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EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS

EFESIOS
Aram., Igarta d’Pavlos dalvat Apesaye. Escrita probablemente en Roma mientras Pablo
se hallaba preso, alrededor del 60 d. C., siendo ésta tal vez la segunda misiva de Pablo a
esta congregación. Éfeso estaba ubicada en la costa occidental de Asia Menor, en la ruta
comercial principal que comunicaba a Roma con el Oriente. La magnificencia de Éfeso
era comparable a la de Roma o Corinto, y su localización privilegiada en el centro de las
principales rutas terrestres y marítimas, le concedía una importancia estratégica
invaluable desde el punto de vista militar, comercial e industrial. Dentro de las
monumentales edificaciones cívicas, culturales y deportivas de la ciudad, se erguía por
sobre todas el templo de Diana (Artemisa), considerado una de las siete maravillas del
mundo antiguo. Tenía una numerosa población judía con ciudadanía romana, quienes
mantenían una sinagoga en la cual predicó Pablo. Aunque la comunidad cristiana de
Éfeso comenzó siendo vigorosa y celosa de las cosas de Dios, el Señor la amonesta por
su enfriamiento posterior (Ap. 2:4). Varios ministros colaboraron en la formación de la
comunidad cristiana de Éfeso, entre los que se destacan los apóstoles Pablo y Juan,
Onesíforo y Timoteo. En medio de las prácticas idolátricas y supersticiosas de la ciudad,
iniciaba un vigoroso mover cristiano, pero que todavía estaba influenciado por el
paganismo dominante, ya que la mayoría de los convertidos provenían de los gentiles. El
apóstol habla abiertamente de la predestinación de los hijos de Dios, de la obra del Hijo y
del Espíritu Santo, de la transición de nuestra condición antigua de muerte espiritual a
vida espiritual mediante la redención por Jesucristo, de la diversidad de dones, de la
unidad en el Espíritu, de la nueva manera de vivir como hijos de Dios redimidos por
Jesús, de la necesidad de abandonar las antiguas prácticas de vida, del viejo hombre
inconverso y del nuevo hombre en Jesucristo, de los frutos en la vida cristiana y de la
conducta apropiada del creyente, de los deberes familiares y laborales, de la alegoría del
matrimonio humano que debe ser como el del Cristo y su Iglesia, de los ministerios, de la
preparación para la lucha al vestirse con la armadura de Dios, de la necesidad de la
intercesión de unos por otros y por el liderazgo de la Iglesia, y de infundirse ánimo unos
a otros.

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Saludo de Pablo
Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los que se encuentran en
1 Éfeso, santos y fieles en Jesucristoa.
2 Paz y gracia sean a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y de nuestro Señor
Jesucristo.
Escogidos y adoptados en Jesucristo
3 Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristoa, que nos ha bendecido con todas
las bendiciones espirituales en el Cielo, en el Cristob,
4 según nos escogióa de antemano en Él desde antes de la fundación del mundob, para
que fuéramos santos e irreprensiblesc delante de Él,
5 y nos predestinóa para Él con amor, y nos adoptó como hijos por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
6 para que sea alabada la gloria de su gracia, la cual Él nos ha impartido
abundantemente por medio de su Amado,
7 en quien tenemos redención, y por su sangre perdón de pecadosa, conforme a la
riqueza de su gracia,
8 la cual ha hecho abundar en nosotros en toda sabiduría y en todo entendimiento
espiritual.
9 Y Él nos ha dado a conocer el misterioa1 de su voluntad, el cual había determinado de
antemano para llevarlo a cabo en Él,
10 para la administración del cum​plimiento de los tiempos, para que todo lo que está en
los cielos y en la tierra sea hecho nuevoa otra vez2 por medio del Cristob.
11 Y nosotros hemos sido escogidos por Él según nos preordenóa, porque a Él le plació
llevar a cabo todas las cosas según el propósito de su voluntad,
12 para que nosotros, que fuimos los primeros en confiar en el Cristo, seamos para la
honra de su gloria,
13 en quien también ustedes, habiendo oído la palabra de verdada que es el Evangelio
de su salvación, y habiendo creído en Él, fueron selladosb con el Espíritu Santoc que fue
prometidod,
14 quien es la garantíaa de nuestra herencia para la redenciónb de los que son salvos, y
para alabanza de su gloria.
Pablo ora por los efesios
15 Por este motivo, he aquí también yo, desde que me enteré de su fe en nuestro Señor
Jesucristoa y de su amor para con todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones;a
17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les conceda espíritu
de sabiduría y de revelación en el conocimientoa de Él,

