerior réplica de Ami juic
diagnósrico :
Mon¡ero.
por ende, aú
También creo que ha llegado el momenro de intervenir en esa discu- de enconra¡
sión y de que lo haga, primero, aprovechando la ocasión del XXVI
Como for
muchos juec
rigor, del ord
Todo esto pucdc scr visro en mi libro ElJu¿7: ss dcbetu y lrculada (Ed. Depalma, griera en la
Bucnos Aircs, Argenrina, 1982) que hoy veo como un simple pccado dc cqr.rivo.
cación juvcnil.
hoy la existe
Asf lo hice tímidamente y cn complcra rcledad dcsde la cáredra y por medio de quier numen
divcrsas publicaciones que pucdcn ser consuledas en las más variadas Revistas de la ley y, n
Jurfdicas de la época. haber dado e
En lu lo¡ús dcl ln¡tirurolbe¡oame¡ica¡ro dc Dcrecho Proccsal celebc¿das c¡ sufrir sus efer
San José de Costa Rica a mediados del mcs dc octub¡c del año 2000.
LA t¡vrpARctAL¡DADJUDtcIAL y EL s¡srE\L\ INeutstr¡vo... ZLg

rcer más angus- Congreso Nacional Colombiano de Derecho procesal y, después, gene-
rocedimentales ralizando el debare y refiriéndolo a los países lberoamericanos, por cre€r
'a los litigantes, que así mi parricipación puede adecuarse mejor a mis ideas acruales e
intereses presentes-

'as filas integré


:l ejercro oe la A) La iusticía Ib eroatnericana
lrrente inefica-
en el siemPre Empezaré haciendo una afirmación: los habirances de todos los países
ales, sino en el que integran la región no estén conformes con su siscema de justicia.
cdas partes aun Más allá del descontento generalizado de la gente y de la recurrenre
constitucional. sensación de perperuo desamparo que el hombre común sufte desde
:as con las que antaño cuando piensa en sus jueces o ve el resulrado final que se presenta
ia de una rela- como sumatoria de todo lo que ellos hacen, la prensa amarilla la de
L y el de la [ey. -y
cualquier otro color- que tanto incide en la formación de la opinión
rr pensamiento pública se encarga de ¡ecordarlo diariamenre con tocal prolijidad y de
lmente en San hacer que, con ello, se profundice la ya iruostenible sicuación que se
r definirivo del vive.
ema acusatorio EI legislador procesal de todos nuesros países no atina a encontnr
rti:ara la igual- solución alguna que ponga definitivo final al problema pues se conc¡eta
a hacer continuas modificaciones a los regímenes vigentes en América
:echo procesal, que, en esencia, nada cambian. Con lo cual no se alcanza siquiera respiro
mica que se ha alguno que [eve tranquilidad al homb¡e común de la calle.
:sivamente los A mi juicio, esto ocurre pues no se ha logrado realizar hasa
ahora un
rior réplica de diagnóstico auténtico y serio del gravísimo problema que nos aqueja y,
por ende, aún esumos buscando soluciones que creo nos hallamos lejos
¡ en esa discu- de encont¡a¡,
ión del XXVI Como forma de brindai algrln paliativo eficiente a tanto descontento,
muchos jueces en América han comenzado a apartarse de la ley --en
rigor, del orden jurÍdico imperante- produciendo con ello una profunda
lo (Ed. Depalma, griera en la jurisprudencia (particularmenre, el argentino) que muesüzl
'ecado
de equivo- hoy la existencia de variadas decisiones asistémicas: aparecen por do'
quier numerosas sentencias cuyos mandatos contrarían el texlo expreso
a y por medio de
de la ley y, muchas veces' se presenran como definitivas no obstante no
variadas Revistas
haber dado el juez actuante una audiencia previa al interesado que debe
sal celebradas en sufrir sus efectos.
r 2000.
7zo ADoLro AL'AMD. vELLoso

Todo ello se realiza en pos de una difusa mera justiciera que quiere y acaEar-
lograrse al amparo de nuevas ideas filosóficas que pregonan la existencia Io acinen
de un postmodernümo judicial que aconseja superar a cualquier precio la la verdad
endémica ineficiencia deI proceso. primordia
De ahí que ciena docrrina actual propone con insistencia abandonar mantener
pan siempre el método de debate conocido como proc€so y suplannrlo decermin¿
con la mera sagacidad, sapiencia, dedicación y honestidad de la persona Para di
del juez, a quien cabe entregar toda la porestad de lograr autorimriamente que, Por c
esa justicia denro de los márgenes de su pura y absoluta subjetividad. sino, muy
Cual el Cadí. Con esta base, muchos jueces pregonan la necesidad de originar u:
resolver de inmediaro toda suerte de litigio, con abandono de la previa
y necesaria posibilidad de discusión.
B) El ínít
A mi juicio, esta tesis --conocida en la sociología tibunalicia como
decisíonismo juliciala- ha hecho rerroceder a la civilidad varios siglos en Después
las conquistas consrirucionales. recience ac
sal
Para evitar esa disvalía, creo que lo que conesponde hacer es un -Doctc
americano
diagnóstico que remarque y apunte vez- que In raíz dzl problzna
se encuenlra
-oÍa
e7¡ el süEma mismo d¿ mjuicbmienm ----el inquisitivo- apli-
tanco tiem¡
razones..
cado por los jueces en su tarea de hacer justicia medianre el hallazgo de
.

la verdad real en cada caso concre¡o. Y, además, proclamar la necesidad Que est
de alejarse rápidamence de él y, con ello, evicar sus miasmas y calamida- resulta grat
des, que han azorado a América durante más de quinienros años. Es¡o es complacien
lo que está haciéndose en materia penal en importan- siempre los
-precisamen¡e-
te número de países que han adoptado el sis¡¿m¿ a.usatorío de enjuicía- Morales Mc
miento, de las posic
algrin día lr
Para ello, [o primero será adverri¡ que e[ proceso sólo es medio pacífico
dz d¿bace y que la función primordial de los jueces es proarar J aseguro'r
Ia pa7 socíal,lo que sólo puede conseguirse garanrizando la efecrividad de
los derechos subjetivos de todas las person¿rs.
La tarea no es sencilla. Hay que fijar nuevos paradigmas, cambiar el Si la ue¡
modo de peruar el derecho que exhiben jueces y abogados, privilegiar exclusiva
- ¿podrían
duda, de
prueba, e
de juzgar
r Gcner¿dora, por cjemplo, de la: cergas dfuimtas probatoñas, de las m¿didos lidad de
cuosadsfocriws, de la a¿rr.h on¡i,;ip¿d¿, ecc., c¡c. ción de t

l
LA tvrpARctAL¡DAoluDtc¡AL y EL stsrE\rA tNeursmvo... zTl

iciera que quiere y acalar- la Consrirución por sobre la ley procesal, entender que todo
la¡r la exisrencia lo arinenre a[ valor jrrscicr'a es de carácter relativo y que [a búsqueda de
ialquier precio la la verdad, --{ue tanco preocupa hoy a nuesros jueces- no es problema
primordial del Derechot, cuya misión básica y elemenral es lograr y
mantener [a paz de los hombres que conviven en un riempo y lugar
encia abandonar
decerminados.
zso y suplantarlo
ad de la persona Para dar un comienzo a tal propuesta es que presento esta Ponencia
aurorita¡iamente que, por cierto, no pretende afi¡mar una Verdad erema e incontroverrible
ura subjetividad. sino, muy modestamente, la uerda¿ de quien esto esc¡ibe y, con e a,
la necesidad de originar una discusión con todo quien esté in¡eresado en hace¡lo.
cno de la previa

B) EI inicío d,e nueros tienPos


'ibunalicia como
I varios siglos en Después de muchos años de silencio de estas ideas en Colombia, el
recienre acceso del Presidente del l¡ua¡uro Colombiano de Derccho Proce-
sal Jairo Pana Quijano- a la Presidencia del lruriü¿o lbero-
,de hacer es un -Doctor
americano de De¡echo Procesal, ha posibilitado la inauguración del debare
raí7 dzl yoblzma
ranro tiempo demorado vaya uno a saber por cuáles hasta ahora ocultas
quisitivo- apli- razones...
:e el hallazgo de
nar la necesidad Que esto ocurra precisamente en Colombia y en este Congreso,
mas y calamida- resulta grato y aleccionador. Lo primero, pues me permite recordar la
:os años. Bto es complaciente y resperuosa actirud que con el disenso mancuvieron desde
Lal en importan- siempre los dos grandes Hemandos de Colombia: Devis Echandía y
roio dz enjuícía- Morales Molina. Lo segundo, porque muestr¿ al mundo que la discusión
de las posiciones antagónicas es posible y, además, necesaria para lograr
algun día la instauración definitiva de la ídza de Rep,iblíca en nuestro
es medío Pacífíco
Erfaf J Lsegwaf
a efectividad de

5 Si la wrfu fue¡e realmen¡e un problema jurídico primordial y su búsqueda la


mas, cambiar el
exclusiva o principal dererminan¡e de toda y de cualquien acruación de los jueces'
s, privilegiar
- ¡podrían cocxistir con él los in¡titutos dcl sobreseimicnto, de la absolución por la
duda, de cualquier tipo de caducidad (de la i¡u¡ancia, de la produccióo dc la
prueba, erc.), dc las ca¡gas probatorias, de la congrucncia procesal como clara regla
dc juzgamiento, de la prescripción lib€r¿toria, de la cosa jrngada, de la imposibi'
lidad de deducir excepciones ¡elacionadas con Ia causa obligacional en la cjecu-
s, de las rn¿did¿s
ción de rírulos cambia¡ios, etc., ctc.l La rcspuerta ncgadva cs de ¡oda obvicdad..-
222 ADot¡o ALVAMD. vELLoso

sufrido con¡inen¡e, secularmenre enfermo de t¿rnto y Énto autoritarismo Surge


cascrador de libenades civiles. de la rea
Pa¡a Pana Quijano, mi agradecimiento, junro cdn el de los que han con exclr
sido sometidos duranre ranros largos años al injusto exilio del silencio. someteft
Aho¡a fal¡a que el debate salte del lnsriruto Colombiano al Insriruto ot¡os coa
Iberoamericano Si una
rimienco
convivenr
nece inci
2. EL PROCESO: SU CAUSA Y RAZÓN DE SER Pero si
resPuesta
La necesidad de dar cohe¡encia lógica al discurso me imponen empe-
resístencia,
zar casi desde cero, y por ello es preciso volver al proceso y a su razón de
ser.
o, luego e
El fenór
de un mis¡
A) La cal;sa del proceso: el corflícto ción de co
Toda explicación del tema debe pasar por una obligada refe¡encia Hasa a
inicial a la catra del procuo: eI conflícto ínterubjeciuo de íntz¡eses. social, en
Pe¡o cuan<
En esa tarea, creo que es fácil de imaginar que un hombre viviendo
nación, tan
en absolun soledad (Robinson Crusoe en su isla, por ejemplo)
importa al efecro el riempo en el cual esto ocura- riene al alcance -no
de
razones qu(

