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Señor Juez:
JULIAN DOMINGUEZ, DNI 8.756.432, por derecho propio, con
domicilio real sito en la calle Rondeau 2452, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con
el patrocinio letrado del Dr. Juan Martinez, abogado inscripto al Tº 70 Fº 100 del
C.P.A.C.F., constituyendo domicilio procesal en la calle Rondeau 2452, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (Zona de Notificación 71), a V.S. me presento y
respetuosamente digo:
I.- OBJETO:
II. - HECHOS:
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tras haber devenido discapacitado y desocupado ya no puedo afrontar el costo de la
medicación.
Dicho medicamento es importante para mi tratamiento, el cual corre serio
peligro de extenderse en el tiempo innecesariamente en caso de que NO me sea
entregado en forma regular los mismos, esto sin dejar de mencionar que mi cuerpo
puede sufrir daños e incluso ocasionar mi muerte.
La diabetes mellitus es un conjunto de trastornos metabólicos, que afecta
a diferentes órganos y tejidos, dura toda la vida y se caracteriza por un aumento de
los niveles de glucosa en la sangre: hiperglucemia. La causan varios trastornos,
siendo el principal la baja producción de la hormona insulina, secretada por
las células β de los Islotes de Langerhans del páncreas endocrino, o por su
inadecuado uso por parte del cuerpo, que repercutirá en el metabolismo de
los hidratos de carbono, lípidos y proteínas.
En el trascurso de su adultez, cuando el suscripto tenía alrededor de 60
años de edad, tras el sufrimiento de dolorosos síntomas (propios del padecimiento de
esta enfermedad), y la realización de distintos análisis médicos se diagnosticó
mediante certificado médico correspondiente la existencia de celiaquía en la misma.
Desde aquel momento, debió sujetarse a una estricta dieta que le impedía
ingerir alimentos que contuvieran azúcar; lo cual no solo excluía de su ingesta diaria,
sino también una gran variedad de alimentos que en mínima medida la contenían e
igualmente dañosos dado el grado de diabetes detentado.
Se trata de una enfermedad crónica, es decir, el enfermo diabético,
nunca se cura.
La consecuencia indirecta de la omisión en que incurre la demandada en
autos al NEGAR injustificadamente la cobertura requerida, es la agravación del
cuadro, la aparición de efectos secundarios que pueden transformarse en
enfermedades crónicas, y que podrían llevar a la pérdida de la vida de un paciente.
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II.b.) Reclamos administrativos:
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para una adecuada protección y preservación de la salud” (Tinant, Eduardo Luis,
El derecho a la salud y la omisión inconstitucional del juez; LL 2000-C-545).
Es menester mencionar lo manifestado por la Corte Suprema de Justicia
de la Nación: “A partir de lo dispuesto en los tratados internacionales que tienen
jerarquía constitucional, este Tribunal ha reafirmado en recientes pronunciamientos
el derecho a la preservación de la salud, comprendido dentro del derecho a la vida
y ha destacado la obligación impostergable que tiene la autoridad pública de
garantizar ese derecho con acciones positivas” (Corte Suprema de Justicia de la
Nación, in re: “Campodónico de Beviaqua, Ana Carina c/ Ministerio de Salud y
Acción Social”; 24 de Octubre de 2000).
En el presente caso la acción de amparo constituye la vía apta a los fines
de tutelar estos derechos, y los que considero vulnerados, en virtud del
incumplimiento denunciado en cuanto a las prestaciones requeridas a la empresa
demandada.
El Máximo Tribunal ha establecido que el derecho a la vida, más que un
derecho no enumerado en los términos del Artículo 33 de la Ley Fundamental, es una
peyorativa implícita, ya que el ejercicio de los derechos reconocidos expresamente
requiere necesariamente de él y, a su vez, el derecho a la salud -especialmente
cuando se trata de enfermedades graves- está íntimamente relacionado con el primero
y con el principio de autonomía personal, ya que un individuo gravemente enfermo
no está en condiciones de optar libremente por su propio plan de vida (v. doctrina de
Fallos: 323:1339). También ha dicho que el derecho a la salud, desde el punto de
vista normativo, está reconocido en los tratados internacionales con rango
constitucional (Artículo 75, inc. 22), entre ellos, el Artículo 12 inciso c del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; inciso 1 Artículos 4 y
5 de la Convención sobre Derechos Humanos -Pacto de San José de Costa Rica- e
inciso 1 del Artículo 6 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
extensivo no sólo a la salud individual sino también a la salud colectiva (Del
dictamen de la Procuración General, al que remitió la Corte Suprema en su sentencia
del 18 de diciembre de 2003, dictada en los autos: A. 891, L. XXXVIII, caratulados
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"Asociación de Esclerosis Múltiple de Salta c/ Ministerio de Salud - Estado Nacional
s/ acción de amparo - medida cautelar").
A partir de la reforma de 1994, se ha observado la constitucionalización
del derecho a la salud, así como un interés en la reglamentación parlamentaria del
sistema sanitario integral, a la luz de los compromisos internacionales asumidos por
el Estado al incorporar tratados internacionales con jerarquía constitucional al
ordenamiento jurídico local.
El bienestar integral depende del acceso a los recursos necesarios para
cumplir con las necesidades fundamentales proclamadas en la Declaración de los
Derechos Humanos. El derecho a la vida, a la alimentación, a los servicios de salud,
a la educación, a la familia, a la libertad. Todos ellos son base y plataforma para que
el desarrollo humano integral sea posible.
