Sei sulla pagina 1di 4

EMPRENDEDORA

Iniciemos con esta reflexión ¿Cuál es la disciplina por excelencia para


formar emprendedores?
Talvez no hay una disciplina que sea suficiente, formar para el
emprendimiento es un asunto transdisciplinar.

Emprender es diferente a administrar puesto que el emprendimiento esta


más asociado al acto de la creación en tanto que la administración se
asocia a la gestión para la sostenibilidad, el crecimiento de las
organizaciones, entre otras cosas.

El emprendedor es el visionario, el soñador, la energía, la imaginación.


Vive en el futuro, nunca en el pasado y raramente en el presente. Es el
innovador, el estratega, el creador de nuevos métodos para desarrollar
mercados, es el Ray Krok de McDonald's, el Tom Watson de IBM, el Bill
Gates de Microsoft, el Yo de muchos emprendedores latinoamericanos
exitosos que no enumero para no omitir en la lista a alguno, lo que sería
una falta de respeto imperdonable.

Por su parte, el administrador es pragmático, metódico. Sin él, no


habría planeación, organización, control. Al ser el Administrador un actor
de las organizaciones que actúa dentro de estructuras y procesos,
usualmente en la ortodoxia del oficio, ve problemas donde el
emprendedor ve oportunidades. Aquel construye una casa y vive en ella
para toda la vida, mientras que el emprendedor al terminar la casa ya
está pensando en dónde va a construir la siguiente.

Pero el Emprendedor y administrador son personalidades compatibles: sin


el emprendedor no habría problemas por resolver para el administrador,
y sin el administrador no podría haber negocio. La simbiosis de ambos
consolida un buen negocio.

Como una contribución al desarrollo de la competencia emprendedora


debe promoverse a todas las profesiones, oficios y disciplinas, no
necesariamente asociados a las ciencias económicas y administrativas.
Considero que las facultad de administración podrán ejercer el liderazgo
como núcleo promotor del emprendimiento por su cercanía y sensibilidad
hacia la empresa.

Vale la pena reflexionar porque en la mayoría de los países de la cual


Colombia no es la excepción los creadores de empresa provienen en una
proporción significativa de las ingenierías y del aprendizaje laboral como
fuente de conocimiento técnico y porque en algunas sociedades solo un
25% de los emprendedores es graduado universitario. Tal vez la
respuesta la podemos encontrar en la contradicción que podría existir
entre los deseos de la universidad por estimular el emprendimiento y la
rigidez y formalismo de currículos y didácticas de las disciplinas asociadas
a la creación de empresas y a la administración de empresas. Por ejemplo,
será el plan de negocios realizado con todo el rigor metodológico
incorporando las herramientas de evaluación, el factor critico de éxito
para crear negocios. Sinceramente creo que no, pues si fuera ello
condición suficiente y necesaria todos nuestros estudiantes serían
creadores de empresas. Me parece que es más relevante contribuir a
formar la actitud emprendedora y entrenar para la identificación de
oportunidades y aprovechar la experiencia laboral como medio de
aprendizaje para el emprendimiento.

Desde la perspectiva formativa la universidad puede contribuir a potenciar


las competencias para emprender, tales como tomar decisiones
manejando el riesgo, negociar y organizar redes de relación, tener
iniciativa y creatividad, ser flexible, tener pensamiento relacional, tener
entendimiento global, integridad personal y pensar por cuenta propia.

La educación y el desarrollo del espíritu emprendedor

En los primeros estadios de la vida escolar, de los 3 a los 5 años de edad,


el ser humano de manera formal, realiza el primer aprendizaje sobre la
creatividad y la iniciativa emprendedora. Desde luego, por el grado de
coherencia entre los modelos de enseñanza - aprendizaje, que se
imparten en la formación escolar, integrando educación primaria y media,
con las características que subyacen de los perfiles de empresarios
consolidados, se puede afirmar que el medio escolar puede convertirse en
un soporte fundamental para la formación de nuevos emprendedores. Por
lo tanto, mediante el modelo educativo que se adopte, para que en forma
transversal en los currículos de las escuelas se incorporen los elementos
didácticos, que privilegien el aprendizaje activo, es posible la creación de
una cultura emprendedora desde la escuela. Es a través de la planeación
y ejecución de actividades donde el estudiante puede ejercer iniciativas
emprendedoras, como por ejemplo, crear y dirigir el periódico escolar,
organizar y dirigir la cafetería escolar, proponer nuevas soluciones en los
contextos de aprendizaje establecidos, crear estructuras organizacionales
para el ejercicio y gobierno escolar, diseñar y poner en ejecución eventos
deportivo-culturales, organizar las pequeñas aventuras empresariales a
partir de la observación de su entorno y su conocimiento, el joven realiza
su primera incursión en el universo formal de los adultos emprendedores,
centrado en el trabajo, que le permite ir conceptualizando y
materializando nuevas organizaciones para satisfacer necesidades y
decidir la autofijación de indicadores de logro.

Por ello es fundamental el ambiente educativo, dado que mediante los


modelos de enseñanza-aprendizaje, el niño y el joven, afianzan los dos
papeles fundamentales para el ejercicio de la vida adulta:

 La sumisión.
 La autonomía.

El efecto de estos dos factores puede ser ambivalente: entre las actitudes
de sumisión respecto al universo de los padres y maestros y frente a la
necesidad de afirmación y autonomía que generan los éxitos en las
actividades emprendedoras escolares. Es un axioma, es muy difícil
construir una sociedad emprendedora con individuos sumisos.

Cuando la enseñanza escolar no propicia la fijación de los valores de


libertad, independencia, dinamismo e imaginación, el alumno
emprendedor pareciera rebelarse contra lo establecido. Se sabe que
los empresarios de éxito formados en escuelas sencillamente rígidas,
regularmente fueron malos alumnos. La ortodoxia educativa considera
buen alumno a quien sigue estrictamente las reglas. No se trata de
proponer entonces, la anarquía en el proceso de formación y señalar
que para estimular el emprendimiento es necesaria en la escuela la
insubordinación y el irrespeto a la autoridad. Se trata de señalar
criterios de convivencia, respeto por la diferencia, la argumentación, la
responsabilidad y la dialógica, como valores fundamentales para el
ejercicio de la libertad. La dialógica a partir de los planteamientos de
Edgar Morin, concepto derivado de la integración de la dialéctica con la
lógica, es muy útil para apoyar el proceso de emprender algo; una
nueva idea lleva implícita su propia contradicción, si es ella tan buena
¿por qué no se desarrolló antes? En complemento, desde otra
perspectiva ¿por qué no podría funcionar? Por ejemplo, proponer
siempre que el modo de acceder a un nuevo negocio es mediante la
estrategia de precios bajos, no podría asociarse ello con mala calidad? Si
es tan bueno ¿por qué es tan barato? Es necesaria esta reflexión, lo cual
afianza el emprendimiento. Ahora, todo emprendimiento tiene su propia
lógica, es decir, la racionalidad que acompaña una oportunidad
percibida, las cosas no sólo funcionan por lo emocional, tienen una dosis
de lógica. Por ejemplo, porque ahora con las tendencias de comercio
hacia grandes superficies (hipermercados) no desaparecerán la tienda
de barrio (neighborhood market). La razón, porque manejan entre otras
cosas, un mercadeo de conocimiento individualizado (lo que con
tecnología hoy se llama CRM, Customer Relationship Management),
vende cantidades en presentaciones a la medida del cliente, no tienen

Potrebbero piacerti anche