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ANTOLOGÍA DE Licenciatura en
FILOSOFÍA DE Pedagogía
LA EDUCACIÓN
Características. La razón por la que se quiere orientar a los futuros docentes en
diferentes líneas de pensamiento es, porque en nuestra labor se debe tener muy
claro de qué concepción del hombre partimos y a que tipo de hombre queremos
educar.
Objetivo General.
Objetivos especificos:
1.- Que el estudiante ubique históricamente los distintos problemas que se han
dado en torno a las diversas concepciones de la educación.
2.- Que en la revisión grupal de los problemas los estudiantes analicen y critiquen,
considerando la pertinencia de vincularlos con el rumbo que sigue la educación en
México.
Programa:
1.3 Helenismo.
II PENSAMIENTO CRISTIANO
IV RENACIMIENTO
4.1 Montaigne.
4.2 Maquiavelo.
V FILOSOFÍA MODERNA
5.2 Comenio.
5.3 Hume.
VI ILUSTRACIÓN
6.1 Rousseau.
6.2 Kant
7.1 Hegel.
7.2 Marx.
7.3 Nietzsche.
8.2 Constructivismo.
8.4 Posmodernidad.
INTRODUCCION
El presente contenido ha sido producto del proceso de sistematización de un curso
vivencial de Filosofía de la Educación en la Licenciatura de Pedagogía en la
Universidad del Centro del Bajío, diseñada e instrumentada con un enfoque
constructivista.
Como puede observarse en cada lectura de esta antología se hará una reflexión
personal para ir complementando las ideas principales para un tema futuro o de
desarrollo e investigación filosófica, se pretende que durante cada lectura se genere
una reflexión que combine el trabajo individual, en equipo y grupal participativo de
manera significativa, o tema o problema específico. Esto implica que sean los
mismos estudiantes los que busquen información, trabajen los conceptos básicos,
reflexionen críticamente y deliberen sobre la aplicación de cada contenido o
principio filosófico al campo de la educación.
De esta forma se busca generar un reforzamiento en cada uno de los temas a través
de distintos modos de abordarlos, lo cual puede verificarse por medio de un examen
parcial y de recuperación de conocimientos durante el proceso.
Así pues el lector tiene en sus manos no un libro de texto de Filosofía de la
Educación en donde se desarrollan contenidos informativos de la materia, sino una
antología de lecturas para la reflexión y vivencia del curso de Filosofía de la
Educación distinto. Más que un planteamiento de respuestas y datos, esta antología
es una invitación y una guía para emprender, junto con los estudiantes, un proceso
de búsqueda, de enriquecimiento del propio horizonte como educadores o futuros
educadores a partir de un ejercicio de filosofar en grupo.
La idea central del curso, probada en el proceso en que surgió esta antología
consiste en que los estudiantes logren relacionar al ser humano con la filosofía y
con la educación, que conozcan más a fondo la filosofía que subyacen en los
distintos modelos educativos vigentes, sus posturas, sus preguntas y, de acuerdo
con esta comprensión redescubran el sentido del proceso educativo y sus acciones,
en este caso particular de la práctica educativa.
Espero que muchos alumnos acepten este reto y puedan emprender esta búsqueda.
Clave:
Semestre. Cuarto
Nivel. Licenciatura.
Créditos.
Tipo. Obligatoria.
UNIDAD 1
GRECIA
La educacion en Grecia Antigua
En Grecia se puede encontrar en primer lugar la separación de los procesos
educativos según las clases sociales, pero menos rígida y con una evidente
tendencia hacia formas de democracia educativa.
Detrás del educador humano se esconde el educador divino: Detrás de los levitas
el dios Yahvé, detrás de Fénix, Patroclo y Quirón, los dioses Zeus y Poseidón, y
quizás Mercurio. Y más aún, en Homero la única indicación de un tirocinio guerrero
es como en la Biblia, en el caso de David, puesto bajo el patrocinio de los dioses.
Por otra parte, la Leyenda de Quirón educador pertenece a otra tradición cultural,
encabezada por el gran poeta Hesíodo, cantor de la civilización campesina. A
Hesíodo se remontan aquellas enseñanzas que constituyen un patrimonio de
sabiduría y de moralidad campesina, y que corresponden a "las enseñanzas"
egipcias, mesopotámicas o hebreas; donde se encuentra la exhortación a honrar al
padre y a escuchar a la otra parte.
Platón recordará que de todos modos Homero ha sido el educador de toda Grecia.
En esta educación griega arcaica se encuentra la aculturación (moral, religiosa,
patriótica) y la adquisición de las técnicas, sobre todo la de gobierno, pero también
la de la producción. Las "palabras" y las "acciones" de Homero y de Fénix,
reaparecerán después en la Grecia histórica como educación a través de la
"música" y la "gimnasia"; por música se entiende la aculturación hacia el patrimonio
ideal, transmitido a través de himnos religiosos y militares, cantados coralmente por
los jóvenes (entonces no había transmisión escrita y los versos cantados eran
necesarios para grabarse en la memoria; la coralidad era sociabilidad), y por
gimnasia, la preparación del guerrero.
A. Los acústicos, que tenían acceso a la primera educación de las musas, con
mitos, cultos y cantos religiosos, memorización de poesías, instrumentos
musicales, danza y gimnasia.
B. Los matemáticos, que estudiaban aritmética, geometría, astrología y música.
C. Los físicos, que eran iniciados en los estudios filosóficos.
D. Los sabáticos, iniciados en la ciencia sagrada o esotérica.
Por otra parte, se puede observar en este período en Atenas, a principios del siglo
VI a.C., la aparición de una legislación sobre la escuela; en estas leyes se
establecían los deberes de los padres, entre otras cosas, enseñar a leer y a nadar,
también lo que deberían aprender las personas según su clase social, por ejemplo,
los pobres sólo podrían aprender un oficio; en el caso de los ricos, música y
equitación, además de "practicar la gimnasia, la caza y la filosofía". Asimismo, en
esta legislación se hace énfasis en las disposiciones que debían tenerse en cuenta
en la escuela, es decir, se especificaban los criterios para la iniciación y fin de las
lecciones, el número de alumnos por clase, la edad de los alumnos por ciclos y el
perfil de los profesores que debían dedicarse a la instrucción.
En el año 496 a.C. existían escuelas frecuentadas por muchos niños, donde se
enseñaban, además de la cítara, la flauta y la gimnasia, también las letras del
alfabeto.
Las escuelas se iban haciendo públicas, y más aún cuando el benefactor era un
soberano. Este proceso significó indudablemente una mejoría de las condiciones y
de prestigio social para los enseñantes.
El Aprendizaje
El tercer aspecto de la formación del hombre es el aprendizaje para el trabajo.
Aparte de la medicina (y en parte la arquitectura, otro arte noble), las otras
actividades artesanales, que poseían una ciencia, aseguraban una transmisión de
ésta y de la habilidad práctica. El único "arte" que une teoría y práctica o, en otros
términos, la única ciencia aplicable, era la medicina.
La concepción pedagógica
• La areté
La ciudad Estado ha ido cambiando poco a poco la concepción de sí misma, de su
forma de vida y de su gobierno. De la primitiva dilatada región, no demasiado
populosa ni delimitada con claridad, gobernada por unos pocos según las normas y
pautas de la tradición aristocrática, ha pasado a una zona en la que se distingue lo
urbano de lo rural, con una población que es alternativamente numerosa o diezmada
—según la suerte de las guerras—, con una activa participación de los habitantes
—los ciudadanos— en las deliberaciones y las decisiones que hacen a la vida
individual y pública, a los destinos de la polis.
El ciudadano debía conocer las leyes de la ciudad, que codificaban por una parte
los derechos de la polis como aquello común que todos poseían y a la que todos
pertenecían —la patria—, y por otra parte los derechos de sus habitantes, cuya
libertad y bienestar debían garantizar. Debía no sólo conocerlas, sino también
obedecerlas: solamente así era "justo".
Ante una nueva "areté", una nueva excelencia diferente de lo que había sido la areté
en el mundo homérico: la excelencia que el hombre ahora debe realizar es la
justicia, encarnada por un nuevo tipo de hombre: el ciudadano perfecto.
Pero esta justicia, cuyo cumplimiento hace del hombre un ciudadano perfecto, está
en función de las leyes de la polis, por lo que es tarea de cada Estado velar por la
formación de un tipo de hombre determinado, específico, propio de dicha ciudad,
marcado con su sello. La ley se presenta como la norma educativa, siendo el Estado
el educador.
Las instituciones
En este siglo aparecen en Atenas las escuelas, locales públicos provistos por el
Estado, donde enseñaban maestros particulares a grupos de alumnos, variables en
cuanto al número. Esta enseñanza colectiva coexiste inicialmente con la educación
llevada a cabo por un preceptor o ayo, pero poco a poco va sustituyéndola.
Primera etapa
Desde su nacimiento hasta los siete años, el niño quedaba en su casa, bajo los
cuidados de su madre y, en los hogares más adinerados, también de una nodriza y
de otras criadas que debían prestarle diversos servicios: lo entretenían, le
inculcaban buenas costumbres en lo personal y en lo social, velaban por el
aprendizaje del lenguaje, con cantos y narraciones
Segunda etapa
A partir de los siete años, el niño pasa a estar bajo la tutela del pedagogo, quien
velará por sus costumbres y lo acompañará a las diversas escuelas, llevándole los
útiles, defendiéndolo de cualquier peligro en las calles, e incluso asistiendo a las
clases.
El aprendizaje era arduo. Para la lectura, primero había que aprender de memoria
el alfabeto, luego todas las posibles combinaciones en sílabas y finalmente en
palabras, sin ahorrar dificultad. En la lectura expresiva se atendía a la cantidad de
las sílabas y a la modulación de la voz. En cuanto a la escritura, su enseñanza
guarda gran similitud con los métodos implementados en las escuelas de escribas.
Los textos sobre los que se ejercitaban, para una y otra habilidad, eran siempre
aquellos recomendables por su contenido moral, por los modelos humanos
ofrecidos y por las tradiciones y el patrimonio cultural que comunicaban: los poemas
homéricos, Hesíodo, los poetas líricos (Píndaro, Teognis) y los trágicos (Esquilo,
Sófocles, Eurípides). En cuanto a la enseñanza de los números, el sistema era
semejante: los números estaban representados por las letras del alfabeto y sus
combinaciones.
Tercera etapa
En el gimnasio tiene lugar el entrenamiento militar del joven efebo —muchacho que
ha cumplido los dieciocho años—, que dura dos años. Durante el primero, y luego
de una ceremonia en la que se les cortaba el cabello y prestaban un triple juramento
(de obediencia a las autoridades, de fidelidad a la religión de sus padres —que es
la de la ciudad— y de lealtad para con sus camaradas en el campo de batalla), se
instruían en la formación militar propiamente tal; durante el segundo año, hacían
servicio militar en las fronteras. Pasados esos dos años, el joven asumía la plenitud
de sus derechos cívicos, la participación consiente y activa en la vida de la polis.
Por otra parte, ya no se está ante la preocupación por el desarrollo del cuerpo, o
ante el cultivo de una conducta adecuada, sino ante el interés por la vida del espíritu
como razón especulativa y el discurso como su expresión propia.
En ese contexto se dará la formación del político, del hombre público, del futuro
gobernante, educación que estará a cargo de los sofistas, quienes despliegan su
actividad en la segunda parte del siglo V.
Los sofistas eran maestros de enseñanza superior, la cual surge precisamente con
ellos. Sus clases versaban sobre los temas más diversos, podríamos decir que no
había especialización, sino más bien una cultura general, pero orientada hacia un
objetivo específico: la formación del orador, pues el hombre político es el que tiene
un juicio prudente, bien fundamentado y comunicado con oportunidad y de manera
convincente.
