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Entrenamiento y adaptaciones fisiológicas al ejercicio en el deportista de alto rendimiento

Por: Cynthia Marian Cañedo Guzmán / José Fernando Mercado Mercado / José Casas Juárez

Introducción

Es sabido que los deportistas no siempre compiten al máximo, afectando su rendimiento, ya que ninguno de ellos está libre
de un mal día. Así pues, una disminución en el rendimiento de los deportistas puede estar atribuida a diversos factores
externos, o bien a alteraciones en su salud que han pasado desapercibidas.

Un deportista puede, aparentemente, estar en perfecto estado físico y con una salud de apariencia normal; sin embargo,
puede tener algunos síntomas o pérdidas inexplicables de rendimiento físico cuando hace su deporte a máxima intensidad.

Cuando se presentan este tipo de problemáticas, una oportuna


consulta con un médico especialista ayuda a identificar el
problema que lo aqueja, como podrían ser: trastorno de la
inmunidad, alergias, intolerancia a un alimento, un trastorno
hormonal, o una alteración de la sangre.

Actualmente ha aumentado el número de deportistas a los que


se les ha diagnosticado un problema de salud y que siguiendo
un tratamiento adecuado pueden volver a tener buen
rendimiento físico.

En los últimos años, se ha comprobado que la progresión en


los registros obtenidos de un deportista se produce como
resultado de la comprensión de cuáles son los procesos
biológicos que intervienen en el rendimiento; a la vez se han
tenido que aplicar medidas para que los deportistas rindan a
un adecuado nivel sin poner en riesgo su integridad física.

Si no se toman en consideración las medidas adecuadas "el


alto rendimiento” de un deportista se convierte en una
agresión al organismo, tanto física como psicológicamente, por lo que se ha hecho necesario realizar una revisión de su
fisiología.

Con base en lo expuesto, a través de este trabajo se realizará una revisión bibliográfica sobre los procesos fisiológicos y sus
implicaciones en los deportistas de alto nivel en diferentes disciplinas.

Enfoque de la fisiología del esfuerzo y del deporte


La fisiología del esfuerzo y del deporte ha evolucionado a partir de la anatomía y fisiología. La anatomía es el estudio de la
estructura de un organismo o morfología.

Fisiología de esfuerzo
Es el estudio de cómo las estructuras y funciones de nuestros cuerpos se ven alteradas cuando estamos expuestos a series
agudas y crónicas del ejercicio.

Fisiología del deporte


La fisiología del deporte deriva de la fisiología del esfuerzo. La fisiología del esfuerzo se ocupa de estudios que muestran
cómo se adapta fisiológicamente el cuerpo al estrés agudo del ejercicio, o a la actividad física, y al estrés crónico del
entrenamiento físico, dado que la fisiología del esfuerzo del cuerpo tiene unas reservas energéticas limitadas de hidratos de
carbono, intentando encontrar modos de:
• Aumentar los hidratos de carbono del cuerpo.
• Reducir el ritmo con el que el cuerpo utiliza los hidratos de carbono durante el rendimiento físico.
• Mejorar la dieta del deportista antes como durante la competición para minimizar el riesgo de agotamiento de la reserva de
hidratos de carbono.

Reacciones fisiológicas agudas al ejercicio


Cuando se empieza el estudio de la fisiología del esfuerzo y del deporte, debemos aprender cómo responde el cuerpo a una
serie individual de ejercicio, tal como correr en una banda ergométrica. La respuesta fisiológica recibe el nombre de reacción
aguda. Entonces se pueden entender mejor las adaptaciones crónicas que lleva acabo el cuerpo cuando se le desafía con
repetidas series de ejercicio, tales como cambios en la función cardiovascular después de seis meses de entrenamiento de
resistencia. Dentro de una actividad se puede controlar:
• La actividad del corazon (frecuencia cardiaca y ECG).
• La frecuencia respiratoria.
• La temperatura de la piel y de las partes profundas del cuerpo.
• Actividad muscular (electromiograma).