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18 para que los ojos de sus corazonesa sean iluminados, y puedan así comprender cuál
es la esperanza de su llamado, y cuál es la riqueza de la gloria de la herencia de Él para
los santos,
19 y cuál es la excelencia de la majestad de su poder en nosotros los que creemos,
conforme a la operación de la inmensidad de su poder,
20 el cual ejerció en el Cristo, resucitándolo de entre los muertos, y haciéndolo sentar a
su diestra en el Cieloa
21 sobre todos los principados, autoridades, potestades y señoríos, y sobre todo nombre
que se nombraa, no solamente en esta edad, sino también en la venidera,
22 y sujetó todas las cosas bajo sus piesa, y a Él, que es sobre todas las cosas, lo puso
por cabezab de la Iglesia,
23 la cual es su cuerpoa y la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

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Salvos por gracia mediante la fe
Ciertamente ustedes estaban muertos en sus pecados y sus transgresionesa,
2 2 en los que antes anduvieron de acuerdo a la corriente de este mundo, y conforme
a la voluntad del príncipe de la potestad del airea, de ese espíritu que opera en los hijos
de desobedienciab.
3 También en estas cosas vivíamos nosotros antes, en las pasiones de nuestra carne,
haciendo el deseo de nuestra carne y de nuestra mente, y éramos totalmente hijos de ira
como los demás,a
4 pero Dios, que es rico en sus misericordias, por su gran amora con el que nos amó,
5 aun estando muertosa en nuestros pecados, nos dio vida junto con el Cristob, y por su
gracia Él nos salvó;
6 y habiéndonos resucitado con Él, nos hizo sentar con Él en el Cieloa mediante
Jesucristo,
7 para manifestar en las edades venideras la grandeza de la riqueza de su gracia y su
bondad, la cual mostró para con nosotros mediante Jesucristo,
8 porque es por su gracia que hemos sido salvosa, mediante la fe; y esto no surgió de
ustedes, sino que es don de Dios,
9 no por obrasa, para que nadie se jacte,
10 porque somos creación suyaa, creados por medio de Jesucristo para buenas obras,
las cuales Dios preparó de antemanob para que anduviéramos en ellas.
Jesucristo nos ha reconciliado con Dios
11 A causa de esto, recuerden que antes eran gentiles en cuanto a la carne, y llamados
incircuncisión entre los que se llamaban circuncisión, la cual es hecha con las manosa en
la carne.
12 Por ese tiempo, ustedes estaban sin el Cristo y eran extraños a las costumbres de
Israel, ajenos al pacto de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13 Pero ahora, por medio de Jesucristo, ustedes que antes estaban lejos, han sido
acercados por la sangre del Cristoa,
14 porque Él es nuestra paz, que de ambos hizo unoa, derribando el obstáculo que se
interponía
15 y la enemistad mediante su carne, y abolió la ley de ordenanzas expresadas por
medio de sus mandamientosa para crear de los dos a un nuevo hombreb en su persona,
haciendo la paz;
16 reconciliando con Dios a ambos en un cuerpo, dando muerte a la enemistad
mediante su cruz,
17 y vino a traer buenas nuevas de PAZ A USTEDES LOS QUE ESTABAN LEJOS, Y A LOS QUE
ESTABAN CERCAa,
18 porque por medio de Él tenemos acceso al Padre unos y otros por un mismo
Espíritua.

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19 Por tanto, ustedes ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los
santos y miembros de la familia de Diosa,
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetasa, y la piedra
angularb del edificio es Jesucristo mismo,
21 y construido todo el edificio por medio de Él, el cual crece para ser templo santoa
para Yahweh,
22 por quien también ustedes son edificados para morada de Dios por el Espíritu.