Una de las figuras más importantes entre los sofistas fue Protágoras, quien tuvo un
altísimo concepto de su profesión, a la que denominó "tekné para distinguirla de la
ciencia, pero dando las precisiones para que no fuese confundida con la técnica, tal
cual la entendemos hoy. Se trata de la verdadera educación del hombre para la vida
pública, es la transmisión de la cultura (hecha de conocimientos, de reflexión, de
interrogantes y también de experiencia) como fundamento del humanismo, la
formación del hombre en un momento histórico signado por la relativización,
minimización e incluso prescindencia de las normas tradicionales, religiosas o
culturales.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
1. En equipos, elaboren una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico
de Grecia.
2. Elabora un cartel o un dibujo sobre la escuela griega: cómo eran las aulas,
cómo eran los gimnasios, los libros y cómo se organizaba a los alumnos.
3. Elabora un cuadro comparativo sobre las diferencias entre la educación basada
en Homero y la basada en Hesíodo.
AUTOEVALUACIÓN
SOCRATES
LA REMINISCENCIA
Sócrates.- Dicen que el alma humana es inmortal; que tan pronto desaparece, que
es lo que llaman morir, como reaparece; pero que no perece jamás; por esta razón
es preciso vivir lo más santamente posible; porque persona, al cabo de nueve años,
vuelve a esta vida el alma de aquellos, que ya han pagado la deuda de sus antiguas
faltas. De estas armas se forman los reyes ilustres y celebres por su poder y los
hombres más famosos por su sabiduría; y en los siglos siguientes, ellos son
considerados por los mortales como santos héroes. Así pues el alma, siendo
inmortal, renaciendo a la vida muchas veces, y habiendo visto todo lo que pasa,
tanto en esta como en la otra, no hay nada que ella no haya aprendido. Por esta
razón no es extraño que, respecto a la virtud y a todo lo demás, esté en estado de
recordar lo que ha sabido. Porque, como todo se liga en la naturaleza y el alma todo
lo ha aprendido, puede, recordando una sola cosa, a los cual los hombres llaman
aprender, encontrar en si misma todo lo demás, con tal que tenga valor y que no se
canse en sus indagaciones. En efecto; todo lo que se llama buscar y aprender no
es otra cosa que recordar, ninguna fe debe darse al tema, fecundo en cuestiones
que propusiste antes; porque sólo sirve para engendrar en nosotros la pereza, y no
es cosa agradable dar oídos solo a hombres cobardes, mi doctrina, por el contrario,
los hace laboriosos e inventivos, así pues, la tengo por verdadera; y quiero en su
consecuencia indagar contigo lo que es la virtud.
Menón.- Consiento en ello, Sócrates, pero ¿te limitarás a decir simplemente que
nosotros nada aprendemos, y lo que se llama aprender no es otra cosa que
recordar? ¿Podrías enseñarme como se verifica esto?
Sócrates.- Ya te dije, Menón, que eres muy astuto, en el acto mismo en que
sostengo que no se aprende nada y que no se hace más que acordarse, me
preguntas si puedo enseñarte una cosa; para hacer que inmediatamente me ponga
así en contradicción conmigo mismo.
Menón.- En verdad, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por puro hábito,
sin embargo, si puedes demostrarme que la cosa es tal como dices, demuéstramela.
Sócrates.- Eso no es fácil; pero en tu obsequio haré lo que me sea posible, llama a
alguno de los muchos esclavos que están a tu servicio, el que quieras; para que te
demuestre en él, que lo que deseas.
Sócrates.- El espacio cuadrado, ¿No es aquel que tiene iguales las cuatro líneas
que ves?
Esclavo.- Seguramente.
Sócrates.- ¿No tiene también estas otras líneas, tiradas por medio, iguales?
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- ¿No puede haber un espacio semejante más grande o más pequeño?
Sócrates.- Si este lado fuese de dos pies y este otro también de dos pies, ¿Cuántos
pies tendría el todo? considéralo antes de esta manera, si este lado fuese de dos
pies y este de un pie solo, ¿No es cierto que el espacio tendría una vez dos pies?
Sócrates.- Pero como este otro lado es igualmente de dos pies, ¿No tendrá el
espacio dos veces dos?
Esclavo.- Sí.
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- ¿Cuántos son dos veces dos pies? dímelo después de haberlos
contado.
Sócrates.- ¿No podría formarse un espacio doble que este y del todo semejante,
teniendo como él todas sus líneas iguales?
Esclavo.- Sí.
Esclavo.- ocho.
Sócrates.- Ya ves, Menón, que yo no le enseño nada de todo esto, y que no hago
más que interrogarle, el imagina ahora saber cuál es la línea con que debe formarse
el espacio de ocho pies. ¿No te parece así?
Menón.- Sí.
Menón.- Sí.
Esclavo.- sí.
Sócrates.- Si añadimos a esta línea otra línea tan larga como ella, ¿No será la
nueva línea doble que la primera?
Sócrates.- Tiremos cuatro semejantes a esta. ¿No será este el que llamarán
espacio de ocho pies?
Esclavo.- Seguramente.
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- ¿De qué magnitud es? ¿No es de cuatro veces más grande?
Esclavo.- Cuádruplo.
Sócrates.- De esta manera, joven con una línea doble no se forma un espacio
doble, sino cuádruplo.
Esclavo.- Es la verdad.
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- ¿Con qué línea se forma, pues, el espacio de ocho pies? el espacio
cuádruplo, ¿No se forma con esta?
Sócrates.- Y el espacio de cuatro pies, ¿No se forma con esta línea, que es la mitad
de la otra?
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- Sea así, el espacio de ocho pies, ¿No doble que este y la mitad de
aquel?
Sócrates.- Se formará con una línea más grande que esta, y más pequeña que
aquella; ¿No es así?
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- Es preciso, por consiguiente, que la línea del espacio de ocho pies sea
más grande que la de dos pies, y más pequeña que la de cuatro.
Sócrates.- Es preciso, por consiguiente, que la línea del espacio de ocho pies sea
más grande que la de dos pies, y más pequeña que la de cuatro.
Sócrates.- Si es de tres pies, no tenemos más que añadir a esta línea la mitad de
ella misma, y será de tres pies, porque he aquí dos pies, y aquí uno, de este otro
lado, en igual forma, he aquí dos pies y aquí uno, y resulta formando el espacio de
que hablas.
Esclavo.- Si
Sócrates.- ¿Pero si el espacio tiene tres pies de este lado y tres pies del otro, no
es de tres veces tres?
Esclavo.- Evidentemente.
Esclavo.- Nueve.
Esclavo.- De ocho.
Sócrates.- El espacio de ocho pies no se reforma entonces tampoco con la línea
de tres pies.
Menón.- Yo no lo pienso.
Esclavo.- Si
Esclavo.- Si
Esclavo.- Si
Sócrates.- Para completar el cuadro, ¿No podemos, en fin, colocar este otro en
este ángulo?
Esclavo.- Si
Esclavo.- Es cuádruplo.
Sócrates.- Pero lo que necesitábamos era formar uno doble; ¿No te acuerdas?
Esclavo.- Si
Sócrates.- Esta línea, que va de un ángulo a otro, ¿No corta en dos cada uno de
estos espacios?
Esclavo.- Si
Sócrates.- ¿No ves aquí cuatro líneas iguales que encierran este espacio?
Esclavo.- Es cierto
Esclavo.- Yo no lo veo.
Sócrates.- ¿No he separado cada línea de las antes dichas por mitad, cada uno de
estos cuatro espacios? ¿No es así?
Esclavo.- Sí.
Sócrates.- ¿No ves aquí cuatro líneas iguales que encierran este espacio?
Esclavo.- Es cierto.
Esclavo.- Yo no lo veo.
Sócrates.- ¿No ha separado cada línea de las antes dichas por mitad, cada uno de
estos cuatro espacios? ¿No es así?
Esclavo.- Sí.
Esclavo.- Cuatro
Sócrates.- ¿Y en aquel?
Esclavo.- dos
Sócrates.- ¿En qué relación está cuatro con dos?
Esclavo.- Es doble.
Sócrates.- ¿Con la línea, que va de uno a otro ángulo del espacio de cuatro pies?
Esclavo.- Si
Sócrates.- Los sofistas llaman a esta línea diámetro, y así, suponiendo que sea
este su nombre, el espacio doble, esclavo de Menón, se formará, como dices, con
el diámetro.
Sócrates.- ¿Qué te parece, Menón? ¿Ha dado alguna respuesta que no sea suya?
Menón.- Al parecer.
Menón.- Es verosímil.
Sócrates.- De esta manera sabrá, sin haber aprendido de nadie, por medio de
simples interrogaciones, y sacando así la ciencia de su propio fondo.
Menón.- Si
Sócrates.- ¿No es cierto que la ciencia, que tiene hoy tu esclavo, es preciso que la
haya recibido en otro tiempo, o que la haya tenido siempre?
Menón.- Si
Menón.- Al parecer.
Menón.- Si
BIBLIOGRAFÍA
SOCRATES
PLATON
DIALOGOS
EDITORIAL PORRUA
COLECCION SEPAN CUANTOS # 13, 1989.
PLATON
LA REPÚBLICA
El mito de la caverna
Represéntate ahora el estado de la naturaleza humana respecto de la ciencia y de
la ignorancia, según el cuadro que de él voy a trazarte. Imagina un antro subterráneo
que tiene todo a lo largo una abertura que deja libre a la luz el paso, y, en ese antro,
unos hombres encadenados desde su infancia, de suerte que no puedan cambiar
de lugar ni volver la cabeza, por causa de las cadenas que le sujetan las piernas y
el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tengan delante, a su espalda, a
cierta distancia y a cierta altura, hay un fuego cuyo fulgor les alumbra, y entre ese
fuego y los cautivos se halla un camino escarpado. A lo largo de ese camino,
imagina un muro semejante a esas vallas que los charlatanes ponen entre ellos y
los espectadores, para ocultar a estos el juego y los secretos trucos de las maravillas
que les muestran.
Todo eso me represento.
Figúrate unos hombres que pasan a lo largo de ese muro, porteando objetos de
todas clases, figuras de hombres y de animales de madera o de piedra, de suerte
que todo ello se aparezca por encima del muro. Los que lo portean, unos hablan
entre sí, otros pasan sin decir nada.
Sin embargo, se nos parece punto por punto y, ante todo, ¿Crees que verán otra
cosa, de sí mismos y de los que se hallan a su lado, más que las sombras que van
a producirse frente a ellos al fondo de la caverna?
¿Qué más pueden ver, puesto que desde su nacimiento se hallan forzados a tener
siempre inmóvil la cabeza?
¿Verán, así mismo, otra cosa que las sombras de los objetos que pasen por detrás
de ellos?
No.
Si pudiesen conversar entre sí, ¿No convendrían en dar a las sombras que ven los
hombres de esas mismas cosas?
Indudablemente.
Y si al fondo de su prisión hubiese un eco que repitiese las palabras de los que
pasan, ¿no se figurarían que oían hablar a las sombras mismas que pasan por
delante de sus oídos?
Sí. Finalmente, no creerían que existiese nada real fuera de las sombras.
Sin duda.
