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CLASIFICACIONES DE LOS BIENES

Una parte relevante del Derecho de Bienes dice relación con las clasificaciones que de ellos se
pueden hacer, lo que implica que el Derecho atiende a ciertas cualidades de las cosas, de las
cuales precisamente derivan las diversas clasificaciones según, las cosas presenten o no dichas
características. Ello tiene importancia práctica, pues el régimen jurídico de un bien en particular,
será diverso en algún aspecto al menos, según pertenezca a una u otra categoría.12

Dentro de las diversas clasificaciones posibles de los bienes, algunas están recogidas en el
Código Civil, mientras otras constituyen creaciones doctrinarias a partir o en relación a los
textos positivos.

1. BIENES CORPORALES E INCORPORALES.

Esta clasificación se encuentra expresamente reconocida en el Código Civil, y con ella da inicio
al Libro II el art. 565, que dispone: “Los bienes consisten en cosas corporales o incorporales. //
Corporales son las que tienen un ser real y pueden ser percibidas con los sentidos, como una
casa, un libro. // Incorporales las que consisten en meros derechos, como los créditos, y las
servidumbres activas”.

Tal disposición debe ser complementada por el art. 576, que establece que “Las cosas
incorporales son derechos reales o personales”; y por el art. 583, que señala: “Sobre las cosas
incorporales hay también una especie de propiedad. Así, el usufructuario tiene la propiedad de
su derecho de usufructo”.

Adicionalmente, esta clasificación se encuentra expresamente reconocida en el art. 19 Nº 24 de


la Constitución Política.

La distinción aparece recogida en el art.565 que contrasta las cosas corporales con las
incorporales, configurando las primeras como las que tienen existencia real y pueden ser
percibidas por los sentidos, y las segundas como los meros derechos.

De lo dicho se tiene, que la categoría de cosa incorporal se predica sólo y exclusivamente de los
derechos y no de otras entidades susceptibles de ser percibidas por la inteligencia , como podría
resultar de entenderse la noción en el sentido opuesto a la definición dada para la cosa corporal.
Así, en el sistema del Código, la categoría de cosa incorporal recae sólo en una de las entidades
posibles de ser percibidas por la inteligencia, los derechos, y no respecto de otros entes que
también participan de incorporeidad, y en tanto tales resultan imperceptibles por los sentidos.

1
Biondi ob.cit.pág.42
2 JAOA: El derecho se ocupa de las clasificaciones de las cosas por diversas razones prácticas: 1º Para
determinar qué reglas se aplican a las distintas categorías de cosas; 2º Los requisitos para adquirir y enajenar no son
comunes a todas las cosas; y 3º Tampoco son iguales los actos que una persona puede ejecutar con las cosas que
están bajo su posesión.
Desde otro punto de vista, los bienes se clasifican atendiendo a tres causas o criterios: 1° El que atiende a
las calidades físicas y jurídicas, es decir, las calidades materiales de la cosa y las calidades que el Derecho asigna a
ciertos bienes. Aquí se comprenden las clasificaciones de cosas corporales e incorporales; muebles e inmuebles;
fungibles y no fungibles; consumibles y no consumibles; específicas y genéricas; presentes y futuras; 2° El que se
refiere a la relación del bien con otros bienes. Corresponde este criterio al distingo entre cosas singulares y
universales; principales y accesorias, divisibles e indivisibles; 3° En relación al sujeto al que pertenece. Opera para
distinguir entre cosas comerciables e incomerciables, cosas apropiables e inapropiables y cosas particulares y
nacionales.
De ello se sigue que “donde no hay derecho no hay cosa incorporal”3 y que en el sistema del
Código cosa incorporal y derecho son expresiones sinónimas.4 En suma, la noción de cosa
incorporal del Código, no se corresponde con la noción de la filosofía.

Así, las producciones del ingenio y del talento5, que son cosas incorporales en el sentido de no
ser perceptibles por los sentidos y sólo por la inteligencia, a las cuales alude el art.584 , no
constituyen en el sistema del Código cosas incorporales, al no ser derechos.6

Art. 584: Las producciones del talento o del ingenio son una propiedad de sus autores. / Esta
especie de propiedad se regirá por leyes especiales.

1.1. Perceptibilidad de la cosa corporal.

Como dice el art.565, lo característico de la cosa corporal es su percepción por los sentidos.
De ello se tiene que toda cosa que tenga un ser real y ocupe un lugar en el espacio, con
excepción del hombre, constituye cosa corporal.

Algún grado de duda ha podido presentar la calificación de las cosas, respecto de entidades tales
como las energías, los gases, el vapor y otras fuerzas difusas de la naturaleza, que no encuadran
cabalmente en la condición de perceptibles por los sentidos, al menos, en algunos casos, y
tampoco consisten en “meros derechos” como para ser consideradas cosas incorporales.

En este sentido se ha dicho que la expresión “tienen un ser real” del art. 565 se refiere a que
tienen una existencia material que puede ser percibida por los sentidos. Parte de la doctrina
opina que las energías, incluyendo la energía eléctrica no cabrían en esta clasificación por las
razones expuestas en el párrafo anterior. Sin embargo, otros autores han señalado que una
descarga eléctrica es una cosa corporal, puesto que puede ser percibida por los sentidos.7

Dado que en nuestro sistema las cosas o son corporales o incorporales, y en estas últimas sólo
caben los derechos, el entender no perceptibles a dichas fuerzas o energías, no obstante su
relevante aprovechamiento económico8, implicaría que dichos bienes quedarían sin ubicación en
la clasificación.9 Por ello se acostumbra entender que dichas cosas caben en la categoría de las
cosas corporales, entendiéndose que respecto de estas no sólo se predica una tangibilidad
absoluta y manual, sino también la posibilidad de aprovechamiento y utilización.10

En otras palabras, algunos autores estimaban que las fuerzas difusas de la naturaleza o
consideradas en su totalidad (lluvia, nieve, etc.,) no son cosas de acuerdo al concepto del CC,
pero que no hay inconveniente en que se consideren cosas aquellas fuerzas que puedan ser
apropiadas por partes. Así la energía eléctrica es perceptible a nuestros sentidos, puede aislarse,
recogerse en acumuladores, puede ser medida, transportada, transformada, pudiendo pasarla del

3
Peñailillo ob.cit.pág. 24
4
Guzmán. ob.cit.pág54
5
Las que como se dijo están regidas por leyes especiales.
6
Guzmán ob.cit.pág 56 y sgtes.
7
Párrafo, apunte enviado por Rojas
8
De lo cual se deriva su indudable condición de bienes.
9
Pescio ob.cit.pág.169
10
Ruggiero Roberto y Maroi Fulvio. Instituciones de Derecho Civil. Editorial Reus 1979. Tomo I pág. 475. El Código italiano de
1942 en su art.814 declara bienes muebles a las energías naturales que tienen valor económico.
dominio de una persona a otra en la forma y cantidad que se desee para prestar una utilidad al
hombre, siendo esto suficiente para calificarla como cosa.11

Otros autores han señalado, que la energía, cualquiera sea su fuente, es un atributo de una cosa,
es un accidente de una cosa – de una substancia – el carbón, madera, átomo, viento, agua, etc.,
que subsiste en ella, puesto que la energía definida por la ciencia física, “es la capacidad de
trabajo que tiene un cuerpo. Siendo entonces, la sustancia una cosa corporal, el accidente de la
sustancia – su energía – no puede tener otra naturaleza, es decir, no puede ser sino una cosa
corporal. Por ejemplo, en el caso del carbón, éste es el agente; su energía es su capacidad de
trabajo, es decir, de entrar en combustión; y finalmente, la combustión es el trabajo propio de la
energía térmica que tiene el carbón.

1.2. Las cosas incorporales como derechos. Crítica12

La doctrina suele indicar que la clasificación en estudio consagra la denominada “cosificación


de los derechos”, esto es, el entendimiento que un derecho está en el mismo plano que una cosa
corporal cualquiera, lo que para muchos es un error. Entonces, se asocian dos categorías
fundamentalmente diferentes (las cosas materiales y los derechos). S iendo toda
clasificación la distinción entre dos o más part es de un solo todo, la que se refiere a las cosas
corporales e incorporales, y a estas últimas como derechos, no sería tal, no sería una
clasificación, sino una arbitraria agrupación. Además, se señala que adjuntar los derechos a las
cosas materiales, induce a la pretensión de que aquellos que son meras abstracciones jurídicas,
participen de las características y condición jurídica de las cosas materiales.

En efecto, la doctrina extranjera objeta esta clasificación principalmente porque se refiere a que
las cosas corporales son el objeto de derechos (en una relación vertical) y entonces no es
procedente pretender luego que éstos a su vez son cosas, junto a los primeros (en una relación
horizontal) con lo cual, además, se posibilita la situación de derechos sobre derechos.

Fue el jurista romano Gayo, quien formuló esta clasificación de cosas corporales e
incorporales y luego se consagró en las Instituciones de Justiniano. Pero en Roma se
excluía de los bienes incorporales al derecho real más importante: el dominio. Tal exclusión
evita que se produzca la reiteración de propiedad (en el sentido que se tendría la propiedad
sobre el derecho de propiedad, lo que resulta redundante. vgr. se tiene derecho de propiedad
sobre un automóvil; sobre tal derecho se tiene a la vez un derecho de propiedad; sobre este
último se tiene también un derecho de propiedad; y así hasta el infinito); y se explica en la
circunstancia de que, tratándose del dominio, se llega a identificar el derecho y el objeto sobre
el cual recae (así, en lugar de decir “mi derecho de propiedad sobre este inmueble”, suele
decirse simplemente “mi casa”). Esta identificación o confusión entre el dominio y la cosa
sobre la que aquél se ejerce, se justifica también por el carácter totalizador del derecho de
dominio, que se visualiza como abarcando o envolviendo toda la cosa, de tal modo que se
termina considerando al derecho de propiedad como cosa corporal, equivalente al objeto al
que se refiere. Pero tratándose de los demás derechos reales, que no abarcan toda la cosa, que
no son totalizadores, sí distinguían los romanos entre el derecho y la cosa a la cual el derecho
se refiere. Así, resulta admisible aludir a “mi derecho de usufructo sobre tal inmueble”.

11
Párrafo sacado de Alessandri.
12
Todo el subtítulo sacado de JAOA y B.
Si bien esta última crítica es atendible, lo cierto es que el Código Civil sí reconoce la “propiedad
sobre el derecho de propiedad”, pues el art. 577 menciona entre los derechos reales, que son
cosas incorporales conforme el art. 576, el de dominio o propiedad.

Alessandri y la mayoría de la doctrina critica la formulación tradicional que arranca del


Derecho Romano. Destacan, citando a Planiol, que la distinción romana se reduce a una
antítesis entre el derecho de propiedad confundido con las cosas, por una parte, y los otros
derechos, por otra parte, lo que es criticable, puesto que el dominio, aunque más amplio, es
también un derecho, como los demás. Se indica que la distinción tradicional entre cosas
corporales e incorporales no tiene sentido, pues consiste en poner de un lado las cosas y de
otro lado los derechos, es decir, dos categorías que ningún carácter común tienen, siendo de
naturaleza profundamente diferente. La oposición que se hace entre los derechos y las cosas,
dice Planiol, no es una clasificación, sino una comparación incoherente: implica oponer los
derechos al objeto de los mismos. Atendido lo expuesto, la doctrina mayoritaria concluye que
parece más aceptable que la posición tradicional del Derecho Romano de considerar los
derechos como cosas incorporales, la moderna posición que admite la categoría de las cosas
incorporales, pero sólo para designar los bienes inmateriales, como las obras del ingenio,
científicas, literarias, invenciones industriales, etc., y separando a los derechos de la noción de
“cosas”.

1.3. Especies de Derechos y propiedad sobre ellos.

Para completar el cuadro de la recepción positiva del concepto y sus consecuencias, cabe
resaltar que de acuerdo al art. 576 las cosas incorporales, o sea los derechos, pueden ser reales y
personales, mientras que el art.583 establece que sobre las cosas incorporales, hay también una
especie de propiedad, y así el usufructuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo.13 El
considerar a los derechos como objeto de propiedad, se designa con los términos cosificación o
propietarización de estos.14

1.4. Importancia de dicha concepción en el ordenamiento chileno.

Sin perjuicio de las críticas a la clasificación en análisis, lo cierto es que para muchos autores la
misma presenta, en primer término, una gran importancia, atendido que la ley atendería a la
naturaleza corporal o incorporal de los bienes para dictar las normas relativas a los modos de
adquirir las diversas clases de bienes (ocupación y accesión sólo se aplicarían a bienes
corporales. Por otra parte, la tradición y prescripción tiene tienen normas distintas dependiendo
si se trata de bienes corporales o incorporales)15 y la manera cómo se puede disponer de ellos. 16

Una observación de los casos en que se ha aplicado permite concluir que la anudación de estas
dos decisiones: que los derechos son cosas y que sobre estas cosas (incorporales) hay también
una especie de propiedad (sin mayor atención a la prevención de que se trata de una “especie”
de propiedad), ha orientado su aplicación en el sentido de conferir protección a la generalidad de
los derechos de los particulares (y aun más allá, como lo diremos), lo que se traduce, por cierto,

13
Y consecuencialmente, el acreedor, titular de un derecho personal y también cosa incorporal, es dueño de su crédito.
14
Peñailillo ob.cit.pág.22 considerándose además, una parte del fenómeno de la constitucionalización del Derecho Civil.
Dominguez R. Aspectos de las constitucionalización del Derecho Civil Chileno en RDJ Tomo XCII secc.1º págs107 y sgtes.
15
Paréntesis sacado de JAOA
16
Párrafo extaído de Boetsch
en un intenso fortalecimiento de ellos. Esta protección se ha configurado, entre otros, en dos
importantes campos, cada uno con su vía propia17

a) Protección de derechos ante agresiones legislativas, que se cometen a través de la


retroactividad. La concepción de ver propiedad en la titularidad de un derecho, particularmente
de un derecho personal, fue el criterio utilizado, e incluso antes de la Constitución de 1980, para
sustentar la imposibilidad del legislador de afectar el contenido de los contratos en curso de
ejecución merced a la dictación de leyes de efecto retroactivo. Como es sabido, la
irretroactividad de la ley en materia civil, carece de consagración constitucional directa, a
diferencia de la ley penal, importando su proscripción por el art.9 del Código, más bien un
principio interpretativo18, ya que al tratarse de una norma de rango legal, no importa mandato al
legislador quien puede dictar en consecuencia, leyes retroactivas.

Así por ejemplo, con motivo de la legislación sobre arrendamiento de predios rústicos, se dictó
un cuerpo legal que extendió la duración de los contratos celebrados, incluso de aquellos que
estaban vigentes y habían sido convenidos antes de la entrada en vigencia de la referida
normativa. Los arrendadores afectados arguyeron, y los tribunales lo acogieron, que la referida
ley al afectar el derecho personal de exigir la restitución de los predios en el tiempo fijado
en el contrato, afectaba el derecho de propiedad que sobre dicho derecho tenían,
importando en consecuencia, una ley expropiatoria, y en tanto tal inconstitucional, al no
consagrar indemnización para el propietario afectado. Debe resaltarse eso sí, que como bien
dice Peñailillo19, más que privación del derecho, se trataba de una postergación de su ejercicio,
habiendo en otros casos los tribunales admitido que el legislador puede válidamente modificar
las condiciones de ejercicio de un derecho.

Entonces, si una ley dispone que ella se aplicará incluso a situaciones ya producidas, y se
detecta que vulnera un derecho ya adquirido por un particular, se indica que la ley priva de la
propiedad de ese derecho y que, por tanto, es una ley expropiatoria que, por no reunir los
requisitos que la CPR exige para expropiar, es inconstitucional; y se concluye pidiendo la
declaración de inaplicabilidad.20

b) En la protección de derechos ante agresiones de una autoridad o de particulares, que se


comenten mediante actos administrativos o materiales, de variada naturaleza, que se estiman
ilegales o arbitrarios. Al efecto se plantea que tal acto o hecho, ilegal o arbitrario, importa
privación, perturbación o amenaza de determinado derecho del supuesto afectado, el cual acude
al recurso de protección (art. 20 CPR); y cuando observa que ese derecho no está directamente
protegido por ese recurso (vgr. el derecho a la educación del art. 19 Nº 10 CPR), propone que,
en todo caso, es dueño de ese derecho y, al agredírsele, se le está agrediendo su derecho de
propiedad, que sí es uno de los que están protegidos por ese recurso.

La Constitución al recoger las garantías aseguradas a los ciudadanos y a propósito del Derecho
de Propiedad, consagra que este es protegido en sus diversas especies, tanto sobre bienes
corporales como incorporales, con lo cual dicha especie de propiedad sobre los derechos pasó a
tener consagración constitucional. Ello ha permitido que los tribunales frente a lesiones de
derechos, hayan estimado que al ser sus titulares dueños de los mismos, han sido afectados en

17
Párrafo extaído de Peñailillo.
18
Para entender que la retroactividad debe ser expresa y a falta de ello la ley se reputará irretroactiva.
19
Ob.cit.pág.26
20
Párrafo sacado de Peñailillo
su derecho de propiedad, lo que unido a la calificación de ilegal o arbitrario del acto lesivo, ha
permitido dejarle sin efecto acogiendo el respectivo recurso de protección.21

1.5. Situación particular de los Derechos de la Personalidad.22

Por derechos patrimoniales se entienden “aquellos que sirven para la satisfacción de las
necesidades económicas del titular y que son apreciables en dinero”23 , mientras que son
extrapatrimoniales los que no reúnen ninguna de dichas características.

Hecha la precisión anterior, cabe preguntarse si los bienes pueden ser cosas incorporales y a su
vez estas son derechos calificables en reales y personales, cabe preguntarse por la ubicación de
los derechos extrapatrimoniales, que en tanto derechos serían cosas incorporales, pero no
resultan subsumibles en las categorías de derechos reales o personales. Así por ejemplo, se
plantea la duda de la calificación de derechos tales como, el derecho al nombre, a la imagen, a la
fama etc.

Lo anterior se vincula al problema de la patrimonialidad como elemento necesario para calificar


una cosa como bien, lo cual importaría, que de exigirse dicho elemento, los derechos de la
personalidad no tendrían carácter de bienes, cuya propiedad es la única que protege el texto
constitucional, en tanto alude a los “bienes “ incorporales. Como elemento anexo debe
considerarse, que de acuerdo al Código (art.576), las cosas incorporales (los derechos) son
reales o personales, categorías ambas sólo predicables de los derechos patrimoniales.

Por el contrario, de prescindirse del elemento de la patrimonialidad, resultaría que los derechos
de la personalidad también son bienes, y por lo tanto también existe propiedad sobre ellos y
merecedora de protección constitucional en tanto tal.

La jurisprudencia relativa al recurso de protección, ha sido proclive a reconocer propiedad sobre


los derechos de la personalidad, y así ha declarado por ejemplo, que hay una especie de
propiedad sobre el derecho a la propia imagen, digna de protección constitucional, o que existe
propiedad sobre la condición de estudiante universitario etc.24 Incluso ha llegado a extremos
curiosos, declarando que un médico tiene un derecho de propiedad sobre su prestigio.25

El criterio parece ya asentado y difícil de expulsar de la jurisprudencia, pero presenta como


destaca Domínguez26 indudables deficiencias técnicas, como reconocer derechos de propiedad
sin su elemento esencial de disponibilidad, y convertir derechos reales en personales.

En efecto, siendo esencial a la propiedad su disponibilidad, no resulta admisible entender que


hay propiedad por ejemplo, sobre derechos de la personalidad, la calidad de alumno etc. en tanto
no pueden ser objeto de enajenación.

De otro lado entender que el acreedor de un contrato, es dueño de su derecho personal, importa
en el hecho hacerlo titular de un derecho real como las propiedad, no obstante que su calidad,
derivada de su calidad de parte del contrato, es claramente de titular de un derecho personal, lo
que importa en el hecho convertir al derecho personal en derecho real, destemplando el sistema.
21
En este sentido ser propietario de un derecho se corresponde con ser titular del mismo, o sea, propiedad o titularidad del derecho
vienen a ser lo mismo.
22
Subtítulo sólo en apunte de Cifuentes.
23
Borda G. Tratado de Derecho Civil Edit Perrot 1996 Tomo II pág.21
24
Fallos de Mes Nª 467 pág.1780 y Gaceta Jurídica Nº179 pág.45.
25
Fallos del Mes 369 Nº13 pág. 464.
26
Ob.cit.pág.129
Las categorías de derecho real y derecho personal, que como se dijo sólo se predican de los
derechos patrimoniales, si bien constituyen las más importantes, no agotan las categorías de
derechos que pueden existir en el patrimonio de una persona. A estos deben agregarse los
denominados derechos intelectuales (derechos de autor, de inventor, patentes, etc.), que forman
una tercera categoría de derechos patrimoniales diversa a los derechos reales y personales.

1.6. Clasificación de las cosas incorporales.

De acuerdo con el art.576, las cosas incorporales, esto es, los derechos, se clasifican en
Derechos Reales y Personales.

Los derechos personales27 o de crédito son, conjuntamente con los derechos reales, la parte más
importante de cuantos derechos integran el patrimonio de una persona.

La diferenciación de los derechos patrimoniales en función de la dicotomía derechos reales y


derechos personales, constituye la denominada doctrina clásica al respecto y ha sido de antiguo
un pilar básico en el derecho continental, no obstante las objeciones que se han hecho a su
veracidad, según se dirá después.28

1.6.1. Los Derechos Reales

“29Por definición legal, los derechos reales son aquellos que se tienen sobre una cosa sin
respecto a determinada persona (art. 577).

Se concibe como una relación persona-cosa, inmediata, absoluta; un derecho en la cosa (ius in
re). Puede entenderse como un “poder” o “señorío” que tiene un sujeto sobre una cosa. Cuando
ese poder es completo, total, se está en presencia del derecho real máximo, el dominio; pero
puede ser parcial, incompleto, como en los demás derechos reales (usufructo, prenda, hipoteca).
El titular es una persona, pero puede también ser varias (como en la copropiedad).

Y, debido a ese poderío directo, la cosa ha de ser siempre determinada. Si debe necesariamente
ser corporal o podría ser incorporal, nos lleva nuevamente al problema del concepto de cosa, ya
referido, y que estará siempre presente en el estudio del Derecho de los bienes.”

1.6.1.1. Elementos característicos del Derecho Real según la definición legal.30

De conformidad con la definición del primer inciso del art.577, los elementos relevantes del
derecho real serían, el tener por objeto una cosa y su eficacia u oponibilidad respecto de
todos los terceros.

En cuanto a lo primero, resultaría que es característico del Derecho real, importar para el titular,
un poder que se tiene directamente sobre la cosa “el típico es la propiedad; los restantes

27
Debe prevenirse que el Código en materia sucesoria emplea la expresión derecho personal, no en el sentido definido en el art.576,
sino como sinónimo de actuar o heredar por sí mismo. ( art.984)
28
Algunos siguen considerando a la doctrina clásica más clara y acertada que las doctrinas modernas. Por ej. Borda ob.cit,pág.21-
29
Comillas sacado de Peñailillo, citado por B.
30
Subtítulo sólo en Cifuentes
derechos reales no son, en el fondo, sino desmembramientos de ella”31 Es decir, la cosa
constituye el objeto del derecho real.32

El segundo elemento de la definición, dice relación con el carácter absoluto del derecho real,
esto es, su eficacia contra terceros, aludida con la expresión legal “sin respecto a determinada
persona”

1.6.1.2. Elementos característicos según doctrina33

Teniendo en cuenta lo ya expuesto, la doctrina suele indicar que los derechos reales están
compuestos por dos elementos:

a) El sujeto activo o titular del derecho, que es quien tiene el poder de aprovecharse de la
cosa, en forma total o parcial. El propietario tiene un poder jurídico de aprovechamiento total,
porque puede no sólo usar y gozar de la cosa, sino también destruirla o consumirla material o
jurídicamente (enajenarla). Los titulares de los demás derechos reales tienen únicamente un
poder jurídico de aprovechamiento parcial, que puede ser mayor o menor según el derecho
real de que se trata.

b) La cosa objeto del derecho, que puede ser de carácter corporal o incorporal. Se suele
señalar que la cosa siempre debe ser determinada individual o específicamente, porque como
decía Planiol, el derecho real tiene siempre por objeto garantizar el hecho de la posesión, que es
necesariamente concreto y que sólo puede existir tratándose de una cosa determinada.