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Pablo, el ministro de los gentiles
Por este motivo, yo Pablo, soy prisioneroa de Jesucristo a favor de ustedes los
3 gentiles
2 (si han escuchado respecto a la administración de la gracia de Dios que me fue
conferida para ustedes);
3 porque mediante revelación me fue dado a conocer el misterioa, como les he escrito
brevemente,
4 para que al leerlo sean capaces de comprender mi conocimiento, que es por el misterio
del Cristo,
5 el cual no fue dado a conocer en otras generaciones a los hombres, tal como ahora ha
sido revelado a sus santos apóstoles y a sus profetasa por el Espíritu:
6 que los gentiles habrían de ser coherederos y partícipes de su cuerpo y de la promesa
dada por Él, mediante el Evangelio,
7 del cual yo he llegado a ser ministro suyo, de acuerdo al don de la gracia de Dios que
me ha sido conferida por la operación de su poder.
8 A mí, que soy el menor de todos los santos, me ha sido conferida esta gracia de
proclamar entre los gentiles la inescrutable riqueza del Cristo,
9 y que muestre claramente a todos los hombres cuál es la acción del misterioa que por
las edades había estado escondido en Dios, que ha creado todas las cosas,
10 para que la multiforme sabiduría de Diosa sea dada a conocer3 a los principados y
dominios que están en los cielosb, por medio de la Iglesia,
11 la cual Él había preparado desde las edades y la estableció4 por medio de Jesucristo
nuestro Señor,
12 en quien tenemos libertad y acceso en la confianza de su fe.
13 Por eso pido que yo no desfallezca en mis aflicciones, las cuales son por causa de
ustedes, porque esto es gloria suya.
La excelencia del amor del Cristo
14 Por este motivo, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda paternidad en los cielos y en la tierra,
16 para que, conforme a la riqueza de su gloria, les conceda el ser fortalecidosa con
poder por su Espíritu.
17 Que habite el Cristo en su hombre interiora mediante la fe, y en sus corazones por
medio del amor, fortaleciéndose su raíz y su cimiento,
18 para que sean capaces de comprender juntamente con todos los santos cuál es la
altura, la profundidad, la longitud y la anchuraa,
19 y de entender la excelencia del conocimiento del amor del Cristo, para que sean
llenos de toda la plenitud de Dios.
20 Y a Aquel que puede, por su gran poder, hacer por nosotros mucho más de lo que
pedimos o pensamosa, conforme a su poder que opera en nosotros,

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21 a Él sea la gloria en su Iglesia por Jesucristo, por todas las edades, eternamente y
para siempre. Amén.

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Exhortación a la unidad
Yo, pues, preso por causa de nuestro Señor, les suplico que se conduzcan como es
4 propio de la vocación a la que fueron llamados,
2 con toda humildad en su modo de pensar, con mansedumbre5 y paciencia, tolerándose
unos a otros en amor,
3 siendo diligentes en conservar la armonía del Espíritu en el vínculo de la paza;
4 para que sean un mismo cuerpo y un mismo espíritu, de la misma manera en la cual
fueron llamados en una misma esperanza de su vocación.a
5 Pues uno es el Señor, una la fe y uno el bautismo;
6 uno es Dios, el Padre de todos, que es sobre todos, y por todos y en todos nosotros.
Finalidad de los ministerios
7 No obstante, a cada uno de nosotros le es conferida la gracia según la medida del don
del Cristo.a
8 Por eso está dicho:
“ÉL ASCENDIÓ A LO ALTO, Y LLEVÓ CAUTIVOS A LOS CAUTIVOS. Y DIO DONES A LOS
HOMBRESa”.
9 Pero esto de que ascendió, ¿qué significa sino que también había descendido
primeramente a las regiones más profundas de la tierraa?
10 Aquel que descendió es el mismo que también ascendió por encima de todos los
cielosa, para llenarlo todo.
11 Y Él mismo constituyó a unos, apóstolesa, a otros, profetasb, a otros, evangelistasc , a
otros, pastoresd, y a otros, maestrose;
12 para la madureza6 de los santos, para la obra del ministeriob, para la edificación del
cuerpo del Cristoc ,
13 hasta que todos seamos uno y el mismo en la fe y en el conocimiento del Hijo de
Dios, y un varón maduroa7, según la medida de la estatura de la plenitud del Cristo;
14 y para que no seamos niñosa que fluctúan fácilmente, llevados por todo viento de
falsas doctrinas de hombres que mediante sus artimañas traman llevar al extravíob,
15 sino que seamos genuinos en nuestro amor, para que crezcamos en todo por medio
del Cristo, que es la cabezaa,
16 y por medio de Él todo el cuerpo esté formado y unido por todas las coyunturasa,
según el don que le es impartido por medida a cada miembro para el crecimiento del
cuerpo, para que se complete su edificación en amor.
Desechar al viejo hombre
17 Esto, pues, digo y testifico por causa del Señor: Que no se conduzcan ya como los
demás gentiles que andan en su vana manera de pensar,
18 entenebrecidos en su entendimiento, ajenos a la vida de Dios por la ignorancia que
hay en ellos, y por la ceguera de su corazón;

