Sei sulla pagina 1di 5

246205. . Sala Auxiliar. Séptima É poca. Semanario Judicial de la Federación. Volumen 28, Séptima Parte, Pág. 17.

CASO FORTUITO Y FUERZA MAYOR. LAS DIFICULTADES DE ORDEN TECNICO


Y LA INCOSTEABILIDAD DE LA OPERACION NO CONSTITUYEN CASO
FORTUITO NI FUERZA MA YOR Y , POR LO T ANTO, SI EL ACTOR, ESTIMANDO
LO CONTRARIO, DEMANDO LA RESCISION DEL CONTRATO RESPECTIVO, LA
ACCION EJERCITADA RESULTA IMPROCEDENTE. Generalmente es aceptado que el
caso fortuito lo constituye un acontecimiento natural inevitable, previsible o imprevisible,
que impida, en forma absoluta, el cumplimiento de una obligación legalmente adquirida. En
el derecho romano se definió por el jurista Gayo como "aquella contingencia a la que la
humana naturaleza no puede resistir" (major casus est cui humana infirmitas resistere non
potest). De consiguiente, es manifiesto que ni "las dificultades técnicas" que puedan
presentarse en la industria de la explotación del azufre o de cualquiera otro producto, ni la
"incosteabilidad" de tal operación pueden constituir un caso fortuito, simplemente porque
tales circunstancias no tienen el carácter de "acontecimientos naturales", que son la
sustancia misma del caso fortuito, como seriá n las inundaciones y los temblores. La fuerza
mayor, a diferencia del caso fortuito, no es ajena a la voluntad del hombre, pues, depende
de la de un tercero distinto de los sujetos de la relación jurid́ ica que impide, en forma
absoluta, en cumplimiento de una obligación. Por tanto, en lo que respecta a las
"dificultades de orden técnico", es incuestionable que tampoco pueden considerarse como
fuerza mayor. Ello porque no son voluntad de personas ajenas a la relación contractual que
liga a los contratantes, si dichas dificultades derivan, por ejemplo, de condiciones
geológicas de la estructura del terreno anteriores a la celebración del contrato. A mayor
consideración, la fuerza mayor exige, como el caso fortuito, que el hecho impida, de una
manera absoluta, el cumplimiento de la obligación, circunstancia que no se actualiza a
virtud de las "dificultades técnicas", sino que la superación de tales dificultades es cosa
normal en industrias como la que se menciona. En cuanto se refiere a la "incosteabilidad
manifiesta de la operación", debe decirse que tal cuestión tampoco tiene el carácter de
fuerza mayor. En primer lugar, porque la incosteabilidad no la constituye la voluntad de un
tercero ajeno a la relación contractual, sino que tal circunstancia se debe a la concurrencia
de un complejo de causas de diversa iń dole a la cual toda empresa esta sujeta, advirtiéndose
que tampoco la incosteabilidad impide, de manera absoluta, como lo exige la fuerza mayor,
el cumplimiento de la obligación; podrá ser que su cumplimiento se haga más gravoso,
pero, se insiste, no lo impide de manera absoluta.

Amparo directo 6327/65. Ciá . Exploradora del Istmo, S.A. 26 de abril de 1971. Cinco
votos. Ponente: Alfonso López Aparicio.

-1-

183461. IV.2o.T.69 L. Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. Tomo XVIII, Agosto de 2003, Pág. 1796.

PERSONALIDAD, PERSONERÍA, LEGITIMACIÓN E INTERÉS


JURÍDICO, DISTINCIÓN. Tanto la personalidad como la
personería y la legitimación constituyen -entre otros presupuestos
procesales- requisitos que previamente han de cumplirse para la
procedencia de la acción, pues son necesarios para que la relación
procesal pueda válidamente constituirse y mediante su desarrollo,
obtenerse la sentencia; luego, la personalidad consiste en la
capacidad en la causa para accionar en ella, o sea, es la facultad
procesal de una persona para comparecer a juicio por encontrarse en
pleno ejercicio de sus derechos (artículos 689, 691 y 692 de la Ley
Federal del Trabajo); de suerte que habrá falta de personalidad
cuando la parte -a la que se imputa- no se encuentra en pleno
ejercicio de sus derechos para actuar por sí en el proceso. En tanto
que la personería estriba en la facultad conferida para actuar en
juicio en representación de otra persona, pudiendo ser esa
representación tanto legal como voluntaria, surtiéndose la falta de
personería; por tanto, ante la ausencia de las facultades conferidas a
la persona a quien se le atribuye, o ante la insuficiencia de las
mismas o ineficacia de la documentación presentada para
acreditarla, entre otros casos (artículo 692 de la Ley Federal del
Trabajo). Mientras que la legitimación consiste en la situación en
que se encuentra una persona con respecto a determinado acto o
situación jurídica, para el efecto de poder ejecutar legalmente aquél
o de intervenir en ésta, o sea, es la facultad de poder actuar como
parte en el proceso, pues constituye la idoneidad para actuar en el
mismo inferida de la posición que guarda la persona frente al litigio.
En cambio, el interés jurídico implica una condición de procedencia
de la acción, toda vez que se traduce en la disposición de ánimo
hacia determinada cosa por el provecho, por la utilidad, por el
beneficio o por la satisfacción que esa cosa puede reportar al
accionante o excepcionante, o simplemente por el perjuicio o daño
que se trata de evitar o reparar; de manera que faltará el interés
siempre que, aun cuando se obtuviese sentencia favorable, no se
obtenga un beneficio o no se evite un perjuicio (artículos 689 y 690
de la Ley Federal del Trabajo).
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE
TRABAJO DEL CUARTO CIRCUITO.
Amparo directo 240/2003. 25 de junio de 2003. Unanimidad de
votos. Ponente: Victorino Rojas Rivera. Secretaria: Nohelia Juárez
Salinas.
Nota: Por ejecutoria de fecha 26 de mayo de 2004, la
Primera Sala declaró inexistente la contradicción de tesis 47/2004-
PS en que participó el presente criterio.
-1-
245709. . Sala Auxiliar. Séptima Época. Semanario Judicial de la Federación. Volumen 121-126, Séptima Parte, Pág. 81.