Mira ahora lo que naturalmente habrá de sucederles, si son libertados de sus hierros
y se les cura de su error. Desátese a uno de esos cautivos y oblíguesele
inmediatamente a levantársele, a volver la cabeza, a caminar y a mirar hacía la luz;
nada de eso harán sin infinito trabajo; la luz les abrasará los ojos, y el
deslumbramiento que le produzca le impedirá distinguir los objetos cuyas sombras
veían antes. ¿Qué crees que responderíais se dijesen que hasta entonces no ha
visto más fantasmas, que ahora tienes ante los ojos objetos más reales y más
próximos a la verdad? si se le demuestran luego las cosas a medida que vayan
presentándose, y se les obliga, en fuerza de preguntas, a decir que es cada una de
ellas, ¿no se le sumirá en perplejidad, y no se persuadirá a que lo que antes veía
era más real que lo que ahora se le muestra, sin duda, y si le obligase a mirar al
fuego, ¿no enfermaría de los ojos? ¿No desviaría sus miradas para dirigirlas a la
sombra, que afronta sin esfuerzo? ¿No estimaría que esa sombra posee algo más
claro y distinto que todo lo que se le hace ver?
Seguramente.
Necesitaría tiempo, sin duda, para acostumbrarse a ello; lo que mejor distinguirá
sería, primero, las sombras; luego, las imágenes de los hombres y de los demás
objetos mismos, de ahí dirigiría sus miradas al cielo, cuya vista sostendría con
mayor facilidad durante la noche, a lo claro de la luna y de las estrellas, que por el
día y a la luz del sol.
Sin duda.
Finalmente, se hallaría en condiciones, no solo de ver la imagen del sol en las aguas
y en todo aquello en que se refleja, sino de fijar en él la mirada, de contemplar al
verdadero sol en su verdadero lugar.
Naturalmente.
Después de todo, dándose a razonar, llegará a concluir que el sol es quien hace las
estaciones y los años, quien lo rige todo en el mundo visible, y que es en cierto
modo causa de lo que se veía en la caverna.
Seguramente.
¿Crees que sintiese todavía celos de los honores, de las alabanzas y recompensas
allí otorgadas al que más rápidamente captase las sombras a su paso, al que
recordase con mayor seguridad las que iban delante, detrás o juntas, y que por tal
razón sería el más hábil en adivinar su aparición, o que envidiase la condición de
los que en la prisión eran más poderosos y más honrados? ¿No preferiría, como
Aquiles en Homero, pasarse la vida al servicio de un pobre labrador y sufrirlo todo,
antes que volver a su primer estado y a sus ilusiones primeras?
No dudo que estaría dispuesto a soportar todos los males del mundo, mejor que
vivir de tal suerte.
Pues pon atención a esto otro: si de nuevo tornase a su prisión, para volver a ocupar
en ella su antiguo puesto, ¿no se encontraría como enceguecido, en el súbito
tránsito de la luz del día a la oscuridad?
Sí.
Y si mientras aún no distingue nada, y antes de que sus ojos se hayan repuesto,
cosa que no podría suceder sino después de pasado bastante tiempo, tuviese que
discutir con los demás prisioneros sobre esas sombras, ¿no daría que reír a los
demás, que dirían de él, que por haber subido a lo alto, ha perdido la vista,
añadiendo que sería una locura que ellos quisiesen salir del lugar en que se hallan,
y que si alguien se le ocurriese querer sacarlos de allí y llevarlos a la región superior,
habría que apoderarse de él y darle muerte?
Indiscutiblemente.
Consiente, pues, asimismo, en no extrañarse de que los que han llegado a esa
sublime contemplación desdeñan la intervención en los asuntos humanos, y que
sus almas aspiren sin tregua a establecerse en ese eminente lugar. La cosa debe
ser así, si es conforme a la pintura alegórica que de ella he trazado.
Ahora bien, si todo esto es cierto, fuerza es concluir de ello que la ciencia no enseña
en la forma en que cierta gente pretende. Se alaban de hacerla penetrar en un alma
en que nada hay de ella, aproximadamente como podría darse vista a unos ojos
ciegos.
Pero el presente discurso nos hace ver que todos poseen en su alma la facultad de
aprender, con un órgano a ello destinado; que todo el secreto consiste en apartar a
ese órgano, con toda el alma, de la visión de lo que nace, hacia la contemplación
de lo que es, hasta que pueda fijar sus miradas en lo que hay de más luminoso en
el ser; es decir, según nosotros, en el bien; del mismo modo que, si el ojo no
estuviese dotado de movimiento propio, ocurriría por pureza que todo el cuerpo
habría de girar con él, en el tránsito de las tinieblas a la luz; ¿no es así?
En efecto.
En esa evolución que se obliga a hacer el alma, todo el arte consiste, pues, en
hacerla girar de la manera más fácil y más útil, no se trata de conferirle facultad de
ver, que ya tiene; pero su órgano está orientado en mala dirección, no mira adonde
es debido, y eso es lo que hay que corregir.
Me parece que no hay otro secreto.
Sobre poco más o menos, ocurre a las demás cualidades del alma lo que a las del
cuerpo; cuando no han sido dadas por la naturaleza, se adquieren mediante la
educación y el cultivo. Más por lo que hace a la facultad de saber, como quiera que
es de naturaleza más divina, jamás pierde su virtud; únicamente pasa a ser útil o
inútil, ventajosa o nociva, según la dirección que se le imprima. ¿No has observado
aún hasta donde llega la sagacidad de esos hombres y a quienes se da el nombre
de pícaros redomados, y con qué penetración su mísera alma distingue todo aquello
que le interesa? su visita no es débil ni se halla turbada, sino que, como la obligan
a que sirva de instrumento a su malicia, son tanto más perjudiciales cuanto más
sutiles y clarividentes.
La observación es justa.
Así parece.
¿No es consecuencia verosímil, o más bien necesaria, de cuanto queda dicho, que
ni los que no han recibido ninguna educación y no tienen ningún conocimiento de la
verdad, ni aquellos a quienes se ha dejado pasar toda su vida en estudio y
meditación, son propios para la gobernación de los estados; los unos, porque en
toda su conducta no tienen en un fin fijo a que puedan referir todo lo que hagan en
la vida pública o en la vida privada; los otros, porque jamás consentirán en
encargarse de semejante fardo, creyéndose ya, en vida, en las islas afortunadas?
Tienes razón.
Según eso, a nosotros que fundamos una República, nos incumbe obligar a los
naturales excelentes a que se apliquen a la más sublime de todas las ciencias, a
contemplar el bien en sí mismo y a elevarse hasta el por el escarpado camino de
que hemos hablado; más después que hayan llegado a él, y cuando lo hayan
contemplado durante cierto tiempo, librémonos de permitirles lo que no se les
permite.
¿Pues tan duros hemos de ser con ellos? ¿Por qué condenarlos a vida miserable,
cuando pueden gozar de condición más dichosa?
Otra vez olvidas, mi querido amigo, que el legislador no debe proponerse la felicidad
de cierto orden de ciudadanos con exclusión de los demás, sino la felicidad de
todos; que, con esta mira, debe unir a los ciudadanos en los mismos intereses,
induciéndoles por la persuasión o por la autoridad a que unos a otras se den parte
en las ventajas que están en condiciones de prestar a la comunidad; y que, al formar
con cuidado semejantes ciudadanos, no pretende dejarles libertad para que hagan
el uso que les plazca de sus facultades, sino servirse de ellos para robustecer el
vínculo del estado.
Libro VII
BIBLIOGRFÍA
LA REPUBLICA
EL MITO DE LA CAVERNA
PLATON
LA REPUBLICA
DIALOGOS
EDITORIAL PORRUA
COLECCION SEPAN CUANTOS # 13, 1989.
ARISTOTELES
METAFÍSICA
Es, pues, evidente, que una sola ciencia estudiara igualmente los seres en tanto
que seres. Ahora bien, la ciencia tiene siempre por objeto propio lo que es primero,
aquello de que todo lo demás depende, aquello que es la razón de la existencia de
las demás cosas. Si la esencia está en este caso, será preciso que el filósofo posea
los principios y las causas de las esencias, pero no hay más que un conocimiento
sensible, una sola ciencia para un solo género; y así una sola ciencia, la gramática,
trata de todas las palabras; y de igual modo una sola ciencia general tratará de todas
las especies del ser y de las subdivisiones de estas especies.
Si, por otra parte, el ser y la unidad son una misma cosa, si constituyen una sola
naturaleza, puesto que se acompañan siempre mutuamente como principio y como
causa, sin estar, sin embargo, comprendidos bajo una misma noción, importara
poco que nosotros tratemos simultáneamente del ser y de la esencia; y hasta será
una ventaja, en efecto, un hombre, ser Hombre y hombre, significan la misma cosa;
nada se altera la expresión: el hombre es, por esta duplicación: el hombre es
hombre, o el hombre es un hombre, es evidente que el ser no se separa de la
unidad, ni en la producción ni en la destrucción.
Así mismo la unidad nace y perece con el ser, se ve claramente que la unidad no
añade nada al ser por su adjunción, y, por último, que la unidad no es cosa alguna
del ser. Además, la sustancia de cada cosa es una en sí y no accidentalmente, y lo
mismo sucede con la esencia, de suerte que tantas cuantas especies hay en la
unidad, otras cuantas especies correspondientes hay en el ser. Una misma ciencia
tratará de lo que son en sí mismas estas diversas especies; estudiará, por ejemplo,
la identidad y la semejanza, y todas las cosas de este género, así como sus
opuestas; en una palabra, los contrarios; porque demostraremos en el examen de
los contrarios, que casi todos se reducen a este principio, la oposición de la unidad
con su contrario. La filosofía constará además de tantas partes como esencias hay;
y entre estas partes habrá necesariamente una primera, una segunda; la unidad y
el ser se subdividen en género, unos anteriores y otros posteriores; y habrá tantas
partes de la filosofía como subdivisiones hay. El filósofo se encuentra, en efecto, en
el mismo caso que el matemático, en las matemáticas hay partes; hay una primera,
una segunda, y así sucesivamente. Una sola ciencia se ocupa de los puestos, y la
pluralidad es lo opuesto a la unidad; una sola y misma ciencia tratará de la negación
y de la privación, porque en estos dos casos es tratar de la unidad, como que
respecto de ella tiene lugar la negación o privación de la unidad en un género
particular. La unidad tiene, por lo tanto, su contrario, lo mismo en la privación que
en la negación: la negación es la ausencia de tal cosa particular: bajo la privación
hay igualmente alguna naturaleza particular, de la que se dice que hay privación,
por otra parte, la pluralidad es, como hemos dicho, opuesta a la unidad.
El filósofo debe poder tratar todos estos puntos, porque si no perteneciera y fuera
todo esto propio del filósofo, ¿quién ha de examinar, si Sócrates y Sócrates
sentados son la misma cosa; si la unidad es opuesta a la unidad; que es la
oposición; de cuántas maneras debe entenderse, y una multitud de cuestiones de
este género? puesto que los modos, de que hemos hablado, son modificaciones
propias de la unidad en tanto que unidad, del ser en tanto que ser y no en tanto que
números, líneas o fuego, es evidente que nuestra ciencia deberá estudiarlos en su
esencia y en sus accidentes. El error de los que hablan de ellos no consiste en
ocuparse de seres extraños a la filosofía, y si en no decir nada de la esencia, la cual
es anterior a estos modos.
Hay en los contrarios dos series opuestas, una de las caudales es la privación, y
todos los contrarios pueden reducirse al ser y al no ser, a la unidad y a la pluralidad,
el reposo, por ejemplo, pertenece a la unidad, el movimiento a la pluralidad, por lo
demás, casi todos los filósofos están de acuerdo en decir que los seres y la
sustancia están formados de contrario, todos dicen que los principios son contrarios,
adoptando los unos el impar y el par, otros lo caliente y lo frío, otros lo finito y lo
infinito, otros la amistad y la discordia. Todos sus demás principios se reducen, al
parecer, como aquellos, a la unidad y a la pluralidad, admitimos que efectivamente
se reducen a esto, es tal caso, la unidad y la pluralidad son en cierto modo géneros
bajo los cuales vienen a colocarse sin excepción alguna los principios reconocidos
por los filósofos que nos han precedido.
