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DEL EJERCICIO PRIVADO DE LA MEDICINA O DE LA

ALIENACIÓN DEL ACTO CURATIVO.

DR. GILBERTO RODRIGUEZ OCHOA.


INTRODUCCION

En 1979 el doctor Gilberto Rodríguez Ochoa, publico un libro denominado “El


ejercicio privado de la medicina o acto de Alienación”, donde expresa su descontento antes
el ejercicio de la medicina en esos años y lo describe en esta obra como una denuncia a la
injusticia social existente en Venezuela, y describe la transformación del ejercicio de la
medicina en un negocio a través de la alienación del acto curativo, donde expresa su visión
personal sobre el ejercicio de la profesión médica. En el mismo describe la situación de la
medicina en nuestro país.

Una obra de 81 páginas y once partes donde pudo combinar su avanzado nivel
profesional con el elevado compromiso social. La medicina antes y después de la llamada
“Civilización “y explica como el acto curativo se alienó, constituyéndose en un acto
mercantilista. De manera que deja en claro que el enfermo no es culpable de “ser”
enfermo, y nos muestra el cómo el medico pasa a ser comerciante cuando convierte su
conocimiento medico en una mercancía y cambia “su mercancía por la mercancía del
enfermo, se trata de un cambio de tipo capitalista ya que el medico expropia al enfermo
para acumular riquezas mientras que el enfermo no puede aumentar el valor de la suya,
más bien se empobrece más por ser un trabajador asalariado sometido a la otra
explotación.

Concluye expresando que no basta tener un buen código de Deontología o una


moderna Ley del ejercicio de la medicina sino se cambian las bases del intercambio
capitalista sobre las que se asientan el acto curativo.
DEL EJERCICIO PRIVADO DE LA MEDICINA O DE LA
ALIENACIÓN DEL ACTO CURATIVO.

DR. GILBERTO RODRIGUEZ OCHOA.

Por: Emilio Jiménez.


C.I: V-7.207.812.

Maracay 14 de noviembre de 2019.

“A los trabajadores explotados y los enfermos pobres, porque es urgente que tomen
conciencia de que es EN ELLOS donde se aprende medicina y luego no se ejerce
adecuadamente PARA ELLOS. A los enfermos ricos o aspirantes a serlo, para que sepan
que al médico de la sociedad capitalista no le interesa vuestra condición de hombre enfermo
fundamentalmente sino vuestro dinero. A mis colegas, de quienes es vano esperar grandes
tareas transformadoras en una sociedad como esta (excepto unos pocos)”.

G. Rodríguez Ochoa. 1979.

El doctor Gilberto Rodríguez Ochoa prologo su libro “DEL EJERCICIO PRIVADO


DE LA MEDICINA o de la alienación del acto curativo” basándose en el cumplimiento
de un compromiso que asume consigo mismo, primeramente, luego para con la sociedad,
donde expresa su visión personal sobre el ejercicio de la profesión médica. En el mismo
describe la situación de la medicina en nuestro país, lo que se puede interpretar como una
denuncia de la tremenda Injusticia social existente en Venezuela.

Gilberto Rodríguez fue hijo de un hogar humilde, descendiente de obreros, integrante


de una numerosa familia, donde con esfuerzos propios logro cursar sus estudios desde la
primaria pasando por bachillerato hasta llegar a la universidad y lograr graduarse de
médico, siendo uno de los mejores dermatólogos del país. En su obra fue desnudando la
visión crítica que poseía ante la forma como se ejercía, y se ejerce, el acto curativo, para
él, la consulta privada estaba en contradicción con el juramento hipocrático que hacen los
galenos al obtener su título profesional. Se involucraba con la crítica implacable de la
privatización de la medicina, de la fragmentación de nuestro sistema de salud, de lo
biologicista y clínico del acto médico, porque para él, esa crítica fue, más que una postura
o actitud, una práctica de vida. Asimismo, pone en evidencia la falta de pertinencia social
de la formación médica, y la desigualdad que tiene la población con respecto al acceso a
la atención médica.

