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No podemos vivir sin gestos y actitudes corporales. Ellos expresan, provocan o dan realce a lo
que pensamos y sentimos: el abrazo, el beso, el apretón de manos, las lágrimas, el grito de
alegría, el silencio, el ponernos súbitamente de pie, aplaudir...y todos estos gestos surgen
"naturalmente", al compás de nuestros pensamientos y emociones. ¡Cuántas veces los gestos
"dicen" más que las palabras! Somos así: espíritu y materia; cuerpo y alma formando una
totalidad que se llama hombre.
Este hombre real participa y "crea" la liturgia. Por eso, la liturgia contiene muchos gestos y
actitudes con los que intentamos expresar exterior y corporalmente nuestros sentimientos
hacia Dios. Los gestos litúrgicos más importantes son: la señal de la cruz; las unciones; la
imposición de la ceniza; los ojos elevados al cielo; ciertos gestos relacionados con las manos:
manos juntas y plegadas sobre el pecho; manos que se golpean el pecho; manos elevadas y
extendidas; manos que dan y reciben la paz; manos dispuestas para recibir el Cuerpo del Señor.
La Iglesia insiste en la necesidad de renovar, actualizar, "entroncar" los gestos con cada
cultura, para que las palabras y gestos sean más "significativos" para la mentalidad del hombre
moderno e incluso para cada región y comunidad. La liturgia consta de una parte inmutable por
ser de institución divina (la fórmula de la consagración por ejemplo), y de otras partes sujetas
a cambio, que pueden y aún, deben ir cambiando, como lo ilustra la historia de la Iglesia.
"Por esta razón, los textos y los ritos se han de ordenar de manera que expresen con mayor
claridad las cosas santas que significan y, en lo posible, el pueblo cristiano pueda comprender
fácilmente y participar en ellas por medio de una celebración plena, activa y comunitaria" (SC
21).
Este deseo de la Iglesia es por demás coherente: la repetición constante de los ritos, realizados
generalmente sin conocer su significado, produce un inevitable desgaste y llegan a "no decir
nada". La liturgia no es un teatro. La tarea de renovación litúrgica exige reflexión, creatividad y
participación. Mientras tanto es necesario conocer el significado de los gestos y ejecutarlos con
espontaneidad y convicción, haciendo de ellos auténtica expresión de nuestros sentimientos
religiosos.
LOS QUE SE RELACIONAN CON GESTOS Y POSTURAS:
GESTOS:
MANOS JUNTAS: Es señal de respeto y de oración. Es un gesto de humildad y
vasallaje, y de actitud orante y confiada. Es el gesto más acomodado a la
celebración litúrgica cuando las manos no han de emplearse en otros ritos o no
se prescribe que se tengan levantadas. Es la mejor postura a la hora de ir a
comulgar.
EXTENDER LAS MANOS Y ELEVAR A LA VEZ LOSBRAZOS: Son súplicas solemnes;
colecta, plegaria de la misa, paternóster, prefacio. Levantar y extender las
manos al rezar expresa los sentimientos del alma que busca y espera el auxilio
de lo alto. Hoy es un gesto reservado al ministro que celebra la santa misa.
EXTENDER Y VOLVER A JUNTAR LAS MANOS: Es el deseo del sacerdote de
estrechar a la asamblea en un común abrazo de fraternidad, de recoger las
intenciones y deseos de todos para ofrecérselos a Dios, y derramar sobre ellos
las misericordias de Dios.
MANOS QUE DAN Y RECIBEN LA PAZ: Las manos extendidas, abiertas y
acogedoras simbolizan la actitud de un corazón pacífico y fraternal, que quiere
comunicar algo personal y está dispuesto a acoger lo que se le ofrece. Cuando
unas manos abiertas salen al encuentro de otras en idéntica actitud, se percibe
el sentimiento profundo de un hermano que sale al encuentro de otro hermano,
para ratificar, comunicar o restablecer la paz.
MANOS QUE RECIBEN EL CUERPO DEL SEÑOR: Las manos dispuestas para
recibir la Santa Comunión han de ser signo de humildad, de pobreza, de espera,
de disponibilidad y de confianza. También son signo de veneración, de respeto
y de acogida, pues el Pan eucarístico no se coge sino que se acoge, se recibe.