De aquí resulta evidente que una sola ciencia debe ocuparse del ser en tanto que
ser, porque todos los seres son o contrarios o compuestos de contrarios; y los
principios de los contrarios son la unidad y la pluralidad, las cuales entran en una
misma ciencia, sea que se apliquen, o, como probablemente debe decirse con más
verdad, que no se aplique cada una de ellas a una naturaleza única.
BIBLOGRAFIA
ARISTOTELES
METAFISICA
LA CIENCIA DEL SER
ARISTOTELES
LA METAFISICA
EDITORIAL PORRUA
COLECCION SEPAN CUANTOS # 120, 2011.
UNIDAD II PENSAMIENT0 CRISTIANO
DE LA PATRISTICA A LA ESCOLASTICA
PATRISTICA
Es la filosofía cristiana de los primeros siglos. Consiste en la elaboración doctrinal
de las creencias religiosas del cristianismo y en su defensa contra los páranos y
contra las herejías. La distinción entre religión y filosofía no es tan clara, sino que
tienden a confundirse los argumentos y la construcción de los discursos filosóficos,
teológicos y apologéticos. La religión cristiana es para los padres de la Iglesia, la
expresión cumplida y definitiva de la verdad que la filosofía griega sólo había logrado
intuir y construir de manera imperfecta y parcialmente. La razón (logos) que se hizo
carne en Cristo y que se conoce por la palabra por El revelada plenamente a los
hombres, es la misma en la cual se inspiraron – con las limitaciones humanas – los
filósofos paganos y trataron de traducir en sus especulaciones. Todo lo bueno de la
filosofía precedente es un anticipo de la Verdad revelada plenamente en la Buena
Nueva. Y todo lo malo es expresión de la limitada capacidad de la razón y de los
hombres frente a la riqueza e inmensidad de la verdad.
ESCOLASTICA
En sentido estricto es con propiedad la filosofía cristiana de la Edad media. Se
denominó “scholasticus” en los primeros siglos del medioevo a los maestros de las
artes liberales y más tarde a los docentes de filosofía y de teología que, al principio,
dictaban sus lecciones en las escuelas de los claustros o monasterios y de las
catedrales, y después, en las universidades. Es la filosofía no sólo producida sino
enseñada y transmitida en las escuelas medievales. El problema fundamental de la
escolástica es la de llevar al hombre hacia la comprensión de la verdad revelada.
Es el ejercicio de la actividad racional a través del uso de alguna filosofía
determinada (la neoplatónica o la aristotélica) con la finalidad de llegar a la verdad
religiosa, demostrarla o aclararla dentro los límites de los dogmáticamente posibles,
y dotarla de un arsenal argumentativo y defensivo contra la incredulidad y contra las
herejías.
ACTIVIDADES APRENDIZAJE
1. En equipos, elaboren una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico
de Roma y el cristianismo primitivo
2. Elabora un cuadro sinóptico sobre la aculturación griega y explica cuáles son las
diferencias y semejanzas entre la educación griega y romana.
3. En equipos discutan sobre los castigos corporales. ¿Por qué creen que se
mantuvo esta práctica durante siglos?
4. Dividan el grupo en dos equipos y organicen un debate. ¿Cuáles eran las ventajas
y desventajas de enseñar cualquier área del conocimiento mediante la lectura e
interpretación de textos?
AUTOEVALUACIÓN
PREGUNTA SI NO
Identifico las diferencias entre las civilizaciones
egipcia, griega y romana
1
La novela de Umberto ECO, El nombre de la Rosa (y con los límites del caso, la película homónima) recrea y
refleja este momento de disolución del pensamiento medieval: las últimas escenas del libro (SEPTIMO DIA:
NOCHE) muestra el final de una época en ese incendio que nace en el corazón de la ABADIA, la biblioteca y
se extiende en todas direcciones, ahogando en el fuego toda una época. “El orden que imagina nuestra
mente es como una red, o como una escalera, que se construye para llegar a algo. Pero después hay que
arrojar la escalera. Las únicas verdades que sirven son siempre instrumentos que luego hay que tirar”.
(1985: 596) Cfr. http://norojorgefilosofia.blogspot.mx/2007/11/patristica-es-la-filosofa-cristiana-de.html
consultado el 20 de enero 2014.
Comprendo cómo era la educación en Egipto, cómo
era la relación maestro alumno y cuáles eran las
áreas de conocimiento que se enseñaban
Identifico como era la educación en Grecia, cómo era
la relación maestro-alumno y cuáles eran las áreas
de conocimiento que enseñaban
Puedo explicar cómo era la educación en Roma,
como era la relación maestro alumno y cuáles eran
las áreas de conocimiento que se enseñaban
Comprendo cuales eran los métodos disciplinarios de
los maestros de la Antigüedad
Soy capaz de imaginar cómo eran las escuelas en
Egipto, Grecia y Roma.
CAPITULO III LA EDUCACION EN LA
EDAD MEDIA
La Edad Media comprende del siglo V al siglo XIV de la historia europea. A
diferencia de la Antigüedad, en la época medieval ya no hay esclavos, sino siervos.
Desde finales del imperio romano, los esclavos dejaron de ser rentables para los
imperios, ya que eran muchos y cada vez resultaba más caro mantenerlos. En ese
sentido, fue necesario motivarlos de cierta manera para que trabajaran más y por
ende, fueran más productivos.
en Roma. En ese sentido, la Iglesia, y sobre todo su cabeza, es decir, el Papa, eran
muy importantes para legitimar a cualquier rey germano. Si los reyes germanos
desconocían al Papa, eran considerados fuera de la gracia de Dios, mientras que si
eran aceptados por éste, entonces eran, elegidos por Dios. Fue así como Pipino el
Breve, en alianza con el Papa se convirtió en el nuevo rey de los Francos. En el
futuro, el Papa designaría a todos los reyes medievales.
Para el año 800, apenas iniciado el siglo IX, Carlomagno, hijo de Pipino el Breve,
heredó el trono de su padre. Carlomagno inició una serie de exitosas campañas de
conquista y cristianización. No hubo reino que pudiera vencerlo. Además de derrotar
a los anglos y sajones establecidos en Inglaterra, detuvo el avance musulmán en
los Pirineos (cordillera que divide a Francia de España), quienes para el año 800
eran una nueva amenaza para los reinos medievales, ya que los árabes ya habían
ocupado el sur de España y constantemente intentaron penetrar el territorio francés.
Una vez controlada la frontera en los Pirineos, el reinado de Carlomagno vivió una
época de paz en donde hubo un breve florecimiento cultural conocido como
Renacimiento carolingio. Se construyeron palacios, escuelas y otros centros de
saber, la mayoría de ellos, dedicados a reflexiones teológicas y religiosas.
Además del reino carolingio, que fue sin duda el más importante, también se
establecieron reinos de Italia, el norte de España, Alemania, Inglaterra, en fin, en
todo el territorio europeo. En ese sentido, para el siglo IX ya tenemos una sociedad
medieval claramente definida: feudos, torneos caballerescos y cristianismo.
Después de la muerte de Carlomagno, el reino de separó. Por otro lado, los vikingos
o normandos azotaron Europa, contribuyendo a una nueva época de caos e
invasiones militares. Entre el siglo IX y X los vikingos, provenientes de Escandinavia,
atacaron y se establecieron en el norte de Francia, Sicilia, Groenlandia e incluso
llegaron a las costas del norte de América. Sin embargo, los vikingos tuvieron el
mismo destino que los germanos, a saber, se cristianizaron y con el tiempo, se
difuminaron entre el resto de los reinos europeos. La importancia de las invasiones
vikingas fue que al sembrar el terror por todos los feudos, paradójicamente reforzó
las estructuras del feudalismo, pues los siervos buscaron la protección de los
señores feudales ante las oleadas vikingas.
En los siglos posteriores, del XI al XIII se vive un nuevo clímax de la Edad Media:
papado, reinos, servidumbre, feudalismo y torneos. Para aquel entonces, los reinos
más influyentes eran el Sacro Imperio Germánico, Francia, España, Inglaterra y los
principados italianos. Fue una época en la que los reyes ejercían el poder absoluto
sobre sus tierras, pero a sabiendas de que el Papa tenía la última palabra. Fue
también la época en que surgieron los principales estilos arquitectónicos que
caracterizan a la Edad Media: el estilo románico y gótico. Además, surgieron las
primeras universidades del mundo en prácticamente cada reino medieval. En un
principio, las universidades, patrocinadas primero por la Iglesia y luego por los
reyes, funcionaron como gremios, es decir, grupos de estudiantes y maestros que
aprendían la teología o cualquier campo del conocimiento, de la misma manera que
se aprende un oficio.
Además, en el año 540, el Papa dictó una serie de reglas para los monasterios, en
los que se toca el tema del castigo corporal: “toda intervención o golpe a personas
se dé solo con la autorización del abad, y somete a la disciplina de la regla a quien
golpee sin moderación a los niños”.
En cuanto a las áreas del conocimiento, se aprecia un cambio notable con respecto
a la cultura helenístico-romana, pues la instrucción se concentró en una tradición
bíblico-evangélica.
Por otro lado, una vez aprendidas las letras, la interpretación de textos también fue
otra habilidad desarrollada en los seminarios. Como la Biblia y las sagradas
escrituras pertenecían a la cultura hebrea, muchos pasajes eran incomprensibles,
como las largas genealogías hebreas o las liturgias de un pueblo lejano y remoto.
En ese sentido, los sacerdotes buscaron nuevos significados en los mismos textos:
la interpretación. De hecho, san Cesáreo sostenía que las escrituras debían
interpretarse en tres niveles: histórico, moral y espiritual. Este principio interpretativo
también fue utilizado en los textos clásicos, convirtiendo a autores romanos como
Virgilio o Séneca en promotores de una moral cristiana.
Por último, la educación militar se caracterizó por estar reservada a los nobles. La
razón de la exclusividad de la enseñanza militar a las clases altas era simple: evitar
rebeliones y asegurar el control de la población. En cuanto a la educación de estas
elites, se acostumbraba adiestrarlos desde pequeños en deportes como la caza y
la equitación, técnicas militares y una educación integral de conocimientos. En
general, el ideal de la educación militar era que los nobles además de desarrollar
fuerza y valor, tuvieran conocimiento de las reglas de la corte y las leyes del Estado,
pues éstos serían los hombres de confianza del rey.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
1. Elabora una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico de la Alta Edad
Media.
2. Analiza el siguiente pasaje del abad Walafried Strabo del año 816 en que narra
cómo era la escuela cuando él tenía 10 años. Discute en clase cuáles son las
semejanzas y diferencias con las formas de enseñanza de la actualidad.
La primera cosa que debía hacer fue aprender de memoria algunas frases de
conversación latina, para poderme entender en latín con mis compañeros. La mayor
parte de ellos estaban más avanzados, unos en el segundo año, otros en el tercero
o cuarto año de gramática. Por esto debíamos conversar siempre en latín, excepto
en la recreación; para nosotros, principiantes, estaba permitido, cuando era
necesario, conversar en alemán. Después de algún tiempo me entregaron la
Gramática de Donato, y un estudiante más antiguo fue encargado de interrogarme
hasta que hubiera aprendido de memoria las declinaciones y reglas de su uso. En
las primeras dos horas el mismo maestro se preocupaba de mostrarme qué debía
hacer para aprender las palabras y las formas del hablar; pero después venía sólo
al final de la lección, para preguntarle a mi instructor cómo había hecho mi trabajo.
