las barbacanas de la fortaleza donde los sitiados se defen-
dían, suponiéndoles descuidados y en la creencia de que los españoles no atacarían mientras la oscuridad durase, para desmentirles penetró Díaz con otro soldado por un portillo, atacóles reciamente, y siguiéndole á sus voces los demás sitiadores desbarataron é hicieron huir á los chamultecas, que, vencidos, prestaron luego incondicional obediencia á España. En premio de aquella hazaña, realmente valero- sa, «me depositó aquel pueblo de Chamula el capitán Luis Marín, dice el historiador, porque desde México le había escrito Cortés que me diese una buena cosa de lo que con- quistase, y también porque era yo mucho su amigo del Luis Marín, y porque fui el primer soldado que les entró den- tro. Cortés me envió cédula de encomienda guardada y me tributaron más de ocho años:» la cual cédula fué después confirmada por el gobPero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía.
En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya
en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán Pero el licenciado Gerrato, más bien que á los conquista- dores atendía á sus parientes, á quienes daba los mejores re- partimientos, según el mismo soldado decía al Emperador en carta de 22 de Febrero de i552 (3); quedando por esto sus pretensiones en blanco, y dejándole entre todos tan ne- cesitado y reducido, que hubo de recurrir al mismo Empe- rador rogándole que use sirviese mandarle admitir en su Real casa en el número de los criados» (4), y á solicitar de la Real Audiencia de Guatemala que le concediese la plaza de fiel ejecutor. Obtenido este cargo, escribió otra carta al rey D. Felipe ÍI en 20 de Febrero de 1 558 suplicándole que mandase confirmar aquel nombramiento, sino por sus méri- tos, al menos en atención á lo bien que sus antecesores ha- bían servido á la monarquía. En esas estrecheces iba alargando sus años, el que ya en 1 552 decía al Emperador que estaba en senectud, y no vivía tan tranquilo en su encomienda de Ghamula como supone D. Enrique de Vedia, pues hacía bastantes años que Diego de Mazariegos le había privado de ella; estrecha- mente vivía el bueno de Bernal Díaz y con no pocos traba- jos sacaba su familia adelante, cuando el clérigo de Hernán