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YASMIL MARRUFO, APUNTES PARA UNA BIOGRAFIA

En el bar Garua de la ciudad de Coro todo el mundo habla de Yasmil Marrufo, es la figura musical del
momento, de él hablan los seguidores del arte, la gente simple de la calle y los fanáticos de la farándula. Hace unos
pocos días en la comarca, el rey era Maglio Ordoñez, jugador de beisbol en las grandes ligas, pero los beisbolistas
envejecen muy rápido y Maglio tuvo que cambiar de oficio, se convirtió en el alcalde de Puerto la Cruz, pero ya nadie lo
menciona a diferencia de Marrufo que en las últimas décadas ha venido creciendo de manera inexorable su popularidad.
A Yasmil lo conocí en la década de los setenta, somos casi de la misma edad, él estudiaba en el liceo Cecilio Acosta y ya
era amigo de mi hermana Belkis, apenas comenzaba con su guitarra y yo con mis pinceles, ambos con el sueño a cuesta de
ser artistas. El tomó sus primeras lecciones de guitarra con Claudio Medina, un barbero que tenía su local en la calle
Amplíes con Garcés, la comunidad lo llamaba “Claudio el Sapo” o “me lo lambo” por la enorme panza que poseía, era un
moreno de baja estatura, voz ronca y pelo tomuza con dos grandes entradas en la frente. No era un guitarrista virtuoso,
pero enseño a Yasmil los acordes esenciales para iniciarse como trovador.
En la ciudad de Coro todos los barberos eran guitarristas y de los buenos, yo me cortaba el pelo en la barbería España en
el sector los tres platos, con un guitarrista amigo de mi padre, llamado Orangel Velázquez, más adelante el hijo de este
virtuoso Kelvin Velázquez se convertiría en uno de los mejores guitarristas de Venezuela, a su casa llegarían dos
adolescentes en busca de conocimiento, Humberto Zuarce y Yasmil Marrufo. Allí encontraron receptividad y buenas
lecciones que los harían crecer como músicos y como personas. Kelvin llamaba cariñosamente a Humberto “El Bachaco”
y así se quedó, todo el país lo llama de esa manera.
Durante muchos años Humberto y Yasmil se mantuvieron como un dúo inseparable, siempre juntos por las calles
desoladas de Coro, sedientos de conocimiento. Un día visitaron al guitarrista Miguel Camacho, pero este nunca le enseño
un acorde a nadie, colocaba los dedos de una forma enrevesada que era difícil describir la posición del acorde, pero el
oído les daba para percatarse de las armonías y eso era suficiente.
Estos jóvenes arrancaron con buen pie y se convirtieron en los guitarristas jóvenes más prometedores de la ciudad de
Coro, por esta razón fueron convocados para acompañar a los participantes del “Festival de la Voz Liceísta” organizado
por el Liceo Cecilio Acosta, una tarea ardua y maratónica donde no tenían ningún tipo de remuneración, pero donde
Yasmil aprendió el oficio que mejor sabe hacer en la vida; acompañar a un cantante con la guitarra. Esta labor se repitió
durante varios años y el festival se realizaba en la Concha Acústica, un teatro al aire libre muy cerca de los médanos. Toda
la ciudad se volcaba hacia el festival y un día vimos ganar a una joven llamada Daisy Sanz, una voz preciosa, de registros
muy altos, que hacía gala de su voz con un vals venezolano llamado “Elevación”.Esta muchacha pertenece a una familia
de músicos y cantantes, residenciados en la zona histórica de Coro, Vivian a una cuadra de la casa del gran poeta judío
Elías David Curiel. En el trance del festival Yasmil encontró el amor, se enamoró de Daisy, fueron novios, se casaron y
viven juntos en Miami junto a sus hijos.
