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Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Escuela de Psicología
Cátedra Psicopatología Clínica
Prof. Daniel Lorca Baronti

Ensayo

“El impacto de la normatividad en psicopatología”

Autores
Eduardo González Roposi
Daniela Villa Valdebenito
Hablar sobre la salud mental ha sido siempre una iniciativa cargada de dificultades,
puesto que los marcos de referencia para la definición de los conceptos
involucrados estarán constantemente ligados al contexto en el cual se producen y,
por ende, existirán tantos marcos de referencia como contextos de estudio. Así,
encontraremos que ante la construcción de un cuerpo teórico respecto a la salud
mental estará siempre en juego el contexto, ya sea histórico-cultural o generacional,
así como también el contexto filosófico en el cual aquellas teorías se produzcan.
Debido a esto, es posible percatarnos que las nociones de salud mental
consolidadas a través del tiempo, responden a distintos contextos y preocupaciones
existentes en el momento en que se producen, considerando que “Esto es verdad
en el caso de que se desconozcan las diferencias del medio ambiente cósmico, del
equipamiento técnico y del género de vida, que convierten a lo actualmente anormal
en lo normal de antaño” (Canguilhem, 1966, p.131) haciendo hincapié en los
cambios que se producen a través del tiempo . Ante este escenario diversos autores
han trabajado para establecer una manera de conseguir definiciones respecto a la
salud que permitan el avance teórico sobre fundamentos estables, siendo Georges
Canguilhem uno de los filósofos importantes en esta gran labor.

A través del análisis en torno a la lectura de algunos capítulos sobre Lo normal y lo


patológico de Georges Canguilhem (1966), es posible comenzar a vislumbrar los
caminos que se han recorrido respecto a la definición y delimitación de tales
conceptos, así como también otras ideas respecto a la salud -y concepciones
relativas a la vida del ser humano- que es posible reconocer en el fundamento de
las ciencias de la salud mental.

En esta oportunidad buscamos exponer una breve discusión alrededor de


concepciones muy utilizadas bajo el alero del sentido común, pero que ante la luz
de un análisis, van revelando su historia y sus complejidades, así como también el
impacto que su comprensión puede llegar a tener en la manera de ser pensados, y
por lo tanto, en la visión del mundo que ésta configura.

Con este fin es importante comenzar la exposición delimitando el contorno temático


que se busca abarcar a través del desarrollo de algunas definiciones importantes,
para luego desarrollar ciertas ideas que emerjan y que nos permitirán pensar sobre
algunas aristas llamativas que salen a flote mediante el ejercicio reflexivo. Así se
irán gestando ciertas líneas de pensamiento que desemboquen en eventuales
conclusiones que, a su vez, instauren nuevas preguntas en pos de la continuidad
del pensamiento.