Una obra de 81 paginas y once partes donde pudo combinar su avanzado nivel
profesional con el elevado compromiso social. La medicina antes y después de la
“Civilización”.

En sus primeras partes presenta un recuento histórico de la evolución de la medicina,


explicando como con la llegada de la “civilización” el acto curativo se alienó,
constituyéndose en un acto mercantilista. Sosteniendo que la enfermedad dejó de ser “un
opuesto de la comunidad al que debía vencerse y expulsar, para devenir en un opuesto
individual, ¡gracias a la conversión del conocimiento médico en una propiedad privada
y subsecuente empleo como valor de cambio!”

Desde allí esa alienación del acto curativo se acentuó más hasta adquirir en el
capitalismo actual su máxima expresión.

En la tercera parte el autor define la enfermedad como el estado resultante de la


confrontación entre dos opuestos antagónicos; por un lado, está el hombre con sus
variados mecanismos de defensa, y por otro está el agente agresor. Estos agentes no son
más que elementos provenientes del hábitat del ser humano y son causantes de un gran
número de enfermedades, las cuales varían en sus características o su forma de evolución
según la variabilidad del agente agresor, siendo algunos de los factores predisponentes.
De manera que el enfermo no es culpable de “ser” enfermo, y nos muestra el cómo el
medico pasa a ser comerciante cuando convierte su conocimiento medico en una
mercancía y cambia “su mercancía por la mercancía del enfermo, se trata de un cambio
de tipo capitalista ya que el medico expropia al enfermo para acumular riquezas mientras
que el enfermo no puede aumentar el valor de la suya, más bien se empobrece más por ser
un trabajador asalariado sometido a la otra explotación. Entonces decimos que hay
expropiación y explotación lo que significa que estamos en presencia de una alienación
del acto curativo. Lo que para el Dr. Gilberto Rodríguez, el acto curativo debe ser un acto
“amoroso”, como son las cosas principales de la vida tales como; educar, sembrar,…Le
asqueaban los médicos que alquilaban cargos, porque tenían varios puestos y colocaban a
otros colega en uno de ellos, asalariados, o a esos esos médicos “docentes”, quienes no
enseñaban ni transmitían cabalmente sus experiencias, sino algunas cositas, “como el
avaro imbécil quien a diario amasa su dinero envuelto y mira a los demás con
desconfianza, por el rabillo del ojo”.

A partir de la cuarta parte del libro, el Dr. Rodríguez presenta varias situaciones en el
ejercicio de la medicina que han degenerado en graves problemas para la salud de la
sociedad y enfila en segundo término, sus observaciones en contra de los médicos que
trabajan en el sector público y que, según él, sufren también de alienación en el ejercicio
de la profesión: estos consideran a los enfermos públicos como ciudadanos de segunda,
los tratan a distancia, les hablan caminando, sin mirarle a los ojos, casi ni dejan hablar al
enfermo, con frecuencia demuestran malestar ante el trabajo, “les importa un pepino que
las enfermeras cumplan o no, o las camareras; o que una puerta esté rota; o que la comida
no sirva; muchos son unos pedantes, que creen tener el don de la verdad eterna (la
´verdadera ignorancia’, decía Platón), pocos actúan con humildad, muchísimos se
empeñan en "ser importantes pero no en ser útiles", como dijo Churchill; buena parte de
los directivos son 'preocupados' pero no 'ocupados'.”

Finalmente, señala el gran “negocio” que constituye las enfermedades dentro del sistema
capitalista, pero un capitalismo dependiente porque, en gran medida, su existencia y
desarrollo dependen de centros extranjeros de poder económico y tecnológico, ya que a
pesar de que Venezuela ha sido rico tradicionalmente, por nuestro recurso fundamental
como lo es el petróleo, ha dejado socavones de miseria. Encontrándonos así con un área
de salud criminalmente incumplidora, donde la mayoría de los responsables directos de
organizar la restauración de la salud pertenecen directa o indirectamente a grupos sociales
que detentan el dominio.
En el último capítulo de su obra se refiere a la desalienación del acto médico y la
obligación social del profesional de la salud de devolverle a la sociedad su saber y su
práctica.