Pero para llegar a Miami falta mucho verbo en esta historia, ahora vienen los días difíciles cuando Yasmil y Humberto
decidieron vivir del arte de la música en Coro, ciudad difícil y agreste para el arte, el cuatrista Alí Chirino la definió como
“MALA MADRE Y BUENA MADRASTRA”. Pero allí se vieron en la obligación de tener que aprender a tocar varios
instrumentos y ejecutar todos los ritmos comerciales, para poder sobrevivir en el medio. De esa época guardo una
fotografía donde toco la mandolina, Yasmil me acompaña con el cuatro y Humberto con el bajo, en esos años eran como
unos fantasmas, uno los veía en todos lados, desde Pedregal hasta Quiragua, tocaban música del llano con el grupo
Araguaney de Hilario Ortega, canción protesta con el cantautor Orangel Lugo quién los llevo por primera vez a un estudio
de grabación, salsa y guaracha con el gordo Tolito y su “Grupo Diferente”, música pop con el grupo “Sendas” , vallenato
con “Chiche y sus Angelitos”, raspa canilla con el grupo “Santa María” y pare usted de contar con cuantos grupos tocaron
en la ciudad de Coro para poder subsistir, pero este viacrucis les sirvió para desarrollar esa versatilidad que le da ventaja a
Yasmil a la hora de ejecutar diferentes ritmos y tocar varios instrumentos; el piano, la guitarra, el cuatro, el bajo, la
mandolina, la conga, el bongo, las maracas y otros.
Para aquel entonces los habitantes de la ciudad de Coro sabían que contaban con dos músicos fuera de serie, pero nadie
apostó por ellos, nadie invirtió un céntimo en ellos, ni la empresa privada siempre viviendo a la sombra de los partidos, ni
las instituciones del estado siempre atentas al clientelismo político. Es bueno decirlo ahora que todo el mundo en Coro
habla de Yasmil y olvidan a Humberto, es importante mencionar que para aquel entonces nadie levanto la mano por ellos,
ni se les ofreció ninguna beca, ni se les grabo ningún disco, ni se les financio ningún concierto o gira nacional, es decir,
pasaron por debajo de la mesa en una ciudad donde la música tiene un solo dueño.
Hemos tenido ojos solo para contemplar la arquitectura colonial y hemos sido mezquinos con los valores humanos.
Pero no quiero darle a este texto un carácter sociopolítico, prometí hablar de un amigo a quién le sobra talento, pero de
dónde le viene ese talento, vale la pena indagar, vamos a ver, Yasmil Jesús Marrufo es hijo de Trina María Marrufo
Blanco y del fotógrafo italiano Fiorino Paulini quién tenía una tienda fotográfica “Foto Artística” en la zona histórica de
Coro y de quién Yasmil tuvo noticias hace unos pocos años, gracias a la información que aporto su tía Yris Amelis
Marrufo.
Los Marrufos son habitantes del barrio Pantano Abajo, una de las zonas más populosas de la ciudad de Coro, a comienzos
del siglo XX era un suburbio pantanoso, una ciénaga donde desembocaban unas quince quebradas que atravesaban la
ciudad y creaban un rio de aguas limpias que succionaban los médanos y a su paso dejaban grandes lagunas en donde los
lugareños solían ir de pesca o de cacería, esa ciénaga movediza poco a poco se fue endureciendo, pero como es de suponer
estos terrenos presentaban dificultad para ser habitados. No obstante la gente de bajos recursos, agricultores, criadores de
chivos y pescadores de la zona occidental del estado, llegaron a Coro con la esperanza de mejorar su nivel de vida y
fundaron este barrio para forjar su destino, en una ciudad que no fue nada fácil de conquistar, no solo por los problemas
geodésicos, sino también por el orden jerárquico del mantuanismo coriano que siempre los vio como gente del suburbio,
ajeno al trazado cuadricular de los españoles.
Lentamente la gente del barrio se integró a la dinámica de la ciudad y ha sido vanguardia en las artes plásticas, la música y
el deporte, allí nació el pintor Adonay Duque, premio Arturo Michelena, el músico Gilberto Riera, compositor del tema
“El Pantanero” un himno del lugar y allí vivieron Juancho Fuguet, compositor del tema “El Mitarero” y Cheche Acosta
Fuguet un insigne folklorista de los pueblos desérticos.
De allí vienen los Marrufos, allí se asentaron, venían de los pueblos áridos del occidente, donde se arrea la cabra con un
canto, donde los pájaros son parlanchines y el sol cae a cuchillos al mediodía. Los Marrufos tienen la piel amarillo apio,
así como la mía, y una herencia musical envidiable, la que corre por la sangre de Yasmil y por el lado de su padre la
herencia cultural renacentista, no olvidemos que Italia es el pueblo que le ha dado más artistas al planeta, sin olvidar que
fue por Coro donde entraron los españoles a Venezuela trayendo toda esa cultura trovadoresca que tuvo protagonismo en
la guitarra y sus avatares.
