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Capítulo 1 .

- Conceptos y
objetivos de la ergonomía

1.1. Introducción
De las ciencias o técnicas aplicadas a la prevención de los
riesgos laborales, quizá sea la Ergonomía la que más
confusión genera a la persona que se inicia en su estudio. La
causa más importante radica, a nuestro juicio, en que su
aplicación exige la integración de los diversos aspectos que
analiza, lo que obliga a seguir una metodología algo diferente
a la aplicada tradicionalmente en la Higiene o la Seguridad
clásicas.
Otra razón es que, al ser una ciencia mucho más reciente que
las anteriores, ha sido motivo de una gran polémica entre los
propios ergónomos sobre sus objetivos y contenidos, sobre su
propia razón de ser, lo que dio lugar a la formulación de
numerosas definiciones y propuesta de modelos de estudio
diferentes.
Afortunadamente, en la actualidad, la Ergonomía se ha
consolidado como una ciencia y una técnica válida y aplicable
en muchos campos, uno de los cuáles es el de la prevención
de riesgos laborales.
Asimismo, es muy útil contar con disposiciones que
concretarán cuáles son los factores a tener presente y fijarán,
en la medida de lo posible, criterios de referencia y
procedimientos de evaluación de los riesgos, garantizando
unas mínimas condiciones de seguridad y de salud.
En la figura 1.1 se ilustra un esquema del desarrollo del
capítulo1.

Figura 1.1: Esquema del desarrollo del capítulo.


1 En el campus virtual se pueden encontrar dos documentos: el primero,


referente a los principios ergonómicos en la legislación y, el segundo,
referido a los principios ergonómicos en las normas técnicas.

1.2. Definición, objeto y metodología


de estudio

Durante décadas ha existido un importante debate entre los expertos sobre los
objetivos y contenidos de la Ergonomía. A tal efecto, es posible encontrar
numerosas definiciones de esta ciencia - técnica, cuyas diferencias se deben más
a dónde fijar sus límites, que a desacuerdos de planteamiento importantes sobre
los factores que incluye.

Así, por ejemplo, una visión bastante limitada es la de Wickens (1984)1, para quien
los factores humanos "tienen que ver con el diseño de la maquinaria para
acomodarla a las limitaciones del usuario".

En cambio, Clark y Corlett (1984)2 parecen tener un enfoque más amplio. Para
estos autores, la Ergonomía es "el estudio de las habilidades y características
humanas que influyen en el diseño del equipamiento, de los sistemas y de los
trabajos... y su objetivo es mejorar la eficiencia, la seguridad, y... el bienestar".
Christensen y colaboradores (1988)3 proponen una definición aún más completa:

"es una rama de la ciencia y de la tecnología que incluye los conocimientos y


teorías sobre el comportamiento y las características biológicas humanas, que
pueden ser válidamente aplicados para la especificación, diseño, cálculo,
operación, y mantenimiento de productos y sistemas con el objeto de incrementar
la seguridad, efectividad y satisfacción de su uso, para los individuos, grupos, y
organizaciones".

Tal y como se puede observar, de estas definiciones más actuales, la Ergonomía


persigue que los trabajos, sistemas o productos mejoren o incrementen:

- La seguridad, es decir, que no haya riesgos de accidentes o que éstos sean


mínimos.

- La eficiencia o efectividad, es decir, que el resultado del trabajo responda por


entero a los objetivos con el que se concibió, o que el sistema o el producto final
sirvan a los propósitos de la organización o de los posibles usuarios.

- El bienestar o satisfacción, es decir que el trabajo, sistema o producto, tengan


efectos positivos, "saludables" para el individuo.

En este sentido, recordemos que la OMS define salud como el bienestar físico,
psíquico y social; por tanto, con la Ergonomía se pretende actuar sobre las
condiciones de trabajo para reducir las enfermedades profesionales o las
derivadas del trabajo realizado, y además, favorecer todo aquello que enriquezca
al trabajador como individuo y como parte integrante de una sociedad.

De todo lo anterior se desprende que se pueden subdividir los objetivos de la


Ergonomía en lo que son logros para el individuo (empleado, o usuario en el caso
de la ergonomía del producto), y en lo que lo son para la organización
(empresario, o fabricante). Estos objetivos no son independientes ni mutuamente
excluyentes.

No hay razones que impidan hacer un puesto más confortable y al mismo tiempo,
más productivo, ni tampoco, son muy diferentes las vías para lograr lo primero de
las vías para lograr lo último. Por ejemplo, y a un nivel muy sencillo, la intensidad
lumínica, la posición de las luminarias y el rendimiento del color necesarios para
lograr una mejor realización de una tarea de supervisión de productos, no son muy
diferentes de aquéllos que entrañan un menor riesgo potencial de fatiga visual
para el operario.

De la misma manera, en una máquina de coser industrial, la posición, tamaño y


ángulo de los pedales de la máquina, preferentes para mejorar el trabajo
producido y la calidad del producto, serán muy similares a los necesarios para
mejorar el confort del operario.
Un trabajo o un equipamiento concebido de acuerdo a las necesidades de un
trabajador o usuario no disminuirá la eficacia del trabajo, sino que generalmente la
aumentará. De ahí, la importancia creciente de la Ergonomía en la implantación de
los sistemas de calidad en las empresas.

1
Citado por María F. Villar Fernández en Curso de Técnico Superior en Prevención de Riesgos
Laborales. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Madrid
2
Íbidem
3
Íbidem.

1.2.1. Temas de estudio en ergonomía


Tradicionalmente, se han considerado temas de estudio en
Ergonomía todos aquellos que influyen en la interacción entre
la persona y el trabajo que realiza. Así, en la mayoría de los
textos de Ergonomía, se encuentran casi siempre
contemplados los siguientes aspectos:
- Las demandas energéticas de la actividad.
- Las posturas de trabajo adoptadas, los movimientos
realizados y las fuerzas aplicadas durante el trabajo (incluida
la manipulación manual de cargas).
- Las condiciones ambientales existentes: ruido, condiciones
termohigrométricas, iluminación y vibraciones (valoradas por
técnicas y métodos higiénicos).
- Las condiciones temporales en las que se realiza el trabajo
(horario, pausas, ritmos, jornada, turnos, etc.).
- Las condiciones sociales existentes en la empresa (incluidos
los aspectos relativos a la organización del trabajo: estilo de
mando, sistemas de promoción, cauces de participación,
status social de los puestos dentro de la empresa, salarios,
etc.).
- Las condiciones de información (órdenes e instrucciones para
el desarrollo de las tareas, así como los cauces establecidos
para su comunicación).
- Las interacciones persona-máquina (anteriormente llamadas
hombre-máquina), que incluyen tanto el diseño de los mandos,
controles y señales, como la división de tareas entre la persona
y la máquina.
La inclusión de estos factores ha sido fruto más de un acuerdo
tácito entre ergónomos, que de un debate profundo entre ellos.
Así, resulta curioso que se incluya el análisis del gasto
energético de la actividad, y no la dieta aconsejada para
distintos tipos de trabajos. O que se contemple la evaluación
del ruido o del ambiente térmico, y no la de los contaminantes
químicos, cuando muchos de ellos pueden afectar en gran
medida a la realización del trabajo (por ejemplo, los que actúan
sobre el sistema nervioso alterando nuestra atención,
concentración o motricidad).
No obstante, muchos autores sí recogen los contaminantes
químicos o las radiaciones entre los factores a tener en cuenta
en un análisis ergonómico1.
También es importante recalcar que muchos de los temas que
se incluyen en el campo de la Ergonomía, también son temas
de estudio de otras áreas de la prevención de riesgos
laborales, e incluso, se evalúan usando las mismas técnicas,
equipos e índices. Por ejemplo, el ambiente térmico o las
vibraciones también se incluyen en Higiene Industrial; la
valoración de la carga de trabajo también puede ser empleada
en Medicina del Trabajo como indicador del estado de salud
del individuo; o el análisis de la interacción de la persona con
la máquina tiene una enorme interacción con la evaluación
hecha por Seguridad.

Lo que hace de la Ergonomía una ciencia no es cómo analiza


sino cómo integra la evaluación de unos factores


1 Y las propias normas UNE sobre principios de diseño ergonómico (ver


documento en campus virtual).
1.3. Metodología para la aplicación de
la ergonomía

En muchas ocasiones, términos como "confort" o bienestar", empleados en


muchas definiciones de Ergonomía, han sido mal interpretados originando la
creencia de que esta disciplina sólo es aplicable cuando previamente se han
corregido riesgos de mayor gravedad para la integridad y la salud de los
trabajadores.

Esto es fácilmente rebatible si consideramos que, entre los temas de estudio


clásicos en Ergonomía figuran la exposición a temperaturas extremas (de las que
puede derivarse la muerte del trabajador por "choque de calor" o por congelación),
o el sometimiento a cargas de trabajo excesivas o prolongadas, que pueden
originar trastornos musculoesqueléticos, patologías que, en la actualidad, son las
de mayor incidencia en los países desarrollados y la principal causa de baja
laboral.

Lo que diferencia a la Ergonomía de otras Ciencias o Técnicas, como la Seguridad


o la Higiene del Trabajo, no es tanto el lugar que ocupa en la prevención de los
riesgos laborales, sino la metodología para su aplicación.

En Ergonomía, ya sea para diseñar o concebir un nuevo sistema, o para evaluar


uno ya existente, es imprescindible analizar previamente, y de manera ordenada y
sistemática, una serie de aspectos. De forma esquemática, las fases a cubrir son:

1º) Análisis del trabajo y de las demandas de la tarea.

2º) Conocimiento de las capacidades físicas y psíquicas del trabajador.

3º) Evaluación del entorno y de las condiciones de trabajo con relación a las
exigencias de la tarea y a las capacidades del trabajador.

4º) Valoración o estimación de la carga de trabajo derivada.

5º) Realización del diseño definitivo del sistema (o proceso, tarea, máquina, etc.)
o, en el caso de sistemas ya existentes, establecimiento de las medidas
correctoras a fin de aumentar el nivel de seguridad, bienestar y efectividad.

1.3.1. El análisis de la tarea


En todo estudio ergonómico, y antes de emprender ninguna otra acción, es
imprescindible analizar detenidamente la tarea que debe realizarse, con
independencia de la persona o personas encargadas de llevarla a cabo. Es decir,
en esta fase se deben obviar aspectos como experiencia, edad, formación, etc.,
los cuáles serán considerados en una fase posterior.

Este análisis de la tarea implica observar con detenimiento el trabajo realizado por
el trabajador, u operador humano, diferenciar las tareas principales de las
secundarias, ver cuáles son las operaciones que las componen, y medir la
duración real de estas operaciones.

Una vez conocidas las tareas y operaciones es necesario analizar cuáles son las
demandas o exigencias, que podrán ser de muy diversa índole y estarán más o
menos presentes en función del tipo de trabajo de que se trate.

Aunque es factible establecer distintas clasificaciones de las demandas o


exigencias, aquí se han subdividido atendiendo:

1. A los sentidos implicados en la adquisición de la información necesaria para


realizar el trabajo; y,

2. A la respuesta que debe darse.

De esta manera, se tienen:

• Exigencias ligadas a la entrada de la información


• Exigencias ligadas a la respuesta o acción demandada por la tarea

1.3.1.1. Exigencias ligadas a la entrada de la información

Las exigencias ligadas a la tarea pueden ser: visuales, auditivas, táctiles, olfativas,
gustativas y propioceptivas.

- Visuales

- Reconocimiento de estructuras y modelos, por ejemplo, en el montaje de


componentes de acuerdo a un modelo definido previamente, en la verificación del
diseño de un tejido textil, en el diseño de un plano, etc.

- Percepción de los colores, por ejemplo, montando componentes en un circuito


impreso, conduciendo, pintando, etc.
- Percepción de la forma y del tamaño, comprobar si el objeto es cuadrado,
cilíndrico, etc., o cuál es su tamaño. Por ejemplo, seleccionando el tamaño de
productos agrícolas, empaquetando, en diseño técnico, etc.

- Reconocimiento de la posición de objetos e instrumentos de trabajo y estimación


de la distancia entre ellos. Trabajos con grúas, control por radar, etc.

- Estimación de la cantidad o número, incluida la estimación del peso. Por ejemplo,


la estimación del peso de una viga, o de la cantidad de batería mediante la lectura
de un indicador, o la cantidad de tornillos en una caja.

- Estimación de la velocidad de objetos en movimiento. Por ejemplo, cosiendo,


manejando una grúa, conduciendo o controlando un radar.

- Auditivas

- Reconocimiento de patrones de sonido o secuencias de sonido. Por ejemplo,


reconocimiento de conversaciones, de señales de aviso o alarma, etc.

- Reconocimiento de diferencias y variaciones del sonido, en tono o intensidad.


Por ejemplo, conduciendo, afilando un piano, etc.

- Reconocimiento de la posición de los sonidos o tonos (audición direccional). Por


ejemplo, localización de sonidos críticos en máquinas funcionando, en reparación
de averías, etc.

- Táctiles

- Reconocimiento de la suavidad o dureza de superficies, de las desigualdades o


uniformidades.

- Reconocimiento de la temperatura de las superficies (calor, frío, humedad,


sequedad, etc.).

- Detección de la presión ejercida sobre los objetos, o por los objetos en el cuerpo.

- Detección de la vibración de las superficies.

- Olfativas

- Reconocimiento de olores como información para la realización de la tarea. Por


ejemplo, tareas de control del olor como la cata de vinos, café, tabaco, etc.

- Gustativas
- Reconocimiento del sabor como información para la realización de la tarea. Por
ejemplo, en preparación de comidas.

- Propioceptivas

- Reconocimiento de sensaciones o estímulos internos: percepción del movimiento


del propio cuerpo, de la extensión de las extremidades, del estado de equilibrio,
etc. Por ejemplo, en montajes de precisión.

1.3.1.2. Exigencias ligadas a la respuesta o acción demandada por la tarea

Ante una determinada entrada de información, en general, será preciso dar unas
determinadas respuestas. A efectos de simplificar éstas, se han subdividido en:

- Respuesta motriz1: movimiento de los brazos (denominados gestos en


Ergonomía).

- Aplicación de fuerzas.

- Desplazamientos de todo el cuerpo.

- Respuesta verbal: por ejemplo, en puestos de atención al público, de


información, etc.

Una vez que se conocen las exigencias de la tarea y el tipo de respuestas


asociadas a ellas, es muy importante analizar otros dos aspectos: la complejidad
de la respuesta y la rapidez de respuesta determinada por la propia tarea, ya que
condicionarán en gran medida los factores que se analizarán posteriormente,
como la carga de trabajo mental, por ejemplo.

- Complejidad de la respuesta. Se dice que una tarea exige una respuesta muy
sencilla cuando ante una entrada de información muy sencilla sólo existe una
única respuesta posible; por ejemplo, luz verde encendida, introducción del papel
en la máquina, etc.

Una respuesta será muy compleja cuando ante múltiples entradas de información,
caben múltiples respuestas con consecuencias muy diversas, de modo que la
persona debe analizar previamente cuál es la respuesta o respuestas más
adecuada ante esa situación.

- Rapidez de la respuesta. Resulta clave analizar la rapidez de respuesta exigida


por la tarea y diferenciarla de la impuesta por la organización del tiempo de
trabajo, ya que es muy diferente y más fácil actuar sobre la organización del
tiempo de trabajo que sobre la propia tarea.
Por ejemplo, una señal de alarma en un panel de una sala de control o la
respuesta a un cliente o usuario en un puesto de información al público, son casos
claros de una rapidez de respuesta exigida por la tarea. Pero, el trabajar a un ritmo
determinado, tantas piezas por minuto, sería algo impuesto por la organización.
Resulta obvio la dificultad que entraña el disminuir la rapidez de la respuesta en
los dos primeros ejemplos.
1
Nótese que aquí no se ha incluido la postura de trabajo, ya que se entiende como el resultado de
la interacción entre tarea, características personales, diseño del puesto e incluso, aspectos
organizativos o psicosociales, y no una exigencia del trabajo. Como mucho, se podría considerar
una exigencia del trabajo la postura de trabajo, es decir, si se debe trabajar de pie, sentado, etc.

1.3.2. El análisis de las capacidades y


características personales
Una vez analizadas las exigencias, es necesario conocer las
características y capacidades que, con relación a una
determinada tarea, tienen las personas encargadas de
ejecutarla: edad, sexo, formación, conocimientos y
experiencia, capacidades físicas y mentales, dimensiones
corporales, estado de salud, etc.
Con ello no se pretende seleccionar al personal más idóneo
para una tarea, sino a la inversa, buscamos adaptar el trabajo
a la persona que lo va a realizar, lo que no olvidemos es el
objetivo de la Ergonomía.

¿Quién o quiénes deben realizar la


tarea?


Muchas de esas variables podremos obtenerlas mediante


entrevistas o preguntando directamente a los implicados. Sin
embargo, otras, más difíciles de obtener, como las
capacidades físicas o mentales, habrá que estimarlas a partir
de los resultados obtenidos en poblaciones similares y
recogidos en la bibliografía.
1.3.3. El análisis de las condiciones de
trabajo
Toda tarea deberá efectuarse en un espacio y lugar específicos
donde existirán unas ciertas condiciones ambientales, unas
máquinas y equipos, se emplearán unas determinadas
herramientas, se dispondrá de un determinado mobiliario, se
utilizarán unas ciertas señales, mandos, controles, etc.
Por otra parte, la tarea habrá de ejecutarse dentro de un
horario de trabajo concreto, estará regulada por unas ciertas
pausas, se repetirá a una cierta frecuencia a lo largo de la
jornada y se realizará a un determinado ritmo.
Existirá una división del trabajo entre la máquina y la persona
que la maneja, y la tarea formará parte, generalmente, de un
cierto proceso de trabajo.

¿Dónde y cómo debe realizarse la


tarea?


Así mismo, la persona precisará haber recibido unas


instrucciones y una formación para poder realizar la tarea,
deberá contar con unos adecuados cauces de participación y
necesitará comunicarse con sus jefes y compañeros durante
su jornada de trabajo.
Todos los anteriores aspectos, que deben ser analizados en
un estudio ergonómico, pueden ser agrupados en tres
categorías:
- Las condiciones ambientales1:
- Las condiciones termohigrométricas del puesto: temperatura,
humedad relativa, velocidad del aire.
- Las condiciones de iluminación, específicas para la tarea.
- El ruido en relación con la concentración y a la comunicación.
- Las vibraciones, y su posible sinergismo con factores de
carga física.
- El diseño del puesto:
- Espacio, superficies y alturas de trabajo.
- Máquinas, equipos, herramientas.
- Mobiliario.
- Abastecimiento y evacuación de las piezas (o documentos, o
cualquier objeto de trabajo).
- Mandos, señales, controles, etc.
- La organización del trabajo y los aspectos psicosociales:
- Jornada, horarios, pausas.
- Ritmo de trabajo, frecuencia de las operaciones.
- Proceso de trabajo.
- División del trabajo entre los puestos, y entre la persona y la
máquina.
- Relaciones de trabajo, formales e informales.
- Canales de comunicación establecidos en la empresa.
- Formación e información para una realización de un trabajo
eficiente y seguro, etc.
1
Algunos autores proponen incluir también los contaminantes químicos,
biológicos e, incluso, las radiaciones.

1.3.4. Evaluación de la carga de


trabajo
Tal y como se ha visto, toda tarea conlleva unas determinadas
exigencias que son las mismas para cualquier persona que
vaya a realizarla. De esas exigencias va a derivarse siempre
un coste para la persona, una carga de trabajo, que será
diferente de una persona a otra, aunque las exigencias sean
las mismas.
Esto quiere decir que la evaluación de la carga de trabajo
deberá hacerse individuo a individuo, lo que generalmente es
complicado y costoso. Por ello, en muchos estudios la carga
es estimada a partir de los datos relativos a las exigencias de
la tarea y a las condiciones de realización del trabajo.
Atendiendo a las exigencias de la tarea, se puede clasificar la
carga de trabajo en distintos tipos: física, mental, auditiva,
visual, etc. Si la carga es muy pequeña para quien la realiza,
se hablará de subcarga de trabajo, y si es muy elevada,
diremos que le supone una sobrecarga de trabajo.

¿Qué coste supone la tarea a quién la


realiza?


Evidentemente, uno de los objetivos en una evaluación


ergonómica no es tanto evaluar la carga de trabajo, como el
valorar si se dan situaciones de subcarga o sobrecarga, ya
que de ello se pueden derivar ciertos tipos de trastornos (por
ejemplo, trastornos musculoesqueléticos, estrés, trastornos
visuales u oculares, etc.) u otros efectos negativos para la
salud.

1.3.5. Elaboración del diseño


definitivo o establecimiento de las
medidas correctoras
Una vez cubiertas las fases anteriores, se podrá elaborar el
diseño definitivo de la tarea, o de modo más genérico, del
sistema de trabajo; siendo éste el fin que se pretende en todo
estudio ergonómico, y no el de la evaluación de los distintos
factores presentes. Esta fase es la más compleja de todas,
pues es necesario integrar los múltiples factores analizados en
las fases anteriores.
A título de ejemplo, en la figura 1.2 se sintetiza el proceso de
diseño ergonómico propuesto por Aikin y colaboradores
(1994). En éste se presenta de forma bastante completa todos
los pasos a seguir y los aspectos que deberían tenerse en
cuenta en el diseño ergonómico de un sistema. Como se podrá
comprobar, los autores destacan la necesidad de la
participación de los propios trabajadores para la realización del
proceso.
Figura 1.2: Procedimiento para el diseño ergonómico de un sistema.


Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, nos


encontramos con un sistema ya existente, lo que supone un
serio inconveniente a la hora de aplicar los principios y
criterios ergonómicos. En estos casos, además de completar
las fases comentadas anteriormente, es necesario recoger
información de los daños, molestias y quejas sentidos por los
operadores o usuarios, a fin de poder analizar de manera
idónea los problemas existentes y plantear las oportunas
medidas correctoras.

1.3.6. Métodos empleados en un estudio ergonómico

Tal y como se ha visto, son múltiples los factores y variables que deben ser
analizados en cualquier estudio ergonómico. Por tal motivo, no es posible la
utilización de un único método, sino que será necesario emplear más de uno, aún
en los casos de estudios con objetivos muy sencillos.

En los últimos años, el gran desarrollo que ha experimentado la Ergonomía ha


dado lugar a la publicación de innumerables métodos, técnicas e instrumentos.

Entre los métodos o técnicas más empleados, se pueden citar los cuestionarios,
las técnicas de registro en vídeo para el análisis de la tarea y de los movimientos,
las técnicas higiénicas para la medición de los parámetros ambientales, los
métodos de observación de las posturas de trabajo y las listas de comprobación
(o check-list) para la evaluación del diseño de los puestos, etc.

La elección de unos u otros métodos o técnicas dependerá de los objetivos que se


hayan determinado previamente en el estudio.

Capítulo 2 .- Calidad del


ambiente interior
OBJETIVO
- Tomar conciencia de que la calidad del ambiente interior de los centros de trabajo no indus
serie de factores o peligros generados o favorecidos por los propios edificios.

2.1. Introducción
El nombre de Calidad del Ambiente Interior (CAI) sirve para
designar de forma genérica al conjunto de factores y
circunstancias que configuran y determinan el efecto de las
condiciones ambientales de ciertos edificios en sus ocupantes.
En el ámbito laboral, se suele restringir al sector servicios o
terciario, es decir, al trabajo en edificios de oficinas, centros de
salud, centros comerciales, entre otros. Por el contrario, en la
industria, las condiciones ambientales y sus repercusiones en
los trabajadores no suelen estudiarse desde esa óptica.
La calidad del ambiente interior tiene un papel importante en
ciertas afecciones que sufren los trabajadores de oficinas y
similares, así como en el malestar o falta de confort que
puedan experimentar. Por ello, su estudio cabe situarlo en la
Ergonomía. Además, en la CAI, tal y como se verá a lo largo
de este capítulo, no sólo influyen aspectos del ambiente físico
de trabajo sino también aspectos ergonómicos, relativos al
espacio de trabajo o aspectos de tipo psicosocial, entre otros.
El contenido de este capítulo se ha estructurado de manera
que, después de hacer una breve introducción al tema, se
expongan los factores o peligros responsables del deterioro de
la CAI y los principales efectos de las deficiencias en la calidad
del ambiente interior (algunos de ellos son objeto de otros
capítulos, como por ejemplo la iluminación, el ruido y las
condiciones termohigrométricas). Por último, se dan unas
pinceladas generales sobre la prevención de los riesgos
laborales relacionados con la CAI.
En la figura 2.1 se ilustran los factores que influyen en la
calidad del ambiente interior y el esquema que será objeto de
tratamiento a lo largo del capítulo.