la mano y a su absoluta y discrecional disposición todo bien de la vida Si se cor


suficiente pa¡a sarisfacer sus necesidades de existencia y sus apetitos de en este terr
subsistencia. En tales condiciones es imposible que él pueda, siquiera, doy" sino, ¡
concebir la idea que actualmenre se tiene del Derecho. tractual y c
ha sido prc
Fácil es también de colegir que esre estado de cosas realmen[e
existió- no puede p¡esentarse perrnanentemente en el -sicu¡so de la medirse el
deliccual; y
historia; cuando el hombre supera su esrado de soledad y comienza a vivir
en sociedad (en rigor, cuando deja simplemente de uivír para comenzar Como er
a canuíuir), aparece ante él la idea de cotflkto: un mismo bien de la vida, blemas de r
que no puede o no quiere companir, sirve para sarisfacer el interés de subsistencia
otro u onos de los convivientes y, de tal modo, varios lo quieren De ahí
contemporánea y excluyentemente para sf (comida, agua, techo, etcéce. soluciones.
ra) con demérito de los apetiros o aspiraciones de alguno de ellos.
LA III|PARC¡ALIOADJUO|CIAL y EL S¡STE\|A tNeulsrTtvo... ZZ3

tnto autoritarismo Surge de esro una noción primaria de obvia recurrencia en el plano
de la realidad social: cuando un individuo (coasociado) quiere para sí y
el de los que han con exclusividad un bien determinado, inrenta implícita o expresamence
xilio del silencio. someter a su propia voluntad una o varias volunaades ajenas (de ouo u
otros coasociados): a esto le asigno el nombre de pretmsión.
¡iano al Instituto
Si una pretensión es inicialmenre ,"r)rf..h. (porque frenre al reque-
rimienco "¡dame!" se recibe como respuese "te doy"), el esrado de
convivencia armónica y pacífica que debe imperar en la sociedad perma-
nece incólume. Y en este supuesro no se necesita el Derecho.
DE SER Pero si no se satisface (porque ftente al requerimiento "¡damel" la
respuesta es "no te doy") resulta que a la pretensión se le opone una
: imponen empe.
resisrencia, que puede consistir tanto en un drscum como en sÍ no oastar
;o y a su razón de
o, luego en e[ tiempo, en un no crtfiplir un nanAato vigaru.
El fenómeno de coexumlcia de una pretensión y dz una ¡esü¿encid acerca
de un mismo bien en e[ plano de la realidad social, recibe la denomina-
ción de conficco ínterubjetioto de incercses.
ligada referencia Hasra aquí he contemplado la idea de un pequeño e incipiente gn:po
e interaes. social, en el cual los problemas de convivencia parecen ser acotados.
Pero cuando el gn:po se agranda, cuando la sociedad se conviede en
rombre viviendo
nación, también se amplía notablemente- el campo conflictual, por
: ejemplo) -y
-no
ne al alcance de
razones que escapan a esta aplicación.

bien de la vida Si se conrinúa con la hi!:ótesis ancerior, ya no se trata¡á de imaginar


¡ sus apecitos de en este terreno la simple exigencia de un "dame" con la respuesta "no te
siquiera, doy" sino, por ejemplo, de determinar si existe una desinteligencia con-
,pueda, rractual y de saber, tal vez, si hay incumplimiento de una parte, si ello
ha sido producto de la mala fe, si es dañoso y, en su aso, cómo debe
r *si realmente
medirse el perjuicio, étcétér¿. El concepto sirve ambién para el campo
el curso de la
delictual: ya se verá oporrunamente por qué.
:omienza a vivir
. para comen¡ar Como es obvio, el estado de conflicco genera va¡iados y graves pro-
bien de la vida, blemas de convivencia que es imprescindible superar para resguardar la
er el interés de subsistencia misma del gruPo'
rios lo quieren De ahí que se haya procurado desde siempre buscar sus posibles
r, techo, etcére- soIuciones.
ro de ellos.
224 ADoLFo ALVAMD. vELLoso

B) Las posibl¿¡ soluciones dzl conflir,to Ynoha


Planteada elemenralmenre la noción de conflicto como la de un En rodo
fenómeno inherente a la convivencia, parece razonable imaginar que en ser priuoda
los primeros dempos se rerminaba sólo por el uso d¿ lz fverza: el más Este úkir
fuerte, el que ostentaba armas, el más veloz, hacía prevalecer su voluntad de la volu¡
sobre el débil, el indefenso, el lento. Naturalmente esta solución se pretensión ¡
presenta como claramenre disvaliosa pues el uso indiscriminado de la de juscicia
ñ:ena no asistida por la razón genera destruéción. suscepcible r

Por eso parece obvio que la fuena debe ser err¿dicada de modo
imprescindible para lograr la sobrevivencia de la sociedad misma como
C) Lo. raaór
tal, pues descano que el bíblico riunfo de David en su desigual lucha
contra Goliath es una mera anécdota muy difícil de reperir en la historia: Si la rd¿¿
la regla es siempre igual: el pez grande se come al chico. dad de organ
No creo que haya posibilidad histórica cierta de saber cómo hizo el menesrer ell<
que la enadic
débil para convencer al ñ:ene en e[ sentido de eliminar el uso de la
fuerza y suplanrarla por un medio no violenro: el uso d¿ h rczón. nimiento de
cia atribuyen
En oras palabras: cómo hizo para lograr que la /uer¡a d¿ h razdn garantizar a t
sustituyera a la ¡azón de la futna, reemplazando el brazo armado por la
palabra, que ostenta claramenre ---{omo medio de discusión- la inne-
gable venmja de igualar a los contendientes.
Pero es indudable que ello ocurrió en algún momento de los tiempos. Parece clar<
Y al aceptar todos los coasociados la posibilidad de díalogar, surgió como impo¡tan(e
natural consecuencia la probabilidad de autocomponer sus conflictos de h Ve¡d¿
comparto l<
pacÍficamente, sin uso de armas o de fuer¿a.
Empcro
Sin embargo, no pudo prescindirse definitivamen¡e del uso de la
-y
un ticmpo
fuerza, siendo menester aceptarla cuando su equivalente ---el proceso- susti(uto r¿
cxistcncia r
llegaría tarde para evitar la consumación de un mal cuya existencia no
dc la pura '
se desea. Tal ci¡cunsr
lares uriliza
El diálogo posibilitó la aumcomposíción y, con ella, las variadas formas
heiónoda V
imaginables para terminar un conflicto,
su posesión
a) se drsrielve por los propios interesados, directa o indirectamen¡e o proporcion:
Al mismo t
b) se ¡es¿¿lue por acto de autoridad, legal (jue:) o convencional csta cxplica
(árbitro). ada) ambi
actoc dc fi¡,
L{ ||!|P.{RC¡ALIDAD JUDTC¡AL y EL S¡STE¡V|A tNeUlStTlVO... ZZ5

Y no hay otra posibilidad, como luego se adverti¡á.


En todo caso de resolución se configura l¿ heerocomposicíón, que puede
como la de un
ser privala (arbitraje o arbitamenro) o pública (pura o no conciliariva)
imaginar que en
'a fucrza: el más Este úlcimo caso es un medio uiilare¡al cuya iniciación depende sólo
ecer su voluntad de la voluntad del prerendiente: anre la faka de sarisfacción de su
esta solución se pretensión por parte del resistente, el pretendienre ocurre anEe e[ órgano
criminado de la de justicia pública requiriendo de él la sustanciación de un proceso
suscepcible de terminar en sentencia que acoja su pretensión.

licada de modo
ad misma como C) I-a ruzón de ser d.el Proceso
.r desigual lucha
Si la vincula histórica y lógicamente con la necesi-
íd€a de proceso se
:ir en la histo¡ia:
o. dad de organizar un método de debate dialogal y se recuerda por qué ñ-re
menesrer ello, surge claro que Ia razón de ser del yoceso no prude ser ona
er cómo hizo el que It. madícarión de Ia fueraa en el grupo social, para asegurar el mante-
rar el uso de la nimiento de la paz y el respeto de las normas que al regular la conviven'
e la ra7ón. cia acribuyen derechos a las personas, derechos que el Estado-juez debe
:ria de I¿ raión garantizar a rodos sus titulares6t.
r armado por la
rsión- la inne-

de los riempos. Parece claro que la misión de unlrer pocrjtcador, dador de paz rccial, es mucho más
imporunre que la de un juel invucigalor de la wtdad (en rigor, & ru ver&d y no
ar, surgió como de la VetM, imposible de alcan:ar por cualquier hombre)' Por erc es que no
: sus conflictos comparro lo que frecuentemente se dice de su objero o r¿¡ón de se¡,
Empero esto es obvio- la idea de fuerza no puede ser eliminada del rodo en
-y
un riempo y espacio decerminado, ya que hay casos en los que el Derecho, su
del uso de la sustituco racional, llegaría rarde para evita¡ la coruumación de un mal cuya
proceso- existencia no se desea: se permitiría así el avasallamienco del atacado y el rriunfo
¡-el
existencia no dc la pura y simple voluntad sin lógica.
Tal ci¡cunstancia hace posible que, en algunos casos, la ley pcrmita a los panicu'
lares urilizar cicno grado de fuena que, aunque ilcg(rima cn cl fondo, se halla
variadas formas legirirnada por el propio derecho. Por ejemplo, si alguicn intena dcpoiar a oro de
su posesión, puede éste oponer rechazat el dcspojo- una fucrua igual o
-para
proporcional a la que utiliza el agresor.
lirectamente o Ál misrno ticmpo, y esto e: imporanlc de comprender, el Estado (entendido en
csra explicación como cl todo de la congrcgación social ya jurfdicamcnre organi'
convencional co¡senso dc ¡u coa¡ociado:- para ejcrcer
rada) ambién se halla habilirado
sin ella no
-po¡
podría cumplir su fi¡alidad de manrener la par.
acros dc fuen¡, pues
226 ALVAI{A'. vEl'oso
^Douo
Asf concebido, debo ¡cmarcar que el proceso no es rtvlt a &Í.pht o 3. I
logrcr sino, en cambio, n¿a,do pma lhgar a una fett. De tal forma, se
presenta lógicamenre como un insm¿m¿¡¿o neuúo Pa:'a la consecución de
su objeto: la sentencia. D--
enciendr
Por eso es Ete el nejor inte¡a ü hocer lsticb un'r*ló ,o nu no
"n
pwdz vulnnar el rurcü mismo dc Ia discttsió¡. De así hace¡lo y, a raíz de
como n
¡omará t
ello, un juzgador privilegiare la obtención de la meta poi sobre la
par¡ida c
legitimidad del m¿todo, .r*í" d*do razón posreá a Maqüiat elo: elfn
llegar (er
justífica las med¡bs. En el proceso no todo vale.
Silo,
entre dc
D) El concepto dz proceso heteroco¡
lo implic
El método precedentemente señalado consiste en r¡na secuencia o serie
deben ser
inva¡iable de actos que se desenvuelven progresivanente y escín dirigidos a
rencia qur
obtener la resolución de un litigio mediante un acto de autoridad. L¡ más
imponante de recalcar acerca de la serie es que, con e a, el juez puede ígufur Así cor

