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Demencia y Alzheimer.

Uno de los principales problemas de las personas de edad avanzada es el deterioro


de su capacidad funcional y mental.
Es un síndrome causado por diversos padecimientos y lesiones que afectan al cerebro, usualmente
de naturaleza crónica y progresiva, en la que se presenta una alteración de las múltiples funciones
corticales superiores, incluyendo la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el
lenguaje, la capacidad de aprender y de realizar cálculos, y la toma de decisiones.

Entre las enfermedades demenciales se encuentran la enfermedad de Alzheimer (EA), la demencia


vascular, demencia con cuerpos de Lewy y la demencia frontotemporal.

Son los mayores contribuyentes a discapacidad, dependencia e institucionalización.


Problemas nutricionales que causa la demencia y Alzheimer en la persona
adulta mayor:
 Dificultad de masticación.
 Disfagia.
 Desnutrición y pérdida de peso causan
 Anorexia.
 Rechazo de la alimentación.
 Depresión, inestabilidad emocional, fatiga e irritabilidad que las cuales
dificultan una correcta nutrición e hidratación.
 Existe deficiencia de aporte de otras vitaminas como la tiamina, piridoxina
y cianocobalamina.
Estas empeoran el curso clínico, lleva a más daño funcional y a
dependencia, fragilidad, delgadez, movilidad restringida, fragilidad de la piel,
aumento del riesgo de caídas, fracturas, exacerbación de condiciones de
salud aumenta el riesgo de morbilidad, hospitalización, institucionalización
mortalidad.

Consejos a la hora de la Alimentación en personas con demencia:


 Comer siempre a las mismas horas.
 Hacerlo en un lugar tranquilo y sin distracciones.
 Probar la comida que no esté tan caliente o fría
 Darle a la persona el tiempo necesario para comer sin prisas.
 Comer junto con el paciente.
 Es preferible realizar varias comidas al día, unas 6, con alimentos energéticos
e hiperproteicos, respetando los gustos previos del paciente.
 Promover la autosuficiencia dejándolo agarrar los utensilios de comida
 Darle alimentos fáciles de ingerir.
 Incluir la máxima variación de alimentos para evitar déficit.
 Si el enfermo está en riesgo de lesionarse debe usar utensilios de plástico.
 Mantenerlo hidratado (litro y medio de agua).
Dieta del adulto mayor con demencia
La dieta tiene que ser variada y ha de contener diariamente pan, arroz, pasta,
ensaladas, hortalizas, legumbres, lácteos, frutas, carne, pescados y huevos en las
siguientes proporciones:
 2-3 raciones/día de lácteos (leche, yogures, queso fresco).
 5-6 raciones de hidratos de carbono al día, con cereales, frutas y verduras
 3-4 raciones a la semana de carnes magras.
 4-5 raciones de pescado a la semana.
 3 huevos a la semana.
 2-3 raciones de legumbres.
Es recomendable cocinar con aceite de oliva y usar cocciones a la plancha o al
vapor, con condimentos suaves y a gusto del paciente.
Evaluación nutricional para personas con demencia.
 El monitoreo y vigilancia continua del estado nutricional es crítico en el plan
y evaluar la eficacia de las intervenciones nutricionales para personas con
demencia.
 Los principales tipos de evaluaciones nutricionales son;
 evaluación dietética.
 historial del peso.
 antropometría física.
 cuestionarios de evaluación para el estado nutricional.
 biomarcadores nutricionales.
 conductas de comida y alimentación.
 Las medidas antropométricas y cuestionarios de evaluación son
ampliamente usados.
El seguimiento de una dieta equilibrada es un elemento esencial del estilo de vida y constituye
un factor protector de muchas de las enfermedades crónico-degenerativas que aquejan
actualmente a la población.

Las recomendaciones dietéticas para la prevención de la enfermedad de Alzheimer


consensuadas en la International Conference on Nutrition and the Brain.

Minimizar el consumo de grasas trans y saturadas.

Dar prioridad a vegetales, legumbres (habas, guisantes, lentejas), frutas, grano entero.

Una onza de nueces o semillas ("un pequeño puñado") diariamente es una fuente saludable de
vitamina E.
Una fuente fiable de vitamina B12, como alimentos enriquecidos.

Elegir multivitamínicos sin hierro ni cobre; los suplementos de hierro deben limitarse a prescripción
médica.

Evitar el uso de baterías de cocina, antiácidos, levadura en polvo u otros productos que aporten
aluminio*.

Realizar ejercicio aeróbico equivalente a 40 minutos de "paseo enérgico" tres veces por semana.

Consumir :
 Antioxidantes
 Pescados
 Aceite de oliva
 Ácidos grasos omega-3
 ácido fólico.
 vitaminas B12, B6, C, E, A, D, K.
 betacarotenos

Conclusión Actualmente no existen tratamientos disponibles para curar la enfermedad de


Alzheimer. Sin embargo, es evidente que la alimentación y el estado nutricional de un individuo
pueden ejercer un papel esencial en la modulación de la aparición de enfermedad de Alzheimer.
Parece ser que el exceso de la ingesta energética, grasas saturadas y trans está relacionado con
el aumento del riesgo del desarrollo de la enfermedad, mientras que el consumo de frutas,
verduras, pescados, lácteos y derivados, frutos secos, vino tinto, aceite de oliva y té verde en
cantidades adecuadas y la ingesta de ácidos grasos omega 3, folatos, vitamina A, E, C, D, B6 y
B12, colina, magnesio y selenio pudieran ayudar a frenar el deterioro cognitivo y disminuir el
riesgo de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, se requiere un mayor número de estudios
que establezcan y describan los mecanismos por los cuales los elementos de la dieta están
involucrados en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y sobretodo que permitan
establecer las cantidades óptimas de ingesta con fines preventivos.

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