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III Encuentro sobre Religión Popular en México y el mundo

El papel de las rezanderas en la institución social comunitaria en San Pablo Ixáyoc. El caso
del levantamiento de Cruz

Introducción

El levantamiento de cruz como un rito de paso entre la vida y muerte es una institución
social además de religiosa encabezada principalmente por las rezanderas de la comunidad
de San Pablo Ixáyoc perteneciente a la región serrana del municipio de Texcoco, Estado de
México ubicada al oriente de la Ciudad de México.

El levantamiento de cruz se encuentra en el seno mismo de las prácticas religiosas de orden


fúnebre dentro del catolicismo. Sin embargo, la práctica precisa de cómo se hace este rito
depende de la dirección de especialistas religiosos como son las rezanderas. Ellas fungen
como las transmisoras de un cuerpo de conocimiento concreto expresado en prácticas que
brindan cohesión social al interior de la comunidad. La guía de las rezanderas en
situaciones concretas generaliza las prácticas que engloban un determinado rito y forjan a
su vez las tradiciones a seguir entre el grupo.

En esta ponencia se describe el rito del levantamiento de cruz en el marco de un novenario,


su contenido así como la respuesta ante necesidades inmediatas, poniendo énfasis en el
papel de las rezanderas en la institucionalización de este tipo de prácticas que a su vez
crean identidad y comunidad en San Pablo Ixáyoc.

Acerca de la religión popular

En términos de Mauss la práctica religiosa remite a un fenómeno social total al referir un


proceso vital que pone en juego todos los niveles de la sociedad además del hecho de que
no están circunscritos a un determinado cuerpo de saberes y valores asociados únicamente
con un sistema religioso.

Las normas y formas tanto del levantamiento de cruz como del novenario, son
relativamente autónomas a la institución eclesiástica, en términos de Gilberto Giménez
(1979:11). Si bien, efectivamente estas manifestaciones se encuentran adscritas a la religión
católica también lo es que la práctica misma sobrepasa los límites de tal sistema religioso
hasta abarcar la totalidad de la vida social de las personas.
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del levantamiento de Cruz
La anterior afirmación surge a partir de la observación participante de un novenario de un
integrante de la familia que me dio hospedaje durante mi primer periodo de campo, así
como pláticas informales y entrevistas semi estructuradas a las dos especialistas religiosas
de la comunidad de San Pablo Ixáyoc, Doña Mari y Doña Socorro, encargadas de dar
catecismo, cantar en misas, procesiones y rezar en velorios y demás actos públicos.

La realización de las prácticas concretas como lo es el novenario y dentro de éste el


levantamiento de cruz, son de carácter eminentemente empírico y utilitario pues se
fundamenta en la búsqueda constante de protección que intentan resarcir y eliminar las
angustias inmediatas como es la muerte así como la incertidumbre del destino del ser
humano después de ésta.

Evidentemente, existen diversos grados de pertenencia a la Iglesia, pues como señala Doña
Mari y Doña Socorro, la única norma por parte de la Iglesia es la presentación del cuerpo y
todo lo demás es innecesario según las prescripciones de la misma. Sin embargo, para ellas
no es así ya que como ser verá más adelante, la función que cumple está relacionado con las
propias relaciones que le sirven de sustento entre el individuo y el más allá, la familia y la
comunidad. De acuerdo a lo anterior, se puede observar que dichas prácticas no es una
desviación pues no están separadas del cuerpo de valores que le da existencia, pero la forma
es particular tanto de la comunidad, pero sobre todo de quien dirige dichas prácticas. En
este sentido, estas prácticas son predominantemente populares pues palabras de Gilberto
Giménez “El fenómeno religioso se vuelve popular (…) cuando humaniza a su dios para
sentirlo más próximo, procurando capturar parte de su poder mediante técnicas inventadas
por el mismo (1979:49). Además, es preciso señalar el fuerte carácter institucionalizado y
legitimado por parte de la propia comunidad a través de la repetición de ciertos actos como
lo es el ritual del novenario y dentro de éste el rito del levantamiento de cruz.