Figura 2.1: Factores que influyen en la calidad del ambiente interior y


efectos sobre la salud y ejecución de las tareas debidos a deficiencias en la
misma.

2.2. Factores o peligros que influyen


en la calidad del ambiente interior

En la calidad del ambiente interior influyen varios tipos de factores o peligros.


Algunos, como los contaminantes químicos y biológicos y la temperatura,
humedad y velocidad del aire, son directamente responsables de la calidad del
mismo, y otros, como el ruido, el calor radiante o la iluminación, afectan a otros
aspectos del ambiente interior.

En la tabla 2.1 se muestran los factores o peligros que influyen en la calidad del
ambiente interior.
FACTORES O PELIGROS

Gases, humos, vapores, nieblas, partículas en suspensión de diversa


Químicos
composición química

Biológicos Seres vivos y subproductos

Físicos Condiciones termohigrométricas, ruido, iluminación y ventilación

Psicosociales Organización del trabajo, estilo de mando, relaciones laborales

Tabla 2.1. Factores que influyen en la calidad del ambiente interior.

No siempre es fácil llegar a determinar la verdadera causa de las quejas sobre las
condiciones ambientales. La dificultad principal radica, en algunos casos, en que
no hay una causa única, sino que la mala calidad del ambiente interior puede
deberse a una conjunción de varios o de todos los factores.

Antes de pasar a describir cada uno de ellos, conviene tener en cuenta que
normalmente los valores de los contaminantes, químicos y físicos, encontrados en
oficinas y otros edificios del sector terciario están muy por debajo de los permitidos
en los ambientes de trabajo industriales. Ello no significa que el ambiente interior
de los edificios no industriales esté exento de peligros dignos de ser tenidos en
cuenta, sino que el problema es distinto.

Mediante estudios epidemiológicos, experimentación con animales y


experimentación humana, se ha llegado a saber que la exposición laboral a
algunas sustancias generadas o liberadas en el proceso de trabajo produce
determinados efectos nocivos sobre la salud, cuando la concentración de las
mismas supera ciertos valores límites. No se conoce, sin embargo, qué efectos
patológicos concretos se producen cuando se encuentran presentes muchos
contaminantes a la vez en pequeñas concentraciones, que es lo que suele ocurrir
en el sector servicios. A este respecto debe señalarse lo siguiente:

- El ambiente interior de los centros de trabajo no industriales se caracteriza por


contener mezclas complejas de contaminantes, entre los que pueden darse
efectos sinérgicos, es decir, que unos contaminantes potencien la acción de otros.

- Los límites de las concentraciones permisibles de contaminantes químicos en los


lugares de trabajo están establecidos para una duración de exposición de 8 horas
diarias, es decir, para jornadas de trabajo de 8 horas durante 5 días a la semana.
Sin embargo, en el caso de los contaminantes de los ambientes interiores, la
duración total de la exposición es mucho mayor, ya que, en las ciudades, las
personas estamos expuestas a los contaminantes del ambiente interior (laboral y
extralaboral) durante tiempos muy superiores.
- En la industria trabajan adultos con buena salud y una forma física aceptable.En
cambio, en los ambientes interiores, hay en general un espectro más amplio de
personas.

El grupo de expertos europeos pertenecientes a la Acción Concertada Europea


Calidad del Aire y su Impacto en el Hombre de la Comisión de la Unión Europea,
desglosa los factores (peligros) que determinan la calidad del ambiente interior
en:

- Contaminantes químicos.

- Factores físicos.

- Contaminantes biológicos.

- Factores psicosociales.

2.2.1. Contaminantes químicos

Existe una gran variedad de contaminantes químicos de distinta procedencia.


Además, es frecuente que un mismo contaminante sea emitido por varias fuentes
a la vez.

En unos casos, las fuentes son interiores, mientras que en otros, están en el
exterior y los contaminantes generados por ellas penetran en el edificio por las
puertas, ventanas, tomas de aire exterior y por las rendijas y grietas de los
edificios. Entre ellos hay que destacar:

- El humo del tabaco está constituido por una mezcla muy compleja de más de
3000 compuestos químicos en estado gaseoso, como el monóxido de carbono, y
diversos vapores orgánicos, o en forma de partículas, algunas altamente
cancerígenas, como el hidrocarburo aromático policíclico benzo[a]pireno. El
tamaño de la mayoría de ellas se halla dentro de la fracción respirable, lo que las
hace más peligrosas para la salud. Otros efectos nocivos del humo del tabaco son
irritación de las mucosas respiratorias y reacciones alérgicas en los alvéolos y
bronquios.

Entre los contaminantes químicos, los del humo del tabaco suelen ser de los más
abundantes en los ambientes interiores. Hay que tener en cuenta, además, que
sus efectos los sufren los fumadores y los que no lo son.

- El formaldehído es un gas altamente irritante de los ojos y de las vías


respiratorias. Además, suele ocasionar sensibilización. Se sospecha también que
puede inducir procesos cancerosos. Es una de las materias primas que se usan
en la fabricación de plásticos y resinas. De ellas, las espumas de urea-formol se
usan mucho para el aislamiento térmico de las edificaciones. También se utiliza en
la fabricación de adhesivos, y de aglomerados y contrachapados de madera para
muebles y otros elementos; en la elaboración de productos de limpieza, de
desinfección y de pinturas. Está presente también en el humo del tabaco. Una
formulación inadecuada de los plásticos y resinas, un mal curado, o la
degradación producida por el paso del tiempo provocan la liberación de este
compuesto al ambiente.

- Los compuestos orgánicos volátiles (VOC's1) son compuestos orgánicos que


se evaporan con facilidad a temperatura ambiente. Forman un grupo heterogéneo
de compuestos, y aunque también se generan fuera de los edificios (gasolineras,
tráfico, etc.), en general, suelen ser más abundantes en interiores. Proceden de
los elementos de decoración (pinturas, barnices, disolventes), del mobiliario y
equipos de trabajo, del material de oficinas, de productos de higiene personal y
cosméticos, de productos de limpieza (ceras, detergentes, insecticidas,
ambientadores) y de los propios ocupantes.

Entre sus efectos destacan los tóxicos sobre diferentes órganos y tejidos, los
irritantes para las mucosas, los olfativos y, en algunos casos, los cancerígenos y
genotóxicos.

- Los biocidas es el nombre con el que se denominan los plaguicidas de uso no


agrario. Comprenden productos contra insectos (insecticidas), roedores
(rodenticidas) y se emplean para impedir el crecimiento microbiano. Son muy
irritantes cuando están en forma concentrada, pero también a bajas
concentraciones pueden ocasionar irritaciones de las mucosas en personas
susceptibles, razón que desaconseja su uso de forma continua en espacios
interiores.

- El monóxido de carbono (CO) se origina por una combustión incompleta de la


materia orgánica. Se une a la hemoglobina de la sangre e impide el transporte de
oxígeno por los hematíes a las células de los tejidos, por lo que las
concentraciones elevadas de CO pueden causar la muerte por asfixia. En la
mayoría de los casos, cuando se encuentra en la atmósfera interior de un edificio,
suele proceder del garaje del propio edificio o de los de los edificios circundantes,
generalmente debido a que las tomas de aire exterior para la ventilación están
situadas cerca de las salidas del aire de extracción de los mismos.

- El dióxido de carbono (CO2) procede principalmente de la respiración humana y


la combustión del tabaco. Es un gas que no tiene efectos tóxicos. Sin embargo, su
abundancia se relaciona con la falta de oxígeno y con la sensación de aire viciado.
Se emplea como indicador de la calidad del aire en los espacios donde hay
bastantes personas.

En actividades de tipo oficina, donde no existan fuentes de contaminación de


importancia y los contaminantes químicos que pueda haber en el ambiente sean
los bioefluentes humanos producidos por trabajos de tipo sedentario, una
concentración de CO2 mayor de 1000 ppm (>0,1%) indica que la ventilación no se
realiza correctamente.

- El ozono (O3) es un gas muy irritante, pero se descompone rápidamente. Se


puede producir de forma natural en determinadas condiciones atmosféricas
(tormentas). Su presencia en el aire exterior puede deberse a esa razón, a la
contaminación industrial, al tráfico o a las calefacciones. En el ambiente interior
puede penetrar con el aire exterior o puede generarse por el uso de
fotocopiadoras e impresoras láseres mal mantenidas, o debido al funcionamiento
de cualquier elemento que produzca descargas eléctricas de alta frecuencia en el
aire. En este sentido, hay que mencionar que algunos ionizadores pueden generar
cantidades elevadas de ozono. Existen, incluso, algunos aparatos, los
ozonizadores, que generan ozono con fines desinfectantes y desodorizantes.

El uso del ozono como desinfectante y desodorizante en los espacios interiores


está en entredicho, ya que las concentraciones necesarias para ello son bastante
superiores a los límites de exposición que se recomiendan para interiores.

- El radón es un elemento gaseoso radiactivo que se genera en la desintegración


del radio. El radón y sus productos de desintegración proceden exclusivamente de
fuentes naturales. Se origina a partir de los suelos y rocas de zonas graníticas y
de fosfatos. En los edificios aparece por infiltración desde el exterior. A veces,
puede proceder de los materiales de construcción. Las concentraciones más altas
suelen encontrarse en las partes más bajas de los edificios, donde se acumula
debido a que es más denso que el aire.

Tanto el radón como sus descendientes pueden provocar cáncer de pulmón, ya


que van asociados a partículas inhalables que se depositan en los pulmones.

- La materia particulada sólida o polvo del interior de los locales está constituida
por partículas orgánicas e inorgánicas. Cuando la longitud de las partículas es tres
veces mayor que su diámetro se denominan fibras.

Su fuente principal en oficinas es el humo del tabaco. Además, el papel, las


moquetas y alfombras, paredes, etc., desprenden partículas y fibras, a las que
cabe sumar las escamas de la piel, la suciedad transportada desde el exterior, etc.
El polvo de las oficinas contiene niveles elevados de fibras minerales (irritantes),
fibras de celulosa (medio de cultivo para microorganismos) y partículas
inorgánicas. También puede contener esporas y heces de ácaros, cuando la
humedad relativa es elevada, ambos alergénicos.

Los problemas que pueden provocar las partículas se acrecientan con el uso de
pantallas de visualización de datos, ya que la carga electrostática acumulada en
éstas puede atraer polvo cerca de las vías de entrada del aparato respiratorio de
los trabajadores.
De entre las fibras, las de amianto son las peores para la salud cuando son
inhaladas. Producen fibrosis y cáncer de pulmón, por lo que cada vez se utiliza
con menos frecuencia el amianto como aislante en la construcción. El riesgo por
inhalación de fibras de amianto puede ser elevado cuando se realizan obras de
remodelación de edificios antiguos y no se llevan a cabo las medidas de
prevención que prevé el Reglamento sobre el trabajo con riesgo de amianto.

La fibra de vidrio suele utilizarse para aislar térmica y acústicamente los edificios,
así como en los conductos y otros elementos de los sistemas de aire
acondicionado. Estas fibras pueden desprenderse y pasar al aire si los
aislamientos no se colocan bien o si se deterioran. Producen irritaciones.

1
Siglas en inglés de Volatile Organic Compounds.


2.2.2. Factores físicos

El mayor número de quejas sobre la calidad del ambiente interior suele referirse al
ambiente térmico y a la ventilación de la zona ocupada, y las causas suelen tener
que ver con deficiencias en el sistema de acondicionamiento del aire. Además del
calor, del frío o del aire viciado, el ruido, las vibraciones y la iluminación deficiente
pueden causar problemas en la calidad del ambiente interior

2.2.2.1. Ambiente termohigrométrico

Se distinguen la temperatura, humedad relativa y velocidad del aire.

Temperatura

Los valores de la temperatura recomendados en las normas técnicas para


mantener unas condiciones de confort suelen fluctuar entre 20 ºC y 26 ºC. No
obstante, se ha observado que a temperaturas superiores a 24 ºC la capacidad
mental disminuye y también aumenta la liberación de sustancias1.

Humedad relativa

En general, para la humedad relativa se recomiendan valores comprendidos entre


el 30% y el 70%. Por debajo del 30% suelen producirse sequedad de mucosas y
descargas eléctricas cuando hay electricidad estática; por encima del 70% hay un
mayor crecimiento de hongos, bacterias y ácaros, además de que aumentan las
corrosiones y los daños a los materiales de los edificios2.
Velocidad del aire

Cuando hace calor o la actividad física lo produce, una forma de reducir la carga
térmica del cuerpo es aumentar la velocidad del aire para favorecer la pérdida de
calor por convección y evaporación. Sin embargo, la velocidad del aire no debe
ser tan elevada que dificulte el trabajo o haga que se produzcan corrientes de aire
molestas o perjudiciales.3

1
El Real Decreto español 486/1997 sobre Lugares de Trabajo fija para los locales de trabajo
cerrados unos límites de temperatura que, para los trabajos de tipo sedentario, como los de
oficinas o similares son 17 ºC y 27 ºC y para los trabajos de tipo ligero 14 ºC y 25 ºC.
2
El R.D. español 486/1997 también exige que la humedad relativa esté entre el 30% y el 70%,
aunque cuando exista peligro de electricidad estática en un local, por ejemplo, si se producen
frotamientos entre materiales aislantes, como los que se producen al andar sobre ciertos tipos de
moqueta, etc., prescribe un mínimo de 50% de humedad relativa.
3
El R.D. español 486/1997 permite una velocidad del aire máxima de 0,25 m/s para los trabajos
sedentarios en ambientes no calurosos; de 0,5 m/s para los trabajos sedentarios en ambientes
calurosos; y de 0,75 m/s en el caso de trabajos no sedentarios en ambientes calurosos.

2.2.2.2. Iluminación

La iluminación debe ser adecuada a la tarea que se realiza. Cuando no es así, se


pueden originar molestias visuales y oculares, aumentar la fatiga, se producen
más errores y accidentes y también disminuye el rendimiento.

Lo mejor es que la iluminación sea natural1. La iluminación artificial se debería


emplear para incrementar la iluminación en los casos en que se precise.

En la iluminación natural es importante la orientación y el índice de acristalamiento


de las fachadas de los edificios, mientras que en la artificial es importante hacer un
diseño que tenga en cuenta las características del local y sus dimensiones, el tipo
y el color de las paredes, las ventanas, la ubicación de los puestos de trabajo y los
requerimientos visuales de las tareas. Si se modifican posteriormente la
compartimentación, los parámetros de diseño o los usos del edificio, se pueden
producir deficiencias en la iluminación.

1
Así lo recomienda el R.D. español 486/1997 sobre Lugares de Trabajo.

2.2.2.3. Ruido

Los niveles de ruido que suelen encontrarse en edificios del sector servicios
suelen estar por debajo de los establecidos para prevenir el riesgo de pérdida de
audición de los trabajadores1. No obstante, tales niveles de ruido pueden producir
molestias y afectar a la ejecución del trabajo. El ruido produce interferencias en la
comunicación verbal, actúa como elemento de distracción, dificulta la
concentración y la atención, y disminuye el rendimiento.

1
Los niveles de ruido figuran en el Real Decreto español 1316/1989 de 27 de octubre sobre
protección de los trabajadores frente a los riesgos derivados de la exposición al ruido durante el
trabajo.

2.2.2.4. Vibraciones

Las vibraciones que se producen en las cercanías del lugar de trabajo, por
ejemplo si hay obras en las proximidades, pueden afectar a los ocupantes del
edificio. También se pueden transmitir las vibraciones de las salas donde están los
compresores o los ascensores. Entre los síntomas a que dan lugar se pueden citar
mareos e irritabilidad.

2.2.2.5. Ventilación

La ventilación tiene por objeto suministrar aire limpio por


medios naturales o mecánicos, aportando el oxígeno necesario
para la respiración, diluyendo los contaminantes y
contribuyendo a alcanzar unas condiciones de temperatura y
humedad adecuadas en los locales cerrados.
Por su importancia en la calidad del ambiente interior, se
tratará con mayor profundidad y extensión que el resto de los
factores.
En el campo de la prevención de riesgos, suele denominarse
ventilación general o ventilación por dilución al "suministro de
aire limpio y extracción del aire contaminado para diluir los
contaminantes y realizar el control de los riesgos higiénicos, de
incendio y de explosión".
La ventilación natural es la que tiene lugar a través de las
ventanas, puertas e, incluso, las rendijas y grietas del edificio,
y ocurre gracias a las diferencias de temperatura entre el
interior y el exterior de los edificios.
La ventilación mecánica o forzada requiere un sistema de
conductos que transporte el aire de ventilación o el aire de
impulsión hasta los recintos a ventilar y ventiladores para
moverlo a través de los mismos. Para suministrar aire tratado,
limpio y con una temperatura y humedad determinadas,
normalmente se utiliza un mismo sistema, el sistema de
ventilación-climatización. Otras veces el sistema de
climatización o de acondicionamiento del aire es independiente
del de ventilación.
Cuando la ventilación es artificial el aire de ventilación está
constituido por una mezcla de aire exterior y aire recirculado
en distintas proporciones.
En los sistemas de aire acondicionado centralizados, ya sea
para todo el edificio o para cierto número de dependencias o
plantas, su puesta en marcha y su parada, la selección de los
caudales de aire exterior, recirculado y de ventilación, así como
la fijación de la temperatura y humedad del aire de impulsión
que sale por las rejillas de impulsión, normalmente las realiza
un operario.
Otros sistemas centralizados cuentan con unidades terminales
situadas en los espacios a tratar, que permiten una regulación
individualizada de la temperatura del aire de los mismos, ya
que llevan su propio termostato. Entre ellas son bastante
usadas los ventiloconvectores tipo fan-coil. Por ellos circula
agua caliente o fría, procedente de una estación central, para
calentar o enfriar el aire del recinto donde están situados
exclusivamente, es decir, no sirven para ventilar.
Lo mismo ocurre con las instalaciones individuales o
instalaciones unitarias, como es el caso de los
acondicionadores de ventana, de muro, o los llamados
sistemas en split.
En la figura 2.2 se ilustra un sistema de ventilación-
climatización de tipo centralizado.
Figura 2.2: Sistema de ventilación-climatización de tipo centralizado.


Descripción de un sistema de ventilación y climatización


De manera esquemática, un sistema de ventilación y
climatización consta de una unidad de tratamiento del aire
(UTA) o climatizador, una red de conductos y unas bocas de
aire para la entrada y salida del mismo. Sin embargo, las
instalaciones de ventilación y climatización pueden llegar a ser
altamente complejas. A continuación se detallan brevemente
los principales elementos y accesorios de que consta:
- Toma de aire exterior y zona de mezcla
La unidad de tratamiento del aire presenta dos entradas de aire
distintas, una para el aire exterior y la otra para el aire de
recirculación del propio edificio.
Cada una de estas entradas dispone de una compuerta para
regular los caudales de aire exterior y de recirculación que se
desea lleguen a la zona de mezcla, donde como su propio
nombre indica, se produce la mezcla de ambos tipos de aire.
Tales compuertas se pueden regular de modo que la
recirculación esté comprendida entre el 0% y el 100%.
La ubicación y la orientación de las tomas de aire exterior son
muy importantes para evitar la entrada de aire contaminado al
sistema de ventilación.
Se debe tener en cuenta cualquier posible fuente de
contaminación, como por ejemplo las salidas de humo o las
salidas del aire de ventilación. También deben estar alejadas
de las torres de refrigeración o de cualquier otro elemento que
contenga agua que pueda penetrar en el sistema y provocar
legionelosis u otros problemas de salud.
- Sistema de filtración
El aire de recirculación y el exterior han de pasar a través de
filtros que retengan las partículas en suspensión1. Estos filtros
pueden ser básicamente de dos tipos, unos para polvo grueso
y otros para fino. Dentro de ellos existe, a su vez, una gran
variedad. La elección de los filtros depende fundamentalmente
del tamaño de las partículas que se deseen eliminar.
Para eliminar los gases y vapores sería necesario instalar
filtros de carbón activo, que los retienen por adsorción.
- Sistema de climatización
Con objeto de mantener la temperatura del local en unos
valores adecuados, el aire se debe calentar o enfriar según la
estación del año. Generalmente, el calentamiento se realiza
mediante resistencias eléctricas, agua caliente o vapor. El
enfriamiento se lleva a cabo mediante refrigerantes líquidos o
agua.
Los fluidos refrigerantes o el agua de refrigeración, que al
enfriar el aire se calientan, deben perder a su vez el calor
absorbido. Para ello se utilizan dispositivos enfriadores por
agua o por aire.
- Sistema de humidificación
Las condiciones de humedad en la zona ocupada deben ser
adecuadas con el fin de conseguir el nivel de bienestar térmico
deseado. Para aumentar el grado de humedad del aire se
recomienda el uso de humidificadores que funcionen con vapor
de agua frente a aquéllos que utilizan agua pulverizada, para
evitar el riesgo de Legionelosis.

El agua empleada en la humectación del aire debe ser


potable.


- Ventilador
Es el encargado de poner en movimiento un volumen de aire
determinado y de impulsarlo, con la presión suficiente, a través
de la red de conductos de ventilación hasta los difusores de
cada uno de los locales del edificio. A veces, el ventilador
origina problemas de ruido, por lo que suelen colocarse
silenciadores con material absorbente del ruido.
- Red de conductos y rejillas
La red de conductos de ventilación y las rejillas de impulsión o
difusores, así como las rejillas de retorno, deben estar
diseñados y colocados para permitir la distribución uniforme
del aire de ventilación en la zona ocupada.
Es importante tener en cuenta que la ventilación adecuada no
consiste sólo en suministrar un caudal de aire limpio acorde al
número de ocupantes y a los contaminantes que se generen
en los locales, sino que se debe asegurar que el aire limpio
llegue hasta cada una de las personas presentes y se produzca
además una renovación efectiva del aire de los espacios
interiores.
El aire impulsado por el ventilador circula a través de los
conductos de ventilación hasta llegar a los difusores o a las
rejillas de impulsión, desde donde penetra en el local. A su vez,
el aire del recinto es tomado por las rejillas de retorno (o de
extracción), y, mediante una red de conductos diferentes, es
expulsado al exterior en su totalidad o en parte, en función del
porcentaje de recirculación, y el resto penetra en la zona de
mezcla, iniciándose de nuevo el proceso descrito.
- Dispositivos de enfriamiento de los fluidos y del agua de
refrigeración
Cuando el sistema de refrigeración funciona con fluidos
refrigerantes distintos del agua, el calor absorbido por ellos al
enfriar el aire hace que pasen al estado de vapor. Después
deben perder el calor ganado, y lo hacen cediéndolo a un
"fluido exterior" en los condensadores, con lo que pasan otra
vez al estado líquido.
En algunos tipos de condensadores ese fluido exterior es sólo
aire. De esta manera, se crean corrientes de aire, ya sea por
convección natural o con ayuda de ventiladores que circulan
por entre los conductos de refrigerante en el condensador y así
los enfrían. Estos equipos que enfrían el fluido refrigerante con
aire se denominan enfriadoras por aire. En los
condensadores evaporativos, sin embargo, el enfriamiento se
consigue con agua, que se condensa dentro del condensador
y que, al evaporarse gracias a las corrientes de aire producidas
por un ventilador, origina el enfriamiento del fluido refrigerante,
que circula dentro de un circuito en el interior de los
condensadores.
El mismo principio físico de enfriamiento es el que actúa en los
sistemas de aire acondicionado que usan agua como
refrigerante. El enfriamiento del agua tiene lugar en las torres
de refrigeración, que pueden ser de circuito cerrado o abierto.
Las primeras son como los condensadores evaporativos, sólo
que en el caso de las torres es agua el refrigerante que se debe
enfriar.
En las de circuito abierto, sin embargo, según llega el agua a
la torre es pulverizada sobre unas placas por las que circula en
contracorriente una fuerte corriente de aire creada por medio
de ventiladores. El agua enfriada se recoge en la parte inferior
de la torre desde donde parte un conducto que vuelve a llevar
el agua al climatizador (figura 2.3).
Figura 2.3: Funcionamiento de los dispositivos enfriadores.


