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Seminario Misioneros de la Natividad de María

Bachillerato Filosófico

Historia de la Filosofía Moderna

Ramiro Figueroa Cervantes y Daris Oliver Magdaleno Elizarraraz.

Giordano Bruno.

Santa Ana del Conde, León, Guanajuato a 09 de Octubre del 2019.


VIDA

Su vida fue la de un profesor y escritor ambulante, de incansable peregrinar.


Giordano Bruno nació en Ñola en 1548, entonces bajo el dominio español. Su
nombre de pila era Filippo; el nombre se lo impuso cuando era joven. Estudio en
Nápoles a los 10 años y a los 15 ingreso a la Orden Dominica, donde fue ordenado
sacerdote en Convento de la Minerva en Roma en 1572. Su entrada sin vocación
en una orden religiosa decidido tristemente el destino de su vida. El mismo dice que
“cuando se ha abrochado, ya no se pueden abrochar bien los demás”. En el
convento se hizo notar muy pronto por su carácter rebelde e indisciplinado y
despertó sospecha por su ortodoxia. Quito de su celda las imágenes de la Virgen y
de los Santos no dejando mas que el crucifijo. Sus opiniones suscitaron un
escándalo y se formularon 130 artículos en contra de él por sospechas de herejía,
como por la sospecha de asesinato de un miembro de su misma orden religiosa.
Por temor a la inquisición, a los 28 años dejo el convento y colgó los hábitos huyendo
a Roma, comenzando una vida errante y aventurera. Desde entonces pudo decir
con razón, que toda tierra es patria el filósofo. Viajo por el norte de Italia. Este mismo
lugar fue el comienzo de su vida vagabunda, pasando después por Ginebra,
Francia, Inglaterra donde fue maestro en Oxford donde posteriormente retorno a
Inglaterra, sucesivamente a Francia y por último a Alemania. Regreso
temerariamente una vez más a Italia donde fue arrestado por la Inquisición de
Venecia en 1592, y al año siguiente fue entregado a la Inquisición de Roma, que le
tuvo encarcelado durante algunos años. Finalmente, en vista de que continuaba
manteniendo sus opiniones, fue quemado en Roma el 17 de febrero de 1600.

OBRAS

Las obras Giordano Bruno fueron declaradas heréticas y ateas tanto por
católicos como por protestantes y por esta razón, quemadas, destruidas y
mantenidas en secreto. Es por ello, que es muy difícil encontrarlas reunidas, aunque
la mayoría de ellas se encuentran reunidas en la universidad de Gotingo; y en la
Historia de la Filosofía de Bule. Se contienen noticias muy extensas acerca de ellas.
En general, esas obras son muy raras, circulan poquísimo y se hallan con frecuencia
prohibidas en Dresde, figuran entre los libros vedados, de los que los lectores no
pueden disponer. Los escritos de Bruno incluyen De umbris idearum (1582) y las
siguientes obras en forma de dialogo: La cena de ceneri (1584), Della causa,
principio e uno (1584), De I’infinito, universo e mondi (1584), Spaccio della bestia
trionfante (1584), Cabala del caballo pegaseo con I’agguiunta dell’asino cilleno
(1585), y Degl’eroici furori (1585). Entre sus restantes obras hay tres poemas
latinos, publicados en 1591, el De triplici mínimo et mensura ad trium speculativarum
scientiarum et multarum activarum artium principia libro V, el De monade, numero
et figura, secretioris nempe physicae, mathematicae et methaphysicae elementa, y
el De inmenso et inmerabilibus, seu de universo et mundis libri VIII.

PENSAMIENTO

Sigue las huellas de filósofos-renacentistas y avanza notablemente en el tipo


de razonamiento de Ficino (quien se quedó en los límites de ortodoxia) pero intenta
llegar a las últimas consecuencias. Cabe interpretar el pensamiento bruniano como
una especie de gnosis renacentista, un mensaje de salvación con el sello de la
religiosidad egipcia. La salvación lleva un sello religioso egipcio era la aspiración de
todo escrito hermético, y la armazón neoplatonismo de su doctrina se ajusta a las
exigencias continuas. Reconduce la magia renacentista a sus fuentes paganas,
deplora la destrucción de dioses griegos por los cristianos. Bruno estuvo influido,
sin lugar a dudas, por el gran aparato que Ficino y Pico de la Mirándola, así como
diversas posturas filosóficas y religiosas, antiguas o medievales, y asimismo, con
su magia.

ARTE DE LA MEMORIA (MNEMOTECNIA) Y ARTE MÁGICO-HERMÉTICO

Las obras de Bruno están destacadas a la mnemotécnica (con componentes


mágico-herméticos) y entre ellas destaca De umbris idearum dedicada a Enrique III.
El arte de la memoria es antiguo, pues desde los oradores romanos memorizaban
sus discursos, asociando estructuras, sucesión de conceptos y argumentos a favor
de estas mismas estructuras. El autor medieval Ramón Llull en la edad media había
desarrollado esta técnica estableciendo reglas mentales que favorecieron este
método con ayuda de la estructuro ontológica. Dicha técnica resurgió con Bruno
alcanzando su culmen.

El arte de la memorización estuvo de “moda” entre los neoplatónicos y herméticos,


quienes consideraban como un método de imágenes fundamentales y arquetipos,
presuponiéndola como un sistema de localización mnemónica, el orden cósmico y
su profundo conocer total; pero resulta que la mnemónica clásica solo se basa en
lugares e imágenes y la mnemónica renacentista es simplemente experiencia
hermética imprimiendo en la memoria imágenes arquetípicas o mágicamente
activadas: empleando imágenes mágicas o talismanes en calidad de imágenes
mnemónicas el mago aspira al conocimiento y poder universal en sintonía con el
universo gracias a la organización mágica de la imaginación.

