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Premia las buenas conductas

Cuando el niño exhibe determinados comportamientos y las consecuencias son agradables, esa
conducta se reforzará. Al contrario, si no recibe un refuerzo positivo, terminará extinguiéndose.
Por eso, debes premiar sus buenos comportamientos. Puedes recurrir a palabras de aliento,
abrazos, chuches o algún juguete. Sin embargo, es importante que dosifiques los premios para que
el niño no se sienta motivado solo por estos. Puedes crear un tablón de puntos que refleje sus
logros y, cuando alcance una cifra previamente pactada, puedes darle una recompensa.

Enséñale a concentrarse

Para la mayoría de las personas, mantenerse concentrados en una tarea es algo natural pero para
los niños con TDAH no es así, por lo que tendrás que enseñarle a focalizar la atención. En este
sentido, el modelo de autoinstrucciones es muy eficaz ya que, básicamente, se trata de guiarle
para que pueda centrarse en los aspectos importantes de la actividad, ignorar los estímulos
irrelevantes y planificar paso por paso la tarea. En un primer momento deberás modelar esta
técnica, para que el niño la entienda. Se trata de que hagas preguntas como: ¿Qué tengo que
hacer? ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Cuáles son las posibles soluciones? Y que después, indiques los
pasos, mientras los vas ejecutando. En un primer momento, el niño tendrá que repetir los pasos
en voz alta, después en voz baja y finalmente podrá mentalizarlos.

Enséñale a evitar las distracciones

Durante las primeras semanas, es probable que tengas que sentarte con tu hijo a hacer los
deberes pero poco a poco, debes ir dejándole su espacio. La idea es que le enseñes a reconocer los
estímulos que le distraen, para que sea él mismo quien los evite. Se recomienda que el lugar
donde haga los deberes sea tranquilo, lejos de estímulos que puedan llamar su atención.

Ten paciencia

Algunos padres se desesperan cuando comienzan a poner en práctica estos consejos y no obtienen
los resultados que esperaban. Sin embargo, lidiar con el TDAH es cuestión de perseverancia y
mucha paciencia. Por ejemplo, si tu hijo no está más de 5 minutos sentado a la mesa, el primer
paso será que se quede 6 minutos, luego 7 y así sucesivamente, hasta que logre cenar sin
levantarse.

Sé constante
Los niños necesitan un entorno estructurado para sentirse seguros y confiados. En el caso de los
niños hiperactivos, esta necesidad se sobredimensiona, por lo que es importante que establezcas
una serie de horarios y reglas que se deben cumplir. No olvides que la inconsistencia educativa
tiene repercusiones muy negativas en su desarrollo por lo que si has establecido determinadas
normas, sé firme en su cumplimiento. No te enojes con el pequeño, habla con voz suave pero
firme y si no entiende el mensaje o lo ha olvidado, vuelve a repetirlo pacientemente.

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