CASO FORTUITO O FUERZA MAYOR. ELEMENTOS.


Independientemente del criterio doctrinal que se adopte acerca de si
los conceptos fuerza mayor y caso fortuito tienen una misma o
diversa significación, no se puede negar que sus elementos
fundamentales y sus efectos son los mismos, pues se trata de sucesos
de la naturaleza o de hechos del hombre que, siendo extraños al
obligado, lo afectan en su esfera jurídica, impidiéndole temporal o
definitivamente el cumplimiento parcial o total de una obligación,
sin que tales hechos le sean imputables directa o indirectamente por
culpa, y cuya afectación no puede evitar con los instrumentos de que
normalmente se disponga en el medio social en el que se
desenvuelve, ya para prevenir el acontecimiento o para oponerse a él
y resistirlo.
Amparo directo 4010/75. Sindicato de Empleados de Centralab-
México, S.A., C.R.O.C. 27 de junio de 1979. Cinco votos. Ponente:
Gloria León Orantes. Secretario: Leonel Castillo
González.
Amparo directo 4008/75. Rosalba Guardiola y otros. 27
de junio de 1979. Cinco votos. Ponente: Gloria León Orantes.
Secretario: Leonel Castillo González.
Amparo directo 4006/75. Gregorio Gallegos Labrado y otros. 27 de
junio de 1979. Cinco votos. Ponente: Gloria León Orantes.
Secretario: Leonel Castillo González.
20/10/2019

Semanario Judicial de la Federación - Tesis 179472


Novena Época Instancia: Fuente:
Tesis: Página:
Tribunales Colegiados de Circuito
 Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta Tomo XXI, Enero de
2005
 III.2o.T.30 K
 1846
Núm. de Registro: 179472 Tesis Aislada
Suprema Corte de Justicia de la Nación

REPRESENTANTE COMÚN Y APODERADO O


REPRESENTANTE LEGAL. SUS DIFERENCIAS Y
ALCANCES.
La palabra personalidad tiene dos acepciones: la primera, se
refiere a todos los atributos jurídicos de una persona; la
segunda, a la aptitud legal de representación jurídica o
legitimación procesal; por ello, las partes pueden otorgar
facultades a un tercero para que las represente en un juicio o
a través de un mandato, contrato que constituye la manera
más común de perfeccionar la representación procesal, en
virtud de que el mandante confiere al mandatario una
representación para que actúe en su nombre y ejecute los
actos jurídicos que le encomiende, o bien, a través de un
poder, que es el acto en que se confiere formalmente la
representación y puede revestir características de un acto
unilateral. Por su parte, la representación común tiene lugar
cuando en un mismo juicio existe pluralidad de actores o
demandados, cuyas acciones o excepciones son comunes
por tener intereses afines en el negocio, por lo que deberán
litigar unidos nombrando a uno de ellos para que represente a
todos; así, la representación común es una figura jurídica
instituida dentro del procedimiento por economía procesal. De
ahí que un apoderado o representante legal es un tercero que
acude a defender derechos que no le son propios, sino que
en virtud de un contrato o poder se ha obligado a defenderlos,
por lo cual no tiene interés personal en el asunto, sino
meramente formal. En cambio, el representante común no es
un tercero ajeno al litigio, sino parte en sentido material con
interés personal en el negocio, ya sea porque es coactor, en
cuyo caso su interés provendrá de la acción misma que
ejerció, o bien, por ser codemandado y entonces su interés
en el asunto surgirá a partir de las excepciones y defensas
que opuso, como acontece en el caso a estudio; así, el
representante común defenderá al mismo tiempo derechos
propios y de sus representados, siendo requisito
indispensable que sus intereses sean afines o comunes, ya
que de lo contrario sería ilógico nombrar a un representante
común.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE
TRABAJO DEL TERCER CIRCUITO.
https://sjf.scjn.gob.mx/SJFSist/Paginas/DetalleGeneralV2.aspx?ID=179472&Clase=Detall
eTesisBL&Semanario=0

1/2

Materia(s): Común
Á
20/10/2019 Semanario Judicial de la Federación - Tesis 179472

Amparo en revisión 18/2004. Fausto Piedras Tovar. 31 de


mayo de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: Hugo Gómez
Ávila. Secretaria: María Guadalupe de Jesús Mejía Pulido.

Potrebbero piacerti anche