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Realizada la lectura individual del presente expediente, esta Sala pasa a dictar sentencia
sobre la base de las siguientes consideraciones.
I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL
Que presenta la demanda sin copias certificadas del expediente laboral “(…) por cuanto
el mismo no ha llegado al CIRCUITO JUDICIAL LABORAL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN
JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA, con sede en Maracaibo, ya que la sentencia que
definitivamente puso fin a la causa en el proceso como lo es el Recurso de Control de la
Legalidad fuera (sic) publicada en fecha 08 de agosto de 2012 por la Sala de Casación Social,
quien debe tener aún bajo trámite de remisión el mencionado expediente; sin
embargo, [agrega] las decisiones aquí comentadas [fueron] obtenidas del portal electrónico
del máximo Tribunal (…)” (Destacado del texto).
Que “los fines de AVIDOCA no eran otros que evitar el efecto extensivo de la sentencia
del Juez NEUDO FERRER hacia el resto de los trabajadores (de hecho en el caso de IVÁN
URDANETA EXPEDIENTE VP01-L-2010-000318 que fue apelado por AVIDOCA de una
condena de 3.900 bolívares la empresa le canceló al trabajador CINCUENTA MIL
BOLÍVARES (Bs. 50.000,00) para que éste desistiera del RECURSO DE APELACIÓN,
incluso asignándole OTRO ABOGADO QUE NO FUE SU PERSONA MAZEROSKY
PORTILLO, quien había representado igualmente a ese abogado en todo el proceso judicial,
ello demuestra que AVIDOCA nunca tuvo la razón ni judicial ni extrajudicialmente. Sin
embargo, intentó todo tipo de ARGUCIAS para poder EVADIR EL PAGO DE LA
CLÁUSULA SEXTA como en efecto lo hizo” (Destacado del texto).
Que “la empresa AVIDOCA sabe ella misma que en el nuevo CONTRATO
COLECTIVO PERÍODO 2011-2013 eliminó ese párrafo porque sabía que de tenerlo
allí DEBÍA CANCELAR AMBOS INCREMENTOS como sentenció el 01 de julio de 2010
el JUEZ NEUDO FERRER y como ratificó éste mismo juez su (sic) decisión en fecha 07 de
marzo de 2012 (EXPEDIENTE VP01-L-2010-002187 acumulados) y que luego el 08 de mayo
de 2012 el JUEZ SEGUNDO SUPERIOR DEL TRABAJO MIGUEL URIBE revocó esa
decisión (EXPEDIENTE VP01-R-2012-000159), dándole una interpretación TOTALMENTE
ERRADA EN PERJUICIO DE LOS TRABAJADORES a la mencionada cláusula sexta que
ciertamente SÍ FUE MODIFICADA cuando se le compara con la actual cláusula
41” (Destacado del texto).
Que “[es obvio que el acta del 31 de agosto de 2010, fue leída por el JUEZ SUPERIOR
SEGUNDO DEL TRABAJO, y debió percatarse que esa falta de VICIOS EN EL
CONSENTIMIENTO estaba sometida a que la empresa AVIDOCA desistiría de
una CALIFICACIÓN DE DESPIDO en contra de la JUNTA DIRECTIVA DEL
SINDICATO NEGOCIADOR, lo cual se traduce a su vez en buscar el INTERÉS
PERSONAL de esa Junta Directiva en vez de los intereses colectivos para los cuales fueron
elegidos. Sin embargo, [deja] constancia que los TRABAJADORES ACTORES
MANDANTES [suyos] NO ESTÁN AFILIADOS en esa organización sindical, y que una
semana antes del 31 de agosto de 2010 tal y como se prueba de actas, consignaron un escrito
al Inspector del Trabajo informando de la sentencia al Juez Quinto de Juicio del Trabajo
(caso IVÁN URDANETA) donde sí les correspondía el aumento salarial y que ellos NO
ACEPTARÍAN ESA NEGOCIACIÓN y pidieron que se ABSTENGA DE
HOMOLOGAR esa negociación, dejando así a salvo los derechos e intereses de [sus]
mandantes” (Destacado del texto).