Adaptaciones fisiológicas crónicas al entrenamiento


Al examinar la reacción aguda al ejercicio, nos ocupamos de la reacción inmediata del cuerpo a una serie individual de
ejercicio. La otra área importante de estrés en la fisiología del esfuerzo y del deporte es como el cuerpo responde a lo largo
del tiempo a las tensiones de series repetidas de ejercicio. Las adaptaciones fisiológicas que se producen, con la exposición
crónica al ejercicio mejoran tanto nuestra capacidad como nuestra eficiencia en el ejercicio.

Principios básicos de entrenamiento

a) Principio de individualidad. Wilmore y Costilll


(2007) mencionan dentro del principio de
individualidad que no estamos creados con la misma
capacidad para adaptarnos al entrenamiento
deportivo. Uno de los factores más importante a
considerar es la herencia, la que desempeña una
función importante en la determinacion de la rapidez
y el grado con el que nuestro cuerpo se adapta al
programa de entrenamiento.

b) Principio de especificidad. Las adaptaciones al


entrenamiento son altamente específicas del tipo de
actividad y del volumen e intensidad del ejercicio
ejecutado; por ejemplo, un levantador de pesas no
pondrá énfasis en las carreras de fondo, ni en el
entrenamiento de resistencia lento de baja intensidad,
del mismo modo que el corredor de fondo presenta
mejor resistencia aeróbica que la gente no entrenada.

c) Principio de desuso. Este principio señala que la mayoría de los deportistas estarían de acuerdo en que el ejercicio físico
regular mejora la capacidad de sus músculos para generar más energía y resistir la fatiga. De modo que si se interrumpen los
entrenamientos nuestro nivel de fitness caerá a un nivel que solo satisfará las exigencias de las actividades cotidianas.

d) Principio de sobrecarga progresiva. Wilmore y Costilll (2007) mencionan que dentro de este principio la sobrecarga y
entrenamiento progresivo forman la base de todo entrenamiento, según el principio de sobrecarga progresiva todos los
programas de entrenamiento deben incorporar estos componentes.

Tipos de programas de entrenamiento

a) Entrenamiento contra resistencia. Está diseñado para incrementar la fuerza, potencia y la resistencia muscular; sin
embargo, se deben considerar primero cuales son los grupos musculares que se desean entrenar y después elegir
consecuentemente cada uno de los ejercicios, como se puede apreciar en el siguiente cuadro.

Programa de entrenamiento contra resistencia para curl de bíceps.

Resistencia 50 kg
Serie 1
repeticiones 10 kg
Resistencia 45 kg
Serie 2
repeticiones 10
Serie 3 Resistencia 40 kg
repeticiones 10

b) Entrenamiento interválico. Dentro de este entrenamiento se encuentran periodos de esfuerzo entre cortos y moderados,
alternándose con periodos de reposo o de actividad reducida entre breves y moderados. Wilmore y Costill (2007) dicen que
el concepto tiene una firme base fisiológica y han demostrado que los deportistas pueden ejecutar un esfuerzo
considerablemente mayor si descomponen el esfuerzo en series breves e intensas, dejando periodos de descanso o de
reducida actividad entre series consecutivas de esfuerzo, como se puede observar en la en el siguiente cuadro, donde se
muestra de un programa de entrenamiento interválico para un corredor de medio fondo.

Actividad de
Serie repeticiones Distancia intervalo Tiempo de
recuperación
recuperación
1 400 m 75 s 75 s jogging

2 800 m 80 s 80 s Jogging/marcha

Este entrenamiento puede usarse casi en cualquier deporte o actividad, pero se usa en la mayoría de los casos en los deportes
de pista, de campo y en la natación. Los intervalos pueden adaptarse a otras actividades eligiendo la forma o el modo de
entrenamiento y manipulando las variables principales para adaptarlos al deporte y al deportista.
Fox y Mathew identificaron las principales variables que deben ejecutarse individualmente para cada deportista:
• Ritmo y distancia del intervalo de esfuerzo (carga y duración para el entrenamiento contra resistencia).
• Número de repeticiones y de series durante cada sesión de entrenamiento.
• Duración del intervalo de descanso (descanso).
• Tipo de actividad durante el intervalo de descanso.
• Frecuencia de entrenamiento por semana.

c) Entrenamiento continuo. Implica una actividad continua sin intervalos de reposo esto varía desde actividades continuas
de intensidad elevada hasta actividades de larga duración y baja intensidad.