Entre los siglos XI y XIII surgieron las Cruzadas. En el siglo XI los musulmanes eran
una gran potencia militar y cultural e el Viejo mundo. Los turcos, después de tomar
Bagdad, amenazaron con tomar Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino,
que era la continuación del antiguo imperio romano, y por ende, también era
cristiano. Los bizantinos pidieron el apoyo del papa, quien invitó a todos los señores
feudales, siempre y cuando tuvieran los medios para hacerlo, a combatir contra los
árabes por la defensa de la cruz cristiana, de ahí el nombre de cruzados. En ese
sentido, la toma de Jerusalén se convirtió en el objetivo final de las cruzadas.
A pesar de que militarmente las cruzadas fueron un fracaso, esta experiencia les
permitió a los medievales entrar en contacto con el Oriente y con el mundo.
Conocieron las especias, el algodón y una gran variedad de artículos a los que se
negarían a renunciar a su llegada a Europa. De modo que a partir de las cruzadas,
Europa inició un comercio de artículos con Oriente, lo cual llevaría a cambiar por
completo el sistema feudal.
En consecuencia, los siglos XIII y XIV fueron de decadencia del sistema medieval.
La gente comenzó a comprar cada vez más los productos de Oriente, por lo que
surgió una nueva clase social: los comerciantes o burgueses. El desarrollo del
comercio, y con éste, el de las ciudades, incrementó el poder del burgués en
detrimento del señor feudal.
Una vez restablecida la normalidad social a partir del siglo XII, se normalizó la
educación en los monasterios. No obstante, durante la Baja Edad Media surgieron
una serie de cambios en la educación: la importancia de los maestros libres, la
creación de las universidades, la escolástica y la educación caballeresca.
Además de aplicar instrumentos para mantener el orden en los monasterios, se
dispusieron nuevos estatutos para organizar a los maestros. Para ser maestro de
cualquier disciplina en el monasterio era necesario obtener una licencia, la licentia
docendi, pero con el tiempo, estas licencias comenzaron a venderse entre los
propios maestros, pervirtiendo el objetivo del grado o licencia para enseñar.
En una sociedad en la que los valores morales constituían las máximas virtudes,
era de esperarse que los caballeros tuvieran sus propios códigos morales, a saber,
el honor y la dignidad caballeresca. Todo caballero debía comportarse
correctamente, de acuerdo con las virtudes cristianas, como la bondad, el amor, la
valentía, la disciplina y la dignidad.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
1. Elabora una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico de la Baja
Edad Media.
2. Lee un capítulo de un cantar de gesta (Cantar del mío Cid, Cantar de Roldán,
Cantar de los Nibelungos o Beowulf) y escribe cuáles son las características de un
caballero medieval.
LAS CONFESIONES
La memoria y su contenido
SAN AGUSTÍN
¿Qué es pues, lo que amo, cuando a mi Dios amo? ¿Quién es ese ser por encima
del Ápice de mi alma? por mí misma alma subiré hasta él.
Traspasaré mi fuerza vital con que estoy adherido al cuerpo y lleno de vida su
organismo. No encuentro a mi Dios en esa fuerza, ya que le encontrarían también
el caballo y el mulo, que no tienen inteligencia y tienen la misma fuerza, gracias a la
cual viven también sus cuerpos.
Hay otra fuerza en mí que me permite dar solo vida, sino también sensibilidad a mi
carne, que el señor me fabricó, ordenando al ojo que no vea, sino al primero que
vea yo por él, y fijando su función propia a cada uno de los demás sentidos, según
su cede y oficio; y esas funciones tan diferentes las desempeño yo por ellos,
conservando mi unidad espiritual. Traspasare, así mismo, esta segunda fuerza que
hay en mí, pues la poseen el caballo y el mulo, que sienten también ellos a través
del cuerpo.
Traspasare, pues, también esta fuerza de mi naturaleza, ascendiendo por grados
hasta el que me creo, y llegó a los anchurosos espacios y a los vastos palacios de
la memoria, donde se encuentran los tesoros de las innumerables imágenes
acarreadas por la percepción de toda suerte de objetos. Allí está almacenado
también todo lo que construye nuestra mente, se aumentado, sea disminuyendo,
sea modificado de cualquier modo los objetos que percibieron los sentidos, y
cualquier otra imagen allí depositada y guardada, que no haya sido borrada y
sepultada en el olvido.
Cuando estoy en este palacio, llamó para que se presenten los recuerdos que se
me antojan.
Unos salen al instante, otros se hacen buscar por algún tiempo y como sacar de
una especie de depósitos de secretos, algunos irrumpen en tropel y, cuando se pide
y se busca otra cosa, saltan en medio, como diciendo: “¿no seremos nosotros?” y
los parto con la mano del corazón, de la faz de mi memoria, hasta que se destaque
de la semioscuridad el que yo busco y salga de su escondite a mi presencia. Otros
recuerdos son traídos ante mí sin dificultad ninguna, en filas bien ordenadas, según
van siendo llamados; los que vienen los primeros van desapareciendo ante los que
siguen y, al desaparecer, se ocultan, prestos a reaparecer cuando yo lo desee. Todo
esto tiene lugar cuando refiero alguna cosa de memoria.
En ese palacio, separadas y clasificadas por especies, encuéntrense guardadas
todas las sensaciones que han penetrado, cada una por su propia entrada: así la
luz y todos los colores y las formas de los cuerpos por los ojos; por los oídos; los
sonidos de todo género; los olores todos, por el conducto de la nariz; el conjunto de
los sabores, por la puerta de la boca, y por la sensibilidad difusa por todo el cuerpo,
lo que es duro y lo que es blando, lo que es caliente o frío, suave o áspero, pesado
o ligero, sea exterior o interior al cuerpo. todas estas cosa las recoge la memoria,
para evocarlas de nuevo cuando sea menester y volver sobre ellas en sus vastos
depósitos, en el secreto de yo no sé qué inextricables recovecos, y todas, cada una
por su cuenta, van entrando en ella, y en ella se almacenan.
Aunque no son las cosas mismas las que entran, sino las imágenes de los objetos
percibidos, que permanecen allí, prestas a responder al pensamiento cuando los
evoca. Como fueron fabricadas estas imágenes ¿quién podrá decirlo? a pesar de
que se advierte claramente porque sentidos han sido captadas y encerradas
después dentro.
Así, aunque me encuentre en la oscuridad y en el silencio, evoco en mi memoria, si
quiero, los colores, y distingo el blanco del negro y otros colores entre sí, sí quiero.
Ninguna incursión de sonidos viene a turbar la contemplación de lo que he captado
por los ojos; y eso que allí están los sonidos, pero como aparte y agazapad os en
un rincón, puesto que también a ellos los llamo, si me da la gana, y se presentan al
punto. Con la lengua queda y la garganta muda canto cuanto quiero; y aquellas
imágenes de los colores, que, obstante, están allí, no se interponen ni interrumpen,
mientras repaso otro tesoro: el que ha colado en mí por los oídos. De esta guisa
recuerdo a voluntad otras sensaciones que han penetrado y se han acumulado por
los demás sentidos. Distingo el perfume de los lirios del de las violetas sin oler a
nada, y prefiero la miel al arrope, lo suave a lo áspero, sin gustar no tocar nada, sino
con solo el recuerdo.
Estos procesos los verifico dentro, en el aula inmensa de mi memoria. Allí están a
mi disposición el cielo y la tierra y el mar, con todas las sensaciones que puede
percibir en ellos, a excepción de las que he olvidado.
Allí me encuentro también a mí mismo, me acuerdo de mí, de lo que he hecho,
cuando y donde lo he hecho, y que impresión sentía en el momento de hacerlo.
Allí están todas las cosas que me acuerdo haber experimentado o creído; de esa
misma abundante reserva saco igualmente, por semejanza con las cosas de que he
tenido experiencia o con aquellas que, conforme a esta experiencia, haya creído
nuevas y nuevas imágenes. Las cotejo yo mismo con la trama del pasado y voy de
ahí, tejiendo la del porvenir, hechos, acontecimientos, esperanzas. Y todo esto lo
pienso y repienso como si fuese presente, “haré esto o aquello”, digo entre mí, en
la inmensa galería de mi espíritu, llena de imágenes de tantas y tan grandes cosas;
y se sigue todo aquello; “¡oh, si hiciese tal o cual cosa!” “Dios me libre de esto o de
lo demás allá”. Eso digo entre mí, y, apenas lo digo, se me presentan las imágenes
de todo lo que digo, surgiendo de ese mismo tesoro de la memoria, y no podría decir
absolutamente nada de todo esto si me hubiesen faltado ellas.
¡Grande es este poder de la memoria, grande sobremanera, Dios mío! ¡es un
santuario vasto y sin límite! ¿Quién ha llegado hasta su fondo? y este poder es de
mi espíritu; pertenece a mi naturaleza, y ni yo mismo puedo comprender todo lo que
soy. De manera que el espíritu es demasiado estrecho para poseerse a sí mismo;
pero entonces, ¿dónde está lo que si no puede abarcar? ¿Estará fuera de él y no
en el mismo? ¿Cómo es, pues, que no lo abarca? esta cuestión despierta en mí una
gran admiración y me sobrecoge el estupor.
Y se van los hombres a admirar la cultura de los montes, las gigantescas olas del
mar, los anchos caudales de los ríos, la inmensidad del océano, el curso de los
astros y así mismos se dejan a un lado. Y no se maravillan de que, al hablar de
todas estas cosas, yo no las veía con los ojos, y, sin embargo, no hablaría de ellas,
si los montes, las olas, los ríos y los astros que yo he visto, y el océano, en el que
he creído, no lo viese interiormente en mi memoria, con tan vastas dimensiones,
como si los viera en el exterior. Y, no obstante, cuando las vi con los ojos, no las
absorbí al verlas; ni son ellas las que están dentro de mí, sino sus imágenes; y sé
que es lo que se ha impreso en mí y porque sentido de mi cuerpo.
Libro VII, VIII
SANTO TOMÁS DE AQUINO
SUMA TEOLÓGICA
4. La potencia y la acción son de una misma cosa: pues una y la misma cosa es lo
que puede obrar y lo que obra. Ahora bien, la acción intelectual no es del cuerpo,
como se ve por lo ya anteriormente dicho. Luego tampoco la potencia intelectiva es
potencia de un cuerpo, ahora bien, la virtud o potencia no puede ser más abstracta
o más simple que la esencia de la cual se deriva dicha virtud o potencia, luego
tampoco la sustancia del entendimiento es forma del cuerpo.
5. Lo que en sí viene ser no se une al cuerpo como forma; porque la forma es aquello
por lo cual algo es, y así el ser mismo no es de la forma en sí. Ahora bien, el principio
intelectivo tiene en si ser y es subsistente, como ya se ha dicho, luego no se une al
cuerpo como forma.
6. Lo que está en alguna cosa esencialmente siempre está en ella, ahora bien, es
esencial a la forma es estar unida a la materia; pues acto de la materia no por
accidente alguno, sino por su esencia; porque si no, no resultaría de la materia y de
la forma un no sustancial, sino accidental. La forma por lo tanto, no puede existir sin
una materia propia. El principio intelectivo, como es incorruptible, como se ha
mostrado anteriormente, no permanece unido al cuerpo, al corromperse este; luego
el principio intelectivo no se une al cuerpo como forma.
