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La sangre es un tejido fluido que circula por capilares, venas y arterias de todos
los vertebrados. Su color rojo característico es debido a la presencia del pigmento
hemoglobínico contenido en los eritrocitos. Es un tipo de tejido conjuntivo especializado,
con una matriz coloidal líquida y una constitución compleja. Tiene una fase sólida
(elementos formes, que incluye a los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas)
y una fase líquida, representada por el plasma sanguíneo.
Características
Funciones de la Sangre
Composición
La sangre presenta dos componentes principales, lo cuales son el plasma
sanguíneo y los elementos Corpusculares.(Glóbulos Rojos, Glóbulos Blancos y
Plaquetas).
Hematopoyesis
Las células que dan origen a las células sanguíneas se dividen en varios
compartimientos:
Células precursoras. Son aquellas que al madurar dan origen a las células que circulan
en la sangre, forman más de 90% de las células de la médula ósea y son reconocibles por
su morfología, de las cuales se hablará durante este capítulo.
Glóbulos rojos
Los glóbulos rojos o eritrocitos o hematíes son el tipo de célula más numerosa de la
sangre ya que constituyen el 99% de los elementos formes de la sangre. En realidad no
son verdaderas células porque no tienen núcleo ni otras organelas y su tiempo de vida es
limitado (unos 120 días). Tienen forma de discos bicóncavos, con un diámetro medio de
8 micras, son muy finos y flexibles y pueden deformarse para circular a través de los
capilares más estrechos. En el hombre normal su número es de unos 5,200.000/m3
(5x1012/litro ó 5 billones de hematíes por litro de sangre) y en la mujer 4,700.000/mm3
(4,7x1012/litro) de sangre. Su principal función es la de transportar la hemoglobina y, en
consecuencia, llevar oxígeno (O2) desde los pulmones a los tejidos y dióxido de carbono
(CO2) desde los tejidos a los pulmones. La hemoglobina (Hb) es la responsable del color
rojo de la sangre y es la principal proteina de los eritrocitos (hay unos 15 g/dl de sangre).
Cada molécula de Hb está formada por 4 subunidades y cada subunidad consiste en un
grupo hemo (que contiene 1 átomo de hierro) unido a una globina. La fracción con hierro
de la Hb se une de forma reversible al O2 para formar oxihemoglobina.
El hematocrito representa la proporción del volúmen sanguíneo total que ocupan los
hematíes. En condiciones normales es del 38% (5) en la mujer y del 42% (7) en el
hombre.
La eritropoyesis
Hemoglobina
Los niveles normales de hemoglobina están entre los 12 y 18 g/dl de sangre, y esta
cantidad es proporcional a la cantidad y calidad de hematíes (masa eritrocitaria).
Constituye el 90% de los eritrocitos y, como pigmento, otorga su color característico,
rojo, aunque esto sólo ocurre cuando el glóbulo rojo está cargado de oxígeno.
Plaquetas
Las plaquetas (trombocitos) son fragmentos celulares pequeños (2-3 μm de diámetro),
ovales y sin núcleo. Se producen en la médula ósea a partir de la fragmentación del
citoplasma de los megacariocitos quedando libres en la circulación sanguínea. Su función
es coagular la sangre, las plaquetas son las células más pequeñas de la sangre, cuando se
rompe un vaso circulatorio ellas vienen y rodean la herida para disminuir el tamaño para
evitar el sangrado.
Hemostasia
Glóbulos blancos
Los glóbulos blancos o leucocitos forman parte de los efectores celulares del sistema
inmunitario, y son células con capacidad migratoria que utilizan la sangre como vehículo
para tener acceso a diferentes partes de la anatomía. Los leucocitos son los encargados de
destruir los agentes infecciosos y las células infectadas, y también segregan sustancias
protectoras como los anticuerpos, que combaten a las infecciones.
El conteo normal de leucocitos está dentro de un rango de 4.500 y 11.500 células por
mm³ (o microlitro) de sangre, variable según las condiciones fisiológicas (embarazo,
estrés, deporte, edad, etc.) y patológicas (infección, cáncer, inmunosupresión, aplasia,
etc.). El recuento porcentual de los diferentes tipos de leucocitos se conoce como
"fórmula leucocitaria" (ver Hemograma, más adelante).
Granulocito
Neutrófilos, presentes en sangre entre 2.500 y 7.500 células por mm³. Son los más
numerosos, ocupando entre un 55% y un 70% de los leucocitos. Se tiñen pálidamente, de
ahí su nombre. Se encargan de fagocitar sustancias extrañas (bacterias, agentes externos,
etc.) que entran en el organismo. En situaciones de infección o inflamación su número
aumenta en la sangre. Su núcleo característico posee de 3 a 5 lóbulos separados por finas
hebras de cromatina, por lo cual antes se los denominaba "polimorfonucleares" o
simplemente "polinucleares", denominación errónea.
