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reproche
Resulta interesante notar que es muy raro que el reproche aparezca en la etapa del
enamoramiento de la pareja. En cualquier caso, los reproches continuos crean
desconfianza y malestar entre los cónyuges y dañan gravemente la relación de la
pareja.
Los reproches surgen como una respuesta a una frustración. Una relación suele
empezar con un proceso de enamoramiento que hace que se creen unas
expectativas determinadas entre los miembros de la pareja. El paso del tiempo y las
dificultades propias de la convivencia, hacen que aparezcan las primeras
dificultades y crisis y una sensación de desencanto porque no se están cumpliendo
las expectativas que se habían creado. Entonces surge la tentación de culpar al otro
de esta situación.
Uno de los motivos más usuales por los que se originan los reproches en las parejas
es el hecho de no aceptar a nuestra pareja tal y como es y exigirle que sea como
nosotros querríamos que fuese; otras veces no aceptamos que tenga un punto de
vista diferente y se lo recriminamos. Algunas personas utilizan el reproche
sistemático para manipular al otro, para que hagan lo que ellos digan y se comporte
como ellos quieran.
En los reproches hay frases repetitivas que apuntan a “máximas universales” como
por ejemplo: “Nunca…” o “Siempre…”. Entonces en el reproche, responsabilizo al
otro de no ser o actuar “como lo había soñado/esperado/deseado”. El “echar en
cara” supone que el otro me debe algo, hace referencia a una deuda. El problema es
cuando el reproche se hace crónico, lo que provoca la existencia de parejas que se
pasan la vida reprochándose las mismas cosas, con lo que se instala una patología de
pareja, donde se crea una relación basada en la violencia emocional con una total
exigencia del uno sobre el otro. De esta forma, el reproche constante es uno de los
síntomas más claros de crisis en la pareja, y cuando estos reproches empiezan a
aparecer con cierta asiduidad, es porque algo en la relación está fallando
gravemente.
Conviene señalar que el reproche es, en cierta manera, una forma de violencia en la
vida cotidiana de la pareja, ya que se produce un intento de imposición al exigir a la
otra persona que sea como nosotros queremos, sin tener en cuenta sus deseos ni sus
posibilidades.
Si tuviéramos que distinguir por géneros (aún a riesgo de caer en tópicos), por regla
general los hombres suelen recriminar más las cuestiones económicas. Así,
consideran que su aportación a la pareja es mayor en este sentido, lo que les puede
llevar a creer que su pareja está en deuda con ellos y consideran excesivos sus
gastos. Por su parte, las mujeres hacen más reproches por cuestiones afectivas. Esto
se debe a que, en general, sacrifican más de su vida social y laboral en una relación y
se sienten poco compensadas por ello. Así pues, suelen recriminarle a su pareja su
falta de sensibilidad y sus olvidos.
En las discusiones de pareja debemos de ser muy cuidadosos ya que podemos decir
cosas que afecten gravemente a la relación. Es bueno abordar todos los problemas y
plantear nuestras quejas, pero hay una serie de cosas que debemos tener muy en
cuenta:
Todo tiene su tiempo. Si ves que te vas a meter una discusión y que el estado de
nervios en el que estás/estáis os va a llevar a lanzaros una lista de reproches, es
mejor esperar a calmarse y después buscar un tiempo para poder hablar
tranquilamente de lo que os molesta.
Los reproches nunca deben contener palabras hirientes o negativas hacia el otro. Así
que no ataques la manera de ser ni las capacidades de tu pareja, ya que su
autoestima se puede llegar a ver afectada.
No utilizar la amenaza como medio para conseguir un cambio de actitud en nuestra
pareja, por ejemplo amenazando con la separación o el divorcio. En ocasiones
podemos conseguir algún resultado a corto plazo, pero a la larga aumentará el
recelo y la desconfianza en la pareja y la relación se resentirá.
Trata, por todos los medios, de transformar el reproche en petición. Por supuesto,
esta petición no debe ser dicha asumiendo una actitud de superioridad, sino de
mutuo equilibrio, pues de lo contrario el afectado se molestará al ver rebajado su
poder en la relación.
Tampoco hay que olvidar que las peticiones positivas deben centrarse en el
problema y sus consecuencias y no en la persona que los hace.
Recuerda que si realizas peticiones, debes tener total disposición de también
escuchar y atender las peticiones del otro.
Nunca debemos llegar al insulto o a la falta de respeto.
Conviene tomar en cuenta que si los dos habláis de vuestros mutuos errores de
manera madura, os será mucho más sencillo erradicarlos.
Cuando estas premisas no se cumplen, la pareja va entrando en un proceso
destructivo en la que el otro pasa de ser un compañero en un proyecto común a ser
un rival o enemigo.
Decíamos que los reproches y las recriminaciones son dos de los problemas que en
cualquier pareja siempre aparecen, ya sea más tarde o más temprano. Por desgracia,
en ocasiones no todo el mundo sabe lidiar con ellos. Así que si tu matrimonio o
relación de pareja está empezando a deteriorarse a causa de las continuas peleas y
reproches que os hacéis el uno al otro, es hora de que ambos os pongáis manos a la
obra antes de que sea demasiado tarde. Por eso, si tu relación está viviendo una
crisis debido a los reproches, es muy importante encontrar las causas de estos y
tratar de hacer lo posible por solucionarlas. Si, acaso, te encuentras en alguna de
estas situaciones, recuerda que aquí mismo, en deMostaza, podemos brindarte la
ayuda profesional que puedes necesitar.
Por último, señalar que debemos tener en cuenta que en toda relación de pareja hay
elementos que suman y otros que restan, entre estos últimos se encuentran, sin
duda alguna, los reproches.
¡Un saludo!