II
DE LA SENTENCIA OBJETO DE AMPARO
“… Omissis…
Planteada la controversia en los términos establecidos en la demanda y en la
contestación, luego del análisis probatorio y de los alegatos de la apelación, encuentra
este Tribunal que la controversia sometida al conocimiento de la Alzada, versa sobre
la validez del acuerdo al cual llegaron la empresa demandada y el Sindicato antes
denominado SINDICATO SOCIALISTA DE TRABAJADORES DE AVÍCOLA DE
OCCIDENTE, hoy SINDICATO SOCIALISTA DE TRABAJADORES
PROFESIONALES, AVÍCOLAS, CONEXAS Y SIMILARES DEL ESTADO ZULIA,
mediante el cual, se puso fin al Pliego Conflictivo de Peticiones que la organización
sindical planteara ante la Inspectoría del Trabajo de Maracaibo frente a la empresa
Avícola de Occidente, C.A., y que estaba referido al incumplimiento atribuido a la
empresa de varias cláusulas contractuales, entre las cuales se encontraba la Cláusula
Sexta, referida al aumento de sueldo.
Es de señalar que el legislador consagra, en principio, la regla de que la convención
colectiva no podrá concertarse en condiciones menos favorables que las contenidas en
los contratos de trabajo vigentes (Art. 511 de la Ley Orgánica del Trabajo [LOT] de
1997), lo cual conduce a la irrenunciabilidad de los beneficios adquiridos en convenios
anteriores y en caso de vulnerarse este principio a la de la aplicación de la norma más
favorable y de la condición más beneficiosa.
De otra parte, el legislador previó en el artículo 512 (LOT de 1997), la posibilidad de
la modificación de condiciones de trabajo vigentes si las partes al renegociar
convienen en cambiar o sustituir algunas de las cláusulas establecidas por otras aún
de distinta naturaleza, siempre que este cambio no sólo compense, sino que consagre
beneficios que en su conjunto sean más favorables para los trabajadores,
modificaciones que no constituyen una renuncia, sino una novación, sujetas para su
aplicación al cumplimiento necesario de indicar en el texto de la convención, con
claridad, cuales son los beneficios sustitutivos de los contenidos en las cláusulas
modificadas.
En el caso concreto, se aprecia la existencia de un conflicto colectivo planteado por la
organización sindical frente a la empresa y un acto de autocomposición del conflicto
en sede administrativa, homologado por el Inspector del Trabajo, con fundamento,
según indica el auto de homologación, en el artículo 512 de la Ley Orgánica del
Trabajo vigente para aquel momento, de allí que resulta necesario verificar la
situación jurídica ocurrida en el presente caso.
… Omissis…
Al respecto, observa el Tribunal, la negociación colectiva es un proceso idóneo para
que sus sujetos, en ejercicio de la autonomía de la voluntad colectiva, fijen condiciones
de empleo más favorables a los trabajadores que las previstas en las normas de origen
estatal, fungiendo éstas de contenidos mínimos de la relación de trabajo, esto es, el
suelo normativo intangible al referido proceso de negociación.
Nuestra legislación consagra entre otros principios, el de la reforma in melius de la
convención colectiva de trabajo, al disponer que ésta no podrá concertarse en
condiciones menos favorables para las trabajadores que las contenidas en los
contratos individuales de trabajo vigentes (Art.511 LOT de 1997/ Art.502 LOT de
2011), estrechamente vinculado al principio de irrenunciabilidad de los beneficios
conferidos a los trabajadores, en contraposición con la posibilidad de la reformatio in
peius de la convención, igualmente permitida por el ordenamiento jurídico, sujeta a
determinadas condiciones de procedibilidad, pero que no es objeto de análisis en la
presente sentencia.
En primer término la convención colectiva tiene efectos erga omnes, y en cuanto a los
beneficios consagrados en la misma, estos gozan de doble protección:
El principio de irrenunciabilidad o indisponibilidad, establecido en el artículo 3 de la
Ley Orgánica del Trabajo de 1997, vigente para el momento en que ocurren los hechos,
en cuya virtud son nulos los actos de renuncia del trabajador de los derechos que le
fueren conferidos por normas de fuente estatal o autonómica, por cuanto son materias
de orden público los beneficios y garantías que con carácter de mínimo la ley o los
contratos otorgan a los trabajadores y, además, la reforma de aquel instrumento, no
podría, en virtud de lo dispuesto en el artículo 511 de la Ley Orgánica del Trabajo de
1997, lesionar los derechos adquiridos de los trabajadores beneficiados del efecto erga
omnes de la convención colectiva, bajo la premisa de que las normas colectivas
pudieren regular las relaciones laborales existentes en su ámbito de validez ante el
silencio de las partes que nada previeron en su contrato individual de trabajo, en
ciertos institutos laborales.