Basófilos: se cuentan de 0,1 a 1,5 células por mm³ en sangre, comprendiendo un 0,2-
1,2% de los glóbulos blancos. Presentan una tinción basófila, lo que los define. Segregan
sustancias como la heparina, de propiedades anticoagulantes, y la histamina que
contribuyen con el proceso de la inflamación. Poseen un núcleo a menudo cubierto por
los gránulos de secreción.
Monocitos: Conteo normal entre 150 y 900 células por mm³ (2% a 8% del total de
glóbulos blancos). Esta cifra se eleva casi siempre por infecciones originadas por virus o
parásitos. También en algunos tumores o leucemias. Son células con núcleo definido y
con forma de riñón. En los tejidos se diferencian hacia macrófagos o histiocitos.
Linfocitos: valor normal entre 1.300 y 4000 por mm³ (24% a 32% del total de glóbulos
blancos). Su número aumenta sobre todo en infecciones virales, aunque también en
enfermedades neoplásicas (cáncer) y pueden disminuir en inmunodeficiencias
En la sangre de tipo A, los eritrocitos solo tienen el antígeno A. Cuando en los glóbulos
rojos de una persona no hay antígeno B, su plasma contiene anticuerpos contra ese
antígeno, son los anticuerpos o aglutininas anti-B.
En la sangre de tipo B, los eritrocitos solo tienen el antígeno B. Cuando en los glóbulos
rojos de una persona no hay antígeno A, su plasma contiene anticuerpos producidos de
forma natural contra ese antígeno, son los anticuerpos o aglutininas anti-A.
En la sangre de tipo AB, los eritrocitos tienen los 2 antígenos, A y B. Cuando en los
glóbulos rojos de una persona hay los antígenos A y B, su plasma NO contiene ninguna
de las 2 aglutininas.
GRUPOS SANGUINEOS Rh Además del sistema de grupos sanguíneos ABO hay otros
sistemas que tienen importancia en las transfusiones de sangre. El más importante de ellos
es el sistema Rh. La principal diferencia entre el sistema ABO y el sistema Rh está en que
en el sistema ABO, las aglutininas que causan reacciones de transfusión se desarrollan
espontáneamente, mientras que no sucede así en el sistema Rh.
En este caso, la persona debe exponerse primero al antígeno Rh, lo que suele 23
producirse por transfusión casi siempre, antes de que se formen suficientes aglutininas
para causar una reacción por transfusión importante. Los eritrocitos pueden tener
diferentes antígenos del grupo Rh, pero el más frecuente es el antígeno D. El antígeno de
tipo D es el preponderante en la población y es también mucho más antigénico que los
otros antígenos del grupo Rh. Se considera que toda persona cuyos hematíes posean el
antígeno de tipo D es del grupo Rh+, mientras que las personas cuyos hematíes no lo
tienen son del grupo Rh-. De todos modos no se debe olvidar que incluso en las personas
del grupo Rh- pueden producirse reacciones de transfusión por los otros antígenos del
grupo Rh. Puesto que el antígeno D se hereda, al igual que los aglutinógenos A y B, en el
plasma de madres Rh negativas que dan a luz un feto Rh positivo, pueden aparecer
anticuerpos anti-Rh. Durante un primer embarazo de un feto Rh+, una madre Rh negativa
formará anticuerpos antiRh como respuesta a la entrada de hematíes fetales en su sistema
circulatorio. Esta inmunización de la madre por los hematíes del feto puede producirse en
cualquier momento durante el embarazo, pero es más probable cuando la placenta se
separa de la pared del útero, en el momento del parto. Por esta razón, los anticuerpos anti-
Rh se desarrollan en la madre después del primer embarazo. En un segundo o tercer
embarazo, si es de un feto Rh negativo no habrá problemas, pero si es de un feto Rh+,
estos anticuerpos o aglutininas anti-Rh o anti-D que se encuentran en el plasma de la
madre, como son IgG (inmunoglobulinas de tipo G o gammaglobulinas) de un tamaño
suficientemente pequeño, pueden atravesar la placenta y alcanzar el sistema circulatorio
fetal. Cuando ésto ocurre, puede producirse una grave reacción de aglutinación
(agrupación) de los hematíes Rh+ del feto con hemólisis (destrucción) de los mismos. Es
lo que se llama la enfermedad hemolítica del recién nacido y si no se toman medidas
profilácticas adecuadas, se produce en 1 de cada 160 nacimientos. Aproximadamente, la
mitad de los bebés afectados requerirán la sustitución parcial de su sangre por medio de
una transfusión. Si el embarazo es de un feto Rh negativo, no se produce este problema.
La hemólisis fetal puede evitarse inyectando gammaglobulinas anti-D a las madres Rh
negativas ya durante el primer embarazo e inmediatamente después del primer parto. Ésto
neutraliza cualquier hematíe fetal que pueda estar presente en el sistema circulatorio
materno y, por tanto, evita su reconocimiento por los linfocitos B y que se formen
anticuerpos anti-Rh en el plasma de la madre. En el caso del sistema ABO no se producen
estos problemas porque estas aglutininas son IgM, de elevado peso molecular, que, por
tanto, no cruzan fácilmente la placenta.