Sin embargo, ciertos autores afirman que en los derechos reales no sólo existen estos dos
elementos, pues, como observa Planiol, es errado concebir una relación entre una persona y
una cosa, en circunstancias que en el Derecho las relaciones jurídicas se establecen entre
sujetos, sin perjuicio de que el objeto de esa relación pueda recaer sobre una cosa. Por ello, este
autor indica que existiría, como tercer elemento, un sujeto pasivo del derecho real, que en este
caso sería “todo el mundo” (obligación pasivamente universal), y su obligación (deuda)
consistiría en abstenerse de todo lo que podría perturbar el ejercicio de ese derecho. Es decir, el
derecho real también importa una relación entre sujetos, pero mientras en el derecho
personal dicha relación se da entre el acreedor y el deudor, recayendo sobre la
prestación, en el derecho real esa relación tiene lugar entre el titular y el resto de las personas,
la comunidad toda, recayendo, desde luego, sobre la cosa de que se trata. De este modo, el
titular tiene el derecho de que se respete por todos el ejercicio de sus facultades sobre la cosa,
y todos los demás, la obligación de ese respeto, absteniéndose de perturbarlo.

1.6.1.3. Clases de Derechos Reales.

Si se atiende al contenido de los derechos reales tipificados en la ley, se pueden distinguir dos
categorías de los mismos, los denominados derechos reales de goce y de garantía.34

a) Derechos reales de goce.

31
Borda ob.cit.pág.22.
32
No cabe confundir objeto del derecho con el contenido del mismo. El primero se refiere a la cosa sobre que recae,
mientras que el segundo alude a las prerrogativas que conlleva y confiere. Así, por ejemplo, la propiedad y el
usufructo sobre una misma casa, son derechos de igual objeto, pero distinto contenido.
33
Subtítulo sacado de Peñailillo, citado por B. y JAOA.
34
Constituye como se verá después una alternativa de diferenciación (por ej. Peñailillo ob.cit.pág.32) pues existen otras, como
aquella que distingue entre la propiedad y los derechos reales en cosa ajena supra. Diez Picasso ob.cit.pág.113
Se configuran por conferir la utilización directa de la cosa, a través de su uso, goce y
disposición, o de alguna de dichas facultades. Así el derecho de propiedad, es el más completo
pues, confiere al titular todas las prerrogativas antes indicadas, mientras que otros confieren
facultades más restringidas, tales como el caso del usufructo, el uso y la servidumbre.

b) Derechos de garantía.

Los denominados derechos reales de garantía, como la prenda y la hipoteca, permiten al titular
la utilización indirecta de la cosa que constituye su objeto, a través de obtener su valor de
realización. Por ello dichos derechos confieren al titular la facultad de instar, a través de la
colaboración de la justicia, por la enajenación forzada de la cosa afectada por el derecho real,
pudiendo percibir el producto de la realización y aplicarlo al pago de una obligación
incumplida.

c) Derecho de Dominio y Derechos Reales en Cosa Ajena

Desde otra perspectiva se pueden diferenciar los derechos reales, entre el dominio por un lado, y
los restantes, todos los cuales, caben en la categoría genérica de los derechos reales en cosa
ajena.

En efecto, a diferencia de la propiedad, en que el objeto del derecho por la misma característica
de éste, es del titular, en los restantes derechos reales, la cosa que constituye su objeto es
propiedad de otra persona, en términos tales que junto con el derecho de dominio, coexiste un
derecho de idéntico objeto aunque de diverso contenido. Así, el derecho de usufructo, de uso, de
servidumbre, de prenda y de hipoteca, recaen sobre cosas que son propiedad de otro, razón por
la cual se les engloban en la categoría genérica de derechos reales en cosa ajena.

1.6.1.4. Reserva Legal en la creación de los derechos reales35

Como se verá más adelante, los derechos personales, por sus caracteres, son infinitos, tantos
cuantos los particulares acuerden, con las modalidades que impriman sus convenios.

Por el contrario, los derechos reales, por su contenido absoluto y directo sobre las cosas, sólo los
puede establecer la ley. Los Códigos Civiles generalmente efectúan una enumeración de los que
se han de tener como derechos reales.

Es antigua la discrepancia acerca de la actitud que debe adoptarse respecto de los derechos
reales: si la creación de derechos reales (tipos) debe quedar entregada a la voluntad de los
particulares (numerus apertus) o debe quedar limitada por la ley, en términos de que sólo la ley
puede establecer cuáles son los derechos reales admitidos (numerus clausus).

En favor del número abierto se aduce, principalmente, la autonomía de la voluntad y la mejor


posibilidad de adecuarse a las necesidades de los negocios.

Para el número cerrado hay fundamentos de orden político-económico; el carácter de orden


público que tienen las normas sobre la organización de la propiedad (entre las que se encuentra
las normas relativas a los derechos reales), en esta materia impide que se convengan variadas
vinculaciones que entrabarían la circulación de los bienes, conduciendo a un trastorno del
régimen económico (llevándolo a caracteres feudales); en este mismo sentido, y con
componentes técnico y práctico, se observa que ostentando el derecho real una respetabilidad
35
Subtítulo sacado de Peñailillo, citado por B. y por JAOA.
universal (erga omnes) para cumplir con ese respeto es indispensable que esté bien determinado,
bien definido y conocido: su contenido, alcance y restricciones; difusos o desconocidos estos
caracteres, no es procedente exigir aquel respeto; y una libertad de los particulares para su
constitución conduce a una imposibilidad o, al menos, a una intensa dificultad en aquella
definición y su conocimiento.

Los Códigos frecuentemente omiten un formal pronunciamiento sobre el dilema, circunstancia


que favorece la discusión. Actualmente, en la doctrina y en las legislaciones (con interpretación
doctrinaria donde los textos lo permiten) parece prevalecer la decisión del número cerrado.

Entre nosotros, con un anuncio no del todo definitorio (“Son derechos reales”), el art. 577
menciona un conjunto que no ha resultado taxativo. Desde luego, casi a continuación de aquel
precepto el Código agrega uno más (art. 579). Deben considerarse también los denominados
“derechos reales administrativos”, que consagran algunos textos legales nacionales (como el
derecho de aprovechamiento de aguas, el del concesionario; sus peculiaridades requieren un
análisis especial, que trata la disciplina correspondiente).

En cuanto al origen (sólo legal o también por los particulares) el Código no formula
declaración; atendidos los textos y los fundamentos antes enunciados, predomina la conclusión
de que sólo la ley puede crearlos; lo compartimos (la opinión discrepante postula que son
admisibles ciertos derechos reales no contemplados en la ley, con el fundamento de que no hay
norma que expresamente imponga reserva legal, y llegó con la proposición de admitir el
derecho de superficie, conocido en doctrina y legislaciones extranjeras).

Conviene precisar que la voluntad de los particulares es generalmente la que origina los
derechos reales en concreto. Así, para que se configure un usufructo será necesario que un
sujeto se lo conceda a otro en un convenio, en un testamento; incluso en casos como el
usufructo legal del padre o del marido, hace falta que para que tengan lugar, junto al precepto
legal que los establece se agreguen otros supuestos (que haya matrimonio, por ej.), en los que es
decisiva la voluntad de los particulares. Pero el usufructo, como figura jurídica, está
previamente diseñado en la ley; de modo que cuando se plantea el problema de si los
particulares pueden crear derechos reales, lo que se discute es si ellos podrían elaborar, en sus
pactos, un derecho real no contemplado en abstracto por los textos legales.

1.6.2. Derechos Personales

Por definición legal, los derechos personales o créditos como aquellos que sólo pueden
reclamarse de ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han
contraído las obligaciones correlativas (art. 578).

Señala Peñailillo que en otros términos, es el vínculo obligatorio en el extremo del acreedor; es
la contrapartida de la obligación del deudor.

Es necesario tener en cuenta que las nociones de derecho personal o crédito y obligación son
correlativas. En efecto, las palabras derecho personal y crédito, que significan lo mismo, surgen
de considerar que la relación de obligación faculta a una de las partes para reclamar de la otra la
prestación debida, y esta facultad es lo que constituye un derecho personal o crédito. En cambio,
las palabras obligación o deuda emanan del hecho de que en la relación de obligación una de las
partes se encuentra en la necesidad de efectuar una determinada prestación. La ley utiliza la
palabra obligación en sentido amplio, esto es, de relación de obligación que comprende el
aspecto activo –el crédito- y el aspecto pasivo –la deuda-; o bien en sentido restringido, de
deuda.

En otras palabras, no puede concebirse un crédito sin deuda de modo que, en definitiva, se
hablará de derecho personal o de obligación, según la relación entre los sujetos se mire desde el
punto de vista del acreedor (titular de un crédito) o del deudor (obligado en esa relación). Así lo
deja en evidencia el artículo 578 al definir el derecho personal o crédito.

1.6.2.1. Elementos característicos de la definición de derecho personal.36

De conformidad con la definición legal, el derecho personal, que recibe además la


denominación de crédito37, lo esencial a él, es sólo poder reclamarse de determinada persona,
esto es el deudor, quien reviste la calidad de tal por concurrir a su respecto alguna de las fuentes
de las obligaciones previstas en la ley.

En cuanto a lo primero, ello se expresa cuando la definición alude a que el derecho personal
sólo se puede reclamar de “determinada persona” esto es, únicamente el deudor.

A su vez, lo segundo, se expresa cuando la definición alude a que la causa del reclamo es que la
determinada persona, esto es, el deudor, lo es por un “un hecho suyo o la sola disposición de la
ley”. Dichas expresiones aluden y son comprensivas de todas las fuentes de las obligaciones,
utilizándose la expresión “hecho suyo” para comprender al contrato, al cuasicontrato, al
cuasidelito y el delito, todas fuentes que tienen como elemento común la voluntad, y reservando
la expresión “sola disposición de la ley” evidentemente para la ley como fuente obligaciones.

Por último, la expresión “haber contraído la obligación correlativa” destaca que la relación
obligacional, al suponer un crédito por una parte y una deuda por la otra, conlleva que dichos
elementos sean correlativos. Así, tanto el derecho personal como la deuda, son expresiones del
mismo fenómeno mirado desde diversos puntos de vista, así , el crédito supone mirar la relación
obligacional desde el lado activo y la deuda, desde el lado pasivo. Precisamente por ser
correlativos dichos conceptos, la existencia de una deuda y un deudor, supone la existencia de
un crédito y un acreedor.

1.6.2.2. Elementos del Derecho Personal38

Los elementos del derecho personal - obligación son:

a) Los sujetos de la obligación, tanto activo (acreedor) como pasivo (deudor).

b) El objeto del crédito, que es la prestación a que se obliga el deudor. Consiste en un


determinado comportamiento, positivo o negativo, que éste asume en favor del acreedor.
Empleando el lenguaje del artículo 1438, es lo que el deudor debe dar, hacer o no hacer.

36
Subtítulo sólo en Cifuentes
37
En una acepción diversa a la de la economía, que utiliza el término crédito para aludir al financiamiento, y que
también es utilizada en alguna legislación , como por ejemplo, la ley 18010 referente a las operaciones de “crédito “
de dinero. El emplear como sinónimo de derecho personal la expresión crédito, derivada de “credere” ha sido
criticada por impropia pues,alude a una relación de confianza que no siempre se da entre acreedor y deudor, como
ocurre por ejemplo, con las obligaciones legales, o nacidas de delito, cuasidelito y cuasicontrato. Coviello N.
Doctrina General del Derecho Civil. Librería el Foro 2003 pág.29.
38
Boetsch y JAOA.
c) Un vínculo jurídico, lo que significa que nos encontramos ante una relación protegida
por el derecho objetivo, lo que hace la diferencia entre obligación y otros deberes, como los
morales.

1.6.2.3. Carácter Ilimitado de los Derechos Personales.

A diferencia de los derechos reales, y en base al principio de la autonomía de la voluntad, los


derechos personales son ilimitados, pues pueden originarse libremente en la voluntad de los
contratantes, sin perjuicio naturalmente del respeto a la ley, la moral, el orden público y las
buenas costumbres. Por ende, hay tantos derechos personales como relaciones jurídicas puedan
crearse.

1.6.3. Diferencias entre Derechos reales y personales.

Según la doctrina más clásica, los derechos reales y personales, dada su distinta estructura y
naturaleza -salvo el elemento común de pertenecer a la categoría de los derechos patrimoniales-
presentan diferencias de envergadura, a saber:

1.6.3.1. Diversa manera de proveer a la satisfacción del interés del titular (diferencia
en cuanto al contenido, objeto de la relación jurídica).

En primer lugar, se puede observar que la manera en que los referidos derechos proveen la
satisfacción del interés de sus titulares, resulta totalmente diversa según, se trate de un derecho
real o de un derecho personal.

En el derecho real, el titular del mismo no requiere de la intermediación de otra persona


para el ejercicio de las potestades que éste confiere, respecto de la cosa objeto del derecho.
Como expresa Messineo: "El derecho real se ejercita recta vía, o sea fuera de toda cooperación
de terceros (inmediación del derecho real) y si a veces, hace falta la intervención del órgano
judicial sirve, no para el ejercicio del derecho real, sino más bien para la tutela del mismo" 39.

Por el contrario, tratándose del titular de un derecho personal, éste requiere para la
satisfacción de su interés, del concurso, cooperación o comportamiento del deudor en
cuanto ejecute la prestación debida. Por ello, a diferencia del derecho real cuyo objeto es
siempre una cosa, el derecho personal tiene por objeto los actos de una persona determinada,
que pueden consistir en dar, hacer o no hacer algo.

La diferencia antes apuntada es notoria al analizar los derechos personales que tienen por objeto
dar una cosa. Comparase, por ejemplo, la situación del propietario de una cosa con la del
comprador de la misma. En ambos casos, el interés del titular del derecho se dirige o satisface
mediante la cosa. Sin embargo, existe una diferencia capital entre ambos derechos por cuanto,
el propietario (titular de un derecho real), a diferencia del comprador (titular de un derecho
personal), satisface su interés mediante el ejercicio directo de las facultades del dominio sobre la
cosa objeto del mismo, sin la necesidad jurídica de la intermediación de otra persona. Por el
contrario, el comprador, titular de un derecho personal a exigir la entrega de la cosa, para
obtener la satisfacción de su interés representado por la utilización de la cosa, requiere
necesariamente de la intermediación o cooperación de su deudor, a través de su conducta de
hacerle entrega de la cosa. Precisamente para exigir la entrega de la cosa, el acreedor debe
ejercer el derecho personal de que es titular, y una vez cumplida la obligación y recibida la cosa,

39
Messineo Francesco, Manual de Derecho Civil y Comercial. EJEA, 1979, Tomo IV, pág. 5
lo que implica tradición de la misma, pasa el acreedor a ser titular del derecho real de dominio
sobre ella.

Por ello, en algunas simplificaciones de la diferencia entre ambas categorías de derecho, se dice
que el derecho real es un derecho en la cosa (jure in re), mientras que el derecho personal es un
derecho a la cosa (jure ad rem).4041

En suma, tratándose de un derecho real, el titular del mismo "tiene sobre una cosa una
potestad directa, más o menos completa, pero en la medida en que exista absoluta, que se
ejerce sin ayuda de nadie y sin que requiera para obtener de ella todas las ventajas económicas
que implica que haya que recurrir a una persona obligada a proporcionar esas ventajas al titular
del derecho"42. En cambio, tratándose del titular de un derecho personal, la ventaja
económica que su titularidad representa debe proveérsela a través de la intermediación o
prestación del deudor y no de modo directo.

El derecho real supone una cosa determinada en especie, mientras que el derecho personal
puede aplicarse a una cosa indeterminada individualmente, y sólo determinada por su género.

1.6.3.2. Carácter absoluto del derecho real y carácter relativo del derecho personal (en
cuanto a su eficacia).

La diferencia apuntada consiste en que el derecho real otorga a su titular una potestad directa
sobre una cosa, la cual puede ejercer respecto de todos ("erga omnes"), mientras que en el
derecho personal o de crédito existe una relación entre acreedor y deudor sólo circunscrita a
ellos. El derecho personal sólo puede ejercerse respecto de un deudor determinado.

El derecho real tiene carácter absoluto, esto es puede ser invocado y ejercido respecto de
cualquier persona. "Puede hacerse valer erga omnes, o sea, aún cuando la cosa (que constituye
su objeto) haya pasado a terceras manos: carácter absoluto del derecho real".

El derecho personal, en cambio, es un derecho relativo en tanto puede invocarse y hacerse


valer por el acreedor "solamente respecto de personas determinadas (deudor o su heredero), y
por sí no es oponible al tercero"43.

Lo anterior demuestra que el derecho personal aparece frente al derecho real, dotado de menor
eficacia, ya que sólo puede ejercerse respecto del deudor, a diferencia del derecho real que por
ser absoluto "permiten al sujeto ejercer su imperio contra cualesquiera terceras personas que los
perturben"44.

Como ya se había apuntado “donde mejor resalta esta diferencia es en los créditos que versan
sobre la entrega de una cosa. El comprador no adquiere derecho alguno inmediato sobre la cosa

40
Expresada en las locuciones latinas “jus in rem” y “jus ad rem”, alusivas una al derecho real y otra al derecho
personal. La significación anterior no es uniforme. Véase al respecto y para el origen histórico de los términos Gatti y
Alterini. El Derecho Real. Abeledo Perrot Reimpresión 1998 páginas 68 y sgtes.
41 Boetsch: En el derecho real existe una relación directa entre el titular del derecho y la cosa en que se ejerce, y por

ello los romanos hablaban de “jure in re”, derechos en la cosa. El derecho personal se caracteriza, en cambio,
fundamentalmente porque en él no existe una relación directa entre el titular del derecho y la cosa, sino un vínculo
jurídico entre personas: acreedor y deudor; en consecuencia, el titular del crédito tiene una relación indirecta con la
cosa, y por ello los romanos hablaban de “jure ad rem”, derecho a la cosa.
42
Eugene Gaudemet, Teoría General de las Obligaciones, Editorial Porrúa, 1982 pág. 17.
43
Messineo, op. cit., Tomo IV, pág. 5.
44
Von Tuhr, op. cit., pág. 1
comprada; no puede apoderarse directamente de ella sino que ha de dirigirse al vendedor
reclamando de éste su entrega. No puede hacer valer su derecho, como podría por ejemplo el
propietario contra cualquier tercero que se halle en posesión del objeto vendido, sino contra su
deudor exclusivamente, que en este caso es el vendedor y contra sus sucesores universales -los
herederos- pero no contra quien haya adquirido la propiedad del vendedor por título singular" 45

Ejemplificación de las consecuencias prácticas de la distinción: La diferenciación entre el


carácter absoluto del derecho real y el carácter relativo del derecho personal, es fecundo en
consecuencias prácticas.

Baste para advertirlo el siguiente ejemplo de Vodanovic46 “Si para que mi propiedad no pierda
luz convengo con el vecino establecer a favor de mi predio, la servidumbre de no hacer en el
predio construcción alguna que sobrepase determinada altura, querrá decir que la servidumbre
persistirá aún cuando el predio vecino cambie de dueño varias veces, porque la servidumbre es
un derecho real que debe ser respetado por terceros ;pero, en cambio, si la obligación de no
construir nada que sobrepase cierta altura se conviene como un simple derecho personal, los
sucesivos adquirentes del fundo vecino no estarán obligados a aceptar la mencionada
limitación a sus derechos, porque ella, como derecho personal, sólo compromete al primitivo
propietario que la convino”.

1.6.3.2.1. Derecho de persecución y preferencia.

Otra diferencia entre derecho real y personal, íntimamente ligada al carácter absoluto del
primero y que emana de él, es que el derecho real confiere al titular el derecho de persecución y
el derecho de preferencia, derechos de los cuales está desprovisto el titular de un derecho de
crédito.

Los denominados derecho de persecución y derecho de preferencia, en rigor no son derechos


autónomos, sino más bien facultades derivadas del carácter de absoluto del derecho real,
constituyendo "los atributos necesarios, los signos distintivos del propio derecho"47.

El derecho de persecución, implica “la facultad de hacerlo valer contra cualquiera que se
halle en posesión de la cosa, aunque el principio no es absoluto”48 como resulta por ejemplo,
de las limitaciones que los arts.1490 y 1491 respecto de los poseedores de buena fe, o del
art.890, respecto del adquirente de la cosa en feria, tienda o almacén, o establecimiento en que
se vendan cosas muebles de la misma clase.

El derecho de preferencia, también emanado del carácter absoluto del derecho real, “en virtud
del cual descarta a todos los derechos creditorios y, además, determina su rango según su
antigüedad (como en la hipoteca) o excluye cualquier otro (como el dominio). El derecho
personal, al menos, en principio supone una completa igualdad para sus diversos titulares, salvo
el caso de privilegios”.49

45
Von Tuhr, op. cit., pág. 2.
46
Vodanovic,Alessandri,Somarriva. Tratado de las Obligaciones .Tomo I pág.17
47
Gaudemet, op. cit., pág. 20.
48
Borda ob.cit.pág 23
49
Borda ob.cit pág.23. Utilizando la nomenclatura de nuestro derecho, en la cita de Borda debiera reemplazarse la
expresión privilegio por preferencia, dado que según el art.2470 inc.1ª, el privilegio es sólo una de las causales de
preferencia siendo la otra la hipoteca, sirviendo la referida expresión como denominación genérica de la superioridad
Si se analiza esta característica, referida a situaciones de insolvencia del constituyente de un
derecho real en favor de otra persona, queda en evidencia la mayor eficacia del derecho real por
sobre el derecho personal.

Si por ejemplo, determinada persona constituye un derecho real de hipoteca sobre un inmueble
de su dominio, cayendo el constituyente en insolvencia, esta situación no afectará de ordinario
al acreedor de la obligación garantizada con la hipoteca, pues en tanto titular del derecho real de
hipoteca (salvo las hipótesis contempladas en las reglas de prelación de créditos) 50 está dotado
de un derecho de preferencia que implica que su derecho real excluye la participación de
cualquier otra persona invocando derechos sobre, o en relación a la cosa. Por ello, va a tener
derecho sobre el producto de realización del bien hipotecado, con exclusión de los restantes
acreedores del constituyente de la hipoteca. Precisamente, en ello radica en parte la eficacia de
la hipoteca como garantía, ya que el derecho de preferencia que confiere a su titular, unido al
derecho de persecución, características ambas emanadas del carácter de absoluto del derecho
real, le confieren su eficacia como caución.

Debe advertirse que tratándose de varios derechos reales de igual naturaleza, constituidos sobre
la misma cosa- en el caso de ser ello posible-prevalecen, de ordinario, los de fecha anterior, en
aplicación del principio:”primero en el tiempo, mejor en el derecho”.51

Por el contrario, tratándose de los derechos personales, en caso de insolvencia del deudor los
acreedores ven mermados sus derechos por igual, ya que en tal situación existe concurso de
acreedores, esto es, "participación a la par en la satisfacción, aunque se trate de derechos de
crédito, nacidos en tiempos diversos" 52. El principio antes descrito, admite ciertas excepciones,
las cuales se consagran en las reglas de la prelación de créditos, y que resultan de la
concurrencia respecto del derecho personal, de alguna causal de preferencia de conformidad a la
ley.

1.6.3.3. Diversa estructura (en cuanto a los elementos y personas que intervienen en la
relación jurídica).

En lo relativo a los sujetos, en el derecho real sólo existe el titular como sujeto activo,
careciendo de sujeto pasivo, o bien entendiéndose que dicha calidad recae sobre la totalidad de
los terceros sobre quienes pesa el deber genérico de abstenerse de cualquier comportamiento
lesivo. “En este sentido entendería que hay un sujeto activo determinado pero un sujeto
pasivo generalmente indeterminado, constituido por toda la colectividad, obligada a respetar el
legítimo ejercicio del derecho real por su titular (se observa, sin embargo, que hay derechos
reales en que también hay un sujeto pasivo determinado, como acontece en las
servidumbres activas).”53

En el derecho personal en cambio, existe un sujeto activo, el acreedor y un sujeto pasivo, el


deudor. Por ello, en él se presentan claramente tres elementos, los sujetos y la prestación,
mientras que en el derecho real sólo existiría el titular y la cosa. “Excepcionalmente, puede

que puede predicarse de un crédito en relación con la generalidad de ellos, los cuales al carecer de ella, son tratados
en un plano de igualdad.
50
Lo cual ocurriría si los créditos de primera clase no son cubiertos con los bienes del deudor, al ser los créditos hipotecarios de
tercera clase.
51
“Prior in tempo potius in jure”según su formulación latina.
52
Messineo, op. cit., Tomo IV, pág. 5.
53
Comillas sacadas de JAOA
ocurrir que no lo estén, sino hasta que se haga efectivo el cobro o el pago de la obligación. Así,
por ejemplo, el acreedor de un título de crédito al portador, estará indeterminado hasta el
momento en que se presente un tenedor legítimo del mismo y lo cobre; o el deudor de una
obligación consistente en gastos comunes o contribuciones de un inmueble, será aquél que
detente el dominio del predio, cuando el acreedor exija el pago.”54

1.6.3.4. Carácter perpetuo del derecho real y carácter temporal del derecho personal.

Se dice que "el derecho real tiende a la perpetuidad, mientras el derecho de crédito es siempre
temporal, aunque pueda tener larga duración 55".