… Omissis…
Ahora bien, si bien de conformidad con el artículo 511 de la Ley Orgánica del Trabajo,
vigente para el momento en que se sucedieron los hechos, (Art. 502 de la Ley Orgánica
del Trabajo de 5 de mayo de 2011) se debe negar eficacia a las cláusulas de la
convención colectiva de trabajo que consagren beneficios inferiores a los derivados de
la autonomía de la voluntad individual, sin embargo, de acuerdo al artículo 512,
podrán modificarse las condiciones de trabajo vigente si las partes convienen en
cambiar o sustituir algunas de las cláusulas establecidas en la convención colectiva,
por otras, aún de distinta naturaleza, siempre que consagren beneficios que en su
conjunto sean más favorables para los trabajadores, lo cual impone la comparación
entre las convenciones colectivas sucesivas al efecto de establecer, de conformidad con
la teoría del conglobamiento, si el instrumento ulterior es de más favor que la
convención.
… Omissis…
Existe otro principio denominado el de intangibilidad de la Convención Colectiva,
conforme al cual, las partes deberán abstenerse de manifestar cualquier pretensión de
reformar su contenido hasta el vencimiento del término pactado, lo cual supondrá
rechazar cualquier intento de las organizaciones sindicales u otras instancias de
representación colectiva de los intereses de los trabajadores, durante el lapsos de
duración de la convención colectiva, que en definitiva fuere suscrita; sin embargo, el
conflicto es un elemento propio del sistema de relaciones laborales por virtud de los
intereses contrapuestos de los sujetos que intervienen en el proceso productivo, por lo
cual, mal podría sostenerse que la convención colectiva entraña necesariamente un
compromiso de las partes de abstenerse de nuevas peticiones durante el término de
duración del instrumento, pues la función reconocida a la negociación colectiva
rechaza tal conclusión, pudiéndose observar que el artículo 551 de la Ley Orgánica
del Trabajo de 1997 [542 de la Ley de 2011], establece la intangibilidad de la
convención colectiva que resultare de un proceso de negociación enmarcado en la
Reunión Normativa Laboral, por lo cual, por interpretación en contrario, la
convención colectiva ordinaria, a nivel de empresa, no goza de intangibilidad, lo cual
da origen a los procesos de la denominada negociación in peius.
Ahora bien, en el caso concreto, se aprecia la existencia de una cláusula contractual,
distinguida con el número 6, contenida en la Convención Colectiva de Trabajo
celebrada entre la empresa AVÍCOLA DE OCCIDENTE COMPAÑÍA ANÓNIMA Y
LOS TRABAJADORES OBREROS REPRESENTADOS POR EL SINDICATO
SOCIALISTA DE TRABAJADORES DE AVÍCOLA DE OCCIDENTE, C.A., la cual es
del siguiente tenor:
‘CLÁUSULA SEXTA (6ª. AUMENTO DE SUELDOS):
La empresa conviene en aumentar el salario básico de los Trabajadores amparados
por esta convenció (sic) colectiva conforme al siguiente cronograma:
1º Un aumento general de salario equivalente al diez por ciento (10%) a partir del 1º
de mayo del 2009, calculado sobre el salario vigente para el treinta (30) de abril de
2.009 (sic).
2º Un aumento general de salario equivalente al diez por ciento (10%) a partir del 1º
de septiembre de 2009, calculado sobre el salario vigente para el Treinta y uno (31) de
agosto de 2.009 (sic), calculado sobre el salario básico más la prima de antigüedad
vigente para el 31 de agosto.
3º Un aumento general de salario equivalente al doce coma cinco por ciento (12,5 %)
a partir del primero de mayo del 2010, calculado sobre el salario vigente para el
Treinta (30) de abril de 2.010(sic), calculado sobre el salario básico más la prima de
antigüedad vigente para el 31 de agosto.
4º Un aumento general de salario equivalente al doce coma cinco por ciento (12,5%)
a partir del 1º de septiembre de 2010, calculado sobre el salario vigente para el Treinta
y uno (31) de agosto de 2.009 (sic), calculado sobre el salario básico más la prima de
antigüedad vigente para el 31 de agosto de 2.010 (sic).