Algunos han querido sostener que el entendimiento se une al cuerpo como motor,
y así el entendimiento se puede atribuir al todo. Pero esto, por varias razones, no
tiene consistencia.
En tercer lugar porque la acción del motor nunca se atribuye al movido sino como a
un instrumento, lo mismo que la acción del carpintero, se atribuye a la sierra. Si,
pues, se atribuye a Sócrates el entender porque es la acción de su motor, síguele
que se le atribuye como a instrumento, lo que es contrario a la opinión del filósofo
que, en de anima, dice que el entender no se realiza por medio de instrumento
corpóreo.
En cuarto lugar porque aunque la acción de la parte se atribuye al todo, como la
acción del ojo al hombre, nunca, sin embargo, se atribuye a otra parte sino, acaso,
per accidens; pues no decimos que la mano ve, porque el ojo vea. Si, pues, del
entendimiento y de Sócrates se hace, de la manera dicha, una unidad, la acción del
entendimiento no puede atribuirse a Sócrates. Pero si Sócrates es un todo
compuesto por la unión del entendimiento no se une a lo demás de Sócrates sino
como motor, se sigue que Sócrates no es uno, absolutamente hablando y, por
consiguiente, tampoco ente en absoluto, pues algo es ente del mismo modo que es
uno.
Esto puede ponerse también de manifiesto por la índole de la especie humana; pues
la naturaleza de cada cosa se revela en su operación, y la operación propia del
hombre, en tanto que hombre, es entender, pues por esta trasciende la pura
animalidad. Por eso Aristóteles, en la ética, libro X, Cap. VII, puso la felicidad última
del hombre en esta operación, como la propia de él. Es preciso, pues, que el hombre
tome su especie de lo que es el principio de esta operación. Ahora bien, cada cosa
toma su especie de la forma propia, luego resulta que el principio intelectivo es la
forma propia del hombre.
Pero hay que tener en cuenta que cuanto más noble en la forma, tanto más domina
a la materia corporal y tanto menos está inmersa en ella, excediéndola en su
operación o virtud; por eso vemos que la forma de un cuerpo compuesto obra de un
modo que no es el simple producto de las cualidades de sus elementos. Y, cuanto
más se avanza en las noblezas de las formas, se encuentra cada vez mayor
excelencia de la virtud de la forma sobre la materia elemental; así el alma vengativa
es más que la forma del metal, y el alma sensible más que el alma vegetativa. Ahora
bien, el alma humana es la más noble de las formas, luego excede por su virtud la
materia corporal en tal medida que tiene una operación y virtud en la que no participa
en modo alguno la materia corporal, y esta virtud se llama entendimiento.
Hay que tener en cuenta que si se afirmara que el alma está compuesta de materia
y forma, no se podría, en modo alguno, decir que el alma es la forma del cuerpo.
Pues como la forma es acto y la materia, en cambio, es un ente de potencia, en
modo alguno lo que está compuesto de materia y forma podría ser la forma de otro
ser en su totalidad. Y es forma según una parte de sí mismo, aquello que es forma
lo llamamos alma, y aquello de que es forma lo llamamos primer animado, como ya
se ha dicho.
Por tanto, a la primera objeción, hay que decir que, como dice el filósofo en el libro
II de la física, la última de las formas naturales en que termina la consideración, del
filósofo, de la naturaleza, es decir, el alma, esta ciertamente separada, pero, sin
embargo, en la materia. Lo cual prueba porque “el hombre engendra de la materia
al hombre con ayuda del sol”. Está separada en su virtud intelectiva; porque la virtud
intelectiva no es virtud de un órgano corporal como, por ejemplo, la virtud de ver es
un acto del ojo; pues entender es un acto que no puede ejercer mediante un órgano
corporal, como se ejerce la vista.
Pero está en la materia en cuanto que el alma misma, cuya virtud es, es forma del
cuerpo y término de la generación humana. Así, pues, dice el filósofo en el libro II
de anima, que el entendimiento está separado, ya que no es la virtud de un órgano
corporal.
Y en esto se ve ya la respuesta a las objeciones segunda y tercera, pues para que
el hombre pueda entender todas las cosas mediante su entendimiento y para que
el entendimiento entienda todo lo inmaterial y universal, basta que la virtud
intelectiva no sea un acto del cuerpo.
A la cuarta objeción hay que decir que el alma humana no es una forma inmersa en
la materia corporal ni está incluida en ella totalmente, debido a su perfección; y por
eso nada impide que alguna de sus virtudes no sea un acto del cuerpo, aunque el
alma, en su esencia, sea forma del cuerpo.
A la quinta objeción hay que decir que el alma comunica el ser, en el cual subsiste,
a la materia corporal, resultando de ésta y del alma intelectiva la unidad; de suerte
que el ser, que es de todo el compuesto, es también del alma misma, lo cual no
ocurre en las demás formas que no son subsistentes; y por esto el alma humana
permanece en su ser al destruirse el cuerpo, no ocurriendo así con las demás
formas.
A la sexta objeción hay que decir que, en sí, el alma debe unirse al cuerpo, lo mismo
que, en sí, el cuerpo ligero debe ascender. Y de la misma manera que el cuerpo
ligero continua siendo ligero, aunque se le separe de su propio lugar, con una aptitud
e inclinación, sin embargo hacia el lugar propio, así también el alma humana
permanece en su ser aunque sea separada del cuerpo, teniendo una aptitud e
inclinación natural a la unión del cuerpo.
Cuestión 76, Art. I
CAPITULO IV HUMANISMO Y
RENACIMIENTO
Panorama histórico de los siglos XIV-XV
Durante los siglos XIV y XV, el sistema feudal permanece pero entra en decadencia.
Los feudos son transformados por la actividad comercial, al grado de desplazarla
como la actividad económica más importante. El empleo del dinero como forma de
pago, sustituye en pago en especie, es decir, el pago de un producto con otro
producto. En ese sentido, los feudos en los que se concentraron los comerciantes
comenzaron a crecer y a desarrollarse, hasta convertirse en ciudades. El comercio
y sus lazos con el exterior, permitió que la ciudad se convirtiera en un espacio más
libre y cosmopolita. Además, en las ciudades pesaba más el principio de
competencia que el de la herencia, por lo que los gobiernos de éstas se hicieron
más representativos.
Para los siglos XIV y XV, además del rey y el Papa, los comerciantes o la burguesía,
se convirtió en el otro eje fundamental del poder. El rey sostenía el poder político, el
Papa el religioso y la burguesía el económico. Con el tiempo, los burgueses se
aliarían con los reyes. Mientras el comerciante pagaba fuertes sumas de dinero al
rey por medio de impuestos, el rey se fortaleció y logró dominar a los señores
feudales y finalmente, al Papa. Sin embargo, este proceso de transformación sería
muy lento, por lo que para los siglos XIV y XV, existe una sociedad en la que existe
el señor feudal en el campo y venido a menos, el burgués en las ciudades y en
constante crecimiento, el rey enriqueciéndose con los impuestos de los burgueses
y el Papa, receloso del incremento del poder del rey.
El auge comercial de las ciudades italianas permitió que hubiera una serie de
burgueses, príncipes o cualquier persona adinerada, que se diera el lujo de
patrocinar el arte o el conocimiento, también conocidos como mecenas. Tal fue el
caso de los Medicis, quienes apoyaron económicamente a los grandes artistas e
intelectuales característicos del Renacimiento, como Leonardo da Vinci y Miguel
Ángel, así como el patrocinio de nuevos estilos arquitectónicos, como el neoclásico.
Cabe señalar que el Renacimiento no se estancó en Italia, sino que se difundió por
toda Europa en los siglos XVI y XVII. En España surgieron grandes artistas como
El Greco, Diego Velázquez y Cervantes; en Francia, Rabiláis y Montaigne; en
Inglaterra Shakespeare y Tomás Moro; en el Sacro Imperio Germánico, Erasmo de
Rotterdam, Rembrandt y Durero.
Sin embargo, en el ámbito político, económico y social, aparece otro fenómeno con
mayor trascendencia que el humanismo y el renacimiento (movimientos culturales
de importancia, pero que al ser elitistas, sólo influyeron en los sectores privilegiados,
en el corto plazo), a saber, el surgimiento de la burguesía como Tercer Estado.
En Italia, dada su cercanía con Oriente y sus salidas al mar, surgieron los primeros
grupos burgueses con un alto poder económico y social, dadas las ganancias
obtenidas del comercio, por ello, no es gratuito que el Renacimiento y el Humanismo
haya surgido en Italia.
El pago a los maestros por parte de particulares, sin la Iglesia o el Estado como
mediador, generó otros cambios colaterales en la educación. Por una parte,
aparecen contratos jurídicos en el que se establecen las reglas de la transacción
comercial: “Yo Giovanni de Cogorno, me comprometo a permanecer contigo a mi
hijo Enrichetto durante los próximos cinco años, a que te sirva y escuche tu
enseñanza, que instruya lo mejor que pueda a tus escolares, que escriba las
escrituras que le ordenes hacer; y yo te prometo que haré y procuraré que esté
contigo hasta el término establecido”.
Por último, sería un error pensar que el humanismo era una especie de reedición
poco creativa de la cultura grecolatina, pues a diferencia de los antiguos, los
humanistas no despreciaron el trabajo físico. Un excelente ejemplo es el propio Da
Vinci quien además de artista, fue un gran inventor.
Sin embargo, para los siglos XIV y XV la educación caballeresca comenzó a decaer,
ya que la instrucción militar fue cada vez más compleja, por lo que dejó de lado la
instrucción moral y cortesana. Por ejemplo, se tiene el siguiente pasaje de finales
del siglo XV, en el que se aprecia la especialización militar: “no me parece necesario
para la gentileza estar todo el día entre libros y pensando; pero la fuerza del cuerpo
y la destreza sí conviene ejercitar al caballero. La doctrina está bien para el cura y
el doctor; mientras yo hago lo que me conviene”.
Finalmente, los torneos medievales con lanzas, justas y caballos, otro distintivo de
la educación caballeresca caerían en desuso. Por último, en 1559, cuando el rey
Enrique II de Valois murió en un torneo caballeresco, se marca simbólicamente el
fin de la educación caballeresca.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
1. Elabora una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico de los siglos
XIV y XV.
2. En equipos, elaboren un periódico cultural (puede ser con distintos objetos, como
trípticos, cómics, artículos de periódico, noticiero cultural, etc.) en el que explique
cada equipo los siguientes temas: la educación del Tercer Estado, las ideas
humanistas sobre la educación y el fin de la educación caballeresca.
3. Elabora un álbum en el que integres una imagen y una breve explicación de cómo
eran las escuelas desde Egipto hasta el humanismo del siglo XIV y XV.
AUTOEVALUACIÓN
En seguida y para su compresión y solución, anexamos una hoja de anotación para
el alumno sobre las perspectivas de aprendizaje.
Favor de responder con veracidad.
REFORMA Y CONTRARREFORMA
Panorama histórico de los siglos XVI-XVII
Durante los siglos XVI y XVII las guerras religiosas de la Reforma y la
Contrarreforma azotaron Europa. La corrupción del Vaticano obstaculizaba el
desarrollo de las potencias que alejadas de Roma, es decir, los reinos del norte:
Inglaterra, Holanda, Alemania y Escandinavia. Por otro lado, el Vaticano mantenía
relaciones más estrechas con los reinos de España, Francia, los principados
italianos y regiones del sur de Alemania. Ante el olvido del papado de los reinos del
norte, en Alemania, Lutero y Melanchton se manifestaron en contra de la Iglesia.