SEÑAL DE LA CRUZ: Es el gesto más noble y el más frecuente y elocuente. No es
un garabato, que termina besándose uno el dedo pulgar. Se produce de dos
modos: sobre uno mismo, con los dedos extendidos de la mano derecha; o,
cuando un sacerdote debe bendecir en nombre de Cristo, sobre las personas u
objetos con la misma mano levemente encorvada. Una sola vez, al inicio del
oficio divino, se hace sobre los labios con el dedo pulgar para pedirle al Señor
que Él mismo “los abra para poder proclamar con la boca sus alabanzas”. Debe
hacerse desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo al derecho.
¿Qué significa hacerse la señal de la cruz? Primero venerar la cruz redentora de
Cristo. Segundo, sellar con ella nuestra persona cristiana y así fortalecerla para
hacer el bien y evitar el mal. Esa señal comienza en la frente, para que Dios, con
su Santa Cruz, nos quite los malos pensamientos y nos proteja los buenos.
Después de la frente va al pecho para que nos quite los malos deseos del
corazón y nos proteja los buenos. Y finalmente, nos envuelve de izquierda a
derecha, para proteger del mal todo nuestro ser.
LA REVERENCIA: Consiste en ligeras inclinaciones de cabeza, ante el altar, ante
imágenes, al recibir la Sagrada Comunión, cuando el acólito inciensa al
sacerdote y al pueblo; o al incensar el mismo sacerdote hace reverencia al
crucifijo o a la imagen de los santos, a modo de saludo reverente. Aquí no sólo
es señal de cortesía humana, sino que las reverencias están revestidas de culto
sagrado. Tienen que ser hechas despacio, y sólo con la cabeza, no con todo el
cuerpo, a no ser que sea en la misa después de ofrecer el pan y el vino y antes
del lavado de las manos, donde se inclina ligeramente también el cuerpo. Aquí
ya no es sólo reverencia, sino total inclinación.
LAS MIRADAS: Unas veces invitan a la admiración y adoración callada, de fe
sentida y de recogimiento; por eso, clavamos la mirada en la Hostia consagrada
y en el cáliz al levantarlos el sacerdote en la consagración, en la custodia de la
exposición y bendición del Santísimo. También la mirada del sacerdote a la
gente es señal de comunicación fraterna, de saludo cordial. Cuando los ojos
están cerrados simbolizan, no tanto que estamos durmiendo, sino que estamos
en profundo silencio y recogimiento para saborear la comunión, o las lecturas
leídas. Es falta de respeto, cuando se da la homilía, no mirar al predicador.
Simbolizaría desinterés total, despecho; también sería falta de cordialidad e
interés si el predicador no mirase a los fieles a la hora de predicar. Cuando uno
eleva los ojos hacia arriba está indicando petición a Dios o desagravio por los
pecados propios y de la humanidad.
LOS BESOS: El sacerdote da un beso al altar al comenzar y al terminar la santa
misa; es Cristo quien recibe ese ósculo. Los fieles se dan el beso en el momento
de la paz. Son señales de afecto, de gratitud, de adhesión, de veneración y de
reconciliación. Besamos las reliquias, el crucifijo, la mano del sacerdote que
bendice y perdona. Cada uno de estos ósculos imprime un sello religioso
especial en las personas o cosas que los reciben. En muchas partes no es
oportuno el beso de la paz, por motivos culturales; entonces se prefiere el
apretón de manos.
GOLPES DE PECHO CON LA MANO: Es una de las señales más expresivas de
dolor y contrición de corazón, en un pecador. Se hace en la confesión, al
momento de decir el acto de contrición. Lo hacemos en el momento del “Yo
confieso” de la santa misa. Así, con ese gesto humilde, aplacamos y agradamos
mejor a Dios y expresamos más sentidamente nuestra compunción ante los
demás hermanos. Los golpes deben ser hechos con suavidad.
LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS: Significa varias cosas, transmisión de poderes
superiores a personas o grupos de elección, o de algún carisma o misión, o
absolución de culpas. También es signo de bendición de Dios y de consuelos en
la unción de enfermos. En el momento de la consagración manifiesta el poder
maravilloso de los sacerdotes de convertir el pan y el vino en Cuerpo y Sangre
de Cristo.