Estos incrementos salariales lo hará la empresa independiente de los incrementos
decretados por el ejecutivo nacional o cualquier otra autoridad pública, los cuales se
obliga a acatar sumando ambos incrementos.’ (Destacado de este Juzgado Superior)
Igualmente se aprecia la existencia de un acuerdo, llevado a efecto entre la empresa y
la organización sindical, vertido en un acta levantada por ante la Inspectoría del
Trabajo, en relación a interpretación de la cláusula 6 en referencia, y que fuere
homologada por el funcionario del trabajo, respecto a la cual, se observa la existencia
de un proceso administrativo en el que la parte accionante (Sindicato) pretendía el
cumplimiento de la Cláusula 6 de la Convención, interpretándola de la forma en que
hoy reclama la parte actora ( f.290 de la Pieza Principal I), y frente ello la posición de
la patronal, en cuanto a que no se debían aplicar los aumentos salariales decretados
por el Ejecutivo (f.311 de la Pieza Principal I), procedimiento que, como señala el a-
quo, culminó por un acuerdo inter partes ( f.325 de la Pieza Principal I), en el cual se
estableció en consenso la interpretación de la cláusula sexta referida al aumento de
sueldo, acordando que los incrementos salariales los hará la empresa
independientemente de los incrementos decretados por el Ejecutivo Nacional cuando
se trate de aumento general de salario, los cuales se obliga a acatar sumando ambos
incrementos, de lo cual entiende este Tribunal que las partes dilucidaron diferenciar
los aumentos de salario mínimo que ordinariamente ocurren todos los años por
decisión presidencial, de los aumentos generales de salarios que eventualmente
pudieren ser decretados, independientemente de la fijación del salario mínimo, lo cual
luce razonable desde el punto de vista jurídico, puesto que se trata de dos situaciones
bien diferenciadas, como también sería válida la opción, no aplicada en el presente
caso, de acordar que a los aumentos de salario puedan imputarse los recibidos de parte
de la empresa con anterioridad a aumentos de salarios decretados por el Ejecutivo
Nacional o con los convenidos para ser ejecutados posteriormente.
De todo lo anterior resulta, que en el presente caso, en modo alguno, en criterio de este
juzgador, se configuró el supuesto de hecho previsto en el artículo 512 de la Ley
Orgánica del Trabajo de 1997, que exige el análisis comparativo integral de dos
convenciones colectivas, más no puede por ello restársele validez a la homologación
del acta presentada por el sindicato y la empresa ante la Inspectoría del Trabajo,
actuaciones que se desprenden del folio 351 de la Pieza Principal I del presente
expediente, aún cuando esté fundamentado en la aplicación del artículo 512 de la Ley
Orgánica del Trabajo de 1997, vigente para ese momento, pues para aplicar dicho
artículo era necesaria la comparación total o conglomerada de dos contrataciones
colectivas en su integridad, lo cual no es el caso de autos; siendo que el Reglamento
de la Ley Orgánica del Trabajo en su artículo 166 prevé modos de autocomposición de
los conflictos colectivos del trabajo como la negociación directa entre las partes, entre
otros modos de solución, disposición esta última que se entiende tácitamente aplicada,
en sujeción al principio de la autonomía de la voluntad de las partes que rige en
materia de derecho colectivo del trabajo.
Entiende este Juzgador, de acuerdo con la doctrina, que la Ley Orgánica del Trabajo
de 1997, bajo cuya vigencia se suscribió el referido acuerdo, estableció un marco
jurídico para el contrato individual y el contrato colectivo de trabajo, que define el
ámbito de aplicación de los derechos de los trabajadores, normas legales que
constituyen derechos favorables a los trabajadores, pues las disposiciones de ella son
de orden público y de aplicación territorial. Estos preceptos han sido atribuidos a los
trabajadores y son intangibles, incluso los establecidos en las convenciones colectivas
del trabajo durante su vigencia, y corresponde a las Organizaciones Sindicales vigilar
porque no se menoscaben esos derechos.
La intangibilidad e inderogabilidad da seguridad una vez que un derecho ha sido
consagrado en una convención colectiva; se reconoce que ese derecho no puede ser
desmejorado durante la vigencia de una convención colectiva, ni siquiera por una que
se firme con posterioridad al beneficio otorgado, lo cual encuentra su respaldo jurídico
en los artículos 508 y 511 de la Ley Orgánica del Trabajo de 1997 [499 y 502 de la
Ley de 2011]. El primero se refiere a la obligatoriedad de las cláusulas firmadas, que
se convierten en parte integrante de los contratos individuales de trabajo. Entre ellas,
las remuneraciones, que siempre sufren modificaciones y la misma jornada de trabajo,
sujeta a modalidades que dependen de la naturaleza del servicio prestado, y en este
mismo sentido la misma ley, en el artículo 511 expresa que la convención colectiva no
podrá concertarse en condiciones menos favorables para los trabajadores que las
contenidas en los contratos vigentes.
La discusión de la negociación, en lo relacionado a este principio, va a consistir en un
examen pormenorizado de cada cláusula, siendo lo idóneo que ellas sean mejoradas o
bien alguna de ellas, sobre todo las socioeconómicas que constituyen el elemento
primordial de la negociación colectiva, en lo cual habría que tener en cuenta además
las posibilidades del patrono, garantizándose durante un lapso la paz laboral.