Lo anterior, por cuanto el ejercicio del derecho real no supone su extinción desde el momento
en que las prerrogativas que confiere se pueden ejercer de manera constante en el tiempo, hasta
la extinción de su objeto. Por el contrario, el ejercicio del derecho personal se configura por el
cobro del mismo, lo cual importa su extinción. Así, el acreedor ejerce su derecho al percibir lo
adeudado por su deudor, lo cual trae aparejado su extinción.

Recuérdese que, precisamente, el carácter temporal del derecho personal permite fundar la
opinión acerca de su imposibilidad posesoria, desde el momento que ésta supone el ejercicio
continuo en el tiempo de actos de detentación.

“En efecto, una de las características del dominio es su perpetuidad. Durará el derecho
en cuanto subsista la cosa, independientemente de que el propietario ejerza o no las facultades
que tiene sobre aquella. Lo mismo ocurre con el derecho de servidumbre (aunque ésta está
sujeta a la posibilidad de extinguirse si no se ejerce por un cierto tiempo, según estudiaremos).
Es cierto que el derecho de usufructo, en cambio, siempre tiene un plazo, pero éste puede
consistir en toda la vida del usufructuario. Lo mismo ocurre con el derecho de uso o habitación.
Los derechos reales de garantía, tienen una vigencia más acotada, pues subsistirán en la medida
que siga vigente el crédito que ellos caucionan. El derecho de herencia, a diferencia de los
anteriores, tiene una vida potencialmente efímera, pues existirá en tanto cuanto los herederos
no lleven a cabo la partición de bienes, pero bien puede ocurrir que los herederos se
mantengan en el estado de indivisarios por muchos años.

En cambio, los derechos personales suelen tener una vida más breve, pues se entiende
que el acreedor espera obtener lo antes posible el pago de su acreencia.

A su vez, esto implica que la prescripción extintiva, por regla general, sólo opera respecto de
los derechos personales, o más precisamente, sobre las acciones que de ellos emanan, y no
sobre los derechos reales, con excepción de las servidumbres, que sí pueden extinguirse por
este modo, y de los derechos reales de garantía, los que si bien no se extinguen de manera
directa por la prescripción extintiva, sí se extinguirán indirecta o consecuencialmente a
consecuencia de extinguirse la acción que emanaba del crédito por ellos caucionado.”56

1.6.3.5. Los derechos reales sólo pueden establecerse por ley, mientras que los derechos
personales son creados libremente por la voluntad.

54
Comillas sacadas de JAOA
55
Messineo, op. cit. Tomo IV, pág. 5
56
Comillas sacadas de JAOA
En la doctrina nacional 57 se acostumbra señalar que, "los derechos reales están taxativamente
enumerados por la ley: el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso y habitación, los de
servidumbres activas, el de prenda, el de hipoteca y de censo en cuanto se persigue la finca
acensuada..." "El número de los derechos personales en cambio no tiene límite. La voluntad
humana actuando dentro del marco de lo lícito puede crear toda la gama de relaciones
personales que la mente sea capaz de concebir58".

Nos remitimos a lo señalado respecto a la taxitividad de los derechos real y el carácter ilimitado
de los personales.

Corresponde precisar el real alcance de la imposibilidad de la voluntad particular de crear


derechos reales por una parte, y la infinitud del número de derechos personales por la otra. Lo
primero significa, que los particulares no pueden crear nuevos tipos de derechos reales, pero ello
no se opone al libre juego de la voluntad para hacer nacer derechos reales en concreto.59

En cuanto a la declarada infinitud de los derechos personales, ello sólo se refiere al objeto
debido, el cual admite la variedad que resulte de los acuerdos de las partes, pero no implica que
la configuración del derecho personal en su estructura cambie, pues él siempre se configura de
la misma manera, esto es, a través de un vínculo jurídico entre acreedor y deudor y cuyo objeto
es el comportamiento debido por éste último.

1.6.3.6. Diversas acciones protegen a los derechos reales y personales.

En el ámbito procesal la diferencia entre derecho real y personal se traspasa a la diferente


naturaleza de las acciones protectoras de dichos derechos, según lo establecen las oraciones
finales de los arts.577 y 578.

De los derechos reales nacen las acciones reales, que son aquellas que tiene el titular de un
derecho real para perseguir la cosa sobre la cual ejerce dicho derecho de manos de quien lo
tuviera en su poder. En cambio, de los derechos personales surgen acciones personales, en cuya
virtud el titular del crédito puede reclamar al deudor el cumplimiento de la prestación debida.
Por ende, si la obligación consiste en dar una cosa, y ésta es transferida por el deudor a un
tercero, el acreedor no puede solicitar al tercero la restitución de la cosa debida, sino que,
dependiendo del caso, deberá ejercer otra clase de acciones contra el deudor (de indemnización
de perjuicios, de nulidad absoluta, pauliana, etc.).

En relación al concepto de acción60

Desde el punto de vista del Derecho Civil, se suele señalar que la acción es el derecho que se
hace valer en juicio para obtener que sea reconocido, satisfecho o respetado.

Desde el punto de vista del Derecho Procesal, el término acción tiene a lo menos tres
acepciones: (a) como sinónimo de derecho (en este sentido se señala que “el demandante carece
de acción”); (b) como sinónimo de pretensión de que se tiene un derecho válido (en este sentido
se señala que “la acción es fundada o infundada”); y (c) como la facultad de provoca la

57
Asi por ej. Meza Barros Ramón, Manual de Derecho Civil, De las obligaciones. Edit. Jurídica de Chile 1974, 5º edición, pág. 11.
Abeliuck René, Las Obligaciones, Ediar Editores Ltda., pág. 48
58
Meza Barros, op. cit., pág. 11
59
Peñailillo ob.cit
60
Subtítulo sacado de Boetsch.
actividad jurisdiccional, esto es el poder jurídico que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a
los órganos jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión.

Teniendo en cuenta lo anterior, la acción real es aquella que tutela un derecho real, y por ende
puede interponerse en contra de cualquier persona que no hubiese respetado tal derecho.

Por su parte, la acción personal es aquella tutela un derecho personal, y por ende sólo puede
ejercerse en contra de la persona (deudor) que hubiese contraído la obligación correlativa.

1.6.3.7. Los derechos reales son susceptibles de adquirirse por prescripción.61

Según la doctrina más autorizada, sólo los derechos reales son susceptibles de adquirirse por
prescripción, ya que sólo ellos admiten posesión, elemento esencial de dicho modo de adquirir,
quedando excluidos los derechos personales de dicha posibilidad al no admitir posesión.
Confirman este entendimiento, diversas disposiciones del Código Civil, las cuales se analizan
en su oportunidad.

1.6.3.8. Transferencia de Derechos reales exige mayores formalidades.

De ordinario, la ley sujeta la transferencia de los derechos reales, a formalidades más rigurosas
(escritura pública, inscripción registral ) que para los derechos personales.( Arts.1901 y sgtes.)

1.6.3.9. Diversas maneras de incorporarse al patrimonio del titular (fuentes).

Existe también diferencia en cuanto a los medios por los cuales los derechos personales y reales
nacen y se incorporan en el patrimonio de una persona.

Los derechos personales surgen de la concurrencia de alguno de los eventos que los arts.1437,
2284 y 2314 reconocen como fuentes de las obligaciones, ya que estas últimas son correlativas a
los primeros, desde el momento que implican la misma relación jurídica mirada desde puntos
distintos. Así y como se dijo, donde hay un derecho personal hay obligación y viceversa y por
ello, aludir a las fuentes de las obligaciones es equivalente a referirse a las fuentes de los
derechos personales, esto es contratos, cuasicontratos, delitos, cuasidelitos y ley.

Por su parte, los derechos reales nacen y se incorporan al patrimonio de su titular, en la medida
que concurra alguna de las circunstancias que de conformidad a la ley, configuran un modo de
adquirir, requisito esencial para que pueda existir adquisición del Derecho real.

En otras palabras, los reales requieren la concurrencia de título y modo, pero los personales
basta lo primero.

1.6.3.10. En cuanto a su contravención62

Es decir, los derechos personales pueden ser violados por cualquiera, no así los personales, que
sólo pueden serlo por el deudor. Sin embargo, carácter relativo del derecho personal no
excluye su lesión por terceros y la ulterior responsabilidad de quien realiza el acto lesivo:
Queda de manifiesto en el siguiente ejemplo: “Si en mi ausencia el arrendador saca todo lo que
tengo en la casa que arriendo, impidiéndome volver a ella, a pesar de no haber terminado el
plazo del contrato ni haber causal alguna para ponerle término anticipado, es indudable que en

61
Puntos 1.6.3.7. señalado en Cifuente y JAOA y 1.6.3.8. sólo señalados en CIF.
62
Subtítulo sacado de B. completado con Cifuentes.
la demanda que interponga haré valer el derecho al uso de la casa dimanante del contrato de
arrendamiento, uso que en virtud de éste hallase obligado a proporcionarme. Es evidente que si
un tercero extraño ejecuta idénticas maniobras, en la demanda que entable en su contra no podré
invocar el contrato de arrendamiento por no haber respetado mi derecho al uso de la casa,
porque el respeto a tal goce no emana de un contrato en que él no intervino, sino de la
obligación general de no dañar injustamente al prójimo (Art.2314 CC)63.

La lesión de un derecho personal por un tercero, cual es el caso del ejemplo, importa un ilícito
civil que da lugar al resarcimiento de los perjuicios bajo el estatuto de la responsabilidad
extracontractual. Ello sin embargo, no resulta propiamente de la infracción de la obligación por
parte del tercero, sino de la violación del “neminem laedere”, esto es, el deber genérico de no
causar daño.

1.6.4. Críticas a los criterios distintivos entre derechos reales y personales64

La diferenciación entre derecho real y personal en los términos expresados precedentemente ha


sido objeto de precisiones y críticas.

En primer lugar y en una opinión que comúnmente se atribuye a Planiol, aún cuando consta que
dichas ideas en lo esencial, se contienen en obras de juristas más tempranos65, como por
ejemplo, el alemán Windscheid 66 o el francés Ortolan67 se critica la aseveración de que el
derecho real importe una relación del titular con la cosa objeto del mismo. Lo anterior por
cuanto "partiendo de la premisa de que toda relación jurídica debe ser necesariamente
intersubjetiva (entre personas), y que por ello no puede haber relación jurídica entre persona y
cosa, con lo que a la hora de diferenciar los derechos reales de los derechos de obligación
(personales), y habida cuenta de que estos últimos darían lugar a una relación entre dos o más
personas determinadas, considera que, en los derechos reales, en vez de tener un sujeto pasivo
determinado, lo es toda la comunidad, que de este modo asume una obligación pasivamente
universal 68".

El entendimiento antes transcrito, descansa en la premisa de que no existen relaciones jurídicas


entre personas y cosas. "Por definición todo derecho es una relación entre personas 69" y por lo
tanto critica la afirmación de que el derecho real importe una relación del titular con la cosa, ya

63
Vodanovic ob.cit,pág.17
64
Desde aquí hasta el final de la clasificación entre derechos personales y reales, sólo Cifuentes.
65
Una acabada noticia respecto de los autores anteriores a Planiol que la sustentaron se encuentra en Gatti y Alterini ob.cit.pág.35.
66
Windscheid Bernhard. Tratado de Derecho Civil Alemán, Universidad Externado de Colombia 1987. Volumen I,
pág. 144. “Derechos reales son aquellos en los cuales la voluntad del beneficiario es definitiva respecto de una cosa.
Sin que por esto se pueda creer que sea la cosa y no la persona lo sometido al ordenamiento en la regulación del
Derecho Real. Ello no tendría sentido alguno. Todos los derechos se afirman entre persona y persona y no entre
persona y cosa (…)”
67 “Todo derecho en definitiva, si se quiere llegar hasta el fondo de las cosas, se resume en la facultad que tiene el

sujeto activo de exigir del sujeto pasivo alguna cosa; pues la única cosa que es posible exigir inmediatamente de una
persona es que se haga o se abstenga de hacer; es decir una acción o una omisión. A esto se reduce todo derecho. Esta
necesidad que tiene el sujeto pasivo de hacer o de abstenerse, es lo que se llama en lenguaje jurídico una obligación.
Todo derecho en definitiva y sin excepción, si se quiere llegar hasta el fondo de las cosas, consiste en
obligaciones.”Ortolan Compendio del Derecho romano. Edit Heliasta pág.126. Según el decir de Rigaud L. El
Derecho real Historia y Teorías Edit. Reus 2004 pág.7 Ortolan habría enunciado su punto de vista, de manera
“velada y nada combativa” ,lo que explicaría su débil difusión.
68
De los Mozos José Luis. Derecho Civil Método Sistema Categorías Jurídicas. Civitas 1988 pág312
69
Expresión de Planiol, citada en Gaudemet, op. cit. pág. 18.
que no existen relaciones jurídicas entre personas y cosas". En suma se trata de convertir todos
los derechos en obligaciones o derechos personales.

Por ello, Planiol proponía la siguiente definición de derecho real, la cual expresa claramente las
ideas anteriores: "Derecho Real es la relación entre una persona como sujeto activo y todas las
demás como sujetos pasivos". "No es el derecho de una persona sobre una cosa; es el derecho de
una persona contra todo el mundo. Es un derecho que impone a todo el mundo la obligación de
respetar el ejercicio que de él hace su titular. El derecho real sería una obligación pasivamente
universal. 70"

1.6.4.1. Objeciones a la reconducción de todos los derechos a la categoría de la


obligación.

La doctrina antes descrita importa reconducir todos los derechos a la categoría de los derechos
personales u obligaciones.71 Sin embargo, y como se analiza a continuación ello no parece
exacto ni justificado.

Como primera cuestión, corresponde destacar el aspecto más relevante en que la doctrina clásica
resulta exacta, cual es la descripción de la estructura del derecho real.

a) Exactitud en la descripción de la estructura del derecho real.

En primer lugar, si bien es cierto que el derecho regula relaciones jurídicas entre personas,
cuando se dice que el derecho real importa una relación entre el titular y la cosa no se está
significando que exista una relación jurídica entre cosa y una persona, sino que la cosa es objeto
del derecho. “Eso es lo que quiere decirse cuando se habla de relaciones entre personas y
cosas72". Cuando se reprocha dicha aseveración, en realidad se le está dando un sentido real a lo
que es metafórico

Por ello, la afirmación de que en el derecho real existe una potestad directa sobre la cosa es
exacta y no puede ser objeto de reproche, a pretexto de no existir relaciones entre personas y
cosas.

b) Falsedad de estimar al derecho personal como el derecho relevante.

La doctrina descrita descansa además en un supuesto falso, cual es considerar la noción de


derecho real como un derivado de la noción de derecho personal, lo cual supone la
preponderancia de éste último.

"Históricamente, lo cierto es lo contrario: el derecho personal aparece como una degradación,


un derivado del derecho real; por ejemplo, en el primitivo derecho romano, el derecho del
acreedor contra el deudor es casi un derecho real sobre la persona (Teorías del nexum,
condición de los nexi, esclavitud por deudas)73. Es decir históricamente nace y se concibe
primero al derecho real, antes que al derecho personal, lo cual desmiente la preeminencia de
éste último. Como expresa Rigaud, adversario de la tesis de Planiol, “Así hubo una época en
que la idea de distinguir un derecho real de una obligación no se había formado en el espíritu de
los hombres, porque el medio histórico que les envolvía era hostil a la germinación de tal idea.

70
Citado en Gaudemet, op. cit. pág. 18.
71
Que son lo mismo al ser nociones correlativas.
72
Gaudemet, op. cit. pág. 19.
73
Gaudemet, op. cit. pág. 19.
La obligación naciente, antes de adquirir fisonomía propia, se presentaba a los hombres bajo el
aspecto de una especie de derecho real del acreedor sobre la persona del obligado. Si este punto
de vista es exacto, se comprende todo el interés que tiene para nuestra tesis. Mientras que la
doctrina que nos proponemos combatir reduce el derecho real a la idea de obligación, haciendo
del derecho real “una obligación de fórmula compuesta”, la Historia, al contrario, inflingiendo
una vez un mentís a la lógica, nos revela el derecho real como “el prototipo de la vida jurídica
naciente” cuya forma se ve obligada a tomar prestada la obligación antes de manifestarse como
una figura jurídica original”74

c) Falsedad de la noción de obligación pasiva universal.

Se critica esta concepción en tanto se tilda de falsa la denominada "obligación pasiva universal"
que afectaría a todos los miembros de la comunidad de no perturbar el ejercicio del derecho real
por parte del titular.

La pretendida obligación general del resto del mundo frente al titular del derecho, no es tal, ya
que en ese caso no existe propiamente obligación y consecuencialmente derecho personal, pues
dicha conducta no se predica respecto de un deudor determinado, que es lo esencial de una
obligación, sino respecto de personas indeterminadas y universales.75 Aparte de ello, el deber de
respeto frente al derecho real ajeno, también es dable de advertir, en los derechos reales diversos
al dominio, como por ejemplo, en el usufructo, las servidumbres, el uso etc. en que el dueño
debe respetar y no perturbar el derecho del titular76. De lo anterior se tiene entonces, que no es
exacto que dicho deber de respeto sea predicable sólo de quienes no son titulares del derecho
real, como pregona la doctrina analizada.

De otro lado no debe olvidarse que el deber de respetar del derechos de que otros son titulares,
no resulta esencial de los derechos reales, “puesto que el deber de respetar los derechos que
tienen los miembros de una colectividad existe tanto en el caso de los derechos reales como en
el de los personales, y aún en los de carácter extrapatrimonial.”77

Más modernamente se ha dicho a este respecto (Betti),78 que el pretendido derecho erga omnes
constituye un énfasis absurdo, ya que "la peculiaridad del derecho real está en que la relación
jurídica se desenvuelve entre un sujeto activo determinado y unos sujetos pasivos
indeterminados, los cuales no vienen constituidos por la comunidad como entendía la doctrina
tradicional -(es decir la doctrina de Planiol, a la cual en Chile se le sigue denominando moderna
aún cuando tenga casi 100 años)- sino por aquellos que pueden tener de hecho la posibilidad de
ingerirse en la cosa a los que incumbe una específica obligación de respeto y aún conservación
del derecho ajeno (sancionada esta última con la responsabilidad extracontractual 79". Es decir,
el deber de respeto no sería universal, y predicado de todos los miembros de la comunidad, sino
que alude “únicamente a los que potencialmente puedan llegar a tener cierta relación con la
cosa.80

1.6.4.2. Críticas actuales.

74
Rigaud ob.cit.pág.21
75
Vodanovic Tratado de las obligaciones. Edit Jurídica 2001 página 9.
76
Peñailillo Obligaciones Edit Jurídica 2003 pág. 18 Nota 7
77
Borda ob.cit.pág.25
78
Citado en De los Mozos José Luis. Derecho Civil, Método Sistemas y Categorías Jurídicas. Edit Civitas 1985, pág. 313.
79
De los Mozos, op. cit. pág. 314
80
De los Mozos ob.cit.pág.313
Modernamente se ha resaltado que la concepción tradicional, con las diferencias que ésta señala
entre ambos tipos de derechos, no resulta plenamente exacta pues, los caracteres que se predican
de los derechos reales a veces resultan aplicables a los personales y viceversa.

"Como es sabido, el fundamento de la distinción entre los derechos reales y los derechos de
crédito está para la doctrina dominante, sobre todo en la presencia, en las dos categorías de
caracteres diversos y contrastantes. Así, mientras en los derechos reales el poder concedido al
titular tendría un carácter inmediato sobre la cosa objeto del derecho y absoluto en cuanto se
ejercitaría o se reflejaría frente a todos los miembros de la sociedad, el poder del acreedor sería
en cambio mediato, en cuanto que en éste la consecución del bien no sería garantizada por una
potestad sobre el bien mismo, sino sólo por el trámite (de la actividad) del deudor y relativo, en
cuanto se ejercitaría y se reflejaría sólo frente a una persona determinada: el deudor 81".

El párrafo anteriormente transcrito resume en forma fidedigna las diferencias que de ordinario
se señalan entre ambas categorías de derechos, y que hemos reseñado al explicar la doctrina
clásica.

Casos de aplicación de los criterios distintivos de una categoría a la categoría opuesta.

Sin embargo, los dos caracteres señalados como distintivos en las palabras de Giorgianni
citadas, no resultarían enteramente exactos, pues en algunos casos, pueden predicarse de
especies de derechos que no debieran tenerlas, si se atiende a las características que se predican
de aquellas de que forman parte, como en los supuestos que a continuación se describen.

a) Derechos reales que no importan poder inmediato sobre la cosa y derechos


personales que sí lo importan.

En primer lugar, se ha criticado la exactitud de la aseveración de que el derecho real, a


diferencia del derecho personal, confiere un poder inmediato sobre la cosa a su titular.

Se estima inexacta dicha aseveración por cuanto, "es posible individualizar situaciones jurídicas
en las que, aún cuando son incluidas por la doctrina dominante entre los derechos reales, el
interés del sujeto no es obtenido en absoluto mediante un poder inmediato sobre la cosa,
mientras que por el contrario es posible individualizar situaciones jurídicas tradicionalmente
comprendidas en los derechos de crédito, en que el instrumento puesto a disposición del sujeto
por el ordenamiento jurídico para la consecución del interés está constituido precisamente por
un poder inmediato sobre la cosa 82".

En esta crítica, se señala como hipótesis de derechos reales en que no existe un poder inmediato
sobre las cosas a los derechos reales de garantía, a saber, la hipoteca y la prenda.

En efecto, tanto en la hipoteca como en la prenda el ordenamiento jurídico no consiente que el


acreedor hipotecario o prendario satisfaga su interés directamente sobre la cosa, debiendo en
cambio pedir al Estado la realización de su interés mediante un juicio de realización contra el
deudor o el tercero que no posea (artículos 2397 y 2424).

Por ello, se dice que en el caso de la prenda y la hipoteca es falso que ellos otorguen al titular un
poder inmediato sobre la cosa que se satisfaga mediante la sola actividad del titular.

81
Giorgianni Michele. La Obligación. Bosch 1958, pág. 82.
82
Giorgianni, op. cit. pág. 84.
Asimismo, se dice que es también factible detectar situaciones de derechos personales que
importan para su titular un poder inmediato y directo sobre una cosa. Tal sería el caso de los
derechos personales que para el arrendatario y el comodatario se derivan del contrato de
arrendamiento y del comodato respectivamente.

En tales casos, el interés del comodatario y del arrendatario se satisface mediante un poder
directo sobre la cosa, siendo análoga a la situación por ejemplo, del usufructuario que goza de
un derecho real.

b) Casos de Derechos Reales relativos y derechos personales absolutos.

Asimismo, se ha destacado que el carácter de absoluto del derecho real, como criterio distintivo
frente al derecho personal que presentaría el carácter de relativo, no siempre recibe plena
aplicación. En tal sentido se dice que existen situaciones en las cuales existen derechos reales
que no son ejercitables erga omnes, y a la inversa, derechos personales erga omnes.

Ejemplo del primer caso, es decir de un derecho real que no puede ejercerse erga omnes, lo
constituiría la hipótesis del artículo 890 inciso 2º, o bien el del artículo 1490 del Código Civil.

Hipótesis del segundo caso, es decir de un derecho personal ejercitable erga omnes, lo
constituirían los casos previstos en el artículo 1962 del Código Civil.

En las hipótesis de respeto del arrendamiento celebrado por el antecesor en el dominio de lo


arrendado, resulta evidente el carácter absoluto del derecho personal derivado del contrato de
arrendamiento, ya que no sólo afecta a quien consintió en el contrato, sino a un tercero como el
subadquirente.

Las críticas antes apuntadas, desde las más antiguas hasta las recientes, constituyen la razón de
haberse generado tantas doctrinas tendientes a precisar la verdadera naturaleza de ambos
derechos, esfuerzos de los cuales pudiera quizás predicarse lo mismo que dijo el romanista
Arangio Ruiz, respecto del propósito de buscar el criterio que distinga a la obligación de otros
deberes, esto es, que se trata de un esfuerzo tan persistente como vano pues, el criterio es
inalcanzable.83

1.6.5. Recapitulación y sistematización de las diversas doctrinas.

Descrita la teoría clásica y algunas de las críticas que respecto de ella se han formulado, es del
caso y como recapitulación, señalar la manera en que acostumbra agrupar y denominar las
doctrinas predicadas respecto de la capital distinción entre derecho real y personal.

Las referidas doctrinas pueden sistematizarse diferenciando entre la doctrina clásica, la doctrina
personalista y las doctrinas eclécticas.84

1.6.5.1. Doctrina clásica.

Como ya se explicó la doctrina clásica en lo esencial, supone reconocer en el derecho real un


poder directo sobre la cosa por parte del titular, derecho que además presenta carácter absoluto.

83
Vodanovic Derecho de obligaciones Ediciones Periodisticas y estadísticas 1970 pág.11. Una detallada enumeración de las
diversas opiniones de autores a este respecto puede verse en El Derecho de Bienes E.Peña Legis 2008 pág 167 y sgtes.
84
También puede diferenciarse entre teorías monistas o dualistas, según admitan la existencia de dos categorías de derechos o no,
precisándose eso sí, que en cada una de ellas existen a su vez diferencias.
1.6.5.2. Doctrina personalista.