d) Entrenamiento continuo de alta intensidad. Se ejecuta con intensidades de esfuerzo que representa del 85-95% de la
frecuencia cardiaca máxima del deportista. Este entrenamiento es muy efectivo para entrenar a deportistas de resistencia sin
requerir altos niveles de esfuerzo que son estresantes y molestos. Entrenarse a un ritmo constante cercano al de competición
mejora la capacidad de un corredor para mantener un ritmo uniforme durante una carrera; lo que generalmente permite
mejores resultados de carrera; además los corredores necesitan entrenarse o correr regularmente a velocidades cercanas a las
de competición para desarrollar la velocidad y la fuerza de las extremidades inferiores, así como la resistencia muscular. Por
lo que la demanda de tales programas de entrenamientos son extraordinarios, especialmente cuando se prolongan por
semanas o meses.

e) Entrenamiento lento de larga distancia (LSD). Con este tipo de entrenamiento, el deportista rinde a una intensidad
relativamente baja (60 o al 80%) de la FC máx. La frecuencia cardiaca raramente sobrepasa los 160 latidos/min, en el caso
de los deportistas jóvenes, ni los 140 latidos/min en los deportistas ancianos. El objetivo principal de este tipo de
entrenamiento es la distancia más que la velocidad. Los corredores de resistencia pueden entrenarse de 24 a 48 km (de 15 a
30 min) utilizando cada dia la técnica de LSD, con totales semanales de 160 a 320 km (de 100 a 200 min); el ritmo es
considerablemente más lento del máximo que el corredor pudiera sostener.

El entrenamiento LSD es probablemente es el condicionamiento de la resistencia más comúnmente usado por personas que
quieren tener un buen nivel de fitness por motivos relacionados con la salud; deportistas que participan en deportes de equipo
y que entrenan su resistencia únicamente para su acondicionamiento general y deportistas que quieren mantener el
acondicionamiento de su resistencia durante el tiempo de fuera de temporada.

Para mantener estos propósitos, el ritmo se mantiene entre el 60% y el 80% de la FC máx. Pero la distancia se reduce; como
en los corredores que pueden reducir la distancia recorrida situándola entre 5 y 8 km (entre 3 y 5 min).

Este entrenamiento es un enfoque excelente para el acondicionamiento general de la resistencia, ya que es efectivo y puede
ejecutarse a una intensidad confortable de esfuerzo. Para las personas de mediana edad o más, que intenta lograr o mantener
un nivel de fitnessaceptable, el entrenamiento LSD es también el modo de entrenarse menos arriesgado y más juicioso. Los
ejercicios de intensidad muy elevada en individuos ancianos son potencialmente peligrosos, y no se les debe alentar a
realizar actividades de sprint o explosivas.

Entrenamiento fartlek (juego de velocidad). Se


desarrolló en Suecia en los años treinta y los
empleaban principalmente los corredores de fondo.
Las carreras fartlek se ejecutan normalmente durante
45 minutos o incluso más, durante los cuales los
corredores pueden variar su ritmo desde una
velocidad elevada hasta un ritmo de jogging según
desean.

Esta es una forma libre de entrenamiento, donde la


diversión es el objetivo principal y la distancia y el
tiempo no se toman en consideración. El
entrenamiento de fartlek se lleva a cabo normalmente
en el campo, los deportistas pueden correr cualquier
carrera y a la velocidad que prefieran, aunque estas
últimas deben alcanzar periódicamente niveles de la
intensidad.

Dentro del entrenamiento del deportista el intento de explicar la elevada capacidad de rendimiento y de resistencia, así como
el de esclarecer las causas de muerte súbita en deportistas jóvenes, y establecer valores de referencia que nos permite
diferenciar entre lo fisiológico y lo patológico, son algunas de las razones fundamentales que justifican el gran interés
existente por estudio de las adaptaciones del corazón humano al entrenamiento.

Fue Henschen quien por primera vez, hace ya casi 100 años, mediante la percusión en el pecho, hizo referencia a la
cardiomegalia de un grupo de esquiadores de fondo. Este hallazgo suponía una adaptación beneficiosa, que permitiría
realizar un mayor esfuerzo durante un tiempo más prolongado. La aparición de la radiología permitió confirmar la mayor
frecuencia con que los deportistas presentaban una silueta cardiaca de mayor tamaño, como lo mencionaba Raskoff y Roeske
Wr, O´Rouke Ra (1976, 1996).