Ahora bien, llegado a este punto considero pertinente aclarar que es lo que entiendo por
ritual y rito, ya que estas definiciones pueden brindar en sí mismo un marco explicativo de
mis observaciones etnográficas.

Algunas definiciones sobre ritual y el rito


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La amplia bibliografía que existe sobre el ritual denota la dificultad de definirlo, pues no se
puede hablar de un ritual de corte universal ya que las características internas pueden o no
ser compartidos por eso que llamamos ritual ya que cada acto o evento debe ser definido en
sus propios términos. (Snoek 2006, Handelman 2005). Sin embargo, para fines de esta
ponencia, presentaré alguna definición general sobre el ritual no sin la advertencia de que
dicha definición no pretende ser total ni universal ya que depende del contexto específico
que intenta explicar.

Siguiendo a Lévis Strauss (1961) el ritual refiere al repertorio de creencias y


representaciones que el hombre tiene acerca del mundo. En este sentido, el novenario y el
levantamiento de cruz, como se verá más adelante, refieren exactamente a un cuerpo de
saberes y valores acerca de la construcción del propio mundo y su relación con el universo
o lo inexplicable. Por su parte, Handelman (2005,2006) sustituye el concepto de ritual por
el de acto público. En este sentido, considero interesante esta propuesta pero más que como
una sustitución de términos puede considerarse como uno de sus principales rasgos
definitorios. Para este autor el rito es parte del proceso ritual. La importancia del rito de
levantamiento de cruz está íntimamente ligada al ritual, ya que sin este rito, el ritual no
puede considerarse completo.

Un elemento significativo en torno al ritual tiene que ver con lo que señala Turner (1988)
en torno a la comunicación para definir un ritual, es decir, qué comunica, cómo y porqué.
En este sentido, el intercambio y la reciprocidad son aspectos importantísimos dentro de la
comunicación pues se comunican valores, ideas y ayuda moral y económica de manera
repetitiva.

Si bien es cierto que en el ritual en cuestión existe lo que Maurice Bloch (2006) denomina
como deferencia. Es decir, la dependencia de la autoridad de otros para garantizar el valor
de lo que se dice o se hace. Autoridad que recae en las especialistas del pueblo y no así en
la Iglesia ni sacerdotes, ni párrocos. El significado de tales actos públicos están
determinados por una experiencia práctica en la vida y eso es lo que finalmente le brinda
legitimidad al evento mismo pues la continuidad surge a partir de la observación
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participante de cada uno de los involucrados en lo que las especialistas denominan
acompañamiento.

Descripción etnográfica del caso de estudio

A continuación presentó datos recabados a partir de observación a un novenario y


levantamiento de cruz, así como entrevistas con las especialistas de la comunidad de San
Pablo Ixáyoc. En un primer momento describo a grandes rasgos el evento en cuestión con
la finalidad de presentar su envoltorio sociocultural para después analizar el ritual mismo, a
partir de la propuesta de Handelman (2005) que busca relacionar el evento en sí con el
significado y la importancia que la comunidad le atribuye a este evento. Lo anterior lo
construyo a partir de las entrevistas a las especialistas religiosas en la comunidad que ven
como nudo central el acompañamiento de la familia y de la comunidad en este tipo de
eventos.

El fallecimiento de Don Julio fue el jueves 26 de julio por la tarde, se veló toda la noche, el
viernes y sábado. El domingo se realizó la misa con cuerpo presente y este día empezó a
contarse los 9 días de la novena para concluir el martes 7 de julio.

Don Julio tuvo 5 hijas. En cuanto murió, las hijas fueron a visitar a Doña Mari y Doña
Socorro para preguntarles sobre el procedimiento a seguir. De acuerdo a la información
proporcionada, fueron a la iglesia con los fiscales para solicitar las ayudas que consisten en
cirios, una cruz, un rosario y un mueble en donde se hincan las rezanderas. Ese mismo día
se colocó la cruz de arena en la mesa y sobre éste se tendió el cuerpo y pasadas
aproximadamente dos horas llegó el ataúd, colocaron ahí al cuerpo y encima de la cruz
volvieron a poner el féretro.