Como ya se dijo la denominada doctrina personalista u obligacionista, de la cual Planiol, es su


más célebre exponente y es expresión de la concepción de Kant85, el derecho supone reconducir
real a la categoría única86 del derecho personal.

1.6.5.3. Doctrina realista.

La doctrina en cuestión pretende reconducir el derecho personal a la categoría única del derecho
real87, aduciendo que la obligación, más que un vínculo ente personas existe un vínculo entre
patrimonios, en términos tales que al igual que el derecho real, que supone para el titular una
relación respecto de la cosa, el derecho personal implica una relación entre el acreedor y el
patrimonio del deudor.

Esta doctrina no parece fundada, pues entre otros defectos, sólo atiende a la situación anómala
del incumplimiento de la obligación, amén de olvidar que el derecho del acreedor no se
singulariza en bienes determinados del deudor sino en la universalidad de su patrimonio.

1.6.5.4. Doctrinas eclécticas.

Se trata de doctrinas diversas, que pretenden superar la distinción entre los derechos reales y
personales, según la concepción tradicional y utilizando otros criterios distintivos y otra
nomenclatura.

Se destacan entre ellas las doctrinas de los franceses Bonnecase88 y Ginossar, pero en definitiva
se trata de teorías que no resuelven el problema y se limitan con ingenio a sustituir los términos
clásicos.

1.6.5.5. Conclusión.

De lo dicho se tiene que la concepción clásica seguida por el Código, no obstante las precisiones
y rectificaciones que se le han formulado, se mantiene vigente al no haberse encontrado otra
doctrina plenamente satisfactoria que le pueda reemplazar, pues todas ellas adolecen a su vez de
deficiencias careciendo de la antigüedad y tradición de la primera.

Lo anterior no excluye conocer cabalmente, ciertas situaciones intermedias entre los derechos
reales y derechos de crédito pesquisables en la legislación positiva.

2. BIENES MUEBLES E INMUEBLES

Una de las más relevantes y fecunda en consecuencias, entre otras clasificaciones de los bienes,
es aquella que distingue entre bienes muebles e inmuebles.

En términos generales, esta clasificación se fundamenta la “fijeza”, esto es en la


posibilidad o imposibilidad que tienen las cosas de transportarse de un lugar a otro, sea
por fuerza propia o por una fuerza externa. En otras palabras, el concepto de inmueble,
evoca una cosa que no es susceptible de trasladarse de un lugar a otro sin alterar su
85
“el derecho implica una relación entre personas y a todo derecho corresponde un deber” Principios Metafísicos del Derecho edit.
Americalee 1943 pág.83
86
Por ello se le denomina doctrina unitaria.
87
Por ello es también doctrina unitaria, aunque de signo opuesto.
88
Véase Peña ob.cit. pág.195 y Diez Picasso y Gullon Sistema de Derecho Civil Volumen III Edit Tecnos 1987 pág.40 . Santos
Briz Sierra Gil Tratado de Derecho Civil Derecho de Cosas Bosch 2003 pág.15 y siguientes.
naturaleza; por su parte, el concepto de mueble corresponde a una cosa cuyo traslado es
posible sin ningún riesgo para su sustancia.89

Sin embargo, la consagración legislativa no resulta del todo congruente con dicha
característica, según veremos.

2.1. Formulación legislativa de la distinción y su aplicación a las cosas incorporales.

Como se indicó, el artículo 565 del Código Civil indica que los bienes corporales son aquellos
que tienen un ser real y pueden ser percibidos por los sentidos, como una casa o un libro. Acto
seguido, el artículo 566 establece que las cosas corporales se dividen en muebles e inmuebles.

La referida distinción, que en los derechos primitivos sólo se aplicaba a las cosas corporales,
congruente con que sólo respecto de ellas puede darse la posibilidad o imposibilidad de
traslación de un lugar a otro, fue extendiéndose hacia las cosas incorporales. Lo anterior tiene
aplicación en nuestro Código, en el cual y como veremos, la distinción también se aplica a los
derechos y acciones, los cuales serán muebles e inmuebles según lo sea la cosa en que han de
ejercerse (derechos reales) o que se debe (derechos personales) (art. 580), agregando que los
hechos que se deben se reputan muebles (art. 581).

Como es obvio, esta ficción se realiza a partir de una ficción, y por ello la norma establece que
“se reputan” muebles e inmuebles, es decir, se les considera como tales aunque no lo sean por
su naturaleza.

2.2. Fundamento de la distinción.

El origen de la distinción, la cual se funda en la etapa más primitiva en la identificación del


inmueble con el terreno90, radica en discriminar entre los bienes de mayor significación
económica y cuya detentación es en consecuencia, más preciada, respecto de aquellos de menor
valor económico, lo cual reclamaba estatutos diversos para la categoría superior de los bienes
valiosos, respecto de la categoría inferior, de los bienes de menor valor. En sociedades
agrícolas, es fácil entender que “sobre el terreno se basa el orden jurídico y económico”91, con
lo cual es el inmueble el bien de mayor relevancia económica, constituyendo los bienes muebles
cosas de mucho menos significación pecuniaria.

Este desprecio por los bienes muebles, habría encontrado su formulación más extrema en el
Derecho Medioeval, congruente con la estructura económica de la sociedad de aquellos tiempos,
expresada en los brocardos “vilis mobilium possesio” y “res mobilis res vilis”92

Fácil es advertir, que en las sociedades industriales y capitalistas, dicha desigual consideración
no es sustentable en los términos antiguos, dada la aparición de innumerables bienes muebles,
de tanto o más valor que los inmuebles. Piénsese por ejemplo, en los vehículos motorizados, los
aviones, las maquinarias industriales, las acciones de una sociedad anónima, que siendo
muebles representan una cuota del haber social de la Compañía, muchas veces de valor
gigantesco etc. Lo anterior, ha motivado que el legislador haya debido prestar protección a

89
Párrafo sacado de Boetsch
90
Biondi ob.cit.pág.102
91
Biondi ob.cit pág.102., aunque considera que dicha consideración rige hasta nuestros días.
92
“Es vil la posesión de las cosas muebles” y “cosa mueble cosa vil”.Pescio ob.cit.pág.175.
muchos de dichos bienes, y entre otras medidas, sujetarlos a registro, aunque no necesariamente
de manera idéntica al régimen registral de los inmuebles.93

Por último, cabe advertir también que el desarrollo industrial y urbano de las sociedades
modernas, también ha elevado de manera significativa y a cotas antes insospechadas, el valor
de los inmuebles.: por su utilidad mercantil, en sectores céntricos de las ciudades alcanzan
valores excepcionales; y, concretados en una edificación habitacional, siguen ostentando una
demanda bastante segura y en gran cantidad.94

2.3. Diferencia de tratamiento en el Código Chileno.95

La diferenciación presenta indudable interés práctico, desde el momento que su regulación


legislativa es sustancialmente diversa en muchos aspectos, dentro de los cuales se destacan los
siguientes:

2.3.1. Posibilidad de ganarse por ocupación.

La ocupación, que es un modo de adquirir las cosas denominadas vacantes, esto es, que carecen
de dueño, sólo resulta aplicable a los muebles. Lo anterior por cuanto no existen inmuebles sin
dueños, pues a falta de otros propietarios, son de dominio fiscal.(art.590)

2.3.2. Diversas reglas en la accesión.

Las reglas del modo de adquirir accesión, son diversas, según se trate de muebles o inmuebles.

Para los efectos de la accesión de cosa mueble a cosa inmueble, la ley considera como cosa
principal al inmueble, aunque la cosa mueble valga más (artículos 668 y 669).

2.3.3. Hipoteca y prenda.

Las dos especies de cauciones reales, la hipoteca y la prenda, se diferencian primeramente sobre
el objeto en que recaen, respecto de inmuebles la primera y sobre muebles la segunda.

Aparte de ello, un mueble admite sólo una prenda96, mientras que el inmueble admite varias
hipotecas.97

2.3.4. Consensualidad de la venta de muebles y solemnidad en la venta de inmuebles.

La compraventa de bienes inmuebles es un contrato solemne, que debe efectuarse por escritura
pública, mientras que la compraventa de bienes muebles es un contrato consensual (artículos
1443 y 1801).

2.3.5. Formas de hacer tradición.

La tradición de los inmuebles se efectúa por la inscripción del título en el Registro respectivo
del Conservador de Bienes Raíces competente (artículo 686). La tradición de los bienes
muebles se realiza por la entrega material o simbólica de las cosas mediante uno de los medios

93
Por ejemplo, el registro nacional de vehículos motorizados, el registro de naves, de aeronaves etc.
94
Peñailillo ob.cit.pág.38 y 39.
95
Casi, textual sacado de JAOA. Sólo algunas fueron sólo nombradas por Cifuentes, pero no desarrolladas.
96
Ello se refiere exclusivamente a la prenda civil y no a las prendas especiales.
97
Lo que resulta de suponer la prenda la entrega de la cosa, mientras el inmueble hipotecado permanece en poder del constituyente.
señalados en la ley (artículo 684), significando una de las partes a la otra que le transfiere el
dominio.

2.3.6. Tiempo para prescribir.

Son diversos los plazos de posesión exigidos para ganar por prescripción ordinaria98, según se
trate de inmuebles o muebles. Para los primeros, el plazo de posesión exigido es de cinco años,
mientras que para los segundos el plazo es de dos años. (art.2508)

2.3.7. Disposición de Bienes Hereditarios.

En materia de sucesión por causa de muerte, los herederos no pueden disponer de los
inmuebles, mientras no se les haya otorgado la posesión efectiva de los bienes dejados por el
causante y se hayan practicado las inscripciones que contempla el artículo 688: la
inscripción del decreto judicial (si la herencia fuere testada o intestada abierta en el extranjero)
o resolución administrativa del Registro Civil (si la herencia fuere intestada abierta en Chile)
que confiere la posesión efectiva, la inscripción especial de herencia y eventualmente de
adjudicación en la partición. Tratándose de los bienes muebles, la ley no exige estas
diligencias.

En el marco de la muerte presunta, para que los poseedores provisorios puedan vender
los bienes muebles del desaparecido en pública subasta, basta que el juez lo estime conveniente,
oído el defensor de ausentes. Tratándose de los bienes inmuebles, para que éstos puedan
venderse (igual que los muebles, sólo en pública subasta), debe haber una causa necesaria o
utilidad evidente, declarada por el juez con conocimiento de causa (o sea, en base a los
antecedentes que se acompañen a los autos), y con audiencia del defensor (artículo 88).

2.3.8. Lesión enorme

La rescisión por lesión enorme sólo procede en la compraventa o permuta de bienes inmuebles.
(art.1891)

2.3.9. Administración de bienes ajenos.

La enajenación de los bienes muebles se autoriza más fácilmente, que la de los bienes
inmuebles, en la administración que realizan los curadores y otros administradores de bienes
ajenos.

La enajenación de inmuebles del hijo o pupilo debe efectuarse con ciertas formalidades, previo
decreto judicial y en el caso del pupilo se requiere además publica subasta (arts. 254, 393 y
394); Excepcionalmente, se sujetarán a las mismas exigencias, la enajenación de los
muebles “preciosos” o de aquellos “que tengan valor de afección”.

No se podrán enajenar ni gravar en caso alguno los bienes raíces del hijo sujeto a patria
potestad, aun pertenecientes a su peculio profesional o industrial, sin autorización del juez con
conocimiento de causa (artículo 254).

Jamás se podrán donar los bienes raíces del pupilo, ni siquiera con autorización judicial. En
cambio, el guardador podrá hacer donaciones en dinero u otros bienes muebles del pupilo,
cumpliendo con lo preceptuado en la ley (artículo 402).

98
En la prescripción extraordinaria el plazo es el mismo.
El guardador puede comprar o tomar en arriendo para sí, para su cónyuge y parientes más
cercanos, los bienes muebles del pupilo, siempre y cuando lo autoricen los demás guardadores
conjuntos que no estén implicados de la misma manera o el juez en subsidio. Pero en ningún
caso podrá el guardador comprar bienes raíces del pupilo o tomarlos en arriendo, prohibición
que se extiende a su cónyuge y a sus ascendientes o descendientes (artículo 412).

Por mandato del artículo 1294 del Código Civil, que se remite al artículo 412 del mismo
Código, se prohíbe a los albaceas adquirir bienes inmuebles de la sucesión en la que
intervienen. En cambio, pueden adquirir bienes muebles, con autorización de los herederos.

2.3.10. Procedencia de acciones posesorias.

En materia posesoria, la ley sólo protege a los inmuebles mediante las acciones posesorias
(artículo 916). La posesión de los muebles sólo podría recuperarse mediante la acción
publiciana, que la ley franquea exclusivamente al poseedor regular (artículo 894).

2.3.11. Diferencias en cuanto a las donaciones.

A diferencia de lo que ocurre con los muebles, la donación de los inmuebles debe otorgarse por
escritura pública e inscribirse.

2.3.12. Diferencias en el depósito.

Con la sola excepción del secuestro99, el depósito sólo puede recaer en muebles.

2.3.13. Diferencias la fianza.

Para los efectos de la fianza, cuando el deudor está obligado a prestar dicha caución (artículos
2348 y 2349), debe dar un fiador que tenga bienes suficientes para hacerla efectiva.
Ahora bien, para calificar la suficiencia de los bienes del fiador, sólo se tomarán en cuenta los
inmuebles (artículo 2350).

2.3.14. Diferencias en las servidumbres y censo

Hay derechos reales que siempre son inmuebles, como las servidumbres activas, la hipoteca, el
derecho de habitación y el censo, pues sólo pueden imponerse sobre bienes raíces. En cambio,
el derecho real de prenda siempre será mueble.

2.3.15. Diferencias en fideicomiso y usufructo.

Si se constituye el usufructo por acto entre vivos, la formalidad depende de la


naturaleza de la cosa fructuaria: si recae sobre muebles, es consensual; si recae sobre
inmuebles, es necesario instrumento público inscrito (artículo 767). Se ha discutido el rol de
la inscripción en este caso. Se sostiene por algunos que desempeña el doble papel de
solemnidad del acto constitutivo y de tradición del derecho real de usufructo; para otros,
sólo desempeña esta última función, quedando perfecto el acto constitutivo, con el sólo
perfeccionamiento del instrumento público y sin que haya un plazo para proceder a la
inscripción. La inscripción, en todo caso, debe efectuarse en el Registro de Hipotecas y
Gravámenes del Conservador de Bienes Raíces donde esté ubicado el inmueble (artículos
686 del Código Civil y 52 número 2 del Reglamento del Registro Conservatorio).

99
Que es una especie de depósito.
2.3.16. Diferencias en embargo y realización forzada.

El embargo y las medidas precautorias sobre inmuebles y muebles registrables, deben


inscribirse en los registros respectivos, y la realización forzada de los muebles es más expedita
que la de los muebles.

2.3.17. En la sociedad conyugal

En materia de sociedad conyugal, los bienes muebles aportados al matrimonio por los
cónyuges, ingresan al haber relativo de la sociedad conyugal, mientras que los bienes
inmuebles permanecen en el haber propio de los aportantes. A su vez, los bienes muebles
adquiridos a título gratuito durante la vigencia de la sociedad conyugal, ingresan al haber
relativo de la sociedad conyugal, mientras que los bienes inmuebles adquiridos a título gratuito
durante la vigencia de la sociedad conyugal ingresan al haber propio del cónyuge (no hay
diferencias entre los muebles e inmuebles adquiridos durante la vigencia de la sociedad
conyugal a título oneroso, pues ambos ingresan al haber absoluto de la sociedad conyugal).

Existiendo sociedad conyugal, el marido puede vender o gravar sin restricciones los bienes
muebles sociales, para caucionar obligaciones propias, mientras que para vender o gravar los
bienes inmuebles de la sociedad, requiere de la autorización de la mujer o del juez en
subsidio (artículo 1749).

Existiendo sociedad conyugal, el marido puede arrendar sin restricciones los bienes muebles
de la sociedad. En cambio, si se trata de bienes inmuebles urbanos o rústicos y el
arrendamiento excede de 5 u 8 años, respectivamente, requiere de la autorización de la
mujer o del juez en subsidio (artículo 1749).

En la sociedad conyugal, el Código Civil sólo reglamentó la subrogación de inmueble a


inmueble o de inmueble a valores, y nada dijo respecto a subrogar muebles por otros muebles
(artículo 1733). Arturo Alessandri Rodríguez, dado el silencio del legislador, niega tal
posibilidad, mientras que Pablo Rodríguez Grez la admite, atendido lo dispuesto en el artículo
1727 número 2 del Código Civil.

Habiendo sociedad conyugal, las donaciones remuneratorias de bienes raíces hechas a uno de
los cónyuges o a ambos, por servicios que no daban acción contra la persona servida, no
aumentan el haber social; si la donación remuneratoria es de cosas muebles aumentará el haber
de la sociedad, la que deberá recompensa al cónyuge donatario si los servicios no daban acción
contra la persona servida o si los servicios se prestaron antes de la sociedad (artículo 1738).

2.3.18. Condición Resolutoria Tácita Cumplida

En lo concerniente a los efectos de la condición resolutoria cumplida, el Código Civil distingue


entre los bienes muebles (artículo 1490) y los inmuebles (artículo 1491) enajenados a los
terceros.

2.3.19. Arrendamiento.

El arrendamiento de los bienes muebles se rige por el Código Civil (artículos 1916 y
siguientes). El arrendamiento de los predios urbanos está regulado por la Ley número
18.101, mientras que el arrendamiento de predios rústicos se rige por el Decreto Ley
número 993, siendo las normas del Código Civil supletorias.
2.3.20. Participación en los gananciales.

En el régimen de participación en los gananciales, el cónyuge acreedor perseguirá el pago de


su crédito primeramente en el dinero del deudor, después en sus muebles y finalmente
en los inmuebles (artículo 1792-24). Tratándose del régimen de sociedad conyugal, la mujer se
pagará de las recompensas a que tenga lugar, primero sobre el dinero y muebles de la
sociedad, y subsidiariamente sobre los inmuebles de la misma. (artículo 1773).

2.3.21. Distinción entre cosas consumibles y no consumibles.

Sólo resulta aplicable a los bienes muebles (el Código Civil señala en su artículo 575
que las cosas muebles “se dividen en fungibles y no fungibles”, pero el precepto confunde
esa categoría de cosas, con la de consumibles y no consumibles, según veremos; por lo
demás, nada impide visualizar bienes inmuebles fungibles, como serían 200 lotes de iguales
características y superficie, originados en la subdivisión de un fundo).

2.3.22. Universalidades de Hecho.

Sólo cosas muebles integran las universalidades de hecho, mientras que las universalidades
jurídicas pueden estar compuestas por muebles o inmuebles.

2.3.23. Determinación del precio de la compraventa.

En relación con la determinación del precio de la compraventa, se ha planteado si es posible


vender dos o más cosas en un mismo precio, sin desglosarlo para cada una de las cosas objeto
del contrato. Considerando que el art. 1808 exige que el precio sea determinado por los
contratantes o por un tercero, debiéramos concluir que pactar un precio por dos o más cosas
infringiría el precepto. Aún más, si se trata de la venta de dos o más inmuebles en un solo
precio, no sería posible aplicar los arts. 1888 a 1896, relativos a la rescisión por lesión enorme.
Lo anterior pareciera tornarse indiscutible, cuando los inmuebles se venden como especie o
cuerpo cierto, y en especial, cuando son urbanos. En cambio, si los predios se venden en
relación a la cabida y particularmente si son rústicos y contigüos, podría “deducirse” el precio
de cada uno conforme a la respectiva superficie. Con todo, igual podría resultar dudoso el
solo expediente de aplicar la superficie como factor de cálculo del precio, pues los terrenos
de uno y otro predio pueden ser de disímil calidad. Incluso, si se venden derechos de
aprovechamiento de agua, conjuntamente con un predio, resulta aconsejable desglosar el
precio, asignando una suma para el terreno y otra para las aguas. Sin embargo, también es
cierto que el art. 1864 admite la posibilidad de vender dos o más cosas ajustando un precio por
el conjunto. Dado que los ejemplos que proporciona el precepto sólo aluden a cosas
muebles, podría estimarse que sólo dichas cosas podrían venderse en un mismo precio.
Con todo, no debemos olvidar que los ejemplos que proporciona la ley no suponen limitar
el alcance del precepto respectivo, a dichos ejemplos. Un criterio práctico aconseja desglosar
el precio en las hipótesis planteadas.

2.3.24. Bienes Familiares

Tratándose de los bienes familiares, sólo puede afectarse en esa calidad un inmueble, aquél
que sirva de residencia principal de la familia (artículo 142). En cambio, pueden afectarse
como bienes familiares una pluralidad de bienes muebles, específicamente todos aquellos que
guarnecen la residencia principal de la familia.
2.3.25. El derecho de adjudicación preferente

E l d er ec ho de adj udi ca ci ón pr ef er e nt e que la ley otorga al cónyuge sobreviviente en


la partición de los bienes dejados por el causante, sólo puede invocarse sobre un inmueble,
aquella en que resida el viudo o viuda y que sea o haya sido la vivienda principal de la familia
y haya formado parte del patrimonio del difunto (artículo 1337, regla 10ª). En cambio,
respecto de los bienes muebles, el cónyuge sobreviviente puede invocar su derecho de
adjudicación preferente sobre todos los bienes muebles que conformen el “mobiliario” que
guarnece la aludida vivienda, siempre que tales bienes hayan formado parte del patrimonio del
difunto.

En la hipótesis anterior, y en el evento que el valor de las vivienda y del mobiliario que la
guarnece exceda la cuota hereditaria del cónyuge, éste podrá solicitar que se constituya en su
favor un derecho de habitación sólo sobre un inmueble, el referido; y podrá pedir que se le
constituya un derecho de uso sobre diversos muebles, los que conforman el “mobiliario” que
guarnece a la vivienda en cuestión. Estos derechos tendrán el carácter de gratuitos y de
vitalicios.

2.3.26. Obligaciones del usufructuario.

En relación a las obligaciones que el usufructuario debe cumplir antes de entrar en el goce de
las cosas fructuarias, consistentes en hacer un inventario y rendir caución, sólo podrán
entregarse al usufructuario con antelación al cumplimiento de estas obligaciones, los bienes
muebles comprendidos en el usufructo, que fueren necesarios para el uso personal del
usufructuario y de su familia. Dichos bienes le serán entregados al usufructuario bajo
juramento de restituir las especies o sus respectivos valores (artículo 777, inciso 5º): se trata
de la llamada “caución juratoria”, figura excepcional que permite al usufructuario recibir los
bienes aludidos, no obstante no haber cumplido con las obligaciones de inventario y
caución.

2.3.27. Fuera del ámbito del Código Civil, la distinción también tiene importancia:

a) En materia penal, los delitos de robo y hurto sólo se refieren a cosas muebles,
mientras que la apropiación de inmuebles ajenos configura el delito de usurpación.

b) Dentro del sistema del Código de Comercio, los actos de comercio sólo recaen sobre bienes
muebles (artículo 3 del Código de Comercio).

c) La competencia de los tribunales varía según sea la naturaleza mueble o inmueble de las
cosas objetos del litigio. Pues la acción será mueble o inmueble dependiendo del bien en que
recae. Los arts. 135 y 138 del COT establecen que en la caso de los bienes inmuebles el tribunal
competente será aquel en cuya jurisdicción esté ubicado el inmueble. En el caso de las cosas
muebles, tendrá competencia el juez de lugar donde se debe cumplir la obligación por regla
general.

2.4. Bienes Muebles.100

100
Cifuentes en sus apuntes despotrica un largo rato acerca de los derechos de los animales, recordando que los animales son
cosas muebles y no sujetos de derecho. Lo saqué.
Los define el art. 567 de la siguiente forma: “Muebles son las cosas que pueden transportarse de
un lugar a otro, sea moviéndose ellas a sí mismas, como los animales (que por eso se llaman
semovientes), sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas
inanimadas//Exceptúanse las que siendo muebles por naturaleza se reputan inmuebles por su
destino, según el artículo 570.”.

Los bienes muebles se definen en el art.567, como los susceptibles de trasladarse de un lugar a
otro, a lo cual corresponde agregar que dicho traslado lo sea sin cambio o detrimento.101

2.4.1. Clasificación de los bienes muebles.

A partir de las reglas positivas se acostumbra clasificar a los bienes muebles en dos categorías,
muebles por naturaleza y muebles por anticipación.

2.4.1.1. Muebles por naturaleza.

De conformidad con el art. 567, son muebles, tanto los que se mueven por una fuerza externa
(innanimados), como los que se mueven por sí mismos (semovientes). Así por ejemplo, son
cosas inanimadas, una mesa, un libro, un vaso etc. ya que sólo se mueven por una fuerza
externa. Son semovientes en cambio, los animales, pues se mueven por sí mismos.