Más adelante, el análisis de los voltajes del electrocardiograma llevó a que se establecieran determinados criterios para el
diagnóstico de hipertrofia ventricular izquierda y derecha, en un intento de proporcionar una información adicional a la
obtenida mediante la radiología. Pero en una estimación del número de deportistas que según estos criterios presentaban
hipertrofia ventricular izquierda como lo refiere Huston Tp, (1985), que de los deportistas olímpicos y corredores de larga
distancia referían unas cifras de 14 al 85%. Además las correlaciones encontradas entre los criterios electrocardiográficos,
basadas o no en el voltaje, y los hallazgos radiológicos, ecocardiográficos y necrósicos, son ciertamente pobres.

Durante la primera mitad de nuestro siglo, la hipertrofia del corazón del deportista se relacionó con un estudio patológico
que presumiblemente acortaría la esperanza de vida de estos individuos. Además el hecho de que en aquellos tiempos la
cardiomegalia relacionada con valvulopatia reumática fuera un hallazgo frecuente, dio argumentos a un gran número de
médicos para considerar la cardiomegalia del deportista como un signo adverso como lo menciona Shepherd Rj. La
dificultad para discriminar las distintas cavidades y diferenciar la hipertrofia fisiológica de la patología en las radiografías de
tórax, ha influido para que la alerta sobre el corazón del deportista se haya mantenido hasta hace pocos años. Pero desde los
años 50 esta idea fue cambiando, y Wolffe describió el corazón del deportista como un órgano más adecuado, mejor
desarrollado y que funciona de manera más económica que el del individuo no entrenado.

El gran desarrollo experimentado por los medios diagnósticos en las últimas décadas, con la aparición de la ecocardiografía
bidimensional (2D) y la resonancia magnética nuclear (RMN), ha provocado una reactivación del interés por continuar
estudiando el corazón del deportista y su diferencia con aquellas cardiopatías más frecuentes relacionadas con la muerte
súbita durante el ejercicio. Las nuevas técnicas nos han permitido descubrir y mejorar nuestro entendimiento sobre de las
adaptaciones morfológicas y funcionales experimentadas por el corazón entrenado. Este proceso de remodelación se refiere
no solo al aumento de tamaño, si no también como base de la mejora en el rendimiento del corazón entrenado.

Los diferentes métodos de valoración clínica permiten objetivar los hallazgos más frecuentes en el corazón del deportista en
reposo, que no son más que la traducción de las adaptaciones que a nivel central consisten fundamentalmente en bradicardia
sinusal, aumento del volumen de las cavidades, del espesor de las paredes miocárdicas del volumen sistólico y de la
vascularización miocárdica. Bradicardia sinusal (disminución de la frecuencia cardiaca) tanto en reposo como durante un
ejercicio físico a igual intensidad submaxima. Aunque ya a partir de la segunda semana de un entrenamiento de resistencia
puede apreciarse una moderada reducción de la frecuencia cardiaca, el típico cuadro de bradicardia del deportista de fondo
(más marcada y consistente) requiere más tiempo y nivel de entrenamiento (De Maria An, Neuman a Schubart Pj, et,1978).

En deportistas de fondo es frecuente encontrar una bradicardia sinusal de 45 a 50 lpm, y más raro de menos de 40 lpm con
ritmos de escape substitutivos del sinusal. La menor frecuencia cardiaca de los individuos entrenados también se hace
evidente durante el ejercicio físico, cuando la comparación se realiza a intensidades submaximas iguales. Este fenómeno está
directamente relacionado con el aumento del volumen sistólico Rost. R, Hollman W. (1986)