En el patio estaban dispuestas más 50 sillas las cuales fueron ocupadas en su totalidad y los
días del velorio y rezo largo que dura dos horas a diferencia de los demás que es de una
hora. Dichos rezos largos se realizan un día anterior al entierro así como también la noche
anterior a la misa de los 9 días. En estos rezos, incluso se colocaron sillas afuera de la casa
hasta llenar un cupo de cerca de 100 personas en total.
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En el interior de la casa en lo que es la sala habían puesto la mesa del comedor y encima de
éste se encontraba el féretro de madera. Estaba abierto y encima había un cristo crucificado,
un vaso con agua y una canastita para las limosnas. Enfrente estaba un mueble que se ocupa
en las iglesias para sentarse. Alrededor de esta habitación estaban sillas dispuestas. Doña
Socorro y Doña Mari fueron las que dirigieron el rosario durante los más de 9 días. Ella
rezaba y todos, incluso los de afuera contestaban. En los días de rezos repartieron al
término de éstos cena como por ejemplo, tamales, tostadas de ceviche de soya, tlacoyos,
chilaquiles, pan dulce, pan salado, café y té.

El domingo 29 de junio se realizó la misa con cuerpo presente. Es oportuno mencionar que
esta fecha fue considerada la adecuada para enterrar el cuerpo ya que es la fiesta dedicada a
la conversión de San Pedro y San Pablo, santo patrono de la comunidad, que aunque no
representa la fecha principal se celebra junto con el santo jubileo que empieza justamente el
26 de junio. La procesión que se dirigió hacia la iglesia estaba compuesta por más de 100
personas y cargaban el ataúd 6 hombres. En la entrada de la Iglesia se encontraba la banda
contratada por la mayordomía con motivo de las festividades del pueblo, la cual empezó a
tocar música fúnebre. Entramos a la Iglesia y había gente hasta afuera y muchos de pie.
Pude contar por las bancas más de 200 personas. Duró una hora la misa y al terminar la
banda volvió a tocar y sacaron el ataúd y lo llevaron al panteón. El hoyo ya estaba hecho y
colocaron el ataúd ahí, en el momento en que empezaron a echar la tierra encima del ataúd
El entierro duró menos de una hora. Posteriormente en la casa se ofreció una comida que
consistió en huevo en salsa verde con nopales, arroz y frijoles y agua de Jamaica. Como ya
comenté a partir de este día se empezó a contar los 9 días. Al concluir los 9 días, es decir el
lunes 6 de julio se realizó otro rezo largo, en donde se desarrolló el rito del levantamiento
de la cruz. Ese día, después de una hora de rezo, empezaron Doña Socorro y Doña Mari a
cantar una alabanza referente al levantamiento de cruz y todos los familiares cercanos
empezaron a entrar a la sala en donde estaba la mesa con la cruz de arena encima de la
mesa. Los familiares fueron retirando la cruz con el botón de una margarita mientras
cantaban. Pasaron las hijas, los nietos y los bisnietos. Al terminar juntaron la mesa a la
pared y tomaron del cuarto del difunto agua, velas y flores todo bajo la dirección de los dos
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especialistas quienes instruían sobre las acciones a emprender. Pusieron una cruz de madera
que llevó Julio a grabar. Pusieron flores y al terminar este procedimiento terminó el rezo y
empezaron a servir los tamales.

El martes 7 de julio se realizó la misa de los 9 días, se llevó una cruz de madera y se llevó
la arena que había formado la cruz con anterioridad en una cajita blanca que fue colocada
encima de la tumba. Ese día hicieron 50 kilos de pollo, el cual ofrecieron con mole, frijoles
y arroz.

En una plática en la comida pude escuchar y observar que había muchas cosas que
desconocían las hijas del difunto porque se preguntaban entre ellas cómo hacer las cosas.
Una de las hijas comentó que ya le habían hecho al cuento en cuento al tiempo y a los
recursos pues debían de haber acabado justo a los 9 días y se estaban alargando un día más.