Esta diferenciación carece de relevancia, pues tanto las cosas inanimadas como las semovientes
se sujetan a iguales reglas.

Otro distingo aplicable a los bienes muebles por naturaleza dice relación a si están o no
incorporados en un registro público. Se distingue entonces entre muebles registrados y no
registrados. La regla general es que los muebles no estén sujetos a registro público. Sin
embargo, hay importantes bienes muebles que sí lo están, como los vehículos motorizados, las
naves, las aeronaves, las armas, títulos accionarios, etc. El distingo tiene importancia, pues
para que el contrato y la ulterior tradición de muebles registrados sea oponible a terceros, es
indispensable que el contrato se inscriba en el respectivo registro. Asimismo, en algunos casos,
se exige que el contrato se celebre a través de determinada solemnidad, para que sea válido
(por ejemplo, el art. 1552 del Código Civil y Comercial argentino, dispone que “Deben ser
hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles, las de
cosas muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias”.102

Exclusión de los inmuebles por destinación: Si bien son por su naturaleza muebles, existen
según veremos cosas que por una ficción de la ley( art.570) se reputan inmuebles en razón de su
destino. Cuando tiene lugar dicha ficción la cosa que es mueble por su naturaleza deja de serlo
para pasar a ser considerada inmueble. De allí que el inciso final del art.567, precise que dichas
cosas, si bien muebles por su naturaleza, no son consideradas como tales.

2.4.1.2. Muebles por anticipación.

Son aquellas cosas que siendo inmuebles por naturaleza, adherencia o destino, por una ficción
de la ley se consideran muebles antes de su separación, a efectos de constituir derechos a favor
de terceros.

101
Alessandri Somarriva Vodanovic De los Bienes y los derechos reales. Nascimento 1974 pág.41
102
Párrafo extraído de JAOA
A ellos se refiere el art.571 que establece que “Los productos de los inmuebles, y las cosas
accesorias a ellos, como las yerbas de un campo, la madera y fruto de los árboles, los animales
de un vivar, se reputan muebles, aun antes de su separación, para el efecto de constituir un
derecho sobre dichos productos o cosas a otra persona que el dueño. Lo mismo se aplica a la
tierra o arena de un suelo, a los metales de una mina, y a las piedras de una cantera.”

Como se puede apreciar la regla referida alude ejemplarmente a bienes adheridos a un inmueble,
como las yerbas de un campo, la madera y frutos de los árboles, o a bienes reputados inmuebles
por destinación103, que pasan a reputarse muebles antes del hecho que verificará su cambio
de condición, cual es el evento de su separación del inmueble, y de allí el término
inmuebles por anticipación. Es decir, la ley recurre a una ficción y anticipa la separación que
ocurrirá después, considerándola ya producida y consecuencialmente, muebles al objeto de
ella.104

Por ejemplo, los limones que cuelgan del limonero y las camas de un hotel, son técnicamente
bienes inmuebles y los actos sobre ellos deben cumplir los requisitos exigidos por la ley para
dicha clase de bienes, y así por ejemplo, su venta debiera ser solemne, no podrían ser objeto de
prenda etc. Sin embargo, la ley, a efectos de constituir derechos a favor de terceros diversos al
dueño, los estima como separados antes de que dicha separación efectivamente ocurra.

Ello explica por ejemplo, que la compra de frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera
se vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente
adhieren al suelo como piedras y substancias minerales de toda clase, no está sujeta a la
solemnidad de la escritura pública (art.1801 inc.3ª). Asimismo, se puede constituir prenda sobre
las camas de un hotel y sobre las granadas colgando del granado, antes de que las camas dejen
de estar destinadas al uso del hotel y antes que las granadas se corten del granado.

Debe quedar en claro que si los llamados muebles por anticipación son objetos de actos
jurídicos conjuntamente con la cosa principal, siguen la misma condición inmueble de ésta,
porque no se considera ninguna separación anticipada (artículo 1830).105

Aplicaciones de la categoría: La regla del art.571 resulta concordante con el art.685 en cuanto
establece que la tradición de piedras, frutos u otras cosas que forman parte del predio, se verifica
al momento de su separación, y con el art.2423, en cuanto establece que la hipoteca sobre un
usufructo de minas y canteras, no se extiende a los frutos percibidos, ni a las substancias
minerales una vez separadas del suelo.

2.4.2. Reglas de hermenéutica.106

Ante los diferentes sentidos que se atribuyen por las leyes o el lenguaje corriente a la
expresión “mueble”, el Código Civil contempla algunas reglas encaminadas a fijar el alcance
de esta palabra:

a) Artículo 574, inciso 1º: “Cuando por la ley o el hombre se usa de la expresión bienes
muebles sin otra calificación, se comprenderá en ella todo lo que se entiende por cosas
muebles, según el artículo 567”. En otras palabras, cuando por la ley o por el hombre se usa la

103
De acuerdo al art.570 que en su inciso final considera inmuebles por destinación a los animales de un vivar.
104
Se les mira no en su estado actual, unidos al inmueble, sino en su estado futuro, como cosas ya separadas y distintas.
105
Párrafo extraído de JAOA
106
Título sólo mencionado por Cifuentes, contenido sacado de B. y JAOA.
expresión “bienes muebles” sin otra calificación, se entiende por cosas muebles sólo las que lo
son por su naturaleza. Quedan pues excluidos los muebles por anticipación y los muebles
incorporales.

b) Por su parte, el inciso segundo de dicha disposición señala que “En los muebles de una casa
no se comprenderá el dinero, los documentos y papeles, las colecciones científicas o artísticas,
los libros o sus estantes, las medallas, las armas, los instrumentos de artes y oficios, las joyas,
la ropa de vestir y de cama, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos,
mercancías, ni en general otras cosas que las que forman el ajuar de una casa.

Por su parte, conforme al diccionario de la RAE, “ajuar” es el “conjunto de muebles, enseres y


ropas de uso común en la casa”.

Lo anterior se recoge también en el artículo 141, a propósito de los bienes familiares.


En este precepto, la expresión “muebles que la guarnecen” (a la residencia principal de la
familia), se ha interpretado también como alusiva a los muebles que forman el ajuar de la casa.
En cambio, en la regla décima del artículo 1337, el Código alude al “mobiliario que lo
guarnece”, expresión que se ha interpretado como más amplia, referida a todos los muebles que
se encuentran dentro del inmueble a que se refiere el artículo.

c) Artículo 1121, inciso 1º, primera parte: “Si se lega una casa con sus muebles o con todo lo
que se encuentre en ella, no se entenderán comprendidas en el legado las cosas enumeradas
en el inciso 2º del artículo 574, sino sólo las que forman el ajuar de la casa y se encuentran en
ella”. Si se trata de cosas que no forman el ajuar de una casa ni se encuentran en ella, deben
designarse expresamente en el legado.

d) Artículo 1121, inciso 1º, segunda parte: “y si se lega de la misma manera una hacienda de
campo, no se entenderá que el legado comprende otras cosas, que las que sirven para el
cultivo y beneficio de la hacienda y se encuentran en ella”. El legado de una hacienda, sólo
comprende, además del predio, los bienes inmuebles por destinación que se encuentren en
aquél.

En síntesis: (a) el término “mueble”, sin ningún calificativo, se refiere a los muebles por
naturaleza; y (b) los “muebles de una casa” son los que forman su ajuar.

2.5. Bienes inmuebles.

Los Bienes inmuebles, también denominados fincas o bienes raíces, se aluden en el art.568 y
570, los que dan origen a una consabida clasificación de los mismos, que distingue entre
inmuebles por naturaleza, por adherencia o adhesión y por destinación107.

Art. 568. Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden transportarse de un
lugar a otro; como las tierras y minas, y las que adhieren permanentemente a ellas, como los
edificios, los árboles. Las casas y heredades se llaman predios o fundos.

Art. 569. Las plantas son inmuebles, mientras adhieren al suelo por sus raíces, a menos que
estén en macetas o cajones, que puedan transportarse de un lugar a otro.

107
Hay autores que sólo distinguen entre inmuebles por naturaleza e inmuebles por destinación, comprendiendo en la primera
categoría a los denominados en la usual nomenclatura, inmuebles por adherencia. Pescio.ob.cit.pág
Art. 570. Se reputan inmuebles, aunque por su naturaleza no lo sean, las cosas que están
permanentemente destinadas al uso, cultivo y beneficio de un inmueble, sin embargo de que
puedan separarse sin detrimento. Tales son, por ejemplo:

Las losas de un pavimento;

Los tubos de las cañerías;

Los utensilios de labranza o minería, y los animales actualmente destinados al cultivo o


beneficio de una finca, con tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la finca;

Los abonos existentes en ella, y destinados por el dueño de la finca a mejorarla;

Las prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y máquinas que forman parte de un
establecimiento industrial adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste;

Los animales que se guardan en conejeras, pajareras, estanques, colmenas, y cualesquiera


otros vivares, con tal que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo, o de un
edificio.

2.5.1. Clasificación de los Bienes Inmuebles

2.5.1.1. Inmuebles por naturaleza.

Son las cosas que responden esencialmente a la definición de inmuebles, que no pueden
trasladarse de un lugar a otro sin que se altere su sustancia108. Están referidos en la primera
oración del art.568, y corresponde a las tierras y las minas109. Estas últimas se encuentran
regidas por legislación especial.

“El inmueble por excelencia, por naturaleza esencial es el suelo”110, de lo cual resulta que los
únicos inmuebles por naturaleza vienen a ser la tierra o suelo y las minas. Con la expresión
“suelo” o terreno, se comprende también al subsuelo, esto es, “las capas interiores de la
tierra”.111

“112Las tierras comprenden el suelo y el subsuelo, sin construcciones, árboles ni plantaciones.


Constituyen un elemento natural fijo. Las minas son los depósitos de sustancias minerales
formadas naturalmente y existentes en el interior de las tierras. Las sustancias minerales
extraídas de las minas son muebles, pero la mina en sí misma siempre es una cosa inmueble.

Dice el Código Civil que las casas y heredades se llaman predios o fundos. La palabra casa
está tomada en un sentido amplio, como edificio en el que se puede vivir o morar, aunque no
esté destinado a la habitación hogareña, y alude fundamentalmente a un inmueble urbano, o a
la construcción destinada a la vivienda, que se levante en un predio rústico. Heredad es una
porción de terreno cultivado y perteneciente a un mismo dueño. Con esta expresión se
designa a los predios rústicos. También emplea el Código la expresión finca, referida

108
Concepto sacado de JAOA
109
Entendiendo por minas las sustancias minerales.
110
Pescio ob.cit.pág.193.
111
Velásquez Bienes Edit.Temis 1989 pág.5
112
Desde aquí hasta el subtítulo de casas y heredades fue tomado de B. y JAOA
tanto a predios urbanos como rústicos, aunque en su acepción natural, alude más bien a los
últimos.

En nuestro ordenamiento jurídico, el criterio para definir a los predios urbanos y rústicos no ha
sido uniforme.

En los años sesenta, al promulgarse las normas relativas a la Reforma Agraria, se definió como
“predio rústico” todo inmueble susceptible de uso agrícola, ganadero o forestal, situado en
sectores urbanos o rurales (Ley número 16.640). Se aplicó por ende un criterio funcional, y no
espacial o geográfico.

En cambio, en el Decreto Ley número 3.516 de 1980, que establece normas relativas a la
subdivisión de predios rústicos, se dispone que son predios rústicos, los inmuebles de aptitud
agrícola, ganadera o forestal ubicados fuera de los límites urbanos o fuera de los límites de
los planes reguladores intercomunales de Santiago y Valparaíso y del plan regulador
metropolitano de Concepción (artículo 1 del citado Decreto Ley). En este caso, e l criterio es
espacial o geográfico y no puramente funcional.

Por su parte, la Ley N° 18.101, del año 1982, que fija normas especiales sobre arrendamiento
de predios urbanos, declara que se entiende por bienes raíces urbanos los ubicados dentro del
radio urbano respectivo, aunque se advierte que la ley se aplicará también a los
arrendamientos de viviendas situadas fuera del radio urbano, aunque incluyan terreno, siempre
que su superficie no exceda de una hectárea (artículo 1).7

El Decreto Ley N° 993, que establece disposiciones especiales sobre arrendamiento de predios
rústicos, dispone que se entenderá por predio rústico el definido como tal por la Ley N°
16.640.

La distinción entre predio rústico y predio urbano importa por lo siguiente: (i) En materia de
compraventa, las reglas relativas a la cabida de los predios sólo se aplican a la venta de predios
rústicos (artículo 1831 y siguientes); (ii) En materia de arrendamiento, los predios urbanos y
rústicos tienen diferentes normas (Ley 18.101 y DL 993, respectivamente); (iii) La Ley General
de Urbanismo y Construcciones exige, para la subdivisión de un predio urbano, la aprobación
por la respectiva Dirección de Obras Municipales, la que mediante la respectiva resolución,
autorizará además para enajenar los lotes por separado, archivando el respectivo plano en el
Conservador de Bienes Raíces competente; en cambio, tratándose de los predios rústicos, el
Decreto Ley número 3.516 sólo exige archivar un plano hecho a determinada escala, en el
Conservador de Bienes Raíces, previa certificación hecha por el Servicio Agrícola y Ganadero,
acerca de que la subdivisión se ajusta a la ley; (iv) En materia de sociedad conyugal, el
arrendamiento de los predios urbanos y rústicos de la sociedad o de la mujer, requiere de
autorización de ésta, si se exceden los plazos consignados los artículos 1749, 1754 y 1756; (v)
Similar cosa ocurre con el arrendamiento de los bienes del hijo sujeto a patria potestad. Está
subordinado a las mismas normas que rigen para los guardadores (artículo 255 en relación
con el artículo 407): los predios rústicos no pueden arrendarse por más de 8 años ni los
urbanos por más de 5 años; y en ningún caso, por un plazo mayor que aquél que falte para
que el hijo llegue a la mayor edad. La infracción de esta norma no origina la nulidad del
contrato, sino la inoponibilidad ante el hijo.”

Casas y heredades: De acuerdo al inciso final del art.568, las casas y heredades, se denominan
predios o fundos, constituyendo inmuebles por naturaleza, sólo las segundas, que designan a la
porción de terreno cultivado perteneciente a un mismo dueño, según el diccionario de la lengua.
Una casa es inmueble por adherencia y no por naturaleza, según se ve a continuación.

2.5.1.2. Inmuebles por adherencia o adhesión.

También denominados por incorporación, están contemplados en la parte final del inc.1º del
art.568, al aludir a las cosas que “adhieren permanentemente” a los inmuebles por naturaleza,
colocando como ejemplos de ellos, a los edificios y los árboles. Por su parte, el art.569 señala
como otro ejemplo de inmueble por adherencia a las plantas que adhieren al suelo por sus
raíces, siempre que no se encuentre en macetas que puedan transportarse de un lugar a otro.

Es requisito esencial, para que el bien pueda ser calificado como inmueble por adherencia, el
que adhiera permanentemente al inmueble por naturaleza, esto es, el suelo, lo que supone
su incorporación material a éste, y de ahí que también se les denomine inmuebles por
“incorporación”.

La adherencia ha de ser permanente, lo que no implica en caso alguno su perpetuidad, y por lo


tanto son por ejemplo, inmuebles por adherencia “las construcciones levantadas para una
exposición, aunque al cabo de unas semanas deban ser demolidas.”113 Ello se desprende del
art.571 que indirectamente califica de inmuebles a las yerbas de un campo y los frutos no
separados de los árboles, los cuales adhieren temporalmente a la tierra.114

De conformidad con el art.573, lo cual corrobora también el criterio anterior, la suspensión


temporal de la adherencia, como la resultante de remover los bulbos o cebollas para volverlas a
plantar, no las hace perder el carácter inmueble, a menos claro está, que se separen con un
destino diverso.

El art.572 aplicando los criterios anteriores, reconoce el carácter inmueble a las cosas de ornato,
tales como espejos y cuadros embutidos en las paredes, formando un mismo cuerpo con ellas,
mientras que considera muebles a las que se pueden remover sin detrimento, tales como cuadros
o espejos clavados en las paredes. Las primeras son precisamente inmuebles por adherir
permanentemente a otro inmueble por adherencia, como lo son las paredes del edificio.

Igual cosa ocurre con el art.569 que considera inmuebles a las plantas que adhieren al suelo y no
a las que están en macetas y cajones.

Tanto en los apuntes de B. como en los de JAOA se señala para que un bien sea calificado
como inmueble por adherencia es necesaria la concurrencia copulativa de dos requisitos: (a)
Que la cosa adhiera a un bien inmueble por naturaleza o bien a otro bien inmueble por
adherencia; y (b) Que la cosa adhiera de forma permanente a un inmueble, esto es, debe haber
una incorporación estable, íntima y fija y no una mera adherencia exterior.115

113
Alessandri Vodanovic ob.cit.pág. 22
114
Peñailillo: Es necesario tener en cuenta que los productos de la tierra y los frutos de los árboles, mientras
permanecen adheridos a su fuente de origen, son inmuebles pues forman con ella un solo todo; separados
permanentemente, son muebles; y se reputan muebles, según de ha dicho, aun antes de su separación, para los
efectos de constituir derechos sobre ellos en favor de otra persona que el dueño (muebles por anticipación). JAOA
señala: Conviene precisar que los productos de la tierra y los frutos de los árboles, pueden encontrarse en tres
posibles estados: (1) mientras permanecen adheridos a su fuente de origen, son inmuebles, por adherencia, pues
forman con ella un solo todo; (2) separados permanentemente, son muebles; y (3) se reputan muebles, aún antes de
su separación, para los efectos de constituir derechos sobre ellos en favor de persona distinta que el dueño.
115
Párrafo extraído de B. y JAOA.
Aplicaciones jurisprudenciales: La jurisprudencia recoge dudas planteadas en relación a esta
categoría, así por ejemplo, se ha discutido la naturaleza de puentes, líneas eléctricas y líneas
telegráficas, que por su propia naturaleza, deben considerarse permanentemente adheridas
al suelo.etc.116

Por su parte, la jurisprudencia resuelto que deben reputarse inmuebles por adherencia los
durmientes, rieles y en general todas las obras de un ferrocarril; los puentes, alcantarillados,
terraplenes, etc., obras que se encuentran unidas al terreno formando con él un solo todo.

De otro lado, se han planteado también arduas disputas en cuanto a la naturaleza de los edificios
construidos en suelo ajeno, pues según algunos fallos, ellos revestirían la calidad de muebles
por anticipación, al adherir a un terreno ajeno y fundado en el art.571117, mientras que otros los
reputan inmuebles por adherencia, ya que la naturaleza del bien es cuestión diversa a la
propiedad y el art.571 se refiere a materia distinta.118

2.5.1.3. Inmuebles por destinación.

Se trata de bienes muebles por naturaleza que en razón de una ficción de la ley, se
consideran inmuebles, por estar destinados permanentemente al uso, cultivo o beneficio de
un inmueble. Se refiere a ellos el art.570, regla que pretende señalar casos de ellos.

2.5.1.3.1. Diferencia entre los inmuebles por adherencia e inmuebles por


destinación.119

Se diferencian ambas categorías de inmuebles, en que los inmuebles por adherencia pierden su
propia individualidad y se convierten en parte constitutiva del inmueble por naturaleza o por
adherencia al cual adhieren, lo que no ocurre con los inmuebles por destinación, que
simplemente se agregan o anexan a un inmueble y continúan conservando su propia
individualidad. Dicho de otra forma: en el caso de los bienes inmuebles por adherencia, se
produce una conexión física con el inmueble al cual adhieren, hecho que no se produce en el
caso de los inmuebles por destinación. En estos últimos, podríamos afirmar que la
conexión tiene índole jurídica cuyo fundamento es económico y es ficticia.

2.5.1.3.2. Razón de ser de la ficción.

Se trata de una razón práctica, evitar que objetos muebles que son accesorios de un fundo, les
sean separados, contrariando la voluntad del propietario y en detrimento de la utilidad
general.120

Señala Peñailillo que la la consideración es eminentemente práctica y fácil de percibir; se trata


de evitar el menoscabo de ciertos bienes que para su mejor aprovechamiento requieren de otros
elementos complementarios (los arts. 1118, 1121 y 2420 obedecen al mismo objetivo). Como

116
RDJ T.11 pág.537, t 12 pág.823, t 79 pág.16 respecto de instalaciones de calefacción y otras, t.79 pág.16 declara erróneamente a
nuestro juicio, muebles a las líneas postes y transformadores de electricidad etc. Véase Peñailillo ob.cit.pág.42 nota 38.
117
Por ejemplo,RDJ t 27 secc.1º pág 71, RDJ t 35 secc1ª pág.414.
118
RDJ T36 secc1ºpág.86 etc Véase Alessandri Vodanovic ob.cit.pág.22 nota19
119
Título y contenido sacado de JAOA y de Cifuentes
120
Pescio ob.cit.pág.198
consecuencia, celebrado un acto jurídico sobre un inmueble sin especificar la suerte de tales
objetos, ellos se entienden incluidos; pero la voluntad de las partes puede excluirlos.121

2.5.1.3.3. Requisitos de los inmuebles por destinación122

Tres requisitos deben reunir los bienes muebles para ser considerados como inmuebles por
destinación:

a) Se exige también que el mueble se encuentre en el inmueble, pues “es éste el que comunica su
carácter”123, aunque puede separarse temporalmente del inmueble sin que pierda su condición,
como por ej., el caso de un tractor sometido a reparación.

b) La cosa mueble debe colocarse en interés del inmueble, es decir, debe destinarse al uso,
cultivo o beneficio del inmueble. Cabe señalar que a pesar de que el inciso 1º del
artículo 570 emplea la fórmula copulativa “y” (“uso, cultivo y beneficio”), debemos entender
que para dar a las cosas muebles la calidad de inmuebles por destinación, basta que estén
destinadas a una cualesquiera de las finalidades mencionadas (uso, cultivo o beneficio de un
inmueble). Así lo ha resuelto la Corte Suprema y lo ha corroborado el Código de Aguas, en
lo que podríamos calificar como una interpretación legal o auténtica del artículo 570 del
Código Civil, al disponer en su artículo 3º: “Atendida su naturaleza, las aguas son muebles,
pero destinadas al uso, cultivo o beneficio de un inmueble se reputan inmuebles”. El agua, por
tanto, considerada como inmueble por destinación según el propio legislador, basta que sirva a
uno de estos tres fines y no a todos ellos.

Para que un mueble sea inmueble por destinación no es suficiente que el dueño de un predio
coloque la cosa en éste y por su voluntad le atribuya la calidad de inmueble; la ley exige
la existencia de una relación efectiva entre el mueble y el inmueble, traducida en la
destinación del primero al uso, cultivo o beneficio del segundo. Del mismo modo, para que
la cosa pierda su carácter de inmueble por destinación, es preciso que objetivamente
desaparezca el vínculo citado, sea al sustraerse efectivamente el mueble a la explotación del
inmueble, sea por enajenación del mueble o del inmueble por separado.

Existen en algunos de los ejemplos que da la regla, la exigencia que la destinación la efectúe el
dueño, pero ello no puede entenderse que sea una exigencia de carácter general exigible fuera de
los casos que la ley ha previsto. Por ello, se estima mayoritariamente que, fuera de los casos
previstos, la destinación puede ser hecha tanto por el dueño, como por un tercero, como por ej,
el arrendatario o el comodatario.

Los casos en que el art. 570 exige dicho requisito son: (1) Para los utensilios de labranza o
minería y los animales destinados al cultivo o beneficio de una finca; (2) Para los abonos
existentes en ella; (3) Para las prensas, calderas, máquinas, etc., que forman parte de un
establecimiento industrial adherente al suelo.

121
JAOA: Se persigue evitar que con la separación de esas cosas se menoscabe la utilidad o productividad
económica del inmueble principal. Por ello, en principio, se entienden comprendidos los inmuebles por
destinación en la venta de una finca (artículo 1830), en la hipoteca sobre bienes raíces (artículo 2420), en la
especie que se lega (artículo 1121). Decimos “en principio”, porque la voluntad de las partes puede
excluir los inmuebles por destinación de los actos jurídicos mencionados.
122
Título y contenido sacado de JAOA.
123
Peñailillo ob.cit.pág 43
c) Para que proceda dicha calificación es esencial que el mueble de que se trata esté destinado
de manera permanente, no perpetua, al uso, cultivo o beneficio del inmueble. Adviértase que la
destinación, lo es en beneficio del inmueble y no del dueño de éste.124

Si bien se exige cierta estabilidad y fijeza, no se requiere perpetuidad (igual que dijimos
respecto a los inmuebles por adherencia). Prueba lo anterior el propio artículo 570, al
mencionar los abonos existentes en la finca, que dejan de existir por su empleo.