En el mismo sentido, vale decir que el máximo Tribunal de la República, se ha
pronunciado, con relación a la protección de los derechos colectivos de trabajo y ha
dicho que más que una fuente del derecho los derechos colectivos son el derecho mismo
y que son de obligatorio cumplimiento, lo cual, en modo alguno es óbice para que las
partes diriman sus diferencias, planteadas, en el ejercicio de la actividad sindical en
la empresa o fuera de ella, lo cual comprende el planteamiento del conflicto colectivo
(Art. 165 del Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo), involucre o no la huelga, lo
cual es una facultad que corresponde a las organizaciones sindicales, colegios
profesionales, cámaras patronales y demás organizaciones de representación colectiva
de los intereses de los trabajadores y empleadores, estableciendo el Reglamento de la
Ley Orgánica del Trabajo que su solución es un derecho de los sujetos colectivos del
derecho del trabajo, titulares de la libertad sindical (Arts. 113 y 114 del Reglamento),
para lo cual, ejercer el derecho al conflicto, deberá la organización sindical solicitante,
representar a la mayoría absoluta de los trabajadores y trabajadoras interesados,
circunstancia que no ha sido objeto de discusión en la presente causa, por lo cual, se
debe presumir que el acuerdo (autocomposición) al cual llegó el Sindicato con la
empresa al interpretar la Cláusula 6 en referencia, se encuentra respaldado por la
mayoría absoluta de los trabajadores interesados, tal como se desprende de la
documental analizada del folio 329 al 350 de la Pieza Principal I, de allí que, desde
esta perspectiva, observa este Juzgado Superior, el derecho al conflicto es inherente al
ejercicio de la autonomía colectiva de los sujetos colectivos, lo cual, se inserta, señala
Carballo Mena, dentro de la orientación seguida por la Comisión de Expertos en
Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT, la cual reiteradamente ha
señalado que el derecho a huelga está implícitamente comprendido en el derecho que
tienen las organizaciones profesionales de formular y desarrollar su programa de
acción; observando el Tribunal que no existe en actas prueba alguna que permita
verificar la existencia de vicios en el consentimiento prestado por la organización
sindical al momento de suscribir dicha acta, o que la misma haya sido el resultado de
una negociación fraudulenta entre la empresa y el Sindicato, por lo cual, este Tribunal
debe tenerla como válida como modo de solución del conflicto surgido por la
aplicación de la Cláusula 6 de la Convención Colectiva, bajo la modalidad de
autocomposición, a la cual, conforme al artículo 166 del Reglamento de la Ley
Orgánica del Trabajo, se debe dar preferencia, pues la solución del conflicto es
lograda directamente por las partes. Así se declara.
Surge en consecuencia, el fallo estimativo del recurso de apelación ejercido por la
parte demandada, por lo cual, resolviendo el asunto sometido a apelación, en el
dispositivo del fallo se declarará sin lugar la demanda, quedando así revocado el fallo
apelado. Así se decide”.
III
DE LA COMPETENCIA
IV
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Pese al cumplimiento de los requisitos antes enunciados, la Sala observa que la decisión
jurisdiccional que genera las lesiones constitucionales aquí denunciadas fue aportada por el
apoderado judicial de los actores en forma impresa, presuntamente extraída de la página web de
este Tribunal Supremo de Justicia, pues, según explicó el apoderado judicial de los trabajadores
actores “(…) la sentencia que definitivamente puso fin a la causa en el proceso como lo es el
Recurso de Control de Legalidad [fue] publicada el 08 de agosto de 2012 por la Sala de
Casación Social, quien debe tener aún bajo trámite de remisión el mencionado expediente; sin
embargo, [agrega] las decisiones aquí comentadas [fueron] obtenidas del portal electrónico
del máximo Tribunal y [pide] en consecuencia se omita el hecho de no poder en esta
oportunidad acompañar a este escrito ni siquiera copia simple de las sentencias comentadas
más adelante, por cuanto no [ha] tenido acceso al expediente luego que ha estado en la Sala
de Casación Social por el trámite lógico que amerita el proceso judicial de envío del
expediente”.
