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Aspectos

metodológicos
  El aprendizaje de la causalidad histórica
   
El último paso que lleva a cabo el historiador para completar una
investigación es establecer las causas de los hechos históricos y
explicar lo más correctamente posible un acontecimiento o periodo.
  En la escuela la explicación histórica, que comprende las causas y
las consecuencias, se imparte de una manera cerrada, como si se
tratara de una verdad absoluta y por ello los alumnos no saben
cómo se ha llegado a ello.
   
Esto implica que esta parte del proceso de aprendizaje se deberá
tomar como final de un proceso de formación en el que se irán
 
haciendo aproximaciones sucesivas hasta poder elaborar una
explicación razonada y basada en evidencias.
   
Nota: Esta es una glosa y adaptación del texto de Joaquim Prats (2001), Enseñar
  historia: notas para una didáctica renovadora, Mérida, Conserjería de Educación,

Ciencia y Tecnología, (Libro en línea).


   
  1. Aprender a preguntarse sobre los hechos del pasado
   
Si uno de los cometidos del historiador es preguntarse sobre el
pasado, es lógico que una buena parte de estas preguntas traten el
problema de la  causalidad, es decir el análisis de las causas por las
cuales suceden los hechos en ciertos momentos. Tomemos en
cuenta que enfocar la causalidad histórica quiere decir establecer la
 
comprensión correcta de las relaciones causa-efecto; ya que los
hechos históricos tienen más de una causa. El tema es importante,
puesto que no se limita a la Historia, sino que se puede aplicar a
otros campos tales como la economía, la Antropología, la Geografía
y otras disciplinas sociales.
   
  Comprender la causalidad en Ciencias Sociales exige unos procesos
formales generales y al mismo tiempo integrar conceptos de
disciplinas diversas, de tal forma que establecer las causas y
consecuencias es una tarea compleja. Establecer la causalidad de
los fenómenos sociales presenta dificultades para los alumnos de
los primeros ciclos. Tomemos en cuenta, por ejemplo, que el
intervalo entre causa y efecto varía; en los procesos históricos un
hecho puede tener consecuencias a corto mediano o largo plazo, así
como directas e indirectas.
   
También necesitamos hacer ver que los acontecimientos tienen más
de una causa y más de una consecuencia. Además, se pueden
 
plantear hechos que son causa y al mismo tiempo una
consecuencia, en sucesiones temporales ininterrumpidas.
   
Finalmente, debemos distinguir entre los motivos y las causas. Los
  motivos son las razones que tenemos para hacer o no hacer las
cosas; igualmente en este caso no actuamos por un sólo motivo.
   
Las causas y los motivos se pueden clasificar en económicos,
 
sociales, políticos e ideológicos.
   
  2. El aprendizaje de la causalidad
   
En cuanto a la adquisición del concepto de causalidad en los
primeros estadios de la escolarización, hay que tomar en cuenta
que el pensamiento del niño es limitado temporalmente y que éste
 
sólo puede comprender relaciones de causa/ efecto si estas están
muy próximas en el tiempo. Los niños entienden relaciones simples
de una o dos variables, siempre y cuando sean inmediatas.
   
En las etapas que siguen y que corresponden al final de la
educación primaria y el inicio de la secundaria, el alumno puede
comenzar a diferenciar tipos de causas, pese a que esta capacidad
de distinción no está generalizada. Hasta el  final de esta etapa le
será difícil entender que un hecho puede tener varias causas. Esto
 
implica que dichos conceptos sólo pueden trabajarse partiendo de
situaciones cotidianas y reales. Este será el momento en que se
pueda ampliar a problemas varios de tipo mecánico, geográfico o
antropológico, pero es posible que no se puedan aplicar al tiempo
histórico.
   
  Solo cuando nos encontramos ante alumnos de cursos de  nivel
medio superior puede empezarse a trabajar los temas causales
globalmente, estableciendo una red de relaciones causa-efecto
entre diversos hechos y situaciones. Para lograr este objetivo es útil
iniciarse en la investigación histórica partiendo de juegos de
simulación o “trabajos de detective”. Para el inglés Collingwood la
labor del historiador se parece a la del detective, ya que tiene que
reconstruir hechos que sucedieron en el pasado partiendo de una
serie de huellas (fuentes). A partir de edades que superan a los 15
ó 16 años es cuando el alumnado podrá atribuir un fenómeno a
varias causas que actúan conjuntamente y tratar cada causa como
una variable que puede ser analizada independientemente del resto,
pese a que puede actuar interrelacionadamente con otra u otras
variables.
   