2200
19 los que cortaron su esperanza, y se entregaron a la lascivia y a la práctica de toda
inmundicia, por su avidez.
20 Pero ustedes no han aprendido así al Cristo,
21 si en verdad lo han escuchado y han sido instruidos por Él, de acuerdo a la verdad
que es en Jesús.
22 Desechen de ustedes su anterior manera de vivir, al viejo hombrea que se ha
corrompido por pasiones desviadas,
23 y renuévense en el espíritu de su mentea,
24 y vístanse8 del nuevo hombrea, que ha sido creado por Dios en la justicia y en la
santidad de la verdadb.
Los frutos en la vida cristiana
25 Por tanto, desechen de ustedes la mentira, Y HABLE CADA QUIEN LA VERDAD CON SU
PRÓJIMOa, porque somos miembrosb los unos de los otros.
26 ENÓJENSE, PERO NO PEQUENa; no se ponga el sol sobre su enojo,
27 ni den ocasión al Adversarioa.
28 El que robaba, no vuelva a robar, sino trabaje con sus manos para que tenga qué dar
al que tiene necesidad, y practique lo bueno.a
29 Ninguna palabra obscena salga de la boca de ustedes, sino la que sea buena y útil
para edificación, para que impartan gracia a los oyentesa.
30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Diosa, por quien han sido selladosb para el día
de la redención.
31 Quiten de ustedes toda amarguraa, furia, ira, gritería y blasfemia, junto con cualquier
maldad,
32 y sean afectuosos y compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, así
como Dios nos perdonó por medio del Cristo.a

2201
Imiten, pues, a Diosa como hijos amados.
5 Conducta cristiana
2 Condúzcanse en amor, como también el Cristo nos ha amado y se entregó a sí mismo
por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en fragante aromaa.
3 Pero fornicación y cualquier inmundicia o avaricia, ni siquiera se mencione entre
ustedes, como conviene a santos;
4 ni obscenidades, ni insensateces, ni insultos, ni necedades, los cuales son indeseables,
sino en vez de éstos, alabanza;
5 porque deben ustedes saber esto: que ningún fornicario, ni impuro, ni avaro, que es
idólatra, tiene herencia en el reino del Cristo y de Dios.
Advertencia sobre los engañadores
6 Nadie los engañe con palabras vanasa, porque a causa de estas cosas sobreviene la ira
de Dios a los hijos de desobedienciab.
7 Por tanto, no sean partícipes con ellos,
8 porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en nuestro Señor.
Condúzcanse, pues, como hijos de luza.
9 Porque el frutoa de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.
10 Disciernan lo que es agradable ante nuestro Señora.
11 No sean partícipes de las obras de las tinieblasa, porque son sin fruto, sino más bien,
repréndanlas,
12 porque es abominable hablar siquiera de las cosas que ellos hacen secretamente,
13 porque todas las cosas son expuestas y reveladas por la luz, y todo lo que es
revelado es luza.
14 Por eso está dicho:
Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos y te iluminará el Cristoa.
15 Por tanto, tengan cuidado de cómo se conducen; dignamente, no como insensatos,
sino como sabios
16 que aprovechan su oportunidad9, porque los días son malos.
17 Por ello, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntada de Dios,
18 y no se embriaguen con vino, porque en esto hay desenfreno, sino sean llenos del
Espíritua,
19 hablen entre ustedes con salmos, himnos y cánticos del Espíritu, canten al Señor con
sus corazonesa,
20 y den gracias a Dios Padre en todo tiempo a favor de todos los hombres, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo.
21 Sométanse unos a otros en el amor del Cristo.
El Cristo y su Iglesia: alegoría del matrimonio
22 Las casadas estén sometidas a sus maridosa como a nuestro Señor,