IÍínkmené a quienes en notlíalmentc, dcsigaks. importar a


mente en
Y para ello, cualquier normación del método debe estar orientada por
ocuparé de
dos principios cardinales de irrestricta vigencia: la ígualfu¿ dz las partes y
de los parc
h imparcialidol üI jut¿ador.
Si ellos no se resperan en cualquiera y en todo caso, se esrará frente
a un proceso aparente y no ange uno verdadero quer en su esencia, exige A) EI p¡n
la concurrencia de ciertos principios que describíré seguidamente.
Bencialr
rácter dual <
respecto de
Piéruesc, por cjcmplo, cn la neccsidad de ejecuar comptlsiwtn¿¡t¿ utw se¡cenci¿: Pa¡ece c.
¿qué otra cosa sino rtlo & h ltaza es cl acto marcrial del desahucio, del dcsapo- simple proc
dcremicn<o dc la cosa, de la dccención de la persooa, etcéteca!
proceso e5 e
Rcalmcnrc, esro sc p¡csenta comg una rala paradoja: para obviar cl uso dc la fucca
cn la rclución dc un conflicto, sc la sustituye por un dcbare dialogal quc tcrmina igualar jurír
cn una decisión ftnal quc su rumo- originará un acto dc fucna al ticmpo dc
-a
scr impr:csta al ¡rcrdidoso cn caso dc que éste no la acatc y cumpla csgontáneamcn.
tc.
I Arención: cs la ¡inica igualdad que pucdc lograrsc y sc cfectivi:a mcdiante la
bila¡cr¿lidad dc la audicncia: todo lo quc una de la; pancs afirme o intcnre probar
respccto de la otra, dcbc scr pucsro cn conocimicnro dc clla para quc haga o diga . tá c¡ocrt
lo quc quicra al rcspecto. Z) lz tr'l,pt
sqric p¡o<
L{ IMpARCI.{L¡OADJUDIC¡AL y EL STSTA\IA INQU¡SIT1VO... ZZ7

net4 s cl¿rn¡Ur o 3. LOS PRINCIPIOS QUE GOBIEfu\AN Y DERNEN AL


)e tal forma, se PROCESO COMO MÉTODO
. consecución de
I Para comprender el tema, lo primero que cabe hacer es aclarar qué se
entiende por principio: se rata simplemenre de un punco de partida. Así
c4l0 concleto no como nadie puede caminar hadl--nítgutw parte (siempre que lo haga
:erlo y, a raíz de romará una dirección: hacia adelanre, hacia a¡rás, etcétera), ese punto de
ta poi sobre la partida debe ser visto en función de lo que se pretende hallar o lograr al
4aqúiavelo: elltn llegar (en el de¡echo privado esto se llama car¡¿ efciente y causa fin).

Si lo que se desea es regular un medio pacífico de debate dialécrico


entre dos antagonistas en pie de igualdad anEe un tercero que
hererocompondrá el litigio, formular los ptincipíos necesarios para lograr-
lo imptica tanto como trazar las líneas directivas fundamenales que
secuencia o serie deben ser impresondiblemente respetadas para lograr el mínimo de cohe-
I esüín diri¿idos a rencia que supone todo sistema.
rucoridad. Lo má Así concebidos, los pnncipios procesabs dichos, sin
juez puede igualar -propiamente
importar ahora las denominaciones er¡óneas que se consignan habitual-
mente en la doctrina- son sólo cincoe. A los fines de este trabajo me
tar orientada Por ocuparé de los dos que hacen a la ese¡cía mismo dzl proceso [a igualdad
lad de lts Parus Y de los parciales y la imparcialidad del juzgador.

,, se eslará Éente A) El pl;:ncipío dz igualdol. de I'o.s partes


su esencia, exige
Bencialmente, todo proceso supone la presencia de dos sujetos (ca-
¡uidamente.
rácter du¿l del concepto de parte) que mantienen Posiciones anragónicas
respecto de una misma cuestión (pretensión y resistencia).
Parece cla¡o que, como- ya se dijo, si ello no ocurre se está anie un
tl ttllt¿ uní
'eíl¿llcl4: simple procedimiento y no ante un proceso pues si la ¡azón de ser del
sahucio, del desapo'
proceso es erradicar la fuena ilegítima de una sociedad dada y, con ello,
-t
iar cl uso de la fuena igualar jurídicamente las diferencias nanrrales que irremediablemente
dialogal quc termina
: fuerra al tiem¡o de
rpla espontáneamen-

ecriviza medianre la
rme o intente Probar
9 . La doct¡i¡¡a conlempo#nea accpta que so¡r': L) la ícuolW de lar panes litigantcs;
7l lz m4rrlc;ol¡M dcl ju:gadoc 3) b vasito¡i¿dod' de| proc¿so; 4) h efuuia dc la
para que haga o diga
seric proccdimcnul y 5) b twaüdad cn cl dcbatc
228 ADoLFo ALVAMD. vElloso

separ:rn a los hombres, es consustancial a [a idea lógica de proceso el que


el debatelo se efectúe m pie de perfecm ígudÁoltt. I ;'"
Tan imponanre del mundo con-
es esro que todas las constituciones -e ::
sagran de modo expreso el derecho & íg1ra@ ante h lq, prohibiendo
contemporáneamenre algunas sicuaciones que implican clara desigual- ..::g:c j,
dad: prerrogativas de sangre y de nacimiento, títulos de nobleza, ñ:eros -- --^.l-
penonales, etcétera, y admiriendo otras que permiten paliar la desigual-
dad: el libre acceso a los cribunales de quienes carecen de los medios
económicos suficientes para ello, la defensa de oficio, ercére¡al2. -.: !c rd in:
En el campo. del ptocao, íguaJlad significa pandad dz oportuniladzs 1 5ro qr
de audierci¿; de tal modo, las normas que regulan la acrividad de una de el lecto¡ ¡

las partes antagónicas no pueden corutituir, respecto de la orra, una leia en €


siruación de ventaja o de privilegio, ni el juez puede dejar de dar un :¡cceso, li
tratamiento simil¿r a ambos contendientes, :arminos ,

:::agisrrad<
La consecuencia narural de este principio es la regla de la bíLawaJiáad
:nparciali<
o connodkcií¡: cada parte tiene el irrestricto derecho de ser oída respecto
:-rón y sin
de lo afirmado y confirmado por la otra. En otr¿s palabras: igualdad de
ocasiones de insta¡rcias de las partes.
:e- que I
:nparciales

lJ Adelanrc
parte en
Insisto ¡ecu¡renlcmente en que el dcbarc procesal es lucfio, no un ¡aseo alegrc y propias d
despreocupado dc las panes romada¡ de la mano y caminando por el parque. Por ha de afi
tanco, los conrendicnrcs y antagonista- no están inccrcsados en h afirmado
-pro¡agoniste
bisquz¿4 ¿. h verdad. (que, genenlmcntc, conocen bien) ¡sino cn ganar en lo ro¡ e50
precendido o en lo rcsistido! propieda,
ll SI no sc acepta la imprescindiblc nccesidad quc ticncn ambas parrcs de discurir en el acusac
situación dc cxacta igualdad furídica y, por ran¡o, sc r¡an¡icne cn cl proccso la de lo civ
narucl doigualdad humana, ¿para qué hemos adoprado el procco como mérodo _ de proba
de debatel ¿No es cllo una sirnplc hipocresíal ¡No es mís fácil y honcs¡o conrinuar ') Los juec
la antigua tradición dcl uso dc Ia fucaal cialidad.
Bo cs, precisamente, lo quc ocu¡re cuando no se rraa de privilegiar la riquea o cuál es l
la noblez¿ dc sangre sino la pobreza, la minoridad, la índianidad, etc. Bto, quc queda v
ocu¡re habioalmente cn el sistcma ürq!¡¡ria'vo dc cnjuiciamienro, no exiite ni Anrc b
pucde cxistir en un sis¡cma oc,Lsaltrio puto, porquc lo quc intcrcsa es quc no sc se sicnt,
rompa jamás cl fiel dc la balanza. ¡Ni para un lado ni para cl oco! dereclw:
dede si
L{ IMPARC¡ALIDAD.'UDICIAL y EL S¡STL\|A INQU¡Smvo... 229
foceso el que
B) EL príncíPío de ímparcialidad del jttzga¿or

mundo con- De canta importancia comó el anterior es éste, que indica que el
rercero que actúa en calidad de auroridad pañr procesar y senre.,ii"r el
prohibiendo
litigio debe osrenrar cla¡amenre ese carácrer: para ello, no ha de esrar
ara desigual-
colocado en la posición de pane (im-pamalidaá)It yaque nadie puede ser
:bleza, fireros
acror o acusador y juez al mismo tiempot+; debe carecer de todo inrerés
r la desigual-
subjetivo en la solución del |ití".ío (imparcia]ida¿) y debe poder accuar sin
ie los medios
subordinación jerárquica respecto de las dos panes (índependencia) .
ireral2.
Esto que se presenta como obvio lo es- no lo es unco a poco que
)orl],ni¿a¿Ps 'J
el lector quiera estudiar
-y
el tema en las obras generales de la asignacura.
lad de una de
Verá en ellas que, al igual que lo que acaece con el concepto de debito
la ora, una proceso, la mayoría se maneja por afioirwrión y nadie lo define en
a¡ de dar un
!érminos positivos. En ¡ealidad, creo que todos los
-particularmente
magisrados judiciales- sobreentienden tácitamence el concepto de
la bíIamalilad. imparcialidad pero ----otra vez- nadie afirma en qué consiste con preci-
oída resPecto sión y sin dudas. Por eso es que se dice despreocupada erróneamen-
;: igualdad de
-y
re- que los jueces del sistema inquisitivo pueden ser y de hecho son
imparciales en los procesos en los cuales accúanrt.

