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LECCIÓN 5.

ASOCIACIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS| 1

LECCIÓN 5. ASOCIACIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS


5.1. Las asociaciones, en principio, dependen de la iniciativa de los fieles, siendo ellos, además, quienes las constituyen
5.2. Las distinciones del Código de 1917 y la actual distinción entre asociaciones públicas y privadas
5.3. Asociaciones que deben ser públicas
5.4. Régimen patrimonial de las asociaciones. Los bienes de las asociaciones públicas son bienes eclesiásticos
5.5. Diferencias organizativas entre las asociaciones públicas y privadas

5.1. Las asociaciones, en principio, dependen de la iniciativa de los fieles, siendo ellos, además,
quienes las constituyen
 Las asociaciones las constituyen los fieles. Los actos de la autoridad no pueden alterar ese sentido y,
como consecuencia, esa responsabilidad.
 Algunas asociaciones (de modo particular las públicas) dependen de actos de la autoridad, pero esos
actos no cambian su naturaleza.
 Siempre se debe diferenciar entre lo propio de la responsabilidad de los fieles y la responsabilidad de la
autoridad.
 Si la autoridad da origen a asociaciones, en realidad da origen a formas vacías que alcanzan su verdad
por la incorporación de los fieles.

5.2. Las distinciones del CIC-1917 y la actual distinción entre asociaciones públicas y privadas
 La antigua normativa nos ayuda a entender la actual: órdenes terceras, pías uniones y cofradías. Ahora
el criterio diferenciador es distinto: depende de la relación con la jerarquía.
 Públicas-privadas: una distinción actual. Diferencias con la antigua normativa.
 El título de asociaciones del Codex tiene 4 capítulos: normas comunes; asoc. públicas; asoc. privadas;
asoc. de laicos.
 Además de la diferencia entre asoc. públicas y privadas puede haber asociaciones de hecho (que no han
recibido ningún reconocimiento por parte de la autoridad).
 Las públicas tienen personalidad jurídica, las privadas pueden tenerla.

5.3. Asociaciones que deben ser públicas


-Asociaciones que tienen que ser públicas, c. 301 § 1: Corresponde exclusivamente a la autoridad
eclesiástica competente el erigir asociaciones de fieles que se propongan transmitir la doctrina cristiana en
nombre de la Iglesia, o promover el culto público, o que persigan otros fines reservados por su misma
naturaleza a la autoridad eclesiástica.
-En el § 2 se considera la función subsidiaria de la autoridad cuando no se provea de manera suficiente
por la iniciativa privada: Si lo considera conveniente, la autoridad eclesiástica competente puede erigir
también asociaciones que directa o indirectamente busquen alcanzar otros fines espirituales, a los que no se
provea de manera suficiente con la iniciativa privada.
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5.4. Régimen patrimonial de las asociaciones. Los bienes de las asociaciones públicas son bienes
eclesiásticos
Las asociaciones necesitan de medios económicos para poder realizar actividades encaminadas a
conseguir los fines que se proponen.

►Las asociaciones públicas gozan por su misma naturaleza de personalidad jurídica pública y, en
virtud del c. 1255, son “sujetos capaces de adquirir, retener, administrar y enajenar bienes temporales, según
la norma jurídica”. Así, el dominio de estos bienes corresponde a la asociación como tal, una vez los ha
adquirido legítimamente. El c. 1257 § 1 señala que los bienes de las asociaciones públicas por pertenecer a
personas jurídicas públicas, son bienes eclesiásticos, se rigen por las disposiciones al respecto contenidas en
el Código y por los estatutos, y están obligadas al rendimiento de cuentas (cfr. c. 319).

►Las asociaciones privadas. Los bienes de las asociaciones privadas NO son eclesiásticos. Sobre ellos
la autoridad ejerce un general deber de vigilancia. No obstante, también en estas asociaciones están bajo la
autoridad del Ordinario las donaciones o legados por causas pías (cfr. c. 325, c. 1257 § 2).

5.5. Diferencias organizativas entre las asociaciones públicas y privadas


- Diferencias respecto a la autonomía de las asociaciones a la hora de realizar sus nombramientos:
►En las asociaciones privadas hay pocas exigencias en el CIC, y por tanto casi todo depende de lo
establecido en los estatutos. Las privadas designan libremente a su presidente, oficiales y consejero espiritual
-no capellán- que necesita confirmación del Ordinario (cfr. c. 324).
►En las asociaciones públicas la autoridad confirma, instituye o nombra el presidente, y nombra al
capellán. Ver c. 317 § 1: A no ser que se disponga otra cosa en los estatutos, corresponde a la autoridad
eclesiástica de la que se trata en el confirmar al presidente de una asociación pública elegido por la misma,
o instituir al que haya sido presentado o nombrarlo por derecho propio; pero compete a la autoridad
eclesiástica nombrar el capellán o asistente eclesiástico, después de oír, cuando sea conveniente, a los
oficiales mayores de la asociación.

- Diferencias respecto a la incompatibilidad de ciertos cargos: En las que se ordenan directamente al


apostolado no deben ser presidentes quienes desempeñen cargos de dirección en partidos políticos (c. 317 §4).

- Situación especial de las asociaciones que dependen de IVC (c. 317 § 2: La norma establecida en
el § 1 se aplica también a las asociaciones erigidas por miembros de institutos religiosos en virtud de
privilegio apostólico, fuera de sus iglesias o casas; pero en las asociaciones erigidas por miembros de
institutos religiosos en su propia iglesia o casa, el nombramiento o confirmación del presidente y del capellán
compete al Superior del instituto, conforme a la norma de los estatutos).

- En las públicas se prevé situaciones para nombramiento de comisario (c. 318 § 1. En


circunstancias especiales, cuando lo exijan graves razones, la autoridad eclesiástica de la que se trata en el
c. 312 § 1, puede designar un comisario, que en su nombre dirija temporalmente la asociación).

- Para la remoción de cargos (c. 318 § 2. Puede remover de su cargo al presidente de una asociación
pública, con justa causa, la autoridad que lo nombró o confirmó, oyendo antes, sin embargo, a dicho
presidente y a los oficiales mayores según los estatutos; conforme a la norma de los cc. 192-195, puede
remover al capellán aquél que le nombró).

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