Aquí ya los alumnos pueden distinguir las explicaciones
causales (las que se refieren a las circunstancias que causaron el
 
acontecimiento), de las explicaciones intencionales (motivaciones
que tuvieron las personas para intervenir en los hechos).
   
Los elementos que deben servir de base para trabajar lo expuesto
 
son:
   
La causalidad es una noción temporal  que precisa ser abordada en
un aprendizaje en espiral, aplicando sus aspectos más simples en
  los primeros estudios sistematizados de la Historia. Entre los
componentes de la causalidad, que influyen en la enseñanza de la
Historia mencionemos:
   
a) Principio de la Ley General de Causalidad: en condiciones
  iguales, a toda causa le sucede un mismo efecto. La causa es
siempre origen del efecto y es anterior en el tiempo.
   
b) Reglas de interferencia: ayudan a decidir qué causas e
  intenciones son las más adecuadas para la explicación histórica en
un momento determinado.
   
c) Elaboración de teorías explicativas  que relacionan las diversas
  causas (económicas, jurídico-políticas, sociales e ideológicas) en
una red conceptual que debe ser jerarquizada y compleja.
   
  3. Cómo acercarse al concepto de causalidad
   
La enseñanza-aprendizaje de la noción de causalidad e
 
intencionalidad se puede plantear en tres niveles de comprensión.
   
  En el primero, que es el más sencillo, se trata de identificar el
“por qué” ocurrieron los hechos. Se trabaja con problemas de
casualidad lineal, en una relación de causa-efecto. En un primer
nivel de comprensión, se pretende pasar de la noción intuitiva de
la causalidad a una noción científica de la misma, a través de la
comprensión de la ley general de causalidad. Para ello se explica
el concepto de causalidad lineal en su relación de causa-efecto.
Aquí las estrategias pueden ser juegos de simulación que
permitan determinar los esquemas conceptuales que tienen los
niños y presentar los nuevos conocimientos mediante un
organizador previo: son problemas simples que se resuelven a
través de planteamientos como: “¿por qué descarrila el tren?” La
respuesta que se pide al principio puede ser sencilla: “la vía
estaba rota”.
   
El segundo nivel introduce la intención y comienza con la
identificación de varios tipos de factores causales y acciones
intencionales. El segundo nivel busca comprender la noción de
intencionalidad y su tipificación en económica, social, jurídico-
política e ideológica. También se puede plantear con juegos de
simulación de la vida cotidiana mediante un relato breve. Por
ejemplo se pueden determinar los motivos de un joven de 17
años para trabajar en Londres en vez de estudiar derecho, o los
de Martha para cursar periodismo en vez de sociología. En cuanto
al problema visto en el nivel anterior se podría hacer más
compleja la explicación causal con preguntas como: ¿quien es el
responsable del mantenimiento de las vías?, ¿qué hicieron los que
deben vigilar el tránsito de trenes en la zona?, ¿por qué no se
invirtió dinero suficiente para mejorar el trazado o para sustituirlo
por uno más seguro?, etc. Cuando dichas preguntas comienzan a
responderse en forma racional y satisfactoria, se comienzan a
introducir temas más explícitamente históricos: causas y motivos
de un hecho concreto (por ejemplo, los motivos que hacían que
los conquistadores españoles se dirigieran a América y las causas
del llamado descubrimiento).
   
El tercer nivel es el más complejo, puesto que se articulan la
explicación intencional y la causal, como sucede en la realidad, y
se elaboran teorías explicativas complejas. Aquí el objetivo puede
ser ya la multicausalidad, utilizando las leyes de la inferencia y
elaboración de teorías explicativas. En las más recientes
investigaciones se analizan algunas experiencias entre
adolescentes y adultos referidas a la causalidad histórica y los
resultados indicaron que el dominio de la causalidad no es
completo en los estudiantes no expertos en Historia. Sin
embargo, la causalidad histórica compleja es de difícil adquisición
tanto para niños y niñas como para adolescentes e, incluso, para
los mismos adultos.

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