Con relación al cumplimiento de la anotada carga procesal, esta Sala ha establecido que
la consignación de la copia certificada del fallo impugnado al momento de presentar la
demanda de amparo no es preclusiva, que es admisible la pretensión con el aporte de la copia
simple e incluso de la impresión de la decisión accionada, así, en sentencia N° 721 del 9 de
julio de 2010, caso: “Edson Alejandro Rojas Rivas”, sobre este último supuesto se precisó que
“(…) las decisiones judiciales obtenidas a través del aludido sistema -actual sistema
informático del Poder Judicial- serán consideradas copias simples conforme al artículo 429
del Código de Procedimiento Civil, a los efectos de la interposición de acciones de amparos
constitucionales contra sentencias, caso en el cual, tal como se estableció en la sentencia N°
7/2000, la parte accionante tendrá la carga de presentar hasta la oportunidad de la audiencia
oral, la copia certificada de la decisión impugnada. Si ello no ocurriera la Sala declarará
inadmisible el amparo interpuesto en el acto de celebración de la audiencia oral (vid. Sent.
Núms. 2362/2007 caso: Banco del Caroní, C.A. ó 208/2005 caso: Aracelis Rosa). Asimismo,
se declarara inadmisible la acción antes o en la audiencia oral si se constata, de oficio o a
instancia de parte, que el ejemplar de la sentencia accionada en amparo extraído del Sistema
Juris 2000 no es conforme con la copia certificada de la sentencia o su original que reposa
en el expediente respectivo (…)” (Destacado de ese fallo). Consecuencia de lo anterior es que,
la parte actora cuenta hasta la oportunidad de la celebración de la audiencia oral y pública para
consignar la copia certificada del fallo impugnado, so pena de declararse la inadmisión del
amparo constitucional ejercido.
Siendo lo anterior así, el análisis de esta Sala, como se desarrollará infra, se efectuará a
partir de los recaudos consignados y, de tales, se desprenden los siguientes hechos
jurídicamente relevantes:
De allí que, en atención al criterio vinculante sentado por esta Sala en su decisión N°
3.315 del 2 de noviembre de 2005, caso: “Municipio Iribarren del Estado Lara”, por el cual el
cómputo del lapso de seis (6) meses previsto en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales para que se materialice la caducidad de la acción, comenzará a
contarse, para los casos establecidos en ese fallo, a partir de la fecha de publicación del auto
que inadmita el control de la legalidad en virtud de la potestad discrecional de la Sala de
Casación Social, se concluye que la acción no está caduca conforme al artículo 6.4 de la citada
Ley Orgánica, y así se declara.
Del análisis del artículo transcrito, esta Sala se ha afirmado que para que proceda la
acción de amparo contra actos jurisdiccionales deben concurrir las siguientes
circunstancias: (i) que el juez que emanó el acto presuntamente lesivo haya incurrido en una
grave usurpación de funciones o abuso de poder (incompetencia sustancial); y, aunado a
ello, (ii) que tal proceder ocasione la violación directa de un derecho constitucional, lo que
implica que no es recurrible por amparo aquella decisión que simplemente desfavorece a un
determinado sujeto procesal. Ello, con el objeto de evitar que sean interpuestas acciones de
amparo para intentar reabrir un asunto ya resuelto judicialmente, en perjuicio de la
inmutabilidad de la decisión definitivamente firme, salvaguardando así la cosa juzgada y la
seguridad jurídica.
No obstante lo anterior, en atención a los principios de celeridad y economía procesal
y en beneficio de los justiciables, esta Sala procede a realizar un estudio previo del mérito de
la acción y, al efecto, observa que el apoderado judicial de los trabajadores reclamantes
cuestiona la constitucionalidad de la decisión laboral impugnada, pues considera que la
cláusula de la convención colectiva cuya interpretación y eventual satisfacción formó parte de
la causa laboral primigenia (Cláusula Sexta de la Convención Colectiva suscrita entre el
Sindicato Socialista de Trabajadores de Avícola de Occidente y la sociedad mercantil Avícola
de Occidente, C.A. período 2009-2011), ya se encontraba suficientemente aclarada “por el
Juzgado Quinto de Juicio del Trabajo”, en otro expediente (causa signada con el N° VP01-L-
2010-000318, caso: “Iván Urdaneta”) y que la intención de la parte patronal “(…) no eran
otros que evitar el efecto extensivo de la [indicada] sentencia (…) hacia el resto de los
trabajadores (…)”; que en el nuevo Contrato Colectivo para el período 2011-2013 se modificó
dicha cláusula en perjuicio de los trabajadores reclamantes, quienes no percibirían el aumento
de salario decretado por el Ejecutivo Nacional, en franco desconocimiento de los derechos
constitucionales sociales contenidos en los artículos 89, 91 y 95 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que reconocen los principios que rigen al trabajo como
hecho social, el derecho del trabajador a un salario digno y el derecho a la sindicación.