Un día de 1985 yo estaba pintando un paisaje en la plaza San Clemente y Yasmil llego con su guitarra y me dijo vengo a
despedirme, mañana me voy a vivir a Caracas, seguí pintando aletargado y él estuvo toda la tarde tocando unas piezas
para mí, esa fue la última vez que lo vi, su decisión fue acertada, yo me equivoque y me quede en coro peleando una pelea
desigual con los políticos de turno, en eso perdí años vitales de mi vida. En cambio Yasmil nunca perdió su tiempo en
asuntos políticos y además entendió que estos países fundados por españoles medievales poseen una estructura geopolítica
madrileña centralista, es decir, la capital del país se lo traga todo, el que no vive en la capital está fuera de la jugada.
Volví a ver a Yasmil pero esta vez en la televisión, acompañando a los mejores cantantes del país, siempre sonriente, se
había dado a conocer tocando en night clubes, luego como arreglista y compositor, cuando nos dimos cuenta ya había
conquistado Caracas, hazaña que otros artistas corianos ya habían hecho en ámbitos distintos; el pintor Virgilio Trompiz y
el cantautor Alí Primera.
Yasmil se inició en la música comercial componiendo una canción pegajosa “ Mami Cóseme los Pantalones” para la
cantante brasilera Natusha y puso a bailar a todo el mundo en ritmo Lambada. De forma paradójica este tema, considerado
por muchos como simple, ha sido regrabado en muchos países y en otros idiomas, luego Ricardo Montaner invitó a
Yasmil a trabajar con él en el sello Hecho a Mano, donde los hijos de Alí Primera, Servando y Florentino causaron un
movimiento sísmico con la canción de Yasmil “Una Fans Enamorada” que alcanzó el primer lugar en la lista Billboard,
haciendo suspirar a todas las quinceañeras de américa latina.
Después hizo arreglos para Oscar de León, Franco de Vitta, Omar Enrique, Estación Central, Antonieta, Elisa Rego,
Melissa, Karina, le produjo música a los Melódicos, también trabajo como productor musical para telenovelas como
Kaina donde acompaño a Soledad Bravo y en Kirpa para Tres Mujeres, donde produjo un disco para Viviana Gibelli.
Luego hizo una gira por Cuba acompañando con el cuatro y las maracas al folklorista Juan Vicente Torrealba y a su
regreso produjo para su esposa el disco “Daisy en Busca de un Sueño”en cuyo álbum aparece el tema “Yo me quedo en
Venezuela” que más tarde popularizó el cantante Carlos Baute.
Para aquel entonces murió Trina la mama de Yasmil y me cuenta Gustavo Lugo el saxofonista, que nunca se habían visto
tantos cantantes en las calles de Coro, como ese día de solidaridades. El guitarrista Chucho García me contó que había
visto a Yasmil demasiado Gordo, pero luego supe que se había sometido a una intervención quirúrgica donde le habían
grapado el estómago, para así volver a su peso normal; semiligero.
Entonces viene la época norteamericana, es cuando Yasmil es invitado por Emilio Estefan y a su vez conoce al compositor
y productor Rodolfo Castillo quién lo invita a trabajar en Universal Music en 2002. Inmediatamente se instala en la ciudad
de Miami y allí continúa el trabajo que al final le dará fama internacional.
Por su estudio han pasado Ricky Martin, Chayanne, Ricardo Arjona, Pipe Peláez, Jorge Celedón, José Feliciano, Jerry
Rivera, Andrés Cepeda, Camilo Sexto, Olga Tañon, Song By Four, Luis Henrique, Alexandre Pires, Los Hidalgos, Giselle
y Medina León. Luego produce para los artistas jóvenes venezolanos Hanny kahuan, Juan Carlos Luces, Víctor Muños,
Los Cadillac, Voz Veis, Adolescentes y otros.
Entre la interminable lista de artistas que ha acompañado con la guitarra, tenemos a Jenifer López, Christina Aguilera,
Alejandro Sanz, Fonseca, Chino y Nacho, Wisin, Paulina Rubio, Ricardo Montaner, Thalia, Prince Royce, IL Volo, Fanny
Lu y Guaco entre otros.
Cabe mencionar tres producciones emblemáticas que realizo para la firma comercial EPA, el tributo a Simón Díaz y a
Giordano Di Marzo, donde logro reunir a lo mejor de la canción en habla hispana. Sin olvidar la milagrosa resurrección de
José Luis Rodríguez después de haberse sometido a un trasplante de pulmón, sale airoso, de la mano de Yasmil vuelve a
la música donde se muestra lleno de júbilo y esperanza.