El ritual en sí mismo

El ritual del Novenario

La información vertida por Doña María de Jesús y Doña Socorro indica que tanto el ritual
como el rito analizados en la presente ponencia, dependen enteramente de los usos y
costumbres de cada comunidad. Con respecto a las directrices de la parroquia y de la
diócesis comenta Doña Mari que éstas no tiene lineamientos ni dice cómo deben
desempeñar su trabajo ya que la Iglesia reconoce que cada quien tiene su forma de hacerlo
y lo único que le importa a ésta es que se presente el cuerpo en misa. Así que ellas tienen la
libertad y la decisión de añadir todo lo que ellas crean pertinente.

La novena consta de 9 días y durante estos días se reza la letanía mayor, el noveno día ya
no se reza sino que se canta pues intenta ser más alegre y también más solemne. Cada
pueblo tiene diferentes costumbres. Por ejemplo, en San Dieguito, empieza a contar desde
el día que fallece la persona. Por su parte, en San Pablo Ixáyoc, el día que se sepulta es el
día en que empieza la novena. En todo el novenario se reza para pedir por el que ya falleció
que inmediatamente entra al purgatorio para rendir cuentas. Se reza para que sea perdonado
y recibido en la gloria de Dios. En este sentido, Doña Socorro me dijo que el hombre, bajo
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la concepción católica, es un ser racional compuesto de cuerpo y alma y que a su muerte
sólo hay tres lugares a los que puede ir. Si el hombre ha sido malo se va al infierno, el
bueno, que sólo han sido los santos van al cielo y, el hombre común, que no es bueno ni
malo, pero que si tiene pecados va al purgatorio para purificarse, a través de la oración, y
poder entrar así al reino de Dios.

Las alabanzas que se rezan y se cantan en el novenario son generales a toda la diócesis.
Doña Mari dice que apenas fue a Apipilhuasco y notó que son las mismas alabanzas, sólo
cambia el tono. Las alabanzas las tiene desde hace mucho tiempo. No obstante, señala que a
veces encuentra oraciones en su repertorio de más de 30 años o, bien, acomoda nuevos
versos a las ya existentes como, por ejemplo, la canción de amor eterno que ella y Doña
Socorro adaptaron en su totalidad, así como dos versos finales de la alabanza denominada
más allá del sol que cantan cuando se acompaña el cuerpo al cementerio. En ese sentido,
ellas van actualizando las alabanzas.

Terminando la novena, los familiares y la comunidad que acompañaron al difunto mediante


rezos y oraciones, lo entregan a Dios éste lo recibe en su gloria. Y así acaba, como me
informa Doña Mari, uno de los dos juicios. El particular que comprende la muerte del
cuerpo que es este el caso y, el día del juicio final que implica a toda la humanidad.

Para el caso de los bebes o niños menores de 12 años, no existe juicio particular, pues no
hay pecado en ellos, por lo tanto, tampoco se realizan novenarios, tan sólo se vela la noche
del fallecimiento y al día siguiente se realiza la misa para presentar al cuerpo.

El sentido que cobra el ritual o acto ceremonial de la novena, en palabras de Doña Mari
alude a que

“El difunto está en el tribunal de Dios quien lee el libro de la vida y se


reza para que sean perdonados todos los pecados del difunto. Al noveno
día el alma asciende y entra al cielo a la luz y uno esta alegre. Es como
una embarazada, nueves meses y al noveno da a luz. Después se celebran
los honores cada mes durante un año para recordarlo pero principalmente
para unir a la familia y seres queridos pues se dice que quien los reúne es
el difunto”.
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Lo anterior indica la importancia que tiene a nivel social el ritual no sólo para el propio
individuo que está siendo juzgado sino, y, principalmente para la propia sociedad porque
logra reunir en torno suyo a la familia y a la comunidad toda vez que ésta acompañe al
difunto.