Alrededor de las torres de refrigeración y de los


condensadores evaporativos se producen aerosoles que es
necesario controlar, ya que pueden estar contaminados con
la bacteria Legionella y dar lugar a legionelosis.
2.2.2.5.1. Problemas relacionados con la ventilación

La proliferación de edificios herméticos a partir de la década de 1970, donde no


hay ventanas practicables y la ventilación es forzada, ha hecho que se
multipliquen los problemas derivados de la mala calidad del ambiente interior.

En unos casos, para ahorrar energía, el aire de ventilación tiene menos proporción
de aire limpio de lo que debiera. En otros, el sistema está mal diseñado para el
uso que finalmente se le da al edificio o no se somete al mantenimiento y limpieza
que debiera.

Aunque los problemas de calidad del ambiente en interiores se dan con mucha
mayor frecuencia en los edificios con ventilación artificial, también en los que
tienen ventilación natural puede haber ese tipo de problemas. Por ejemplo, con la
ventilación natural no siempre puede asegurarse una buena distribución del aire
limpio por todo el local. Además, no se puede modificar la calidad del aire de
ventilación, que puede ser mala si el edificio está situado en una zona
contaminada2.

Los sistemas de ventilación y climatización pueden generar ellos mismos nuevas


perturbaciones en el ambiente interior. Así, pueden provocar corrientes de aire
molestas, materia en suspensión debida al deterioro del material de las
conducciones, contaminación biológica procedente de zonas de la instalación
donde hay agua o se condensa el vapor de agua y ruido producido por los
ventiladores, compresores y el movimiento del aire en los conductos y rendijas.
1
Tal y como se exige en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) y sus
Instrucciones Técnicas Complementarias, ITE.
2
La ventilación, ya sea mecánica o natural, ha de garantizar el cumplimiento del R.D. español
486/97 sobre Lugares de Trabajo, que exige un aporte mínimo de aire limpio (aire exterior) de 30
3
m por hora (8 l/s) y trabajador en los locales cerrados, en el caso de trabajos sedentarios en
3
ambientes no calurosos ni contaminados por humo de tabaco; y de 50 m por hora (14 l/s) y
trabajador en los restantes casos, a fin de evitar el ambiente viciado y los olores desagradables.
Cuando además de trabajadores hay otras personas, deben ser tenidas en cuenta a la hora de
calcular el caudal total de aire exterior que debe suministrarse al local. Es decir, a los efectos del
R.D. 486/97 se debe contar con los ocupantes de los locales: trabajadores y visitantes.

2.2.3. Contaminantes biológicos

Los contaminantes biológicos están constituidos por seres vivos (hongos,


protozoos, bacterias, virus, ácaros) y subproductos (polen, esporas, pelos, heces y
orines de roedores, materias fecales y restos de insectos, etc.). Este tipo de
contaminantes puede tener efectos patógenos o causar molestias.
Es importante no confundir los contaminantes biológicos que se estudian en la
calidad del ambiente interior con los agentes biológicos, ya que estos últimos son
microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, cultivos
celulares y endoparásitos humanos, susceptibles de originar cualquier tipo de
infección, alergia o toxicidad.1

Por tanto, no puede hablarse de contaminantes biológicos y de agentes biológicos


como sinónimos, ya que, por ejemplo, dentro de los contaminantes biológicos, el
polen, los ácaros, las esporas, los restos de insectos, etc., no son agentes
biológicos, y los microorganismos no patógenos tampoco. Lo que sí se puede
afirmar es que algunos contaminantes biológicos (los microorganismos patógenos)
son agentes biológicos.

Los microorganismos patógenos proceden principalmente de las personas.


Muchos de ellos se transmiten por contacto directo. Otros, como los responsables
de la tuberculosis, gripe, resfriado común, etc., lo hacen a través del aire.

Aunque lo más frecuente cuando se producen casos de estas enfermedades entre


los trabajadores es que el contagio sea debido a la proximidad entre las personas
o al hacinamiento, hay veces en que las enfermedades se propagan a través de
los sistemas de ventilación y climatización, ya que los microorganismos implicados
pueden sobrevivir largo tiempo en el aire y pasar al aire de ventilación a través de
la recirculación del mismo.

El aire interior puede contener esporas de hongos, parte de las cuales proceden
del exterior del edificio. Estas esporas pueden colonizar paredes y techos donde
haya exceso de humedad, fruto de la condensación del vapor de agua presente en
el aire, o bien de infiltraciones de agua debido a fugas o a inundaciones. Una vez
allí se desarrollan y multiplican enormemente. Los materiales húmedos, como los
aglomerados, cemento, lana mineral y plastificantes con infiltraciones de agua
constituyen hábitats idóneos para el desarrollo de ciertos hongos.

Los sistemas de aire acondicionado proporcionan un medio adecuado para el


crecimiento de los microorganismos, especialmente los humidificadores, las torres
de refrigeración y los condensadores evaporativos (caso de la bacteria Legionella,
por ejemplo) y los conductos donde la humedad es elevada y se producen
condensaciones. También los filtros de aire son lugares apropiados para el
desarrollo de bacterias y hongos.

Es de enorme importancia que el mantenimiento y limpieza de las instalaciones de


ventilación y climatización sea apropiado.2

Tal y como se ha mencionado anteriormente, no se suele aconsejar la presencia


continua de biocidas en los humidificadores y conductos, ya que ellos mismos
pueden causar problemas a las personas si son inhalados. En caso de que sea
imprescindible su utilización, debe hacerse en ausencia del personal y con las
debidas precauciones.
Los efectos patológicos principales de los contaminantes biológicos son
enfermedades infecciosas, problemas alérgicos, efectos tóxicos e irritaciones.

Entre las enfermedades infecciosas hay que destacar las causadas por bacterias,
como las legionelosis, causadas por Legionella pneumophila, de las cuales la
llamada enfermedad del legionario es una neumonía grave, mientras que la fiebre
de Pontiac es menos maligna y produce síntomas parecidos a la gripe; la
tuberculosis también está producida por una bacteria. Otras infecciones las
causan ciertos virus, como la gripe, el resfriado común o el sarampión. También
hay hongos responsables de algunas enfermedades infecciosas, como la
aspergilosis.

Los principales bioalergenos capaces de producir reacciones alérgicas o de


hipersensibilidad proceden de hongos, de bacterias, de los ácaros del polvo, de
descamaciones de gatos, de fragmentos y excrementos de cucarachas y otros
insectos y del polen.
1
Según el R.D. español 664/97 de Agentes Biológicos.
2
El RITE, en su ITE 08, establece los mínimos a cumplir en cuanto al tipo de operaciones de
mantenimiento y limpieza y su periodicidad.

2.2.4. Factores psicosociales

Los factores psicosociales, como el ritmo de trabajo, grado de autonomía, nivel de


responsabilidad y la imposibilidad de regular la ventilación y la temperatura del
puesto de trabajo, etc., pueden incrementar el estrés de los trabajadores y
hacerlos más susceptible a los factores ambientales. La carga psicofísica, por
ejemplo en el trabajo con PVD, puede ocasionar irritaciones oculares, cansancio y
dolor de cabeza.

2.3. Efectos debidos a una


deficiente calidad del
ambiente interior
La crisis del petróleo de principios de la década de 1970
supuso un cambio importante en el diseño y construcción de
los edificios de oficinas y del sector servicios en general.
La necesidad de ahorro energético fue imponiendo un nuevo
tipo de edificios (llamados herméticos, cerrados, inteligentes,
etc.) donde las ventanas no podían abrirse y, por tanto, no se
podía emplear la ventilación natural sino de naturaleza
mecánica.
En consecuencia, el sistema de ventilación-climatización
mecánico utilizado a menudo presentaba defectos de diseño,
mantenimiento y limpieza; suministraba aire recirculado
exclusivamente o tenía una proporción excesiva del mismo, lo
que llegaba a producir un deterioro del ambiente interior de
esos lugares de trabajo. Sin embargo, el hecho de que la
ventilación de un edificio sea natural no es garantía de que no
puedan darse problemas de ese tipo, tal y como se verá más
adelante.
Esas circunstancias, unidas a otros factores, como por
ejemplo, el uso cada vez más frecuente de materiales de
construcción sintéticos y de mala calidad, el mobiliario a base
de contrachapados -que liberan al ambiente sustancias
químicas-, entre otros, influyeron en la ejecución de las tareas,
e hicieron aumentar de forma notable las quejas de los
trabajadores por el malestar sufrido cuando trabajaban en ese
tipo de edificios.
También se incrementaron cierto tipo de dolencias, que en
algunos casos eran graves.

A los efectos negativos sobre la salud de los trabajadores, hay


disminución del rendimiento laboral.


El número de trabajadores del sector servicios afectados por


el deterioro de las condiciones ambientales de sus lugares de
trabajo, ha experimentado un aumento notable en las últimas
décadas, con lo que se ha producido, en consecuencia, un
interés creciente por conocer dichas condiciones y una
necesidad de mejorarlas.

2.3.1. Efectos sobre la salud


En este contexto del que se está hablando, las enfermedades
ocasionadas son básicamente sensaciones de malestar
general o molestias localizadas que generan un gran
descontento entre los trabajadores. No suelen ser graves,
aunque sí pueden dar lugar a bajas laborales; sin embargo, en
algunos casos, la mala calidad del ambiente interior puede
tener consecuencias mortales.
Las alteraciones de salud más importantes debidas a una mala
calidad del ambiente interior son:
- Enfermedades relacionadas con el edificio (ERE). Se trata
de enfermedades infecciosas, alérgicas o de tipo irritativo,
causadas por agentes biológicos, químicos o físicos
específicos, es decir, tienen una causa conocida. Son poco
frecuentes, pero puedan dañar seriamente la salud. Incluso,
cuando afectan a individuos sensibles o con las defensas
debilitadas, pueden llegar a provocar la muerte. Tal es el caso
de la enfermedad del legionario, originada por la bacteria
Legionella pneumophila, que prolifera en el agua estancada y
sucia.
La enfermedad se produce cuando los individuos respiran aire
que contiene gotitas de agua contaminada con la legionela. Si
el agua de las torres de refrigeración o la de los
humidificadores está contaminada con la bacteria o se
producen condensaciones en partes del sistema de aire
acondicionado donde se multiplique la legionela, ese agua
penetra en el aire de ventilación en forma de aerosol (gotitas
de agua suspendidas en el aire) y se crean unas condiciones
altamente peligrosas para que pueda aparecer la enfermedad.
- Síndrome del Edificio Enfermo (SEE). Tiene consecuencias
menos graves, pero es más frecuente. La OMS, en 1982,
definió el SEE como:
"Fenómeno que se presenta en ciertos espacios interiores no
industriales y que produce, en al menos un 20% de los
ocupantes, un conjunto de síntomas tales como, sequedad e
irritación de mucosas, dolor de cabeza, fatiga mental e
hipersensibilidades inespecíficas, sin que sus causas estén
perfectamente definidas".

Es característico del SEE que los síntomas desaparezcan al


edificio.

El SEE se da con más frecuencia entre los ocupantes de


edificios con sistemas de ventilación mecánica o de aire
acondicionado, pero también puede afectar a los ocupantes de
edificios ventilados de forma natural.
El SEE no suele tener una causa única, sino que está
producido por varias de ellas. En este sentido, la OMS señala
una serie de elementos que se repiten en su conjunto o de
forma aislada en los edificios enfermos o edificios donde se ha
dado el SEE (tabla 2.2).

Ventilación mecánica y climatización


Superficies interiores (paredes, suelos) recubiertos con material
textil
Materiales y construcciones de mala calidad
Hermeticidad y falta de ventanas practicables

Tabla Características más frecuentes de los edificios


2.2. enfermos.

Además, distingue entre edificios temporalmente enfermos,


edificios nuevos o de reciente remodelación donde los
síntomas del SEE desaparecen con el tiempo, y edificios
permanentemente enfermos, en los que los síntomas persisten
durante años.
- Enfermedad psicogénica de masas. Se aplica esta
denominación a una aparente "epidemia" de quejas sobre las
condiciones ambientales, cuyo origen parece ser psicosocial,
en lugar de toxicológico. Los afectados se quejan de dolor de
cabeza, fatiga, náuseas y debilidad, que achacan al edificio.
Se extiende como una epidemia.

2.3.2. Deficiencias en la ejecución de las tareas

El deterioro de las condiciones ambientales y psicosociales puede producir otros


efectos adversos, como disminución de la capacidad funcional del sistema
nervioso central y cambios de comportamiento, que se van a traducir en deterioros
en la ejecución de las tareas que requiere el puesto de trabajo.

2.4. Medidas preventivas y


control de riesgos
Las quejas manifestadas por los trabajadores y/ o los datos
objetivos sobre el estado de salud de los mismos, obtenidos o
registrados por el servicio médico o por los órganos oportunos
de la empresa, deben conducir a la realización de un estudio
para descubrir las causas de los problemas y aplicar las
medidas correctoras apropiadas para solucionarlos. Lo mismo
debe hacerse cuando los resultados de la evaluación de
riesgos relacionados con la calidad del ambiente interior
muestren la existencia de riesgos inaceptables.
Las medidas a aplicar serán diferentes según los casos, pero
el principio que debe guiar la elección de las mismas, así como
el orden de prioridad para su aplicación siempre es el mismo.
En la figura 2.4 se presenta un esquema de dicho principio en
el que se señala además su orden de importancia, que es
función de la eficacia preventiva de las mismas.

Figura 2.4: Orden de prioridad en la aplicación de las medidas preventivas.


La puesta en marcha de medidas de corrección y prevención


de las deficiencias inadmisibles de la calidad del ambiente
interior debe realizarse lo antes posible, y deben tenerse en
cuenta la eficacia, la disponibilidad y las posibilidades de
aplicación de las mismas.
Lo mejor desde el punto de vista preventivo es eliminar las
fuentes de contaminación, pero esto no es posible salvo en
contadas ocasiones. En la mayoría de los casos hay que
recurrir a aislar las fuentes, o como mucho a reducir la emisión
de contaminantes.
A veces, por ejemplo cuando no hay fuentes de contaminación
importantes, los problemas se solucionarían con un buen
funcionamiento del sistema de ventilación-climatización, ya
que si se suministra un caudal de aire exterior adecuado se
producirá una renovación eficaz del aire del local y los
contaminantes se diluirán convenientemente. Sin embargo, en
otras ocasiones, es el propio sistema de ventilación-
climatización la fuente de los peligros. En cualquier caso, es
esencial que el sistema esté bien diseñado y que se someta a
un mantenimiento apropiado regularmente.
Cuando las medidas sobre las fuentes o sobre la transmisión
no han dado resultado será preciso introducir cambios de tipo
organizativo para limitar la exposición de los trabajadores.
El control de los riesgos del ambiente interior laboral requiere,
además de la implantación de las medidas correctoras
oportunas, la evaluación periódica de la eficacia de las
mismas.

Capítulo 3 .- Iluminación en
el puesto de trabajo

OBJETIVO
- Dar a conocer la importancia de una buena iluminación en las zonas o áreas de trabajo pa
laborales

3.1. Introducción
El ser humano recibe habitualmente una gran cantidad de
información a través del sentido de la vista y la eficiencia visual
depende estrechamente de la iluminación. Asimismo, muchos
errores y accidentes tienen como causa una apreciación visual
incorrecta, asociada en ocasiones con una iluminación
deficiente.
En efecto, la iluminación defectuosa (exceso, defectos de
calidad, intensidad, etc.) ocasiona cansancio visual y esfuerzo
mental, así como puede generar accidentes, falta de
adaptación y de bienestar y bajos rendimientos. Además, la
iluminación insuficiente incrementa las alteraciones visuales
debidas a los vicios de refracción y la edad, pero no causa
daño visual por sí misma.
En este sentido la actividad laboral, para que pueda
desarrollarse de una forma eficaz, precisa que la luz
(característica ambiental) y la visión (característica personal)
se complementen, ya que se considera que el 50% de la
información sensorial que recibe el hombre es de tipo visual,
es decir, tiene como origen primario la luz. Un tratamiento
adecuado del ambiente visual permite incidir en los aspectos
de:
• Seguridad.
• Confort.
• Productividad.

La integración de estos aspectos comportará un trabajo segu


eficaz.


El acondicionamiento ergonómico de la iluminación en los


puestos de trabajo tiene por objeto favorecer la percepción de
la información visual con el fin de aumentar la eficiencia, la
seguridad y el bienestar de las personas. Para conseguir
esto, el acondicionamiento de la tarea visual requiere que las
características de la iluminación se adecuen tanto a las
exigencias de la tarea como a las necesidades del operador.
Tal y como se verá, la iluminación en el puesto de trabajo debe
ser de tipo general, aprovechando al máximo la luz natural. En
este contexto, los requerimientos en cuanto a los niveles de
iluminación están determinados por las exigencias específicas
del puesto de trabajo en que se realice la medición,
condiciones visuales y edad del trabajador.
En la figura 3.1 se ilustra un esquema de los temas que se
tratarán a lo largo del capítulo.
Figura 3.1: Esquema de los temas a tratar a lo largo del capítulo.

3.2. Magnitudes y unidades


Las magnitudes luminotécnicas empleadas con mayor
frecuencia en el análisis y acondicionamiento de la iluminación
en los puestos de trabajo son (figura 3.2):
- Flujo luminoso ( f). Se refiere a la energía lumínica emitida
por una fuente de luz en cada unidad de tiempo. Se expresa
en lúmenes.
- Intensidad luminosa (I). Es el flujo de luz emitido por una
fuente en una determinada dirección. Se expresa en Candelas
(Cd).
- Luminancia o brillo fotométrico (L). Es la relación entre la
intensidad luminosa de una superficie en una determinada
dirección y la superficie aparente vista por el observador. Esta
magnitud se expresa en Cd/m2 y es la que se suele utilizar en
el control del deslumbramiento.
Nivel de iluminación (E). Es el flujo luminoso recibido por
unidad de superficie. La unidad es el Lux, que corresponde al
nivel de iluminación de una superficie de un metro cuadrado
cuando recibe el flujo luminoso de un lumen.
- Contraste de luminancias. El contraste de luminancias entre
un objeto y el fondo sobre el que destaca se define como el
cociente entre la diferencia de sus respectivas luminancias (en
valor absoluto) y la luminancia del fondo.

Figura 3.2: Representación gráfica de las magnitudes luminotécnicas.

3.3. Funciones visuales


El ojo es un órgano de gran complejidad cuyo funcionamiento
se puede comparar, a grandes rasgos, con el de una cámara
fotográfica. Los rayos de luz atraviesan un sistema de lentes
equivalente al objetivo de la cámara. Dicho sistema de lentes
dirige los rayos de luz hacia la retina, que hace las veces de
película fotográfica, donde se forma la imagen (figura 3.3).
Figura 3.3: Morfología del ojo humano.

La retina es una membrana compuesta por millones de células


nerviosas sensibles a la luz, que se encargan de enviar
impulsos eléctricos al cerebro a través del nervio óptico en
función de las imágenes que se proyectan en ella.
En la retina existen dos tipos de células fotosensibles: los
conos y los bastones. Los conos son menos sensibles a la luz
que los bastones, pero son los que proporcionan la percepción
del color. Por el contrario, los bastones permiten la visión con
niveles muy bajos de luz (visión nocturna) aunque no permiten
la visión del color.
La capacidad del ojo para ajustar su funcionamiento a
diferentes niveles de luminosidad se denomina adaptación.
Ésta se consigue principalmente a través del ajuste del tamaño
de la pupila, pero también intervienen determinados cambios
fotoquímicos en la retina. (figura 3.4).
Figura 3.4: Adaptación del ojo a diferentes niveles de luminosidad.

Cuando se pasa desde un local oscuro a otro iluminado, la


adaptación se produce rápidamente; por el contrario, cuando
se pasa desde un lugar bien iluminado a otro muy oscuro la
adaptación requiere un tiempo mucho mayor.
Por otro lado, la capacidad del ojo para formar imágenes
nítidas de los objetos que se pueden encontrar a diferentes
distancias se denomina acomodación. La acomodación se
logra mediante la modificación de la curvatura del cristalino,
que es un órgano flexible, por la acción de unos pequeños
músculos llamados ciliares (figura 3.5).
Figura 3.5: Acomodación del cristalino.


La edad es uno de los factores que afectan a la capacidad


de acomodación debido a la pérdida de flexibilidad del
cristalino. Esto tiene como consecuencia reducir el rango de
acomodación y aumentar el tiempo requerido para ella. La
disminución de la capacidad del ojo para acomodarse a la
visión a diferentes distancias se denomina presbicia o vista
cansada y es lo que obliga a utilizar gafas a la mayoría de las
personas a partir de una cierta edad (entre los 40 y 50 años).
Cuando una tarea implica la visualización de objetos situados
a diferentes distancias de forma alternativa, la acomodación
repetitiva puede producir fatiga ocular. Esta fatiga también se
produce cuando se visualizan objetos cercanos durante mucho
de tiempo.
Finalmente, la agudeza visual es la capacidad del ojo para
distinguir objetos o detalles muy próximos entre sí. Ésta
aumenta con el contraste y con la luminosidad de la tarea y
es mayor para los objetos verdes o amarillos que para los
azules. La edad constituye un factor individual que influye en
la agudeza visual.
3.4. Principales requisitos de la
iluminación
3.4.1. El nivel de iluminación

El acondicionamiento de la iluminación conlleva la necesidad de proporcionar un


nivel de luz adecuado al tipo de actividad realizada y a las necesidades
particulares del propio trabajador. Existen diversas tablas que proporcionan los
niveles mínimos de iluminación para distintos tipos de actividades y tareas. Así,
por ejemplo, la Comisión Internacional para la Iluminación (CIE) establece los
requisitos mostrados en la tabla 3.1.

NIVEL MÍNIMO
CLASE DE TAREA O ACTIVIDAD
DE ILUMINACIÓN

20 - 30 - 50 Áreas exteriores de trabajo o zonas de circulación

50 - 100 - 150 Áreas utilizadas durante cortos periodos de tiempo

100 - 150 - 200 Locales de trabajo no usadas de forma continua

200 - 300 - 500 Tareas con exigencias visuales pequeñas

300 - 500 - 750 Tareas con exigencias visuales medias

500 - 750 - 1000 Tareas con exigencias visuales difíciles

750 - 1000 - 1500 Tareas con exigencias visuales particulares

1000 - 1500 - 2000 Tareas con exigencias visuales particulares

Mayores de 2000 Realización de tareas de gran precisión visual

Tabla Nivel de iluminación para diferentes actividades, según la Comisión Internacional para la
1
3.3. Iluminación (CIE) .

En dicha tabla se proporciona una gama de tres niveles de iluminación para cada
clase de tarea o actividad. Los valores mayores deberían ser utilizados en las
siguientes circunstancias:

a) Cuando los factores de reflexión o los contrastes de la tarea sean muy


pequeños.
b) Cuando la consecuencia de los errores supone un coste elevado.

c) Cuando la tarea que se realiza es de difícil ejecución.

d) Cuando la calidad y el rendimiento productivo tiene gran importancia.

e) Cuando lo impone la capacidad visual reducida del trabajador.

Por su parte, los valores más bajos de la gama pueden ser utilizados en las
siguientes circunstancias:

a) Cuando los factores de reflexión o los contrastes de la tarea sean muy


elevados.

b) Cuando la velocidad o la precisión tienen una importancia secundaria.

c) Cuando la tarea se realiza de forma ocasional.

1
En todo caso, en España es necesario atenerse a los mínimos legalmente establecidos en el
Anexo IV del R. D. 486/1997, de 14 de abril, sobre lugares de trabajo (más información, en el
campus virtual).


3.4.1.1. Medida del nivel de iluminación

Para medir el nivel de iluminación se emplea el luxómetro


(figura 3.6).

Figura 3.6: Luxómetro.