CAMINAR HACIA EL ALTAR: No es un simple gesto, es un rito. Es también
símbolo de nuestro peregrinar al cielo. Caminamos con otros, no solos. Así, en
las procesiones, peregrinaciones, vamos con alegría, sin temores, pues sabemos
que Cristo es el Camino vivo y verdadero.
CANTAR: El que canta ora dos veces, decía San Agustín. El canto es el afecto del
corazón hecho música.
POSTURAS:
En pie
- Al recibir al sacerdote (que hace presente a Cristo Cabeza).
- En el cántico del aleluya antes del Evangelio.
- En la aclamación a la invitación a la oración después de lavarse las manos el
sacerdote: "Orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro..."
- Después de la genuflexión del sacerdote al concluir la consagración.
- Cuando se levanta el sacerdote para invitarnos a orar tras la comunión. Así
permanecemos hasta que termina la misa (una vez que se ha retirado el sacerdote).
Sentados
- Durante las lecturas que preceden al Evangelio.
- Durante la homilía.
- Mientras se preparan los dones en el ofertorio.
- Durante los silencios sagrados (tras la homilía y tras la comunión).
De rodillas
- Desde la epíclesis (invocación al Espíritu Santo señalada por la imposición de manos
del sacerdote sobre el pan y el vino) hasta el final de la consagración (tras la
genuflexión del sacerdote).
Sólo un problema físico (razones de enfermedad, estrechez del lugar, aglomeración de los
participantes...) puede justificar no arrodillarse en la consagración. Los que no puedan hacerlo
por enfermedad o debilidad, son invitados a hacer una profunda inclinación mientras el
sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.
VELAS: La luz es símbolo de vida, verdad y amor, también es la actitud que debemos tener
como cristianos: debemos ser la luz del mundo
CALIZ: Es la copa de la Cena del Señor, contiene el vino transformado en la Sangre de Cristo
COPON: Es el vaso especial para guardar las formas consagradas
PAN y VINO: Símbolo de alegría y prosperidad, y del trabajo del hombre, que se convierten
en cuerpo y sangre de Cristo.
INCIENSO: Indica respeto y sentido sagrado; una actitud de elevación del CORAZÓN hacia
Dios.
AGUA BENDITA: Es símbolo de purificación, vida y fecundidad.
ALTAR: De la voz latina ALTA que significa elevado, es el centro de la celebración, pues en
este lugar se celebra la misa.
CREDENCIA: Es la mesa colocada cerca en el altar, donde va n los objetos que se usan durante
la Eucaristía.
ATRIL: Se usa para poner el Misal, ahí se coloca el monitor.
AMBON: Se usa SOLO para las lecturas y la homilía.
La Misa,
Paso a paso: Liturgia de la Palabra y
Liturgia Eucarística
La Misa cuenta con una preparación, llamada Ritos iniciales.
Ritos iniciales
Estos ritos son: el Canto de entrada, el Saludo, el Acto Penitencial, el Señor ten piedad,
el Gloria (los domingos) y la Oración Colecta.
El sacerdote, extendiendo las manos saluda al Pueblo: "El Señor esté con vosotros..."
¿Qué es?
Es un canto de súplica en la que los fieles aclaman al Señor y solicitan su
misericordia.
Aunque es un canto, puede recitarse. En ese "ten piedad" se incluyen todos los
hombres, con todas sus necesidades materiales y espirituales
Se canta o se dice el himno: Gloria a Dios en el Cielo, y en la tierra paz a los hombres
de buena voluntad...
¿Qué es?
- Es un canto antiquísimo de aclamación y suplica. Se canta los domingos -
fuera del tiempo de Adviento o Cuaresma- y en celebraciones solemnes o con
asistencia especial del pueblo.
- Comienza con las palabras del ángel en Belén.
- Sigue con una estrofa dirigida a Dios Padre, como Señor, Rey del Cielo y
Omnipotente.
- Continúa con una segunda estrofa dirigida a Dios Hijo, al que se llama Señor,
Cordero de Dios, Hijo del Padre: es decir, se resalta su señorío, su carácter
redentor y su filiación natural divina.
- Concluye con una glorificación a Cristo, al Espíritu Santo y al Padre.
¿Qué es?
- Es una oración que el sacerdote dice con las manos juntas, introducida
probablemente por san León Magno en el siglo V, que consta de cuatro partes:
1. Invitación a la oración.
2. Un momento de silencio, para la oración personal, abierta a intenciones
universales.
