LA UNIVERSIDAD QUE NECESITAN LAS FUTURAS GENERACIONES

Maritza Cruz González. Ingeniera Agroindustrial

En mi época de estudios de pregrado me encantaba la universidad, me fascinaban

los diferentes espacios que aún propiciaban la construcción de conocimiento y de
proyecto de vida; sin embargo desde esa época y hasta el momento la universidad
en Colombia viene enfrentando una crisis generada precisamente porque esos
espacios de proyecto de vida se han venido desplazando por espacios puramente
cognitivos que apuntan solamente a un título profesional desconociendo la
intermediación de la universidad con la persona como individuo social y con la
sociedad en general que éste va a ayudar a construir. De seguir así, las nuevas
generaciones ingresarán a universidades cada vez menos comprometidas con el
desarrollo personal y nacional y más afanadas por el mercadeo que la sociedad del
conocimiento y la información le exige.

De lo anterior ha comentado el antropólogo mejicano Roger Bartra lo siguiente:

Nuestra universidad ha perdido su ethos, su concepción del mundo y es cada vez
más, dominada por la burocracia académica, la mediocridad, el aburrimiento y el
conformismo, y en lo único que nos acercamos a los del Norte, es en la hiper-
especialización. Sobre esto mismo, el docente y antropólogo nacionalizado
colombiano Jesús Martín Barbero plantea que: el primer desafío de la universidad
hoy es mediar entre el saber académico y el saber de la gente, ubicar el saber en
tensión con los procesos sociales, culturales y políticos.

Este trance de la función de la universidad nos lleva a que como profesionales éticos
y como docentes del nivel superior, asumamos nuestra tarea con conciencia social y
propendamos urgentemente por una universidad comprometida con el desarrollo
integral de las nuevas generaciones, mediando entre ellas y la academia para la
construcción de conocimiento como parte esencial del proyecto de vida.

Considero que la universidad debe prepararse mejor para afrontar los retos cada vez
más vertiginosos que el mundo va imponiendo y del cual las nuevas generaciones
llegarán permeadas y que en ese proceso mantenga firme el compromiso de la
formación profesional integral trascendente que el país demanda, asumiendo
responsabilidades como una buena administración, la docencia eficaz, la
estimulación del aprendizaje significativo, la entrega de herramientas científicas y
tecnológicas, la conexión con la vida cotidiana de la nación, la construcción de un
proyecto de vida, el desarrollo de competencias y la edificación de conocimiento.

Anhelo ver a los jóvenes disfrutando de una universidad que enriquezca su vida
personal y profesional, de una institución académica y humana que les motive a ser
profesionales integrales constructores de una mejor patria, defensores de la vida y de
todo lo bueno que ella tiene. Esa es la universidad que no sólo quisieran, sino que
necesitan las futuras generaciones. Podemos contribuir, podemos trascender.