Este instrumento dispone de una célula sensible a la luz que


genera una señal eléctrica directamente proporcional al nivel
de luz incidente. La citada célula de medida debe tener una
respuesta cromática acorde con la curva de sensibilidad del
ojo humano y disponer de la llamada "corrección de coseno",
de manera que su respuesta no dependa del ángulo con el
que incide la luz en ella.
Las mediciones deben ser efectuadas a la altura del plano de
trabajo y con su misma inclinación, ya que los niveles de
iluminación en planos con diferente orientación no serán
iguales. El equipo debe ser calibrado de forma periódica y,
cuando se efectúen las mediciones, los resultados obtenidos
deben ir acompañados de la incertidumbre de la medida.

3.4.2. Integración de la luz natural

Las ventajas de la luz natural, en relación con la obtenida de forma artificial, hacen
recomendable su empleo en los puestos y lugares de trabajo siempre que ello sea
posible. Al ahorro energético obtenido con su empleo se añade la calidad de la luz
solar: capacidad de reproducir fielmente los colores, tonalidad, ausencia de
parpadeos, etc.

Además, cuando la iluminación natural se proporciona mediante ventanas, se


satisface también la necesidad psicológica de mantener un contacto visual con el
mundo exterior.

No obstante, en la mayoría de los puestos de trabajo será necesario disponer


también de un sistema de iluminación artificial que garantice los niveles mínimos
necesarios de iluminación durante las horas del día en que no se disponga de
aporte de luz natural.

3.4.3. El control del deslumbramiento


El deslumbramiento se puede producir cuando la luminancia
de las luminarias o de las ventanas es excesiva en relación con
la luminancia general existente en el interior del local
(deslumbramiento directo), o bien, cuando las fuentes de luz
se reflejan sobre superficies pulidas (deslumbramiento por
reflejos).
Con el fin de prevenir el deslumbramiento, se recomiendan los
siguientes límites de luminancia para las fuentes de luz
situadas dentro del campo visual:
- Fuentes de pequeñas dimensiones: 2000 Cd/m2
- Fuentes extensas: 500 Cd/m2
Por otra parte, el deslumbramiento por reflexión se produce
cuando la luz reflejada sobre superficies pulidas se dirige hacia
los ojos del operador.
Para evitar este tipo de deslumbramiento, existen
principalmente dos procedimientos: situar las fuentes de luz
respecto al operador de forma que las reflexiones no se dirijan
hacia sus ojos y emplear, en lo posible, acabados de aspecto
mate en las superficies susceptibles de producir reflejos
En la práctica, el deslumbramiento directo se puede prevenir
apantallando las fuentes susceptibles de producir
deslumbramiento, bien sea mediante la utilización de
persianas, cortinas o toldos, en las ventanas, o mediante el
empleo de luminarias con plafones o apantallamientos que
impidan la visión del cuerpo brillante de las lámparas. El
apantallamiento resulta prioritario para todas aquellas
lámparas que puedan ser vistas dentro de un ángulo menor de
45º con respecto a la línea de visión horizontal (figura 3.7).
Figura 3.7: Condiciones de apantallamiento.


Otra medida para prevenir el deslumbramiento consiste en


orientar los puestos de manera que las fuentes de luz
brillantes, como ventanas o luminarias, no queden frente a los
ojos del trabajador.
Por otro lado, para evitar el deslumbramiento por reflexión se
deben colocar las luminarias de manera que su luz incida
lateralmente sobre el plano de trabajo (figura 3.8), así como
evitar la colocación de superficies reflectantes en el entorno1.
Figura 3.8: Colocación correcta de las luminarias para evitar reflexiones.


1 En relación con el control del deslumbramiento, en el punto 4 del Anexo


IV del R. D. español 486/1997, sobre lugares de trabajo, se establece lo
siguiente: c) Se evitarán los deslumbramientos directos producidos por la
luz solar o por fuentes de luz artificial de alta luminancia. En ningún caso
éstas se colocarán sin protección en el campo visual del trabajador; d) Se
evitarán, asimismo, los deslumbramientos indirectos producidos por
superficies reflectantes situadas en la zona de operación o sus
proximidades.

3.4.4. El equilibrio de luminancias

La luminancia de una superficie iluminada depende del nivel de iluminación y del


factor de reflexión de la superficie. Un requisito importante del acondicionamiento
de la iluminación es asegurar una distribución adecuada de luminancias en el
campo visual.1

Las relaciones de luminancia más importantes que es preciso considerar en los


puestos de trabajo son:

- Entre la tarea y su entorno inmediato. Se recomienda que la luminancia del


entorno inmediato sea menor que la de la tarea, pero no inferior a un tercio de ella.

- Entre la tarea y el entorno alejado. En este caso se recomienda que la relación


de luminancias no sea superior a 10 ni inferior a 1/10.

1
En el punto 4 del Anexo IV del R. D. 486/1997, sobre lugares de trabajo, se establece lo
siguiente: a) La distribución de los niveles de iluminación será lo más uniforme posible; b) Se
procurará mantener unos niveles y contrastes de luminancia adecuados a las exigencias visuales
de la tarea, evitando variaciones bruscas de luminancia dentro de la zona de operación y entre
ésta y sus alrededores.


3.4.5. La direccionalidad de la luz

Para percibir la forma, el relieve y la textura de los objetos es importante que


exista un equilibrio de luz difusa y direccional. Una iluminación demasiado difusa
reduce los contrastes de luces y sombras, empeorando la percepción de los
objetos en sus tres dimensiones, mientras que la iluminación excesivamente
direccional produce sombras duras que dificultan la percepción.

Algunos efectos de la luz dirigida también pueden facilitar la percepción de los


detalles de una tarea; por ejemplo, una luz dirigida sobre una superficie bajo un
ángulo adecuado puede poner de manifiesto su textura. Esto puede ser importante
en algunas tareas de control visual de defectos.

3.4.6. Parpadeos y efectos estroboscópicos

El flujo de luz emitido por todas las lámparas alimentadas con corriente alterna
presenta una fluctuación periódica; estas fluctuaciones pueden producir parpadeo
así como también efectos estroboscópicos.

El efecto estroboscópico se pone de manifiesto principalmente en las máquinas


giratorias. Este efecto puede resultar molesto si aparece en una tarea que requiere
una atención sostenida y también puede ser peligroso cuando da lugar a la
impresión de que las partes rotativas de una máquina giran a poca velocidad,
están paradas o giran en sentido contrario.

Estos efectos pueden ser eliminados iluminando los órganos giratorios de las
máquinas con lámparas incandescentes individuales. También pueden ser
aminorados repartiendo la conexión de las lámparas de cada luminaria a las tres
fases de la red, si bien, actualmente, la solución más eficaz para reducir los
efectos del parpadeo y los estroboscópicos consiste en alimentar las lámparas con
balastos de alta frecuencia.

3.5. Los sistemas de iluminación


El diseño y acondicionamiento de la iluminación conlleva la elección del sistema
de iluminación más adecuado en función del tipo de recinto a iluminar y de la clase
de actividad realizada. Dichos aspectos determinan también la elección de las
lámparas y luminarias.

3.5.1. Tipos de lámparas y su empleo


Los principales tipos de lámparas que se emplean en la
iluminación artificial eléctrica son tres: incandescentes,
fluorescentes y de descarga (en vapor de sodio y en vapor de
mercurio) (figura 3.9).

Figura 3.9: Principales tipos de lámparas empleados en la iluminación


artificial eléctrica.


Las lámparas incandescentes se utilizan principalmente


cuando la iluminación se emplea de forma ocasional, cuando
se requiere un haz de luz intenso y concentrado y cuando la
tarea requiere una buena percepción del color. Sin embargo,
su baja eficiencia energética y su corta duración hacen que
se sustituyan por otros tipos de lámparas en la mayoría de los
sistemas de alumbrado.
Las lámparas fluorescentes tienen una eficiencia energética
muy superior a las lámparas incandescentes (del orden de
cinco o seis veces más) y su duración también es mucho
mayor. A estas cualidades se une la de permitir una percepción
de los colores bastante satisfactoria para la mayoría de las
actividades; todo ello hace que el empleo de este tipo de
lámparas sea recomendado para las instalaciones de
iluminación general.
Finalmente, la utilización de lámparas de vapor de sodio o
de vapor de mercurio puede estar indicada para los
sistemas de iluminación en exteriores y para la iluminación de
grandes naves industriales, donde se requieren fuentes
luminosas de gran potencia.

3.5.2. Colocación y distribución de las luminarias

Considerando la colocación y distribución de las luminarias, los sistemas de


iluminación más habituales se pueden clasificar de la forma siguiente:

- Iluminación general uniforme.

- Iluminación general localizada.

- Iluminación general con iluminación auxiliar localizada.


3.5.2.1. Iluminación general uniforme

Este tipo de iluminación es el que se obtiene al distribuir en la


superficie del techo un conjunto de luminarias de forma más o
menos regular. El resultado de dicha disposición es una
iluminación con cierto grado de uniformidad, cuyo nivel medio
se ajusta a las necesidades de las distintas tareas (figura
3.10).
Figura 3.10: Iluminación general uniforme.

Para facilitar la uniformidad de la iluminación, la distancia entre


las luminarias no debe superar una cierta proporción de la
altura a la que se sitúan sobre el plano de trabajo. La altura de
las luminarias debe ser suficiente para facilitar dicha
uniformidad sin necesidad de reducir demasiado la distancia
entre ellas y, por tanto, aumentar su número.
Este sistema de iluminación general uniforme resulta
adecuado en los locales donde los puestos de trabajo
requieren niveles similares de iluminación y cuando no están
localizados en lugares fijos. También proporciona las mejores
condiciones de iluminación en los locales destinados a
oficinas y talleres en general.

3.5.2.2. Iluminación general localizada

En este tipo de iluminación, las luminarias no se distribuyen


uniformemente en el techo sino sobre las áreas del local donde
se realizan las tareas visuales.
Con este sistema se consigue un nivel de iluminación
moderado en todo el local, incrementado únicamente en las
áreas donde se lleva a cabo el trabajo (figura 3.11).
Figura 3.11: Iluminación general localizada.

Este sistema de iluminación está indicado en los recintos


donde los puestos que requieren altos niveles de iluminación
están localizados en determinadas zonas que no se reparten
de forma homogénea. También es bastante utilizado en los
locales de oficina donde se colocan las luminarias a uno y otro
lado de cada puesto de trabajo, con el fin de que la luz llegue
lateralmente a ellos.
Este tipo de iluminación presenta el inconveniente de requerir
una reforma de la instalación cada vez que se efectúan
cambios en la ubicación de los puestos.

3.5.2.3. Iluminación general con iluminación


auxiliar localizada

Esta clase de iluminación se consigue combinando un sistema


de iluminación general, más o menos uniforme, con
dispositivos de iluminación directa localizada (por ejemplo,
mediante flexos) en los puestos de trabajo (figura 3.12).

Figura 3.12: Iluminación general con iluminación auxiliar localizada.

La iluminación directa localizada se recomienda cuando


existen puestos de trabajo que requieren niveles de
iluminación muy superiores al resto (por ejemplo, superiores a
2000 lux), bien sea por las exigencias de la tarea realizada o
por las necesidades del propio trabajador.
En algunos casos se emplea la iluminación localizada rasante
para facilitar la percepción de defectos en la textura de
superficies de objetos sometidos a inspección visual.
Los altos niveles de iluminación requeridos en cada uno de los
puestos son proporcionados principalmente por los
dispositivos de iluminación directa localizada, mientras que el
sistema de iluminación general se encarga de asegurar un
cierto nivel de iluminación ambiental, necesario para evitar
desequilibrios excesivos de luminancia entre los puestos y su
entorno.
En esta clase de iluminación es necesario asegurar un buen
apantallamiento de las lámparas alojadas en los aparatos de
iluminación localizada, de forma que no provoquen
deslumbramiento.

3.6. Mantenimiento de los


sistemas de iluminación
Los niveles de iluminación que proporciona una instalación de
alumbrado van decreciendo a medida que las lámparas
envejecen y el polvo se acumula en las luminarias y en las
superficies reflectantes del local
La disminución del flujo luminoso por envejecimiento varía
mucho de unos tipos de lámparas a otros; la información sobre
este decrecimiento es suministrada por el fabricante de la
lámpara con el fin de tenerlo en cuenta en el cálculo del
proyecto de la instalación. Sin embargo, la pérdida de luz
debida al polvo acumulado sobre las lámparas y luminarias
suele ser más importante que la debida al envejecimiento de
las mismas.

Muchas veces el medio más eficaz y económico de asegurar u


la iluminación es contratarlo con una compañía es

La velocidad a la que se deprecia el flujo luminoso por


acumulación de polvo depende del ángulo de inclinación, de la
textura y de la temperatura de la superficie de las lámparas y
luminarias. También depende del grado de polución y del tipo
de cierre de la luminaria.
Las luminarias abiertas por abajo y cerradas en la parte
superior acumulan más polvo que las que tienen aberturas de
ventilación en la zona superior, porque las corrientes de
convección arrastran el polvo y lo eliminan de las superficies
de reflexión. No obstante, en ambientes muy polvorientos es
preferible emplear luminarias estancas.
Por otra parte, la suciedad acumulada en el techo y las paredes
también puede contribuir a la depreciación de la luz. Esta
reducción suele ser más importante en los locales pequeños
donde exista una iluminación con una importante componente
indirecta, que utiliza el techo y las paredes como reflectores.
Con el fin de paliar la depreciación de la luz debida a las causas
mencionadas es necesario establecer un programa de
mantenimiento que incluya tanto la limpieza como la reposición
periódica de las fuentes de luz.
El intervalo más rentable para realizar la limpieza de una
instalación de alumbrado depende del tipo de luminaria, del
grado de acumulación de polvo y del coste de la limpieza. La
mayor ventaja suele obtenerse haciendo que coincida la
limpieza de las luminarias con los momentos en que se hace
un reemplazamiento en grupo de las lámparas (figura 3.13).

Figura 3.13: Curvas combinadas de depreciación mostrando el efecto de


limpieza y renovación en una instalación de lámparas fluorescentes.


La sustitución de las lámparas en grupo también tiene por


efecto reducir la depreciación de la luz debida al
envejecimiento de las lámparas, dado que éstas son retiradas
antes de que su deterioro sea excesivo.
Por otra parte, no hay que perder de vista que en el cálculo
de la instalación de alumbrado se considera la existencia de
un programa de mantenimiento periódico, programa que ha
de ser cumplido si se quiere mantener el nivel de iluminación
previsto.

Capítulo 4 .- Concepción y
diseño del puesto de trabajo

OBJETIVO
- Dar a conocer el proceso de diseño de los puestos de trabajo y las medidas correctivas de
en los puestos ya en servicio

4.1. Introducción
Todo aquél que ha de tomar decisiones relativas al diseño de
los puestos y lugares de trabajo debe partir de una importante
premisa: no es suficiente con tener en cuenta los
requerimientos de la actividad, sino que es necesario
considerar también las necesidades y limitaciones de las
personas que la realizan.
Los problemas relativos a la concepción de los puestos y
lugares de trabajo se pueden presentar en dos momentos, que
corresponden con las dos formas de actuación de la
ergonomía: el proceso de diseño de los puestos propiamente
dicho y la corrección de las eventuales deficiencias observadas
en los puestos ya en servicio. En ambos casos, el diseño debe
tener en cuenta los conocimientos aportados por las disciplinas
que se ocupan de las distintas facetas del ser humano en
situación de trabajo: antropometría, fisiología, psicología, etc.
En la figura 4.1 se ilustra un esquema general de los
conceptos que se desarrollarán a lo largo del capítulo.

Figura 4.1: Esquema general del capítulo.

4.2. Criterios ergonómicos


generales aplicables al
diseño
La concepción ergonómica de los puestos y lugares de trabajo
se puede plantear a diferentes niveles, que abarcan desde el
diseño arquitectónico del propio inmueble donde se van a llevar
a cabo las actividades hasta la configuración física de cada
puesto de trabajo, pasando por el mobiliario utilizado y la forma
de distribuir los puestos.
En relación con el diseño del puesto, conviene recordar que la
configuración del mismo y la disposición de sus elementos
deben garantizar al trabajador una buena estabilidad postural
y, al mismo tiempo, permitirle una movilidad suficiente para
utilizar con comodidad los materiales y herramientas de
trabajo. Esto incluye la manipulación de los dispositivos de
control de las máquinas y la percepción de los elementos de la
tarea.
En general, el diseño de los puestos de trabajo debe cumplir
los siguientes requisitos:
- La disposición del puesto debe permitir los cambios de
postura, de manera que se evite el mantenimiento de posturas
estáticas prolongadas por parte del trabajador. A este
respecto, es recomendable que la concepción del puesto
permita alternar las posturas de pie y sentado.
- Con el fin de permitir que el operador pueda adoptar en todo
momento la postura más conveniente a su actividad, es preciso
que sean ajustables todos los elementos del puesto
susceptibles de serlo. Esta característica permitirá también la
adaptación del puesto a las dimensiones físicas de los distintos
operadores que puedan ocuparlo.
Junto a dichos requisitos generales es preciso tener en cuenta
lo siguiente:
- La altura del plano de trabajo debe ser adaptada a las
dimensiones del trabajador y al tipo de tarea realizada. Esta
altura, para los trabajos más habituales, corresponde
aproximadamente a la de los codos.
- Para el trabajo en posición de sentado, la silla debe poder
ajustarse a las dimensiones físicas del usuario.
- El sistema silla/mesa de trabajo debe estar diseñado de tal
forma que posibilite la adopción de buenas posturas.
- Los materiales, las herramientas de trabajo y, en su caso, los
dispositivos de control, deben estar situados a una distancia
funcional del operador.
Con el fin de lograr los citados objetivos, el diseño del puesto
debe partir de los datos antropométricos de la población de
potenciales usuarios.
Dado que la distribución de los datos antropométricos de una
población se aproxima a la distribución estadística normal (de
Gauss), esto significa que para cualquier dimensión del cuerpo
humano, el máximo porcentaje de los individuos se localiza en
torno al valor medio, existiendo pocos casos con dimensiones
extremas (grandes o pequeñas).
No obstante, en el diseño de los puestos de trabajo los valores
medios resultan de poca utilidad; así, por ejemplo, si la altura
de una puerta fuera igual a la altura media de la población de
usuarios, la mitad de ellos correrían el riesgo de golpearse en
la cabeza, o si un mando de accionamiento se situara a una
distancia igual a la distancia de alcance media de la población,
el 50% de los individuos no podría accionarlo.
Generalmente los datos antropométricos se expresan en
percentiles. Un percentil expresa el porcentaje de individuos,
perteneciente a una población dada, con una dimensión
corporal igual o menor a un determinado valor.
Dado que, en la mayoría de los casos, no es posible realizar
diseños que sirvan para todos los individuos, se suele optar por
excluir las dimensiones extremas, generalmente por debajo o
por encima del 5 y 95 percentil, respectivamente. De esta
manera, las dimensiones de tales diseños y/o sus posibilidades
de ajuste se sitúan entre dichos percentiles, que para el
intervalo comprendido entre los percentiles 5 y 95 incluye al
90% de la población de usuarios.
Para determinar las dimensiones internas de un puesto (como
el espacio para las piernas) se utiliza el percentil 95, con el fin
de dar cabida a los individuos de mayor talla; en tanto que para
las dimensiones externas se suele utilizar el percentil 5, a fin
de permitir el alcance a los individuos con menor talla (figura
4.2).
Figura 4.2: Dimensiones antropométricas (5 percentil femenino y 95
percentil masculino).

4.3. Dimensiones y configuración del


puesto

La antropometría funcional proporciona los datos básicos sobre los límites del
espacio donde el operador puede efectuar manipulaciones. Para la configuración
ergonómica de los puestos de trabajo, habitualmente basta considerar los límites
de alcance en los planos sagital y horizontal, tomado este último a la altura de la
mesa o superficie de trabajo.

4.3.1. Límites de alcance en el plano


sagital
En la figura 4.3 se muestra un criterio de evaluación de tres
zonas. Éstas resultan de trazar dos curvas: la primera de ellas
corresponde al alcance logrado sólo con los antebrazos y, la
segunda, al alcance logrado con una extensión igual a las 3/4
partes de todo el brazo.

Figura 4.3: Límites de alcance en el plano sagital.


La primera curva delimita la llamada zona verde, entre las


dos curvas se encuentra la zona amarilla, y más allá se
extiende la zona roja, cuyo significado es el siguiente:
- Zona verde. Área de trabajo aceptable.
- Zona amarilla. Tolerable con restricciones (manipulación
esporádica).
- Zona roja. Área de trabajo inadecuada.
Por otro lado, la altura del plano de trabajo debe ser elegida
en función del tipo de tarea realizada. En general, el plano de
trabajo debe situarse aproximadamente a la altura del codo
del usuario; ésta es la altura más adecuada para la mesa de
trabajo en las tareas habituales de lectura y escritura en
oficinas. Sin embargo, para el puesto de mecanografía, la
altura de la mesa de la máquina de escribir debe ser algo
menor, con el fin de que el teclado pueda coincidir con la
altura de los codos.

4.3.2. Límites de alcance en el plano


horizontal
Para distribuir los diversos componentes de la tarea de
acuerdo con los límites de alcance en el plano horizontal, se
puede aplicar el mismo criterio de las tres zonas descrito para
los límites de alcance en el plano sagital (figura 4.4).

Figura 4.4: Límites de alcance en el plano horizontal.


Es posible ampliar los límites de alcance horizontal en


posición sentado mediante el empleo de una silla de trabajo
giratoria; esto es así por cuanto los límites de alcance están
ligados a la posición del tronco y se desplazan con la
orientación del cuerpo del operador.
Finalmente, para ubicar de forma adecuada los diversos
elementos de la tarea que deben ser visualizados por el
trabajador, es preciso considerar también las restricciones
impuestas por los límites del campo visual (figura 4.5).

Figura 4.5: Campo visual en el plano sagital (izqda.) y horizontal (dcha.).

4.3.3. Los espacios libres del puesto


de trabajo
Los espacios libres del puesto de trabajo constituyen otro de
los aspectos dimensionales que debe ser abordado en el
proceso de diseño ergonómico. Estos espacios son
fundamentalmente interiores, es decir, los espacios dentro de
los cuales permanece el cuerpo del trabajador o alguna de sus
partes. Un ejemplo es el hueco requerido para las piernas
cuando se trabaja sentado ante una mesa o el habitáculo de la
cabina de conducción de un vehículo.
El criterio general de diseño para los espacios libres es que
puedan albergar a las personas cuyas dimensiones alcancen
el 95 percentil del colectivo de potenciales usuarios (figura
4.6).

Figura 4.6: Espacios libres en posición sentado.


Los espacios libres requeridos en el puesto de trabajo


también dependen de las posturas exigidas por la tarea. En la
figura 4.7 se ilustran las dimensiones mínimas que han de
tener dichos espacios en función de la postura de trabajo que
sea preciso adoptar.
Figura 4.7: Dimensiones mínimas de los espacios libres del puesto de
trabajo.


Por otro lado, en el diseño de los puestos y de las máquinas


se debe tener en cuenta los espacios libres necesarios para
efectuar las reparaciones y tareas de mantenimiento. Estos
espacios pueden ser menores que los requeridos para
realizar las actividades ordinarias, pero deben permitir la
realización de las citadas operaciones de forma holgada
(figura 4.8).
Figura 4.8: Dimensiones mínimas del espacio libre habilitado para tareas de
mantenimiento y reparación.

4.4. Espacios de trabajo y


espacios interpersonales
Para determinar el espacio de trabajo requerido por cada
persona no basta con saber el área ocupada por el puesto en
sentido estricto; también es necesario considerar el espacio
ocupado por los materiales que pueden llegar a almacenarse
en torno a cada puesto en el proceso productivo, es decir, el
mobiliario auxiliar (armarios, estanterías, etc.) y el espacio
requerido por los equipos utilizados de forma eventual, por
ejemplo, en las operaciones de reparación o de
mantenimiento. Asimismo, hay que tener en cuenta las
disposiciones legales existentes sobre pasillos y vías de
circulación1.
En el diseño ergonómico de los puestos y lugares de trabajo
deben ser consideradas otras necesidades del ser humano;
concretamente, la de mantener distancias interpersonales
adecuadas es un elemento que contribuye a determinar el
espacio de trabajo requerido. Este aspecto cobra mayor
importancia en las actividades sedentarias, como es el caso de
los típicos trabajos de oficina.
Algunas investigaciones han mostrado la relación existente
entre las necesidades individuales de espacio y lo que se
conoce como "dimensiones ocultas" de las personas. Cada
persona necesita disponer de un espacio entorno suyo, que se
proyecta más allá de sus dimensiones físicas; si este espacio
es invadido por otros, se pueden producir reacciones de
rechazo, agresividad y malestar. La extensión de este espacio
no es siempre la misma, depende de la situación y del tipo de
relación mantenida con las otras personas (figura 4.9).

