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“La elevada vocación y el espíritu del maestro de Escuela Sabática”

“Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las
multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.”
(Daniel 12:3, NVI).
Elena G. de White aconseja: “Los maestros de la escuela sabática deberían orar diariamente por la iluminación
del cielo, a fin de poder revelar a la mente de [los estudiantes] los tesoros de la santa Palabra.”
Ser maestro de escuela sabática es una elevada vocación. Al responder “sí” al llamado de Cristo, deseará ser
el mejor maestro del mundo. Pídale a Dios que le ayude a hacer lo mejor posible. “Enséñame a hacer mejor
mi trabajo. Dame energía y alegría. Ayúdame a compartir en mi servicio el amante ministerio del Salvador.”
(El ministerio de curación, pág. 376).”
Enseñar en la Escuela Sabática es más que lo que ocurre el sábado por la mañana en su clase, Es un ministerio.
El maestro de Escuela Sabática es un misionero “El Señor llama a los hombres y mujeres…a prepararse para
pasar la vida entera trabajando fervientemente en la obra de la escuela sabática.”
“La labor del maestro puede ser doble. Es posible que la mayor parte de sus alumnos sean ya miembros de
iglesia. Para ellos entonces el propósito de su enseñanza será profundizar su vida espiritual y desarrollar en
ellos las virtudes cristianas. En segundo lugar, animará a sus alumnos a traer inconversos a su clase de
escuela sabática. En ese caso, el propósito de su enseñanza será lograr que more en sus corazones el Cristo
que tanto necesitan conocer. Jesucristo crucificado debería ser exaltado en cada esfuerzo misionero.” Stanley
S. Will
W. T. Bartlett declara, “Un llamado al servicio como maestro de Escuela Sabática es un llamado al ministerio
semejante a Cristo. El maestro no debería estar satisfecho hasta que comprenda que esta encomienda ha
venido directamente del mismo gran Maestro, y que Él está controlando Su instrumento humano, y que el
maestro humano, visible y audible a la clase, es una vasija escogida a través de la cual el divino Maestro
puede continuar Su propia obra.”
Por amor de Cristo, sean los maestros y los obreros principales de vuestras escuelas sabáticas, hombres y
mujeres que amen y teman a Dios; hombres y mujeres que reconozcan la responsabilidad de su posición, como
quienes velan por las almas y tienen que dar cuenta a Dios por la influencia que ejercen sobre los que están a
su cargo.

Amado maestro, maestra, usted tiene el mismo propósito que el apóstol Pablo tenía: “... enseñando a todo
hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre” (Colosenses 1:28).
Dios te ha llamado para su servicio, es nuestro deseo y oración que seas un fiel y poderoso instrumento en
las manos de Cristo. Que Cristo le pueda decir “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho
te pondré; entra en el gozo de tu Señor.” Mateo 25:23

Con amor fraterno:


Directiva de escuela sabática

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