En la obra de Bruno anteriormente mencionada, remite a Hermes Trismegistos,


quien se convenció que la religión egipcia es mejor que la cristiana, por ser una
religión de la mente (sol es lo superior). Las sombras de las Ideas son imágenes
mágicas que reflejan las ideas de la mente divina y las cosas sensibles son copias.
Al imprimir estas imágenes mágicas se obtendrá una especie de reflejo de todo el
universo en la mente, adquiriendo así una maravillosa potenciación de la memoria
y reforzamiento total de las operaciones.

Sigue las huellas de filósofos-renacentistas y avanza notablemente en el tipo de


razonamiento de Ficino (quien se quedó en los límites de ortodoxia) pero intenta
llegar a las últimas consecuencias. La salvación lleva un sello religioso egipcio como
aspiración de todo escrito hermético, y la armazón neoplatonismo de su doctrina se
ajusta a las exigencias continuas. Reconduce la magia renacentista a sus fuentes
paganas, deplora la destrucción de dioses griegos por los cristianos.
EL UNIVERSO Y SU SIGNIFICADO

Expuso la visión Copérnico del universo, centrada en la concepción


heliocéntrica y en la finitud del cosmos relacionada con la magia astral y culto solar
de Ficino. La imagen que intento dar a entender en Oxford (que nadie entendió) era
el Dios presente en todas las cosas (sol inteligible). Expreso en Expulsión que
“Mercurio egipcio sapientísimo” (Hermes Trismegistos) es la fuente de la sabiduría.
Todo versa sobre lo divino por lo que es natural la contemplación y los secretos
entonces llama a esto intermediaria y matemática, ya que en ella interceden las
razones y actos del alma, situado entre lo corporal, espiritual e intelectual.

Dentro de este marco Bruno admite la existencia de una causa o principio supremo
llamado “mente de las cosas” que no puede ser conocido de ninguna forma: es por
eso que afirma que el universo es como no conocer nada del ser y substancia del
principio primero. Encontramos una jerarquía ascendente desde la materia a lo
inmaterial, de lo obscuro a la luz; dicha naturaleza es entendible según lo de a
entender lo divino. Las ideas humanas son sombras o reflejos de lo divino y aunque
es capaz de progresar y profundizar hacia la unidad divina originaria, es
impenetrable.

La filosofía bruniana sale del eje de la emanación al panteísmo. Nunca consiguió


una conciliación completa de ambos puntos de vista ni nunca llevó a cabo una
decidida exclusión de uno de ellos a favor o en contra. Todo se basa principalmente
en que acto y potencia, materia y forma que es todo dentro del alma del mundo, que
da vida y mueve todo. La facultad primaria y principal del alma del mundo es el
intelecto universal, que produce formas naturales, mientras nuestra mente forja las
universales. El mundo consta de cosas y factores distintos, pero finalmente se ve
que es “uno, infinito, inmóvil” (es decir, no susceptible de movimiento local) un solo
ser, una sola substancia”.

Llamó al universo tutto infinito porque no tiene márgenes, limite o superficie; no


llamo al universo totalmente infinito porque cualquiera de sus partes es finito, y cada
uno de los innumerables mundos que contiene es finito. Llamó a Dios tutto infinito
porque excluye de Sí todos los límites, y porque cada uno de sus atributos es uno
e infinito; y llamo a Dios totalmente infinito porque es totalmente en todo el mundo,
e infinita y totalmente en cada una de sus partes, a diferencia de la infinitud del
universo, que es totalmente en el todo, pero no en las partes, si es que, en referencia
al infinito, pueden ser llamadas partes.

Pero el pensamiento de Bruno no estuvo únicamente inspirado por el neoplatonismo


interpretado en sentido panteísta; también estuvo profundamente influido por la
hipotesis astronómica de Copernico. Bruno no era un científico, y no puede decirse
que ayudara en la verificación científica de la hipotesis; pero desarrollo, a partir de
ésta, conclusiones especulativas con una audacia característica, y sus ideas
operaron como estimulo para otros pensadores. Bruno tuvo la idea de una multitud
de sistemas solares en el espacio ilimitado. Nuestro sol es simplemente una estrella
entre otras, y no ocupa ninguna posición privilegiada, ni mucho menos, la Tierra.

Además, del hecho de que la tierra esté habitada por seres racionales no tenemos
derecho a inferir la conclusión de que sea la única en dignidad, o que sea el centro
del universo desde el punto de vista valorativo. Por todo lo que se supo, la presencia
de vida, o incluso de seres racionales como nosotros mismos, puede no estar
limitada a nuestro planeta. Los sistemas solares surgen y perecen, pero todos juntos
forman un solo sistema en desarrollo, un organismo animado por el alma del mundo.
Rechazó, pues enteramente, la concepción geocéntrica y antropocéntrica del
universo, tanto desde el punto de vista astronómico como en la perspectiva mas
amplia de la filosofía especulativa: los seres humanos terrestres son accidentes de
la única substancia cósmica viviente.
BIBLIOGRAFIA

Reale, Giovanni, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico II: Del


humanismo a Kant. Herder, Barcelona, 1992.

Copleston, Frederick, Historia de la Filosofía 3: de Ockham a Suarez. XVI


Filosofía de la Naturaleza. Ariel, Barcelona, 1981.

Aubert, J.M., Filosofía de la Naturaleza. Parte Segunda: La Naturaleza


Moderna, Capítulo III: La época clásica. Herder, Barcelona, 1984.

Hegel, G.W.F., Lecciones sobre la Historia de la Filosofía III: Sección Tercera:


El Renacimiento de las ciencias. Fondo de Cultura Económica, México, 1995.

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