Respecto del primero de los planteamientos enunciados, la Sala aclara al apoderado
judicial de los actores que mal puede pretender que por vía del amparo constitucional se
trasladen los efectos subjetivos de un determinado fallo, adoptado por un órgano jurisdiccional
de primera instancia del Circuito Judicial Laboral del Estado Zulia, sin que, respecto de esa
causa, se haya constituido un litisconsorcio activo conforme a los supuestos previstos en los
artículos 49, 50 y 51 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. En el presente caso, aprecia la
Sala, que la acumulación subjetiva se verificó en la causa primigenia que dio origen a la
presente acción y, respecto de ésta, los jueces laborales en ejercicio de su autonomía de
juzgamiento dieron una solución disímil al caso que hace valer el apoderado actor. De tal forma
que la interpretación del derecho material al caso bajo examen, como parte del ámbito de
autonomía que ostenta cada juez de la República en su función jurisdiccional, según ha
reiterado esta Sala, no constituye per se lesiones o amenazas a derechos o garantías
constitucionales de quien invoque la tutela.
Por otra parte, con relación a la segunda denuncia, considera la Sala que el juez del
Juzgado Superior Segundo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia en su
razonamiento, con relación a la discutida cláusula sexta de la Convención Colectiva suscrita
entre la patrona y el Sindicato Socialista de Trabajadores de Avícola de Occidente, evaluó el
mérito probatorio de las documentales cursantes al expediente que reflejaron que, en el marco
de un procedimiento administrativo llevado a cabo en el seno de la Inspectoría del Trabajo en
Maracaibo, se había negociado colectivamente el cumplimiento de la cláusula contractual antes
referida y se había arribado a una solución consensuada. En ese orden, el mencionado órgano
jurisdiccional afirmó:
“(…) se aprecia la existencia de un acuerdo, llevado a efecto entre la empresa y
la organización sindical, vertido en un acta levantada por ante la Inspectoría del
Trabajo, en relación a interpretación de la cláusula 6 en referencia, y que fuere
homologada por el funcionario del trabajo, respecto a la cual, se observa la
existencia de un proceso administrativo en el que la parte accionante (Sindicato)
pretendía el cumplimiento de la Cláusula 6 de la Convención, interpretándola de
la forma en que hoy reclama la parte actora (f.290 de la Pieza Principal I), y frente
ello la posición de la patronal, en cuanto a que no se debían aplicar los aumentos
salariales decretados por el Ejecutivo (f.311 de la Pieza Principal I),
procedimiento que, como señala el a-quo, culminó por un acuerdo inter partes
(f.325 de la Pieza Principal I), en el cual se estableció en consenso la
interpretación de la cláusula sexta referida al aumento de sueldo, acordando que
los incrementos salariales los hará la empresa independientemente de los
incrementos decretados por el Ejecutivo Nacional cuando se trate de aumento
general de salario, los cuales se obliga a acatar sumando ambos incrementos, de
lo cual entiende este Tribunal que las partes dilucidaron diferenciar los aumentos
de salario mínimo que ordinariamente ocurren todos los años por decisión
presidencial, de los aumentos generales de salarios que eventualmente pudieren
ser decretados, independientemente de la fijación del salario mínimo (…)”.
Contrastada la anterior conclusión con los argumentos que hace valer el apoderado de
los actores en su demanda, la Sala no encuentra argumentos sólidos que avalen un
desconocimiento del operador de justicia respecto de los preceptos constitucionales que
reconocen y protegen el trabajo como hecho social. De hecho, se denuncia la existencia de
vicios en el consentimiento dado por la organización sindical y la empresa patrona en el marco
de la negociación colectiva llevada a cabo en sede administrativa, sin embargo, salvo meras
aserciones y suposiciones, no fueron aportados elementos de prueba alguno que al menos den
un indicio claro de una negociación fraudulenta en perjuicio de la masa laboral.
En este estado, cabe recordarle al apoderado judicial de los trabajadores que los
sindicatos, como personas jurídicas de derecho social, persiguen fines de alto interés público,
lo que explica la regulación de su organización y funcionamiento prevista en el Capítulo II de
la Ley Orgánica del Trabajo (1997), y lo que da a dicha regulación carácter protector y, por
tanto, imperativo. (Vid. Sentencia de la Sala Constitucional del 28 de noviembre de 2000,
caso: “León Arismendi, FEDEPETROL y otros”).