El rito del levantamiento de cruz

El rito del levantamiento de cruz consiste en recoger la arena de la mesa en donde descansó
el cuerpo del difunto. Doña Socorro señala que en la cruz descansa el cuerpo de Jesús y,
por esa razón se pone una cruz, es decir se coloca como una forma de descanso tanto para
el cuerpo y el alma del difunto. Este rito varía según la tradición de cada comunidad, tanto
en el material de la cruz, la cantidad y tamaño de la cruz, el lugar donde se coloca así como
la forma de levantarse. Por ejemplo, en Tequexquinahuac, Nativitas, utilizan como 2
costales ya sea de arena, cal, tierra o ceniza, por lo cual la cruz es muy grande, mientras que
en San Dieguito es m muy pequeña la cruz, además de que en éste pueblo se suele poner la
cruz en el piso al igual que en Texcoco.

Por su parte, en San Pablo Ixáyoc, los materiales también son variados, pero por lo general
se ponen de 2 a 3 kilos de arena o tierra. El lugar donde se coloca la cruz es en una mesa y
así el cuerpo se pasa de la cama a la mesa en lo que llega el ataúd. Cuando llega el féretro
colocan al cuerpo dentro de éste y colocan la caja encima de la cruz encima de la mesa. En
dicha mesa también colocan cuatro cirios, cuatro floreros e incienso, los cuales se cambian
en el último día de la novena. El incienso lo colocan para que toda la acción que se realice
suba hasta Dios.

Doña Socorro recuerda que antes se hacían cinco montoncitos de arena que representaban
los 5 misterios del rosario. En cada misterio se reza una décima de Ave María y Padre
nuestro. Es decir, 10 aves Marías y un padre nuestro que representa un misterio.

Doña Mari me informa que la puesta de la cruz tiene el propósito de entregar el cuerpo a la
tierra la cual es la materia primigenia y, por lo tanto, ahí es donde se regresa. La cruz
permanece hasta el último día de la novena, día en que es levantada también la cruz.
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Durante el levantamiento de cruz, se canta una alabanza la cual es: venid, venid todos a
acompañar, a la santa cruz que se va a levantar. Se repite esta alabanza todo lo que tarde la
familia en levantar la cruz pues se acostumbra que la familia más cercana sea quien la
levante. El tiempo es variado y depende de la participación de los familiares en el rito.

Un aspecto que depende de la costumbre del pueblo se refiere a la forma de levantarse la


cruz, ya que en San Nativitas y Tequexquinahuac se recoge con pala debido a la gran
cantidad de arena, mientras que en San Dieguito se recoge con la mano y en San Pablo con
la mano o un botón de una margarita. Una vez levantada la cruz se coloca en una caja
adornada de luto o blanca, según el gusto, y se vuelven a colocar las veladores, ahora
formando una cruz; y, en medio va la cajita, quedándose ahí hasta el siguiente día cuando
es llevada a la misa de los nueve días para que sea bendecida. Después de la misa se tiende
la tierra en la tumba y ahí termina el rito en particular y el ritual en general.

Las especialistas

La formación de las especialistas fue básicamente empírica y estuvo basada en observación


participante ya que ambas acompañaban a los rezanderos y catequistas a los velorios,
procesiones, misas y demás actos públicos. No obstante, si recibieron formación
complementaria tanto en la diócesis de Texcoco y en la parroquia de San Dieguito de la que
depende la capilla de San Pablo Ixáyoc, junto con Nativitas y Tequexquinahuac.
Actualmente tiene Doña Mari el cargo de coordinadora de catequesis y Doña Socorro es
integrante de la animación pastoral. Ambos cargos no sólo legitiman sus actividades sino
que, por el contrario, son un reconocimiento del servicio que hacen en la comunidad.

Doña Mari de 63 años, se concibe a sí misma como una representante de su comunidad ante
Dios. Ella es la única que recibe pago por su actividad en lo que se refiere a la misa
dominical por la cual recibe $100 pues su vida está enteramente consagrada a dicha
actividad. Por su parte Doña Socorro de 55 años, no recibe pago por la actividad salvo en
contadas ocasiones en las que han recibido algún tipo de regalos o pagos puesto que existen
personas conscientes de su labor y les ofrecen algún tipo de compensación. Sin embargo,
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por parte de la comunidad reciben la exención de algunos servicios principalmente en
faenas o mayordomías por la prestación realizada.

Hoy día las dos tienen más de 30 años realizando sus funciones como especialistas al
interior de la comunidad.