Adelanco algo sobre lo cual iruistiré luego- Si el juez no puede asumir el papel de
parre en razón de su impanialidad, es obvio que oo puede ni debe hacer las cosas
propias de las panes procesales y que hacen a la esencia dc sus calidadcs. Y asf, no
rn ¡asco alegrc Y ha de aftrmar plelensiones, ni inc¡oducir hechos, ni probar los hechos que han
cr el parque. Por afi¡mado o¡ros...
inrcrcsados en l¿ l{ Po¡ eso e¡, precisamente, que en el sistema inquisirivo no se puede habla¡ con
r cn gcrur en lo propiedad de una irnparciolldad ¡ldrleal en razón de que el juez es, al mismo tiempo,
el acusador... Es dccic lez l parte. Idéntica ¡eflexión cabe hacet rcspecto del juez
¡cs de di¡cutir cn de lo civil dcnro del sistcma que le pcrmite subrogar a la pane proccsal cn la rarea
cn el proccso la dc probar.
rrc como mé¡odo Los jueccs dc América en general no ha¡ sido prcparados para actuar con impar.
oncstg continuaf cialidad. En rigor, una gr¿n mayoría ignor¿ en qué consiste csa cualidad, a:f como
cuál cs su vc¡dadera cscncia o l¡s va¡iadai sitüacionet cn les cuales cl concepro
cgiar la riquea o queda vulncrado y, coo é1, la garanth dcl d¿bído p'rr.cso,
rd, ctc. Esto, que Antes bien, la cukura parcmalista quc hal instaurado cn Amélica los jucce quc
rto, no cxistc ni se sienrcn atuorüld y no mc¡os lr¿cedsr¿s de hpa7 sxia! por h gowúa dc los
rcsa cs que no sc
dc bs ciudada'tos, nos ha impucsto los paémetros autoritarios quc rigen
&¡edps
¡trol desde sicmpre ea cs¡e suÉido sur dcl conrinente. Y cllo hace que lo: jueces en
üo ADOLFO ALVARADO VEU¡SO

gcneral cieno que con la mcjor bucna fe- vcan com¿ conecEs las actitudcs ?e:c ha
propias -!'or
quc cumplcn a diario para rratar dc igual,rr h daiguoUot n¿¡a¿l dc la¡
panes procesalcs cn homenajc "---otra vez- a una di6¡sa meta de Justicia quc bien
ie.,ies a l:
puedcn llcgar a lograr. Pcro ilcgfrimamentc. Jeíinir ia i
El problema surgc, a no duda¡, dcl doble papel protagónico dc.¡¡¿¿t f pe.tr que cl
sistema inquisit¡vo acucrda al ju:gdor.
re lig i
Asl ocur¡c hasra hoy cn la mayor pane de Amé¡ica con los jueccs labomles y los
jueces de mcnores, cncargados dcsdc siempre de obviar la desigualdad del trabaja- . inde!
dor frence al parón y la del menor en situación de abandono, cuyo inrerés supctior o ídos
deben privilegiar a todo rrancc.
puedi
Estoy convcncido de quc csa notable desigualdad real dcbc ser paliada. Pero no por el
jucz, cncargado firul de asegurar h igval¿ad idí¿i.a de las panes procesales. Antes . no id
bien, podrá ser cuidada por defensores od fioc, pot asercres en el lirigio que procedan
promi¡cuamcntc con lo rcpresenrantes de los menoro y de los rabajadores, por
. comp
muchos y variados funcionÁrios
-acepto
a todos los que imagine el lector- quiencs . yala
se dediqucn con exclusividad a ello. Pe¡o i¡r¡isto: nunca por el jucz pues, al de-snivelar
tivo,
la igualdad jurídica pan lograr una supuesta y nunc¿ alca¡uable igualdad real, logra
sólo desequilibrar el fiel de la balan¿a de laJusticia y hacer ilegítima su senrencia. Por
figum
¡'usta que sca cn los hechos... y para cl sentir dcl propio
juzgador. o Y tan
Tal vcz ¡oda esca exccrable acci¡ud paremalista provenga de mal copiar sin medi- meoll
tarlo la función de los jueces penales que p.ocesa¡r y juzgan en el sistema inqui-
sitivo, en el cual ¡icnen el deber de aplicar siempre la ley más benigna y de . y evit
introduci¡ oficiosamentc el conocimienro de hechos que configuran excepciones Ia fon
cuando el reo no las ha opuesto (por ejemplo, lo sobreseen por amnistía no
obsrante que el amnistiado no haya hccho valer la respecriva defeosa en el ¡uicio).
. a5í cor
Como cruel corolario final de ¡oda csta expasición, recucrdo que habisalmenre . Tamp,
soy interrogado por algunos jueces que, aceptando mis parámecros inaeq)rerativos
y académicos, afirman no companirlos eo el campo dc la Jusricia, pucs ese crirerio
do de
aséptico de la imparcialidad que pregono no sirve para prevenir la desigualdad de Si bien s,
la panc más débil que no pudo conrratar al abogado dc rcnombre que asisre a su
ser ímparcil.l
contrario y, por cso, deben a¡'udar ¡ara que el joven y poco preparado letrado
efectúe una defensá conccta y, llegado el caso, sr:plirlo (con lo cual Ia ayuda ya no
es para la panc débil sino pata el abogado ignonnte).
Btas ac¡i¡udes duelen al Derccho y, a poco que se las analice, rcpugnan a la
Lo que hr
legitimidad procesal.
de aboga,
Para empear, de nada vale ser bucn abopdo para cstos jueces justicieros quc, en
que pe¡tc
lo que creen su augusta misión, igualan hacia abajo. al h¡alo
Por csro mismo es que el ¡oven abogado no sc prepara adccuadamentc: no 5ólo no (por ejen
le sirvc así es como logra la ayuda del jucz- sino que, rr¿gicómicamcnre,
-pucs Argentin
cl ctudio conspira con¡r¿ sus prgpios intereses: cuendo sca un lccrado rcconocido
Si bicn lr
y capar dc abogar como Dios manda, cl juez toma.á pa(ido scgu¡o por el adversario
ghmcrwr
jovcn c incxpcno, ignor¿nre y chapucero...
wéptia e
¿Se adviene cómo y cuánto se iguala hacia abajo y, a la posae, sc perjudica a todo B la acri
cl sistcma de Jusricial que int€
solución
t.A f tvtpARctALlDAD luDtctAl y EL SISTA\|A rNQutsnlvo... 731

ecr¿s Ia5 acdrud6


Pero hay algo más: la palabra ímparcialidaL significa varias cosas dife-
l¿d ¡¿¡r¡rql de la.s
: Justicia quc bien
renres a la foka dz intués que comúnmenre se menciona en orden a
definir la cotidiana labor de un juez. Por ejemplo, exige una definiriva:
l¡¿i t pan! qu€ cl . ausencia de prejuicios de todo cipo (particularmente r¿ciales o
:cs labonles y los
religiosos) respecro de las partes litigantes y del objero lirigioso,
aldad del t¡abaja. . independencia de cualquier opinión y, consecuenremenre, rener
ro incerés supcrior oídos sordos ante sugerencia o pe¡suasión de pane interesada que
pueda influir en su ánimo,
da. Pcro no pot el
proccsales. Antes ¡ no identificación con alguna ideologÍa dererminada,
igio quc procedan .
uaba¡adorcs, por compleh ajenidad frente a la posibilidad de dádiva. o sobomo,
:l lcctor- quienes . y a la influencia de la amistad, de odio, de un sentimiento carica-
pucs, al dasnivclar
tivo, de la haraganería, de los deseos de lucimiento personal, de
¡ualdad rcal, logra
¡ su scnrencia. Por
figuración periodística, etcétera-
. Y también es no involucrarse personal ni emocionalmente en el
I copiar sin medi-
meollo del asunro litigioso
cl sisrema inqui-
rÁ beoigna y de . y evitar toda parcicipación en la investigación de los hechos o en
uran excepciones la formación de los elementos de convicción
por amnisría no
rnsa en el
. así como de fallar segrin su propio conocimiento privado el asunto.
;uicio).
¡c habicualmente . Tampoco debe tener remor al qué dinín, ni al apartamiento É.rnda-
cs in(caprc[ativos do de tos precedentes judiciales, etcécera.
, pucs csc criterio
la dcsigualdad de Si bien se miran estas cualidades definirorias del vocablo, la tarea de
re quc asistc a 5u ser ím4cir;t es asaz difícil pues exige absoluia y asépticaró neutr¿lidadu,
lrcparado lctraCo
ral la ayuda ya no

e, rcpugnan a la Lo que habría quc haccr cuando una panc cstá mal defendida cs ordenar cl cambio
de abogado quc c.to e¡ fuertc, aunque sc use habirualmcntc cn los pafscs
¡saicicros que, en -claro
que penenecen al cornrnon loru- o, más livianamcnte, ordcr¡¿¡ una oriste¡d¿l¿uola
alhr¡aÁo qt¿ h n¿ccsi¿¡. En estc scn¡ido hay norm:r cxprcsa eo muchas lcgirlaciones
rente: no sólo no (por cjcmplo, ver la Lcy Orgánica d.l Podcr Judicial de la Provincia dc Santa Fe,
agicómicamen(e. Argentina).
cr¿do reconociCo Si bicn la vca crpsü sigríficA alt rcia ü ¡rarai¿ ptducoo dz dzscon4sicidll. o de
Eht¡z¡vs qt ptud¿¡ Fduci iafcccitnw o enfenul&s, por cxtcniión sc dicc que
por cl advcrsario
ar¿pdco er quien ¡o rnuastrd nir.g6a errrr:iórl ni aprcs, scttthnirrr.rrlt.
pcrjudica a todo l7
Es la actiord o componamiento dcl quc no sc incliru por ninguna dc las dos pana
quc inrcrvicncn cn un cnfrcn¡¡mic¡to ni las bcncficia a¡rdando a forrar la
solución prctendida por una dc cll¡s.
232 ADoLFo ALVAMD. vELLoSo

que debe ser practicadá en rodo supuesto justiciable con ¡odas las cali- Porque
dades que el vocablo involucr¿rE. como Inqul
(opuesto a
conoce has
consisría.
4. LA IRRUPCIÓN DEL UÉTOOO INQUISITORIAL EN EL
CAMPO JURÍDICO El propi
quien segu
El diseño triangular del proceso que imaginó la civílidad auténtica vocablos ut
para lograr [a paz de los pueblos y que rigió desde que la razón d¿ Ia fiierza ción ¿