Para comenzar el trabajo reflexivo abordaremos algunas consideraciones respecto


a la idea de normalidad que existen dentro del registro de lo que podemos
denominar el sentido común, en primer lugar, la idea de lo normal como algo ligado
a los límites que como sociedad conocemos. Por ejemplo, es llamativo darnos
cuenta cómo en algunos sectores de la población chilena se considera normal vivir
bajo un estrés constante y, por lo tanto, normal padecer sus consecuencias más
comunes como ansiedad, problemas de colon irritable o insomnio, entre otras. Esta
es la puerta de entrada a nuestra reflexión sobre lo normal. Y es que encontramos
múltiples maneras de interpretar la realidad descrita, de manera que la definición de
normalidad puede tomar distintas formas. Es posible delimitar el concepto de
normalidad desde diversos ángulos, ya sea desde la estadística en términos
numéricos que destacan la regularidad, o desde ciencias de la salud en términos
que destaquen la calidad de vida. Es en este punto coyuntural del pensamiento
donde destaca la posibilidad de pensar el aporte estadístico en relación a
características humanas, ya que en los valores estadísticos subyacen
interpretaciones del ser humano, así “Las constantes se presentan con una
frecuencia y un valor promedio, en un grupo dado, que les confiere valor de normal,
y esta normal es en verdad expresión de una normatividad” (Canguilhem, 1966,
p.129). Destacando la normatividad como un factor clave a la hora de pensar lo
normal, instaurando de esa manera lo normal como resultado de la capacidad de
establecer normas según el contexto en el que nos encontramos. Por lo tanto, lo
normal estará supeditado a las normas establecidas por la capacidad normativa del
ser humano, y esta normatividad está estrechamente relacionada con la capacidad
de adaptarnos a diversos contextos, y es a lo largo de este proceso donde destaca
que “Para cada función y para el conjunto de las funciones existe un margen en el
que juega la capacidad de adaptación funcional del grupo o de la especie”
(Canguilhem, 1966, p.129), así es posible pensar que lo normal podrá tomar
diversas formas dentro de aquel margen en el que oscila la capacidad de adaptación
en situaciones históricamente diversas. Es importante destacar que uno de los
aportes que proporciona el estudio de las frecuencias estadísticas –de las
características humanas- está ligado a una traducción de la normatividad vital y
social (Canguilhem, 1966), y nos permite conocer mejor las características de la
sociedad que las produce tomando en cuenta que “Un rasgo humano no sería
normal porque fuese frecuente, sino a la inversa: sería frecuente por ser normal, es
decir normativo en un género de vida dado” (Canguilhem, 1966, p.120). El carácter
normativo del ser humano establece rasgos que pasan a ser normas de vida, puesto
que permiten cierto grado de adaptación dentro del medio y la sociedad, por lo tanto,
se convierten en rasgos normales que con el tiempo llegan a ser frecuentes.

En este punto es importante indicar

“Que tales normas no son el fruto de hábitos individuales que determinado


individuo podría adoptar o abandonar a su antojo. Si se admite una plasticidad
funcional del hombre, vinculada en él con la normatividad vital, no se trata de
una maleabilidad total e instantánea, puramente individual” (Canguilhem,
1966, p.132)

Lo normal será definido por la normatividad del conjunto o grupo de personas y


aceptado como tal con el paso del tiempo. Esto nos permite volver al ejemplo con
el que comenzamos y comprender un poco mejor porqué –en términos de sentido
común- se considera normal que un individuo viva atacado por el estrés y así mismo
comprender la normatividad como el terreno fértil del sentido común.

En el ámbito de la salud mental y la psicopatología la discusión exige precisión,


precisión que a la luz de la ciencia se muestra imposible de alcanzar en una
sociedad que jamás detiene sus procesos de cambio, en donde lo que fue normal
ahora se mira con ojos de extrañeza y en donde lo que ahora nos parece normal
fuese considerado patológico antaño. Lo normal y sus cambios nos hacen
considerar la posibilidad que en este ámbito –el ámbito psicopatológico- estamos
un paso más atrás de lo que realmente está pasando, por ende “Si lo normal no
tiene la rigidez de un hecho de obligación colectiva sino la flexibilidad de una norma
que se transforma en su relación con condiciones individuales, es evidente que la
frontera entre lo normal y lo patológico se hace imprecisa” (Canguilhem, 1966,
p.138). ¿Cómo entonces hablar de patología?, la clave en esta situación se
encontraría en el individuo, puesto que esta difusa diferenciación entre lo normal y
lo patológico se establece al considerar la multiplicidad de individuos, pero se torna
precisa al considerar a un solo individuo a través del tiempo (Canguilhem, 1966).
Un individuo y su historia nos permite develar las nociones de patología, sus
definiciones y sus límites, destacando de esta manera que “Es necesario comenzar
ante todo por comprender el fenómeno patológico como algo que revela una
estructura individual modificada” (Canguilhem, 1966, p.139).

Este es el punto de partida para consolidar las ciencias de lo patológico y sus


diferentes maneras de concebir al individuo. ¿Hasta qué punto la psicopatología
podrá mantener el ritmo de los cambios en la norma? Es una pregunta que nos
invita a indagar y pensar sobre el futuro de la psicopatología y nuestro rol en este
proceso. El estudio sobre la psicopatología requiere mantener una atención
constante a las normas del momento, así como también identificar los cambios que
emergen desde la normatividad y observar los efectos que éstos producen en los
individuos.
Bibliografía

Canguilhem, G. (1986). Lo normal y lo patológico. México: Siglo XXI.

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