3. Oración por parte del Sacerdote, dirigida a la Trinidad: Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo...
4. Conclusión, con una profesión de fe.
5. Aclamación y asentimiento por parte del pueblo, que contesta: Amén; es decir: Así
se sea, que se haga así.
Liturgia de la Palabra
¿Qué significa la expresión "liturgia de la Palabra"?
- En esta parte de la Misa escuchamos la “proclamación” de la Palabra de
Dios. Cristo mismo es quien la realiza, ya que es Palabra de Dios encarnada,
la única Palabra que resuena en el antiguo y en el Nuevo Testamento.
- Se lee una selección de textos de la Sagrada Escritura, tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento.
LECTURAS (SENTADOS)
¿Qué son?
- Son lecturas variadas de la Sagrada Escritura, que se van haciendo en
determinados periodos del año, de tal forma que el pueblo vaya conociendo
las partes más significativas del Antiguo y del Nuevo Testamento.
- En ellas Dios habla a su pueblo, le descubre el misterio de la redención y la
salvación, y el mismo Cristo, por su palabra, se hace presente en medio de
los fieles.
¿Cómo se leen?
- El lector va al ambón y los fieles se sientan
- No se dice "Primera lectura" o "Segunda lectura", sino que se leen
directamente.
- Terminan con la expresión: Es palabra de Dios. Esto no es una aclaración,
sino una confesión de fe.
- Todas estas lecturas, lo mismo que el salmo responsorial que viene a
continuación, se hacen desde el ambón.
HOMILIA (SENTADOS)
¿Qué es la homilía?
- Es una predicación del sacerdote o del diácono que comenta la Palabra de
Dios dentro de la Liturgia, a partir, fundamentalmente, de las lecturas que se
han escuchado.
- Se debe pronunciar siempre los domingos y días festivos.
- No es un discurso acerca de las ideas personales del que predica, sino una
prolongación de la lectura bíblica.
- Por eso, el que predica debe ser un oyente y un servidor humilde de la Palabra
de Dios.
¿Qué fin tiene?
- Ayudar a los fieles, a los hermanos en la fe, a captar el mensaje que las
lecturas transmiten hoy y ahora, ayudándoles en sus necesidades y
alentándoles a responder a sus exigencias.
- El lenguaje debe ser claro, sencillo, adaptado a los oyentes, encarnado en sus
vidas.
¿Quién puede decir la homilía?
- El Directorio (41) establece: "la homilía corresponde al sacerdote o diácono.
En la celebración litúrgica no debe ser pronunciada por laicos.
- Tampoco conviene que sea "compartida", como podría ser en grupos muy
reducidos; el diálogo a veces puede ayudar, sobre todo en las Misas con
niños: la homilía no se improvisa.
La Oración de los fieles también se llama Oración común, Oración o Plegaria universal
Consta de una introducción y de unas peticiones de carácter universal, y también local:
-por las necesidades de la Iglesia Universal,
-por las necesidades de la sociedad, por los gobernantes de las naciones, de las
personas, por la salvación del mundo,
- por los que sufren cualquier necesidad,
-por la comunidad local.
Las peticiones pueden ser leídas por una o varias personas y han de estar preparadas
y escritas. Pueden amoldarse a las diversas celebraciones: una boda, un funeral, etc.
Liturgia Eucarística
Es la parte más importante de la Misa. La Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística
no son dos actos de culto distintos, sino dos momentos celebrativos de un único
misterio.
Primero se prepara el altar o mesa del Señor, colocando el Corporal, el Cáliz y el Misal
en el altar.
Luego los fieles presentan en el Altar el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo
y la Sangre de Cristo. Las reciben el diácono o el sacerdote.
También pueden traer otras ofrendas, para fines caritativos o útiles para el
sostenimiento del culto. Se colocan fuera de la mesa del Señor.
¿Qué tradición tiene la presentación de las ofrendas?
- En los primeros siglos de la Iglesia, los fieles llevaban de sus casas los dones
que debían ser ofrecidos, y que eran presentados al sacerdote por un diácono.
¿Qué significado tiene este rito de las ofrendas?
- Tiene un significado bautismal, porque sólo pueden hacer ofrendas los
bautizados en comunión con la Iglesia.
