Sei sulla pagina 1di 8

ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA

“El Monte se los lleva”

Producto Final del Módulo: Lógica de las Culturas

Docente: Reynaldo Esteban Paredes Alarcón

Participante: Juan Neyvel Quispe Suarez

Cochabamba, Bolivia
2019
“El monte se los lleva”
El presente trabajo intentará abordar desde una perspectiva filosófica y emparentada en
la lógica de las culturas, pequeños relatos o experiencias narradas por estudiantes y co-
munarios de la localidad de Puerto Villarroel/Ivirgarzama, estos pequeños “relatos”
estructuran una forma de pensamiento muy peculiar y característico de las zonas tropi-
cales/amazónicas, y su relación con el monte1. De igual manera se tratará de delimitar la
importancia que tiene la misma, en la dinámica de sus experiencias, las cuales inician en
ver el monte como un espacio mucho más “misterioso” e “impredecible” algo que en sí
mismo, funciona como precursor de la vida y la muerte. Ya que un relato no necesaria-
mente puede ser catalogado como “mítico” e imposible o “fantasioso e infantil” debido
a que encierra en su interior una lógica discursiva para entender la realidad.

Relatos

1.- Nos encontrábamos Carlos y yo (Miguel) en el rio, ese día no estaba haciendo mu-
cho calor, estaba fresquito nomas, de ahí decidimos irnos a bañar al Rió Ichilo, enton-
ces estábamos tranquilos nomas, y de ahí yo me fui, entre pal monte a orinar, cuando
ya regrese Carlos no estaba, me asusté mucho porque estaba nadando el tranquilo ahí,
corrí para avisarle a mi mamá, y cuando le explique ella me dijo: que seguramente el
monte se lo llevó, siempre pasa hijo, entonces le pregunte porque, ella simplemente me
dijo que eso pasaba.

2.- Doña Isaura: Es así siempre profe cada año por lo menos una persona desaparece o
muere en el monte, nosotros aquí le decimos que se lo ha llevado el monte, puede ha-
berse ahogado, o alguna sicuri2 o caimán tal vez se lo ha tragado. Pero aunque la gen-
te busque su cuerpo nunca va encontrar, así al año siempre pasa por lo menos unito se
nos muere, por eso siempre hay que cuidarse. A veces con miedo vamos a cazar y pes-
car pero hay que ir nomas, porque tenemos que ir a sacar castaña o por necesidad de
pescar.

Ambos relatos uno contado por un estudiante y el otro narrado por una madre de fami-
lia, nos permiten entender que encierra un núcleo muy peculiar y es la idea de que el
“monte se los lleva”. Cuando uno lo escucha por primera vez no puede encontrar una

1
Los comunarios denominan monte a la parte de la selva tropical de la región de Puerto Villarroel, un
territorio rico en fauna y flora silvestre, con abundantes ríos y exuberante vegetación.
2
Los comunarios denominan sicuri a la boa gigante.
relación causal o una explicación mucha más “técnica”. Por lo general nuestra relación
con un suceso fatídico tiene que tener una respuesta mucho más clara, o técnicamente
más precisas y eso debido al legado occidental de ciencia en su relación causa y efecto.

Algo muy peculiar sucede en este caso, el punto explicativo no se encuentra en relación
a una causa mucho más técnica sino que la gente lo va asociando a un evento mucho
más complejo y ello se encierra en la idea de “el monte se los lleva”, no es algo sim-
plemente casual, sino que también funciona como una regulación, que con los siglos se
ha aceptado como criterio de verdad. O como una función regulativa del comportamien-
to, ya que existe la “posibilidad” de que el monte me lleve.

Vivir para el monte “Existencia”

Existe en la gente o los comunarios, principalmente en los más ancianos una idea de que
la vida no siempre es dirigida por el hombre, también es algo muy peculiar en otras cul-
turas como la andina donde la relación con la muerte no es una simple finitud, aun se da
la relación de “el alma me visita” y por ella la tradición de Todos Santos, que en el fon-
do para la gente andina es una “visita de mis antepasados”.

En cambio la estructura simbólica en la zona tropical cambia, ya que el monte tiene un


carácter más “mítico/simbólico” más fuerte, puesto que propiciará en las personas de
origen oriental la idea de imposibilidad de regir su vida plenamente. La constante
muerte - vida o “el monte nos puede llevar”, es una premisa que configurará la forma en
la que aplico mi relación hacia la vida y la muerte en el monte, como no soy dueño la
“posibilidad” está muy abierta.

Esto en apariencia puede parecer bastante ambiguo pero marca una peculiaridad en la
construcción de su futuro, es muy común ver al oriental y a los comunarios “Yukis”
como personas que no tienen una instrumentalización del monte, o por añadidura viven
la vida en un constante momento, un “goce del presente” este se manifiesta muy clara-
mente cuando no tiene ese afán de producir una riqueza de manera constante, podríamos
especular que el Yuki o persona del “monte” no asegura su vida para un porvenir dura-
dero.

