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Si el consumo de nutrientes es adecuado como para cubrir todas las necesidades diarias
del organismo, así como para aumentar las necesidades metabólicas, el individuo se
encuentra en un estado nutricional óptimo, lo que favorece el crecimiento y el desarrollo,
conserva la salud, contribuye a la realización de las actividades diarias y ayuda a proteger
al organismo frente a la enfermedad.
Cuando la ingesta nutricional no satisface las necesidades de las personas para mantener
una salud optima, se produce un estado de carencia o exceso nutricional; gracias a que el
cuerpo humano posee ciertos mecanismos homeostáticos es posible la utilización de los
nutrientes para así mantener una salud adecuada.
Por otro lado, la valoración nutricional para llegar a ser completa y eficaz se debe tener
en cuenta los efectos de la inflamación sobre el estado de salud. La inflamación constituye
un importante protector del organismo frente a infecciones, enfermedades agudas,
traumatismo, toxinas, trastornos e incluso ante el estrés físico.
Las reacciones inflamatorias estimulan la liberación de citocinas y eicosanoides por parte
del sistema inmunitario, así como la síntesis de proteínas de fase aguda por parte del
hígado; estas citocinas reorientan la síntesis hepática de proteínas plasmáticas causando
la degradación de las proteínas musculares con el fin de satisfacer las necesidades
proteicas y energéticas, además en estos procesos inflamatorios se observa la disminución
de albúmina sérica, prealbúmina y transferrina.
Las citocinas además alteran la producción de eritrocitos y orientan las reservas de hierro
tanto de la hemoglobina como del sérico, es por esto que en los pacientes obesos existe
anemia.
El estado nutricional no solo refleja el poder de utilización de los nutrientes sino también
la relación que dicho estado mantiene con los procesos inflamatorios provocados por
diversos problemas patológicos.