fue trocada por la fiicr7a de la razón, con un juez que aseguraba la igualdad -he r
(atención:
de los parciales con su propia imparcialidad, cambió por conringentes
razones políticas que no han sido superadas hasta hoy¡e.
Por ciert
Sabido es que, a raíz de lo acruado en el Concilio de Lerún (1215), desanollo d
se inauguró una organización que se dedicó a la búsqueda de pecadores yobarh. Só
(la amada Inquísíción epísco@) y que luego se impuso la meta de la impuaci(
descubrir deliros eclesiales (la llamada In4uísíción papal o Inqukicíón imputación.
meüeual) para terminar investigando deliros seglares (mediante la cono-
cida como Inquisicíón upañola) .
Por obvi¿
en público-
Y con ello se generó un nuevo método de enjuiciamiento .
-por
supuesto, penal- muy alejado en su estructura de aquél que la pacifica-
el juic
ción de los pueblos supo conquistar y que ya presenré con uaa fígura . el juez
viangular que siguió practicándose para todo lo que no fuera delito2o. iniciab
(así su
porque
escond
Insis¡o vehemenremente en cs(o por cuan(o los jr-reces del sisrema inquisicivo
sostienen siempre que con absolun buena fe- quc actúan con una
. como €
-y creo
imparcialidad furaional que nada tiene quc ver coo la ímpcrcialidoÁ petsonol o no ten
cspirinral que, de eristir, no cmpañaría a aquél\a. Fr¡se. simi\ar sc lec en L¡s
niserdblas, dicha por el lnspecror Javen para jusrificer su tcnaz petsecución al
desgraciado Jcan Valjcan: cuando cl policía descubrc que no es así, sG suicida.
Y lo peor es quc no lo obemos, pucs nos ha sido ocult¿do dunnte siglos. Hoy, pleito misr
después del valicnre ¡cconocimien¡o hecho por S.S., Juan Pablo ll, en la Bula dcmandad<
l¡ca¡ado¡tk m&rerirm, dondc ¡efiere a la necesidad dc plrifccr h r'enoría, ya a quc se den
hora dc quc quienes somos católicoa asunEmos los ho¡rorcs del pasado y mo:tre- dcbc ofr ni
mos a las gcneracioncs vcnideras dc dónde viene el pélido mérodo dc cnjuicia. hombrc re¡
miento quc rige acrualmcnte cn casi rodos los pafto dc América latina. ' alirmación,
La idca niangular ya aparecc en la Ley X, Tí¡ulo lV, Parrida III de Alfonso el al mismo t
Sabio, dondc tcxtualmen¡e se lee "Cómo cl juzgador sc debe guardar dc oo oír su actuar corll

--l
L{ IIvIPARCIALIDAO JUDICIAL Y EL SISTE\IA lNeUtSfT¡vO.._ 233

r rodas las cali. Porque ese mérodo era pr¿cticado por una o¡ganización conocida
como Inqr¿irición, pasó a [a historia con el nombre de mdodo ín4uísitorío
(opuesto a añlsato'io) o in4uísitíro (opuesto a düposír¡'{,o). Y así se lo
conoce hasta hoy como sistema de enjuiciamienro. Veamos ahora en qué
consistía.
IIAL EN EL
El propio pretendiente, convertiao ahora en acrLsa¿or de alguien (a
quien seguiré llamando resistente para manEener la sinonimia de los
Lidad auréntica vocablos u¡ilizados) le imputaba la comisión de un delito. Y esa imputa-
zon dz Ia funTa ción aquí la perversa novedad del sistema- l¡ hacía ante éI misno
aba la igualdad -he no an!e un lercero) como encargado de juzgarla oportunamen-
(atención:
r contingentes

Por cierto, si el acusador era quien afrrn¿b¿ (comenzando asÍ con e[


Letnín (1215), desanollo de la serie) resultaba elemental que sería el encargado de
r de pecadores ptoba' a. Sólo que --otra vez- por sí y ante sí, para poder juzgar luego
o la mera de la impucación después de haberse convencido de [a verdad de la propia
o Inquísición imputación.
ianre la cono-
Por obvias razones, este mérodo de enjuiciamiento no podía hacerse
en público- De allí que las características propias del método eran:
nienco .
-por e[ juicio se hacía por escrito y en absoluto secreto;
.re la pacifica-
cn una fgura . e[ juez era la misma pemona que el acusador y, por tanto, el que
era delito2o. iniciaba los procedimientos, bien porque: a él mismo se le ocurría
(así su actividad comenzó a ser oiSciosd o ptopia de sri ofcro) o
porque admitía una denuncia nominada o anónima (ello quedó
escondido en [a idea del accíonot ofcioso);
emn tnqutsrcrvo
crúan con una
. como el mismo acusador debía juzgar su proPia acusación, a fin de
idoA petsonal o no rener cargos de conciencia (que, a su tumo, también debía
se lee en L¿s
persecuc\ón a\
ui, sc suiciüa.
Lnte siglos. Hoy, olcito mismo, ni otro dc que él hubiese sido abogado o pq¡sone¡o pues luez, e
¡ Il,
cn la Br¡la i.m"nd"dor, d.."ndado' son trcs pcrsonas quc convienc quc sean en todo pleito
" por juicio. Y por co dccimos que ningin juzgador no puede, ni
t mcmoia, ya cs ou" r. d.**d.
asado y mostre- iJ"ot ni librar pleiro sobrc cosa suya, o que a él pcrcnezca' porque no debe un
jucz y demandador"' Si bien sc mir¿ esta
)<lo cle cnjurcra. hombre r"n"r luga. de dos, a¡f como dc
L latina. ' rfi.-rción, par."" claro quc dc ella salc la idca dc quc no sc puede ser iucr y pane
I dc Alfonso el iiltp" pues, si así es y cl acusador cs cl propio juez, sólo Dos puede
ia¡ dc no oír su
"i'rlri" diferoor par.a evimr una obvia condcna!
""*", "oao
234 ADouo A,.vA*^Do vElroso

confesar para no vivir en pecado) buscó denodadamente la prueba Ccn ias


de sus afirmaciones, tratando Por rodos los medios que el rcsultado JonCe sc'c¡
coincidiera estrichmente con lo acaecido en el plano de la realidad
social;

' para' ello, comenzó entonces la bGqueda de h wrdad reol;


o y se creyó que sólo era factible encontrarla por medio dela cónfe' 5. EL RE'
POR SU ,
si<ín; de ahí que ella se convirtió en.la reina de las pruebas (la
yobatioprobarissíma); .

. y para ayudar a lograrla, se inscrumentó y reguló minuciosamence Paralelar


la tomrra, ruvo en el
Francesa de
Como se ve, método radicalmenre diferente al que imperó en la se afincó en
historia de la sociedad civilizada. de debido pr
Pues bien: con este sistema de procesamiento feroz, se asentaron lar y como
rribunales inquisitoriales (Santo Ofao) principalmente en Francia, ltalia
El sintag
y España (desde donde luego llegaron a América)2r. Y sus enseñanzas y
estructura i
prácticas 6.reron adoptadas por el mayor absolutismo europeo de finales
consecuenci
del siglo XVIII22, a lo largo del XIX y por los grandes movimientos con ancelac
autoritarios que generaron dicradu¡as que no deben ser olvidadas2l. rinente no i
La legislación española su lade- partió de los antecedentes dose en cad
-por
inquisitoriales que se enrronizaron en la península lbérica desde el siglo yocedhníentt
XIII y llega hasta la ley acrual (Ley I del año 2000). Más acá
palabra debk
Estados Uni,
en las causa

Nore cl lector que la Inquisición jamás logtó co-o insrirución a la Cr¿n


Bretaña, Io que cxplica ejemplarmente su propio"nrá.
y disímil método dc procesamien.
to por todos conocido.
Me refiero al Reg{anrarco lorfirc de l78l dictado por José ll (Emperador germano
y co-Regente dc los Esrados de los Habsburgos.
Salvo va
Hablo dc las de Fraocisco José l, Emperador ausrrohúngaro con cl Cdd.igo que le
JUlgam¡e!
hizo su Gua¡dasellos Fr¿¡u Klcin en 1895 para que fucn urili¡ado como mcdio de
Aires en
co¿¡¡ol soqül de las minorías revokosas húogaras; y de Adolfo Hitler (Leyes de
Dice en r
l93l y de 1941), dc Bcniro Mussol¡ni (Códice ü P¡crced¡¡.aCívih iraliano dc 1940)
y dc José Salin (C¡ídieo ¿¿ hUnión ¿¿ R¿públn¿s Socnü¡¿s Sor¡ürtca¡ dc 1979), quc
el mi¡mc
podrá ob
lo urilizaron como cla¡o mcdio dc opresión.
de la vid
LA ü{P.{RCIALI0AD luolctAl y EL SISTaUA NQUtstTwO... 235

mente la prueba Con las mismas exacas caracterísdcas pasó a toda América latina,
que el resultado donde sobrevive en lo penal2{ y en lo civil.
ro de la realidad

'dol reol;
5. EL RETORNO AL MÉTODOTRADICIONAL DE DEBATE
:dio de la cdnfe-
POR SU ADOPCIÓN EN LAS CONSTITUCIONES DE TODA
las pruebas ([a
A}IÉRICA' EL ACUSATORIO

ninuciosamen¡e Paralelamente a lo recién narrado, y a raíz de la notable influencia que


üvo en el mundo la Carta Magna de l2l5 y, luego, la Revolución
Francesa de 1789, el vas¡q y noable movimienrc constitucionalista que
: imperó en la se afincó en el mundo generó e[ concepto aún no debidamente elaborado
de debido proceso como un claro derecho consd cional de todo panicu'
z, se atentaron lar y como un deber de inesricto cumplimiento por la autoridad.
n Francia, Ialia El sintagma lució novedoso en su época pues, no obstante que la
us enseñanzas y estmctur¿r intema del proceso --{ue ya he mostrado como una serie
opeo de finales consecuencial- aparece natural y lógicamente en el curso de la historia
x movimientoe con antelación a toda idea de Coru¡it¿a¡'rín, las canas polfticas del con'
olvidadas2l. dnente no incluyen oen su mayoría' la adjetivación &bí&, concretán'
:s antecedentes dose en cada caso a ¿negurar Ia ínuiolabilídd de b dzfensa en ¡'liob o un
:a desde el siglo Foced¡miento nciowl y fusn.
Más ací de la Cana Magna, el origen generalmente aceptado de la
palabn dzbiü se halla en la Quinm Enmienda de la Constitucidn de los
Étados Unidos de América, alesablecer los derechos de todo ciudadano
en las causas penaleszt'