2202
23 porque el marido es cabeza de la esposaa, tal como el Cristo es cabeza de la Iglesiab,
y Él es el Salvador del cuerpo.
24 Así que, tal como la Iglesia está sometida al Cristo, del mismo modo también las
mujeres casadas lo estén a sus maridos en todo.
25 Maridos, amen a sus esposasa, así como el Cristo amó a su Iglesia y se dio a sí
mismo por ella,
26 para santificarla y purificarla mediante el lavamientoa por agua y por la palabrab,
27 para presentársela a sí mismo; una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni cosas
semejantes a éstas, sino que sea santa y sin manchaa.
28 De igual modo deben los maridos amar a sus esposasa como a sus mismos cuerpos,
porque el que ama a su esposa, a sí mismo se ama,
29 porque nadie ha aborrecido jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida,
tal como también el Cristo lo hace con su Iglesia,
30 porque somos miembros de su cuerpoa, de su carne y de sus huesosb.
31 P OR TANTO, DEJARÁ EL HOMBRE A SU PADRE Y A SU MADRE Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS
DOS SERÁN UNA CARNEa.
32 Grande es este misterio, pero yo me estoy refiriendo al Cristo y a su Iglesia.
33 Como sea, también todos y cada uno de ustedes ame a su esposaa como a sí mismo,
y la esposa respete a su marido.

2203
Conducta en la familia
Hijos, obedezcan a sus padres por causa de nuestro Señora, pues esto es justo,
6 2 porque éste es el primer mandamiento con promesa: HONRA A TU PADRE Y A TU
MADRE,
3 PARA QUE TE VAYA BIEN Y SE PROLONGUE TU VIDA SOBRE LA tierraa.
4 Padres, no exasperen a sus hijosa, sino críenlos en la disciplina y en la instrucción de
nuestro Señor.
Relaciones entre amos y siervos
5 Siervos, obedezcan a sus amos que son conforme a la carne, con temor y temblor y
con un corazón genuino, como al Cristo;
6 no sirviendo al ojoa como el que complace a los hombres, sino como siervos del
Cristo, haciendo la voluntad de Dios;
7 sirviéndolos con toda su alma, con amor, como a nuestro Señor y no como a los
hombres,
8 entendiendo que cualquier cosa buena que cada uno de ustedes haga, será
recompensadaa por nuestro Señor, sea siervo o sea libre.
9 También ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos perdonándoles sus faltas,
dado que saben que también ustedes tienen un Amo en el Cielo, y que para Él no hay
acepción de personasa.
La armadura que Dios ha provisto
10 Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en nuestro Señor y en la grandeza de su
podera,
11 y vístanse de toda la armadura de Diosa, para que sean capaces de estar firmes ante
las estratagemasb del Adversario;
12 porque su lucha no es contra carne y sangre, sino contra principadosa, contra
gobernantes, contra los poseedores de este mundo de tinieblas y contra los espíritus
malignos que están bajo los cielosb.
13 Por esta causa, vístanse de toda la armadura de Dios para que puedan resistir al
Maligno, y estando preparados en todo, puedan permanecer firmes.
14 Estén, pues, firmes, y ciñan sus lomos con la verdada, y vístanse con la coraza de
justiciab,
15 y calcen sus pies con la buena voluntad del Evangelio de la paza.
16 Y junto con esto, tomen el escudo de la fe para que con él puedan apagar todos los
dardos encendidos del Maligno.
17 Colóquense el YELMO DE LA SALVACIÓNa y tomen la espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego; velando en oración
siempre, orando e implorando continuamente por todos los santos;a