Figura 4.9: Distancias interpersonales.

Básicamente, se pueden distinguir las zonas siguientes:


- Íntima: se extiende hasta un máximo de 45 cm. Dentro de
ella sólo se tolera a las personas muy cercanas afectivamente
(familiares).
- Personal: su fase cercana (entre 45 y 75 cm) se reserva para
los amigos, en tanto que la fase lejana (entre 75 y 120 cm)
corresponde al área donde se mantienen los contactos
sociales.
- Distancia social: las personas que trabajan juntas tienden a
usar la distancia social en su fase cercana (entre 120 y 200 cm)
en tanto que la fase lejana (de 200 a 350 cm) se emplea para
dirigirse a individuos desconocidos al tratar cuestiones no
personales.
- Distancia pública: más allá de los 3,5 m se sitúa la distancia
pública, que debe mantenerse respecto a personas
desconocidas en general.
Las citadas distancias varían de unas culturas a otras; por
ejemplo, en los países anglosajones se guardan distancias
mayores que en los países latinos y, a su vez, en éstos las
distancias son mayores que en los países árabes.
A la hora de establecer la separación adecuada entre los
ocupantes de los puestos existentes en una misma sala, es
recomendable respetar la distancia social en su fase cercana
(120 a 200 cm) (figura 4.10).

Figura 4.10: Distancia entre los ocupantes en una sala.



1 Por ejemplo, el Anexo I-A del R.D. 486/1997 de 14 de Abril, al referirse a
las vías de circulación, menciona que deberán utilizarse conforme a su uso
previsto, de forma fácil y con toda seguridad para los peatones o vehículos
que circulen por ellas y para el personal que trabaje en sus proximidades.
Asimismo, la anchura mínima de las puertas exteriores y de los pasillos será
de 80 centímetros y 1 metro, respectivamente y siempre que sea necesario
para garantizar la seguridad de los trabajadores, el trazado de las vías de
circulación deberá estar claramente señalizado.

4.5. Disposición de los puestos en el


lugar de trabajo

Aparte de las características específicas, la disposición de los puestos de trabajo y


el espacio disponible también pueden influir sobre la salud y el bienestar de las
personas. Entre los factores que condicionan la distribución de los puestos en los
centros de trabajo se encuentran:

a) Las necesidades derivadas de la división del trabajo y del flujo de


materiales que determina la disposición relativa entre los puestos y su
contigüidad. El flujo de información constituye un factor cada vez menos
determinante en la disposición de los puestos, por ejemplo, en las oficinas, en la
medida que se extiende el empleo de los modernos sistemas de transmisión de
datos y de las redes informáticas.

b) El aprovechamiento de la luz natural y la localización de las luminarias en


los lugares donde estos aspectos ya vienen dados. Es necesario tener en
cuenta que los puestos no deben orientarse de manera que el trabajador quede
situado frente a las ventanas u otras fuentes de luz que puedan producir
deslumbramiento. La ubicación más adecuada es la que permite que la luz de las
ventanas y luminarias llegue lateralmente al puesto.

c) La situación de las salidas de aire correspondientes al sistema de


calefacción y aire acondicionado. Los puestos han de colocarse respecto a ellas
de tal forma que el aire no incida directamente en la espalda de los trabajadores.

d) La existencia de puestos donde se utilizan equipos ruidosos. En estos


casos es aconsejable situar dichos puestos en locales distintos, de manera que no
se vean perturbados los trabajadores de los restantes puestos.
En el caso de los locales de oficina, es necesario considerar también la influencia
del tipo y tamaño de la oficina a la hora de distribuir los puestos. En general, la
colocación de los puestos se hace más difícil a medida que se eleva el número de
empleados, aunque sus dimensiones sean suficientes para evitar la aglomeración;
esto es lo que sucede en las oficinas de tipo panorámico.

En la década de 1960, las tradicionales oficinas compartimentadas en pequeños


locales empezaron a ser sustituidas por las oficinas de tipo panorámico; con esta
nueva disposición se pretendía mejorar la comunicación, propiciar el trabajo en
equipo, aumentar la flexibilidad en la disposición de los puestos y rentabilizar el
espacio.

Algunos años después, la experiencia mostró que este tipo de oficina presentaba
algunos inconvenientes importantes: multiplicación de las interferencias
provocadas por el exceso de comunicación, falta de intimidad, mayores
dificultades para conseguir un ambiente térmico satisfactorio para todos los
empleados, flexibilidad limitada y problemas con la acústica del local.

La solución de estos problemas se aborda actualmente de dos maneras: por un


lado, la tendencia predominante en EE.UU consiste en la compartimentación de
las oficinas panorámicas mediante el empleo de diversos elementos más o menos
móviles, tales como mamparas, estanterías, armarios, etc., que permiten atenuar
la transmisión del ruido y procuran un cierto grado de intimidad; por otro lado, la
tendencia predominante en Europa consiste en la sustitución de las oficinas
panorámicas por conjuntos de locales de oficina de menor tamaño, en los cuales
es mucho más fácil controlar los citados problemas.

En todo caso, es preferible que estos aspectos sean previstos en la fase inicial de
diseño de la oficina dado que, una vez ejecutado el proyecto, la corrección
siempre resulta más cara y problemática.

4.6. Requisitos ergonómicos para el


diseño del mobiliario

El diseño del mobiliario constituye otro de los aspectos importantes del


acondicionamiento ergonómico de los puestos de trabajo. En primer lugar, el
mobiliario debe poder adaptarse a las dimensiones físicas de los usuarios; esto se
puede lograr a través de dispositivos de regulación cuyos rangos de ajuste cubran,
al menos, a los individuos comprendidos entre el 5 percentil y el 95 percentil del
colectivo de potenciales usuarios. Por otro lado, las características del diseño y los
materiales empleados no deben ser causa de molestia para los trabajadores.

En general, el mobiliario de trabajo debe satisfacer los requisitos de estabilidad y


resistencia demandados por el tipo de tarea que haya de realizarse. Asimismo, las
partes con las que pueda entrar en contacto el usuario deben estar diseñadas de
manera que no produzcan lesiones ni originen deterioros en los materiales de
trabajo.

En particular, todos los bordes, esquinas y salientes deben estar adecuadamente


redondeados; el radio de curvatura debe ser al menos de 2 mm para las aristas y
de 3 mm para las esquinas.

Los dispositivos de regulación y los elementos móviles deben estar diseñados


para que no se puedan accionar o mover de forma accidental. Asimismo, las
partes lubricadas de estos dispositivos deben estar protegidas de tal forma que
tanto el usuario como su vestimenta o los materiales de trabajo no puedan
mancharse con los lubricantes.

Por otro lado, todas las superficies del mobiliario con las que deba permanecer en
contacto el usuario deben estar constituidas por materiales de baja transmisión
térmica; así, por ejemplo, debería evitarse el empleo de superficies metálicas que
puedan permanecer en contacto con el usuario, dado que transmiten con facilidad
el frío y el calor.

Así mismo, para evitar reflejos o brillos molestos en la zona de trabajo, las
superficies deben tener aspecto mate. Este requisito cobra mayor importancia en
las superficies de las mesas de trabajo y otros elementos auxiliares, como los
atriles o portadocumentos.

Otro aspecto de interés es el que concierne al recubrimiento de los asientos y


respaldos de las sillas de trabajo. Éstos deben ser permeables al aire y al vapor de
agua, así como permitir su limpieza periódica sin deteriorarse. En caso necesario,
dichos elementos se deben poder desmontar con facilidad para su reparación o
reemplazamiento.

Finalmente, los suplementos inferiores sobre los que se apoye el mobiliario y, en


su caso, las ruedas de las sillas, deben disponer de un sistema de fijación que
permita su fácil reemplazamiento en caso de rotura o deterioro.

4.6.1. El sistema silla/mesa


Dentro del mobiliario de trabajo, el sistema silla/mesa es uno
de los conjuntos más utilizados en la configuración de los
puestos, especialmente en las actividades de oficina.
Con el fin de prevenir los problemas posturales, este sistema
debe ser diseñado de forma ergonómica. En la figura 4.11 se
muestra el diseño de un módulo estandar de puesto de
secretaria.

Figura 4.11: Módulo básico de trabajo en U.

Aparte de los requisitos generales mencionados con


anterioridad y que debe reunir el mobiliario, la mesa de trabajo
debe cumplir:
a) Disponer de un espacio suficiente para alojar las piernas con
comodidad y cambiar de postura, de acuerdo con lo
especificado anteriormente para los espacios libres del puesto.
b) El espesor del tablero debe ser lo menor posible (se
recomienda no superar los 6 cm), con el fin de que no dificulte
la correcta colocación de las piernas cuando se ajusta la altura
de la silla, de manera que los codos queden a la altura de la
superficie de trabajo.
c) Se recomienda que la altura del tablero de la mesa sea
regulable. A pesar de que este requisito no llega a ser tan
importante como la regulación de altura de la silla, facilita la
adaptación del puesto al usuario sin necesidad de tener que
recurrir a la introducción de un reposapiés para las personas
de menor talla.
d) En el caso de incorporar cajones, éstos deben ser fácilmente
accionables desde la posición de trabajo y respetar el espacio
libre para las piernas.

Figura 4.12: Características que debe cumplir la mesa de trabajo (Panero &
Zelnik, 1983).1


Por lo que respecta a la silla de trabajo, ésta constituye el


principal soporte del cuerpo y determina en gran medida la
postura de trabajo. En general, la silla debe ser estable y
proporcionar al usuario el apoyo y equilibrio necesarios para
la ejecución de la tarea; un buen diseño de silla es el que
permite un buen reparto de las presiones originadas por el
peso del usuario sobre las distintas superficies de apoyo:
asiento, respaldo reposabrazos y reposapiés.
Si bien el diseño óptimo depende de la tarea que se realice,
existen una serie de requisitos generales de diseño
ergonómico que debe reunir toda silla de trabajo:
a) La altura del asiento debe ser ajustable dentro de un rango
que cubra la variabilidad antropométrica del colectivo de
potenciales usuarios.
b) La profundidad del asiento debe poder ajustarse de tal forma
que el usuario pueda utilizar eficazmente el respaldo sin que el
borde delantero de la silla le presione la parte posterior de las
piernas. Dicho borde debe estar adecuadamente redondeado.
c) El respaldo debe proporcionar al usuario un apoyo adecuado
para la espalda, especialmente a la altura de la zona lumbar.
Para ello, debe ser regulable en altura e inclinación y tener una
suave prominencia a la altura de la citada zona lumbar.
d) Las superficies del asiento y del respaldo deben ser firmes
y ligeramente mullidas, con el fin de permitir la distribución
adecuada de presiones. Asimismo, los materiales empleados
para dichas superficies deben ser permeables al aire y el vapor
de agua.
e) Debajo del asiento debe existir espacio suficiente para que
el usuario pueda situar los pies bajo la silla cuando se va
levantar.
f) Todos los mecanismos de ajuste deben ser fácilmente
accionables desde la posición de sentado, y estar diseñados a
prueba de cambios accidentales.
g) Las sillas pueden ir equipadas con reposabrazos, salvo que
éstos interfieran los movimientos necesarios para realizar la
tarea.
h) Con el fin de aumentar la estabilidad, se recomienda el
empleo de sillas con cinco apoyos en el suelo.
Figura 4.13: Silla de trabajo.

Aparte de lo mencionado con anterioridad, existen actividades


como las de oficina, donde es recomendable la utilización de
sillas con posibilidad de giro y dotadas de ruedas, sobre todo
en los puestos donde se trabaje sobre mesas muy amplias o
sobre más de una mesa.
Un elemento auxiliar del sistema silla/mesa es el reposapiés.
En general, debería evitarse la utilización de este elemento,
dado que restringe las posibilidades de movimiento de las
piernas y los cambios de postura. No obstante, como ya se ha
dicho antes, en el caso de que no exista la posibilidad de
regular la altura de la mesa, el reposapiés puede ser necesario
para las personas de menor talla.
El reposapiés debe ser independiente de la silla y de la mesa
y sus dimensiones deben ser suficientes para permitir el apoyo
de los pies y cierto cambio de postura. Los principales
requisitos que ha de cumplir son los siguientes:
a) Su altura debe ser ajustable.
b) Su inclinación debe ser regulable entre 0º y 25º.
c) La superficie superior y los apoyos del suelo deben ser
antideslizantes.

EL DISEÑO KNEELING
Desde hace algunos años se han desarrollado nuevos diseños de sillas entre los que cabe d
tipo de silla se caracteriza por disponer de un asiento fuertemente inclinado hacia delante (h
y la ausencia de respaldo. Con el fin de evitar que el usuario se deslice en el asiento, sus ro
acolchado.
En esta silla, la inclinación del asiento propicia una postura más natural de la espalda sin ne
ventaja se ve contrarrestada por diversos inconvenientes. Entre ellos, cabe destacar la tend
hacia delante, lo que se traduce en una presión importante en el apoyo de las rodillas.
A este inconveniente hay que añadir los problemas derivados del estatismo postural, especi
utiliza esta silla durante largos períodos de tiempo, a diferencia de las sillas convencionales
de los miembros inferiores sin dificultad.
Por otra parte, se presentan dificultades para tomar asiento y para levantarse lo que lleva ap
Estos inconvenientes hacen que el empleo de estas sillas quede limitado a períodos de tiem
con las sillas tradicionales cuando se permanezca sentado habitualmente la mayor parte de

1
Citados por J. A. Sanz Merinero en Curso de Técnico Superior en
Prevención de Riesgos Laborales. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo. Madrid

Capítulo 5 .- Pantallas de
visualización (PVD)

OBJETIVO
- Identificar la problemática y los principales elementos de los puestos con PVD que han de
ergonómico y conocer los requisitos que han de reunir dichos elementos

5.1. Problemática del trabajo con


pantallas de visualización

Como es sabido, la aplicación generalizada de la informática en el mundo laboral


tiene dos vertientes; por una parte, puede liberar de la necesidad de realizar
muchas tareas tediosas (cálculos repetitivos, búsqueda de documentos, volver a
mecanografiar textos enteros cuando hay errores, etc.), pero también puede tener
consecuencias negativas para la salud de los empleados si la organización o el
diseño del puesto no son adecuados.

Estos problemas, unidos al tamaño del colectivo que trabaja actualmente con
pantallas de ordenador, justifican la existencia de legislación al respecto.1

Los trastornos que suelen aquejar a los usuarios de pantallas de visualización son
más acusados que los sufridos por los empleados en otras actividades de oficina.
A este respecto, diversas investigaciones han demostrado que el tipo y frecuencia
de los síntomas sufridos por las personas que trabajan habitualmente con
pantallas de visualización dependen del tipo de tarea realizada.

Desde el punto de vista de la tarea predominante realizada por el operador, se


pueden caracterizar las actividades realizadas con pantallas de visualización
(PVD) de la siguiente manera:

- Entrada de datos. La información se teclea habitualmente de acuerdo a un


formato establecido. El volumen de trabajo suele ser alto, con pocas
interrupciones, poco control del ritmo de trabajo por parte del operador y pocas
oportunidades para la toma de decisiones.
- Consulta de datos. La información se lee en pantalla, lo que conlleva una
frecuente visualización de la misma. La frecuencia de tecleo es media y con
interrupciones, mientras el control del ritmo y la oportunidad de tomar decisiones
es variable.

- Diálogo. Este tipo de actividad conlleva la introducción y lectura de información.


La frecuencia de tecleo y la visualización de la pantalla es alta, pero intermitente.
El control del ritmo de trabajo por parte del operador y la oportunidad de tomar
decisiones es variable.

- Tratamiento de textos. Implica la introducción e impresión de textos, así como


la búsqueda, organización del formato y realización de correcciones. La frecuencia
de tecleo es alta, pero intermitente; la visualización se reparte entre el documento
y la pantalla. Existe alguna oportunidad de controlar el ritmo de trabajo y de tomar
decisiones.

- Programación y diseño asistido. Estas actividades se consideran


habitualmente como de tipo profesional. La frecuencia de tecleo suele ser baja e
intermitente, combinado con visualizaciones de pantalla y documentos. El tiempo
ante la pantalla puede ser muy variable, con interrupciones frecuentes, y existen
mayores posibilidades de controlar el ritmo de trabajo y la toma de decisiones.

La caracterización realizada para las principales actividades realizadas con


pantallas de visualización muestra el origen de muchos de los problemas sufridos
habitualmente por los operadores de estos equipos, principalmente trastornos
musculoesqueléticos, problemas visuales y fatiga mental.

1
Por ejemplo, el Real Decreto 488/1997, de 14 de abril, sobre seguridad y salud en el trabajo con
equipos que incluyen pantallas de visualización.

5.1.1. Trastornos musculoesqueléticos

Estos trastornos se localizan habitualmente en el cuello, espalda, hombros, brazos


y manos. El origen de muchos de estos problemas está en el mantenimiento de
posturas estáticas prolongadas, habituales en muchas de las actividades
realizadas con PVD, así como en la adopción de posturas incorrectas que pueden
estar propiciadas, entre otras cosas, por un diseño inadecuado del puesto.

En la tabla 5.1 se muestran los elementos cuyo diseño puede originar posturas
incorrectas, deficiencias y consecuencias detectadas.
ELEMENTO DEFICIENCIA CONSECUENCIAS

- En un extremo de la
Pantalla - Giros de la cabeza y posible torsión del tronco
mesa

- Sobre la mesa - Inclinación y giro de cabeza y posible inclinación y giro


del tronco
Documento
- En atril separado de
la PVD - Giros de cabeza y posiblemente del tronco

- Unidos a la pantalla
- Extensión del brazo e inclinación del tronco

- Con mucha
- Flexión de la mano respecto al antebrazo
inclinación
Teclado
- Elevación del brazo y flexión de la mano
- A una altura
excesiva
- Posible desviación lateral de la mano respecto al
antebrazo
- De gran tamaño

- Mal reparto de los elementos, falta de apoyo para los


- De poca superficie
antebrazos.

- Alta (con silla no


- Elevación del brazo, posible inclinación del tronco.
regulable)

- Muslos hacia abajo y comprensión de su cara


- Alta (silla regulable
Mesa posterior, mal apoyo de los pies en el suelo.
sin reposapiés)

- Espalda encorvada, mal alojamiento de piernas.


- Baja
- Alejamiento de los elementos de trabajo, inclinación
- Hueco para piernas
del tronco, extensión de los brazos, movimiento difícil de
escaso
piernas

- Respaldo no
regulable - Posible mal apoyo de la espalda

- Respaldo basculante - Estatismo de los músculos para vertebrales


Silla
- Asiento no regulable - Elevación del brazo posible inclinación del tronco hacia
en altura adelante.

- Ruedas sin - Estatismo en los músculos de las piernas


autobloqueo

Tabla Elementos y deficiencias potenciales de causar posturas incorrectas con sus


5.1. consecuencias.

Los trastornos sufridos en las manos y en el cuello, pueden ser también debidos,
respectivamente, a los movimientos repetitivos necesarios para teclear y a los
giros de cabeza realizados durante la lectura alternativa de la pantalla y
documentos de trabajo.


5.1.2. Problemas visuales y oculares

Las irritaciones oculares, ojos enrojecidos, visión borrosa, etc., se pueden derivar,
entre otras cosas, del movimiento repetitivo de los ojos y de los sucesivos
esfuerzos de acomodación realizados durante las tareas de lectura de la pantalla y
de los documentos. Estos esfuerzos serán tanto mayores cuanto peor sea la
legibilidad de dichos soportes y cuanto mayor sea la diferencia de sus distancias al
los ojos del operador.

Otro de los factores que está en el origen de muchos de los problemas visuales
consiste en los desequilibrios de luminosidad entre los diversos componentes de
la tarea visual (principalmente entre una pantalla oscura y unos documentos
claros), así como entre ésta y el entorno. Cuando la diferencia de luminosidad
entre documento y pantalla es excesiva, las frecuentes transiciones visuales entre
estos elementos pueden producir fatiga visual, como consecuencia del repetido
esfuerzo de adaptación exigido a los ojos del operador.

De manera análoga, si la luminosidad del entorno del puesto es muy diferente a la


de pantalla, la necesidad de adaptación de los ojos del operador a su lectura
puede entrar en conflicto con los requerimientos de adaptación a los niveles de
luminosidad del entorno.

5.1.3. Fatiga mental

Suele ser un trastorno bastante frecuente en las actividades realizadas en los


puestos de trabajo con equipos de PVD. Este problema puede tener su origen en
la organización inadecuada de la tarea, derivada, en general, de una organización
del trabajo deficiente, por ejemplo, un ritmo y volumen elevados de trabajo o la
ejecución de actividades monótonas y repetitivas.

Otro de los factores determinantes de la fatiga mental lo constituye la


inadecuación de los programas informáticos utilizados para realizar la tarea.

Muchos de los aspectos relativos a la organización del trabajo pueden ser también
la causa de problemas de tipo psicosocial, como por ejemplo, la excesiva división
y falta de contenido de las tareas y la imposibilidad de tomar decisiones durante su
realización. Tal y como se ha visto, estos inconvenientes se presentan con mayor
frecuencia en las tareas limitadas a la introducción de datos.
5.2. Acondicionamiento de los
puestos con PVD

La prevención de los problemas derivados del trabajo con pantallas de


visualización requiere el acondicionamiento ergonómico de los principales
elementos materiales del puesto: el equipo informático, el diseño físico del puesto,
el medio ambiente físico, el software y la organización del trabajo.

5.2.1. El equipo informático

Los principales elementos del equipo informático que interesa considerar desde el
punto de vista del diseño ergonómico son los que integran la interfaz
usuario/ordenador, constituida principalmente por la pantalla y los dispositivos de
entrada de datos.

5.2.1.1. La pantalla

A pesar de los avances realizados en la tecnología de pantallas de visualización,


aún no se ha conseguido en estos dispositivos el grado de resolución que puede
lograrse en los soportes impresos tradicionales. A esto hay que añadir los posibles
parpadeos ocasionados por la sucesión de imágenes, así como los reflejos
molestos propiciados por las características reflectantes de la superficie de la
pantalla.

Con el fin de paliar los problemas derivados de estas y otras limitaciones, la


pantalla debe satisfacer los siguientes requisitos:

a) Ajuste de la orientación del monitor. Mediante los dispositivos de ajuste, el


usuario debe poder girar, inclinar y balancear la pantalla con objeto de evitar los
reflejos y mantener una postura de trabajo natural.

b) Polaridad de la imagen. Existen dos formas de representar los textos:


polaridad positiva (caracteres oscuros sobre fondo claro) y polaridad negativa
(caracteres brillantes sobre fondo oscuro). Cada forma de representación tiene sus
ventajas e inconvenientes: con la polaridad positiva, los reflejos son menos
perceptibles y se obtiene fácilmente el equilibrio de luminancia respecto a otras
partes de la tarea; en tanto que con la polaridad negativa, el parpadeo es menos
perceptible y la legibilidad es mejor para las personas con menor agudeza visual.
En todo caso, las pantallas con polaridad positiva suelen presentar un balance
más favorable.

c) Representación de la información en pantalla. Los caracteres alfanuméricos


representados en pantalla deben estar definidos y configurados claramente.

Asimismo, la separación entre los caracteres y entre los renglones debe permitir
su clara distinción. Por otro lado, el tamaño de los caracteres debe ser suficiente
para garantizar una buena legibilidad a la distancia habitual de visión de la pantalla
Para una distancia de visión de 500 mm, la altura de los caracteres debería ser al
menos de 3 mm.

d) Luminosidad y contraste de los caracteres. Para lograr las condiciones de


visibilidad y legibilidad adecuadas en cada caso, el usuario debe poder ajustar
tanto el brillo como el contraste de la pantalla, con el fin de adaptarlos fácilmente a
las condiciones del entorno y al grado de luminosidad de los otros componentes
de la tarea.

e) Estabilidad de la imagen. En general, la imagen debe mantenerse estable, sin


parpadeos, oscilaciones o centelleos indeseables. Las pantallas con una
frecuencia de regeneración de 70 Hz o superior, son vistas libres de parpadeo por
la mayoría de las personas.

f) Los reflejos en la pantalla. Estos reflejos pueden interferir la legibilidad de la


pantalla y ser fuente de molestias visuales para el operador. Existen dos formas
de reducir o eliminar los reflejos de las pantallas:

- Actuando sobre los mecanismos de inclinación y giro de la pantalla, unido al


acondicionamiento lumínico del entorno, para evitar la presencia de fuentes de luz
susceptibles de reflejarse en la pantalla.