La Corte Suprema ha sostenido que el derecho a la salud impone
obligaciones positivas al Estado. El Tribunal ha considerado que la legislación
sancionada en la materia por el Poder Legislativo constituye una de las medidas
adoptadas por el Estado para cumplir con sus obligaciones internacionales relativas
al derecho a la salud. Por ende, el incumplimiento por parte de la Administración de
las obligaciones establecidas por la ley, en especial de aquellas que imponen el
acceso a tratamiento o medicación, abren la posibilidad de reclamo individual y
colectivo por parte de las víctimas, a efectos de exigir su cumplimiento con expresa
apoyatura constitucional.
"Teniendo en cuenta las directivas emanadas de la Constitución
Nacional y de los Tratados Internacionales que la integran a partir de la Reforma de
1994, cabe concluir (…) que la garantía constitucional de protección a la salud debe
ser integral y totalizadora, siendo dicha carga impuesta en cabeza de las obras
sociales y de las entidades privadas prestatarias de los servicios de salud y, de
manera subsidiaria, sobre el Estado…” (Cámara Federal de Apelaciones de La Plata;
“B, R. N. C /PAMI S/ AMPARO"; 17/04/2007).
Así, dentro del antes mencionado proceso de reglamentación del Derecho
a la Salud y del marco normativo hasta aquí expuesto, cabe mencionar que en la
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actualidad contamos con legislación que regula el derecho de las personas que sufren
alguna discapacidad – Ley 24.901 - en cuyo artículo 1 “Institúyase por la presente
ley un sistema de prestaciones básicas de atención integral a favor de las personas
con discapacidad, contemplando acciones de prevención, asistencia, promoción y
protección, con el objeto de brindarles una cobertura integral a sus necesidades y
requerimientos”
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La Ley Nacional 26.588, reglamentada a principios de este año es
contundente al establecer: “…Las obras sociales enmarcadas en las Leyes 23.660 y
23.661, la obra social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de Ayuda Social
para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades de medicina prepaga y las
entidades que brinden atención al personal de las universidades, así como también
todos aquellos agentes que brinden servicios médicos asistenciales a sus afiliados
independientemente de la figura jurídica que posean, deben brindar cobertura
asistencial a las personas con celiaquía, que comprende la detección, el
diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento de la misma, incluyendo las harinas
y premezclas libre de gluten, cuya cobertura determinará la autoridad de
aplicación…”. El remarcado me pertenece.-
Como se puede apreciar, la supremacía legal y el respecto
positivo vigente.-
ilegal, sino altamente lesiva para la salud de un paciente, y peor aún, para su VIDA.-
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V.S., la empresa de medicina prepaga Medicus asumió expresamente
la responsabilidad del abastecimiento de los medicamentos necesarios para el
tratamiento de la diabetes, enfermedad que padezco, lo que hace viable mi
pretensión de obtener la entrega de los mismos, lo que solicito así se ordene, al
estar la misma alcanzada por las obligaciones del PMO.
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El fumus bonis iuris no implica lógicamente que deba estarse en
presencia de la existencia fehaciente del derecho invocado, sino tan sólo de la
apariencia de que dicho derecho le asiste al peticionario de la medida, debiendo
justificarlo sumariamente o resultar de las constancias de autos.
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en que se cuestionan decisiones relacionadas con la salud de las personas, resulta
suficiente para tener por acreditado tal recaudo, la incertidumbre y la preocupación
que ellas generan, de modo que la medida sea necesaria para disipar un temor de
daño inminente, acreditado prima facie o presunto ("Tratado de las medidas
cautelares", p. 77, n° 19).
“ ... Sin perjuicio de ello, el delicado estado de salud de la actora que
reviste una gravedad tal que resulta discapacitante y la aptitud que posee el
tratamiento indicado para mejorar su calidad de vida, resultan suficientes para
tener por verificado el peligro en la demora alegado”. (Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, sala I; Décima, Teresa del Valle c/
IOSE; de fecha 20/09/2005).
Asimismo, ha entendido el Máximo Tribunal: “... es de la esencia de
estos institutos procesales de orden excepcional enfocar sus proyecciones -en tanto
dure el litigio- sobre el fondo mismo de la controversia, ya sea para impedir un acto
o para llevarlo a cabo, porque dichas medidas precautorias se encuentran
enderezadas a evitar la producción de perjuicios que se podrían producir en caso de
inactividad del magistrado y podrían tornarse de muy dificultosa o imposible
reparación en la oportunidad del dictado de la sentencia definitiva...” (Corte
Suprema de Justicia de la Nación; Camacho Acosta, Maximino c/ Grafi Graf SRL. y
otros. s/ Daños y perjuicios; Sentencia C2348XXXII del 7 de Agosto de 1997).
IV.- c) Contracautela
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caución, solicito que la misma sea juratoria, en los términos y con el alcance previsto
por el art. 199° del C.P.C.C.N.
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constitucional que se alega lesionado, toda vez que los mismos proveen medios
procesales más generosos en plazos y medios probatorios, sin embargo, al
encontrarse en juego mi derecho a la salud, el cual reviste carácter de urgente, los
plazo propios del proceso ordinario no harían más que frustrar el ejercicio de mi
derecho.
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VII.- DERECHO:
VIII.- PRUEBA:
b) Informativa:
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a) Solicito se libre oficio a Medicus S.A a los fines de que remitan al
presente mi historia clínica;
XII - PETITORIO:
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