Lutero publicó 95 tesis en contra del Papa y la religión. Sus tesis tenían un tono
violento, encabezó rebeliones, quemas de símbolos papeles, entre otros actos de
la misma índole. Las autoridades persiguieron a Lutero, quien fue condenado a
muerte, pero logró escapar. Posteriormente, Melanchton, discípulo de Lutero
publicó los principios del protestantismo luterano: derecho del fiel a interpretar la
Biblia, sacerdote como guía espiritual no como mediador entre Dios y el fiel,
aceptación de la Biblia no del Papa, eliminación del clero regular (sacerdotes,
obispos, cardenales, etcétera) y del celibato. Pronto, el protestantismo comenzó a
difundirse en los reinos inconformes con el Vaticano, la mayoría de ellos ubicados
al norte de Europa. Otro protestante influyente fue Ítalo Calvino, quien en un tono
aún más radical, expandió la llama de la Reforma por Francia, Holanda e Inglaterra.
Sin embargo, fue Martín Lutero (1483-1546), sacerdote alemán quien encabezaría
la Reforma. En el plano religioso, el papado había cometido una serie de excesos
de corrupción, como las indulgencias. Una indulgencia es la remisión del castigo por
los pecados cometidos. Por ejemplo, en el cristianismo cuando alguien comete un
pecado debe confesarse ante un sacerdote para que Cristo absuelva estos pecados
por medio del sacerdote, en respuesta, el confesado debe realizar una penitencia
para ganarse el perdón. Sin embargo, la indulgencia permitía eliminar la penitencia
o castigo por la vía económica, incluso para personas fallecidas. Recordemos que
en el siglo XVI las penitencias solían ser físicas, como las flagelaciones con un látigo
de cuero o con clavos. En consecuencia, la indulgencia se convirtió en una práctica
común, promovida por el papa, por lo que hubo muchas giras de frailes en las que
se promovía la indulgencia para recaudar fondos para la construcción de templos y
otras necesidades de la Iglesia. Ante tal escenario, Lutero, quien era sacerdote, se
manifestó en contra de esta práctica y muchas otras de la Iglesia, quien sostenía
que las prácticas del papa y su séquito sólo confundían a los cristianos.
Lutero publicó 95 tesis en contra de la Iglesia, las cuales clavó en las puertas de la
Iglesia del palacio de Wittenberg. En estas tesis, Lutero plasmó los principales
postulados de la Iglesia protestante, que a pesar de la resistencia del papado, se
difundieron por los países del norte e incluso, convencieron a reyes y líderes de
Estado de estos países, al punto de convertir al protestantismo a países como
Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Alemania, Austria, entre otros.
Utopías
El énfasis de la Reforma en la importancia de la lectura y la educación abrió el
camino para que una serie de intelectuales reflexionaran en torno a los métodos
educativos idóneos para un mejor aprendizaje. Por otro lado, la colonización de los
territorios americanos, africanos y asiáticos, inspiraron a algunos europeos para
formular utopías en las que se plasmaría cómo se debería organizar la sociedad
ideal. Para comprender mejor el fenómeno de la utopía, tómese como referencia la
colonización del actual territorio de Estados Unidos. Los primeros colonos
norteamericanos fueron los puritanos, una corriente reformista que fue perseguida
en Inglaterra por sus ideas contrarias al anglicanismo, rama protestante que se
convirtió en la religión oficial del país inglés. Los puritanos, al llegar al actual territorio
estadunidense, lo concibieron como una tierra fértil en la que se podía construir un
mundo nuevo, el mundo ideal que no podía construirse en Europa, como volver a
empezar en una página en blanco. La idea de los territorios coloniales deshabitados
y alejados de los vicios de las ciudades europeas sobrepobladas, despertaron la
imaginación de muchos europeos, los cuales reflejaron sus ideales en obras de
utopía, en las cuales no sólo se escribió cómo se organizaría la sociedad ideal, sino
también cómo debería ser la educación ideal.
Como puede verse, en estas utopías, los autores coinciden en que existe la
necesidad por reformar los métodos educativos, en los que se permita desarrollar
libremente las habilidades de las personas, dándoles la libertad de decidir su oficio.
Además, existe un énfasis en la importancia del juego y la diversión, en contraste
con el sadismo pedagógico de griegos, romanos y medievales.
Pero, ¿por qué una reforma profunda de todas las cosas se debe empezar por una
reforma de las escuelas? No se puede llevar el mundo a costumbres mejores de
ninguna otra manera, sino con la reforma de la juventud. Fuera de esta reforma,
estamos verdaderamente perdiendo el tiempo reformando otras cosas, como lo
pierde casi todo el magisterio de la Iglesia y toda la Política... Toda esperanza de
un mundo mejor se funda únicamente en la educación de la juventud, y por tanto en
escuelas correctamente instruidas.
Por último, el filósofo inglés John Locke (1632-1704) propuso que la finalidad de la
educación debía ser la creación de ciudadanos con una conciencia cívica pacífica,
un gentleman: “el juego, la práctica, la persuasión razonable, los métodos no
autoritarios y el autogobierno son los instrumentos de esta pedagogía, que persigue
no la variedad de los conocimientos, sino la libertad del pensamiento”.
Como puede apreciarse, el desarrollo las utopías de los siglos XVI y XVII se acercan
a muchos aspectos de la pedagogía actual. Esto se debió a que los ideales de la
educación servirían de base para que durante el siglo XVIII los centros educativos
integraran estas ideas a los espacios educativos.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
1. Elaborar una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico de los siglos
XVI y XVII
De modo que para los siglos XVII y XVIII, el rey se convirtió en el mandatorio
absoluto de su reino. Este poder le permitió construir un Estado centralizado que en
vez de concentrarse en la protección de sus siervos, como en la Edad Media, ahora
se concentraba en facilitar el comercio y las comunicaciones para crecer
económicamente. La nobleza, quienes en el pasado eran los señores feudales,
entró en decadencia y terminaron como una clase social decorativa. La fractura con
el Vaticano se extendió incluso en los países católicos, como Francia, en donde el
rey Luis XIV inmortalizó la frase “El Estado soy yo”, reflejando el poder absoluto que
había conseguido el rey en la Edad Moderna.
Otros rasgo importante del siglo XVIII es la Ilustración. Se trata de una corriente
intelectual e ideológica que permeó todos los campos del saber del siglo XVIII. Se
caracterizó por la secularización o laicización, por su lucha contra la fe y las
supersticiones, y sobre todo, por su racionalismo. Así como en su momento, el
humanismo puso al hombre en el centro del pensamiento, la Ilustración puso a la
razón en el centro. La idea de centrar el pensamiento en la razón se refería, sobre
todo a un rechazo del pensamiento mágico y religioso medieval. Ahora se daba
preferencia a la observación y la ciencia, en vez de la fe y la Biblia.
Asimismo, Los viajes de Gulliver (1726) de Jonathan Swift representan una dura
crítica a la erudición y el intelectualismo sin sentido. Esto puede apreciarse cuando
se describe la isla de Laputa, “cuyos sabios están totalmente absortos en
especulaciones, y tienen necesidad de que se rían de ellos para poder seguir con
sus reflexiones”.
Sin embargo, entre 1751 y 1765, fue cuando se redactó la gran Enciclopedia de las
ciencias, de las artes y de los oficios, en la que se plasma un esfuerzo por clasificar
y juntar en una misma obra las áreas del conocimiento acumulado por la humanidad.
Podría decirse, una especie de Biblia laica de la razón ilustrada.
Por otro lado, Rousseau fue quien revolucionó la pedagogía, incluso más que
Comenio. Su aportación consistió en proponer una aproximación antropológica a la
pedagógica, es decir, tomar como centro de la enseñanza las características del
estudiante, en vez de concentrarse en la transmisión directa y unívoca del saber.
En su obra Emilio (1762), Rousseau propone un nuevo acercamiento pedagógico
para la enseñanza infantil:
No se conoce para nada la infancia; en base a las falsas ideas que se tienen, cuanto
más se va adelante, más se equivoca. Los más sabios apelan a lo que los hombres
sabios consideran importante, sin tener en cuenta lo que los niños son capaces de
aprender. Buscan siempre al hombre en el niño, sin pensar en lo que antes de ser
hombre. He aquí el estudio al que sobre todo me he dedicado, a fin de que, aunque
todo mi método resultara quimérico y falso, se pudieran siempre aprovechar mis
observaciones. Puede ser que vislumbre bastante mal lo que se debe hacer; pero
creo haber detectado bien el sujeto sobre el que se debe actuar. Empezad pues por
estudiar mejor a vuestros alumnos; ya que seguramente no los conocéis bien; ahora
bien, si leéis este libro en esta perspectiva, creo que será útil para vosotros.68
Por otro lado, los ingleses Andrew Bell (1753-1832) y Joseph Lancaster (1778-
1838), promovieron lo que se conoció como “enseñanza mutua”. Si bien ambos
pedagogos tuvieron sus diferencias en cuanto a este novedoso método, ambos
coincidían en los puntos principales. La esencia de la enseñanza mutua consistía
en que el maestro aprovecharía el talento de los estudiantes más destacados de su
clase, quienes le ayudarían a monitorear el trabajo en equipos de su clase. De
acuerdo con este método, el maestro “está en el extremo de la sala sobre una silla
alta. Vigila toda la escuela, y más especialmente a los monitores. Revisa la
instrucción en las divisiones, examina una o dos veces por semana a cada clase,
asiste a las repeticiones dirigidas por los monitores”.69 En esta enseñanza mutua,
se aprecia un esfuerzo por precisar los métodos de enseñanza y cómo hacerlos
más efectivos. Además, se utiliza el principio de la emulación como la herramienta
principal y se elimina el castigo físico como medio disciplinario. Sin embargo, la
organización es un tanto militarizada y depende mucho de los monitores, que al ser
los propios alumnos, la efectividad del modelo pedagógico dependerá de la
capacidad del alumno-monitor en vez del maestro.
Otra figura pedagógica del siglo XVIII fue, sin duda, el suizo Johan Heinrich
Pestalozzi (1746-1827). Seguidor del modelo pedagógico de Rousseau, el
pedagogo suizo señalaba que el objetivo de la pedagogía infantil debía ser el
desarrollo del “alma del niño”. Para Pestalozzi, para que un niño desarrollara al
máximo sus capacidades de aprendizaje, era necesario “domar” esa naturaleza
animal que posee todo ser humano, para que aprendiera a controlar sus instintos y
desarrollara más rápido la conciencia. Para lograr esto, la enseñanza infantil debía
fundamentarse en lo afectivo, por lo que el maestro debía proyectar afecto hacia los
infantes para estimular el desarrollo de la conciencia y la dominación de los instintos
y las pasiones.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
1. Elabora una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico del siglo XVIII.
AUTOEVALUACIÓN
PREGUNTA SI NO
UNIDAD VI LA EDUCACION EN LA
EDAD CONTEMPORANEA
INTRODUCCIÓN
La Edad Contemporánea comprende los últimos años del siglo XVIII, comenzando
con la Revolución Francesa, el siglo XIX, el siglo XX y lo que va del siglo XXI.
El último cuarto del siglo XVIII fue marcado por tres grandes acontecimientos
históricos: la Revolución industrial en Inglaterra, la Independencia de EUA y la
Revolución Francesa.
Por su parte, la independencia de EUA funcionó como un detonador del fin de las
monarquías absolutistas. Francia y Holanda, enemigos de Inglaterra, apoyaron a
los rebeldes en su lucha por la independencia. Después de la victoria de las trece
colonias norteamericanas, éstas crecieron comercialmente y pronto se acomodaron
como una potencia comercial media. Además, la independencia detonó la lucha de
independencia en las colonias españolas, que terminarían por sepultar la carrera de
España y Portugal como potencias mundiales.