La gente me pregunta: ¿Cómo es Yasmil Marrufo? Y yo respondo: siempre parece un niño, impone su carácter juguetón,
sencillo, familiar, le gusta cantar pero jamás ha pensado lazarse como cantante, el prefiere crear éxitos a través de otros
cantantes, cuando acompaña con la guitarra le va abriendo caminos al interprete, está completamente seguro que es el
acompañante y jamás apabulla con adornos rebuscados ni acordes disonantes, siempre tiende a los acordes naturales, a
veces deja una cuerda al aire sobre todo la prima para que el sonido sea más redondo, sonido de armonías abiertas, mucha
influencia del bossa nova y de la onda nueva, músico completo, canta, compone, acompaña, arregla, toca varios
instrumentos, pero sobre todo es un genio y lo más importante es que no se lo cree. Por eso la gente se le acerca y el
conecta y hace filing con los artistas.
En su registro como guitarrista se nota la impronta de Kelvin Velásquez y de Humberto Zuarce, filtros luminosos por
donde pasó, en estos momentos es el compositor, músico y arreglista más talentoso de américa latina, lleva varios premios
Grammy en su haber. Es el artista más importante de mi generación, su versatilidad impresiona, puede producir cualquier
tipo de música, bien sea pop, balada, rock, bolero, salsa, merengue, vallenato, reggaetón hasta ritmos folklóricos y
tradicionales.
Ahora su hija Astrid Celeste ha decidido lanzarse como cantante, esta jovencita heredo la preciosa voz de su madre y
acaba de grabar una canción con su papá, se titula “Boca”, es una letra llena de erotismo y de sensualidad, que nos
recuerda al poema “boca que abraza a mi boca” del poeta español Miguel Hernández. Creo que esta canción, más los
temas “Yo puedo hacer” y “Dame tu consentimiento” que compuso para Ricardo Montaner, personalmente las considero
las mejores canciones que ha compuesto Yasmil.
Pero lo mejor está por venir, a Astrid Celeste la invitaron a alternar con Roberto Carlos en concierto, un punto a su favor y
ahora en una onda experimental ha grabado una versión del tema de los Bee Gees “How deep is your love” acompañada
con instrumentos del folklore llanero venezolano. Al igual que la versión del tema “Ben”de Michael Jackson con
instrumentación vernácula. Este inicio con buen plante dibuja a Astrid Celeste como una genuina promesa de la canción,
dispuesta a conquistar el aire de su propio cielo.
Entramos a una nueva década y Yasmil Marrufo apenas tiene 54 años, nació el 17 de enero de 1965, el pelo plateado, la
barba canosa, mientras más envejece más se parece físicamente a su padre, a cada rato sonríe con un brillo en los ojos,
brillo que solo poseen los que han triunfado y se divierten con su trabajo, vive su mejor momento, todos quieren trabajar
con él, tenerlo cerca, escuchar su guitarra, entrevistarlo para entenderlo mejor, también valdría la pena entrevistar a
Humberto Zuarce “El Bachaco” en la ciudad de Maracaibo, ciudad dominada por el contrabando, músico de una orquesta
sinfónica venida a menos, incansable matador de tigres con orquestas bailables, insigne guitarrista, él sabe cosas sobre
Yasmil que solo un hermano del alma puede saber. Otro entrevistable sería Kelvin Velásquez, saxofonista de la banda del
cuartel de Coro, guitarrista clásico de técnica impecable, profesor de música, barbero en la calle Monzón, a quién desde
hace días el alzhéimer viene rondándolo, el doctor Carlos Hernández lo ayuda a vencer este enemigo. Ellos pueden darnos
datos valiosos para condimentar esta historia que ya pasó la mitad del camino.
Este testimonio, es lo que puedo escribir sobre un amigo de mi edad, de mi pueblo, cercano a mi sensibilidad,
lamentablemente hacen 35 años que no lo veo, no tengo visa norteamericana, no se hablar inglés, me gustaría volver a
verlo y que el escuchara la tierna voz de mi hija Grecia y la acompañara con su guitarra, pero sobre todo que musicalizara
alguno de mis poemas, ese acto sería una alianza del aprecio mutuo a tantos años de amistad compartida.
JOSÉ GOTOPO
Ciudad de México
01-01-2020

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