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Dureza de corazón

(I) Describen la condición mental de un hombre “que no puede


entender la lección que los tiempos están queriendo darle”. En Mr.
6:52,
Marcos 6.49–52 (RVR60)
49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;
50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened
ánimo; yo soy, no temáis!
51 Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y
se maravillaban.
52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus
corazones.

los discípulos se asombraron de que Jesús andara sobre las aguas,


porque aún no habían visto el significado del milagro de los panes y
los peces, por cuanto sus corazones estaban “endurecidos”
(peporomene).

Cuando estaban atravesando el lago, se mostraban preocupados


porque habían olvidado llevar pan con ellos.
(peporomene) (Mr. 8:17).
Marcos 8.14–21 (RVR60)
14 Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca.
15 Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura
de Herodes.
16 Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan.
17 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? ¿No entendéis ni
comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón?
18 ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
19 Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos
recogisteis? Y ellos dijeron: Doce.
20 Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos
recogisteis? Y ellos dijeron: Siete.
21 Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?

Aquí la palabra describe la ciega insensibilidad que no aprenderá la


lección. A veces decimos que ciertas cosas no causan “impresión” en
el ánimo de una persona; pero hubo algunos pensadores griegos que
estaban convencidos de lo contrario, pues, para ellos, era como si las
palabras, las opiniones y las ideas chocaran contra una especie de
blanda y cerosa substancia de la mente, dejando en ella una
“impresión”; y esto lo creían literalmente.

Se refiere al hombre que está tan sumido en su pequeño mundo,


que no le afecta nada que provenga de otro; describe al hombre
cuya mente se ha cerrado a todas las ideas que no sean las propias,
al hombre sobre el que resbalan las enseñanzas de los tiempos.

(II) Poroun y porosis describen la condición mental del hombre “que se


ha incapacitado para ver lo que significa eso de palabra de Dios
dirigida a él”. Pablo dice de los judíos que sus mentes se “embotan”
cuando leen la palabra de Dios (2 Co. 3:14).
2 Corintios 3.14–18 (RVR60)
14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón
de ellos.
16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor.

Si un hombre confiere demasiada autoridad a sus ideas durante demasiado


tiempo, llegará un momento en que será incapaz de aceptar las ideas de
Dios.

(III) Estas palabras describen “la actitud de los judíos” hacia Dios.
(Jn. 12:40). Poroun y porosis son las palabras que Pablo usa dos
veces para explicar lo que había estado sucediendo con Israel a
través de toda su historia (Ro. 11:7, 25).
Juan 12.39–40 (RVR60)
39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:
40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y
entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane.

Estos dos vocablos describen al hombre que se obstina en seguir su


propio camino, que es sordo para los requerimientos de Dios,
porque se rige por el dios que se ha inventado y porque piensa que
lo sabe todo mejor que Dios.

(IV) La inmoralidad de los gentiles se debía a que tenían el


entendimiento
entenebrecido por la porosis de su corazón (Ef. 4:18).
Efesios 4.17–24 (RVR60)
17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente,
18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia
que en ellos hay, por la dureza de su corazón;
19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza.
20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo,
21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que
está en Jesús.
22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos,
23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

La idea es que han prescindido tanto tiempo de la conciencia, que, al final,


ésta ha cesado en su función; se ha petrificado; se ha encallecido tanto,
que ha perdido toda sensibilidad.
(V) Cuando, en la sinagoga, Jesús estaba a punto de sanar al hombre
que tenía una mano seca, al ver las frías miradas de los ortodoxos
por la obra que iba a hacer en el día de reposo, se entristeció por la
“dureza” (porosis) de sus corazones (Mr. 3:5).
Marcos 3.5–6 (RVR60)
5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones,
dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.

En este suceso descubrimos, primero, que los que miraban a Jesús


con encono habían identificado durante tanto tiempo la religión con
las reglas y regulaciones, que no podían reconocer la auténtica
religión; y segundo, que tenían una religión tan legalista, que habían
olvidado la simpatía y compasión humanas. Por haber estado
siguiendo su camino—y no el de Dios—durante tanto tiempo,
habían perdido a la vez la sensibilidad para percibir las apelaciones
de Dios y las demandas de la necesidad humana.

Siempre que el hombre pone sus ideas en el lugar que corresponde a Dios,
siempre que sigue tercamente sus propios métodos, está en camino de caer
en la condición que se caracteriza por un corazón petrificado, una conciencia
insensible y unos ojos ciegos.

Hebreos 3.7–13 (RVR60)

7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,

8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el


desierto,

9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su
corazón, Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para
apartarse del Dios vivo;

13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno
de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

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