- Interviniendo sobre la propia pantalla, bien sea mediante la elección de modelos


con tratamiento antirreflejo o bien, mediante la incorporación de un filtro antirreflejo
apropiado.

g) Requisitos para pantallas en color. Para la representación de textos y


gráficos simples, que no requieran de gradaciones continuas de tonalidad o
apariencia fotográfica, los colores extremos del espectro (rojo y azul saturados) no
deben ser presentados simultáneamente en pantalla, dado que pueden someter al
usuario a esfuerzos excesivos de acomodación o causar ciertos efectos
indeseables de profundidad. Este requisito debería ser contemplado en el diseño
de los programas de ordenador.

5.2.1.2. El teclado
Ciertas características del teclado, tales como su altura,
inclinación, etc., pueden influir en la adopción de posturas
incorrectas del usuario y en la aparición de trastornos
musculoesqueléticos en sus miembros superiores.
Los principales requisitos que debe reunir el teclado para
prevenir dichos problemas son los siguientes:
a) Separable de la pantalla y con posibilidad de moverse
dentro del área de trabajo.
b) Debe ser inclinable entre 0 y 25 grados respecto al plano
horizontal. Por otra parte, la altura de la tercera fila de teclas
(fila central) no debe exceder de 30 mm respecto a la base de
apoyo del teclado (figura 5.1).

Figura 5.1: Requisitos que debe cumplir el teclado del ordenador. Vista de
perfil.

c) Soporte para las manos. Constituye un elemento


importante para reducir la carga estática en los miembros
superiores y en la espalda del operador. Si el diseño incluye un
soporte para las manos su profundidad debe ser al menos de
5cm, si bien es recomendable que alcance los 10 cm. Si no
existe dicho soporte, es preciso habilitar un espacio similar en
la mesa, delante del teclado.
d) Otros requisitos para el teclado. Las superficies visibles
no deben ser reflectantes y los símbolos de las teclas deben
ser claramente legibles desde la posición habitual de trabajo;
se recomienda la impresión de caracteres oscuros sobre
fondo claro. Las principales secciones del teclado (bloque
alfanumérico, bloque numérico, teclas del cursor y teclas de
función) deben estar claramente delimitadas y separadas
entre sí por una distancia de, al menos, la mitad de la
anchura de una tecla. En cuanto a las teclas, su forma,
tamaño y fuerza de accionamiento, deben permitir que se las
pueda pulsar con facilidad y precisión.

5.2.1.3. El "ratón"

Junto al teclado, constituye actualmente uno de los principales dispositivos de


entrada de datos. Las características más importantes que debe reunir son las
siguientes:

- El diseño debe adaptarse todo lo posible a la anatomía de la mano (formas


redondeadas, sin aristas ni esquinas).

- El tamaño del cuerpo del ratón debe corresponder al 5 percentil de la población


de usuarios (las tallas más pequeñas de las manos).

- El movimiento transmitido al cursor de la pantalla debe seguir satisfactoriamente


el realizado con el ratón.

5.2.2. El diseño físico del puesto de trabajo

En general, el puesto de trabajo con pantalla de visualización debe disponer de


espacio suficiente para permitir los cambios de postura del usuario y los
movimientos requeridos por la tarea. Por otro lado, todo diseño físico del puesto
debe considerar la variabilidad de las dimensiones antropométricas de los
usuarios; esto requiere que el mobiliario y otros elementos integrantes del puesto
de trabajo sean ajustables.

5.2.2.1. La silla de trabajo

Las características generales que deben reunir las sillas usadas en los puestos
con pantallas de visualización no son diferentes a las requeridas para otras
actividades de oficina. No obstante, dada la mayor incidencia de los problemas
posturales en estos puestos es necesario asegurar un buen diseño.

Para ello, los principales requisitos son los siguientes:

- La altura del asiento debe ser ajustable.


- El respaldo debe tener una suave prominencia para dar apoyo a la zona lumbar.
Su altura e inclinación han de ser ajustables.

- La profundidad del asiento debe ser regulable, de tal forma que el usuario pueda
utilizar eficazmente el respaldo sin que el borde del asiento le presione las piernas.

- Todos los mecanismos de ajuste deben ser fácilmente manejables desde la


posición de sentado, y estar construidos a prueba de cambios no intencionados.

- Se recomienda la utilización de sillas dotadas de ruedas. La resistencia de las


ruedas a iniciar el movimiento debe evitar desplazamientos involuntarios.

En los casos donde la altura de la silla no permita al usuario descansar sus pies
en el suelo, puede ser necesario utilizar un reposapiés. Esta situación puede
presentarse con los operadores de menor talla cuando no existe posibilidad de
regular la altura de la mesa.

5.2.2.2. La mesa/soporte de trabajo

Las dimensiones de la mesa deben ser suficientes para permitir la colocación


flexible de la pantalla, el teclado, los documentos y el resto de los componentes de
la tarea. Análogamente, para el trabajo en posición sentado, debe habilitarse
suficiente espacio para los miembros inferiores. Por otro lado, el empleo de un atril
puede ser especialmente útil en aquellas tareas donde se necesita combinar la
visualización de la pantalla y la lectura de documentos.

Los principales requisitos que debe reunir son los siguientes:

- Ser ajustable en altura, inclinación y distancia.

- Tener suficiente tamaño para acomodar los documentos.

- El soporte del documento debe ser opaco y tener una superficie de baja
reflectancia

5.2.2.3. Colocación de la pantalla

La pantalla debe colocarse de manera que su área útil pueda


ser vista bajo un ángulo comprendido entre la línea de visión
horizontal y la trazada a 60 grados bajo la horizontal. En el
plano horizontal, se recomienda que la pantalla esté colocada
dentro de un ángulo de 120 grados respecto a los ojos del
usuario (figura 5.2).

Figura 5.2: Disposición de la pantalla respecto al usuario y en el plano


horizontal.


La distancia de la pantalla a los ojos del usuario no debe ser


inferior a 40 cm, siendo recomendable emplear distancias de
unos 60 cm.

5.2.3. El medio ambiente físico

Dentro del medio ambiente físico, se tiene la iluminación, el ruido y la temperatura.

5.2.3.1. La iluminación

Con el fin de prevenir los trastornos visuales sufridos por los trabajadores en este
tipo de puestos, es necesario asegurar un buen acondicionamiento de la
iluminación. A tal fin, los principales requisitos son los siguientes:
a) Debe existir una iluminación general en el recinto donde se ubiquen los puestos
con pantallas de visualización.

b) En caso de utilizar una fuente de iluminación individual complementaria, ésta no


debe ser usada en las cercanías de la pantalla si produce deslumbramiento directo
o reflexiones. Tampoco debe ser usada en el caso de que produzca desequilibrios
de luminosidad que interfiera la tarea del propio usuario o la de los demás.

c) Los niveles de iluminación serán suficientes para las tareas que se realicen en
el puesto, pero no deben alcanzar valores que reduzcan excesivamente el
contraste de la pantalla.

d) Con el fin de limitar el deslumbramiento directo producido por las luminarias, se


recomienda la utilización de pantallas difusoras o rejillas que impidan ver las
lámparas desnudas. Asimismo, para evitar el deslumbramiento debido a los
reflejos, las superficies del mobiliario y de los elementos de trabajo deben tener
aspecto mate o semimate.

e) Con el fin de evitar los problemas debidos a los esfuerzos de adaptación visual,
es necesario garantizar un adecuado equilibrio de luminosidad entre los elementos
de la tarea. Estos problemas suelen presentarse entre documento y pantalla
cuando esta última es de polaridad negativa. En las tareas donde se alterna la
visualización de documentos y pantalla es preferible el empleo de pantallas con
polaridad positiva.

f) El puesto debe quedar situado correctamente respecto a las ventanas con el fin
de evitar los reflejos que se originarían si la pantalla se orientara hacia ellas o el
deslumbramiento que sufriría el usuario si fuera éste quien se situara frente a las
ventanas. Estas medidas pueden complementarse con la utilización de cortinas o
persianas que amortigüen la luz.

5.2.3.2. El ruido y la temperatura

Los requisitos de acondicionamiento de los puestos de trabajo con pantallas de


visualización en relación con estos factores, no son, en general, diferentes a los de
otras actividades de oficina. La única especificidad concierne, en ambos casos, a
las características del propio equipo informático; las impresoras matriciales
pueden constituir una fuente de ruido importante, en tanto que las impresoras
láser y las consolas del equipo informático pueden ser fuentes relevantes de calor.

5.2.4. Los programas informáticos


El diseño de los programas informáticos puede incidir en la carga mental y el
estrés del trabajador. Esto justifica que el diseño de las aplicaciones informáticas
deban ser objeto especial atención. En las aplicaciones se utilizan diversas
técnicas de diálogo: por menús, por comandos, por manipulación directa, etc., que
pueden ser usadas en una determinada aplicación.

Las siguientes recomendaciones recogen los principios generales aplicables al


diseño ergonómico de cualquiera de estas técnicas específicas de diálogo:

a) Capacidad de adecuación a la tarea. Un diálogo es susceptible de adecuarse


a la tarea en la medida en que asiste al usuario para lograr un acabado de la
misma de manera eficiente. Por ejemplo, el sistema de diálogo debe poder
presentar al usuario únicamente los aspectos pertinentes a su actividad.

b) Autodescriptividad. Un diálogo es autodescriptivo en la medida en que cada


una de sus etapas es directamente comprensible a través de las explicaciones
dadas al usuario con arreglo a sus necesidades. Por ejemplo, el usuario puede ser
asistido mediante una retroacción o explicaciones suministradas por el sistema.

c) Controlabilidad. El diálogo es controlable en la medida en que permite al


usuario conducir la totalidad del curso de la interacción hasta lograr el objetivo. Por
ejemplo, la velocidad de interacción y el modo en que los datos son representados
deben estar bajo control del usuario.

d) Conformidad con las expectativas del usuario. El diálogo es conforme con


las expectativas del usuario en la medida en que se corresponde con el
conocimiento que éste tiene de la tarea, así como con su formación, experiencia y
las convenciones comúnmente aceptadas. Por ejemplo, la aplicación debe usar
una terminología familiar al usuario, en el contexto de su tarea.

e) Tolerancia de errores. Un diálogo es tolerante a los errores en la medida en


que, a pesar de los errores que se cometan en la entrada, se puede lograr el
resultado que se pretende sin realizar correcciones o con correcciones mínimas.
Por ejemplo, el sistema debe corregir automáticamente ciertos errores o presentar
un mensaje de error que contenga indicaciones para corregirlo.

f) Adaptabilidad individual. El diálogo es susceptible de adaptarse al individuo


en la medida en que el sistema de diálogo puede modificarse de acuerdo a las
habilidades y necesidades de cada usuario en particular. Por ejemplo, el sistema
puede disponer de mecanismos para permitir su adaptación al lenguaje, cultura,
conocimiento, experiencia y habilidad de cada usuario.

g) Fácil de aprender. Un sistema de diálogo facilita su aprendizaje en la medida


en que proporciona medios, guías y estímulos al usuario durante la etapa de
aprendizaje. Por ejemplo, las reglas y conceptos fundamentales deben resultar
transparentes para los usuarios, permitiéndoles construir sus propias estrategias y
reglas de memorización.
5.2.5. La organización del trabajo

La organización del trabajo con pantallas de visualización puede ser causa de


diversos problemas de tipo psicosocial. Entre los aspectos que pueden incidir de
manera determinante en la aparición de dichos problemas se encuentran la
excesiva parcelación del trabajo, su ejecución repetitiva, el escaso contenido de la
tarea y la falta de control del operador sobre su propio trabajo.

Otros aspectos de la organización del trabajo que es preciso adecuar conciernen a


las posibilidades de desarrollo profesional del operador y a su necesidad de
mantener relaciones sociales con sus mandos y compañeros de trabajo.

El diseño correcto de tareas pasa por:

a) Posibilitar la realización de una variedad apropiada de actividades y de


habilidades.

b) Asegurar que la tarea sea identificable como una unidad completa y significativa
de trabajo y no como algo fragmentado y sin contenido.

c) Proporcionar al usuario un grado de autonomía suficiente, para que pueda


decidir procedimientos, establecer prioridades y seguir su propio ritmo de trabajo.

d) Proporcionar al usuario una retroacción ("feed-back") adecuada, es decir, la


información de retorno suministrada al operador sobre los resultados de su
trabajo.

e) Dar oportunidades al usuario para que pueda desarrollar su capacidad y


habilidades, así como adquirir otras nuevas en relación con las tareas que le
conciernen.

Capítulo 6 .- Riesgos
derivados de la carga física

OBJETIVO
- Dar a conocer el concepto de carga física de trabajo y los principales trastornos musculoes
trabajo

6.1. Introducción
Uno de los temas típicos de estudio en ergonomía es la carga
de trabajo, especialmente, la derivada del trabajo físico, para
cuya evaluación han sido propuestos diversos procedimientos
y criterios, algunos de los cuales, los propuestos para la
evaluación del trabajo dinámico, tienen ya muchos años de
existencia y no por ello han dejado de tener validez.
Sin embargo, no todo tipo de trabajo físico resulta igualmente
sencillo de evaluar. Nos estamos refiriendo al trabajo estático
o al que se realiza empleando sólo una pequeña masa
muscular, como la de las manos. Es precisamente este tipo de
trabajo el que constituye una de las principales causas de los
trastornos musculoesqueléticos en muchos países.
En la figura 6.1 se ilustra un esquema de la visión de conjunto
de esta problemática.
Figura 6.1: Conceptos relacionados con los trastornos musculoesqueléticos
asociados a la carga de trabajo.

6.2. Concepto de carga física

Tal y como se conoce, el cuerpo humano es requerido continuamente a realizar un


trabajo físico, tanto en el entorno laboral como en el extra laboral.

Básicamente, se pueden encontrar tres tipos de demandas:

- Mover el cuerpo o alguna de sus partes (andar, correr, etc.).

- Transportar o mover otros objetos (acarrearlos, levantarlos, darles vuelta,


alcanzarlos, etc.)

- Mantener la postura del cuerpo (tronco hacia delante, girado, brazos elevados,
etc.).

Para responder a estas demandas, nuestro cuerpo pone en marcha complejos


mecanismos que finalizan en la contracción muscular, la cual permite que
realicemos la actividad o ejercicio demandados. Estos mecanismos tienen lugar en
muy diversos órganos: cerebro, sistema nervioso, pulmones, corazón, vasos
sanguíneos y en los músculos.

La respuesta que se produce en el organismo se denomina carga física de


trabajo1 y depende de la capacidad física de cada persona. Por ello, aunque las
demandas sean idénticas, la carga física derivada puede ser distinta en cada uno
de nosotros, aspecto que debe tenerse muy presente al planificar la evaluación de
riesgos.

1
En los textos en inglés nos encontramos los términos physical stress, para describir las
demandas físicas del trabajo, y strainpara la respuesta que se produce en el cuerpo humano, por lo
que algunas autores emplean estrés y tensión, haciendo uso de la traducción literal al castellano
de los términos ingleses.

6.3. Contracción muscular y efectos


en el organismo

Algunas demandas físicas, como andar o correr, obligan a que el músculo se


contraiga (acorte) y estire (alargue) rítmicamente. A este tipo de contracción
muscular se la denomina isotónica y el trabajo o ejercicio realizado recibe el
nombre de dinámico.

Por ejemplo, andar es un trabajo dinámico para los músculos de las extremidades
inferiores y levantar un peso de una mesa es un trabajo dinámico para las
extremidades superiores.

En otras ocasiones, el músculo debe contraerse y mantener la contracción durante


un tiempo variable. Es lo que ocurre cuando se mantiene una fuerza (sosteniendo
un peso, por ejemplo) o una postura determinada. A este tipo de contracción se la
denomina isométrica y el trabajo o ejercicio derivado estático.

Por ejemplo, sostener un peso en brazos varios minutos es un trabajo estático


para estos músculos, y mantener el tronco en la misma postura varios minutos es
un trabajo estático del tronco.

Es muy raro que una actividad laboral sea completamente dinámica o


completamente estática; siempre nos encontraremos componentes de ambos
tipos de trabajos musculares. Así pues, antes de plantearnos la evaluación de la
carga física de una actividad, el primer paso será analizar las exigencias de la
tarea para ver cuál de los dos tipos predomina.
6.3.1. Evaluación del trabajo dinámico
Cuando la actividad es muy dinámica, los métodos más
indicados son los que estiman la energía consumida o
demandada durante la actividad a partir de la medición de
parámetros fisiológicos como el consumo de oxígeno durante
la actividad, o la frecuencia cardíaca (FC).
La determinación del consumo de oxígeno es el más exacto de
los dos, pero también el más costoso pues requiere tomar
muestras del aire espirado, mientras la persona trabaja, y
analizar la concentración de oxígeno. Por ello, se suele
emplear más la frecuencia cardíaca para la estimación del
coste de la actividad física realizada.
En la figura 6.2 se ilustra una simplificación del
comportamiento de la FC en una actividad plenamente
dinámica (andando, subiendo escaleras, etc.). Según la figura,
la FC que se tiene en reposo comienza a aumentar cuando se
inicia el ejercicio o actividad hasta que se estabiliza tras unos
cuantos segundos, manteniéndose en ese valor hasta que
cesa la actividad. A partir de ese momento comienza a
descender hasta que alcanza los valores que se tenían en
reposo.
Figura 6.2: Comportamiento de la frecuencia cardíaca

Cuanto más intensa sea la actividad, más elevado será el valor


alcanzado por la FC en el ejercicio y, también, más largo será
el período de recuperación (es decir, más tardará en recuperar
los valores de reposo).
Basándose en este principio, han sido propuestas diversas
clasificaciones de las actividades laborales en función de la FC
media alcanzada durante la jornada de trabajo. Estas
clasificaciones varían mucho de unos autores a otros, por lo
que sirven de orientación pero, no se deberían emplear como
criterios de referencia.
Una de las clasificaciones propuestas más sencillas es la
mostrada en la tabla 6.1.

CLASIFICACIÓ
FC MEDIA DE LA ACTIVIDAD
N
(LATIDOS/MINUTO)
DEL TRABAJO
Penoso > 110
Moderado 100 a 110
Ligero < 100
Tabla Clasificación del trabajo según la frecuencia
6.1. cardíaca.


Existen otros indicadores cardíacos que representan mejor


la carga física de trabajo que la FC media: el coste cardíaco
absoluto (CCA) y el coste cardíaco relativo (CCR), que se
definen de la siguiente manera:

donde, FCmáx.t es la Frecuencia Cardíaca Máxima Teórica de la


persona que realiza la actividad, y se calcula restando de 220
la edad que tenga.
Muchos autores han propuesto una clasificación del trabajo
basada en estos indicadores; por ejemplo, Chamoux propone
los criterios mostrados en la tabla 6.2.

CLASIFICACIÓN DEL TABAJO


(Criterio de Chamoux)
Según el CCA Según el CCR
0 - 9 ............ muy ligero 0 - 9 ............ muy ligero
10 - 19 ............ ligero 10 - 19 ............ ligero
20 - 29 ........... muy
20 - 29 ........... moderado
moderado
30 - 39 ........... moderado 30 - 39 ........... pesado
40 - 49 ........... algo pesado 40 - 49 ........... muy pesado
50 - 59 ........... pesado
60 - 69 ........... intenso

Tabla Clasificación del trabajo propuesta por


6.2. Chamoux.

Para aplicar alguno de los criterios anteriores, se debe
comprobar antes que la actividad sea dinámica, que afecte a
un gran número de músculos y que no haya estrés térmico,
pues la frecuencia cardíaca es mayor cuánto menos
músculos participan en el trabajo, cuánto más estático sea
éste y, especialmente, cuánto más caluroso sea el ambiente
(figura 6.3).

Figura 6.3: Comportamiento de la FC en distintas situaciones.

6.3.2. Evaluación del trabajo estático


En principio, un trabajo dinámico puede ser realizado durante
horas, siempre que se ejecute a un ritmo adecuado a la
persona y al esfuerzo, y éste no sea de excesiva intensidad.
Además, la contracción rítmica del músculo favorece el riego
sanguíneo a la zona que trabaja.
Sin embargo, durante el trabajo estático, la contracción
prolongada del músculo comprime los vasos sanguíneos
provocando un menor aporte de sangre al músculo contraído
(y a los huesos y articulaciones de la zona), de modo que llega
una menor cantidad de nutrientes y oxígeno, necesarios para
el trabajo muscular. Esto origina la aparición de la fatiga
muscular, que limita el mantenimiento de la contracción (figura
6.4).
Figura 6.4: Límite de tiempo de mantenimiento de la fuerza en el trabajo
estático.


En el gráfico se puede observar que una contracción menor


del 15-20% de la fuerza máxima de contracción (FCM) de un
músculo puede ser mantenida indefinidamente sin que
aparezca la fatiga muscular (en teoría). A medida que la
contracción es más importante, se puede mantener menos
tiempo. Por ejemplo, una contracción del 50% de la FMC
podría ser mantenida en torno a unos 2 minutos,
transcurridos los cuales el músculo se fatiga y no puede
seguir contraído mucho más tiempo.
La fatiga muscular se manifiesta con signos tales como
sensación de calor en la zona del músculo/s, temblores
musculares, sensación de hormigueo o incluso dolor muscular.
Se trata de un proceso fisiológico que afecta al músculo o
músculos implicados en el esfuerzo, y se recupera con el
reposo de los mismos. Si este reposo no se realiza o es
insuficiente para la recuperación de la fatiga muscular, pueden
llegar a desarrollarse trastornos musculoesqueléticos.
Otro efecto derivado del trabajo estático es el aumento de la
frecuencia cardíaca, ya que el corazón debe bombear más
deprisa para tratar de enviar más oxígeno y nutrientes al
músculo contraído. Por ello, se ha planteado que el trabajo
estático podría ser un factor de riesgo de enfermedades del
corazón o cardiopatías.
Desde el punto de vista de la evaluación de la carga física,
cuando la actividad es muy estática (o afecta a poca masa
muscular; por ejemplo, sólo a la extremidad superior), aquella
es más complicada, ya que no se ha hallado un parámetro que
la describa con tanta precisión como en el caso de la dinámica.
Esto es especialmente difícil cuando se presentan
combinaciones de trabajos estáticos, por ejemplo, el
mantenimiento de posturas junto al mantenimiento de pesos,
lo cual no es tan infrecuente. Por ello, no existe un único
método válido para todo tipo de situaciones, sino que se van a
tener que emplear distintos métodos o técnicas que se
complementen entre sí.
Los métodos propuestos para la estimación de la carga de un
trabajo estático incluyen técnicas biomecánicas, mediciones
de la actividad muscular (mediante electromiografía),
mediciones de los ángulos articulares y otros métodos
interpretativos desarrollados a partir de resultados obtenidos
en estudios epidemiológicos (como los métodos que estiman
los efectos derivados de las posturas de trabajo o de la
manipulación manual de cargas).
A los métodos objetivos para la evaluación del trabajo estático
habría que añadir aquellos subjetivos, basados en el registro
del grado de fatiga, molestia o dolor muscular sentido por el
trabajador1. Éstos generalmente consisten en un cuestionario
en el que se va preguntando sobre el grado de dolor (molestia
o fatiga) sentido en distintas zonas del cuerpo.
Estos métodos también han sido utilizados en la evaluación del
riesgo de trastornos musculoesqueléticos, que tal y como se
verá, tienen como una de sus causas principales la carga
estática.


1 Recordemos que uno de los indicadores del trabajo estático es la fatiga


muscular, que se manifiesta por medio de signos muy identificables por
quienes la padecen.