- Tiene un significado eucarístico, porque los dones se presentan para ser
consagrados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo
- Tiene un significado antropológico: ese ofrecimiento de los frutos más
representativos del trabajo del hombre significa el ofrecimiento de cada fiel en
concreto, de su vida, de su trabajo, de sus ilusiones.
-Tiene un significado social: no son ofrendas sólo individuales, sino de toda la
Iglesia.
¿El pan y el vino se presentan juntos o por separado?
- Se presentan por separado, siguiendo la tradición litúrgica. Lo contrario sería
además empobrecer los signos.
- A continuación el sacerdote toma entre sus manos la patena con la hostia y
elevándola un poco, recita una plegaria de bendición. Hace lo mismo con el
cáliz.
- Antes de presentar el vino se depositan en el cáliz unas gotas de agua. Es un
rito antiquísimo, porque parece que así lo hizo Nuestro Señor.
¿Qué simboliza esta mezcla de agua y vino?
- El agua simboliza a los fieles y el vino a Cristo. La mezcla de vino y agua
simboliza la unión de nuestra naturaleza humana con la naturaleza divina de
Cristo.
- También simboliza el agua y la sangre que brotaron el costado de Cristo al
ser traspasado con la lanza.
Todos contestan: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza
y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia
- Es una oración que se recita en voz alta, con las manos extendidas, y que
cierra y condensa el sentido de esta primera parte de presentación de los
dones
- Esta oración prepara a la Asamblea para su participación en la gran oración
eucarística.
- La Iglesia ruega para que, unidos a la entrega de Cristo, los fieles ofrezcan su
existencia entera a Dios Padre.
Rito de la paz: Sigue el Rito de la paz por el cual los fieles se expresan mutuamente la
caridad. El sacerdote desea la verdadera paz a todos, invitando a la Asamblea a
manifestar ese mismo sentimiento.
Ese gesto puede ser: darse la mano, inclinar la cabeza o un abrazo. Es un gesto de
comunión, no de felicitación. Debe ser un gesto verdadero. No hay ninguna fórmula. La
paz que se desea ha de entenderse en el sentido bíblico-teológico: compendio de todo
bien, fruto del Espíritu Santo que lleva a los fieles al amor a Dios y a los hermanos.
(DE RODILLAS) Fracción del pan: El sacerdote toma el pan consagrado, lo parte sobre
la patena y deja caer una parte del mismo en el cáliz, diciendo en secreto: El Cuerpo y
la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros
alimentos de vida eterna.
LA COMUNION
El sacerdote comulga y, a continuación, lo hacen aquellos fieles -es decir, sólo pueden
comulgar los fieles bautizados- que se saben con las debidas disposiciones. Se han
examinado y han reconocido que están en gracia de Dios (que no tiene ningún pecado
mortal sin confesar).
La Iglesia nos recuerda que “los que van a recibir el sacramento no lo hagan sin estar
durante una hora en ayunas de alimentos sólidos y bebidas, exceptuando el agua”
(Ritual).
La comunión es un don que el Señor ofrece a los fieles por medio de un ministro
autorizado. Se imita el gesto del Señor: "se lo dio, diciendo, tomad...".
Por esa razón, la Iglesia no admite que los fieles tomen por sí mismos el pan
consagrado y el cáliz sagrado; ni que se lo pasen de uno a otro. Ese autoservicio sería,
además, una manifestación de clericalismo, porque se obligaría a todos a comulgar en
la mano y la Iglesia respeta la sensibilidad de cada uno. Unos pueden comulgar en la
boca y otros en la mano.
Se pide la ayuda de Dios para todos los que han tomado parte en la Eucaristía, para
que Dios les ayude en su vida diaria.
El Amén del pueblo expresa la confianza en la misericordia de Dios.
La despedida.
Hay dos despedidas:
La despedida de los fieles, con una frase sencilla: podéis ir en
paz. Y
La despedida del altar, símbolo de Cristo. El celebrante principal
lo venera mediante un beso, como al principio. Es una expresión
de amor y veneración de toda la Iglesia a Cristo.
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos,
marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de
coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro
de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración
o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
La Iglesia recomendó rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues
era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias
para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas
cultas y letradas, pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos
que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince
decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
A finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán sufría al ver que la gravedad de los pecados
de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses y decidió ir al bosque a rezar.
Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el
sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma
para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las
campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una
tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes
pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral, alzaba tres veces los brazos
hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París
con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció
y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con
imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque
le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María,
había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a
rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer
popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de
las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la
Iglesia.
El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y
empezó a ser olvidado.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó “la muerte negra”
en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia
de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús,
la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo
Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos
en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir
de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto, en la cual los cristianos
vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla, su religión podía peligrar
y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen.
El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa
despachando asuntos cuando de repente se levantó y anunció que la flota cristiana había sido
victoriosa. Ordena el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los
mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de
Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del
Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado
la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de octubre y algunos dominicos
siguen celebrándola el primer domingo del mes.
En el Santo Rosario, la oración mental no es otra cosa que la meditación sobre los principales
misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. Estos
quince misterios originales se han dividido en tres grupos: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos. En
2002 S.S. San Juan Pablo II agregó un cuarto grupo de misterios, los Misterios Luminosos.
Cada grupo de misterios, contienen 5 momentos de la vida de Jesús o de la Virgen María, que
nos ayudaran a reflexionar e imitar su vida acá en la Tierra, para transformar nuestras vidas, y
ser testigos de Él; además de contar con la intercesión divina de nuestra madre la Virgen María,
siendo ella nuestro auxilio en los momentos de aflicción.
*Ofrecimiento
1. Signo de la cruz
a. Rezar el credo, o
b. Rezar el acto de contrición.
2. Padre Nuestro.
3. Rezar 3 Avemarías, y Gloria.
4. Recitar Jaculatoria
a. María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros
enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
b. Oh, Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas
las almas, especialmente las más necesitadas de tu Divina Misericordia. (oración
de Fátima)
c. Oh, María Sin pecado Concebida, ruega por nosotros que a ti recurrimos.
d. Misericordiosísimo Jesús, dale(s) el descanso eterno; Dulce Corazón de María, sé
su salvación. (este cuando se ofrece el rosario por los fieles difuntos).
5. Proclamar el día, y anunciar que misterios se contemplaran.
6. Indicar el primer misterio del grupo correspondiente.
7. Recitar 1 Padre Nuestro.
8. Recitar 10 avemarías.
9. Recitar 1 Gloria.
10. Recitar una jaculatoria. Puede realizarse jaculatoria a y b en este momento.
11. Realizar 5 veces, los pasos 6-10.
12. Concluidas las 5 decenas, se procede a unirnos a las intenciones de Sumo Pontífice, con
el propósito de ganar indulgencias.
A. Recitar 1 padre nuestro.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
El 22 de febrero de 1931, tuvo una visión de Jesús en el pueblo de Plock, Polonia. Sor Faustina
relata en su diario lo que Nuestro Señor le dijo de esta manera:
"Pinta una imagen de acuerdo a esta visión, con las palabras 'Jesús, en Vos confío' Yo deseo
que esta imagen sea venerada, primero en tu capilla y luego en el mundo entero."
"Yo prometo que, el alma que venere esta imagen, no perecerá. También prometo victoria
sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la
defenderé con mi propia Gloria."
"Los dos rayos indican Agua y Sangre. El rayo pálido significa el Agua que hace las almas justas.
El rayo rojo significa la Sangre que es la vida de las almas."
"Estos dos rayos salieron de las profundidades de Mi tierna Misericordia, cuando Mi corazón
agonizado fue abierto por la lanza en la Cruz."
A partir de 1931, Faustina, tuvo una serie de revelaciones de Jesús. Todas ellas las escribió en
su diario de más de 600 páginas. Durante casi 20 años, estuvo prohibida la devoción a la Divina
Misericordia. Desde el 15 de abril de 1978, la Santa Sede permitió la práctica de esta devoción.
Sor Faustina murió de tuberculosis, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia. Sus restos mortales
yacen en la capilla del convento bajo la milagrosa imagen de la Divina Misericordia, fue
beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30 de abril del 2000 por S. S. Juan Pablo II.
Extractos de los Mensajes de Nuestro Señor, según algunos extractos del diario de Santa
Faustina
Sobre la Imagen.
"Ofrezco a los hombres la vasija con la que han de seguir viniendo a la fuente de la misericordia
para recoger las gracias. Esa vasija es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos confío"
Sobre la Coronilla.