¡itución a la Gr¿n
lo de procesamien'

npcrador germano
Salvo va¡ios palses que ya han adoprado el único^métod! corutirucio¡al dc
o el CdÁgo que lc ¡*gmi"ntol cl *t tobrfu lpo, cicmplo, Nicaragua, Chilc' Provincia dc Buenos
lo como medio dc iii.s en Argentina, ctc.)
r Hirler (lrycs dc Dicc cn su pánc pcninentc quc no podcá 'rcmclcrsc a una
posona dos vcca, por
r ialiano dc 1940) J i¡.o ¿.f¡,o, pcligro Jc Pc¡dir la vida o suÉi¡ daños corporalcq ampoco
¡icas dc 1979), quc iuti"¡tt to "t ütiñ""t *ttt¡a tf rl¡'- en una car¡sa pcnal' no sc [c prtvará
""¿¿ " o la popiedad sin d dcbülo prceso iuilküI'"
á"ü"i¿. f. libc¡rad
236 AmL-Fo ALVAMD. vELLoSo

mandato figura nuevamente en el texto de la Decimocuarta


Bte
Enmienda (ahma como ¡es¡íccion al podn de los Esados) donde se utilizan las ecaea:
palabras similares:6.
Ér.. a:
Al igual que las de oros países, la Constitución argentina no mencio- cabalrnen
na la adjetivación debiú. Tal vez por esa r¿zón o por la imprecisión Pecible q'-
terrr.inológica que sistemáricamente emplean los autores que esrudian el
Pe¡o n,
tema, la doctrina en general se ha abstenido de definir en forma posidva
pasado rer
zl dzbido proceso, haciéndolo síempre negatiutima:ue: y así, se dice que no
de la mare
es dcüdo proceso legal aquel por el que ejemplo-- se ha restringido
-por
el derecho de defensa o por tal o cual otra cosa. Esto se ve a menudo en
Roma, en
la doctrina que surge de la jurisprudencia de nuestros máximos tribuna- Y es qr-
les. iniciado p,
ofendido y
Veamos ahora la descripción del sisrem¿ onuaorio: es un mécodo
oficiaba co
bilareral en el cual dos sujeros naturalmenre desiguales discuten pacífica-
mente en igualdad jurídica asegurada po¡ un tercero imparcial que actúa Tanto e,

al efecto en carácrer de auroridad, dirigiendo y regulando el debate para, acusatorio d


llegado el caso, sentenciar la pretensión discutida.
Pa¡a la r
B valor entendido por la doctrina mayoriraria que un proceso se sistema dap
enrola en el sisrema dispositivo cuando las parres son dueñas absolutas hisró¡icame
del impulso procesal (por tanco, ellas son quienes deciden cuándo acrivar . el pro
o paralizar la marcha del proceso), y son las que fijan los rérminos
Nunca
exactos del litigio a resolver afirmando y reconociendo o negando los
hechos presentados a juzgamiento, las que aportan el material necesa¡io . el imp
para confirmar las afirmaciones, las que pueden ponerle fin al pleito en . el ¡uic
la oponunidad y por los medios que deseen.
. existe
Tal cual se ve, priva en la especie una filosofía absolutamenre libe¡al actor (
que tiene al propio partícular como cenrro y destinatario del sistema.
'yel jr
Como narural consecuencia de ello, el juez actuanre en el litigio impmct
carece de todo poder impulsorio, debe aceprar como cienos los hechos einlzp
admitidos por las partes así como conformarse con los medios probarorios Por tar
que ellas aporran y debe resolver ajustándose esricramenre a lo que es

2ó Por canro:
"...nitrg,in Etado podá e¡npoco p.ivar a p€rsona alguna de la vida, la libcnad o
del litigio.
la propiedad, sin el dzbído yuedhníeato iurídia". con lo ve,

--l
LÁ tñtpARctALlDAD JUDtctAL y EL stsTEMA ¡Neursmvo... 237

Decimocuarta materia de controversia en ñ.lnción de lo que fue afirmado y negado en


rnde se utilizan las empas respectivas2T.
Este antiguo sisrema de procesamiento es el único que se adecua
na no mencio- cabalmente con la idea lógica de proceso, como fenómeno jurídico ine-
la imprecisión pecible que une a tres sujetos en una relación dinámica.
lue estudian el Pero no sólo al licigio pu¡amenre civil se aplicó este sistema en el
r forma Posiciva pasado remoto: existen noticias que muesran a este fenómeno respecto
se dice que no de la materia penal en las antiguas repúblicas de Grecia y en la misma
ha restringido Roma, en la época de los Comicios.
e a menudo en
Y la primitiva concepción del juicio penal exigía que fuera
es que
ximos t¡ibuna-
iniciado por u¡ acualo¡ (ya que prevalecía el interés panicula¡ del
ofendido y sus parientes) quién actuaba conra el reo ante la persona que
es un método oficiaba como juzgador.
cuten pacífica-
Tanto es así que lo que hoy podría llamarse !'roceso pmal cunún fue
.rcial que actúa
acusatmio desde antes del Slglo XII en numerosos países de Europa'
el debate para,
Para la mejor comprensión del tema en esudio, cabe recordar que el
sistema disposiriuo (en lo civil) o a.usatono (en lo Penal), se presenta
un proceso se
históricamente con los siguientes rasgos caracterizadores:
¡eñas abso[utas
cuándo ac¡ivar . el proceso sólo puede ser iniciado por el particular interesado.
:r los términos , Nmca Por eL juz.z;

o negando los . el impulso procesal sólo es dado por las partes' Nunca psr el juez;
rerial necesario
\rs. "Ñn\r'.'.s s-s'
. el juicio es ptiblico salvo casos excepcionales;
. existe paridad absoluta de derechos e igualdad de instancias entre
utamente libe¡ai
actor (o acusador) y demandado (o reo)
o del sistema. . y el juez es un tercero que, como tal, es ¡mparaal (no pane),
imparcía) (no inte¡esado personalmente en el resultado del litigio)
rte en el litigio
e At parlimre (no recibe órdenes) de cada uno de los contradictores'
ercos los hechos
:dios probatorios Por tanto, el juez es persona disrinu de la del acusador;
ente a lo que es

27 Por ra¡,o, si las paner aceptan de consumo un hccho y' a:l' ¡al hecho cstá fuc¡¿
dcl lirigio, et juez debe aceparlo aunquc no lc grste y le corute que no coincide
a vida, la libe¡¡ad o
lolerdai.--.nte acaecido en el plano dc la rcalidad social.
"o.,
238 A"ou*' AL'AMD. vELLoSo

t no preocupa ni interesa al juez la búsqueda denodada y a todo su caráct


trance de la vcrdad. ¡eol sino que, mucho más modesta pero el hom]c¡,
realistamente, procura lograr el mantenimiento de la paz social
¿Hace
fijando hechos lirigiosos para adecuar a ellos una norma jurídica,
irreconci
tutelando así el cumplimiento del mandato de la ley. Por tanto, no
es asÍ qur
se ocupa de probar hechos litigiosos¡
rios que I
. nadie inrenra lograr [a conlesíón del demandado o imputado, pues dercgarcn
su declaración es un m¿d¡b de defensa 1 no de prrcba, por lo que se tutos Revc
prohíbe su provocación (absolución de posiciones o declaración vígmrcs Ia
indagatoria);
Nosel
. correlativamente exige que, cuando la parte desea declarar espon- a'a, la rer
táneamente, lo haga sin mentir. Por tanto, castiga la falacia2s; medida al
. se prohíbe la tortura;
posible en
Ruego al
. el imputado sabe siempre de qué se lo acusa interrogan
o y quién lo acusa Ysi se
o y quiénes son los testigos de cargo; perverso c(
. demo¡ada ,

etcétera.
que debe I
A mi juicio, todo ello muestra en su máximo grado la garantía de la para bs bu
plena libertad civil para el demandado (o reo).
' La acept
entre ley y

6. EL DIVORCIO DE LA LEY Y DE LA CONSTITUCIÓN EN


IV{ATERIA PROCESAL
Como se ha visto en los epígrafes anreriores, la figura cent¡al del Me refie
¡(amlrez
sistema inquisitivo es el propio Estado (el juez), lo que revela por sí solo por el D
, General
En rigor ,
y, parcicr
los ¡otali
16 No como ocur¡c en los paÍscs de América, en los que la dcclaración ante el juez gue..¿s q
mues¡n¡ una suenc dc divcnido depone de la.: panes procesalcs, cn absurda quedó ur
posición dc dcsc¿rada men¡ira. Claro está, esro se hace ¡ror indebida interpretación pérdida c
dc la garantfa cons¡itucional que establece que nadie está obligado a declanr en pfeocupa
contra de si mismo. I¡ak.

-t
LA IMPARCIALIDAO IUDIC¡AL Y EL SISTEIIÁ |NeUIS¡TIVO... 239

ay atodo su carácrer totali¿ario. En canbio, el eje centnl del sisrerna disposirilo es


ráesta pero el hombre actuando en calidad de licigance.
r paz social ¿Hace falta que insista en la afirmación que he hecho su¡ra acerca del
na jurídica, irreconciliable divorcio que existe enrre la Constirución y la ley? Tanco
lr tanto, no es así que, para rerminar, debo recordar que todos los gobiemos au¡orira-
rios que hubo en la Argentina desde e[ año de 1930 hasm el de 1983'ze,
utado, pues derogarct h Cottstícución nacíona| o la. subo¡ditaron a Reglamentos 1 Esro'
cr lo que se utos Revolucionaios. Para{ójicamence, en cambio, md,os ellos mr;ncuvierolr
declaración vigenres las leys proceütwnulzs que col.erabat sus ac aciones autoli:.ririas.

No se piensa, acaso, que el secre¡o deL srmulno,la declnrodón índagato-


Larar espon- na, la recurrente octuación o.¡tciosc, etcérera, concunieron en alguna
falacia2s; medida a[ genocidio de miles de argentinos...? ¿Hubiera sido todo ello
posible en un régimen procesal apegado al texro de la Constiruciódo?
Ruego al lector dar honesta respuesta intelectual y moral a estos
incerroganres.