Por último, y si bien la destinación el Código la prevé para el ámbito agrícola o industrial, se
entiende que ello es referido de manera ejemplar, y por lo tanto “la destinación puede ser
comercial, doméstica e incluso ornamental o suntuaria, como lo demuestra el art.572”.125

Por ello, la jurisprudencia ha declarado que el menaje de un hotel que entra en el


arrendamiento debe reputarse inmueble por destinación, puesto que ha sido colocado por el
dueño o arrendador para el uso y servicio de éste, en forma permanente, y para el
beneficio del propio inmueble. En este caso, estamos ante un inmueble por destinación
comercial. Considerando lo expuesto, podemos clasificar los inmuebles por destinación de la
siguiente forma: (1) Inmuebles por destinación agrícola; (2) Inmuebles por destinación
industrial; (3) Inmuebles por destinación comercial; (4) Inmuebles por destinación doméstica y;
(5) Inmuebles por destinación suntuaria u ornamental. 126

2.5.1.3.4. Carácter ejemplar y no taxativo de los casos contemplados en la regla.

La enumeración que el art.570 hace de supuestos de inmuebles por destinación, plantea el


problema, aunque a nuestro juicio algo forzado, de determinar si dicha enumeración es taxativa
o ejemplar. Nos parece evidente su carácter ejemplar, tanto por la expresión “Tales son, por
ejemplo” que utiliza la regla, amén de que la definición que la propia norma hace de los
inmuebles por destinación, permite comprender en ella muchos otros supuestos no
contemplados en los ejemplos que enumera.

No obstante lo anterior, y como refiere Pescio127, existen opiniones contrarias que estiman
taxativa la enumeración, fundado en que el precepto crea una ficción , lo que lo hace
excepcional y por lo tanto aplicable restrictivamente a los casos que refiere.

Los casos establecidos en el Artículo 570 son:128

1) Las losas de un pavimento: en realidad, son inmuebles por adherencia, lo mismo que las
tablas o el parquet del piso de las habitaciones de una casa, pues adhieren a la casa o al suelo.

2) Los tubos de las cañerías: también son inmuebles por adherencia, si forman
parte integrante del inmueble y se identifican con él formando un solo todo.

3) Los utensilios de labranza o minería y los animales actualmente destinados al cultivo o


beneficio de una finca con tal que hayan sido puestas en ella por el dueño de la finca. Al
respecto, cabe hacer las siguientes observaciones: (1) Las cosas mencionadas deben ser
puestas en la finca por el dueño de la misma, personalmente o a través de sus

124
Peñailillo ob.cit.pág.43
125
Schmidt C Teoría General de los derechos Reales Thompson Reuters 2009 pág.15.
126
Párrafo extraído de JAOA
127
Ob.cit.pág.198
128
Análisis sacado de JAOA
representantes. Además, al exigir la ley que las cosas hayan sido puestas por el propietario del
fundo, implícitamente supone que tanto los muebles como el fundo le pertenecen; (2) Las
cosas que pertenecen a un usufructuario, un anticresista, un arrendatario, etc., jamás pueden
considerarse inmuebles por destinación, aún cuando de hecho se encuentren empleadas en el
mismo uso que las que son consideradas como inmuebles; (3) Los animales a que se refiere la
disposición son los destinados al cultivo o beneficio de una finca, cualquiera que sea este
cultivo o beneficio, pues la ley no se restringe a la explotación agrícola. Pero la destinación al
cultivo o beneficio ha de ser actual, es decir real y verdadera, y asimismo permanente. De tal
forma, por ejemplo los caballos que por razones del servicio de un fundo usan los
trabajadores son inmuebles por destinación; pero no acontece lo mismo con aquellos que el
propietario destina a la equitación.

4) Los abonos existentes en la finca y destinados por el dueño a mejorarla. Dos


condiciones específicas deben cumplirse en este caso: (1) Que los abonos o sustancias
fertilizantes se hallen en la finca; (2) Que el dueño de la finca los haya destinado a mejorarla.
Así, por ejemplo, si el dueño de un fundo tiene almacenadas 10 toneladas de salitre con el fin
de venderlas a otros agricultores, no estamos ante inmuebles por destinación.

5) Las prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y máquinas que forman parte de un
establecimiento industrial adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste. Tres
condiciones deben cumplirse: (1) La existencia de un establecimiento de esta naturaleza
adherente al suelo; ello, porque las calderas, máquinas, etc., pueden o no adherir al suelo; (2)
Las cosas deben estar destinadas a la realización de la industria a que está destinado el
establecimiento; (3) Los objetos muebles y el establecimiento industrial deben pertenecer
al mismo dueño.

6) Los animales que se guardan en conejeras, pajareras, estanques, colmenas


y cualesquiera otros vivares, con tal que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo
mismo o de un edificio. Dos condiciones deben concurrir: (1) La ley –como señala Claro
Solar-, tiene en vista los animales que siendo naturalmente bravíos o salvajes, porque viven
ordinariamente en libertad natural, se hallan en cierto sentido, en domesticidad, por la
costumbre que tienen de volver a su vivar en que estuvieren encerrados. Se excluyen los
animales domésticos, que son cosas muebles por naturaleza; (2) Los vivares deben ser
inmuebles por adherencia o ser parte del suelo mismo de un edificio.

2.5.1.3.5. Errores de la enumeración.

El art.570 pretende enumerar ejemplos de inmuebles por destinación, lo cual supone que dichos
ejemplos se refieran a bienes muebles y no inmuebles, pues respecto a estos últimos no resulta
necesaria la ficción que la regla consagra. Es del caso sin embargo, que en el inciso segundo y
tercero del precepto se incurre en un error, pues los casos que coloca son de inmuebles por
adherencia y no de muebles.

En efecto, las losas de un pavimento son inmuebles por adherencia, al igual que los tubos de las
cañerías, si forman un solo todo con el inmueble129

2.5.1.3.6. Caso de las cosas de comodidad u ornato.

129
Velásquez ob.cit.pág.11
Se refiere a ellas el artículo 572. Tres situaciones distinguimos en esta norma: (1) Si las cosas
pueden removerse fácilmente sin detrimento de las paredes, como estufas, cuadros, espejos,
tapicerías, “se reputan muebles”, expresión que ha sido criticada por algunos, porque se trata de
cosas que por su naturaleza tienen carácter mueble. Otros autores señalan que los términos
usados por el legislador son correctos, pues en algunas circunstancias, a dichas cosas
correspondería la calificación de bienes inmuebles por destinación suntuaria; (2) Si no pueden
removerse fácilmente sin detrimento de las paredes, serán inmuebles por destinación o por
adherencia si reúnen los requisitos generales de esta categoría de cosas y; (3) Si las cosas
están embutidas en las paredes formando un mismo cuerpo con ellas, serán inmuebles por
destinación o adherencia aunque puedan separarse sin detrimento.

2.5.1.3.7. Consecuencias de la calificación.

La consecuencia jurídica de calificar a un bien como inmueble por destinación, estriba en que
los actos jurídicos relativos a un bien raíz, en el silencio de las partes, incluirán a los inmuebles
por destinación, constituyendo ejemplo de ello, los arts.1118, 1121, 1830 y 2420.

Señala Peñailillo que “Debe reconocerse, en fin, que para solucionar las múltiples situaciones
que pueden producirse sobre la calificación de bienes en estas categorías (y sobre lo cual hay
abundante jurisprudencia) deben tenerse en cuenta las particularidades materiales y
circunstancias del caso. Se ha resuelto que en el proceso de esta calificación hay cuestiones de
hecho y de Derecho. Así, determinar si un bien que no es inmueble por naturaleza, está o no
destinado al uso, cultivo o beneficio de un inmueble, es una cuestión de hecho, que depende de
la observación de circunstancias materiales; en tanto que, establecido ese destino, determinar
(calificar) si es o no inmueble por destinación, es una cuestión de Derecho.”

2.5.1.3.8. Cesación de la calidad de inmueble por destinación.

Conforme al artículo 573, los inmuebles por destinación no dejan de serlo por su separación
momentánea del inmueble al que acceden. Pero desde que se separan con el objeto de darles
diferente destino, dejan de ser inmuebles. En armonía con lo anterior, el artículo 2420 establece
que la hipoteca afecta a los muebles que por accesión pertenecen al inmueble de acuerdo al
artículo 570, pero el gravamen deja de afectarles desde que los inmuebles por destinación
pertenecen a terceros, reconociendo el derecho del deudor para enajenar aquellos bienes.

2.6. Carácter Mueble o Inmueble de las cosas incorporales.

Como se dijo, la ley y no obstante la falta de materialidad de los derechos, también le hace
aplicable la diferencia entre muebles o inmuebles, aunque como es obvio, para ello recurre a
una ficción, según se consagra en los arts. 580 y 581.130

130
B. y JAOA. Como se adelantó, el art. 580 del Código Civil indica los derechos reales y personales pueden ser
muebles o inmuebles. En efecto, al disponer que los derechos se reputan bienes muebles o inmuebles, según lo sea la
cosa en que han de ejercerse, se refiere evidentemente a los derechos reales, porque son estos derechos los que se
ejercen “en” en las cosas. Y al expresar el mismo precepto que los derechos se reputan muebles o inmuebles según
sea la cosa “que se debe”, alude indudablemente a los derechos personales, porque en virtud de estos derechos se
deben las cosas.
Hay derechos reales que siempre son inmuebles, como las servidumbres activas, la hipoteca, el derecho de habitación
y el censo; por su parte, el derecho real de prenda es mueble. El derecho real de usufructo y el derecho real de uso, en
cambio, podrán ser muebles o inmuebles, según la naturaleza de la cosa corporal sobre la que recaen.
El criterio para calificar de una u otra manera, a los derechos y acciones es atender al objeto
sobre que recaen. Así, los derechos y acciones reales cuyo objeto es un bien inmueble son
inmuebles y correlativamente muebles, si el objeto tiene tal carácter. Así, el derecho de dominio
sobre un auto es mueble, y el usufructo sobre un fundo inmueble.

Tratándose de derechos y acciones personales cuyo objeto sea la dación de una cosa, hay que
atender al carácter de ella, y así, el derecho del comprador de un fundo para que se le entregue
el fundo es inmueble y para que se le entregue el auto, mueble.

Tratándose de derechos o acciones personales cuyo objeto sea un hecho,131entendiendo por tal,
tanto un hacer como un no hacer, ellas serán siempre muebles, pues conforme al art.581, los
hechos se reputan muebles.

“Hay sin embargo derechos y acciones que por su naturaleza no tienen cabida en la
clasificación de muebles e inmuebles, fundamentalmente por no tener carácter patrimonial: tal
ocurre, por ejemplo, con las acciones de reclamación o impugnación de filiación, de divorcio o
de nulidad de matrimonio.

Finalmente, se discute en qué situación queda el derecho real de herencia frente a la


clasificación de muebles e inmuebles. Mientras algunos estiman que será mueble o inmueble,
dependiendo de los bienes que conformen la herencia, para otros, por ser la herencia una
universalidad jurídica sin regulación especial, se le aplica la regla general, y por tanto se estima
que es de naturaleza mueble (es decir, escaparía de dicha clasificación y se le aplicarían las
normas de los bienes muebles por ser RG).”132

“A las acciones también se les aplica el artículo 580. Sobre el particular, algunas sentencias
han declarado: a) que la acción dirigida a obtener la cancelación de una hipoteca, es inmueble;
b) que la acción relacionada con el mandato es inmueble si se exige al mandatario la entrega
de los bienes raíces adquiridos en ejercicio de su encargo; c) que los derechos litigiosos deben
estimarse como bienes muebles o inmuebles según sea la cosa que se persigue por medio de
la acción ejercida en el juicio respectivo.

La determinación de si se trata de una acción mueble o inmueble, tiene importancia práctica,


pues ello condicionará la competencia de los tribunales.”133

131
Los derechos reales no pueden tener por objeto hechos.
132
Comillas sacados de B. y JAOA.
133
Comillas sacadas de JAOA.
3. BIENES DE PRODUCCIÓN /CONSUMO134 (MATERIA EXCLUIDA)
3.1. De producción.

En términos generales, medios de producción son bienes destinados a producir otros bienes. Son
auxiliares a la producción de la economía.

“Por la finalidad productiva que los caracteriza, los medios de producción son, generalmente, de
estructura compleja y de apreciable valor. Esa estructura y ese valor varían enormemente; el
incremento del proceso productivo tanto en cantidad como en diversidad de bienes producidos
explica fácilmente la complejidad y variedad que presentan estos bienes.

Es bastante común que cuenten entre sus componentes con uno o más bienes raíces que les
sirven de asiento; la fábrica, medio de producción por excelencia, exhibe como uno de sus
elementos substanciales un predio en donde se instalan los demás elementos que la componen.
Desde el punto de vista del Derecho Civil patrimonial puede apreciarse que, constituyendo estos
medios de producción una agrupación organizada y armónica de bienes –usualmente siguiendo
principios científicos y técnicos– cada uno de estos componentes es, a su vez, susceptible de
clasificarse en las categorías tradicionales de bienes, especialmente entre muebles e inmuebles.
Pero además, con el concepto amplio de inmuebles ya examinado, que comprende tanto los
inmuebles por naturaleza como los por adherencia y destino, un medio de producción (como un
solo todo) puede ser calificado como un inmueble, partiendo del asiento territorial a que hemos
hecho referencia. Pueden también constituir una universalidad, según se dirá más adelante.

Los bienes de producción no pueden estar en manos de particulares ya que los medios de
producción (los más importantes en la economía) no pueden estar en manos de privados (teoría
de corte más socialista)”135

3.2. De consumo.

Destinados al consumo personal de la persona sin injerencia en a economía general.

Bienes de consumo son aquellos destinados directamente a la satisfacción de necesidades


personales. Suele distinguirse entre esenciales y no esenciales, considerando su carácter de
imprescindibles o no para la normal subsistencia y desenvolvimiento de las personas (alimentos
básicos, como pan, azúcar, leche; vestuario de uso ordinario; etc., pertenecen a los bienes de
consumo esenciales, que entre nosotros han sido denominados “artículos de primera
necesidad”). Por cierto, la línea divisoria es difusa (quedando muchos en dudosa calificación).

Las normas legales sobre fijación de precios máximos, de almacenamiento y distribución, han
ido configurando positivamente la subdistinción.136

3.3. Importancia de la clasificación y otras observaciones137

Con frecuencia la calificación de un bien determinado es dependiente de su situación respecto


de otros; en ciertas condiciones un bien puede ser de consumo, en tanto que en otras puede ser

134
Desde aquí hasta el final de la parte de clasificaciones, fue sacado de Boetsch complementado con un apunte de clases de
Cifuentes.
135
Comillas extraído de Peñailillo
136
Párrafo extraído de Peñailillo
137
Párrafo extraído de Peñailillo. Lo de la doctrina socialista también fue visto en clases.
(parte de un) medio de producción (por ej., cuando se encuentra formando parte de una unidad
económica mayor).

La importancia de la clasificación es evidente; ella permite constatar claramente cómo la


función económica de los distintos bienes influye decisivamente en su tratamiento jurídico.
Usándola, las doctrinas que propician una socialización o colectivización en las estructuras
económicas proponen la inapropiabilidad por los particulares de los medios de producción, los
cuales –postulan– deben permanecer en dominio de la sociedad, representada por el Estado.

En todo caso, las legislaciones de los países que no se incorporan al planteamiento mencionado
contienen normas que excepcionalmente establecen la inapropiabilidad de algunos medios de
producción de la economía del país respectivo, como las industrias o actividades denominadas
“estratégicas”, particularmente fundamentales para el desarrollo económico nacional.

Entre nosotros, la C. Pol. Establece unas normas que a este respecto resultan trascendentales: las
del art. 19 Nos 21 a 25.

4. BIENES CONSUMIBLES Y NO CONSUMIBLES

Por su naturaleza, esta clasificación es aplicable sólo a los bienes muebles. Se encuentra
contenida, en forma confusa, en el art. 575 (que se refiere a las cosas fungibles e infungibles),
que según algunos autores confundiría consumibilidad con fungibilidad.

En efecto, mientras lo “consumible” es aquello que, usándolo conforme a su destino, se


destruye; lo “fungible, como se verá más adelante, es aquello que tiene igual poder liberatorio.

4.1. Consumibilidad objetiva

“Son objetivamente consumibles los bienes que, por sus propias características, se destruyen ya
natural, ya civilmente, por el primer uso. Se destruyen naturalmente si desaparecen físicamente
o sufren una alteración substancial; y se destruyen civilmente (jurídicamente) si el uso implica
enajenación del bien. Así, un alimento cualquiera (vgr. pan) es naturalmente consumible (pues
se alteran substancialmente o desaparecen con el primer uso); y las monedas son civilmente
consumibles (pues su uso implica enajenarlas). Todo ello, objetivamente, atendiendo al destino
natural de estos bienes.

Al contrario, son objetivamente no consumibles los bienes que, por sus propias características,
no se destruyen ni natural ni civilmente por el primer uso (como una mesa, un automóvil,
etc.).”138

La distinción anterior se basa, objetivamente, en el destino natural de los bienes, y ofrece


interés en los actos y derechos que sólo facultan el uso o goce de una cosa y no su
disposición. No pueden recaer ellos sobre cosas consumibles que se utilizan como tales.
Así, por ejemplo, el usufructo sólo puede recaer sobre cosas no consumibles; cuando se
establece sobre cosas consumibles, no estamos en realidad ante un usufructo verdadero,
sino ante un cuasiusufructo (artículos 764 y 789). También presenta interés la distinción en el
comodato o préstamo de uso, ya que no pueden darse en comodato cosas consumibles, pues el
comodatario está obligado a restituir la misma especie después de terminado el uso (artículo
2174), y tal obligación no podría cumplirse en las cosas cuyo primer uso implica su

138
Comillas extraídas de Peñailillo, citado por B y por JAOA.
destrucción. Lo mismo ocurre en el contrato de arrendamiento, que necesariamente ha de
recaer en cosas objetivamente no consumibles (artículo 1916). El mutuo, en cambio, sólo
puede recaer sobre cosas consumibles (artículo 2196).139 En este mismo sentido Cifuentes.

4.2. Consumibilidad Subjetiva. 140

Son subjetivamente consumibles, los bienes que siendo objetivamente no consumibles,


atendido el destino que tiene para su actual titular, su primer uso importa enajenarlos o
destruirlos. Así, por ejemplo, el empleo de un automóvil para rodar una escena en una
película, en la cual dicho automóvil será arrojado a un precipicio.

Son cosas subjetivamente no consumibles, las que a pesar de serlo objetivamente, están
destinadas a cualquier uso que no sea el de su consumo o destrucción material o civil. Por
ejemplo, una botella de vino de una cosecha muy requerida, que se destina a exhibición en la
vitrina de un museo enológico o de un restaurante, o las monedas que constituyen piezas de
una colección numismática, o las estampillas que sin cargo de correo, se incorporan en una
colección filatélica.

Combinando ambas clases de consumibilidad, puede haber bienes que pertenecen a una de las
consumibilidades y no a la otra. Por ejemplo, los libros de una librería son consumibles
subjetivamente para el librero, pero no son consumibles objetivamente; viceversa, una botella de
licor o un elaborado producto alimenticio es objetivamente consumible, pero, destinado a
exposiciones o muestras, es subjetivamente no consumible. En otros casos, el bien es
consumible desde ambos puntos de vista, como los alimentos de un almacén, que son
consumibles subjetivamente para el almacenero, y también objetivamente consumibles.

5. BIENES DETERIORABLES Y CORRUPTIBLES

Por cierto, el carácter no consumible de un bien no se opone al paulatino deterioro ocasionado


por el uso, deterioro que en determinadas situaciones es considerado por la ley para ciertos
efectos. Algunos autores llegan a configurar una categoría especial, la de los bienes
deteriorables, intermedia entre los consumibles y los no consumibles.141

Son llamados también “gradualmente consumibles”. Con todo, se trata siempre de cosas no
consumibles, pues no se destruyen objetivamente por el primer uso, sino en forma gradual, por
el mismo uso, más o menos repetido.142

Por otra parte, dentro de los bienes consumibles hay una categoría especial, la de los llamados
bienes corruptibles, que deben consumirse en breve tiempo, pues rápidamente pierden su
aptitud para el consumo (artículo 488), como algunas frutas, medicamentos, etc. (artículo 488
CC y 483 CPC).143

Señala Cifuentes que su importancia es que la ley en algunos casos le da tratamiento especial.
Se aparejan con los bienes de cara mantención. Por ejemplo, una cosecha, las uvas para la
exportación es corruptible porque si no la vende en un tiempo se echan a perder, y si se las

139
Párrafo extraído de JAOA
140
Subtítulo extraído de Peñailillo, citado por B y por JAOA.
141
Párrafo extraído de Peñailillo
142
Párrafo extraído de JAOA y B.
143
Párrafo extraído de JAOA y B.
embargan debe ser especial porque si no se hace inmediatamente la cosecha se puede echar a
perder (tratamiento especial de la ley)

6. BIENES FUNGIBLES Y NO FUNGIBLES.

No obstante los diversos criterios existentes para abordar esta clasificación, en general puede
decirse que son fungibles las cosas que por presentar entre sí una igualdad de hecho, se les
considera como de igual poder liberatorio. En orientación exclusivamente, son bienes fungibles
los que pertenecen a un mismo género y se encuentran en el mismo estado144, y que por ende
son sustituibles.

“La expresión fungir, denota la aptitud de una cosa para sustituir a otra, desempeñar sus
mismas funciones en razón de la equivalencia de ambas.

Según lo expresamos, el Código Civil, en su artículo 575, confunde las cosas


consumibles con las cosas fungibles.

Igual como acontece con la consumibilidad, la fungibilidad puede ser objetiva o subjetiva.”145

6.1. Fungibilidad Objetiva.

Corresponde al concepto de fungibilidad antes señalado, esto es, bienes que por presentar entre
si una igualdad de hecho se consideran como de igual poder liberatorio. En el derecho, se han
enunciado dos criterios principales para explicar su naturaleza:

a) El Código Civil alemán, dispone que son fungibles las cosas que usualmente se
determinan por el número, el peso o la medida. Pero hay cosas que se acostumbra
determinar por uno de esos medios y no son, sin embargo, fungibles entre sí, como por
ejemplo, cien litros de vino que provienen de cosechas diferentes. Dada la disímil calidad
de los mostos, no es posible concluir que entre ellos sean fungibles o “intercambiables”,
sin que se resienta el valor económico.
b) Más aceptable parece ser el criterio que funda la fungibilidad en la igualdad de las
propiedades de las cosas y en la consiguiente identidad de su poder liberatorio. Puede
decirse entonces que son fungibles las cosas que por presentar entre sí una igualdad de
hecho, desempeñan en el comercio las mismas funciones liberatorias.

Señala Peñailillo que la noción de fungibilidad sólo puede plantearse en términos generales,
que necesitan de adaptación a las variadas circunstancias en que se aplica, esto es, cuando en
una relación determinada se pretende reemplazar un objeto por otro. Además, la similitud es un
calificativo graduable y, entonces, casi siempre la fungibilidad va a depender del grado con que
esa semejanza se exija.

Dicho autor añade que desde otro punto de vista, el concepto amplio inicialmente expuesto
permite aplicarlo no sólo a las cosas, sino también a los hechos. Así, habrá hechos que se
considerarán fungibles (como aquellos cuya ejecución no requiere de condiciones o destrezas
especiales), y otros no (como la pintura de un cuadro, en que tiene importancia la persona que
lo ejecuta).

144
Extraído de Peñailillo, citado por B.
145
Comillas extraídas de JAOA.
Por último indica que en cuanto a la naturaleza mueble o inmueble de los bienes, aunque
habitualmente la fungibilidad objetiva es aplicada a los muebles, en ciertas situaciones es
también aplicable a los inmuebles (como en los lotes de terrenos, sitios). En el CC. chileno
parece aplicarse sólo a los muebles (art. 575, inc. 1º).

El bien fungible por excelencia es el dinero.

6.2. Fungibilidad subjetiva

Sin que sea aceptada unánimemente, se ha propuesto una acepción subjetiva de la fungibilidad.
Conforme a ella, dos o más cosas son subjetivamente fungibles cuando el interesado les atribuye
igual poder liberatorio (vgr. dación en pago, obligaciones alternativas, compensación
convencional). 146

Por ejemplo en una empresa que se dedica a la compraventa de autos en que al acreedor le da lo
mismo recibir “A” o “B” (un auto o un camión), o a alguien que le da lo mismo comerse una
manzana o un pomelo.

Hay fungibilidad subjetiva en la “obligación alternativa” que consiste en que la obligación es


de hacer A o B indistintamente y el deudor elige (es fundamental). En algunos casos uno puede
hacer una “dación en pago” donde se paga con algo distinto a lo pactado (en los casos que haya
una fungibilidad). En la sociedad la obligación natural de un socio (“A”) es hacer un aporte en
dinero, pero si no tiene la plata y ofrece otra cosa a la sociedad, si para los socios es
subjetivamente fungible extingue la obligación de “A” como socio.

Estos casos se tratarían de cosas que siendo objetivamente no fungibles, subjetivamente lo son.