6.4. Trastornos
musculoesqueléticos
Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el
trabajo (en adelante TME) son motivo de preocupación en
muchos países, pues afectan a un número importante y cada
vez mayor de trabajadores, sin limitarse a un sector o a una
actividad profesional concretos.
Se pueden encontrar en los sectores industriales y de
servicios, en industrias de montaje y en oficinas, en empresas
con plantillas predominantemente femeninas y en aquellas en
las que son mayoría los hombres, entre los trabajadores
mayores y entre los muy jóvenes, en la población laboral más
antigua y en la recién contratada.
Las enfermedades laborales músculo-esqueléticas le cuestan
a la UE-27 el 1,6% del PIB. Asimismo, el 25% de los
trabajadores sufre dolor de espalda y el 23% afirma padecer
dolores musculares.

Más de 4 millones de personas menores de 25 años sufren


esqueléticas en el ámbito europeo (Takala
1
Datos de la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo (OSHA) mencionados po
Carga". Bilbao (2008).

Aunque los TME pueden afectar a cualquier segmento del


cuerpo, se dan principalmente en: codo y hombro, mano y
muñeca, y en la espalda (zonas cervical, dorsal y lumbar).
Los TME han sido asociados a los siguientes aspectos:
- Adopción de posturas de trabajo forzadas.
- Estatismo postural.
- Aplicación de fuerzas intensas (incluida la manipulación
manual de cargas).
- Aplicación repetida de fuerzas moderadas pero que implican
a poca masa muscular.
- Realización de gestos repetidos.

6.4.1. Trastornos
musculoesqueléticos asociados con
las posturas de trabajo
Uno de los factores sobre el que más se insiste cuando se
habla de los TME es la postura de trabajo. Se han realizado
innumerables estudios sobre los efectos de determinadas
posturas sobre nuestro aparato locomotor. De ellos, quizá sean
los relativos a los efectos sobre la columna vertebral los que
hayan tenido una mayor difusión y aplicación al diseño
ergonómico (mobiliario, vehículos...).
Así, se han planteado como posturas "peligrosas" para la zona
lumbar: las inclinaciones del tronco (hacia delante, hacia atrás
o a los lados), los giros o torsiones, y la posición sentada sin
un buen apoyo de la zona lumbar. También muchos trastornos
cervicales han sido asociados a las posturas adoptadas por la
cabeza: inclinaciones o giros.
Ahora bien, ¿qué se entiende por postura? Se denomina
postura a la posición relativa de los segmentos corporales (la
mano con respecto al antebrazo, el antebrazo respecto al
brazo, la cabeza respecto al tronco, etc.), en cuya adopción
intervienen las piezas óseas del esqueleto, las articulaciones
(muñeca, codo, rodilla...), los músculos y los tendones.
Cuando un segmento corporal se mueve con respecto a otro
se forma un ángulo denominado ángulo articular. La amplitud
máxima que puede adoptar este ángulo varía de una
articulación a otra, y para una misma articulación depende del
eje (vertical, horizontal o transversal) considerado. Al ángulo
articular en su amplitud máxima se le denomina ángulo
articular máximo.
En la figura 6.5 se observa que el máximo ángulo que el brazo
puede adoptar en extensión es de 50°, mientras que en la
flexión éste puede llegar hasta los 180°.

Figura 6.5: Ángulos articulares máximos del hombro en los movimientos de


extensión y flexión.

Sin embargo, nuestra propia experiencia nos demuestra que,


cuando adoptamos estos ángulos articulares máximos, al cabo
de muy poco tiempo sentimos dolor y fatiga muscular en la
zona implicada. Por tal motivo, diversos investigadores han
tratado de establecer cuáles son los ángulos que pueden
adoptarse sin que exista un incremento de la fatiga muscular y
de riesgo de TME. Estos ángulos se denominan ángulos
articulares funcionales.
En la figura 6.6, y a título de ejemplo, se representan algunos
de estos ángulos.
Figura 6.6: Representación de algunos ángulos articulares funcionales.

6.4.2. Evaluación del riesgo derivado de las posturas de trabajo

Así pues, uno de los factores a considerar en la evaluación del riesgo derivado de
las posturas de trabajo es el valor de los ángulos articulares adoptados.

Para realizar esta evaluación es necesario:

1º) disponer de técnicas o instrumentos de registro del ángulo articular; y,

2º) disponer de valores de referencia con los que comparar los valores medidos o
estimados.

En referencia a este tema, en los últimos años se ha tratado de unificar criterios en


cuanto a las disposiciones legales sobre los valores de referencia, dada la gran
variedad existente hasta el momento. Fruto de ello es la elaboración de una serie
de normas ISO que recogen dichos valores y de las que se hablará
posteriormente.

Otro aspecto a tener presente durante la evaluación del riesgo por la postura de
trabajo son los apoyos existentes. Si durante la adopción de una postura con un
ángulo articular elevado, el segmento corporal está apoyado sobre una superficie,
la tensión ejercida en la articulación disminuye considerablemente, ya que el peso
soportado por ella es mucho menor. Por tanto, el riesgo derivado de la postura se
reduce aumentando el número de apoyos, por ejemplo, dotando al trabajador de
apoyabrazos.

De todo lo anterior, se deduce la importancia de un buen diseño del puesto de


trabajo: alturas y superficies de trabajo, un mobiliario que permita buenos apoyos,
una buena iluminación, entre otros.


6.4.3. El estatismo postural

En muchas situaciones, las actividades realizadas, y en especial la organización


del trabajo, imponen el mantenimiento prolongado de una misma postura de
trabajo. Esto, tal y como se ha visto, conlleva efectos circulatorios que con el
tiempo pueden llegar a desembocar en TME.

Uno de los problemas que se plantean en la evaluación del estatismo postural es:
¿a partir de cuánto tiempo una postura se puede considerar estática?

La respuesta es: depende de la intensidad de la contracción muscular. Cuanto


más forzada es una postura, es decir cuánto mayor es el ángulo articular, menor
es el tiempo que se podrá mantener.

La norma ISO 11226:2000/ Cor 1:2006: "Evaluación de las posturas del trabajo
estático" propone, para las inclinaciones de tronco y cabeza y para la abducción
del hombro, un criterio para establecer si la postura es estática.

Cuando existe estatismo postural, la actividad debe verse interrumpida con


pequeñas pausas que permitan el cambio de la postura y con ello, la recuperación
de la fatiga. La frecuencia de las pausas es directamente proporcional a la
intensidad de la contracción: cuanto más forzada sea la postura, más frecuentes
deben ser aquellas.

Además, se ha comprobado que, para prevenir o retrasar la aparición de la fatiga,


son mucho más eficaces las pausas cortas (de unos pocos minutos, e incluso,
segundos) y muy frecuentes, que las pausas largas pero separadas en el tiempo
varias horas.


6.4.4. Los trastornos musculoesqueléticos asociados a la aplicación de
fuerzas excesivas
Hace muchos años que se conocen bien los efectos sobre la columna vertebral
asociados a la manipulación manual de cargas, habiéndose propuestos métodos
bastante válidos para la evaluación del riesgo derivado, en especial, del
levantamiento o depósito de una carga.

También han sido propuestos valores límites para la aplicación de fuerzas de


empuje, tracción y torsión, tanto para trabajos dinámicos como estáticos. No
obstante, la determinación de la fuerza requerida o exigida en una actividad es
difícil de evaluar, ya que su registro obliga a disponer de equipos y técnicos
especializados.

Además, es difícil estimarla a partir de la opinión subjetiva del propio trabajador, ya


que las personas tendemos a subestimar las fuerzas intensas, cuando las
aplicamos muy a menudo, y a sobrestimar las ligeras.

6.4.5. Los trastornos musculoesqueléticos de las extremidades superiores

Desde hace unos años, existe una gran preocupación por el incremento de los
trastornos musculoesqueléticos de las extremidades superiores. Dichos trastornos
afectan principalmente a los tejidos blandos (músculos, tendones y nervios) y se
manifiestan precozmente como dolor, molestia o hormigueo en una parte del
cuerpo. Además, muchas de las veces, los dolores se dan por la noche, por lo que
las personas no los asocian con el trabajo que realizan.

En la literatura se encuentran diversos términos para definirlos: trastornos por


traumas acumulativos (traducción de cumulative trauma disorders, CTD, término
empleado en norteamérica), lesiones por esfuerzos repetitivos (repetitive strain
injuries, RSI, empleado en primer lugar por los australianos, y luego por otros
países), o lesiones por movimientos repetitivos, muy comúnmente empleado en
España y que ha sido muy cuestionado, ya que los factores causantes de este tipo
de trastornos son varios, y no sólo la repetición de un gesto o movimiento.

Entre los trastornos musculoesqueléticos más frecuentes figuran: el síndrome del


túnel carpiano, las tendinitis, la tenosinovitis de De Quervain, la epicondilitis, las
bursitis, las tenosinovitis y las artrosis.

Todos los TME de las extremidades superiores tienen las siguientes


características comunes:

- No son el resultado de lesiones súbitas o espontáneas, es decir, no son


accidentales.
- Son el resultado de la aplicación de tensiones mecánicas (microtraumatismos,
fuerzas, estiramientos, atrapamientos), pero mantenidas o repetidas durante
largos periodos;

- Pueden ser también el resultado de tensiones mecánicas aplicadas a estructuras


previamente dañadas o ya enfermas.

6.4.5.1. Factores asociados

Los mecanismos que causan los TME son muy complejos y comprenden diversos
factores, no sólo asociados a la carga física, sino también a aspectos
psicosociales y organizativos.

Ahora bien, mientras que en la manipulación manual de cargas se ha demostrado,


sin ningún género de dudas, la asociación entre el peso de la carga o la frecuencia
de la manipulación y el riesgo de lesión dorso-lumbar, en el caso de los TME de la
extremidad superior no están tan claros cuáles son los factores asociados, ni
cuánto contribuyen en la aparición del trastorno.

Además, la mayoría de los estudios confirman que es la acción combinada de


varios factores los que más determinan el riesgo de TME.

Se han clasificado los factores asociados a los TME en tres categorías:

- los que no cabe duda son factores causantes;

- los factores, que sumados a los anteriores, incrementan el riesgo; y,

- los factores que podrían estar asociados a los TME.

• Los factores que se han demostrado asociados a los TME son:

- Postura de los segmentos implicados. Ciertas tareas requieren que el


trabajador posicione los segmentos corporales de manera que formen ángulos
articulares muy amplios, lo que provoca una fuerte tensión tanto en las
articulaciones, como en las diferentes estructuras musculoesqueléticas. Por
ejemplo, brazos levantados por encima de los hombros, mano muy desviada en
relación al antebrazo, etc.

Diversos investigadores han establecido que la mala postura es un factor


importante en el desarrollo de los TME, considerando como postura indeseable
aquella que:
- sobrecarga el músculo o los tendones por la amplitud del ángulo articular
formado;

- sobrecarga las articulaciones por su asimétrica; por ejemplo, inclinaciones


laterales de cabeza o de tronco;

- es estática

- Fuerza ejercida. La fuerza que se requiere para realizar algunas actividades es


un factor crítico que contribuye al desarrollo de TME. Una fuerza que implique una
contracción muscular importante puede acompañarse de una disminución de la
circulación sanguínea a la zona, lo que origina la fatiga muscular. Si la exposición
es prolongada, puede ser causa de trastornos.

- Repetitividad de las acciones. Cuanto más repetitiva sea la tarea, más rápidas
y frecuentes serán las contracciones musculares, exigiendo de esta manera un
mayor esfuerzo al músculo y, consecuentemente, un mayor tiempo de
recuperación, aumentando la fatiga e impidiendo un riego sanguíneo adecuado.
De esta manera, las tareas con altos niveles de repetición pueden convertirse en
fuentes de TME aun cuando la fuerza requerida sea mínima y normalmente
segura.

- Tiempo de recuperación. Los músculos sujetos a trabajo estático requieren 12


veces el tiempo de la contracción para recobrarse completamente de la fatiga. Así,
los músculos de las extremidades superiores sólo pueden mantener un nivel de
contracción reducido sin que aparezca la fatiga.

En ausencia de suficiente tiempo para recobrarse, un trabajo estático prolongado y


excesivo podría debilitar las inserciones, ligamentos y tendones. Por el contrario,
los músculos envueltos en trabajos dinámicos son más resistentes a la fatiga, así
como a las posibles lesiones.

• Factores que, asociados a los anteriores, incrementan el riesgo:

- Temperatura fría. Las bajas temperaturas perjudican el trabajo del músculo y


disminuyen la destreza de la mano, haciendo que aumente la fuerza con que se
agarran los objetos.

- Herramientas que vibran. Las vibraciones localizadas en las extremidades


superiores son consideradas como un factor favorecedor de las patologías
musculoesqueléticas.

- Uso de guantes. El manejo de herramientas vibrátiles puede ser motivo de la


realización de una fuerza excesiva de agarre que puede ocasionar el incremento
de TME.
Los guantes pueden, en muchos casos, perjudicar el agarre de los objetos, lo que
da lugar a un aumento de la fuerza que realiza la mano para asir el objeto, con el
consecuente aumento de la fatiga muscular.

• Otros factores que podrían estar asociados a los TME:

- Duración de la exposición. La duración de la exposición es uno de los factores


más debatidos, ya que no se ha demostrado de manera concluyente en qué
medida se incrementa el riesgo con el aumento del tiempo de exposición.

- Trabajo muscular estático. Tampoco está clara la relación entre incremento del
riesgo de TME y duración e intensidad de la contracción isométrica, que tal y como
se ha comentado, se traduce en un trabajo estático. Existen autores que plantean
que con un 3% ó un 5% de la FMC ya hay un riesgo incrementado de padecer un
TME de la extremidad superior.

- Uso de la mano como herramienta. También, diferentes estudios han mostrado


los efectos nefastos de la utilización de la mano como una herramienta para
golpear, o del empleo de utensilios con superficies estrechas y/o duras que
ejercen compresiones importantes sobre los tendones, vasos sanguíneos y los
nervios de la palma de la mano o de los dedos; por ejemplo, el uso de tijeras,
originando una compresión de los nervios digitales (de los dedos).

6.4.5.2. Factores individuales

Entre los factores personales asociados a los TME, los que con más frecuencia se
citan son: el sexo, la antigüedad en el puesto, las patologías asociadas y el modo
de vida.

a) Sexo: las mujeres parecen estar más afectadas por los TME que los hombres,
y además, el riesgo aumenta con la edad, sobre todo a partir de los 40 años.

Algunos autores lo han atribuido a cambios hormonales debidos al consumo de


anticonceptivos, al embarazo o a la menopausia. Otros autores han cuestionado
esta explicación ya que, cuando la exigencia de la tarea es lo suficientemente
elevada como para anular otros factores, hombres y mujeres tienen riesgos
similares de padecer un TME.

b) Antigüedad en el puesto: diversos autores postulan que no existe relación


entre la duración de la actividad y los TME, basándose en la frecuencia de casos
que se dan en el primer año de trabajo en el puesto, al menos para cierto tipo de
TME. Esto es difícil de probar, ya que los trabajadores que no consiguen
"adaptarse" dejan rápidamente el puesto; mientras que los que se "adaptan"
continúan trabajando (lo que se conoce como el efecto del trabajador sano").
Además, generalmente se carece de datos sobre la historia laboral previa del
trabajador; es posible que las afecciones de muchos trabajadores nuevos sean
consecuencia de afecciones desarrolladas en puestos anteriores.

c) Patologías asociadas: ciertas enfermedades, como la gota, la hipertensión y


otras enfermedades cardiovasculares, contribuyen a potenciar el desarrollo de
TME.

d) Modo de vida: estar en buena forma física parece ser un factor que protege
contra los TME. Por el contrario, la obesidad, el tabaquismo y una alimentación
deficitaria en vitaminas B y C podrían favorecer la aparición de TME.


6.4.5.3. Factores psicosociales

El estrés puede estar asociado con los TME. Los conflictos en el trabajo
(resultantes de exigencias de trabajo elevadas, de un rol ambiguo, o de
obligaciones exageradas impuestas por los jefes) pueden sobrecargar los tejidos
blandos favoreciendo la aparición de TME. Una posible explicación es que el
estrés aumenta la tensión muscular por encima de la necesaria para realizar la
actividad.

Según ciertos autores, los trastornos cervico-braquiales (en cuello y hombros)


parecen estar provocados por la combinación de la fatiga muscular y mental
derivadas del trabajo.

6.5. Normativa1
En la actualidad, ISO y CEN tienen sendos grupos de trabajo
sobre Antropometría y Biomecánica encargados de la
elaboración de normas sobre, entre otros temas, la evaluación
de las posturas de trabajo, los límites recomendados para la
aplicación de fuerzas, la manipulación manual de cargas y las
zonas de alcance (tabla 6.3).

ISO
ISO 11226: Ergonomics - Evaluation of working postures
ISO 11228: Ergonomics: Manual Handling
ISO 11228-1:2003: Lifting and Carrying
ISO 11228-2:2007: Pushing, Pulling and Holding
ISO 11228-3:2007: Handling of low loads at high frequency
NORMAS EN
EN 1005: Safety machinery: Human physical performance
EN 1005-1:2001: Terms and definitions
EN 1005-2:2003: Manual handling of objects associated to machinery operation
EN 1005-3:2009: Recommended force limits for machinery operation
EN 1005-4:2009: Evaluation of working postures in relation to machinery
EN 1005-5:2007: Risk assessment for repetitive handling at high frequency

Tabla Normas ISO y EN en materia de


6.3. TME.
A continuación se proporciona una descripción de las normas
ISO, de ámbito más amplio que las normas EN, referidas estas
últimas exclusivamente a normas ergonómicas aplicables a
máquinas.
- ISO 11226: Ergonomics - Evaluation of static working
postures (Ergonomía- Evaluación de las posturas de trabajo
estáticas)
Este proyecto especifica los límites recomendados para
posturas de trabajo estáticas, con aplicación de fuerzas
mínimas o despreciables, para los que se ha tenido en cuenta
los ángulos articulares y la duración de su adopción.
Esta norma entiende por postura estática aquella postura de
trabajo mantenida más de cuatro segundos. Esto implica
variaciones ligeras o nulas de un nivel fijo de fuerza
desarrollado por los músculos y por otras estructuras del
cuerpo.
La norma parte del principio de que el trabajo debe permitir
suficientes cambios entre las posiciones sentada, de pie, y
andando. Las posturas forzadas, tales como arrodillado o en
puntillas, deberán evitarse tanto como sea posible.
El procedimiento de evaluación contempla dos fases. En la
primera, se evalúan los ángulos articulares adoptados por cada
segmento articular. La evaluación puede dar como resultado
"ACEPTABLE", "IR A LA FASE 2", o "NO RECOMENDADO".
Un resultado "aceptable" (A) significa que una postura es
aceptable sólo si existen cambios de posturas a lo largo del
trabajo. Un resultado "IR AL PASO 2" significa que deberá
considerarse también la duración de la postura. Las posiciones
extremas de las articulaciones deben ser evaluadas como "NO
RECOMENDADO" (NR).
En la tabla 6.4 se recogen, como ejemplo, los valores
propuestos para los ángulos de la articulación de la cabeza.

PASO N
A
2 R
1. Postura simétrica (sin giros/flexiones laterales)
No X
Sí X
2. Inclinación de la cabeza B
>85º X
25º - 85º sin apoyo total tronco: IR al punto 3 3
25º - 85º con apoyo total del tronco X
0º - 25º X
<0º sin apoyo total del tronco X
<0º con apoyo total del tronco X
3. Flexión/extensión cuello
>25º X
0º - 25º X
<0º X

Tabla Valores propuestos por ISO para la postura de la


6.4. cabeza.


Si la evaluación hecha en el paso 1 da como resultado "IR


AL PASO 2", se tendrá que medir el tiempo de mantenimiento
continuado de la postura (figura 6.7). Por ejemplo, si la
inclinación de la cabeza fuera de 50º, no estaría
recomendado mantenerla más de 5 minutos.

Figura 6.7: Paso 2: evaluación del tiempo de mantenimiento de la postura



- ISO 11228: Ergonomics: Manual Handling (Ergonomía:


Evaluación de la manipulación manual)
Esta norma tiene tres partes; la primera, referida al
levantamiento y transporte; la segunda, sobre el empuje, la
tracción y el sostenimiento; y la tercera, sobre la manipulación
de cargas de bajo peso a elevada frecuencia.
1
En España sólo existe una norma jurídica que regule algún aspecto de la
carga física: el Real Decreto 487/1997 por el que se establecen
disposiciones mínimas de Seguridad y Salud relativas a la manipulación
manual de cargas. Para la evaluación de otros aspectos, como posturas o
esfuerzos, tendremos que acudir a lo que recojan las normas técnicas
españolas o internacionales, tal como establece el Reglamento de los
Servicios de Prevención (R.D. 39/1997).

Capítulo 7 .- Manipulación
manual de cargas
OBJETIVO
- Dar a conocer la importancia de la accidentabilidad por manipulación manual de cargas y s

7.1. Introducción

La manipulación manual de cargas es una tarea bastante frecuente en muchos


sectores de actividad, desde la industria pesada hasta el sector sanitario, pasando
por todo tipo de industrias y servicios.

Es responsable, en muchos casos, de la aparición de fatiga física, o bien de


lesiones, que se pueden producir de una forma inmediata o por la acumulación de
pequeños traumatismos aparentemente sin importancia. En este sentido, pueden
lesionarse tanto los trabajadores que manipulan cargas regularmente como los
trabajadores ocasionales.

Las lesiones más frecuentes son, entre otras: contusiones, cortes, heridas,
fracturas y sobre todo lesiones músculo-esqueléticas. Se pueden producir en
cualquier zona del cuerpo, pero son más sensibles los miembros superiores, y la
espalda, en especial en la zona dorsolumbar. Estas lesiones dorsolumbares
pueden ir desde un lumbago a alteraciones de los discos intervertebrales (hernias
discales) o incluso fracturas vertebrales por sobreesfuerzo.

Estas lesiones, aunque no son mortales, pueden tener larga y difícil curación, y en
muchos casos requieren un largo período de rehabilitación, originando grandes
costes económicos y humanos, ya que el trabajador queda muchas veces
incapacitado para realizar su trabajo habitual y su calidad de vida puede quedar
deteriorada.

En respuesta a esta problemática, la Unión Europea adoptó, en 1990, la Directiva


90/269/CEE1.

1
Se transpone al derecho español por medio del R.D. 487/1997, de 14 de abril sobre las
disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la manipulación manual de cargas que
entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para los trabajadores. Este Real Decreto, en su
Disposición final primera, encomienda al INSHT la elaboración de una Guía Técnica para la
evaluación y prevención de los riesgos derivados de la manipulación manual de cargas, que
permita clarificar los contenidos del Real Decreto 487/1997 e identificar las tareas o situaciones
donde exista un riesgo no tolerable, y por tanto, deban ser mejoradas o rediseñadas, o bien
requieran una evaluación más detallada realizada por un experto en Ergonomía. Esta Guía Técnica
se puede consultar en el campus virtual.

7.2. Método para la evaluación y


prevención de los riesgos relativos a
la manipulación manual de cargas

El método para la evaluación y prevención de los riesgos relativos a la


manipulación manual de cargas ha sido diseñado para evaluar los riesgos
derivados de las tareas de levantamiento y depósito de cargas en postura "de
pie".

El empresario puede llevar a cabo la evaluación de los riesgos bien personalmente


o a través de los recursos internos o externos correspondientes, siempre y cuando
el que la efectúe disponga de la cualificación adecuada para ello, es decir, los
técnicos prevencionistas de nivel intermedio o superior.

Los casos en que será necesario realizar una evaluación más detallada son:

- En las tareas que no se realicen en postura "de pie" (de rodillas, sentado...).

- En los puestos de trabajo con manipulación manual de cargas "multitareas",


donde las tareas que se efectúan son muy diferentes unas de otras, variando
sustancialmente los pesos de las cargas manipuladas, la posición de las cargas
con respecto al cuerpo, las frecuencias con que se manipulan, etc.

- En las tareas que conlleven un esfuerzo físico adicional importante, debido a la


realización de otras tareas con demandas físicas importantes.

- En situaciones poco usuales en general, que generen dudas a la hora de realizar


la evaluación o sean difíciles de evaluar en sí mismas.