-tan sólo- su
Y si se me conresta que pudo posiblz que
el método
perverso coadynrvara a tan atroz resultado, me daré por sadsfecho con la
demorada exposición hasta aquí realizada y me convenceré aún más de
que debe legislarse para la gavralidaÁ. dz lns posíblcs juzgalmes y no sólo
rantía de la para los bnenos que ho1 se clnntar pür montones.
.La aceptación que se haga respecto de la existencia de ese divorcio
enrre ley y Constitución llevará de [a mano a un corolario elemental

ICIÓN EN

Me ¡efiero a los encabelados por el General Uriburu (1930), por el General


central del Ramí¡ez ( t94l), por el Geirenl Fanell ( 1944), por cl General Aramburu ( 1955),

a por sí solo por el Dr. Guido (rras de quien se escondían r¡arios Cenenles) (1962), por el
General Onganía (1966) y por el Genenl Videla (1976).
' En rigor de verdad, ello no ha sido posible en la Argentina desde [9J0 en adelante
y, panicularmence, dede 194J. Cabe recordar aquí quc las legislaciones de todos
los toralira¡ismos europeos fueron desmantcladas con la pédida de las tespectivas
guerr-as que sufrieron en dife¡entes épocas (por eiemplo, después de Nürcnberg, no
in ante el jue:
s, en absu¡da quedó una sola ley nari en Alemania). El roeliu¡i¡roo argentino no suÉió la
inte.pre(ación pirdida de una guerra de conquista o dé venganza, e¡r las 1al1 los vencedores s¿
, a declara¡ en pr.o"up"n por desanicular el sisrema lcal del venéido. Cual acaba de pasar cn
k¿k.
24A ADOUOALyNI DOVELI.OSO

fonoso: si la primera consagra un método de juzgamiento y la segunda Llegad


ley superior- oao, la ley procesal es fo¿ncamente inconstirucional.
- rraba que
De ahf que haya que cfectuar notable rePlanleo de los conceptos que hechos) c
acrualmente manejamos acercá del sintagma imparcialidnd. judkial y, par' pronuncia
ticularmente, cuando lo aplicamos a la actividad probatoria. conflicto,
A esre
abstenia d
que se cor
7. LA IMPARCIALIDAD JUDICIAL Y LA ACTIVIDAD Pero en
PROBATORIA DEL TWZ relativa a lr
Si al momenco de sentenciar, el juez ignora a quién debe dar la razón conformad¿
cuando se encuentra con versiones antagónicas entre sí y que han sido adviénase r
esgrimidas acerca de un mismo hecho por ambas panes en litigio, es uno puede
menester proporcionarle legalmente reglas claras a las cuales deba suje- Cuando
tane en el supuesro de no lograr convicción acerca de [a primacía de una incumbía l:
de las versiones por sobre la oc¡a. Y ello en razón de que, para respetar hacerlo y se
su calidad de imparcial de forma que le está prohibido fallar
-y la misma
a base del conocimiento personal que tiene de los hechos a juzgar- él
la incumbe¡
cabeza del p
no puede asumi¡ la incumbencia probatoria que le corresponde sólo a las hecho ütigios
partes procesales conforme el sisrema acusarorio al cual refiere la Cons- "probaC'lo
tirución. at'furu, fiuel
Debo recordar aquí que el problema de determinar quién debe aportar A mediac
al proceso la prueba de los hechos afirmados por una de las partes y problema qu
negados por la otra (irero que esos son los hechos connoverados) es mn Iíquet y decí
anriguo como el derecho mismo y ha preocupado por igual a la doctrina uoqrgo Ltvf
y a la jurisprudencia de todos los tiempos. de silencio, r
Parece ser que en los juzgamientos efectuados en los primeros períodos do en casi tr
del desenvolvimiento del dcrecho romano, el pretor o el magistrado No obsrar
luego de conocer cuáles era¡r los hechos susceptibles de ser probados- - hoy, pues la
convocaba a las panes litigantes a una audiencia para esrablecer allÍ a nomu pero d
quién le incumbÍa hacerlo sobre la exclusiva base dq h mejm psibíIidad. de carencia c
de yobar cada uno de los hechos controvenidos.

De aquí en más pesaba en el ¡iropio interés panicular de cada litigante


el confirmar el hecho aribuido por el magistrado, so pena de tenerlo por
inexistente áf momento de sentenciar. r I Nirll ,\¿ó.7.
LA t¡ltPARC¡ALIDAD JUDiCTAL y EL SrSTEl,tA ¡NeU¡srTtvO... Z4L

,a seglnda Llegada Ia oportunidad de resolver el litigio, si el magistrado encon-


irucional.
- rraba que carecía de h¿chos (en rigor de verdad, de prueba acerca de esos
hechos) o de. no¡mc que pudiera aplicar clara y directamente al caso,
onceptos que
pronunciaba una frase que terminaba el proceso dejando subsistente el
uücíal y, par-
conflicto que lo había originado.
Aeste efecto, decía non líquet lo veo clarorr- y, por ello, se
-no
abstenía de emitir sentencia (si bien se piensa ese no.¡u¿gamíenro es lo
que se conoce doctrinalmente con e[ nombre de soüreseimienco ) .

TVIDAD Pero en algún momento de la historia 6.¡e menester cambiar la pauta


relariva a l^ mejur posibilí¿.o¿ o facíI¡dad ip y6lar pues ella estaba
-esú-
conformada por crirerios de pura suhjetiuidad y, por ende, de m:o,Lrclatíati¿.a¿:
: dar la razón
adviénase que lo que puede resultar fácticamence sencillo de hacer para
que han sido
uno puede ser imposible para ofto.
en litigio, es
es deba suje- Cuando el preror dejó de establece¡ en cada caso concreto a quién
macía de una incumbía la tarea de confirmar a base de la facilidad que tenía para
paÉ ¡espetar hacerlo y se generó una regla de carácter general, la cosa cambió: ahora,
chibido faliar la incumbencia de probar comenzó a pesar exclusiva y objetivamente en
a juzgar- él cabeza del propio acror o pretendiente (en rigor, quien había afirnwlo eL
ade sólo a las hecho liagroso y no del que lo había negado, por sencillo que le resultara
iere la Cons- "probar" lo contrario). Y ello quedó plasmado en el brocardo el 4ue
afirma, prueba, de uso judicial todavía en la acrualidad.

debe aportar A mediados del siglo XlX, e[ codificador argentino advirtió el


grave

: las partes y problema que ent¡aña la posibilidad de emicir un pronunciamiento non


rndos) es tan y decidió terminar con ella. Y así, éstableció en el art. 15 del
iiqr.ret

a Ia doctrina Código Civil que "Los jueces no pueden dejar de juzgar bajo el pretexto
de silencio, oscuridad o insuficiencia de las leyes"' Ocro tanco ha ocur¡i-
do en casi todos los paíserde América latina.
Leros períodos
nagistrado No obstan¡e tal disposición, el problema se mantuvo idéntico hasta
-
rr probados- hoy, pues la norma !¡anscrira resolvió qué hacer en c:r,o de carmcí¿ d¿
ablecer allí a nqrmt perc dejó inesuelto el supuesto de carenaa de hechos o, mejor aún,
tjar Posíbílífud d.e carencía dz pnnba acerca de ¿sos h¿chos. Y ello porque la regla que

cada litigante
le tenerlo por
lr Niful h¿¿€re qad l\uu: no saca¡ nada en cla¡o.
242 ADOUI) ALVAMIO VELLOSO

esublece que el qr¿¿ afrrna, pnuba resultó incomplea por su excesiva


una regla <
latimdr2. Ono tanto ocune respecto del llamado h¿cho negativdt '
cuando no
Ya que, segín se ve, el problema no fue resuel¡o por el codificador, la forma, y llel
doctrina procesalista ha debido encanr el tema y buscar su solución a minado: ¡qt
base de pautas concreras y de pura objetividad. Para ello se han susten-
Y así, cor
tado diversas teorÍas, defendidas y criticados con ahínco por los estudio- quién incur
sos que se han ocupado del tema y de las cuales no puedo ocuparme en
establecer d
esce trabajo.
qué hacer cr
En general, nada de ello ha servido para hacer sencilla la regla de res de conv
juzgamiento implícita en la determinación de [a incumbencia de [a carga
En efect<
de confirmar. Antes bien, todas las tesis reseñadas han sido se encuen!¡Í
desinterpretadas por la jurisprudencia, generando asl algunas veces un les acordes
caos evidente que resulta imposible de soponar.
formulado al
A mi juicio, la mejorforma de explicar el tema se ha logrado a partir el juez falla
de la aplicación de la regla que carga la tarea a cada uno de las partes y, pot supue
rcspecn de bs presupuesas de hecho d¿ Ia nona juríüca que Ie es fauonbh No [e hace
(esm tesis ha sido recibida y e¡; norma expresa en la mayoría de las
En cambi
legislaciones contemporáneas). En rigor de verdad, si se comprende que pueda fi
sistémicamente su significado y no se la deforma para forzar su aplica-
ordenar por
ción, la norma que consagra esra teoría es más que suficiente pam que
todo el mundo sepa a qué atenerse;
A este fin, desde antaño se distribuye dicha carga respecro de la
afirmación de los siguienres hechos: corud¡uriuo, enintiuo, ínualiütíuo, l{ -Véase
un
convalídatíuo e ímpedítíuo, no importando al efecto que sea el acto¡ o el resis!en¡e
derecho ¡
demandado quienes lo hayan invocado. Veamos qué es cada uno de
inexistenr
ellos. opone( e:
Pero lo que interesa destacar primordialmente de ello es que, en rigor cumplimi
etcé!era.l
de verdad, lo referente aIa carga d¿ b Fncba constiruye, esencialmente, te por el
al actor ¡
excepcior
dicho pa¡
Y es quc..-como ya se ha visto en el tcxro- hay hechos que no puedeo ser
hccho co
confirmados: cuando yo afirmo en un proceso; por ejemplo, que sa1 solaro y ello
afi¡mació
cs negado por la conrapa.te, no hay forma de acredita¡lo. Por Io conrr¿¡io, pod¡á
tal gago
hacersc rcspecto de los oc¡os esedos civilcs (carado, viudo, divorciado, scparado)
excc¡rcior
coo la mcra exhibición de la panida rcsp€criva, pero nunca de la sol¡e¡fa- ' resp€ctivi
Ver la nota 10.
cl actor ¿
LA liliPARCIALIOADJUDICIAL y EL SISTEVA ¡NeUISITIVO... 7L1

Or su excesiva
zgativot3 ,
una regla dirigida al juez para que pueda juzgar. un caso cualquiera
cuando no exisre pn¡eba suficiente que le resulte convincente, De tal
codificador, la forma, y llegado el caso, habrá de preguntarse frenre a un hecho deter-
su.solución a minado: ¿quién debÍa probarlo y no lo hizo? Y ese perderá el pleitor{.
;e han susten.
Y así, con una compleja elaboración para determinar con p¡ecisión a
or los esrudio-
quién incumbe la carga de confirmar en el proceso, se ha llegado a
ocuparme en
establecer desde la propia ley un claro cricerio objetivo que indica al juez
qué hacer cuando ng hay elementos suficien¡es confirmatorios producto-
Ia la regla de ...-'/
res de convlcclon.
:ia de la carga
En efecto y reiterando la idea: si al momenro de sentenciar, un juez
as han sido
se encuenra con un caso en el que hay varias declaraciones testimonia-
nas veces un
les acordes entre sÍ, una buen pericia que responde al in¡erroga(orio
formulado al efecto y varios documentos que acredican los hechos litigiosos,
grado a partir el juez falla según la interpretación que haga de la suma de tales medios
. d.e las pmtes y, por supuesto, no se pregunta a quién le incumbía la carga de probar.
b es fauorable No le hace falta hacer esa indagación.
ayoría de \as
e comprende En cambio, si el juez carece de elementos probatorios suficiences para
que pueda formar su convicción en uno u ofto sen¡ido, como no puede
zar su aplica-
Inte para que ordenar por si mismo la producción de medio alguno de prueba (para no