Por último, la Revolución Francesa terminaría con la monarquía e instauraría por
primera vez un régimen civil, inspirado en los ideales de organización política de la
Ilustración. El poder del rey se eliminaría y el Estado quedaría organizado por un
Poder Ejecutivo, un Legislativo y un Judicial. Además, las leyes se fijarían en una
Constitución, la cual todos los ciudadanos (no siervos) ser verían obligados a
obedecer. La Revolución Francesa sembró el terror en las monarquías europeas.
Muchas de ellas, lograrían conservar el reino, pero finalmente, la organización
política de los ilustrados franceses se impondría en todo el mundo. Actualmente,
existen las casas reales en muchos países europeos, como en España o Inglaterra,
sin embargo, quien realmente asume el Poder Ejecutivo es el Primer Ministro, que
equivale al cargo de Presidente en las repúblicas como México, EUA o Francia.
De tal suerte, entre 1848 y 1914, el poder de los monarcas llegó a su fin, dando
paso a las Constituciones y los parlamentos, que permitían una mayor libertad
política y sobre todo, comercial, que beneficiaba a la burguesía. En esta etapa de la
historia europea, el sistema feudal llegó a su fin, dando paso al capitalismo. Se
suprimieron los restos de la organización feudal y se pasó a la concentración de
capital y monopolios comerciales.
Sin embargo, era difícil para los hombres del siglo XIX prever los trastornos sociales
que la industrialización ocasionó. Por un lado, el artesano se convirtió en un
“engrane viviente” de las fábricas. No es gratuito que en el siglo XIX surgiera el
término “autómata”, que se refiere a una persona que actúa como si fuera una
máquina. El trabajo industrial del obrero o proletario pasó de ser un trabajo artesanal
y relativamente creativo a un trabajo monótono, desmoralizante, desgastante y poco
remunerado. El proletario moderno “ya no posee nada: ni el lugar de trabajo, ni la
materia prima, ni los instrumentos de producción, ni la capacidad de desarrollar el
entero proceso laboral, ni el producto de su trabajo, ni la posibilidad de venderlo en
el mercado. Precisamente al entrar en aquella fábrica, que tiene su mayor fuerza
productiva en la gran ciencia moderna, ha sido expropiado también de la pequeña
ciencia inherente a su trabajo; ésta pertenece a otros y ya no le sirve para nada”.71
Además, todavía no existían leyes laborales que protegieran al proletariado, por lo
que las jornadas laborales eran de 12 a 16 horas, era común el trabajo infantil y la
muerte de trabajadores por accidentes laborales.
Por otra parte, la concentración de las fábricas en las afueras de las ciudades,
provocaron un desplazamiento de la población campesina a la urbana, por lo que
para fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la población en los países
industriales ya era mayoritariamente urbana (en el caso de México, esta inversión
de la población mayoritariamente rural a urbana se dio entre 1940 y 1960). De modo
que, el siglo XIX fue un periodo de profundas transformaciones sociales, y sobre
todo, de exigencias de una nueva clase social: el proletariado.
Una de las mayores innovaciones educativas del siglo XIX fue reglamentar la
gradación de la educación, desde el “jardín de niños” o kínder hasta la universidad.
En general, la segunda mitad del siglo XIX representa una etapa en la que por
primera vez en la historia de la educación se da cabida a grupos marginales como
el proletariado y la mujer. En Rusia, muchas mujeres realizaron campañas
educativas de alfabetización en Siberia. Este histórico papel de la mujer en la
educación ha quedado registrado en la novela de Nicolai Chernishevski: “Creo que
para la emancipación de la mujer el progreso vendrá de donde menos se espera, o
sea de las mujeres del pueblos, llevadas por la necesidad de vencer en la lucha por
la existencia... En una palabra, creo que la causa de las mujeres esté
inmediatamente vinculada a la de la democracia, y que estas dos causas triunfarán
conjuntamente”.
En ese mismo tenor, la peculiaridad de los niños también se hizo presente en las
escuelas, gracias al inicio de una compleja y duradera relación entre la psicología y
la pedagogía. Desde el psicólogo Wundt, la pedagogía no puede concebirse sin una
contraparte psicológica.
A finales del siglo XIX, un pastor protestante finlandés, Uno Cygnaeus, seguidor de
Froebel, introdujo obligatoriamente en su país escuelas que se basaran en el trabajo
manual. Además, estas escuelas se caracterizarían por la cooperación y el
autogobierno. Con el paso del tiempo, a estas escuelas se les llamaría “activas”,
que incluso hoy en día persisten.
Finalmente, sería en Estados Unidos, donde se llevaría a cabo con mayor decisión
una transformación educativa en todos los niveles y en todo el país. El pedagogo
belga Omer Buyse, alabó la política educativa estadunidense de fines del siglo XIX,
por basarse en el “learning by doing”. “El acto físico precede al acto de pensar; las
ramas de enseñanza para nosotros más abstractas se nos presentan bajo formas
materiales y concretas, y requieren, para ser asimiladas, tanto la habilidad de las
manos como un pensamiento vivaz; la geografía es una manipulación; la literatura
escolar es un trabajo de laboratorio”.78
Como puede verse, el siglo XIX fue el fundador de todas las bases de la pedagogía
moderna. Así como en el siglo XIX surgen las condiciones de la Edad
Contemporánea, también surgen los principios fundamentales para educar a esa
nueva sociedad, una sociedad burguesa, proletaria e industrial, que necesariamente
debe incluir a todos los ciudadanos: niños, mujeres y proletarios.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
1. Elabora una línea del tiempo ilustrada sobre el panorama histórico del siglo XIX
Para 1914, las potencias europeas estaban distanciadas y peleadas; eran parecidas
a una olla exprés a punto de reventar. La gota que derramó el vaso, fue el asesinato
del archiduque austriaco Francisco Franco, por un nacionalista serbio. Los
austriacos interpretaron este acto como un ataque encubierto de Rusia, por lo que
rápidamente declararon la guerra a los rusos. En respuesta, Inglaterra y Francia
apoyaron a Rusia, ya que una victoria austriaca sobre Rusia los pondría en
desventaja; y fue así como se tejieron una compleja red de intereses y relaciones
que formaron dos grupos: la Entente (Francia, Inglaterra y Rusia) contra las
Potencias centrales (Alemania, Austria-Hungría e Italia). La victoria sería para los
países de la entente, mientras que Alemania sería el gran perdedor de esta guerra.
Después del Tratado de Versalles, en 1919, Alemania tuvo que pagar una fuerte
indemnización a Francia y reducir drásticamente su ejército, entre otras medidas.
En los años cincuenta, Europa y Japón resurgieron como potencias, que al manejar
el modelo económico capitalista, estaban del lado de EUA. Los enfrentamientos
entre estadunidenses y soviéticos se vivieron en la Guerra de Corea, Vietnam y el
Medio Oriente. Sin embargo, en la década de los setenta, la URSS entró en una
profunda crisis política, económica y social. El crecimiento económico disminuyó, el
desarrollo de la industria se atrasó con respecto a la tecnología de las democracias
liberales y por último, la dureza del régimen soviético generó un descontento popular
en todos sus territorios. De tal suerte, para la década de los ochenta, la URSS
estaba destinada a perecer. Por lo tanto, Gorbachov, líder soviético, promovió una
serie de reformas de restructuración política y económica, que llevarían a Rusia
hacia una transición económica al liberalismo. Finalmente, en 1989 cayó el muro de
Berlín, que dividía a Alemania en un extremo capitalista y otro socialista y en 1991,
se desintegraría la URSS.
Como puede verse, existe una diferencia abismal entre la educación egipcia o
grecolatina y los ideales de la educación del siglo XX. Para principios de dicho siglo,
la educación se proponía desarrollar las habilidades de los estudiantes, en vez de
intentar “vaciar” los conocimientos en las mentes aparentemente en blanco de los
estudiantes. Sin embargo, aún existía un abismo entre el ideal educativo y la
verdadera práctica, pues esta mantenía en la mayoría de las escuelas una
educación rígida, autoritaria, memorizante y tradicional.
En cuanto a los castigos corporales, que desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII
se concebía como una práctica normal, cotidiana y deseable de la educación, para
el siglo XX se consideraba un grave error. “Las sanciones positivas (recompensas)
consisten en pretextos de acrecimiento de las facultades creativas; las sanciones
negativas (castigos) se dirigen a poner al niño en condiciones de alcanzar el fin
considerado bueno. La emulación tiene lugar sobre todo en la confrontación entre
trabajo presente y trabajo pasado del mismo niño. La escuela debe ser un ambiente
de belleza, donde la música colectiva ejerce una influencia purificadora”.
En cuanto a los países socialistas, el ideal educativo era el mismo, a pesar de las
diferencias en el sistema político y económico. El propio Lenin sostenía que era
necesario “hacer nuestro todo lo que ya se ha adquirido en los países capitalistas,
evaluarlo a través de nuestra posición marxista y ver qué nos conviene y qué no nos
conviene”.
Otro pensador importante es sin duda, Bertrand Russell. Para Russell, el nuevo
orden mundial, un mundo cada vez más interconectado e interdependiente
(globalizado, diríamos hoy en día) requiere de una educación acorde con dicha
realidad, es decir, una educación mundial: “se requerirá, como condición mínima,
que se establezca un estado mundial y, posteriormente, un sistema mundial de
educación”. Finalmente, el tiempo le daría la razón a Russell, pues en el fondo,
organismos internacionales como la UNESCO pretenden una relativa
estandarización educativa en la mayoría de los países del mundo.
De acuerdo con Piaget, de los 0 a 2 años, el ser humano vive un periodo sensitivo-
motor, por lo que la educación debe enfocarse en movimientos, en vez del lenguaje.
Posteriormente, de los 2 a los 7 años, el niño es capaz de originar imágenes
mentales mediante el lenguaje; por lo tanto, puede aprender el lenguaje y una serie
de conocimientos básicos y operaciones matemáticas sencillas, sin descuidar el
desarrollo motor. Después, entre los 7 y los 11 años, l niño es capaz de articular su
pensamiento sobre objetos que caen inmediatamente bajo los sentidos; por lo tanto,
el niño puede obtener una educación más formal, pero siempre relacionada con su
experiencia inmediata. Por último, de los 12 a los 15 años, el preadolescente puede
razonar sobre objetos e hipótesis, es decir, ya tiene una capacidad de abstracción;
por lo tanto, sólo hasta los 15 años, la educación puede incluir cualquier área del
conocimiento.
Después de los sesentas, los ideales educativos propuestos desde finales del siglo
XVIII finalmente se llevaron a cabo. Los castigos corporales comenzaron a
desaparecer en la mayoría de las escuelas, la relación maestro-estudiante cambió
radicalmente e incluso la constitución de las aulas comenzó a cambiar, pasando de
las bancas inmóviles a las bancas móviles, para organizar a los alumnos en
semicírculo, equipos o de manera grupal.
AUTOEVALUACIÓN
PREGUNTA SI NO
Unidad 4. RENACIMIENTO
Unidad 6. ILUSTRACIÓN
http://www.educa.madrid.org/web/ies.delibes.madrid/CONSTRUCTIVISMO.pdf
Pedagogía crítica “cartas a quien pretende enseñar” de Paulo Freire, Sexta carta.
Consultado en:
http://baseddp.mec.gub.uy/Documentos/Bibliodigi/cartas%20a%20quien%20preten
de%20ensenar.pdf