Dentro del aumento del volumen de las cavidades cardiacas y del grosor de
los espesores parietales. El aumento en el volumen del corazón es con
seguridad el fenómeno más determinante en el aumento del GC en del
deportista de resistencia. En un trabajo de hace ya casi un siglo pero de
obligada mención, Henschen ya fue capaz de instruir algunas de las
características del corazón del deportista a fondo: agrandamiento armónico de
todas las cavidades, mejora de la función cardiaca y correlación entre el grado
de cardiomegalia y la capacidad cardiovascular. La aparición y
perfeccionamiento de la ecocardiografía ha sido determinante para hacer
posible un mayor entendimiento del corazón entrenado, y ya desde mediados
de los años 70 disponemos de los primeros estudios ecocardiográficos en
deportistas. Esta técnica no invasiva que permite valorar el tamaño de las
cavidades cardiacas y el grosor de las paredes cardiacas, es considerada en la
actualidad de elección para valorar el grado de hipertrofia y de más
cardiopatías que cursen con aumento del tamaño del corazón. Los resultados
del gran número de estudios ecocardiográficos realizados en los últimos 20
años parecen confirmar la tesis, ya postulada por Henschen, a finales del siglo
pasado, de que la cardiomegalia se produce dentro de un proceso de
remodelación global, a costa del aumento de tamaño de todas las cavidades
cardiacas.

La mayoría de las investigaciones parecen coincidir en que son los deportes de resistencia los que producen un mayor un
aumento en las dimensiones de las cavidades y en el grosor de las paredes cardiacas, que solo excepcionalmente superan los
límites de normalidad clásicamente establecidos para población no deportista. Los estudios llevados a cabo son de dos tipos:
por un lado estudios longitudinales, en los que se valora la evolución durante un periodo de entrenamiento determinado y por
otro los estudios transversales, en los que se comparan los corazones entrenados de deportistas de distintas especialidades
con la de sujetos sedentarios.

En lo que al corazón derecho se refiere, se aprecia una tendencia a aumentar las dimensiones internas y el espesor de la pared
libre del ventrículo derecho, que adopta una forma más redondeada y hace más evidente su trabeculación. En el aumento de
tamaño del corazón derecho también participan la aurícula derecha y la vena cava, y se produce de forma proporcional al de
las cavidades izquierdas. (Presti y Crawford 1996).

Aun siendo escasos los estudios que han valorado las dimensiones de la aurícula izquierda en el deportista, la mayoría
parecen indicar un aumento de tamaño que no llega a superar los límites de normalidad comúnmente aceptados. Tras analizar
los estudios existentes, Presti y Crawford (1996) encuentran un 16% de incremento medio en el diámetro transversal de la
aurícula izquierda.

El ventrículo izquierdo sigue siendo, tanto por ser el más fácilmente accesible como por su simplicidad geométrica, el más
estudiado. El análisis de los estudios longitudinales realizados hasta la fecha nos muestra que la velocidad de desarrollo de
las adaptaciones al entrenamiento es muy diversa, y ello es seguramente debido a la gran variabilidad en las condiciones
experimentales en cuanto a tipo, intensidad, duración del entrenamiento, etc. Algunos autores como George, Wolfe y col.
(1994) han observado variaciones significativas en los espesores parietales y en las dimensiones ventriculares izquierdas tras
periodos de entrenamiento de diversa duración, tanto en sujetos sedentarios, como en deportistas previamente inactivos
durante un tiempo.

Ehsani (1978) observó variaciones significativas tras solo una semana de entrenamiento o inactividad. Algunos estudios han
apreciado variaciones de los mismos parámetros dentro de la misma temporada, en ciclistas profesionales y remeros. El
hecho de que otros autores no hayan encontrado diferencias significativas en las dimensiones cardiacas tras un periodo de
entrenamiento como Grossman w, Jones , Mclaurin Mpy et al (1978), nos recuerda el sentido crítico con el que debemos
valorar los resultados de los diferentes estudios, teniendo en cuenta aspectos tales como que la magnitud de la variación se
aproxima en muchos casos al propio poder de resolución de la técnica ecocardiográfica, o la frecuencia cardiaca en el
momento de medida. En el meta análisis realizado por Pernault y Turcote (1992), sobre una muestra total de 257 individuos
previamente sedentarios, las dimensiones del ventrículo izquierdo pasaron de unos valores medios de 9.3±1,8 a 9,6±1,1 mm
en la pared posterior y de 49,±,1±3 a 51±2,9 mm en el diámetro telediastólico (Dd) del ventrículo izquierdo, tras programas
de entrenamiento de resistencia de entre 4 y 52 semanas de duración (media de 18). Si bien el aumento medio de 2,1 mm en
el Dd del ventrículo izquierdo resultaba significativo, no se encontró relación alguna entre la magnitud del cambio y la
duración del entrenamiento.

