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Consecuencias.
DERECHO PÚBLICO
Muerto Mahoma sin que el Corán o la Sunnah determinarán algo acerca del
régimen estatal de su comunidad, se otorgan todos sus poderes, menos-claro
está- los especiales referentes a la que había sido su misión profética, al califa.
El califa es el jefe de la monarquía islámica, vale decir de los países cuyos
territorios están habitados por musulmanes (e infieles tolerados), en
contraposición con los países llamados de guerra, por estar habitados y
gobernados por infieles que no pertenecen a religiones relevadas, en los cuales
no se admite que vivan musulmanes. Estas naciones deben ser sometidas,
precisamente, por la guerra, la obligatoria e ineludible guerra santa.
El califa puede confiar el gobierno de algunas partes del Imperio a príncipes, con
el título de sultán, rey, emir (gobernador de provincia), otorgándoles sus mismos
poderes en los territorio respectivos. Pero el derecho musulmán no ha
reconocido como legales tales situaciones y gobiernos, considerando que en los
mismos la ley revelada padece siempre notables detrimentos, y ha condenado,
por consiguiente, el fraccionamiento de la comunidad musulmana, la cual debe
formar una sola nación bajo un solo soberano. Como quiera que sea, al
derrumbarse, en 1258, el califato abasida y frente a las situaciones de hecho
posteriores, “los juristas han adoptado una postura de acatamiento resignado, y
suelen decir que cualquier persona que detenta el poder debe ser obedecida
para evitar mayores males… Ante este problema, como en general ante todos
los que se plantea la inobservancia de la ley y el fracaso de otros muchos ideales
religiosos, la piedad musulmana se fortifica y consuela con la esperanza de la
gran restauración, que al fin llevará a cabo algún día el Mahdi, personaje que de
los esoterismos de las escuelas heterodoxas va penetrando cada día más la
conciencia de todos los creyentes fervorosos; el reino de Mahdi, especie de
Mesías musulmán, será la realización completa del ideal islámico” ( López Ortiz).
2. Sistema tributario.
Los infieles pagan una vez por año al recaudador islámico un impuesto personal,
el gizhay, que se considera parte íntegramente del conjunto de bienes que les
ha sido quitado pacíficamente otro impuesto a su cargo es el territorial más
elevado que el que pagan los musulmanes (kharag) los tributos pagados por los
infieles sirven para atender a los gastos de utilidad general.
La fijación de la pena queda librada a la libre y amplia apreciación del juez, pero
en todos los casos la pena debe estar por debajo de la correspondiente pena
fija.
4. Derecho judicial.
DERECHO PRIVADO
Los esclavos
El loco está equiparado al impúber, pero tiene validez algunos actos realizados
por él en los momentos de lucidez.
Son esclavos los que adquieren esta condición por nacimiento; nacen esclavos
los hijos de esclavos; si el padre y la madre son de distinta condición, e hijo
sigue la de la madre. Civilmente el esclavo es un bien venal. Su dueño puede
venderlo, donarlo, alquilarlo, empeñarlo, etc. (En el siglo pasado, la Meca se
convirtió en el centro del comercio de esclavos). No puede ejercer cargos
jurisdiccionales, no disponer como castigo. No tiene el derecho de propiedad,
pero, con el consentimiento de su dueño, puede disponer de su peculio,
representado por sus ganancias, y con él comprar la libertad. Siempre que su
dueño se lo permita, puede contraer matrimonio y casarse con mujeres libres
(de dos a cuatro, según las escuelas). Puede ser habilitado al comercio o al
ejercicio de un arte. El dueño no tiene derecho de vida o de muerte sobre un
esclavo, ni puede someterlo a malos tratos. Si la esclava, concubina del dueño,
da a luz, no puede ser enajenada, y cuando él muere, adquiere la libertad y el
hijo tiene los derechos que tendría si fuera legítimo.
El acto de dar la libertad a los esclavos es considerado en el Islam altamente
meritorio. El dueño que manumite se convierte en patrono. El patrono comporta
derechos de tutela y sucesión, siendo su naturaleza similar al vínculo familiar.
2. Derecho de Familia.