specto de la
, inualidatiuo, un ejemplo respecto de r,n i¿clro impedrrilo, que es el que afirma codo
-Véase
el actor o el resisrence para liberarse de la responsabilidad imputada o evi¡a¡ la declaración del
:ada uno de derecho prerendido a basc del hecho conitirurivo, pues implica por si mismo la
inexistencia de cal responsabilidad o derecho. Por caso, el demaidado sos¡iene al
oponer excepciones en la etapa de negción que ha pagado la obtigación cuyo
1ue, en rigor cumplimienro le ¡eclama el actor o que la posesión alegada fue intemrmpida,
rncialmente, etcérera. Cuando es alcgado este tipo de hccho, debe scr ac¡cditado cxclu¡ivamen'
re por el propio excepcionanle, con lo cual se rcleva dc roda carga confirmatoria
al acror respecco del hecho corutiru¡ivo alcgado por é1. En otr¿¡ palabra.s: si el
excepcionante afirma habc¡ lagado el muruo alegado por cl actor, debc probar
ro pucdcn dicho pago. Y, nórese bien, en estc c:ro ruda dcbe probar el actor en cuanto al
ser
hecho corucicu¡ivo por él alegado, toda ver que no sc jtrdfica lógicamente la
¡ so&cro y ello
afirmación de un pago sin reconocer implíci¡amcnte la existencia del pr{stamo qué
nrrario, podá
rdo, scpacado)
ral pago extinguió. fuf, ¡oda la rarea probaroria pesará cn cl caso ¡ob¡e e[
excepcionanre que lo afirmó, quien ganará cl plcico en el sugucsto de lognr la
rche¡fa.
resoectiva convicqión en el ¡uez y Io perdcrá en cl ca¡o conrr¿rio (y, asf, grLará
.l aa,o. nada haya hecho en c[ campo probatorio)-
"urrqu"
244 ADoLFo ALVAMDo vElroso

perder su c¿lidad de ímpnúal) y como tampoco puede hacer valer su puede coru
conocimiento penonal del asunto a fallar, recién ahí se inierroga acerca Pero que st
de quién debía cortfirmar determinado hecho y no lo hizo. por serle i
inversión c
Y la respuesta a ese interrogante sella definitivamente la suerte del
ni aun con
lirigio: quien debió probar su afirrnaciín y no Io hizo, pierde el pleito aunque
ni culpable
su conrrapane no haya hecho nada al respecto. Así de fácil.
en que rec
Comprenderá ahora el lector la enorrne. imporencia del tema en
Como e,
estudio: se trata, simplemente, de facilicar la labor del jue al momento
la glosa de-
de fallar, otorgándole hen-amientas que le imposibiliten tanto el pronun-
bles en un
ciamiento non tíquec como su propia actuación confirmatoria, empece a
involucrándose con ello indebida y personalmente en el resultado del
confirmato
juicio.
actúa comc
Hasta aqul me he ocupado del tema desde una óptica propia de la en erradica
pretensión civil. Veamos aho¡a si los conceptos ya expuestos pueden o antagónica
no aplicarse al campo de [o penal.
Por supr
Afirma la doctrina generali:ada ---computo aquí a la mayoría de los por si misn
autores que imponen acrualmente opinión jurisprudencial en los diferen- para produc
res países de nuestro continente- que el concepto de carga probatoría ha imputado.
fracasado a[ ser transportado al proceso penal, donde que de
-antes
cargas- cabe hablar de deberes funcionales alminis¡¡a¡ivos del Ministerio
Finalmer
la cláusula
Fiscal (pues no cabe afirma¡ jurídicamence que el fiscal sea tirular de un
interés intemo en antagonismo con el del impurado. Por ello es que
nunca puede decirse que el órgano de la acusación resulta vencido
cuando no prueba la imputación pues el interés de la sociedad está en el l5 Po. supu
castigo del culpable y en Ia represión del delito en tanto exista, precisa' a(gufnen
mente, un culpable) y de deberes jurisdicciorclcs del juez en los sistemas Duranre
inquisitivos consagrados legalmente en casi toda América latina' el cansar
proceso P
En esta tónica, rales autores se manejan exclusivamente con el sintagma En efectr
in dubto pro reo y exigen ingenuamente la colaboración del propio impu- del su¡ta
.tado, a quien sí hacen soportar una especie de mínícarga probacozc que le Quien a<
condena
permita ayudarse a salir con bien del proceso. El tema entnña notable
siempre
gravedad.
Claro est
En la Relación (Exposicíón de Motivos) del Proyecto de Código para En el ac
para deci
kalia de 1930 se dijo; "Sagrado e inviolable es, sin duda, el derecho de
alguno e
defensa. Cieno e indiscutible el principio de que al impurado no se le Simplem
LA IIVIPARCIALIOAD JUDICI.\L Y EL 5¡STÉ\IA INQUISITIVO...

, hacer valer su puede considerar culpable antes de la senlencia irrevocable de condena.


interroga acerca Pero que se lo haya de concepruar inocen¡e miencras se procede conua él
izo. por serle imputado el deliro, es una cal enormidad, una tan parenre
te la suerte del inversión del sentido común, lógico y jurídico, que no se puede admirir
:l pleito aunque ni aun como forma recórica. Vlienrras hay un proceso en curso, no hay
fácil. ni culpable ni inocenre sino únicamen¡e impurado. Sólo en el momento
en que recaiga sentencia se sabrá si es culpable o inocente".
a del tema en
Lezal momenco Como es fácil de comprender, estas postuftls se explican sólo si forman
rnto el pronun- la glosa dqgn sistema inquisitivo. Pero resultan por completo inexplica-
:onfi¡maroria, bles en un proceso de corte acusato¡io puro. De ahí que crea que nada
I ¡esultado del empece a aplicar literalmente los principios que regulan Ia carga
confirmaroria en proceso penal donde el Fiscal acusadora-
-parte
acrúa como representante de la sociedad toda, con obvio inrerés jurídico
a propia de la en er¡adicar la actividad delictiva y, así, mantiene una actitud procesal
:stos pueden o anragónica con la del imputado]t.
Por supuesto, descano totalmence que el juez pueda llevar adelanre
nayoría de los por sí mismo la pretensión punitiva de la sociedad y que esté facultado
en los diferen- para producir personalmente medios de confirmación que hacen al cargo
a ftobatoña ha
imputado.
-antes que de
Cel Minisrerio Finalmenre; el príncipio o estn¿o d¿ inocencía que se encuentra insilo en
t citular de un la cláusula in dubío pro reo, no juega cuando existe carencia de medios
:r ello es que
sulta vencido
dad está en el l5 Por supuesto, descarto --en homenaje a la seriedad con la cual deben emirirse los
xista, precisa- s
a¡gumeoros jurídicos- que el fiscal u¡rd Pc¡te Vocesal y, como ral, parcial.
r los sisremas Duranre va¡ias décadas, los argencinos hemos repecido como clara obviedad y hasra
latina. el cansaocio las enseñanzas de ilusrre maest¡o: el fscal u Ia patte impctciol del
ptoceso pera)... sin ádverlir que ello no es más que una conrradicdo in t¿¡mi¡is'
rn el sinagma
En efecto: sostener que ha:J ura pcrtz imparcral es negar por el adjecivo la esencia
propio impu- del sus¡anrivo. Es como decir h bumo nalo o Io bello feo
bawria que le Quien actúa como fiscal puede set otjeriuo y no rener inrere'5
plsorul en lograr una
condena (en otros rérminos: ganarle a sr¡ contr¡rio: el acusado) pero debe ostenrar
¡aña notable
siempre rnterés ./lraoonal (base elemental de la acusación).
Claro escá que todos estos dislates se dan exclu¡ivamen¡e en elsistema inquisirorio'
Código para En el acusato¡io pu.o, y con un sistema de oporttmidad' y no de estricca legolidad
I derecho de para decidir si se hace o no la acusación, por lo conr¡ario, no se jusdfica en modo
álguno el canbra dz imparciol que dcbe osrm¡o lt pane yxewJ.
ado no se le
Simplemenre, no acusa si cree que no debe hacerlo pues perdeci el lirigiol
246 Am.Fo ALVAMD. vELLo.o

de conft¡mación (a la que se aplican las rcglas del onus protordi) sino 5)A c
todo [o con¡ra¡i* cuando hay suficientes elementos de confirmación - conr
que, no obstanre, no logran forjar la convicción de culpabilidad en la ccfgr
mente del iuez. Ello es lo que genera la d,fu y al duda es la que lleva inv<
a la absolunón. darl

8. COROLARIO
Este rabajo es una Ponencú¿ presentada a un Congreso de Derecho
Procesal, de donde se colige que cabe hacer afirmaciones coheren¡es con
todo lo expuesto precedentemenrc:
i) Jurídicamente, el proceso es sólo un mérodo de debace que, para su
eficaz desarrollo con miras a obtener resulndos constitucionalmen-
te legítimos, debe sujetarse durante todo su cunio a la presencia de
dos principios de vigencia inestricta: a) la íguallad, dz los patciales
y b) la ímparcialid¿t del fia¿ador.

2) El rlnico método de enjuiciamiento que responde a estos parámeÍos


' es el conocido como acttsatmio o driposin'uo, en el cual cada uno de
los sujetos procesales cumple la mrea asignada por la ley sin poder
subrogar de modo alguno la que corresponde a los otros.
3)IA trnparciali¿a¿ d¿l juzgador es lo que asegura Ia igaldnd. de bs
parciahs; por ende, la idea expresada debe ser entendida como la
sumatoria de ¡res cualidades esenciales: imfurialidoÁ (no ser pane
' procesal), n¡arc¡d¡da¿ (no estar inreresado en el resulado del
litigio) e ín¿¿pen¿. cil (de toda obediencia debida a las panes y de
todo prejuicio respecto de ellas o del objeto litigioso).
{) La vigencia de la calidad referida a la ímpartialidot dzl ju4olm hace
-que él deba abstenerse de realizar de cualquier forma las tareas
propias de las panes lirigantes: pretzndn, afrmar hechos üdgriosos,
inttodtrch rlllztos cuesdores luegc d¿ aaba¿a l¿ litis V Fobcr. ofrciosa-
m¿nE los hechos alegados por ellas, cuya existencia improbada no
puede ser suplida por el conocimienro personal que el juez tenga
del asunto a falla¡.
LA IMPARCIAUDADJUDICTAL Y ELSISTEMA INQUIS]TIVO... 247

5) A consecuencia de ello de
-y en ci¡so carencia
de prueba
ndi) sino
onfirmación
- convictiv+ e[ jue¿ debe 6llar conforme [o indican las refu dela
cergo Drobdcoríd, de aplicación objetiva, y sin necesidad de
¡ilidad cn la
involucrarse en el problema por justa quc le parezca la solución a
la que lleva
darle.

de Derccho
herentes con

que' Para su
ucionalmen-
presencia de
t bs Parciales

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cada uno de
ley sin Poder
:ros.
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