2204
19 y a la vez por mí, para que al abrir mi boca me sea dada palabra para anunciar
osadamente el misterioa del Evangelio,
20 del cual soy su embajador en cadenas, para que lo hable libremente, como debo
hablarlo.
Situación personal de Pablo y bendición final
21 Para que también conozcan mis actuales circunstancias y lo que estoy haciendo, he
aquí Tíquico, hermano amado y fiel ministro en nuestro Señor, se los dará a conocer,
22 a quien les envié especialmente para esto, para que sepan cómo me encuentro y
conforte sus corazones.
23 La paz sea a nuestros hermanos, y el amor con la fe de Dios10 Padrea y de nuestro
Señor Jesucristob11.
24 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo íntegramente.
Amén.
1 1:9 Aram., raza. Ver Ef. 3:3, 4, 9; 5:32; 6:19. Ver nota a Mt. 13:11.
2 1:10 Esto tiene perfecta armonía con lo que nos dicen Is. 65:17; 2ª P. 3:13 y Ap. 21:1 respecto a los cielos
nuevos y la tierra nueva.
3 3:10 Gr., conocer ahora.
4 3:11 Lit., la hizo.
5 4:2 Aram., nijuta, de la raíz noj, que puede traducirse descanso, tranquilidad, reposo, quietud, estar en calma,
cesar de algo. Tal vez el concepto de la mansedumbre del Señor, y la de los cristianos que han madurado más,
apegado a lo que nuestro Dios desea, es un estado de quietud interior frente a cualquier situación.
6 4:12 O, el perfeccionamiento.
7 4:13 O, perfecto.
8 4:24 Plena congruencia con Col. 3:10, donde también habla en tono imperativo.
9 5:16 Lit., que redimen su oportunidad.
10 6:23 Aram., jaimanuta d’Alaha. Ver nota a Mr. 11:22.
11 6:23 Aram., Marán Yeshu M’shija. Ver nota a Gá. 2:16.

1:1 a 2ª Ts. 3:17 1:3 a 2ª Co. 1:3 b Ef. 1:20; 2:6; Fil. 3:20 1:4 a Tit. 1:2 b Hch. 13:48 c 1ª Co. 1:8; Col. 1:22; 1ª
Ts. 3:13; 5:23 1:5 a Hch. 13:48; Ro. 8:29, 30; Ef. 1:11 1:7 a 1ª Co. 1:30; Ap. 1:5 1:9 a Ro. 11:25; 16:24; Ef. 3:3
1:10 a Is. 65:17; 66:22; 2ª P. 3:13; Ap. 21:1 b Col. 1:16 1:11 a Hch. 13:48; Ro. 8:29, 30; Ef. 1:5 1:13 a 2ª Ti. 2:15
b 2ª Co. 1:22 c 2ª Co. 1:22 d Gá. 3:14 1:14 a 2ª Co. 1:22; 5:5 b 1ª Co. 1:30 1:15 a Hch. 20:21 1:16 a Flm. 4 1:17
a Col. 1:9 1:18 a 1º S. 16:7 1:20 a Mt. 26:64 1:21 a Jn. 17:11; Fil. 2:9; He. 1:4; Ap. 19:12 1:22 a Sal. 8:6; Mt.
28:18; 1ª Co. 15:27 b Ef. 4:15
1:23 a 1ª Co. 12:27; Ef. 4:12; 5:30; Col. 1:18, 24; 2:19 2:1 a Ef. 5:14 2:2 a Jn. 12:31; Ro. 11:30; Ef. 6:12 b Col.
3:6 2:3 a 1ª Co. 6:11 2:4 a Jn. 3:16 2:5 a Ap. 3:1 b Col. 2:12 2:6 a Ef. 1:3, 20 2:8 a Hch. 15:11; Ef. 2:5 2:9 a Ro.
3:28; 2ª Ti. 1:9; Tit. 3:5 2:10 a Gá. 6:15 b Mt. 25:34; Jn. 17:6; Ef. 1:4 2:11 a Col. 2:11 2:13 a Ro. 3:25; Col. 1:20
2:14 a Gá. 3:28 2:15 a Col. 2:14 b Gá. 6:15 2:17 a Is. 57:19 2:18 a 2ª Co. 3:17 2:19 a Mr. 3:31-35; Gá. 6:10; He.
12:22, 23 2:20 a 1ª Co. 12:28 b Sal. 118:22; Lc. 20:17; 1ª Co. 3:11 2:21 a Jer. 7:5; 1ª Co. 3:16, 17 3:1 a 2ª Ti.
1:16
3:3 a Ro. 16:24 3:5 a 1ª Co. 12:28; Ef. 2:20 3:9 a Ro. 11:25; Ef. 6:19; Col. 1:26, 27; 4:3 3:10 a 1ª Co. 1:24 b Is.
45:17 3:16 a Fil. 4:13 3:17 a Ro. 7:22 3:18 a Job 11:8, 9 3:20 a 2º Cr. 1:12 4:3 a Col. 3:14, 15 4:4 a Ro. 12:4
4:7 a He. 2:4 4:8 a Sal. 68:18 4:9 a Sal. 139:15 4:10 a 2ª Co. 12:2 4:11 a Ro. 1:1; 11:13; 1ª Co. 12:28; 2ª Co.