Explica describiendo el saber medico como una suma de conocimientos producidos


socialmente y que el genero (la sociedad) requiere transmitir a algunos de sus integrantes
para que la defiendan de ese opuesto llamado enfermedad, y preserven su salud, pero
cuando esos conocimientos los convierten en propiedad individual, adquieren categoría
de mercancía y la relación médico-hombre se convierte en un negocio, donde el medico
acumula riquezas en perjuicio de la otra, y donde el acto curativo se aliena y degenera. En
sus propias palabras propone:

“...expropiar al médico lo que él convirtió en propiedad privada gracias


a la dinámica capitalista, y reconvertir esos conocimientos en propiedad
social.

Sólo entonces una medicina socializada permitiría al médico ser


verdaderamente libre, y cumplir una tarea conscientemente libre donde
se rescate incluso el acto de amor que debe ser la curación. Acto que está
enmarcado dentro del amor universal, tantas veces buscado por muchos
humanistas, cada uno por vías diferentes: desde los anónimos de la pre-
civilización hasta Ernesto “Che” Guevara, pasando por la Grecia
hipocrática, y por el cristiano “amar al prójimo como a sí mismo”, y por
Paracelso (“La esencia de la medicina es el amor”) y por tantos de antes
y ahora.

Es en ese amor universal tantas veces cantado, donde se reencuentra


consigo misma la humanidad en una especie de pensamiento que vuelve
sobre ella cíclicamente con cada uno de los hombres justos. Sólo una
medicina socializada puede conducir a la desalienación del ejercicio
médico. Y sólo desalineando este ejercicio es posible lograr el encuentro
del acto curativo con ese amor universal”
El Dr. Rodríguez concluye que no basta tener un buen código de Deontología o una
moderna Ley del ejercicio de la medicina sino se cambian las bases del intercambio
capitalista sobre las que se asientan el acto curativo. Finaliza la obra con una frase
contundente: “Ejercitar privadamente (¡aun cuando se cubra de barnices!), es el camino
contrario a la lucha por la desalienación del acto curativo.”
CONCLUSION

La obra de Gilberto es una denuncia de la tremenda Injusticia social existente en


Venezuela, que se expresa en el hecho de que el 90 por ciento de la Población de escasos
recursos económicos cuenta para ser atendido con 182 públicos, mientras que el restante 10%
de la población con recursos económicos suficientes, cuenta con 173 unidades privadas
dotadas con servicios de hospitalización.” sostuvo que con la “civilización” la enfermedad
dejó de ser “un opuesto de la comunidad al que debía vencerse y expulsar, para devenir en
un opuesto individual, ¡gracias a la conversión del conocimiento médico en una propiedad
privada y subsecuente empleo como valor de cambio!” ¡Que vivan los enfermos!

Para el Dr. Gilberto Rodríguez, consideraba que el acto curativo debe ser un acto
“amoroso”, como lo son las cosas principales de la vida: educar, sembrar,…contrario a lo
expuesto anteriormente, Le asqueaban los médicos que “'alquilan' cargos, porque tienen
varios puestos y colocan a otro colega en uno de ellos, asalariado;” o a “esos médicos
'docentes', quienes no enseñan ni transmiten cabalmente sus experiencias, ex profeso, sino
'algunas cositas ’, como el avaro imbécil quien a diario amasa su dinero envuelto y mira a los
demás con desconfianza, por el rabillo del ojo.”

Señalo el gran “negocio” que constituye las enfermedades dentro del sistema capitalista, y
debido a esto propuso “Para desalienar y generalizar entonces ese trabajo médico, es
necesario devolver a la sociedad lo que le pertenece: el conocimiento… Donde se rescate
incluso el acto de amor que debe ser la curación.”

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