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Hablar y escribir son formas de ordenar ideas. Para Weissmann (2014), “hablar a otro
(…) exige al hablante ser suficientemente claro, conciso y capaz de justificar sus
afirmaciones” (pp. 14-15); por lo tanto, en un profundo diálogo los actores deben
autoexigirse ser precisos en sus ideas. Escribir o representar gráficamente también
demuestran autocomprensión, poder transformar el lenguaje común a lenguaje científico.
Un gran docente sabe que un buen texto informativo se caracteriza por contener
información precisa y confiable; es interesante, motivador, multidisciplinario, crítico,
sistemático, ilustrativo, argumentativo, e invita al diálogo (Weissmann, 2014, p.36-38).
Conclusiones teóricas
El aprender a hablar, escribir y leer ciencia debe ser un proceso de continuo esfuerzo, y
acompañamiento del docente al momento de enseñar a los estudiantes, si lo que se busca
es que estos sientan curiosidad, pregunten, investiguen y así comprendan al mundo. Es
necesario que el conocimiento de los niños y jóvenes pase del empirismo al contexto
académico-educativo, y tal vez si es posible a largo plazo al campo científico. Lyly
Jacqueline Pinta Auqui 2020
Los docentes son los protagonistas de la enseñanza en el aula, por lo tanto al emitir
cualquier información, deben ser claros y estar seguros, pues de eso depende que los
estudiantes escuchen, sigan el hilo de la clase y se interesen en realizar preguntas con las
que comprueben lo que han aprendido. Otra forma de saber si un estudiante asimiló la
información es pedirle que mediante un resumen o dibujo explique el tema de la clase
dada. Es decir, las ideas que surgen del pensamiento luego de ser expresadas como
habilidades cognitivas, se concretan en habilidades cognitivas-lingüísticas.
Las estrategias de enseñanza para el logro de habilidades como hablar, escribir y leer
ciencia, deben aplicarse de acuerdo al contexto de los educandos. Claro que se pueden
tomar ejemplos de antecedentes practicados en otros países y por otros docentes como
base. El docente debe aprender que su formación implica no solo saber y hacer sino
también el saber ser, y saber comunicar. Solo así el interés de los estudiantes surgirá.
Referencias:
Jorba, J., Gómez, I. y Prat, A. (eds.). (1998). Parlar i escriure per aprendre. Barcelona:
ICE de l’Universitat Autònoma de Barcelona.