Del mismo modo, hay cosas que, siendo objetivamente fungibles, subjetivamente pueden no
serlo, sobre todo cuando está presente el poder de afección (vgr. un reloj corriente, por ser un
antiguo recuerdo familiar puede ser no fungible para su actual propietario).147

En relación con todo lo anterior, serían bienes no fungibles objetivamente aquellos que no
tienen igual poder liberatorio. Por ejemplo, autos de colección que pertenecen a una edición
limitada o algunas comidas o vinos especiales donde sí importa que me den una cosa
determinada (aunque sean del mismo genero) y no una cosa cualquiera. Un pintor contratado
para hacer un cuadro es un hecho no fungible, y por el contrario un maestro para arreglar un
muro si es un hecho fungible.

Sin embargo, habría no fungibilidad subjetiva por ejemplo, en el caso de una moneda de
colección especial a la que le puedo atribuir un valor mayor al que tiene en realidad, y no sería
fungible por otras monedas de igual género (en este caso el dinero no seria fungible).

6.3. Consumibilidad y Fungibilidad.148

Generalmente, las cosas consumibles son al mismo tiempo fungibles (así ocurre, vgr., con la
mayoría de los alimentos); pero ambos caracteres no van necesariamente unidos. En efecto, hay
bienes consumibles no fungibles (como una bebida exclusiva y cuidadosamente preparada);
mientras que hay bienes fungibles no consumibles objetivamente (como los libros de una misma

146
Párrafo extraído de Peñailillo, citado por B
147
Párrafo extraído de Peñailillo, citado por B
148
Título extraído de Peñailillo, citado por B y JAOA
edición, las varias reproducciones de una obra de arte). Entonces, sólo puede afirmarse que a
menudo concurren ambos caracteres, pero son independientes.

Una apreciación general permite concluir que la fungibilidad es más frecuente que la
consumibilidad, ya que muy corrientemente la fungibilidad concurre en las cosas consumibles y
además se presenta sola; así acontece en todos los artículos de uso habitual, durables,
generalmente producidos en serie.

Lo anterior puede servir como explicación de la confusión en que incurre el art. 575 del Código,
según el cual las cosas consumibles pertenecen a las fungibles, significando que las cosas
consumibles son una especie de las fungibles, un grupo de ellas.

A propósito de esta misma disposición conviene aclarar la situación de las especies monetarias;
sin duda son fungibles, ya que las de igual valor tienen idéntico poder liberatorio; y además son
consumibles, pues empleadas en su normal destino, perecen, desaparecen, se destruyen
civilmente con el primer uso. Cuando el Código afirma “en cuanto perecen para el que las
emplea como tales, son cosas fungibles”, debe enmendarse el último término y concluir
“consumibles”.

En todo caso, son muchas las oportunidades en que se hace referencia a las cosas fungibles (arts.
764, 1656, 2196, 2198, etc.).

6.4. Cosas genéricas y fungibilidad. 149

Relacionando las cosas genéricas y las fungibles, cabe precisar que el criterio de ambas
clasificaciones es distinto.

Tratándose de cosas genéricas150, se atiende a la determinación de las cosas; por su parte, en las
fungibles se atiende a la similitud o disimilitud de dos o más cosas, a las que se les confiere o no

149
Este punto y el siguiente fueron sacados de B.
150
JAOA: Atendiendo a su determinación, las cosas se clasifican en específicas y genéricas.
Cosa específica, individualmente determinada o cuerpo cierto, es la cosa determinada, dentro de un género también determinado.
Se distingue por sus caracteres propios que la diferencian de todas las demás de su mismo género o especie. Cosa genérica es la
cosa indeterminada, pero de un género determinado. Está determinada sólo por los caracteres comunes a todos los individuos de su
género o especie.
Las cosas genéricas admiten una menor o mayor determinación, hasta que llega al momento que traspasamos la línea que las
separa de las cosas específicas. Así, por ejemplo, son cosas genéricas, una pintura; una pintura al óleo; una pintura al óleo con
motivo marina; una pintura al óleo con motivo marina de Arturo Pacheco Altamirano. Hasta aquí, estamos siempre en el
ámbito de las cosas genéricas, pero si además decimos que se trata de la pintura “Angelmó”, del año 1936, del citado
pintor, estamos aludiendo a una cosa específica o cuerpo cierto.
El Código Civil no formula esta clasificación de manera expresa, aunque sí lo hace desde el punto de vista de las obligaciones,
pero alude a las cosas específicas o genéricas en diversas disposiciones: artículos 951, inciso 3º; 1508, 1509, 1590.
Importancia de la clasificación. Dice relación a los siguientes aspectos: (1) Prueba de la identidad de la cosa, determinante
tratándose de las cosas específicas; (2) La conservación de la cosa: el deudor de un cuerpo cierto está obligado a conservar la
cosa hasta entregarla al acreedor, y esto exige que se emplee en su custodia el deb ido cuidado (artículo 1548 y 1549); el
deudor de cosas genéricas, en cambio, puede enajenarlas o destruirlas, sin que el acreedor tenga derecho a oponerse,
mientras subsistan otras del mismo género, para el cumplimiento de la obligación (artículo 1510); por lo tanto, el deudor
de cosa genérica no tiene la obligación de conservar y cuidar la cosa; (3) La pérdida de la cosa: la pérdida fortuita del
cuerpo cierto extingue la obligación (artículo 1670), lo que no acontece adeudándose una cosa genérica, pues el géne ro no
perece (artículo 1510), a menos que ocurra el caso muy excepcional de que perezcan todos los individuos de un género
determinado; (4) Cumplimiento de la obligación: en las obligaciones de cuerpo cierto, el deudor sólo cumplirá su
prestación entregando la cosa específica que se debe (artículos 1568 y 1828); En las obligaciones de género, el deudor
queda libre de ellas entregando cualquier individuo del género, con tal que sea de una calidad a lo menos mediana
(artículo 1509); (5) Conforme al artículo 1453 del Código Civil, sólo puede haber error esencial en la identidad de la
cosa, cuando ésta fuere una especie o cuerpo cierto: “identidad de la cosa específica de que se trata”; (6) No puede haber
compensación legal, cuando se debe una especie o cuerpo cierto; en cambio, si lo que se deben recíprocamente las partes son
cosas indeterminadas de igual género y calidad, puede haberla (artículo 1656).
idéntico poder liberatorio. Por ello, no puede sostenerse que las cosas fungibles sean
necesariamente genéricas y las no fungibles específicas o cuerpos ciertos. Una cosa puede ser
fungible y al mismo tiempo un cuerpo cierto, como por ejemplo tratándose de una pistola
“mágnum” de tal calibre (cosa genérica) o la misma pistola, pero identificándoselo con su
número de serie (cuerpo cierto).

6.5. Importancia de la clasificación.

La clasificación entre cosas fungibles y no fungibles reviste importancia, entre otras, en las
siguientes materias:

a) El mutuo recae en cosas fungibles (art. 2196); por el contrario, el comodato, por regla
general, recae en cosas no fungibles;

b) La compensación legal sólo es posible entre dos deudas que tienen por objeto cosas
fungibles (art. 1656 Nº 1).

7. BIENES PRINCIPALES Y ACCESORIOS (MATERIA EXCLUIDA)151

Bienes principales son aquellos que tienen existencia independiente, sin necesidad de otros
(vgr., el suelo) Por su parte, son bienes accesorios los que están subordinados a otros sin los
cuales no pueden subsistir (vgr., los árboles).

Si bien el Código no formula esta clasificación, la reconoce implícitamente en muchas de sus


disposiciones (vgr. arts. 587, 1122, 1127, 1830).

La clasificación no sólo se aplica a los bienes corporales, sino también a los incorporales o
derechos (así, por ej., la servidumbre es accesoria del derecho de dominio sobre el predio en que
la servidumbre se ejerce; la hipoteca es accesoria del crédito que la garantiza, etc.).

Son varios los factores que se consideran para decidir, entre dos o más cosas, cuál es accesoria
de la otra:

a) El primer factor es el de la subsistencia, esto es la posibilidad que tiene la cosa de existir


por sí misma. Se considera cosa principal la cosa que puede subsistir por si misma, y accesoria
la que necesita de otra para subsistir. Por eso, el suelo es siempre cosa principal respecto de una
casa, aunque valga menos que ésta, pues el primero existe por si mismo, mientras que no se
concibe un edificio sin suelo donde adherirse o asentarse (artículo 668). Del mismo modo, un
crédito existe por si mismo, pero no la hipoteca que lo cauciona, pues ésta no puede subsistir sin
el primero (sin perjuicio de las hipotecas con cláusula de garantía general, que pueden caucionar
obligaciones futuras).

b) En otros casos, la finalidad de los objetos determina su carácter. Es accesoria la cosa


destinada al uso, cultivo, beneficio, adorno o complemento de otra (vgr. la vaina es accesoria de
un sable).

c) También se considera el valor de las cosas. En la adjunción, si de las dos cosas unidas,
la una es de mucho más valor que la otra, la primera es la principal (artículo 659).

151
Extraído de Peñailillo citado por B. y Cifuentes dijo lo mismo.
d) Finalmente, el volumen también puede servir de criterio. En este sentido, en la
adjunción, cuando no se pueden aplicar los criterios de la mayor estimación y de la finalidad, se
mira como principal la de mayor volumen (artículo 661).

La clasificación es de importancia debido a la existencia del principio de que lo accesorio sigue


la suerte de lo principal. Aplicando tal principio, las cosas principales determinan la existencia
y naturaleza de las accesorias; el derecho sobre la cosa principal se extiende sobre la cosa
accesoria; el dueño de una cosa lo es también de lo que ella produce; la extinción del derecho
principal acarrea la extinción del derecho accesorio; extinguido el crédito se extingue también
la caución; las cosas principales comunican su naturaleza jurídica a las accesorias (como
acontece con los muebles que se reputan inmuebles por destinación).

8. BIENES DIVISIBLES E INDIVISIBLES (MATERIA EXCLUIDA)152

Desde un punto de vista físico, todas las cosas corporales son divisibles, pues en último
término, todas pueden fraccionarse, aunque ello suponga su destrucción.

Desde un punto de vista jurídico, existen dos conceptos de divisibilidad: uno material y otro
intelectual.

Son materialmente divisibles, las cosas que, sin destrucción, pueden fraccionarse en partes
homogéneas entre sí y con respecto al todo primitivo, no sufriendo menoscabo considerable
el valor del conjunto de aquéllas en relación al valor de éste. Un líquido, como el agua, es
materialmente divisible, mientras que un animal es materialmente indivisible, porque al
fraccionarlo, se destruye en su estado natural.

Por ejemplo, un tronco si lo corto en cinco pedazos va a costar lo mismo que si uno compra el
tronco entero (el conjunto de fracciones tiene el mismo valor que el bien antes de fraccionarse
= bien jurídicamente divisible). En los bienes divisibles ocurre que mientras se vende algo en
más cantidad es mas baratos (ejemplo: la coca cola), y se contrapone a lo que ocurre con los
bienes indivisibles. Los diamantes por su naturaleza son físicamente divisibles porque pueden
ser desmembrados, pero jurídicamente hablando se entienden indivisibles porque los diamantes
chicos van a valer mucho menos que el conjunto de ellos. En este caso las fracciones
consideradas individualmente y unidas no tienen el mismo valor original.153

Son cosas intelectualmente divisibles aquellas que pueden dividirse en parte ideales o
imaginarias (cuotas), aunque no lo puedan ser materialmente. Desde este punto de vista,
todos los bienes corporales e incorporales, son intelectualmente divisibles. Los derechos, en
razón de su misma naturaleza, sólo son susceptibles de división intelectual y no material. Sin
embargo, hay algunos derechos que no admiten ni siquiera una división intelectual, como
acontece con la servidumbre, pues se tiene íntegramente este derecho o no se tiene en absoluto
(artículos 826 y 827). En el mismo sentido, señala Cifuentes que todas las cosas son divisibles
intelectualmente, y aquellas excepciones que no lo son, la ley las declara como indivisible.

Los derechos de prenda y de hipoteca también son indivisibles (artículos 2405 y 2408).

Por ejemplo, los propietarios de los campos establecen servidumbre de paso o de agua
estableciendo un camino que une los campos al camino principal. Este camino no se puede

152
Extraído de Peñailillo citado por B., Cifuentes dijo lo mismo.
153
Ambos ejemplos son de Cifuentes.
dividir y se considera uno solo en su totalidad. Por otro lado, la hipoteca también es indivisible
en cuanto se establece para garantizar la totalidad de la deuda siempre.154

Los derechos personales son divisibles o indivisibles según lo sea la obligación que es su
contrapartida, o en otras palabras, según pueda o no dividirse física o intelectualmente el objeto
al que se refieren. Así, la obligación de conceder una servidumbre de tránsito o la de construir
una casa, son indivisibles, mientras que será divisible la de pagar una suma de dinero (artículo
1524).

Por ejemplo, si contrato a un pintor para pintar un cuadro sería indivisible, pero si contrato con
un banco y le debo 20 millones de pesos es divisible porque le puedo ir pagando distintos
montos (lo importante es llegar al total)155

Frecuentemente se sostiene que el derecho de dominio es típicamente divisible; pero conviene


efectuar una aclaración: distinta es la divisibilidad del derecho de dominio de la del objeto sobre
el que recae.

Dividido el bien que se tiene en dominio, éste se sigue ejerciendo indivisiblemente sobre cada
una de las partes. El dominio puede considerarse un derecho divisible en cuanto es el típico
derecho real que admite desmembraciones, al ser posible desprenderse de una o más facultades
de las que concede, y constituirlas en otro; así, es el derecho el que se divide, aunque el objeto
sobre el que recae no sea tocado (en este sentido, la más usual de las divisiones que se imprimen
al dominio es aquella en que el propietario mantiene la nuda propiedad y confiere a un tercero
las facultades de uso y goce, con lo que el derecho real de dominio origina otro derecho real, el
de usufructo).

Por otra parte, se tiene generalmente entendido que si sobre un mismo objeto varias personas
ejercen el derecho de dominio, configurándose una comunidad sobre el objeto, no hay división
del dominio; en tal caso, cada sujeto ejerce todo el derecho de dominio, sólo que limitado en su
ejercicio por el derecho de los restantes comuneros. Aquí, los sujetos son titulares de derechos
de igual naturaleza: todos son propietarios.

9. BIENES SINGULARES O UNIVERSALES.

9.1. Bienes singulares.

Son bienes singulares los que constituyen una sola unidad, natural o artficial. Por ejemplo:
mesas, sillas e incluso un racimo de uvas que pese a estar compuesto por uvas chicas es UN
SOLO conjunto desmembrable pero unido físicamente.

9.2. Bienes universales

Son agrupaciones de bienes singulares que no tienen entre si una conexión física, pero que
relacionados con un determinado vínculo forman una unidad funcional. La biblioteca forma una
universalidad porque cada uno de los libros esta destinado a una finalidad en común aunque
físicamente no están todos relacionados ni juntos. Los establecimientos de comercio (empresa)
son universalidades. Si soy dueño de un restaurante puedo venderlo como un todo y lo
considero una unidad económica pese a no tener una conexión física entre todas las partes.

154
Ambos ejemplos son de Cifuentes.
155
ejemplo Cifuentes.
Las cosas universales se subdividen en universalidades de hecho (universitas facti) y
universalidades de derecho (universitas iuris). Aunque nuestra legislación no formula
definiciones de cosas singulares y universales, en diversas disposiciones distingue entre una y
otras: artículos 788, 951, 1317, 1864, 2304, y 2306, todos del Código Civil. La Ley número
20.190, sobre prenda sin desplazamiento, también alude a las universalidades de hecho.156

9.2.1. Bienes universales de hecho (universitas facti).157

Suelen definirse como un conjunto de bienes que, no obstante conservar su individualidad,


forman un todo al estar unidos por un vínculo de igual destino, generalmente económico.

Si bien tradicionalmente (y en base al concepto mercantil de que todo lo inmueble es de


naturaleza civil) se indicaba la universalidad de hecho sólo podía estar compuesta por muebles,
en la actualidad la doctrina indica que tales universalidades pueden estar compuestas tanto por
muebles como por inmuebles.

Las universalidades de hecho poseen las siguientes notas distintivas:

a) Los bienes que la componen pueden ser de la misma naturaleza (como los animales de
un rebaño, los libros de una biblioteca) o de naturaleza diferente (como el conjunto de bienes
corporales e incorporales que componen el llamado “establecimiento de comercio”, que según
algunos y en ciertos casos, puede estimarse una universalidad de hecho aunque el punto es
discutido).

Esto permite distinguir dentro de las universalidades de hecho dos categorías: las colecciones y
las explotaciones.

Las colecciones de objetos están constituidas por bienes singulares de naturaleza homogénea
(como el rebaño, la biblioteca).

Las explotaciones están constituidas por bienes singulares de diferente naturaleza y muchas
veces incluyen también bienes incorporales; en tales condiciones, la finalidad común, como
vínculo unificador, adquiere una especial relevancia (el establecimiento de comercio es citado
como un típico ejemplo de esta categoría de universalidades). Señala Alessandri citando a
Beudant que “lo que establece la unidad de los elementos que forman esta especie de
universalidad de hecho, lo que los armoniza, son las relaciones concatenadas de medio a fin en
las que ellos se encuentran con el objeto de la explotación a la cual están afectados. Por su parte,
a diferencia de las colecciones de objetos, las explotaciones suponen necesariamente un
elemento sustancial, que, mediante el concurso de los otros elementos, será directamente
productivo entre las manos del explotador. Sin este elemento esencial, la explotación es
inconcebible; si desaparece, la universalidad se disuelve. Así (según lo ha declarado la
jurisprudencia francesa), no hay explotación comercial sin clientes. “

b) Los bienes que la componen mantienen su propia individualidad, función y valor, por lo
que no se consideran universalidades de hecho las meras partes o fracciones de un bien singular
(así, un saco de trigo no es una universalidad de hecho, porque los granos aisladamente
considerados son sólo partes de un bien singular que es el saco de cereal). Lo mismo ocurre con

156
Párrafo extraído de JAOA
157
Título extraído de Peñailillo citado por B., Cifuentes dijo lo mismo.
ciertos objetos que adquieren valor sólo apareados (como un par de zapatos); se trata de cosas
singulares, pero indisolublemente unidas, que aisladas pierden utilidad.158

c) El vínculo que une a las cosas singulares para formar la universalidad de hecho es el de
un común destino o finalidad, que generalmente es de carácter económico159. Señala Alessandri
que Ferrara para referirse a esta característica ha acuñado la expresión de agrupamiento
teleológico, esto es, por razón del fin.

La precisión del fin da lugar a situaciones discutibles, especialmente tratándose de las llamadas
“destinaciones genéricas”. Pues el ajuar de una habitación, las herramientas de un artesano
serían designaciones genéricas de una categoría de bienes que no corresponde al concepto de
universalidad de hecho; son colecciones, y “no todos unitarios” que forman un nuevo bien,
susceptible, a su vez, en cuanto tal, de apropiación. 160

Finalmente, para algunos autores la universalidad de hecho requiere que el destino común del
conjunto de bienes sea conferido por el propietario de dichos bienes (así, por ej., un conjunto de
vestuario en un local de ropavejero no constituiría universalidad de hecho, porque su dueño no
le ha impuesto un destino determinado al conjunto y, por lo mismo, está dispuesto a enajenar
separadamente cada prenda específica, en tanto que en manos de un coleccionista podría
constituirla).

Luego, impreso el destino unificante, se mantiene la universalidad aunque algunas de las cosas
sean objeto de negociación separada. Y cesa la universalidad por la voluntad contraria, que la
hace desaparecer, voluntad que ha de manifestarse por hechos exteriores que la demuestran con
evidencia. Así, para su existencia, la universalidad depende en gran medida de un problema de
interpretación de la voluntad del que la configura.

158
JAOA Comprenden una pluralidad de cosas autónomas y distintas entre ellas. Cada elemento del conjunto es por si
mismo un bien y tiene un valor económico. Este rasgo las diferencia de las llamadas “cosas compuestas” (como un edificio
o una nave), las cuales suponen un conjunto o cosas que forman una sola mediante conjunción o conexión física.
159
JAOA. En este sentido, un libro o una estampilla tienen su propia individualidad, pero si pertenecen a una colección, el
conjunto adquiere una significación económica distinta a sus elementos individualmente considerados.
No obstante presentar las universalidades de hecho una unidad económica, no se les reconoce usualmente unidad jurídica.
Por ello, generalmente las legislaciones aplican a las universalidades de hecho el régimen jurídico que corresponde a los
bienes singulares que la componen. Sólo en casos excepcionales, se atiende por la ley a su unidad económica y las trata
como un solo todo.
Así, por ejemplo, tratándose del usufructo de animales (artículos 787 y 788), se establece que el usufructuario de uno o
más animales singularmente determinados, no está obligado a reemplazar los que perecen o se pierden por causas
naturales, pero el usufructuario del ganado considerado como universalidad, tiene obligación, en idéntico caso, de reponer
los animales con el incremento natural del mismo ganado.
A su vez, en la compraventa, el artículo 1864 permite vender dos o más cosas en un mismo precio, cuando ellas se han
comprado precisamente como “conjunto”, como acontece con un tiro, yunta o pareja de animales o con un juego de
muebles, claros ejemplos de universalidades de hecho.
En el contrato de arrendamiento, el artículo 1984 dispone que a falta de estipulación de los contratantes, pertenecerán al
arrendatario: (1) Todas las utilidades que reporten los ganados dados en arrendamiento (pues el arrendatario tiene el goce
de las cosas arrendadas, de manera que entre tales utilidades, están los frutos que puedan obtenerse del ganado); (2) Los
ganados mismos, con la obligación de dejar en el predio al fin del arriendo igual número de cabezas de las mismas edades
y calidades. Si al finalizar el contrato faltaren animales, el arrendatario pagará la diferencia en dinero. El arrendador, sin
embargo, no será obligado a recibir animales que no estén aquerenciados al predio.
Es interesante consignar que en este caso, el contrato de arrendamiento está operando como un título traslaticio de
dominio, respecto de los ganados, atendido que usualmente se trata de cosas fungibles. No acontece lo mismo en el
usufructo, aunque en este caso, la ley es más benigna con el usufructuario, pues no está obligado a restituir “igual
número de cabezas de las mismas edades y calidades”.

160
La explicación del problema de las designaciones genéricas fue sacada de Alessandri. Hay que distinguir entre colección
de objetos, que serían aquellas que forman un todo unitario correspondiente a una universalidad de hecho y las colecciones
que representan una simple denominación genérica.
d) La doctrina entiende que la universalidad de hecho sólo comprende bienes, es decir,
sólo elementos activos y no pasivos o deudas, que serían aceptables únicamente en las
universalidades jurídicas.

9.2.2. Universalidades de derecho (universitas juris).

“La doctrina italiana (de acuerdo a Alessandri) la define como el conjunto de relaciones jurídi-
cas referidas a un conjunto o masa de bienes, que la ley regula - en su conjunto - de una manera
especial y que forman, desde un punto de vista jurídico, un todo.

Por tanto, el concepto de universitas juris presupone de acuerdo a Ferrara: a) que sobre una
masa patrimonial se haya constituido relaciones jurídicas; b) que tales relaciones se regulen de
modo diferente al común; y c) que de la especial reglamentación se infiera necesariamente que
la ley considera el todo como unidad, como un ente distinto de los elementos singulares.

Los franceses (véase Bonnecase) la definen como un conjunto de bienes y un conjunto de


deudas inseparables éstas de aquellos. Los primeros - los bienes - elementos activos - se
encuentran ligados entre sí por la necesidad de responder a un pasivo inherente a su
agrupamiento.”161

Señala Peñailillo que las universalidades de Derecho están constituidas por un conjunto de
bienes y relaciones jurídicas activas y pasivas consideradas jurídicamente como formando un
todo indivisible.

Estas universalidades se caracterizan por lo siguiente:

a) En doctrina dominante, como característica distintiva estas universalidades contienen


tanto elementos pasivos como activos.

b) Existe una correlación funcional entre los elementos activos y pasivos, de modo que el
activo está precisamente para responder del pasivo existente o eventual.162

c) Dentro del conjunto de bienes que componen la universalidad funciona también, como
norma general, el principio de la subrogación real, por el cual los bienes que ingresan al
continente universalidad a costa de otros que salen, pasan a ocupar la posición jurídica de éstos.

En el derecho chileno, la universalidad jurídica típica es la herencia. “Alessandri señala que a


juicio de algunos autores, como Coviello, la única universalidad de derecho en ciertas
legislaciones sería la herencia. En opinión de otros, como Ruggiero, habría que incluir todos
los patrimonios especiales o separados que la ley considera como masa distinta de sus
elementos: el patrimonio del deudor sujeto a un procedimiento concursal de liquidación; el de
la sociedad conyugal; el del ausente; el que constituye los bienes reservados de la mujer casada;
el del menor adulto que desempeña un trabajo; etc.