La importancia del acompañamiento para la propia comunidad

El acompañamiento de la familia y de la comunidad es crucial en estos eventos ya que a


partir de dicho acompañamiento las personas van conociendo la forma del proceso a seguir
a la muerte de algún familiar o allegado, además de que así va enseñándose a rezar y a
cantar. Las especialistas manifiestan que la mayaría de las personas en la comunidad saben
cómo proceder inmediatamente al fallecimiento, pero que hay otras tantas a las que se les
debe instruir desde el inicio en todo el proceso fúnebre, justamente porque dichas personas
no acostumbran acompañar a la comunidad en eventos de este tipo. Además del
acompañamiento moral, la comunidad apoya a los familiares del difunto con despensa y
con limosnas, es decir, dinero en efectivo. Doña Socorro me contó que sólo cuando una
familia pasa por ese evento es que se da cuenta de todo lo que implica el apoyo pues ella
misma se dio cuenta de cómo la gente ayuda cuando en su familia murió una persona, pues
no se había dado cuenta de todo lo que implica la muerte de un familiar en términos
económicos pero sobre todo en términos de reciprocidad del pueblo, pues nunca lo había
notado ni como especialista.

Uno de los factores que influyen en el acompañamiento o en la ayuda a la familia se refiere


al comportamiento en vida que tuvo tanto el difunto así como de la propia familia de éste,
todo depende de cómo fue el individuo en vida y si la persona apoyo en vida a otros no lo
dejan solo a la hora de su muerte. A este respecto, Griselda Vivar, pobladora de San Pablo
Ixáyoc me contó que si una persona no fue honesta o amable, las personas no acuden a su
casa por más comida que ofrezcan. Porque dice que sí, que la gente va a cenar a los rezos
pero que si la personas fue mala en vida o grosera la gente no asiste ni a la misa ni a los
rezos (Diario de campo, 2015:121). En este sentido, el padre que ofició la misa de los
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nueve días comentó algunos casos en los que no se pudo realizar la misa porque no había
nadie que cargara el féretro del difunto.

Otro factor es el desinterés de las personas en acompañar. Doña Socorro dice que ahora a la
gente ya no le interesa y dice que como hay gente que ya está estudiada le hacen muchas
preguntas y la cuestionan, como por ejemplo que de que sirven las oraciones para el difunto
si al fin de cuentas el cuerpo muerto se queda inmediatamente sin alma y que nada más
alargan el sufrimiento de la familia además del costo. No obstante, a ella le inculcaron que
las oraciones les ayudaban a que más pronto pasaran del purgatorio. Por eso se acompaña al
familiar como comunidad, como unidad y hermandad durante el novenario, ya después
cada quien en su casa. Además considera que sirve para reforzar lazos y crear otros al
interior de la comunidad.

Conclusión

La práctica ritual en la religión popular persigue fines e interés inmediatos. En el caso


presentado, el rito de paso del levantamiento de cruz refiere a un proceso vital como es la
muerte y, en este sentido el ritual en donde éste se enmarca busca no sólo cumplir con los
requerimientos de la fe sino y principalmente refuerza y crea lazos sociales que posibilitan
la vida en comunidad a través del apoyo de los vivos a los muertos.

El levantamiento de cruz es una dramatización en donde se entrega el cuerpo a la tierra de


manera simbólica, antes de hacerlo de manera literal. Esta teatralización es dirigida por las
especialistas en donde los valores de correspondencia entre la familia y la comunidad
recrean un círculo de reciprocidad ya que están conscientes de que la muerte es un hecho
que a todos nos va a tocar tarde o temprano. La acción inmediata que se busca tanto de los
familiares como la comunidad en general es el acompañamiento, el cual es un tipo de ayuda
no solo económica sino ante todo moral pues significa el ayudar a la persona ya fallecida a
pasar el umbral del purgatorio en donde se purifican todos los pecados para así entrar a las
puertas del cielo y también ayudar a vivir a las personas que sobreviven la muerte de su ser
querido. Para las especialistas es importante que la comunidad continué y no sólo por la
tradición sino porque es necesario para ayudar a la persona y a la familia que queda.
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Bibliografía

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