De allí que, salvo la sistemática exposición de argumentos que pretenden hacer ver que
sus representados no forman parte de la mencionada organización sindical y que no están de
acuerdo con lo negociado por las partes, lo cual fue homologado por el Inspector del Trabajo
en Maracaibo; así como la defensa de una sentencia de instancia recaída en un caso en el cual,
los actores ni siquiera forman parte de la relación procesal, permiten a esta Sala concluir que
el razonamiento judicial no lesiona en forma directa e inmediata los principios constitucionales
que rigen al trabajo como hecho social; el derecho de los trabajadores a un salario digno y,
menos aún, que haya algún obstáculo que impida a los accionantes el derecho pasivo -o activo-
a organizarse en sindicatos para la mejor defensa de sus derechos laborales, contenido en los
ya citados artículos 89, 91 y 95 de la Constitución vigente en los cuales apoyan su pretensión.
De la forma en que ha quedado expuesto, esta Sala debe recordar que desde la
perspectiva del objeto de control en el mecanismo de amparo constitucional contra decisiones
jurisdiccionales, fundado en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales que, salvo que se aprecie una lesión directa y evidente de derechos
y garantías constitucionales, la actividad de juzgamiento efectuada por los operadores de
justicia en torno a una determinada controversia no significa per se que se despoje de contenido
o se haga ineficaz alguno de estos. Así, considera la Sala que en el caso bajo examen, la
contradicción hecha valer por los actores no es tal, pues la interpretación de la cláusula
controvertida en modo alguno despojó de contenido o eficacia el aumento salarial pactado por
la sociedad mercantil patrona y la masa laboral representada por el Sindicato Socialista de
Trabajadores de Avícola de Occidente, la cual se mantuvo en la subsiguiente convención
colectiva, simplemente se trata de un desacuerdo de un grupo de trabajadores con la
interpretación judicial que, en su criterio y sin mayor basamento probatorio, implicaría una
pretendida desmejora de los derechos sociales cuya lesión se denuncia ante esta Sala
Constitucional.
Siendo lo anterior así, cabe destacar que esta Sala en sentencia N° 237 del 20 de febrero
de 2001, caso: “Alimentos Delta, C.A.”, dejó sentado que:
De allí que, concluye esta Sala que en el presente caso no se cumplen los requisitos
previstos en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, necesarios para la procedencia de la acción de amparo, por lo que en aras de
los principios de celeridad y economía procesal, debe esta Sala desestimar las denuncias
formuladas y declarar improcedente in limine litis la acción de amparo constitucional ejercida.
Así se decide.
V
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, se
declara COMPETENTE para conocer el amparo interpuesto y
declara IMPROCEDENTE IN LIMINE LITIS la acción de amparo constitucional ejercida
por el abogado Mazerosky Haliski Portillo Ramírez, actuando con el carácter de apoderado
judicial de los ciudadanos JULIÁN ANDRÉS CASTILLO SALAS, JOEL JESÚS
AMADOR NAVARRO, ELVER ENRIQUE LEÓN, FREDDY ANTONIO CHARRIS
ALBORNOZ,FERNANDO ENRIQUE PARRA GONZÁLEZ, ALFREDO SEGUNDO
HERRERA ATENCIO, MARCOS RAMÓN QUINTERO LÓPEZ, YEAN MIGUEL
GONZÁLEZ LA CRUZ, JACKY JOSÉ PORTILLO VARGAS, YOHANDRY JOSÉ
REALES CABARCAS, JOAN MANUEL GONZÁLEZ CONCHO, FREDDY
ALFONSO PIÑEIRO, DEIVIS JOSÉ MORÁN RINCÓN, LUIS ORTÍZ, CARMELO
RAFAEL ESTRADA TUIRÁN, NICOLÁS MANUEL OTERO RUÍZ, YANERIO
GREGORIO AÑEZ, JOSÉ GREGORIO MORENO TOLOZA, JACKSON JOSÉ
BETANCOURT LA CRUZ, MAURY JAVIER BRACHO ZAVALA, JORGE JOSÉ
PAZ VILLASMIL, ALEXIS JOSÉ VILORIA VILORIA, DAVID ANTONIO FARÍA
VERA, YON LUIS BRICEÑO MERCADO, DANILO JOSÉ MORÁN, ADALBERTO
DEL CRISTO MONTERROZA OTERO, JULIO SEGUNDO BLANCO
CARDOZO y JOSÉ GREGORIO PASTRÁN MOSQUERA, ya identificados, contra la
sentencia publicada el 8 de mayo de 2012 por el Juzgado Superior Segundo del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia.
Publíquese y regístrese. Archívese el expediente. Remítase copia certificada de la
presente decisión al Juzgado Superior Segundo del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Zulia.
La Presidenta de la Sala,
El Vicepresidente,
Los Magistrados,
El Secretario
Exp. N° 12-1216
LEML/i.-