Señala Cifuentes que el gran ejemplo de la universalidad de derecho son las HERENCIAS,
porque cuando alguien se muere todo su patrimonio es una universalidad de derecho (créditos,
autos, deudas, patentes, etc..) y como tal es indivisible mientras no se parta entre los herederos.

161
Salvo las comillas que fueron sacadas de Alessandri, el resto del título fue extraído de Peñailillo.
162
JAOA Esta relación entre el activo y el pasivo se ve claramente en la masa hereditaria, en la herencia,
universalidad de derecho por excelencia al decir de la doctrina europea (aunque veremos que no en la nuestra, en
estricto rigor). También se aprecia entre los elementos del activo y del pasivo del patrimonio de la sociedad
conyugal (artículos 1725 y 1740).
Otros ejemplos son la sociedad conyugal y el patrimonio de una persona que en general se
considera universal.

9.2.3. Diferencias entre la universalidad de hecho y universalidad de derecho.163

a) Mientras la unidad de la universalidad de hecho es configurada por el hombre, en la


universalidad de derecho es impuesta por la ley. En el fondo, en la universalidad de derecho
existe un conjunto de bienes afectos a un destino o fin específico (generalmente de naturaleza
económica), cuestión que no necesariamente ocurre en la universalidad de derecho, donde existe
una masa de bienes que, por un elemento externo al conjunto, resulta aconsejable conferirles un
tratamiento único para ciertos efectos.

Pero, más al fondo, la diferencia está a su vez basada en una circunstancia anterior: la
universalidad de hecho se funda en la real unidad o, al menos, cercanía, de los bienes que la
componen, característica que trae consigo una natural unidad de destino, que el titular viene a
confirmar, o a definir entre varios posibles; en la jurídica, inicialmente sólo hay una masa de
bienes, heterogéneos, sin ningún vínculo real entre ellos (o, al menos, no necesariamente con
uno), pero surge un interés general, externo al conjunto(vgr., por pertenecer a una misma
persona), que aconseja conferirles tratamiento único para ciertos efectos y, entonces, sensible a
ese interés, es la ley la que viene a imponer trato único al conjunto, surgiendo así la
universalidad de Derecho.

b) Las universalidades de hecho sólo comprenden activo; las de derecho, activo y pasivo
(sería la principal característica).

c) Las universalidades de hecho, por regla general, no tienen una regulación jurídica
especial; las universalidades de derecho sí tienen una regulación jurídica especial. Como la
universalidad de hecho presentan una real unidad de destino (generalmente económico) más
que sólo jurídica, frecuentemente las legislaciones positivas le aplican el régimen que
corresponde a los bienes singulares que la componen. En cambio, la universalidad de Derecho
es tratada por la ley como una unidad puramente jurídica, aplicándole normas particulares sin
considerar la objetiva naturaleza de los bienes que la integran. Eso explica que la mayoría de los
negocios jurídicos que pueden celebrarse sobre bienes específicos pueden, asimismo, celebrarse
sobre la universalidad de hecho (venta, donación, aporte a una sociedad, arriendo, etc.); en
cambio, no siempre son admitidos respecto de la universalidad de Derecho (puede verse, por ej.,
la restricción para la compraventa, conforme al art. 1811; la conocida enajenación de una
herencia no implica, al menos respecto de terceros, sino traspaso del activo hereditario).

Por lo mismo, suele afirmarse que sólo la universalidad de hecho puede considerarse un bien, en
el sentido jurídico usual (porque en el sentido real de cosa, sólo lo son los bienes singulares que
la componen), de modo que la universalidad de Derecho sería tan sólo una abstracción jurídica,
una abstracción de derechos y obligaciones, agrupados por un fin unitario, sobre la cabeza de un
titular. Bonnecase señala que la universitas iuris evoca la idea de una masa de bienes que
permanecen totalmente distintos los unos de los otros y que, al dispersarse, conservan
respectivamente su fisonomía integral, como se observa con los bienes que pertenecen a una
misma sucesión.

163
Título extraído de Peñailillo.
Finalmente, cabe indicar que en nuestro Derecho positivo no existe una reglamentación de las
universalidades, lo que, por lo demás, es común en las legislaciones. Sin embargo, el Código
supone esta clasificación (arts. 1317 y 1340 distinguen bienes singulares y universales; el art.
951 se refiere a la herencia como universalidad de derecho; el art. 788 implica un caso de
universalidad de hecho).

10. BIENES PRESENTES O FUTUROS (MATERIA EXCLUIDA)164

Atendiendo a la existencia real de los bienes al momento de crearse una relación jurídica
pueden clasificarse en presentes y futuros. Puede observarse que esta es una clasificación
puramente jurídica, porque en la realidad sólo son bienes los aquí llamados presentes.

Presentes son los que a un momento determinado (al celebrarse una relación jurídica) tienen una
existencia real; en cambio, son futuros los que, a esa época, no existen y tan solo se espera que
existan.

Si bien el Código Civil no formula esta clasificación, la reconoce en diversas disposiciones. Así
por ejemplo, los artículos 1461 y 1813 se refieren cosas futuras (como objeto de un acto
jurídico o de una compraventa, respectivamente). Señala Cifuentes que se pueden realizar actos
jurídico sobre cosas que no existen pero que se esperan que existan (cuando se venden las
cosechas se espera que si planta “X” árboles de manzanas haya “X” numero de manzanas,
también ocurre con la pesca). La ley reconoce la existencia futura de ese bien.

11. BIENES COMERCIALES E INCOMERCIABLES (MATERIA EXCLUIDA)

Los bienes se clasifican en comerciables e incomerciables según puedan o no ser objeto de


relaciones jurídicas por los particulares.

11.1. Bienes comerciales.

Bienes comerciables son los que pueden ser objeto de relaciones jurídicas privadas, de
manera que sobre ellos puede recaer un derecho real o puede constituirse a su respecto un
derecho personal (arts. 1461, 2498).

11.2. Incomerciables.

Bienes incomerciables o no comerciables son los que no pueden ser objeto de relaciones
jurídicas por los particulares. No puede existir a su respecto un derecho real ni personal.

Entre estos bienes incomerciables puede distinguirse:

a) Cosas incomerciables en razón de su naturaleza: como la alta mar, el aire. En realidad, estas
cosas, llamadas “cosas comunes a todos los hombres”, son las únicas que no pueden ser objeto
de relaciones jurídicas en general y por ende están fuera del comercio humano en términos
absolutos y definitivos; más aún, si en el concepto de bien se incorpora la apropiabilidad no
podemos considerar a estas cosas como “bienes”.

b) Cosas incomerciables en razón de su destino: En este caso, se trata de bienes que siendo
comerciables por naturaleza, han sido sustraídos del comercio jurídico para dedicarlas a un
fin público. Se trata de los bienes nacionales de uso público, como por ejemplo las calles,

164
Extraído de Peñailillo, citado por B y JAOA.
plazas y caminos. Con todo, los bienes nacionales de uso público pueden ser objeto de
relaciones jurídicas de carácter público, como en el caso de las concesiones que otorga la
autoridad. Un ejemplo son las concesiones de las carreteras, donde la empresa que la construye
tiene una concesión por un tiempo pero sin que la carretera deje de ser propiedad del estado.
Por eso en lo incomerciable también se establecen algunos derechos especiales sobre ellos.165

Por lo tanto, sólo desde el punto de vista del Derecho Privado, pueden considerarse como
cosas incomerciables. Además, tampoco lo son en términos absolutos, porque cabe la
posibilidad que sean desafectados, y se conviertan en bienes comerciables.

Hay bienes que se encuentran en situaciones especiales por mandato de la ley, que implica una
limitación a la facultad para disponer de ellos, pero que siguen siendo comerciables. Tales
situaciones son las siguientes:

a) Bienes respecto de los cuales existe una prohibición legal de celebrar determinados
actos o contratos, generalmente prohibición de enajenar o gravar. Estas prohibiciones
son establecidas a veces con caracteres absolutos y otras sólo en ciertas circunstancias. A
veces son permanentes y otras veces temporales; por razones de interés público o privado.
Tales bienes son comerciables y tienen solamente limitada su disposición. Así, por
ejemplo, ciertas construcciones declaradas patrimonio nacional, cuyos propietarios no pueden
alterar ni menos demoler; ciertos productos químicos explosivos o tóxicos, respecto de los
cuales hay importantes restricciones para su adquisición; los bienes embargados o cuya
propiedad se litiga; conforme al artículo 39° del Decreto Supremo N° 1 de 6 de junio de 2011,
del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el propietario que hubiere sido beneficiario de
subsidio habitacional, no podrá, durante el plazo de cinco años contados desde la entrega
material del inmueble, celebrar acto o contrato alguno que importe cesión de uso y goce de la
vivienda adquirida, sea a título gratuito u oneroso, sin previa autorización escrita del Serviu
(Servicio de Vivienda y Urbanización). etc.

b) Hay ciertos derechos que no sólo no pueden enajenarse, sino que no pueden en general
traspasarse, como ocurre con los llamados derechos personalísimos; cuando su contenido es
patrimonial (como el derecho de uso y habitación) su calificación como bienes comerciables es
discutible.166

En cuanto a las llamadas cosas consagradas al culto divino, el Código Civil se remite, en su
artículo 586, al Derecho Canónico, específicamente en lo tocante a las “cosas consagradas”,
entendiéndose por tales los bienes muebles e inmuebles que mediante la consagración o
bendición han sido dedicadas al culto divino. El artículo 587, por su parte, deja en claro que
estos bienes son comerciables.

12. BIENES APROPIABLES O INAPROPIABLES (MATERIA EXCLUIDA)

165
Ejemplo de Cifuentes.
166
JAOA: La característica de las cosas incomerciables es la de no poder ser objeto de ningún derecho privado. Si la cosa está
sujeta simplemente a una prohibición de ser enajenada, es comerciable, porque no obstante la aludida limitación, constituye el
objeto de una relación jurídica de derecho privado. Así, los derechos personalísimos son intransferibles e intransmisibles, pero están
en el patrimonio privado de sus titulares; son en consecuencia comerciables, aunque inalienables. En este orden de ideas, no
debemos confundir la inalienabilidad con la incomerciabilidad: una cosa es inalienable cuando no puede ser enajenada, y es
incomerciable cuando no puede formar parte del patrimonio privado, cuando no puede ser objeto de ningún derecho de este
carácter. En síntesis: todas las cosas fuera del comercio son inalienables, pero no todas las cosas inalienables están fuera del
comercio. Tal distinción se recoge con toda claridad, en el artículo 1464, números 1 y 2.
En este sentido también se pronunciaba Vial en AJ.
12.1. Conceptos

Relacionada con la clasificación precedente, pero en base exclusivamente al dominio, se


clasifican en apropiables e inapropiables, según sean o no susceptibles de propiedad (pública o
privada).

Pueden entenderse como inapropiables las cosas comunes a todos los hombres, antes calificadas
de absolutamente incomerciables. En el caso de la playa podrían haber derechos de paso o
limitar el acceso pero ninguna playa es apropiable en estricto rigor (la arena desde el mar hasta
la parte mas alta donde llega la marea)167

Dentro de los bienes apropiables pueden distinguirse los bienes apropiados e inapropiados; y
apropiables por particulares e inapropiables por éstos.

12.2. Bienes apropiados e inapropiados.

a) Bienes apropiados son lo que son susceptibles de apropiación y actualmente poseen un


dueño.

b) Inapropiados son los bienes que siendo susceptibles de apropiación, carecen


actualmente de dueños. Puede ser que nunca hayan tenido propietario y son entonces llamados
res nullius, o pueden haberlo tenido, pero el dueño los abandonó con intención de desprenderse
del dominio, en cuyo caso son llamados res derelictaes.

En el Derecho chileno, la existencia de bienes inapropiados (llamados “mostrencos” cuando son


muebles y “vacantes” cuando son inmuebles) queda limitada sólo a los muebles con lo que
dispone el art. 590, que establece que son bienes del Estado todas las tierras que, estando
situadas dentro de los límites territoriales, carecen de otro dueño.

12.3. Susceptibles de apropiación por los particulares y no susceptibles.

La organización de la sociedad ha impuesto siempre la necesidad de que ciertos bienes, por su


naturaleza susceptibles de apropiación, no queden entregados al dominio de particulares, sino
que han de pertenecer a toda la comunidad para la satisfacción de necesidades generales, tales
como caminos, calles, etc. Se debe recordar que dependiendo de la concepción política de la
comunidad pueden ser considerados como bienes inapropiables por los particulares los “medios
de producción”

En este sentido, resulta trascendental el art. 19 Nº 23 de la Constitución, por cuanto garantiza a


todas las personas la libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes, excepto aquellos
que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres o que deban pertenecer a la Nación
toda y la ley así lo declare.

Lo anterior es sin perjuicio de otros preceptos de la Constitución, a saber: (a) el art. 19 Nº 12


inc. 5, que dispone que no cualquiera puede operar y establecer canales de televisión; (b) el art.
19 Nº 24 inc. 6, que indica que el Estado es dueño de las minas; y (c) el art. 19 Nº 24 inc. final,
que indica que las aguas no se pueden apropiar libremente.

El mismo art. 19 Nº 23 agrega que una ley de quórum calificado puede establecer limitaciones o
requisitos para la adquisición del dominio de algunos bienes.

167
Ejemplo de Cifuentes.
Finalmente, debe indicarse que e el Derecho chileno se acostumbra denominar a los bienes de
dominio de los particulares “bienes privados” o “ bienes particulares”, y a los de la Nación toda,
“bienes nacionales”, subdistinguiéndose entre éstos los “bienes nacionales de uso público” o
“bienes públicos” y los “bienes del Estado” o “bienes fiscales”.

13. Bienes Privados o Públicos/Nacionales (Materia Excluida)

Bienes Privados son los que pertenecen a los privados o particulares

Bienes Públicos o Nacionales según lo prescribe el art. 589, son “aquellos cuyo dominio
pertenece a la nación toda”, subdistinguiéndose entre los “bienes nacionales de uso público” o
“bienes públicos” y los “bienes del Estado” o “bienes fiscales”.

13.1. Bienes nacionales de uso público

13.1.1. Concepto

Son aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda y su uso a todos los habitantes (art. 589).
El mismo Código se encarga de señalar algunos ejemplos de estos bienes: plazas, calles,
puentes, caminos, mar adyacente.

La tuición de estos bienes está encargada a distintas autoridades, según su naturaleza: Ministerio
de Obras Públicas, Fuerzas Armadas, Ministerio de Bienes Nacionales, municipalidades, etc.
Leyes especiales reglamentan cada caso.

13.1.2. Características.

a) Su uso pertenece a todos los habitantes del país;

b) Aunque en el Código no se expresa que estos bienes son incomerciables, están fuera del
comercio, por su propio destino. Por ende, son imprescriptibles e inalienables.

c) Sin perjuicio de lo anterior, la autoridad puede otorgar a particulares determinados


“permisos” y “concesiones” sobre algunos bienes, o más usualmente, sobre partes de bienes
nacionales de uso público, para destinarlos a fines específicos de los que se beneficie también,
en último termino, la comunidad.

En este sentido, el art. 599 establece que “Nadie podrá construir, sino por permiso especial de
autoridad competente, obra alguna sobre las calles, plazas, puentes, playas, terrenos fiscales y
demás lugares de propiedad nacional”. Por su parte, el art. 602 indica que “Sobre las obras que
con permiso de la autoridad competente se construyan en sitios de propiedad nacional, no
tienen los particulares que han obtenido este permiso, sino el uso y goce de ellas, y no la
propiedad del suelo”.

Naturaleza jurídica del derecho del concesionario: En la doctrina, especialmente


administrativa, se ha discutido la naturaleza jurídica del derecho del concesionario. Maurice
Hauriou, afirma que la concesión de un bien nacional de uso público implica la existencia de un
derecho real administrativo que se caracteriza por ser precario, pues no es definitivo sino
revocable.

Entre los autores nacionales, Leopoldo Urrutia estima que el derecho del concesionario es un
verdadero derecho real de uso, pero distinto al reglamentado en el artículo 811. Fundamenta su
afirmación en dos argumentos: (1) La enumeración que de los derechos reales contemplan
los artículos 577 y 579 no es taxativa, desde el momento que no aluden al derecho legal
de retención (que el Código Civil consagra en diversas instituciones, como el usufructo, el
arrendamiento, el comodato, el depósito, etc.), que para algunos, sería también derecho real.(
Para Arturo Alessandri Rodríguez, el derecho legal de retención “es un derecho sui géneris,
que no es absolutamente real ni personal, pero que tiene algo de una y otra clase de derechos”
Es personal, porque sólo puede invocarse respecto de cierta persona, aquella a quien pertenece
la cosa. Es real, porque se ejerce sobre una cosa determinada, pero no confiere un atributo
esencial de todo derecho real, como es el derecho de perseguir la cosa de manos de quien se
encuentre. Cfr. nuestro libro Contrato de Arrendamiento, Santiago de Chile, Editorial
Metropolitana, 2ª edición, año 2011.)

Puede por tanto admitirse otros derechos reales, entre los cuales estaría el derecho del
concesionario; (2) En el derecho del concesionario, existe la característica fundamental del
derecho real: ejercerlo sin respecto a determinada persona.

La jurisprudencia ha acogido en algunos fallos este criterio. Así, ha declarado un fallo: “El
derecho concedido por la autoridad a un particular sobre un bien público (aunque se califique
de uso especial y no se estime que sea igual al derecho de uso definido por el artículo 811)
participa de los caracteres esenciales del derecho real, porque recae sobre una cosa y se ejerce
sin respecto a determinada persona. Nada significa que este derecho no figura en la
enumeración que de los derechos reales hace el artículo 577 del Código Civil, pues esta
disposición sólo cita algunos”.

Se agrega que una consecuencia práctica de esta concepción es la procedencia de las acciones
posesorias, que permiten conservar o recuperar la posesión de derechos reales constituidos en
bienes raíces (artículo 916).

Luis Claro Solar refuta la doctrina de Urrutia, sosteniendo que la teoría de los
derechos reales administrativos no tiene en realidad base jurídica, y desnaturaliza el concepto
de derecho real de uso, ya que éste es una limitación al dominio, que atribuye a una persona
un derecho en cosa ajena. Señala además que la existencia sobre los bienes públicos de
derechos exclusivos en provecho de determinados individuos, es contraria a la naturaleza de
estos bienes. Concluye Claro Solar que las concesiones implican sólo un permiso de
ocupación para un objeto determinado y a título precario.

Los que niegan el carácter de derecho real que tiene el concesionario sobre los bienes
nacionales de uso público que privativamente ocupa, invocan el artículo 602, en virtud del
cual, el concesionario no tiene sino el uso y goce de las obras construidas y no la propiedad
del suelo; al decir “la propiedad del suelo”, se afirma que el legislador habría tomado la
palabra “propiedad” en un sentido amplio, como expresiva tanto del dominio como de los
demás derechos reales. Por tanto, los mismos términos de la ley excluirían la constitución de
cualquiera de éstos derechos sobre el suelo. Se añade también por la doctrina que puesto que
estamos ante bienes inalienables es inadmisible la constitución de cualquier clase de derechos
sobre ellos; el concesionario no tiene ninguno de estos derechos sobre el suelo público que
ocupa con sus obras, posee un uso que emana de la simple tolerancia del Estado. Y este
uso es precario: la administración, por motivos de interés colectivo, puede ponerle término en
cualquier momento.
Las concepciones anteriores, expuestas durante el Siglo XIX y comienzos del Siglo XX, y las
normas del Código Civil, no se condicen con la situación actual, en la que se tiende a entregar
a importantes consorcios económicos la administración y explotación de bienes nacionales, a
cambio de ingentes inversiones. En efecto, conforme a lo dispuesto en el Decreto con Fuerza
de Ley N° 164, de 1991, del Ministerio de Obras Públicas, sobre régimen legal de
concesiones de obras públicas, el concesionario tiene el derecho de transferir la
concesión. Además, según veremos, el Código de Aguas señala expresamente que sobre las
aguas hay un derecho real, cuando la autoridad otorga el aprovechamiento de las mismas, con
carácter enajenable.

13.1.3. Desafectación de los bienes nacionales de uso público.

El Estado puede desprenderse del dominio de los bienes nacionales de uso público, pero sólo en
virtud de una ley que declare su “Desafectación”, es decir, su sustracción al dominio público, de
su condición de bien nacional de uso público, quitándole tal calidad y destino.

13.1.4. Clasificación de los bienes nacionales de uso público.

a) Dominio público marítimo: Se debe considerar, en primer lugar, al artículo 593, que define
el mar territorial como aquél mar adyacente, hasta la distancia de 12 millas marinas medidas
desde las respectivas líneas de base. El mar territorial es de dominio nacional. Define también lo
que se entiende por zona contigua, espacio marítimo que se extiende hasta la distancia de 24
millas marinas, medidas desde las respectivas líneas de base. En la zona contigua, el Estado
ejerce jurisdicción para objetos concernientes a la prevención y sanción de las infracciones de
sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o sanitarios. Finalmente, las aguas
interiores del Estado son las aguas situadas en el interior de las líneas de base del mar territorial.

El artículo 596 define la zona económica exclusiva, como el mar adyacente que se extiende
hasta las 200 millas contadas desde las líneas de base del mar territorial.

Otras disposiciones atinentes a la materia son los artículos 585, 594 (que define que se entiende
por playa de mar), 604, 612, 613 y 614, todos del Código Civil.

Fuera del ámbito del Código Civil, cabe señalar el Decreto Ley número 2.222, sobre Ley de
Navegación; el Decreto con Fuerza de Ley número 292, referido a la Ley Orgánica de la
Dirección General de Territorio Marítimo y de Marina Mercante; la Ley general de Pesca y
Acuicultura, etc.

b) Dominio público terrestre: Comprende todos los bienes nacionales de uso público situados
en la superficie del territorio del Estado (artículos 589 y 592). Entre otras leyes atinentes, cabe
citar la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades (conforme a la cual, la administración
de los bienes nacionales de uso público situados en la Comuna respectiva, corresponden al
municipio), la Ley General de Urbanismo y Construcciones, la Ley Orgánica del Ministerio de
Obras Públicas, etc.

c) Dominio público fluvial y lacustre: Comprende todas las aguas del territorio nacional. De
conformidad al artículo 595, todas las aguas son bienes nacionales de uso público. En el último
inciso del artículo 19 número 24 de la Constitución se establece lo siguiente: “Los derechos de
los particulares sobre las aguas, reconocidas o constituidas en conformidad a la ley, otorgarán a
sus titulares la propiedad sobre ellos”.
d) Dominio público aéreo: Se dice que el propietario de un predio es dueño del espacio
existente sobre su inmueble, lo que quiere expresar que tiene derecho a ocuparlo con
construcciones, plantaciones, etc., con las limitaciones que la ley imponga (por ejemplo, en la
Ley General de Urbanismo y Construcciones o en las normas municipales que regulan el tipo de
construcción en determinadas zonas de la comuna). Por otra parte, cuando se afirma que el
Estado tiene soberanía en el espacio ubicado sobre su territorio, quiere indicarse que está
facultado para regular la utilización de dicho espacio, cuestión de la que se ocupa el Código
Aeronáutico.

13.2. Bienes fiscales.

El Estado, ente de Derecho público, puede ser sujeto de derechos privados. Son los llamados
bienes fiscales los que constituyen el patrimonio privado del Estado; pertenecen a él en cuanto
sujeto de relaciones patrimoniales privadas, para cuyos efectos es llamado “Fisco”. Con el art.
589 puede decirse que estos bienes fiscales son los bienes nacionales cuyo uso no pertenece a la
nación toda.

Teóricamente, el régimen jurídico de estos bienes es el Derecho Privado. Sin embargo, siempre
se han dictado leyes especiales que reglamentan la adquisición, administración y disposición de
estos bienes (actualmente, el Decreto Ley número 1.939, y arts. 19Nº 21 y 60 Nº 10 CPR). De
tal forma, las normas de Derecho Privado común adquieren sólo un valor supletorio.

El Ministerio de Bienes Nacionales, a través de la División de Bienes Nacionales, es el órgano


que principalmente administra los bienes fiscales. Sin embargo, todos los Ministerios y
reparticiones públicas en general, poseen bienes fiscales, los que en tal caso, están bajo la
tuición del Ministerio o Servicio correspondiente.

Entre los bienes fiscales que pueden mencionarse, existen por ejemplo: (i) bienes muebles e
inmuebles afectos al funcionamiento de los servicios públicos; (ii) bienes que componen las
herencias en las que sucede el Fisco, como heredero intestado: herencias yacentes que se
transforman en herencias vacantes (art. 995); (iii) nuevas islas que se forman en el mar
territorial o en ríos y lagos navegables por buques de más de 100 toneladas (art. 597); (iv) la
denominada captura bélica (art. 640); (v) las tierras que, ubicadas dentro del territorio nacional,
carecen de otro dueño (artículo 590).

En relación a este último precepto, se estima que establece una verdadera presunción de
dominio a favor del Fisco, de manera que quien le dispute un inmueble debe acreditar dominio,
aunque tenga posesión.

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