El método que se explicará a continuación pretende ser sencillo, y aplicable a la


mayoría de las situaciones de manipulación manual de cargas. No trata de recoger
todas las situaciones que se puedan presentar, ya que esa circunstancia
complicaría el método y dificultaría en gran medida su aplicabilidad.

En cualquier caso, incluso si el método no es enteramente aplicable, puede servir


de guía para la prevención del riesgo, ya que permite identificar y actuar sobre los
factores que no se encuentran en condiciones favorables. Consta de dos
apartados: factores de análisis y procedimiento para la evaluación.
7.2.1. Factores de análisis
Se recogen treinta factores de análisis1, donde se estudian las
posibles consecuencias en caso de que las condiciones no
sean ideales, y se proporcionan indicaciones acerca de cuáles
son los rangos o valores en los que se deben encontrar, así
como sugerencias acerca de las medidas preventivas que se
puedan tomar para que no influyan de forma negativa. Es
importante consultarlos antes de llevar a cabo la evaluación y
decidir cuáles son las medidas correctoras más adecuadas.
Estos factores son los siguientes:
1. El peso de la carga
El peso de la carga es uno de los principales factores a la hora
de evaluar el riesgo en la manipulación manual.
¿Qué cargas pueden entrañar riesgos? A efectos prácticos
podrían considerarse como cargas los objetos que pesen más
de 3 kg.
En la tabla 7.1 se muestran los valores máximos de peso en
condiciones ideales; ahora bien, si no se dan estas condiciones
ideales, estos límites de peso se reducirán, tal y como se verá
más adelante.

PESO FACTOR %
MÁXIMO CORRECIÓN PR
En general 25 Kg. 1 85
Mayor protección 15 Kg. 0,6 95
Trabajadores entrenados (situaciones
40 Kg 1,6 Da
aisladas)

Tabla
Peso recomendado de las cargas en condiciones ideales de levantamiento.
7.1.
- Mayor protección: si las poblaciones expuestas son mujeres,
trabajadores jóvenes o mayores, o si se quiere proteger a la
mayoría de la población, no se deberían manejar cargas
superiores a 15 kg. Con ello se protegería al 95% de la
población trabajadora sana, y a un 90% de mujeres,
trabajadores jóvenes y mayores.
- Trabajadores sanos y entrenados: en circunstancias
especiales, los trabajadores sanos y entrenados físicamente
podrían manipular cargas de hasta 40 kg, siempre que la tarea
se realice de forma esporádica y en condiciones seguras. No
hay datos disponibles sobre la población protegida con estos
valores de carga, aunque lógicamente será mucho menor.
En estos casos se debe prestar especial atención a la
formación, el entrenamiento y la vigilancia de la salud de los
trabajadores.
Estos pesos recomendados son para condiciones ideales. La
combinación del peso con otros factores, como la postura, la
posición de la carga, etc., va a determinar que estos pesos
recomendados estén dentro de un rango admisible o, por el
contrario, supongan todavía un riesgo importante para la salud
del trabajador.
2. La posición de la carga con respecto al cuerpo
En esta posición intervienen dos variables combinadas: la
distancia horizontal (H) y la distancia vertical (V).
A mayor distancia horizontal H, mayor alejamiento de las
cargas respecto al centro de gravedad del cuerpo del
trabajador, aumentando las fuerzas compresivas que se
generan en la columna vertebral.
El peso teórico que no se recomienda sobrepasar, en función
de la zona en que se manipula, viene dado por la figura 7.1.
Figura 7.1: Representación del peso teórico máximo recomendable en
función de la altura en que se manipula.

El mayor peso teórico recomendado es de 25 kg, que


corresponde a la posición de la carga más favorable, es decir,
pegada al cuerpo, a una altura comprendida entre los codos y
los nudillos.
Este esquema es para la opción general de 25 kg; si se ha
elegido otra opción ("mayor protección" o "trabajadores
entrenados"), el valor proporcional a la opción elegida vendrá
dado por la figura 7.2.
Figura 7.2: Empleo del factor de corrección correspondiente para la
determinación del peso a manipular, según las características de las
personas que manejen la carga.


Cuando se manipulen cargas en más de una zona, se tendrá


en cuenta la más desfavorable, para mayor seguridad.
3. El desplazamiento vertical de la carga
El desplazamiento vertical de una carga es la distancia que
recorre la misma desde que se inicia el levantamiento hasta
que finaliza la manipulación.
El valor ideal es menor o igual a 25 cm, siendo aceptables los
desplazamientos comprendidos entre la "altura de los hombros
y la altura de media pierna". No se deberían manejar cargas
por encima de 175 cm, que es el límite de alcance para muchas
personas. Es mejor evitar los desplazamientos que se realicen
fuera de estos rangos, por tanto, las tareas de almacenamiento
se deberían organizar de forma que los elementos más
pesados se almacenen a la altura más favorable, dejando las
zonas superiores o inferiores para los objetos menos pesados.
También pueden ser muy útiles las mesas elevadoras.
Cuando el desplazamiento vertical de la carga no se encuentra
en condiciones favorables, el peso teórico recomendado
deberá reducirse multiplicando por un coeficiente reductor, que
variará de 0 a 1, siendo 0 el valor más desfavorable, y 1 la
situación ideal. Lo mismo sucederá con los tres factores
siguientes.
4. Los giros del tronco
Los giros del tronco aumentan las fuerzas compresivas en la
zona lumbar.
Se puede estimar el giro del tronco determinando el ángulo que
forman la línea que une los talones con la línea de los hombros
(figura 7.3).

Figura 7.3: Ángulo que forman los talones con los hombros.


Siempre que sea posible, debe existir suficiente espacio


para evitar girar el tronco por falta de espacio. En este
contexto, es importante la formación del trabajador para evitar
malas prácticas en el levantamiento.
5. Los agarres de la carga
Al manipular una carga, se pueden dar los siguientes tipos de
agarres:
- Agarre bueno: si la carga tiene asas u orificios recortados, u
otro tipo de agarres con una forma y tamaño que permita un
agarre confortable con toda la mano, permaneciendo la
muñeca en una posición neutral, sin desviaciones ni posturas
desfavorables (figura 7.4).

Figura 7.4: Agarre bueno.


- Agarre regular: si la carga tiene asas o hendiduras no tan


óptimas, de forma que no permitan un agarre tan confortable
como en el apartado anterior. También se incluyen aquellas
cargas sin asas que pueden sujetarse flexionando la mano
90º alrededor de la carga (figura 7.5).

Figura 7.5: Agarre regular.


- Agarre malo: si no se cumplen los requisitos del agarre


medio.

Figura 7.6: Agarre malo.


6. La frecuencia de la manipulación


Una frecuencia elevada en la manipulación manual de las
cargas puede producir fatiga física y una mayor probabilidad
de sufrir un accidente, al ser posible que falle la eficiencia
muscular del trabajador.
La frecuencia ideal para manipular cargas es menor o igual a
1 vez cada 5 minutos (0.2 veces/minuto). No se recomienda
trabajar a una frecuencia superior a 15 veces/minuto.
Si se manipulan cargas frecuentemente, el resto del tiempo
debería dedicarse a actividades menos pesadas y que no
impliquen la utilización de los mismos grupos musculares, de
forma que sea posible la recuperación física del trabajador.
• 7. El transporte de la carga
Los límites de carga acumulada diariamente en un turno de 8
horas, en función de la distancia de transporte, no deben
superar los mostrados en la tabla 7.2.
DISTANCIA DE TRANSPORTE Kg/día TRANSPORTADOS
(metros) (máximo)
Hasta 10 m 10.000 Kg
Más de 10 m 6.000 Kg

Tabla Límites de carga en función de la distancia de


7.2. transporte.

Desde el punto de vista preventivo, lo ideal es no transportar


superior a 1 metro.


8. La inclinación del tronco


Si se inclina el tronco mientras se manipula una carga, se
generarán grandes fuerzas compresivas en la zona lumbar de
la columna vertebral. En esta situación, la inclinación puede
deberse tanto a una mala técnica de levantamiento, como a
una falta de espacio, fundamentalmente el vertical.
La postura correcta para manipular una carga es con la
espalda recta. Se evitará manipular cargas en lugares donde
el espacio vertical sea insuficiente
9. Las fuerzas de empuje y tracción
A modo de indicación general, no se deben superar los
siguientes valores:
- Fuerza inicial (para poner una carga en movimiento): 25 kp
- Fuerza sostenida (para mantener una carga en
movimiento):10 kp.
La zona ideal para aplicar la fuerza es entre la "altura de los
nudillos" y la "altura de los hombros".
• 10. El tamaño de la carga
Las cargas demasiado profundas aumentan la distancia
horizontal (H).
Las cargas demasiado anchas obligan a mantener posturas
forzadas de los brazos y no permiten un buen agarre.
En la figura 7.7 se ilustra el tamaño máximo recomendable
para una carga.

Figura 7.7: Tamaño máximo recomendable para una carga.


11. La superficie de la carga


La superficie de las cargas no será resbaladiza, ni tendrá
elementos peligrosos que puedan generar riesgos de lesiones.
12. La información acerca de su peso y su centro de
gravedad
Las cargas, si es posible, deberían ir marcadas con
indicaciones de su peso y su centro de gravedad. En caso de
no ser así, es conveniente que al menos el empresario informe
al trabajador de los pesos de las cargas manipuladas y de la
situación o características de su centro de gravedad, sobre
todo si éste último puede moverse o está descentrado.
13. El centro de gravedad de la carga descentrado o que
se pueda desplazar (figura 7.8)

Figura 7.8: Centro de gravedad de la carga.


21. Las condiciones termohigrométricas
Se recomienda que la temperatura se encuentre en el rango
de 14°- 25°C y la humedad relativa del aire entre el 30 y el 70%.
24. Las vibraciones
Las vibraciones pueden producir lesiones dorsolumbares. Por
tanto, si un trabajador que manipula cargas está sometido a
vibraciones, aunque no coincidan con las tareas de
manipulación, existirá un riesgo de lesión dorsolumbar
añadida.
28. Las tareas que requieren capacidades físicas
inusuales del trabajador
Los trabajadores con un historial de molestias o lesiones
lumbares, u otro tipo de patologías importantes, pueden tener
más facilidad para sufrir lesiones. Es importante en estos casos
la vigilancia de la salud de los mismos.
El resto de factores son:
14. Los movimientos bruscos o inesperados de las
cargas
15. Las pausas o periodos de recuperación
16. El ritmo impuesto por el proceso
17. La inestabilidad de la postura
18. Los suelos resbaladizos o desiguales
19. El espacio insuficiente
20. Los desniveles de los suelos
22. Las ráfagas de viento fuertes
23. La iluminación deficiente
25. Los equipos de protección individual
26. El calzado
27. Las tareas peligrosas para las personas con
problemas de salud
29. Las tareas peligrosas para las mujeres embarazadas
30. La formación e información insuficientes
1
Se trata de los mismos "factores de riesgo" contemplados en el Anexo del
Real Decreto 487/1997, pero agrupados de forma diferente para facilitar el
proceso de evaluación.

7.2.2. Procedimiento para la evaluación

Tiene como finalidad analizar el puesto de trabajo, para evaluar la posible


existencia de riesgo debido a la manipulación manual. Consiste en un soporte de
cuatro fichas:

- Ficha 1: recogida de datos.

- Ficha 2: cálculo del peso aceptable.

- Ficha 3: evaluación del riesgo.

- Ficha 4: medidas correctoras.

7.2.2.1. Ficha 1: recogida de datos

Constituye la ficha soporte que se rellena para recoger los


datos necesarios para realizar la evaluación del riesgo. Está
constituida por tres partes:
- F1A: Datos de la manipulación
- F1B: Datos ergonómicos
- F1C: Datos individuales
F1A: Datos de la manipulación
En ésta se recogen los datos cuantificables que serán
necesarios para realizar la evaluación (figura 7.9).
Figura 7.9: Ficha 1: Recogida de datos.

1) Peso real de la carga: se anotará el peso real que tiene la


carga que se manipula.
2) Datos para el cálculo del peso aceptable: valor de
referencia límite que no se recomienda sobrepasar, y que se
comparará con el peso real de la carga que se manipula en esa
tarea.
Se anotará el valor del factor de corrección que corresponda a
la situación concreta de la manipulación.
3) Peso total transportado diariamente: se anotará el peso
acumulado que transporta diariamente el trabajador.
4) Distancia de transporte: se anotará la distancia recorrida
mientras se manipulan las cargas.
F1B (Datos ergonómicos)
Incluye los puntos 8 al 24 de los factores de análisis y, aunque
en el apartado se proporcionan recomendaciones acerca de
los valores que no se deben superar, y se proponen medidas
preventivas para minimizar sus efectos, no se conoce a ciencia
cierta como influyen y se combinan, desde el punto de vista
matemático, en la reducción de los valores del peso aceptable.
En algunos casos hay que hacer una valoración subjetiva de
los mismos. La contestación a las preguntas es SI o NO, siendo
SI, posible riesgo (tabla 7.3).

SN
F1B) DATOS ERGONÓMICOS
I O
- ¿Se inclina el tronco al manipular la carga?
- ¿Se ejercen fuerzas de empuje o atracción elevadas?
- ¿El tamaño de la carga es mayor de 60 x 60 x 60 cm?
- ¿Puede ser peligrosa la superficie de la carga?
- ¿Se puede desplazar el centro de gravedad?
- ¿Se pueden mover las cargas de forma brusca o inesperada?
- ¿Son insuficientes las pausas?
- ¿Carece el trabajador de autonomía para regular su ritmo de trabajo?
- ¿Se realiza la tarea con el cuerpo en posición inestable?
- ¿Son los suelos irregulares o resbaladizos para el calzado del trabajador?
- ¿Es insuficiente el espacio de trabajo para una manipulación correcta?
- ¿Hay que salvar desniveles del suelo durante la manipulación?
- ¿Se realiza la manipulación en condiciones termohigrométricas extremas?
- ¿Existen corrientes de aire o ráfaga de viento que puedan desequilibrar la carga?
- ¿Es la deficiente la iluminación para la manipulación?
- ¿Está expuesto el trabajador a vibraciones?

Tabla Cuestionario de datos


7.3. ergonómicos.


F1C (Datos individuales)


Incluye los puntos 25 a 30 de los factores de análisis (tabla
7.4).

F1B) DATOS INDIVIDUALES


- ¿La vestimenta o el equipo de protección individual dificultan la manipulación?
- ¿Es inadecuado el calzado para la manipulación?
- ¿Carece el trabajador de información sobre el peso de la carga?
- ¿Carece el trabajador de información sobre el lado más pesado de la carga o sobre su cen
- Es el trabajador especialmente sensible al riesgo (mujeres embarazadas, trabajadores con
dorsolumbares, etc?
- ¿Carece el trabajador de información sobre los riesgos para su salud derivados de la mani
cargas?
- ¿Carece el trabajador de entrenamiento para realizar la manipulación con seguridad?


7.2.2.2. Ficha 2: cálculo del peso aceptable

A partir de los datos de campo recogidos en la ficha F1A


(Recogida de datos, Datos de la manipulación), se calcula el
valor del peso aceptable para esa tarea de manipulación
(figura 7.10).

Figura 7.10: Procedimiento de cálculo del peso aceptable.

El peso aceptable es un límite de referencia teórico, de forma


que si el peso real de las cargas transportadas es mayor que
él, muy probablemente se estará ante una situación de riesgo
no tolerable.
Una vez calculado este valor, se procede a la evaluación del
riesgo.
7.2.2.3. Ficha 3: evaluación del riesgo

Tal y como se ilustra en la figura 7.11, esta ficha tiene cuatro


pasos:
Figura 7.11: Evaluación del riesgo.


1) Primer paso: ¿el peso de la carga es superior a 25 kg?


(También se pueden usar las opciones de 15 kg ó de 40 kg.)
Si las cargas son mayores que estos pesos recomendados, la
evaluación lleva a Riesgo no tolerable.
2) Segundo paso: ¿el peso de la carga es mayor que el
peso aceptable?
Si el peso real es mayor que el peso aceptable para esa
manipulación, la evaluación nos llevará a riesgo no tolerable.
3) Tercer paso: la evaluación sigue dos caminos:
- Si se transporta la carga una distancia menor de 10 m, no se
deberían superar los 10.000 kg de peso acumulado a lo largo
de la jornada.
- Si se transportan las cargas más de 10 m, no se deberían
superar los 6.000 kg de carga acumulada.
4) Cuarto paso: se valora si se encuentran en condiciones
adecuadas los datos ergonómicos y los datos
individuales.
El evaluador debe valorar si estos factores generan riesgos
inaceptables, o simplemente no son suficientes para pensar
que el riesgo es no tolerable, aunque en futuras acciones
preventivas se deban tener presentes, así como en los
programas de entrenamiento, y en la vigilancia médica.

7.2.2.4. Ficha 4: medidas correctoras

Si la evaluación final indica que existe un riesgo no tolerable


por manipulación manual de cargas, se deberá usar esta ficha
(tabla 7.5), previo estudio atento de las fichas anteriores; por
ejemplo, comprobando qué factores de los que se encuentran
en los datos para el cálculo del peso aceptable son los más
desfavorables. Análogamente en cuanto a los datos
ergonómicos y a los datos individuales.

FICHA 4: MEDIDAS CORRECTORAS


Cumplimentar solo en el caso de que el resultado de la
evaluación sea "riesgo no teolerable"
1...........................................................................................................................
2...........................................................................................................................
3...........................................................................................................................
4...........................................................................................................................
5...........................................................................................................................

Fecha de la evaluación.........................................................
Fecha de la siguiente
evaluación............................................
Tabla Impreso de medidas
7.5. correctoras.


Posiblemente, la actuación sobre algunos factores hará que


los restantes puedan desaparecer o reducirse
considerablemente, ya que muchos estarán relacionados
entre sí.
Por tanto, se deberán proponer prioritariamente aquel tipo de
medidas que más contribuyan a la eliminación o reducción del
riesgo, debido a la manipulación manual de cargas, al nivel
más bajo que sea razonablemente posible. Entre otras se
proponen las siguientes:
- Utilización de ayudas mecánicas.
- Reducción o rediseño de la carga (reduciendo su tamaño o
su peso, o rediseñando la carga, de manera que tenga una
forma regular, e incluso, dotándola de asas que faciliten el
agarre).
- Organización del trabajo. Para ello, intentará que la
manipulación sea más fácil, organizando las tareas de forma
que se eviten giros, inclinaciones, estiramientos, empujes, etc.,
innecesarios. Sería conveniente organizar las operaciones de
almacenamiento de forma que los objetos más ligeros se
coloquen en los estantes más altos o más bajos, dejando los
estantes centrales para los objetos más pesados. También
podrá, por ejemplo, diseñar períodos de descanso apropiados,
de forma que la exposición al riesgo por parte de los
trabajadores se reduzca. La rotación de tareas es también muy
interesante, ya que reduce la exposición del trabajador
(siempre que las restantes tareas no impliquen gran actividad
física o los mismos grupos musculares y articulaciones). En
cualquier caso, estas soluciones no deben sustituir un buen
diseño del puesto de trabajo.
- Mejora del entorno de trabajo, evitando, por ejemplo, los
desniveles, las escaleras, los espacios constreñidos o
insuficientes, las temperaturas extremadas, etc.
7.3. Ejemplo de aplicación
Un trabajador sano de 35 años debe recoger paquetes de 12
kg de peso, que llegan por una cinta transportadora situada a
la altura de sus caderas, y almacenarlos en unos estantes que
se encuentran situados a la altura del pecho del trabajador,
como se aprecia en la figura 7.12. La carga se manipula en
todo momento cerca del cuerpo.
Para realizar esta tarea, el trabajador debe girar el tronco 60º
con respecto a los talones.
Los paquetes miden 75x70x70 cm y no tienen asas, pero se
pueden sujetar de forma que los dedos formen un ángulo de
90º con la palma de la mano.
La frecuencia de manipulación es de 4 veces por minuto, y la
jornada de trabajo es de 8 horas diarias, con una pausa a la
mitad de la jornada de 1/2 hora.
La tarea se lleva a cabo en una nave que no está aclimatada,
por lo que la temperatura varía mucho con los cambios de
estación. El trabajador no ha sido entrenado en su tarea, no
conociendo los riesgos a los que está expuesto, y no ha
recibido formación en técnicas de levantamiento.
Evaluar el puesto de trabajo, y en el caso de existir riesgo,
introducir las medidas correctoras necesarias.

Figura 7.12: Disposición del trabajador en la manipulación de paquetes.


7.3.1. Solución del problema
Se seguirán los pasos del "Diagrama de decisiones", donde se
indica el procedimiento a seguir ante situaciones de trabajo en
las que exista manipulación manual de cargas. Como primera
premisa en este diagrama, se contempla la posibilidad de
eliminar los riesgos mediante la automatización de los
procesos. Si esto no fuera razonablemente posible, se
contemplaría la posibilidad de instalar ayudas mecánicas que
eviten la manipulación o al menos la reduzcan. En este caso,
habría que formar al trabajador en el uso de esas ayudas y
valorar si quedan riesgos residuales por manejo de cargas.
Si no son posibles estas soluciones, se deberán evaluar los
riesgos.
Como primer paso, se debe utilizar la ficha 1 (recogida de
datos), para plasmar todos los datos que puedan ser útiles para
la evaluación (figura 7.13).
Figura 7.13: Ficha 1: Recogida de datos cumplimentada.


- El valor del desplazamiento vertical se puede considerar


comprendido entre 25 y 50 cm.
- El tipo de agarre es "regular", ya que los paquetes se pueden
sujetar flexionando la mano 90°.
- El trabajo real es 7.5 horas, es decir, 450 minutos diarios, que
a una frecuencia de 4 levantamientos/minuto, suponen 1800
levantamientos diarios.
- Como cada paquete pesa 12 kg, el peso total manipulado
será de 21600 kg. La distancia de transporte no se indica en el
enunciado del problema, pero no será superior a 0.5 m.
Una vez completada la ficha de recogida de datos, se
completará la ficha de datos ergonómicos y la ficha de datos
individuales (tablas 7.3 y 7.4).
A continuación, se procede a calcular el peso aceptable (figura
7.10).
Ahora se procede a determinar si el riesgo es o no tolerable
mediante la ficha de evaluación (figura 7.11).
En el caso de haber superado el segundo paso, se habría
llegado a una situación de riesgo no tolerable en el paso nº 3,
ya que la carga transportada diariamente (21600 kg) es muy
superior a la recomendada como tope máximo, que son 10000
kg.
También, en el paso nº4 habría posibles situaciones de riesgo,
ya que en la ficha 1B hay factores que no se encuentran en
condiciones ideales, como son el tamaño de la carga, el ritmo
elevado y las pausas insuficientes, las condiciones
ambientales extremas y la falta de formación e información.
Luego el resultado de la evaluación es RIESGO NO
TOLERABLE.

7.3.1.1. Posibles medidas correctoras


El factor más desfavorable en esta tarea es la elevada frecuencia de manipulación
de los paquetes, como se puede observar en la ficha nº 2, ya que el factor de
reducción que se aplica para dicha frecuencia es 0.45, que equivaldría a reducir el
peso recomendado de la carga a la mitad.

Por esta razón, una posible medida prioritaria sería reducir la frecuencia de
manipulación de los paquetes. Si se redujera la frecuencia a 1 vez/minuto, el factor
de reducción para la frecuencia sería 0.75 y, por tanto, el peso aceptable sería
9.85 kg.

Aún después de esta mejora en la situación, se observa que este valor del peso
aceptable es menor que el peso real de la carga, por lo que se deberían seguir
implantando medidas correctoras.

Existe otro factor que reduce el peso aceptable en un 20%: los giros que realiza el
trabajador al manejar las cargas. Si se "reestructura" el puesto de trabajo en el
sentido de que las estanterías y la cinta transportadora queden situadas de forma
que se puedan manipular los paquetes sin efectuar giros, y se instruye al
trabajador de manera que sepa que es preferible mover los pies de manera que
cambie de posición el conjunto del cuerpo, en vez de efectuar un giro del tronco, el
factor de reducción por el concepto de giro sería de 1 y, por tanto, el valor del peso
aceptable sería 13.33 kg.

En cualquier caso, no existe una única solución, las medidas correctoras que se
implanten serán aquellas más posibles, después de tener en cuenta la facilidad de
implantación, los recursos económicos de la empresa, etc.

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