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El tatuaje: nostalgia tribal y la firma del yo.

El tatuaje como praxis en la búsqueda del ser.


El tatuaje como práctica en la búsqueda del ser, adopta símbolos antiguos que no se
relacionan con su significado original sino con una significación propia que le da el
individuo. Con la elaboración del significado subjetivo que ha creado el sujeto para su
tatuaje, este se apodera de sí mismo y rediseña el yo.
En el basto catálogo de tatuajes, los motivos tribales generan una especie de
transformación del individuo quien adapta o crea un nuevo sentido en la significación del
símbolo, ajeno al verdadero sentido del mismo:
La tendencia cultural de las marcas en el cuerpo es un buen ejemplo de las
practicas contemporáneas de invención de la tradición: crea algo nuevo teniendo
como fondo antiguas usanzas cuyos significados han sido olvidados o han dejado
de interesar, reformula los signos para añadirlos a la panoplia de mimbres con los
que cada individuo puede jugar para su propio uso. (Breton, 2013, p.38)
Entonces la realización de un tatuaje tribal en nada se relaciona con su concepto original,
es la invención del tatuado quien, en una búsqueda de originalidad, satisface y se apodera
del signo con el fin de un cambio en su estética y vida. Así, “las modificaciones corporales
llenan el vacío que en el yo crean los modos de vida de nuestra época, al conjurar con su
realización o su presencia significados ocultos que provocan una metamorfosis en el
individuo.” (Breton, 2013, p.42)
Y en la búsqueda de originalidad se crea una esfera de individualidad en el tatuado. El
tatuaje transforma al individuo, es él, el que decide en su vida, reconquista a través del
tatuaje su libertad y marca una singularidad en la sociedad. “En la medida en que el cuerpo
es un instrumento de separación, de afirmación de un yo, existe un gran margen de
maniobra para rediseñar el yo.” (Breton, 2013, p.45)
Por lo cual el tatuaje ya no es una marca de marginalidad se convierte en el símbolo de
apoderamiento del yo, pues es una decisión del individuo, un relato que el sujeto genera
para su tatuaje y aunque existan otros con ese símbolo este relato solo le pertenece a él.
Y según Breton, el tatuaje es un relato de sí mismo que se expresa a través de la piel, es
una iniciativa personal que se completa con un relato que le confiere un significado
importante pero íntimo. (2013, p.46) Lo cual provoca en el sujeto una poderosa
restauración en su ser.
La nostalgia tribal y la firma del yo generan significaciones en el tatuaje que el individuo
moldea y crea para satisfacer la búsqueda del ser. A través de los modelos tribales el
tatuado elige signos ajenos a su cultura con la pretensión de adoptar el significado del
mismo pero la ignorancia de la cultura a la que pertenece el símbolo provoca una
superflua significación exterior pero poderosa interiormente para el tatuado. Y mediante
la firma del yo, el individuo busca una metamorfosis que lo individualice de la sociedad,
pues la elección del tatuaje conlleva un cambio de estética y muchas veces de vida.
El tatuaje como practica para buscar el ser, se relaciona con la apropiación del mismo y
el significado que el sujeto da a su tatuaje. EL poseer tatuajes con motivos tribales, si bien
crea nuevos conceptos en el símbolo elegido este no pierde del todo su concepto de
origen, más bien se trata de una adaptación a connivencia del individuo para restaurar la
conformidad con el yo. De igual forma, la firma del yo, que el sujeto le otorga a su tatuaje,
es el reflejo por la búsqueda de distinción entre los otros, pues solo para él ese tatuaje
tiene un significado especial y poderoso que logra una transformación en su ser.
Bibliografía:
Le Breton, David. (2013). El tatuaje. Madrid: Casimiro.

Nombre: Paulina Agila Paralelo: 1 E Fecha: 29-07- 2019

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