Porque tendría que construir y edificar mi casa o mi tierra, si al fin y al cabo puede que
“el monte me lleve”, esta peculiaridad existencial es algo muy propia de la gente de esta
zona, a diferencia de una lógica más agrícola ya que en ella existe una proyección del
tiempo mucho más larga, no hay una condicionante donde alguien muera o se lo lleve.
A diferencia de los pobladores de zonas cálidas, eso es algo muy peculiar, que considero
también está inserto en la situación geográfica, donde existen constantes inundaciones,
peligros o criaturas que atacan al hombre (sicuri/caimán/jaguar/otros).

Esta continua dependencia del monte o esta situación donde el peligro es más constante,
hace que el establecimiento de poder vivir y proyectarse de manera más larga no sea
algo “prioritario”, por lo tanto la forma de “vivir el momento” tiene un criterio más cla-
ro y una comprensión mucho más cabal y precisa. La idea vaga y corriente de conside-
rar al “camba”, “oriental” o “amazónico” como alguien vago, que no trabaja como el
“colla”.

Se torna un concepto incompleto y simplemente peyorativo, se debe entender que la


dirección de sus vidas está muy fuertemente vinculada a ese criterio de espontaneidad y
posibilidad cercana de que en algún momento puede ser que “el monte me lleve”. Con-
dicionando de este modo una forma de existencia, o disfruto el momento, algo muy pe-
culiar de la filosofía cínica (Onfray, 2007).

Cuando vas al monte todo puede pasar “Causa Efecto”

Por lo general nuestra estructura mental a la hora de sacar alguna conclusión, siempre
parte de un antecedente y un consecuente lógicamente si p entonces q, esta forma es la
comprensión más intuitiva que tenemos sobre un proceso de causa y efecto. Por regla
general inferimos de esa forma algún suceso y proceso en la realidad fáctica.

Pero que puede pasar si no necesariamente se cumple esa regla, si nos encontramos en
una constante situación de “posibilidad” es posible que pase esto o lo otro. Eso es algo
muy común a la hora de ingresar al monte, puede que la condición nunca se dé o sim-
plemente no ocurra, como cuando se mencionó en el anterior trabajo, deseo cazar el
animal, pero hay algo que impide que se dé la posibilidad de hallarlo y esa constante
como “misterio” o “regulación” lo tiene el monte, y también los comunarios lo practican
con naturalidad, lo ven como cierto y veraz.

En esta primera aproximación no simplemente deseo que se piense que no existe la idea
de causa y efecto en comunarios de zonas bajas, el problema es que el monte juega un
papel regulador, mucho más fuerte, cuando un agricultor siembra siempre está la cons-
tante de que obtendrá algo preestablecido, pero a diferencia de un cazador de la zona
tropical, la constante que va cazar o que ha de suceder en el monte está muy abierta y
libre de interpretaciones y también de sucesos.

Relato 3: Estábamos en el monte ya casi dos horas o más, no pillábamos al anta3 que se
había movido horas antes, entonces seguíamos con las linternas, cuando de pronto em-
pezamos a escuchar un silbido, y cada vez se hacía más agudo y fuerte, entonces nos
dimos cuenta que era el silvaco4entonces nos tuvimos que regresar y ya no hubo la
oportunidad de cazar, entonces intentamos nomas ya pescar pero en otro lado más le-
jos.

El relato manifiesta esa continua espontaneidad de sucesos que puedes vivir en el mon-
te, no siempre se dará una constante o algo predeterminado, si no que siempre estoy
expuesto a sucesos inesperados. En todo caso podemos argüir que no toda causa tiene
un efecto esperado o un suceso establecido, por ello el Comunario amazónico vive con
la idea de “posibilidad” o suceso “inesperado”.

Debido a ello se puede entender que los sucesos acaecidos en el monte no están sujetos
a una directriz de causa y efecto continua o que siempre será así, tenemos una relación
muy similar a la paradoja del Gato se Schrödinger (Rincón, 2005), si bien resulta muy
chocante y nada intuitiva nos permite entender, que algo no necesariamente puede dar o
no darse, nos encontramos en esa dicotomía entre lo que es y podría ser, sin embargo la
posibilidad está dada, simplemente el comunario se considera un observador pasivo en
el monte.

El relato, la narración y su constante de Verdad “Validez”

En la actualidad es común observar que asumimos un criterio de verdad o validez a par-


tir de una solo estructura ontológica y epistemológica, es debido a ello que por lo gene-
ral tanto la población estudiantil y muchos educadores, no pueden encontrar verdades
lógicas en un relato que tiene apariencia de “verosimilitud/fantástico/mítico”. Simple-
mente lo descartan como un hecho sin una explicación “lógica”.