2205
11:13; Ap. 2:2 b Hch. 13:1; 1ª Co. 12:28; 2ª P. 2:1 c Hch. 21:8 d He. 13:17; 1ª P. 5:4 e Hch. 13:1; 1ª Co. 12:28; 2ª
P. 2:1 4:12 a Col. 1:28 b 2ª Ti. 4:5 c Ro. 12:5; Ef. 1:23 4:13 a He. 5:14 4:14 a 1ª Co. 3:1 b He. 13:9 4:15 a Ef.
1:22 4:16 a Ro. 12:4 4:22 a Ro. 6:6; Col. 3:9 4:23 a Ro. 12:2 4:24 a Ro. 6:4; 2ª Co. 5:17; Col. 3.10 b Col. 3:10
4:25 a Zac. 8:16 b Ro. 12:5 4:26 a Sal. 4:4; Stg. 1:20 4:27 a Ef. 6:11, 12; Stg.4:7; 1ª P. 5:8, 9 4:28 a Lc. 6:38; 2ª
Ts. 3:8, 9
4:29 a Mt. 12:34 4:30 a Is. 63:10; 1ª Ts. 5:19 b 2ª Co. 1:22 4:31 a He. 12:15 4:32 a Mt. 6:14; 2ª Co. 2:7 5:1 a
Mt. 5:48; Lc. 6:36; Ef. 4:32 5:2 a Ex. 29:18, 25; 2ª Co. 2:14; He. 7:27 5:6 a Col. 2:8 b Col. 3:6 5:8 a Mt. 5:14;
Lc. 16:8; Jn. 12:35; Ro. 13:12; Fil. 2:15 5:9 a Gá. 5:22 5:10 a Ro. 12:2 5:11 a Ro. 13:12; 2ª Jn. 11 5:13 a Jn.
3:20, 21 5:14 a Is. 26:19; 51:17; 52:1; 60:1; Lc. 1:78, 79; Ro. 13:11; Ef. 2:1 5:17 a Col. 1:9 5.18 a Jer. 23:9 5:19
a Hch. 16:25; 1ª Co. 14:15, 26; Col. 3:16; Stg. 5:13 5:22 a 1ª Co. 14:34, 35; Tit. 2:5; 1ª P. 3:1 5:23 a 1ª Co. 11:3
b Ef. 1:22
5:25 a Ef. 5:28, 33; Col. 3:19; 1ª P. 3:7 5:26 a Tit. 3:5 b He. 4:12 5:27 a 2ª Co. 4:14; 11:2; Ef. 1:4; Col. 1:22; 1ª
Ti. 6:14; Stg. 1:27; 2ª P. 3:14; Jud. 24; Ap. 14:5 5:28 a Ef. 5:25, 33 5:30 a 1ª Co. 6:15; 12:27; Ef. 1:23 b Gn. 2:23
5:31 a Gn. 2:24 5:33 a Ef. 5:25, 28 6:1 a Pr. 6:20; 23:22; Col. 3:20 6:3 a Éx. 20:12; Dt. 5:16 6:4 a Pr. 19:18;
Col. 3:21 6:6 a Col. 3:22 6:8 a Mt. 5:12; 16:27; Lc. 6:23; Ro. 2:6; 1ª Co. 3:8; 9:17; 2ª Co. 5:10; He. 10:35; 2ª Jn.
8; Ap. 11:18; 22:12 6:9 a Dt. 10:17; Hch. 10:34; Col. 3:25 6:10 a 2ª Ti. 2:1 6:11 a Ro. 13:12; Ef. 6:13 b Lc.
22:31; 2ª Co. 2:11; 1ª P. 5:8 6:12 a 1ª Co. 8:5 b Ef. 4:27
6:14 a Is. 11:5 b Is. 59:17 6:15 a Ro. 10:15 6:17 a Is. 59:17 6:18 a Mr. 13:33; 1ª Ts. 5:17 6:19 a Ro. 16:24; Ef.
3:9 6:23 a Mr. 11:22; Hch. 16:34; 19:20; Ro. 3:3; 1ª Ti. 1:4 b Hch. 24:24; Ro. 3:22; Gá. 2:16; 3:22, 26; Fil. 3:9; 1ª
Ti. 3:13

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