"Alienta a las personas a recitar la Coronilla que te he dado... Quien la recite, recibirá gran
misericordia a su hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su
último refugio de salvación. Aún si el pecador más empedernido recite esta Coronilla al menos
una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a
aquellos que confían en Mi Misericordia."
"Escribe que cuando reciten esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi
Padre y el, no como Justo Juez sino como Salvador Misericordioso."
Sobre la Festividad.
"Yo quiero que esta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de
Pascua; ese domingo ha de ser la Fiesta de Mi Misericordia."
"En aquel día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramaré un mar entero de
gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia; el alma que se confiese
[dentro de ocho días antes o después] y comulgue [el mismo día] obtendrá la remisión total de
culpas y castigos"
Sobre la Novena.
"Deseo que durante esos nueve días traigas almas a la fuente de Mi misericordia, que de allí
podrán tomar fuerza y consuelo y cualquier gracia que necesiten en las adversidades de la vida,
especialmente en la hora de la muerte."
A partir del año 1930, esta especial devoción se empezó a esparcir por el mundo entero a partir
del diario de Sor Faustina (Santa María Faustina Kowalska). El mensaje no es nada nuevo, pero
nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la
tradición: que Dios es misericordioso, que perdona y que nosotros también debemos ser
misericordiosos y debemos perdonar.
Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama
a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor infinito de Dios y la
disponibilidad de este Amor a todos – especialmente a los más pecadores.
El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia está basada en los escritos de la
Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin mucha educación o preparación que, en
obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan
las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. En el año 1938, aún antes de la
muerte de Santa María Faustina, ya se comenzaba a esparcir la devoción a la Divina
Misericordia.
No importa que tan grandes sean nuestras faltas, Dios nos ama a todos… y Él quiere que
reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos
acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar
sobre otros. Así pues, podemos resumir fácilmente esta devoción… pide su Misericordia… sé
misericordioso… confía completamente en Jesús…
La devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios misericordioso. Más
que una devoción, es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar
su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.
Las prácticas de Misericordia que Santa Faustina propone en su diario están en completo
acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz está firmemente en los Mensajes de los
Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e
implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.
Hay dos versos de las Escrituras que debemos tener en cuenta mientras nos involucramos en
estas prácticas de Misericordia…
“Por cuanto ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios,
mientras que su corazón está lejos de mí…” (Isaías 29, 13)
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia…” (Mateo 5, 7)
Las prácticas de Misericordia reveladas a Santa Faustina nos fueron dadas como “instrumentos
de misericordia” por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo,
pero no son suficientes por sí solas. No es suficiente que nosotros colguemos la imagen de la
Divina Misericordia en nuestros hogares, que recemos la Coronilla todos los días a las 3 de la
tarde, y recibamos la Comunión el domingo después de la pascua. Nosotros debemos
mostrarnos misericordiosos con nuestro prójimo. El mayor requisito de esta devoción consiste
en poner la Misericordia en práctica… de ser misericordiosos…
Oraciones de la Coronilla a la Divina Misericordia
1. La señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2. Oración al principio (opcional): Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para
las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida,
insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros
(Diario, 1319).
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una Fuente de
Misericordia para nosotros, en Ti confío (Diario, 84). Primero se reza una vez el
Padre Nuestro, el Ave María y el Credo de los Apóstoles.
3. Padre Nuestro
4. Ave María:
5. Credo de los Apóstoles.
6. En las cuentas grandes del Padre Nuestro antes de cada decena: “Padre Eterno, Te
ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo
entero (476)”.
7. En las 10 cuentas pequeñas de cada decena: Por Su dolorosa Pasión, ten
misericordia de nosotros y del mundo entero.
8. Repita el "Padre Eterno" y "Por Su dolorosa Pasión": (Números 6 y 7) Rece
cuatro decenas más.
9. Después de cinco decenas, la doxología final (tres veces): Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
10. Oración final (opcional): Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el
tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta
Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni
nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad,
que es el Amor y la Misericordia Mismos (950).
REFERENCIAS bibliográficas
Como vivir bien la Santa Misa, la celebración de la Eucaristía, el Santo Sacrificio. La Misa paso a
paso: Liturgia de la Palabra y Liturgia Eucarística. (2016). Conelpapa.com. Revisado 28 octubre 2016,
Disponible en: http://www.conelpapa.com/misa/6misa.htm
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