Se ha podido entrever que todo relato funciona como una constante en la existencia del
individuo y como él se aproxima a la realidad, en este caso en particular la realidad del

3
En la comunidad de Puerto Villarroel se le dice anta al tapir pero de zonas tropicales.
4
Se le denomina silvaco a una ser “duende” u otra cosa que silva en el monte, cuando escuchas el soni-
do del silbido debes tener presente que el silvaco está cerca y debes irte. Ya que si no de vas a perder o
desaparecerás.
“monte”. Estos pequeños relatos nos manifiestan su fuerza a la hora de tomar decisio-
nes, también permiten entender que el comunario construye una variante de verdad en
un hecho como “posibilidad”.

No todo acontecer puede estar regido en la lógica instrumental de la ciencia positiva, y


caer en ello es partir de un presupuesto no lógico si no ideológico que desprecia una
forma diferente de conocimiento. La lógica funciona como una herramienta del enten-
dimiento del mundo, si bien un comunario construye un sentido sobre sus relatos, el
sentido del mismo no carece de lógica, simplemente es encontrar los presupuestos que
encierra a la hora de tomar decisiones fácticas en la vida de los individuos. Por ello to-
das las sociedades heredan y construyen formas de conocimiento lógicamente estableci-
dos.

“Es indudable que todas las sociedades heredan, emplean, producen y transmiten
conocimientos. Aceptemos, en todo caso, no una razón humana última, infalible
e incontestable sino maneras múltiples y legítimas en su polaridad a la hora de
activar la mente, adaptarse cognitivamente a entornos complejos y procesar la
información que nos suministran nuestra razón limitada y nuestros falibles senti-
dos. El relato mítico, la creencia religiosa, la contemplación metafísica y la ra-
cionalidad científica, en este sentido, quizá deban concebirse no como estadios
graduales, transitorios y progresivos sino como dispositivos cognitivos en gran
medida autónomos, irreductibles y estructurales” (Larrion, 2012, p. 254)

En todo caso no se torna necesario establecer un criterio de validez porque ello sería
caer en el sesgo de que nuestros relatos no son ciertos o carecen de sentido, cuando ob-
viamente responden a las necesidades de la comunidad y como la misma ha ido cons-
truyendo su conocimiento del mundo, también ha establecido un panorama ético y una
estructura normativa propia.

La interpretación de los anteriores relatos funciona como una forma de encontrarle sen-
tido a los mismos, ya que nuestro lenguaje no es algo inicuo o carente de objetividad,
funciona como una forma de ver el mundo “cosmovisión” la lógica en todo caso es una
herramienta interpretativa, los relatos expuestos manifiestan que los comunarios dan
sentido a sucesos acaecidos y como esas mismas explicaciones construyen la lógica de
sus culturas.
Conclusión

A modo de síntesis podemos concluir que los relatos expuestos, funcionan como crite-
rios que otorgan un sentido a sucesos “inexplicables” en todo caso, cada cultura postula
una variante explicativa de su mundo para poder de este modo establecer un conoci-
miento de la realidad, no podemos presumir que los relatos expuestos sean los más pre-
cisos para comprender la lógica amazónica.

Pero nos permiten aproximarnos a ideas clave que los comunarios manifiestan a la hora
de relacionarse con el monte y la “fuerza y misterio” que ella encierra. Otro punto clave
y muy importante es ver que la lógica proposicional clásica encierra en sus variantes
unos criterios de falsedad y veracidad, por ello reducirla a estos principios olvida que
en la lógica de estas culturas también se inserta el criterio de “posibilidad”. Para ello se
tendría que trabajar una lógica que use estos presupuestos “modal”.

Y por último no se debe olvidar que la “cosmovisión” nos denota una forma de encon-
trarle sentido a nuestros relatos, los mismos que no son carentes de verdad, más al con-
trario son explicaciones lógicas y formas de conocimiento y entendimiento muy valede-
ras. Nose debe caer en el prejuicio de que todo lo que no está encerrado en una episteme
occidental no tiene sentido o carece del mismo, y eso solo puede corresponder al campo
de lo ideológico “negador” y no de lo lógico.
Bibliografía
Larrion, J. (2012). Mito, ciencia y sociedad. El relato mítico y la razón científica como
formas de conocimiento. En I. Sanchez, Dialécticas de la postsecularidad.
Pluralismo y corrientes de secularización (págs. 235-262). Barcelona:
Anthropos.

Onfray, M. (2007). Las Sabidurias de la Antigüedad, Contrahistoria de Filosofía I. (M.


Galmarini, Trad.) Barcelona: Anagrama.

Paredes, R. (2019). Lógica modal K, un caso de etno-lógica. Bolivia.

Quesada, D. (1991). ¿Es la Matemática un lenguaje? Revista de Filosofía, 31-43.

Rincón, A. (10 de Octubre de 2005). Paradojas Cuánticas. Obtenido de ACTA:


https://www.acta.es/medios/articulos/ciencias_y_tecnologia/038009.pdf

Potrebbero piacerti anche