En un reciente meta análisis de 8 estudios longitudinales sobre un total de 151 atletas de elite de especialidades de resistencia
(22 corredores de larga distancia, 19 nadadores, 12 esquiadores de fondo y 63 ciclistas y 35 remeros), Fargad encontró
evidencias del papel del entrenamiento al observar que tanto el Dd del ventrículo izquierdo como los espesores parietales, y
por tanto la masa del ventrículo izquierdo, eran mayores (p˂0,05) en el periodo activo que en el inactivo. La mayor parte de
estudios ecocardiográficos transversales coinciden en que son los que presentan unas dimensiones y espesores parietales del
ventrículo izquierdo mayores, que casi nunca superan los, imites de normalidad para población no deportista; mientras que el
Dd del ventrículo izquierdo de un 10% a un 20% mayor, el volumen del ventrículo izquierdo puede llegar hacer hasta un
70% superior que el de sujetos sedentarios.

Aumento del volumen sistólico.

El hecho comprobado de que los índices de contractilidad o función sistólica sean normales en los deportistas y similares a
los de los sedentarios, parece indicar que el mayor VS del corazón entrenado en reposo (120 – 130 ml contra 70 – 80 ml)2,
es debido a un aumento en el volumen telediadtolico y no en la contractilidad miocárdica global que se mantiene dentro de la
normalidad. Si nos fijamos en que los valores correspondientes al GC en reposo, son superponibles e incluso a los
observados en sujetos sedentarios, las adaptaciones del corazón del deportista como lo especifica Dickhuth Hh, Roecker K,
Niess a, et al (1996) pueden parecer poco significativas, pero es durante el ejercicio. Cuando se aprecia la mejoría de forma
que a intensidades máximas, los deportistas de alto nivel pueden llegar a doblar los valores GC de sujetos sedentarios, hasta
alcanzar los 40 lpm. Estos valores de mayor GC máximo son debido a un VS muy superior hasta (170 – 180 ml) ya patente
en condiciones de reposo.

El aumento fisiológico del VS durante el ejercicio, se hace por tanto más marcado en el corazón del deportista a fondo. A
intensidad moderada, ello es debido al mejor llenado ventricular, que se manifiesta en un mayor volumen telediastólico
secundario al mayor retorno venoso en el corazón entrenado, sin modificación apreciable de la fracción de eyección. Al
seguir aumentando la intensidad del ejercicio, la reducción en los volúmenes telediastólicos y telesistólico es
significativamente menor que en sujeto sedentario por lo que el VS se estabiliza en valores superiores a los de reposo. En
sujetos entrenados, a intensidades de ejercicio superiores al umbral anaeróbico y debido a la masiva estimulación
catecolaminica que se produce, sí parece apreciarse un incremento de la fracción de eyección por aumento de la
contractilidad miocárdica. Este hecho pudiera facilitar que el VS siguiera aumentando hasta intensidades máximas de
ejercicio.

Principios de
entrenamiento. Dentro de los
procesos de de adaptación se
controlan a través del aparato
genético de la célula que se va a ver
afectada por una carga. La
actividad de esta célula tiende en
este caso a conseguir un grado de
adaptación que le va a permitir
mantener un equilibrio entre ambos
procesos de degradación y de
resistesis, en presencia del estimulo
de la carga. De esta forma se va a
incrementar la capacidad funcional
del organismo.

El atleta se va a poner como fin el


aprovechar el comportamiento del
organismo de manera que este
equilibrio se vea establecido en un
nivel máximo para garantizar el
rendimiento máximo con el citado incremento consecuente de la capacidad funcional. El desarrollo del rendimiento es el
mantenimiento de las características de los procesos del aparato genético de la célula. Ya una vez conocido las características
de los procesos del aparato genético de la célula podemos dirigirlo a su actividad a través de una planificación sistemática
del entrenamiento. Por su parte los procesos de reacción y adaptación de las estructuras celulares tienen un efecto regulador
sobre las cargas de entrenamiento, solo así pudiendo conseguir un desarrollo óptimo del rendimiento si se incluyen estos
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